14. Adrenalina
Se mira sobre las gafas redondas de cristales rojos en el espejo retrovisor del convertible, encontrando la mirada fría y confiada que un sujeto como él debe tener si quiere mantener sus huevos en su lugar trabajando en algo tan peligroso como su trabajo.
—¿Llevas todo?
El mayor asiente en silencio, un cabeceo sin repeticiones y hace sonar el cartucho del arma entre sus dedos.
—Listo.
Gun gira el rostro hacia su copiloto, acomodando sus gafas de nuevo sobre su rostro. Le sonríe de lado y la sonrisa que le devuelve Off es mucho más peligrosa y adictiva que la mierda que están a punto de entregar.
El pelinegro lo sujeta del cuello de la camisa, uniendo sus labios de forma fuerte y exigente, sus lenguas frotándose con deseo, sus labios siendo marcados por los dientes del otro. Los húmedos chasquidos truenan a su alrededor y cuando el aire falta, se separan, después de un beso caliente y pasional que los deja con la respiración lenta y pesada.
Gun acaricia el cabello rojo de la nuca de Off, sus frentes unidas y medias sonrisas casi psicópatas en el rostro, sabiendo que pueden salir en una jodida bolsa de esa cafetería.
—Andando.
Ambos bajan al mismo tiempo del auto, haciendo sonar al unísono las puertas al cerrarse. Caminan con una mano sujetando su arma cargada y lista para disparar, con la guardia siempre arriba y la muerte pisándoles los talones a cada paso que dan, porque se les terminaron los ahorros poco después de dos años, y tuvieron que comenzar un nuevo negocio.
El camino del estacionamiento a la cafetería es corto, pero ningún lugar está exento de ser un punto mortal y Gun lo sabe tan bien como Off a su lado, empujando las puertas para que el más bajo entre primero, vigilando que no haya actividad sospechosa cerca.
Al entrar al establecimiento, Gun se saca las gafas del rostro, mirando de lleno a su proveedor de Kokobop detrás de la barra donde sirven hamburguesas y malteadas color azul turquesa.
Tay Tawan le sonríe al verlo llegar.
Desde su sitio en la mesa más cercana a la barra, un chico lo observa con media sonrisa burlona en los labios y la pajilla bailando entre estos.
—Atthaphan, qué bueno verte. —saluda el mayor, rodeando la barra para poder salir y estrechar manos con el pelinegro— ¿Trajiste mi dinero, hm?
—No preguntes idioteces, Tawan. —Gun se cuelga las gafas en la abertura de su camisa, a la mitad del pecho. Con una mano llama al pelirrojo quien le extiende un sobre amarillo lleno de dinero—. Treinta mil dólares limpios y contados.
El mayor sonríe al abrir el sobre amarillo, lleno de verde.
—Estos sí son negocios, carajo. —le sujeta las mejillas y deja ahí dos palmaditas— ¡New! —llama el mayor, haciendo al chiquillo alzar la vista desde su bebida azul—. Trae bebidas para nuestros invitados, cariño.
—Sí. —el delgado chico de mejillas rosas, se pone de pie y rodea la barra para entrar a la cocina y desparecer de la vista de los otros tres hombres en el establecimiento.
—Pero siéntate, hombre, estás en tu casa. Trae a tu chico, hay espacio para todos aquí, eh. —Tay toma del brazo a Gun, dispuesto a llevarlo a una mesa, pero el sonido de un arma ser enfundada lo detiene en seco. Atthaphan lo mira con una sonrisa malévola y Tay gira la vista despacio, soltando el brazo del menor—. Así que, lo entrenaste...
—Off puede ser muy celoso. —el pelirrojo mira con seriedad y ojos fríos al hombre, quien suelta lentamente al pelinegro y alza ambas manos—. No te recomiendo que lo hagas enojar.
Tawan traga saliva.
—Ya, anotado. —Off baja el arma que apuntaba contra la cabeza del mayor, guardando la pistola en su cinturón. Tay suspira y se recompone, ajustando la camisa floreada en su pecho y peinando con nerviosismo su cabello.
