5. Criminal


Tenía quince años cuando lo conocí.

Era el chico malo del vecindario, un muchacho rebelde que se paseaba por las calles con su cigarrillo y alguna marca en el rostro y los nudillos, a veces incluso tenía sangre fresca en los labios rotos y siempre los lució con orgullo, como trofeos. Era callado, de expresión seria y fría, siempre parecía estar planeando algo, nunca lo vi sonreír por la calle.

Una vez lo escuché reír, pero no había nada de felicidad en esa risa.

Fue la primera vez que escuché su voz y recuerdo perfectamente como mis libros se cayeron de mis brazos y salí de ahí corriendo, preso de una nueva sensación asfixiante en el pecho.

Recuerdo también, que al siguiente día me devolvió personalmente mis libros una calle antes de mi casa. Estaba totalmente vestido de negro, tenía profundas ojeras y los ojos hinchados.

"Toma, Conejito." me dijo en voz baja, con un cigarrillo entre sus labios.

Y recibí los libros, casi intactos, con su número en la parte trasera de mi libro de Química.

No lo llamé, jamás. Después cambió su número y no tenía caso...

Tenía dieciséis años cuando me fugué de casa con él, en un auto robado, con un montón de dinero en el asiento trasero.

Brinqué el balcón de mi casa, me herí la rodilla, el me sostuvo entre sus brazos y me sonrió, antes de decirme "Buen chico".

Tenía dieciséis años cuando lo vi sonreír por primera vez y me enamoré del muchacho que me saludaba recargado en la pared de la cuadra antes de mi casa, siempre con su "Adiós, Conejito".

Y salté por el balcón, cuando escuché que me lanzó una piedra a la ventana y me dijo "Conejito, tengo prisa ¿Vienes?"

Esa noche terminamos contando dinero sentados en el capote del auto de alguien, ese que él había robado horas antes. Me contó sobre su padre, un alcohólico que lo golpeaba, con demasiadas deudas que él a diario trataba de pagar. Le debía a gente peligrosa, y le robó a gente peor para saldar la deuda de su padre y darle paz a su madre.

Ya no le importaba morir, sólo quería que su madre descansara en paz después de morir angustiada y cansada. Estaba sonriendo, resignado, mirando hacia el cielo.

"No podía morir sin pasar una noche con mi Conejito" y cerró los ojos, antes de reírse de nuevo como aquella tarde en la que lo escuché por primera vez, después del funeral de su madre. "Me van a matar cuando lo sepan."

Y yo lo besé, me deje ir entre sus brazos y sus sollozos, sus susurros y sus súplicas y me enamoré de él cuando despertamos enredados, dentro del Audi de Mike, el tipo que quiere matarlo.

Y jamás volví a casa, no me arrepiento, pero si pudiera ir a besarte la frente de nuevo, lo haría.

Tenía dieciocho años cuando me dije a mi mismo que estaba bien, que huir de ciudades y dormir en el auto estaba bien. Que tener detrás siempre a alguien dispuesto a vengar, apuntándole a la cabeza con un arma estaba bien, que la lista que cargaba en sus hombros estaba bien, porque todos eran hombres malos y él solo trataba de protegerme.

Me dije que estaba bien hacer el amor como si fuese el fin del mundo en el cuarto de un Motel en la frontera, huyendo de alguien con intenciones de atravesarnos el pecho. Estaba bien escucharlo decir que me amaba, estábamos bien juntos. Está bien, él está conmigo.

Tenía veinte años cuando me dio un anillo de oro blanco, cuando despertábamos desnudos entre sábanas de seda árabe y almohadas finas, cuando él era respetado y temido y seríamos un matrimonio lleno de amor, pasión y lealtad. Porque lo amé dentro de un auto robado, lo amé en un motel que era nuestro palacio, lo amé en una mansión y lo amaré bajo un puente, en la absoluta de las miserias, sólo lo amaré por ser él.

Mamá, lo amo. Voy a casarme y está bien. Sé que no es inteligente, pero mamá, me enamoré de un criminal y este amor no es racional, es físico, es pasional, se mete entre tus venas y te arde en la sangre. Tu siempre me educaste bien, me diste amor, me diste tu vida y me enseñaste a estar alejado de todo esto pero no puedo dejarlo, lo amo ¿No has dicho siempre que el amor no tiene forma ni nombre?

Es perfecto, es mío, me protege, me ama, sigue siendo un muchacho perdido y solo y estoy solamente yo a su lado y así será, porque el Conejito se convirtió en un Lobo, mamá.

Amo a Off Jumpol con cada célula de mi cuerpo y eso no cambiará jamás, cada vez que miro mi nombre en su brazo y sé que soy su amuleto de la suerte, cada vez que me besa, cada vez que lo veo sonreír. Amo a mi Conejito Criminal, mamá.

Perdóname. Te amo mamá.

Tu hijo, Gun.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ   

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