2. Sopa de letras
De caer un alfiler, crearía un disturbio tal en ese momento, suficiente para despertar al monstruoso animalejo mutante mitad gallo mitad pingüino que custodia la entrada al Laboratorio del Doctor God: jurado archienemigo del aventurero y en ese momento, su obstáculo principal para irrumpi|
Off observa el cursor parpadeando delante de él, con el ceño contraído y los labios apretados. Se recarga en su barbilla y suspira creando una trompetilla, leyendo el patético intento de clímax que tiene delante suyo en la pantalla de su viejo ordenador portátil al que ya no le sirven dos teclas y más de una ha tenido que ser remarcada con plumón indeleble para reconocer la letra.
Es, en definitiva, un hombre angustiado. El plazo de sus vacaciones está a menos de veinticuatro horas de vencer y creyó que podría manejarlo, abandonando la historia en el punto crucial de la trama, un capítulo antes del magnífico enfrentamiento entre el héroe y su némesis, ese que marcará un punto y aparte en el desarrollo y que escribió, malamente, por impulso todavía con el pantalón de pijama mal puesto en la cadera y el cabello revuelto mientras Gun se recuperaba de lo ocurrido momentos antes entre las sábanas, con la cabeza colgando de un lado de la cama.
Estaba tan lleno de energía, casi echando fuego por la punta de los dedos y en cuarenta y cinco minutos tenía el capítulo listo para ser publicado. Bas por supuesto le dijo hasta de lo que se iba a morir cuando recibió la notificación de un nuevo capítulo de Las aventuras de Jumpho 1: En busca de El Dorado. El chico le había llamado a las once de la noche en su horario, vociferando maldiciones y regaños porque ¿¡Cómo se te ocurre subir sin darme antes a corregir el documento?! ¡¡Eres un inconsciente, soy tu maldito beta Reader!! Y Off estaba todavía en el éxtasis, viendo las notificaciones llover sobre la barra de notificaciones, tanto que aceptó los regaños en silencio para posteriormente susurrarle al mayor un «lo siento P'» y colgar la llamada antes de lanzarse contra el castaño en la cama con mucha más energía que nunca. Jamás había estado tan orgulloso de un capítulo y se aseguró al día siguiente de corregir algún dedazo, ya bajo la instrucción de Bas quien incluso lo había felicitado pero le pidió que por favor, la próxima vez no sucumbiera a los efectos posteriores al sexo para publicar algo.
Si, Off estaba en el mismísimo cielo y rodó en su cama con colchas de dibujitos de planetas al leer todos los comentarios recibidos durante la semana que transcurría antes de la próxima actualización.
Tay, que era su confidente y amigo conocedor de todo aquello, le sugirió retirarse un rato y tomar vacaciones en la cima del éxito, para volver fresco a terminar lo pendiente y poderle dar un cierre digno al primer tomo de "Las aventuras de JumpHo". Por supuesto que Off lo meditó, lo consultó con su beta y escuchó atentamente la opinión de su novio: todos coincidiendo en que merecía un descanso y además, podría hacer el capítulo más grande la próxima vez.
Sonaba como un buen plan y Tay lo sugirió con mucho tacto y maestría en el uso de las palabras, mientras bebía del café fino y caro que le servía su novio detrás de la barra de aquel Starbucks. Off sorbió de su Caramel Macchiato asintiendo y ahí murió la conversación.
Si, sonaba como un buen plan.
Pero definitivamente la realidad supera la ficción y ahora, desesperado, después de dos semanas en lo que todo era miel sobre hojuelas y podía sentirse correr entre campos de girasoles, su momento ha llegado. Y realmente, quisiera que nunca lo hubiera hecho.
Off toma el teléfono a tanteos y presiona el número dos en marcación rápida, pintado los tonos que jamás le supieron más angustiantes, ni siquiera cuando en el trabajo de New P', Off le dijo a Gun que ni se le ocurriera besarlo con veneno en los labios llámese un sorbo de Expresso y el bajito se fue tirando chispas del lugar para no contestarle las llamadas un día completo. Al quinto día, Gun atiende con la voz ronca y adormilada.
—¿Amor? ¿Está todo bien?
—Voy a enloquecer, juro que voy a lanzar la computadora por la ventana.
Y no era exageración, realmente estaba a punto de desconectarla para siempre del cargador que la mantiene con vida gracias a una estrepitosa caída que la obliga a vivir conectada o muere sin aviso previo.
