S
Estás apoyada al lado de la puerta de una cafetería, mirando a tu móvil con tal de distraerte, aunque no tienes nada. Suspiras aburrida. El teléfono vibra y lo vuelves a encender.
"Galaxia: ¿Tú estás segura?
Valeria: Que me lo preguntes tú tiene delito.
Galaxia: Porque no somos iguales, Valeria. Yo nunca le pongo una carga emocional, a no ser que sea con Nico, tú sí.
Valeria: ¿Quién te ha dicho que vaya a hacerlo? Obviamente con Ali y Melca le puse una carga emocional, pero eso no significa que siempre lo haga.
Galaxia: No, pero estás haciéndolo sólo por despecho por lo que te dijo Melca... No por gusto tuyo.
Valeria: ¿Y tú que sabes? Deja de hacer como si pudieras meterte en mi mente, Leia.
Galaxia: Lo hago..."
Te quedas sin responder. Esperando a que diga algo más. A los segundos, vuelves a ver el "escribiendo...".
"Galaxia: Mira, Valeria, simplemente no quiero que te hagas daño.
No sé, no te pega.
¿Desde cuándo tú quedas con alguien que no conoces?
Valeria: Creía que no querías que me quedara estancada siempre en no poder estar con Melca...
Galaxia: Ya, pero no pensaba en algo tan drástico...
Valeria: ¿Y no es mejor empezar una nueva historia para pasar página?
Galaxia: Vale, tú y yo sabemos que esa chica no debe querer mucho más de ti que tu cuerpo si quiso quedar sólo por haberte visto de lejos.
Y que tú tampoco quieres salir con nadie.
Y que si lo hicieras acabaría todo igual que la vez con Ali.
Además... Pasar un rato liándote con alguien no cambia nada...
Valeria: Pues si no cambia nada, déjame divertirme por una vez.
Estoy harta de quedarme quieta en mi casa pensando en lo que no puedo tener. Sólo estudio, voy a la facultad o paso tiempo con Sam y contigo. Y todo ello pensando en Melca. Quiero pasarlo bien sin preocuparme por nada por una vez, Leia. Y tengo ganas. Muchas. No seas hipócrita y deja de preocuparte.
Galaxia: Bueno... vale.
Sólo quiero que no te rompas el corazón.
Valeria: ¿Aún más?
No lo haré.
Te prometo que no espero nada de esto.
Ni si quiera tengo esperanzas en volver a esperar nada de nada."
Una sombra te tapa el sol y levantas la mirada. Ves delante de ti a una chica rellenita, más o menos de tu altura, de pelo castaño largo y con un vestido azul. Tiene los muslos bastante grandes, como los brazos, y la cara redondita. Ella te sonríe tímidamente, jugando con un mechón de su pelo.
Le devuelves la sonrisa, mirándola disimuladamente de arriba a abajo.
-¿Celia?
-La misma.
-Encantada.
Le das dos besos. Ella sonríe y te los devuelve.
-El placer es mío. Lo siento por la tardanza.
-No te preocupes.
-¿Llevas mucho tiempo aquí?
-No.
Abres la puerta y la sujetas, haciéndole una reverencia para que pase. Tu cara revela tu actitud juguetona en este momento. Celia se ríe y pasa, la sigues.
Caminas detrás de ella mirando su gran trasero. Joder.
Se sienta en una mesa de dos y te sientas encima de ella. Se respira la tensión en el ambiente. Si no hubiera gente delante, posiblemente te tirarías a besarla y ya. Quizá hubiera sido mejor quedar en un punto del camino, de modo que no estuviérais delante de tanta gente... Pero la idea fue suya. No puedes hacer más que preguntarte si realmente sólo quiere liarse contigo y lo hizo para aparentar o si querrá intentar algo serio por haber escuchado de ti o haberle parecido buena persona al verte sonreír desde lejos (sí, no sería la primera vez que escuchas a alguien decir algo así). Es posible que simplemente escuchara que te gustan las chicas, y al no conocer a nadie más a quien le gusten, tuviera curiosidad, o pensara que pudiera intentarlo para conseguir una pareja, ya que encontrar a una mujer a quien le gusten las mujeres no es que sea muy fácil...
Hay infinitud de posibilidades. Lamentablemente.
La miras mientras ella observa la carta. Sinceramente esperabas que si Zahara decía que estaba para mojar el pan fuera una chica delgada, pequeña y con buen culo y tetas. Porque es en lo que tu amiga se suele fijar.