Gun, aún con esa sonrisa cínica pintada en sus labios, avanza a paso lento y con las manos metidas en su pantalón, con un Off siguiéndolo desde atrás con la mirada fija en sus caderas al ir de un lado a otro y la curva de su espalda, bajo la holgada camisa amarilla.
Tawan se sienta primero, dejando su arma sobre la mesa en señal de paz. Se lleva los dedos a la cruz que cuelga de su pecho y le sonríe de lado al pelinegro, quien recibe de New una bebida azul con pajilla idéntica a la que él bebía antes.
—Adelante. —el dealer extiende la copa a su anfitrión, sin quitarle los ojos de encima—. Bebe. —invita Gun al mayor.
Tawan se ríe, mirando al chico a su lado, que asiente, como diciéndole en silencio que es seguro. Y toma un sorbo, abriendo la boca para que Gun lo vea tragar el líquido.
—Tienes que dejar de desconfiar de todo el mundo, Atthaphan. —el mencionado se encoge de hombros con la pajilla entre sus labios—. Si te van a traicionar, lo harán en tu puta cara de niño bonito. Aprende eso desde ahora.
Gun se ríe, limpiándose los labios de ese azul ácido que le sabe a vodka y a licor de naranja.
—¿Es una advertencia?
—Tómalo como gustes. —responde New desde su asiento, recargando su espalda contra el respaldo del asiento—. Pero tómalo en serio. —el chico se truena los dedos bajo la mesa, inclinándose para hablar más bajito—. Cuando las balas lluevan, incluso tu perra podría traicionarte. —New sonríe de lado, lleno de malicia juvenil que pretende hacer rabiar al pelirrojo junto a ellos, y se mofa, viéndolo apretar la mandíbula.
Off lo observa desde arriba con ira.
—Negocios son negocios. —dice él a cambio.
—Lo entrenaste. —Tawan se ríe, flojo, bebiendo de su trago.
—Y de qué manera. —Gun sonríe dedicándole un guiño a su compañero.
Ambos hombres se separan, dispuestos a alejarse de la mesa, cuando en el estacionamiento se escucha claramente el chirriar escandaloso de llantas.
Dos autos... y no se escuchan amistosos.
Joder...
—¡Al suelo! —Off toma al pelinegro por el hombro, agachándose ambos bajo la mesa. Los tiros comienzan a caer y pronto los cristales se rompen, estallando en mil pedazos.
Todos bajo la mesa se cubren la cabeza, los oídos y tratan de sacar sus armas, dispuestos a defenderse.
—¡Son automáticas, no hay oportunidad!
—¡Te dije que meterte con la mafia china era una mala idea, Atthaphan, pero nunca escuchas!
Gun carga el cartucho de su arma, de rodillas bajo la mesa. Tiene una cortada en los nudillos y la sangre escurre hacia abajo, producto de los cristales, y la mirada fiera, decidida, cuando se pone en posición y alza sobre sus pies, disparando en dirección a donde las balas han cesado.
—¡Muévanse! —New, a su lado, grita hacia los hombres bajo la mesa que ya están armados y listos—. ¡A la salida trasera, ya, ya!
—¡Te vienes conmigo! —exige Off, de espaldas a la pared antes de dar media vuelta y disparar. Un hombre cae antes de poder apretar el gatillo—. O salimos o nos matan, pero juntos. Aquí y ahora.
Gun sonríe, mirando con los ojos inyectados de adrenalina a su novio. El pelirrojo le devuelve la sonrisa y asiente, antes de apuntar directamente al cristal blindado del conductor del Maserati que sigue disparando sin piedad. La bala fragmenta el cristal y ambos se agachan nuevamente.
Recargados en la pared, cargando cartuchos y con el pulso por el cielo, se miran a los ojos, enormes sonrisas en sus rostros y pupilas dilatadas cuando se besan fuerte y caliente antes de separarse y sujetar sus manos juntas.
—¡Que no quede ninguno, mi amor! —Gun le sonríe, sujetando el cabello de su nuca con fuerza.
—Cuando acabe esto, te voy a follar tan duro que preferirás haber muerto.
Off le muerde el labio y Gun está más que fascinado. Su novio, ha cambiado tanto.
—Será mejor que cumplas tu promesa.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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Es como una continuación del anterior.
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