Gun suspira del otro lado de la línea, seguido de un bostezo y el sonido de las sábanas removerse.
—Changuito, no te adelantes, acabas de dar el último abono. ¿Por qué no duermes un poco? Tal vez eso te tranquilice.
—¡No puedo, ya dormí demasiado! —tira hacia atrás la maraña de matas castaños que lleva en la cabeza y bufa, frustrado— Tengo que terminar esto y no puedo ni empezarlo.
—¿Probaste escuchando música?
—De Far East Movement a Linking Park, todo. Nada sirve.
Gun cierra un ojo, crispado, al escuchar la frente de su novio estrellarse en el escritorio.
—¿Quieres que te vaya a ver? Puedo decirle a mamá que tienes diarrea...
Off gime, de frustración y de hartazgo. Su bonito novio estaba dispuesto a acudir a su auxilio aun siendo las tres de la mañana y en lo único que podía pensar era en ese estúpido capítulo maldito. De verdad necesitaba dormir.
—¿Changuito?
—Descansa cariño, mejor nos vemos mañana. Trataré de dormir... —se recarga en la silla, escuchando el largo suspiro de Gun—. Buenas noches, Cachorrito.
—De acuerdo... Buenas noches, amor.
Terminar la llamada le supone un pesar tan grande que se aloja en su pecho, no solo por haber dejado pensativo a Gun, sino porque le ha mentido y no piensa pegar ojo en toda la noche hasta haber terminado, al menos, dos mil palabras.
—Off.
Quería morir.
Morir para poder seguir durmiendo, no en el sentido literal de la palabra. Apenas veinte minutos antes había podido cerrar los ojos y siente el cuello entumido, las nalgas hormigueantes sobre la silla y las piernas totalmente congeladas bajo el escritorio y ahora, sin más ni más, alguien se atreve a picarlo con una especie de palo en la costilla como si fuese un animal moribundo a mitad de carretera.
—Off.
—Mhhhhggg. —le pesan los párpados y tiene húmeda la mejilla cuando se incorpora a medias sobre la silla, descubriendo a Mild a una vara de distancia— ¿Qué?
Mild pone cara de asco y suelta un gritito al ver a su hermano de frente, con el cabello al puro estilo del Doctor Frankenstein, los ojos repletos de lagañas y la baba escurriendo de la boca.
—¿Dormiste?
Off vira los ojos al techo y la mayor retrocede, presa del pánico.
—Eso intentaba cuando ¡Viniste a picarme con un palo!
Mild suspira, echando una trompetilla mientras con una mano le resta importancia al asunto.
—Me voy a trabajar, el desayuno está en la cocina. No quemes la casa en mi ausencia.
Off le hace una seña para que se vaya, dejando caer la cabeza contra el escritorio.
—Sí, P'Mild, ya vete por el amor de Dios y déjame dormir.
La chica se va, todavía angustiada de la forma en la que su hermano menor y a ojos de la ley, hijo, decide organizar su tiempo. Sin embargo debe irse a trabajar hasta las diez y debe confiar en el chico de diecinueve años para cuidarse solo, dormir al menos dos horas y comer algo. De cualquier manera, siempre puede llamar a alguno de sus amigos o a su novio, al cual obviamente ya superó y ya no le importa que le haya dicho que era muy guapa y todo pero su hermano era más su estilo.
—¡Come algo o el juez me quitará la custodia! —vocifera desde la puerta Mild.
—¡¡Ya vete!!
—¡Yo también te amo, hermanito!
Off durmió, plácidamente y a pata suelta hasta las cuatro de la tarde, cuando apenas se terminó de subir el cierre del pantalón después de orinar, ya tenía en el altavoz a Tay discutiendo ideas para continuar el capítulo que había dejado pendiente.
—Yo digo que el androide debería matar al estúpido mocoso ese.
Off se suelta a reír y no necesita preguntar de dónde demonios salió eso que no tiene absolutamente nada que ver con su trama, pues seguramente New estaría haciendo de niñero de Earth en ese momento y eso basta para que Tay echara chispas de celos.
—Lo anotaré para algún nuevo proyecto. Se llamará "Quiero matar al niño que cuida mi novio"
—¡No es un niño y es malvado, Off, te juro que lo es! —Puede sentir la frustración de Tay atravesar la bocina—. Quiere quitarme a mi gordo, escucha bien lo que te digo.