Pero te agrada muchísimo a la vista la chica que tienes delante. Al final tu ropa interior va a sufrir las consecuencias de haber ido con "malas" intenciones. Te lo digo yo.
Cuando ella levanta la mirada de la carta, te das cuenta por el movimiento de su pelo y apartas rápidamente la vista de sus pechos.
-¿Has elegido ya?
-Sí.
-¿Tú?
Asientes, aunque no hayas leído la carta. Ya has ido a esa cafetería antes.
Llamas a la camarera que tienes más cerca y le sonríes cuando se acerca. Pides un croissant y un capuchino. Celia un chocolate caliente.
Caliente es como estás tú, nena. Piensas. Joder, tengo que dejar de juntarme con Leia.
-Te queda genial ese vestido -le comentas.
Ella sonríe.
-Gracias.
Tú te has puesto una camiseta que te deja ver el escote y llega por debajo del hombro en el lado derecho, con unos pantalones muy cortos. No te ha pasado por alto que Celia baja de vez en cuando su vista a tu escote, aunque intente mantenerla en tus ojos todo el tiempo posible.
No la culpas.
-¿Y dime... cómo es que le preguntaste a Zahara por mí? -preguntas tras un momento en silencio.
Tienes curiosidad para saber cómo has llegado a esta situación. No es que la gente suela preguntar por ti. Bueno... A veces lo hacen, y Zahara te mira con odio. Tú siempre le dices que si se supiera que le gustan las chicas lo tendría más fácil, y ella se calla.
Claramente si preguntan por ti es sólo porque Paloma y su séquito difundieron el rumor cuando salías con Alicia. Y porque, en realidad, mucha gente en el campus universitario os vio juntas: nunca intestásteis esconder vuestra relación. Y, como no es algo usual ver a dos mujeres juntas, llamábais la atención.
Tú siempre pasaste de eso. Ali también.
La camarera trae vuestros pedidos y Celia se espera a que se vaya antes de contestar.
Das vueltas a la cuchara en tu taza. Ella hace lo mismo.
-Mmm... Bueno... Ya sabes... Corren los rumores... Y te vi paseando con Zahara...
Asientes y la miras de reojo sin dejar de menear tu café.
-Esos rumores llevan ya años... Nadie olvida que me paseaba con mi ex por el campus. Ni que me he liado con algunas en alguna que otra fiesta o en los propios jardines de la universidad... Me parece una gilipollez.
Realmente, has besado a Ali, a Melca, y a tres más. Sin contar a Zahara, claro, pero eso sólo fue un beso, nada más. Te parece una tontería que nada más que por eso haya quien piense que eres fácil o que estás salida. De hecho, sigues siendo rematadamente virgen. Leia se ha liado con media ciudad y nadie dice nada...
Claro, que decirle algo a Leia es sinónimo de muerte y que suele evitar a la gente de la universidad a la hora de tener un rollo.
Celia no dice nada.
-¿Sabes? Casi nadie en la universidad me conoce o se sabe siquiera mi nombre. Pero no hay nadie que dude en que soy "lesbiana".
Ella hace una mueca.
-Jodido.
Te encoges de hombros.
-No me importa que lo sepan. Pero sí escuchar que me nombran como "la lesbiana de sociología". No sé, como que soy mucho más que eso.
Celia asiente y bebe de su chocolate. Tú das un bocado a tu croissant y un sorbo al capuchino. No dejas de mirarla. Ella parece no saber qué decir.
-¿Puedo hacerte una pregunta y que me contestes con sinceridad?
Celia asiente y te mira.
-Es que no sé para qué vamos a andarnos con rodeos... ¿Qué es lo que buscas? Quiero decir, ¿quieres una relación o sólo un rollo?
Ella ríe.
Su risa dista mucho de ser tan dulce como la de Melca.
-Qué directa.
Te encoges de hombros.
-Es más práctico.
Eres una maldita romanticona cuando alguien te interesa de verdad, y siempre intentas hacerlo todo bien. Pero cuando sólo quieres pasar el rato, te importa bien poco lo que piensen de ti.
Total, qué más dará si no es algo que quieres que perdure.
Además, siempre has sido muy abierta: no le escondes nada a nadie, y casi siempre dices lo que piensas.
-Bueno, yo... Digamos que lo que surja.
