》Introducción《
Junmyeon, vive solo con su madre, una mujer rencorosa y enferma de odio mezclado con fanatismo terminando en una homofobia insana y sumamente marcada.
La madre fue abandonada por su esposo, padre de Junmyeon, cuando este tenía solo 4 años, la dejó porque después de años pudo aceptar quien era y pudo tener el coraje de rebelarse para alcanzar la felicidad al lado de quien amaba, un hombre.
Aquello desconcertó y enfureció a la madre, quien para su "mala suerte" no solo las características físicas de su padre le fueron otorgadas sino también su pecado, aquello la carcomía y enfermaba, no podía aceptarlo, haría todo lo que pudiera para exterminar el pecado de la vida de Junmyeon, fuera como fuera.
***
Desde que Junmyeon era niño, la madre notó un comportamiento particular en él, lo cual la hizo preocuparse, pero la alerta roja, lo que realmente la hizo ver que su hijo estaba poseído por Lucifer fue haberlo atrapado besando a otro chico, cuando este tenía solo 10 años.
Aquello la hizo enfadar enormemente, tanto que lo tomó del brazo y a rastras lo llevó a casa, el calvario estaba por comenzar.
Junmyeon suplicaba piedad, desconocía lo que su progenitora estaba por hacer después de haber descubierto su pequeño pero abominable secreto.
Furiosa, la mujer de unos 45 años, tomó el brazo del pequeño por segunda vez, como si fuese el mismísimo diablo en persona, comenzó a gritarle y amenazarlo de todas las maneras posibles, a decir cosas que una madre no debe decirle nunca a su hijo, además de algunos -mi alma no podrá ascender al cielo junto con mi Señor gracias a la aberración que mis ojos acaban de presenciar, gracias a que mi propio hijo lleva al diablo dentro, ahora ¿qué dirá la gente? todos se enterarán, creerán que yo consiento y celebro este tipo de comportamiento, seré señalada, el padre ya no me permitirá ingresar al templo, todo por... ti- Junmyeon odiaba escuchar aquellas palabras, más aún porque su madre solo pensaba en si misma, en "su alma" y su Dios, el cual solo lo castigaba.
El juego inocente que fue haberse dado un beso con su amigo desencadenó en su madre una locura irascible digna de una película de horror.
Junmyeon, a pesar de ser pequeño y en cierta forma desconocer lo que estaba sintiendo, trató de mantenerlo en secreto, solo lo sabía el pequeño castaño que había besado minutos antes. Pero justo aquella tarde de verano, la madre los vio a ambos chicos en una de las bancas del centro comercial.
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La madre tomó un cinturón y su rosario, uno en cada mano, el azabache al ver ambos objetos en las manos de la mujer frente a él, temblaba, estaba aterrado, desconocía a la persona que estaba mirando.
-Junmyeonnie~ es hora de rezar por nuestras almas-
Junmyeon sintió su espalda arder, el primer correazo, la voz de su madre cantando los misterios después de diez Ave María, cada bolita, además de ser una oración a la madre de Jesús, era un correazo en la blanca espalda del pequeño azabache, el cual lloraba de dolor, al final de cada correazo su madre decía -tranquilo mi amor, ya pasará, el demonio se está alejando de ti, sé que duele mi amor, pero solo así nos aseguraremos de que nunca vuelva a ti- mientras más avanzaba la oración, más dolía, parecía que el rosario de esa tarde duraría para siempre.
-Lo ves mi amor, ya terminó, el diablo nunca más atormentará tu alma, yo sé que no eres un pecador, solo que esos amigos... ellos te alejan de Dios, nuestro salvador, no los verás más, en especial a ese Luhan, él debe haberte obligado, yo no te crié así, tu eres un chico bueno, mi amor-
Junmyeon solo asintió en silencio, conteniendo las lágrimas y sus ganas de arrojarse al suelo por el cansancio de estar arrodillado más el dolor de los correazos; por su cabeza pasó Luhan, su amigo de la escuela, el cual inexorablemente ya no vería, no sentía nada especial, solo despertó la curiosidad en ambos, y se dio lo prohibido.
La madre fue drástica, vendió la casa, y contra su voluntad, se llevó a su pequeño a la capital, allí estaría lejos de esas amistades malsanas, además de que había una inmensa cantidad de templos en la ciudad, estaría lejos del pecado. O eso pensaba.