—¿Crees que debería matar al Doctor God? —Ignora al mayor que se retuerce seguramente en su sitio de ira—. Creo que después de eso no habría más nada que sacar a la saga...
—Podrían llevarse a G1U4N0, ya sabes, algún descendiente malvado que quiera vengar a su padre.
Off asiente, anotando en su block de notas.
—¿Estás libre hoy? Me siento drenado, me haría bien hablar contigo de colega a colega.
—Hoy no puedo, tengo que trabajar doble turno para llevar a New mañana a las hamburguesas. Earth le prometió llevarlo el sábado próximo y Tay no será derrotado por un escuincle adinerado.
—Supongo que tendré que pedirle su opinión a Bas... —murmura, más para sí mismo y cuando recibe el "¿Qué?" de su amigo, decide terminar de entretenerlo en el trabajo—. Nada, suerte hoy, que vendas mucho.
Solo con sus pensamientos y muchas ganas de golpear algo, tal vez, su rostro, Off acude a un post de Taringa sobre cómo superar el bloqueo de escritor y termina minutos más tarde viendo en wikiHow "Cómo suicidarte con el cable de cargador (con imágenes)".
—Aleja a tu monstruo de mí.
Si alguien le hubiera dicho a Gun Atthaphan, hace dos años que no le devolviera la libreta de notas a ese tal Off Jumpol, porque terminaría en un embrollo colosal donde sería convertido en un androide dentro de una novela Yaoi de aventura y ciencia ficción que el alto escribiría con pasión y dedicación, seguramente habría escapado. En ese mismo instante.
Sin embargo nadie le advirtió de lo que Off era capaz de lograr, mucho menos de qué tan rápido se enamoraría del chico de las matas oscuras con bufanda de Slytherin y un perrito bajo la chaqueta que parecía sacado de su propio cabello. Nadie le dijo que por él se crearía una cuenta de Fanfiction.net y otra de AmorYaoi para apoyar y llenar de comentarios las obras de su Changuito —que ya le decía así, con mucho amor—. Tampoco le advirtieron que su hermana trataría de conquistarlo la primera vez que fue a su casa "a hacer tarea" y Mild le daría a probar cuánta galleta y golosina tuviera cerca, hecha con sus propias manos, antes de que Off llegará a casa y Gun tuviese que declinar amablemente las intenciones de la chica.
Tampoco le dijeron que un día, su amigo con instintos asesinos compraría un libro de brujería y amarres para encontrar el amor con tal de que el morenito sensual de su grupo de Scouts le hiciera caso y compraría un pollito para un sacrificio esperando fuese una gallina que resultó ser un gallo y ahora es su mascota. Mismo gallo que al parecer odia a Gun y cada que lo ve se le lanza encima con su infernal pico a atacar sus zapatos.
Si le hubiesen dicho todo eso dos años atrás, Gun no estaría en esa situación, esperando que su único amigo con carro —y chofer— llegara a recogerlos para ir a buscar lo que llama "El Kit definitivo de ayuda para mí Amorcito Corazón" en el centro comercial.
Krist está ahí porque quiere pasar afuera del Nutrisa donde trabaja Singto los fines de semana. Y porque Mew vive cerca, así que pasaría a recogerlos. Todos ganaban.
—No es un monstruo. —Krist toma al gallo del suelo, haciéndole boquita de beso peligrosamente cerca de la cara—. ¿Verdad que no, mi pollito hermoso? A ver, ¿Quién es el más bonito? Tuuuu si, tuuuu~
Gun aprovecha la distracción para entrar a la habitación del de ojos grandes, misma que está tapizada de fotos de Singto tanto de sus redes sociales como de las que le ha tomado desprevenido. Al pasar el tiempo, Gun dejó de decirle a su amigo que el acoso es ilegal.
—Llamó Mew, dice que viene retrasado porque Gulf se fue a cortar el pelo. —el castaño se tira hacia atrás en la cama de Krist, encendiendo el wi-fi para colgarse del internet de su amigo—. ¿A qué hora termina turno Singto?
—Tiene un descanso a las cinco y treinta. Después vuelve a las siete a cerrar la caja. —Se sienta al filo de la cama, donde patea al castaño hasta que se hace a un lado—. Y hoy hay dos por uno así que llevaremos la promoción y me quedaré con un helado. El otro se lo llevas a tu trastornado novio.