Asientes lentamente, mirando tu café haciendo hondas al girar tu cucharilla, y levantas la vista hacia ella.
-Sinceramente, yo no quiero tener ninguna relación. Sólo quiero quitarme el calentón que tengo ahora mismo.
Y así es como "directa" se te queda corto.
Ella alza las cejas y te mira bastante sorprendida.
Sabes que nadie que te vea piensa que vayas a contestar así, pues pareces mucho más modosita e insegura. Pero siempre has sido más echada para adelante de lo que parece: si quieres algo, vas a por ese algo, no te andas con rodeos.
Quizá justo eso sea lo que asusta a Melca... Estás a punto de sacudir la cabeza para quitarte ese pensamiento de la cabeza. Tomas un sorbo largo de café. A Melca le gustan los chicos. Más bien, le gusta Kike. Deja de pensar en eso.
-Si quieres, conozco un callejón cerca de aquí donde no suele pasar nadie...
Ella alza más las cejas y se levanta inmediatamente.
Te ríes.
-¡Heeyy, calma, fiera! Yo he pagado por esto y no me muevo de aquí hasta que no me lo termine. No hay que desperdiciar la comida... ni el dinero.
Celia asiente, se sienta y termináis vuestra merienda. Dejáis el dinero en la mesa y os vais de allí. La coges de la mano y la llevas bordeando la cafetería. Allí esta todo vacío, y poco más allá hay un callejón cerrado en el que ni si quiera están pintados los ladrillos.
Entras en él con ella, que mira su entorno.
-¿Y qué hace una chica como tú en un sitio como este? ¿Sueles traer aquí a las chicas con las que te lías o qué?
Niegas con la cabeza.
-Una vez quería un lugar privado para hablar con una persona de cosas muy íntimas... No encontré nada mejor por aquí cerca. Es el peor sitio que pude encontrar pero... En fin. Sirve para cubrirse de
miradas indeseadas, ¿no?
Ella asiente y se apoya de espaldas en la pared.
Sonríes y la miras pícara, acercándote a ella.
La besas y pronto tu lengua cambia de casa para jugar con la suya. Sientes sus manos pasar bajo tu camiseta. Como no la detienes, ella sigue subiendo. Pasas tus manos por debajo de su vestido y agarras su trasero, sin despegar vuestros labios. Ella se separa un poco, te mira pícara y muerde tu labio inferior.
Sientes calor por cada centímetro de tu cuerpo, y tu corazón late rápido.
No es a lo que estás acostumbrada, pues tanto Alicia como Melca son chicas menuditas, pero te encanta. Y claramente es mucho mejor que aquella vez que un chico barbudo te robó un beso. Eso picó.
Celia sube las manos a tu pecho y tú te deshaces de su mordida para volver a entrelazar tu lengua con la suya.
Al rato, ella se separa de ti, ambas jadeáis.
-Si quieres... Tengo mi coche ahí aparcado... Podemos ir a mi departamento...
Claro que tú sabes en seguida a qué se refiere.
Niegas con la cabeza.
-No... No estoy preparada para eso.
Celia asiente con la cabeza.
-Claro. Tranquila.
Se ve la decepción en su cara. Pero no tarda en llevar sus labios a tu cuello, bajando desde tu mandíbula hasta donde deja ver tu camiseta, mientras pasa las manos por tu cuerpo.
Tú cierras los ojos y haces un ruidito con la garganta.
En seguida te das cuenta de que cerrar los ojos no es un buen plan, porque tu mente te hace creer que es Melca la que está allí. Abres los ojos y sigues disfrutando de Celia, intentando dejar la imagen de Melca a un lado.
La imagen de esa niña dulce y tierna con esos labios tan deseables, esa carita redondita y esos ojos que se te clavan en el corazón.
Sales de la ducha y te secas. Te enrollas una toalla en el pelo y caminas desnuda hasta tu habitación. Te sientas en la cama y coges el móvil. Enciendes el WiFi y vuelven a llegar mensajes. Te pones un pantalón de pijama mientras cargan y lo vuelves a coger.