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Los años pasaron, Junmyeon era un universitario talentoso y dedicado, con un futuro brillante frente a él, con solo 18 mayos, ya estaba cursando el 1er ciclo de su carrera soñada, medicina, también, contaba con ofertas de las mejores universidades del país para estudiar la misma además de oportunidades en el extranjero...
Tristemente, Jun no tiene muchos amigos, ya que no podía salir a fiestas o eventos de ningún tipo, tampoco es que él los quiera, era feliz con JongDae, su mejor y único amigo.
Ambos se conocieron cuando el azabache llegó a la capital, eran muy cercanos, compartían todo,experiencias, sueños, metas, aficiones, todo, y algunas veces información algo privada.
El problema era que no casi no lo veía, ya que su facultad estaba lejos del castaño, JongDae estudiaba ingeniería, y lamentablemente aquella quedaba casi al otro lado de la casa de estudios. Verse era cuestión de suerte
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Él era el único que sabía de los sentimientos del azabache, nunca se sintió oprimido ni discriminado con él, ya que, JongDae también era homosexual. Además de miles de otras cosas que ambos jóvenes compartían, por ejemplo, el ser parte de familias rotas y de paso extremadamente religiosas.
El azabache disfrutaba los momentos que pasaba en la universidad, tenía un buen amigo que lo hacía olvidar el infierno que vivía a partir de la hora de salida, clases excepcionales con profesores increíbles...
Pero gracias a las buenas referencias de sus profesores, pudo convencer a su madre de permitirle quedarse en la biblioteca a estudiar, lo cual retrasaba su regreso a casa y hacia que sus conocimientos crecieran.
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Durante los ocho largos años transcurridos después de la mudanza, la mujer vigilaba a su hijo como un policía, algo sumamente estresante; lo llevaba y recogía de la escuela; no dejaba que saliera solo, siempre estaba con él, además de que las oraciones y castigos se incrementaron, cada día, amanecía con un nuevo moretón, todo por una sed enfermiza de querer "curar" a su hijo auque este ocultara demasiado bien su homosexualidad, para la madre era simplemente teatro porque ella se rehusaba a olvidar y superar aquél suceso del pasado.
Una de las cualidades de Junmyeon es la perseverancia, se propuso obedecer y nunca discutirle a su madre, estudiar muchísimo, nunca mostrarle nada que pudiese hacerla dudar, si no podía conseguir su cariño o su amor, conseguiría su confianza y aprovecharía cada oportunidad que se presentara para poder salir.
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Pero había algo que nadie sabía, nadie además de JongDae, alguien le había devuelto algo que desde aquel fatídico verano 8 años antes había desaparecido del corazón del pequeño azabache, alguien que le devolvió la felicidad, las ganas de vivir, las ganas de reír y sonreirle al mundo.
Alguien, sin saberlo, le dio color al mundo otra vez y pintó para él un gran paisaje lleno de ilusión.
Junmyeon lo veía todos los días, a las 9 am pasaba por su salón, pedía a todos que sacaran sus cuadernos y sus libros, era frío al hablar, pero cuando reía el cielo se aclaraba y el sol brillaba. Daba su clase de Anatomía los jueves, explicaba con bastante dedicación y detalle cada concepto, cada sistema, cada tejido, sus clases eran las mejores.
La mayoría de las veces iba de traje, pero existían pequeñísimas oportunidades en las que lo pudo ver vistiendo ropa normal.
Era un hombre alto y delgado, con ojos rasgados, algo fríos pero penetrantes, poseedores de una mirada que derretía a cualquiera y una sonrisa tan hermosa y brillante siempre adornada por tiernos hoyuelos.
Su nombre era Zhang Yixing, todos los alumnos lo conocen como Mr. Zhang, aunque algunos cometían el error de llamarlo por su nombre, ya que era muy joven, a sus cortos 25 años ya tenía una carrera terminada y una maestría, como el azabache, era un genio; pero odiaba las impertinencias, más a aún que por ser joven le resten autoridad, por ello era muy estricto y aveces algo gruñón.
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Pero, ¿acaso Yixing vería a su pequeño alumno con otros ojos? No había manera de saberlo, pero algo era seguro, Junmyeon no se rendiría, haría lo que estuviese a su alcance para conquistar a Mr. Zhang. Y cuando lo logre ¿Mr. Zhang aceptará a Junmyeon?
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