—No está trastornado, es un artista. —un cojín estampa en su rostro y Gun se acomoda para devolver el ataque—. Tú no lo entiendes.
—Hice brujería seis meses y conocí mucha gente en el proceso. Sé lo que es estar trastornado, Gun.
Antes de que la conversación pueda continuar, el claxon del auto de Mew suena afuera de la casa de los Perawat y pronto, los chicos están afuera, echando llave y revisando que lleven la cartera.
En la ventana del conductor, que baja lentamente y con el botón de automático, Gulf revela su rostro con el cabello recién cortado y gafas oscuras. A su lado, un fabuloso chico castaño se acomoda el cabello en el espejo retrovisor. Sin duda eran tal para cual, encantados de presumir la belleza del otro y compartiendo rutinas de cuidado.
Gun es el último en subir al auto y cerrar la puerta, recibiendo dos besos en la mejilla como saludo por parte de Mew.
—¿A dónde vamos?
—Al Nutrisa.
—Al centro comercial. —sisea Gun contra el pelinegro echándole sus ojos de pistola—. Y dejaremos a Krist en el Nutrisa.
—¿Qué vas a comprar?
—pregunta Gulf desde el asiento del conductor, mirando al castaño por el retrovisor.
Gun, animado, saca de su bolsillo una lista escrita en un cachito de papel.
—Off tiene un bloqueo y voy a conseguirle cosas para animarlo. —desdobla el papel con una gran sonrisa y comienza a leer los puntos, en el camino a su destino.
Una vez llegan y Gulf estaciona, es su novio quien toma el control de la situación, aplaudiendo dos veces.
—Ok, primero iremos al segundo piso a conseguir la mitad de la lista. Ahí también está el Nutrisa así que dejaremos a Krist ahí bajo la vigilancia del guardia del área de comida.
—Puedo cuidarme solo, ya tengo veintidós. —alega el pelinegro.
—No es precisamente por tu seguridad por la que temo, querido. —Mew le palmea suavemente el hombro—. Andando, hay un escritor que animar.
El centro comercial era definitivamente la zona de Mew, maestro de las compras y cazador de ofertas. Podía moverse como una pantera elegante entre las tiendas y las escaleras eléctricas, siempre acompañado de cerca por su novio quien aprovechaba para tirar rostro y presumir las grecas recién cortadas de su cabello. De cerca le sigue Gun mirando la lista y al fondo, camina Krist, fingiendo ser un individuo aparte del trío pintoresco que tantas miradas roba.
Cuando vislumbra a lo lejos la zona de comida, le brillan esos grandes ojazos oscuros y sonríe, quizás de forma aterradora para los presentes.
—Yo aquí los dejo. —Anuncia Kit, acomodando las mangas de su camisa a cuadros—. No tengan prisa, eh, aquí voy a estar.
Y antes de escuchar las advertencias básicas del límite de lo legal por parte de Gun, Krist ya ha tomado su lugar en la fila de la heladería.
—Bienvenido a Nutrisa, buenas tar... —El cajero se queda con la boca abierta antes de terminar su saludo, al ver al lindo chico de ojos grandes de su grupo de scouts frente a él. Singto muere de la vergüenza porque su P' esté ahí viéndolo con ese horrible y ridículo uniforme y tartamudea, imposible de enlazar una frase. —K-Kri-P'krist.
—Hola, Singto. —saluda el mayor, con una confianza renovada tomada de algún lado. ¡Estaba encarando a su crush!— Dame dos helados se yogurt sencillos. —una pequeña sonrisa y el moreno asiente, bajando la cabeza para meterla en la caja.
Singto le entrega el ticket y escucha como baja de un banquito frente a la caja, dirigiéndose a la barra de toppings.
—¿Cómo la vas a querer? ¡Digo, digo, no! —A Singto le tiemblan las manos, sirviendo de una forma horrible el churro de helado—. ¿C-Cómo los vas a querer, P'?
Krist mira con ojos golosos la barra de cereales, mermeladas y chocolate.
—Cereza, chocolate líquido y granillo de chocolate.
Singto asiente, sirviendo con las manos hechas gelatina los complementos y termina batiéndose la mano de chocolate líquido, entregando la servilleta sucia a su cliente. Krist recibe el primer helado y Singto evita la mirada del mayor para servir el otro. El reloj a está a nada de marcar las cinco y treinta y casi puede saborear el éxito como la cereza que se está comiendo en ese momento.