"Galaxia: Cielo... No seas tonta... Y no pierdas la esperanza. Mira, tú eres una persona tan genial y grande por ti misma que no necesitas nada de nadie, o sea, que no necesitas tener una pareja ni nadie en quien apoyarte. Eres fuerte y sabes hacerte feliz por ti misma. Pero yo sé que, por eso mismo, llegará una persona que te amará con devoción y querrá entregarte su vida... No tiene por qué ser Melca. De hecho, posiblemente salgas con alguien y fallará, y luego irá otra, y otra... Pero no importa, porque nadie atina a la primera. De hecho, es posible que no tengas a alguien que realmente se quede hasta el resto de sus días (a parte de mí, por supuesto); pero eso no importa, mientras tú seas feliz. Sé que somos jóvenes y que estás muy enamorada y que echas de menos tener a alguien que ponga tu mundo patas arriba, que te bese como si no hubiera mañana y que te haga sonreír con un mensaje de buenas noches cada día. Pero con el tiempo, todo llega, cariño. No puedes cerrarte en que porque Melca no te quiera nadie lo hará o no volverás a enamorarte de otra persona. No necesitas hacerlo, porque no es algo tan importante; pero no pierdas las esperanzas... Porque si tus ojos siguen sin brillar y tu sonrisa no vuelve a ser la que era si lo tendrás más difícil. Estoy segura que más de una se habrá enamorado ya de esa sonrisa tan resplandeciente que tienes. Valeria, eres una persona espectacular, así que no te pongas así porque una sola persona te rechace. Tu madre tiene razón: hay muchos peces en el mar. Y de todas formas... Recuerda que siempre me tienes a mí para volver tu vida una locura, apoyarte y hacerte compañía y a Sam para darte cariñitos... No es como si estuvieras sola, Valeria. Entiendo que eches de menos tener una pareja, más sabiendo lo bien que fue todo con Ali o lo enamoradica que estás de Melca... Pero eso no es el fin del mundo.
Por favor, vuelve a sonreír y a ser tú. Te echo de menos.
Estás tan desganada que ya ni si quiera vienes a quejarte de que tu vida es una mierda a la nave. Y oye, la nave, sin ti... Pierde mucho su sentido."
No puedes evitar sonreír y morderte el labio. Te ha emocionado. Y sientes mucho cariño, y amor, con sólo sus palabras. La imaginas escribiendo con esa cara que siempre pone cuando se preocupa, que es casi igual que la que pone cuando está feliz o enfadada; pero bueno, tú la conoces lo suficiente como para conocer los matices.
Bloqueas la pantalla sin responderle ni mirar el resto de los mensajes. Te vistes y guardas el móvil en el bolsillo. Preparas la mochila y metes el pijama y el cepillo de dientes dentro.
Sales de casa mandándole un mensaje a tu madre para decirle que dormirás fuera.
Leia abre la puerta extrañada porque llame alguien a esas horas. Te mira sorprendida. Tú la abrazas y ella se queda ahí parada por unos momentos, aunque acaba cediendo a rodearte la cintura con los brazos.
-¿Sabes que te quiero, no? -le dices sin soltarla.
-No seas idiota, sabes que puedes quedarte de acoplada en mi casa sin necesidad de hacerme la pelota.
Te ríes y la sigues abrazando.
-Bueno, ya -te pide.
La sueltas sonriendo. Ella te devuelve la sonrisa y te da con el dedo en la nariz.
-Ahora sólo falta que vuelva ese brillo a tus ojos.
-A ver...
No crees que pase.
Ella te bordea y cierra la puerta.
-¿Has cenado?
Niegas con la cabeza.
-Has cenado labios, a mí no me jodas.
Te aguantas la risa y asientes. Leia pone esa cara pervertida suya y le sacas la lengua.
Ella camina hasta la cocina contigo detrás. Ves a su familia sentada a la mesa y sonríes. Hace mucho que no ves a la tuya así... Aunque bueno... Esta también es tu familia.
-¡Hermaanaa! Cuánto tiempo.
Luke se levanta y te abraza. Tú sonríes correspondiéndole.
-Hola, bro.
Miras a Jaime y Mónica en la mesa y les sonríes.
-Hola, papis de adopción.
Ellos sonríen y se levantan para darte un abrazo. Mientras tanto, Leia se ha sentado y come.
-Leia, ¿no crees que sería más educado servir a tu invitada primero y después seguir devorando? -le ordena sutílmente su madre.
-No, ¿por qué? Es Valeri, sabe perfectamente donde están los platos desde que tenía cinco años. Y, hasta donde yo sé, no está manca.
Sonríes y coges un plato antes de que Mónica lo haga por ti. Te sirves un pedazo de pollo y te sientas al lado de Leia.