—¿Y este? ¿Qué le pongo?
Krist sonríe, una hermosa sonrisa cordiforme que desarma al heladero.
—A tu gusto, ese es para ti.
Ya con las compras listas y muchas, muchas ganas de ir se sorpresa con Off a entregarle el kit del amor, el teléfono de Gun vibra en su bolsillo antes de soñar "The red" como tono de llamada. La pantalla muestra el número de Mild y Gun se preocupa de anticipo al recibir una llamada de su cuñada en horas donde trabaja.
—¿Hola?
—¡GUN! —Algo se rompe en la distancia y Gun deja caer una de las bolsas—. ¡¡Tienes que venir ahora mismo!!
Tay cubre a New antes de que una libreta le roce la cabecita, asegurándose de que Earth no se interponga en su camino de proteger a su Amado Gordito Cachetón. Todavía no entendía por qué había llevado al escuincle ese al acudir a la crisis de Off, alegando que "no puedo dejar a Earthie solo, mi amor, es pequeño y podría hacerse daño."
—¡Off, abre la puerta o dejo de corregir tu historia! —alega Bas tratando de sonar muy furioso, pero fallando en el intento porque es pequeñito y está rojo del coraje, solo viéndose más adorable— ¡ES EN SERIO!
Recién llegaba de sus vacaciones y tenía que soportar un berrinche de Off. Esperaba que lo apreciara apenas dejara de ser un energúmeno insensato.
Mild se abraza a sí misma, detrás de los muchachos que acudieron a su auxilio al escuchar a Off aventando cosas cuando llegó a casa temprano. Está asustada, preocupada, pero también teme por su vida.
—¡Voy a confiscar tus mangas! —Intenta Tay esta vez, pateando la puerta—. ¡Los quemaré!
Nada, no hay respuesta y Off no vuelve a abrir la puerta ni para lanzar un zapato o un libro y ahuyentar a todos en el pasillo.
—Creo que deberíamos dejarlo solo... —opina el tranquilo y maduro New, con los deditos entrelazados—. Saldrá cuando esté listo.
—O cuando tenga hambre. —argumenta Earth, el quinceañero que sigilosamente se mantiene cerca de su bonito P'— O quiera ir al baño.
Mild suspira, recargada en la pared y se peina nerviosa la coleta floja.
—Temo que se haga daño ahí dentro...
Tay es quien la consuela, con dos golpecitos en el hombro.
—P', estará bien, no es tan tonto para hacerse daño... —y la abraza, con un ojo sobre Earth para que no se avance con su Newwiee.
La puerta es tocada fuertemente y Bas corre a abrir, recibiendo un alto castaño visiblemente afectado que lo empuja para pasar. El pequeño P' queda contra la pared viendo desfilar un lindo chico vestido de leñador, un alto con cuerpo de boxeador, un morenito con uniforme y al final, al único que reconoce, que es a Gun, quien cierra la puerta y se disculpa en silencio.
—Hola P', qué bueno verte. —Media sonrisa y Bas corresponde, ayudando con las bolsas que carga—. ¿Qué tan malo es?
—Ha lanzado dos zapatos y una libreta, por el momento es estable.
Gun asiente y avanza al pasillo, saludando a todos en la forma más amable que da la situación. Le permiten llegar a la puerta y con suaves toques, llama por la rendija de la perilla.
—¿Off-ah? ... ¿Puedo pasar?
El silencio reina en la casa y el pestillo es retirado, dejando pasar a Gun a la zona de desastre, donde Off se esconde en sus sábanas y continúa dando pequeños sollozos, abrazado a la almohada. La computadora está apagada y el cargador desconectado.
Gun, sentado en la orilla de la cama, tantea suavemente la espalda de su novio.
—¿Qué sucedió?
—Illis dicin y yi y ritiriti y ni piiiidi....
Gun trata de no reírse de los berrinches de Off, hablando en algún tipo de idioma que desconoce pero comprende.
—¿Qué te retires? ¿Quién dijo eso? ¡Debe estar loco!
Off continúa sollozando, asoma la carita bajo las sábanas y se acurruca en las piernas de su novio que le acaricia el pelo.
—Un mensaje. —Sorbe por la nariz—. Decía que la historia está tan abandonada que debería retirarme, que no tiene caso seguir...
—¿Y tú crees que eso es cierto?
—No sé. —Off hunde la cara en la barriga de su novio, mojando su suéter azul en el proceso—. Ya no sé nada.
Gun lo abraza y le besa la maraña de cabello.
—Afuera están preocupados por ti. Ha venido New y trae a Earth. Si Tay no lo ha ahorcado es por ti, puedes hacer el esfuerzo de salir a decir que estás vivo. —Off gime en disgusto—. ¿Por favor?
Mild apaga la olla en la estufa y le regala una sonrisa a Gun antes de salir de la cocina, dejando a Off sentado en la barra cabizbajo, con las bolsas misteriosas frente a él. Afuera en el comedor todos los chicos comen pizza cortesía de Earth, ya mucho más tranquilos de la situación inicial y hasta haciendo chistes, uniendo a Singto al grupo.
Si aquellos dos estaban en la cocina era más por darles espacio a que porque no quisieran estar junto a ellos.
Gun sirve en un plato la sopa que Mild ayudó a hervir y la coloca frente a Off, con una servilleta encima para ocultar la sorpresa. El alto lo miró con las cejas alzadas, mientras Gun mantiene su sonrisa.
—Traje algunas cosas que creí que podrían hacerte sentir mejor... —coloca una bolsa pequeña frente a Off, quien observa todo en silencio confundido—. Abre esta primero.
Off obedece y abre la bolsita color plata, revelando un par de muy calentitos y felpudos calcetines de bolitas verdes. El chico sonríe ampliamente mientras observa las prendas, de su talla y color favorito.
—No lo hiciste...
—Shh, abre estas ahora. —y extiende una un poco más grande, color azul y otra mediana color naranja chillante.
De la azul Off saca un grupo de películas en dvd, específicamente de Harry Potter y de la naranja una camiseta extra, extra grande, lo suficiente para que a Off le quede enorme; con el escudo de Slytherin en el centro. Al alto le brillan los ojos cuando enfoca los castaños curiosos de Gun, muertos de ansiedad por saber si a su novio le gustan sus regalos.
—Gunnie...
—Abre este, después me dices lo que quieras.
El último regalo es una caja de disco simple, sin etiqueta y genérica con la frase "Para mi Changuito" escrita en la cursiva inteligible de Gun y un marcador negro. Del otro lado, un montón de canciones están tipeadas en Arial mucho más fácil de leer pero si algo comparten, es que son todas las favoritas de Off.
El escritor se pasa la mano por los ojos limpiando las primeras lágrimas que amenazan caer y se pone un dedo de forma horizontal en la nariz, como si de esa forma pudiera evitar llorar.
—Eres increíble, absolutamente increíble Gun Atthaphan. Eres el mejor novio que existe.
Gun sonríe complacido y se apresura a abrazar a su gigante, quien por estar sentado le queda bajo la barbilla cuando lo aprieta contra su pecho y le besa la frente, limpiando su naricita con un pañuelo.
—Come, amor... —pide en un susurro y Off asiente girando en su silla para quitar la servilleta de su plato.
Por un momento, se mantiene confuso, sin entender del todo que sucede frente a sus ojos.
—¿Qué es esto?
—Sopa de letras. —Responde como si fuese lo más obvio del mundo, abrazando a Off por la espalda—. Una vez un loco escritor descuidado me dijo que este era su secreto para crear tan maravillosas historias...
Off le toma las manos sobre sus hombros y deposita ahí dos besos tranquilos y profundos.
—Lo recuerdas...
—Imposible de olvidarlo. —un beso en la mejilla y Gun mete la cuchara en la sopa, que Off recibe gustoso y con el corazón lleno de amor tibio.
—Está caliente, cuidado.
Era increíble para él, como recordaba la tonta respuesta que dio al notarse descubierto cuando Gun le extendió su libreta de notas esa tarde en el Starbucks donde New y él trabajaban y le preguntó con ojitos brillantes "¿Cómo haces esto?" Escupiendo Off torpemente "Comiendo sopa de letras"
Al final, Jumpho pudo derrotar al malvado Doctor God con ayuda de su fiel escudero, el androide GU4N1 y la fuerza del Pergamino Dorado, que descubrió, estuvo siempre dentro de la caja con fusibles y engranes en el pecho que servían de corazón para el androide.
—Te amo ¿Lo sabes?
Gun sonríe, fingiendo un tono robótico en su voz
—A-fir-ma-ti-vo.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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