Leia y Luke comen con las manos, y pronto tienen toda la cara manchada. Sus padres lo hacen con cuchillo y tenedor. Tú coges los cubiertos.
-Aburrida -te dice Leia- ¿Tú sabes lo rápido y cómodo que es comer con las manos?
-Espera -os llama Luke la atención, levantando una mano para que oigáis lo que tiene que decir.
El joven se tira un eructo gigante y los tres reís mientras sus padres ponen los ojos en blanco. Luke tiene dos años más que vosotras; aunque siempre lo has considerado como un amigo más.
-¿Y qué hay de tu vida? -le preguntas.
-Pues todo muy bien, ahora estoy yendo al gimnasio cuatro horas al día, haciendo el trabajo de fin de carrera y con una bonita y feliz relación estable.
-Ñaah, si seguro que le has puesto los cuernos un millón de veces en los vestuarios del gimnasio... -le chincha Leia- Tú no aguantas cuatro horas haciendo deporte, si eres un vago.
Luke la mira alzando una ceja.
-Primero: -El joven aprieta su brazo mostrando esa bola inmensa que tiene por músculo.
Luke tiene ambos brazos tatuados, una dilatación en su oreja derecha, la piel morena como la de Leia, y el pelo negro azabache como ella, rapado por los lados y por la parte de atrás (a diferencia de Leia, que sólo tiene los lados rapados), y un tupé parejo más corto que el de su hermana.
Es bastante más alto que tú, pero de estatura media siendo un chico, y tiene mucha musculatura. Sus ojos son marrones, como los de Leia.
Es muy parecido a Leia, exceptuando lo bajita que es y su personalidad.
Eso sí, mientras que Leia viste de manera roquera y extrafalaria, excepto cuando viste para hacer deporte, Luke es mucho más simple: suele llevar una camiseta básica y vaqueros, nada más.
-Y segundo, no soy yo el que tiene una relación abierta... Esa persona está aquí, pero no es el menda.
Sus padres se miran entre sí sorprendidos, y sus miradas se dirigen a ti. Luke y tú os reís. A Leia le debe parecer muy interesante el color de su pollo, pues lo observa fijamente mientras sigue comiendo, como si la conversación no fuera con ella.
-No soy yo -respondes entre risas.
Ellos alzan una ceja casi al mismo tiempo y miran a Leia con suspicacia.
-Venga ya, o eres tú u os lo estáis inventando... Si a Leia ni siquiera le gusta que le toquen -replica Jaime.
Luke y tú reís sin parar. Ella levanta la mirada hacia sus padres mientras roe su muslo de pollo.
-En realidad, no me gustan los gestos de amor, ni tiernos, ni todas esas tonterías. ¿Pero quién le dice que no a un cuerpazo cuando puedes comerle la boca?
Os reís, incluidos Mónica y Jaime, una vez que salen de su asombro. Leia, simplemente come.
-Pues lo esperaría mucho más de tu hermano que de ti, la verdad -comenta su padre, divertido.
-No, si ya... Lo he notado cuando habéis creído que era la santa -replica señalándote con la cabeza.
Él se ríe.
-Oye, que esto no es divertido -le regaña Mónica poniendo cara de madre gruñona.
-¿Cómo que no? Tiene veintiun años, ¡tiene edad para divertirse!
Os reís. Mónica intenta que no se le escape una sonrisa en vano. Su madre tiene una sonrisa hermosa, de esas angelicales. Sobretodo cuando está mirando a su marido, como ahora, o a sus hijos.
-¿Con que tú tuviste una relación abierta antes de mí, eh? -inquiere levantando una ceja.
-Por supuesto que no, cariño, sabes perfectamente que tú eres mi primera y mi última.
Jaime le da un beso en la frente y ella sonríe.
-¿Y tú qué, Leia? -pregunta Luke- ¿Nico será tu décimo y tu último o todavía no?
Leia le tira un pedazo de pan, que da en su camiseta y resbala por ella. Luke lo coge de sus pantalones y se lo come.
-No seas gilipollas -le dice Leia-, además, ni si quiera han sido diez. En realidad... Ni si quiera sé cuántos son.
Tú cuentas mentalmente y Leia te lo ve en la cara. Te empuja.
-¡Pero no los cuentes, joder!
Os reís y ella pone un mohín cruzándose de brazos. Le das con el dedo en la mejilla repetidas veces para que cambie la pose y ella gira la cara hacia ti y coge tu dedo entre sus dientes.
-Papá... La piraña me quiere comer... -te quejas con voz de niña pequeña.
-Cuidado que no te quiera comer de verdad -responde Luke entre risas.
Leia abre la boca para soltarte y le enseña su dedo corazón.
-Mm... Por cierto, te iba a contar... El otro día me tiré a una... Oh, no veas, te hubiera encantado: estaba buenísima.
La miras sorprendida.
A veces te sorprende lo liberales y abiertos que son en casa de Leia: no tienen pelos en la lengua para nada, pero sus padres nunca los regañan.
Pero ahora no es sólo eso lo que te sorprende.
-¿¿Pero no decías que a ti no te iban las tías??
-Y no me van, -Se encoge de hombros- pero tenía curiosidad. En fin, ya sabes: mi mejor amiga, algún día, si su coño lo quiere, follará con una tía, y yo sin saber cómo es eso... No, no, no... No puede ser.
Te ríes, aún sin creértelo.
-Pero qué mal estás.
Ella se encoge de hombros.
-Curiosidad, hija mía, curiosidad. Y he decidido que paso de liarme con tías.
Sueltas una carcajada.
-Mira, por fin tiene Leia un "la primera y la última".
Todos se ríen menos ella, que se aguanta la risa y te pega una colleja. Se termina de comer su plato y se levanta, metiéndolo en el lavavajillas y lavándose manos y boca en el fregadero. Tú te das con una servilleta en el cuello, donde te ha dado la colleja, pero esta sale limpia, por suerte.
-Bueno, ¿terminas?
Tú asientes y acabas de comer. Le das las buenas noches a todos y subes con Leia.
Para ellos ya es algo normal que aparezcas así sin más y te quedes a dormir con ella.
Cuando llegas a la habitación, suena Extremoduro, pero más bajo de lo que suele estar. Te sientas en la cama y ella se sienta a tu lado.
-Bueno, cuenta: ¿cómo ha ido todo?
-Primero cuéntame tú eso del otro día.
-No, primero tú, que he preguntado yo antes.
Terminas contándole lo que has hecho con Celia, sabiendo que ella no va a ceder. Leia te mira pícara, con esa carita suya de "y luego te metes conmigo... Como si no tuvieras que admitir que tengo razón con que es divertido". Claro que ambas sabéis que es mucho mejor hacerlo con una pareja amorosa y que ella lo disfruta más que tú, porque cada persona es como es: a Leia le gusta más el sexo y todo lo relacionado con ello que a un tonto un lápiz, y eso es así. Tú en cambio siempre has preferido los gestos de cariño, los abrazos, las miradas a los ojos... Te gusta el contacto físico, sí, pero cuando está relleno de amor. Algo como lo de hoy es muy inusual en ti. Lo que no quita que lo hayas pasado bien.
-¿Y tú?
-Pues mira, conocí a esta chica, em... Azuleima, creo que se llamaba. Al principio me pareció que era un chico muy guapo, luego reparé en que tenía tetas... En fin, ya sabes: la falta de costumbre de fijarme ahí abajo. -Te ríes- Hasta que fui a mirar si el cuerpo acompañaba... En fin, entonces me entró la curiosidad, como te he explicado antes: siempre he tenido curiosidad de cómo lo harías tú, ya sabes, las curiosidades de una "heterosalida" -bromea, tú vuelves a reír-. Intenté pegarme a ella, aprovechando el baile, ya que estábamos en un pub. Pero no había manera, a pesar de que me había dado cuenta perfectamente de sus miradas a mi cuerpo y a mis labios.
-Estás muy buena, es normal que se fijara.
-Gracias -dice ella como si nada, lo que parece más un "no me interrumpas"- Total, al final le pregunté si quería salir a tomar el aire, y ella me dijo que sí. La chica había bebido bastante a lo largo de la noche, también hay que decirlo. Total, nos sentamos fuera y estuvimos hablando un rato, filosofando. Hay que decir que la chica me calló de puta madre: tenía una cabeza muy bien amueblada, y era graciosa. Claro que yo seguía con mi curiosidad, y durante la conversación ella ya me había aclarado que le gustaban las chicas, hablando de otra cosa que no viene a cuento... Total, lo volví a intentar...
-Y la tentaste.
-Sí.
-Eres muy puta.
-Y a mucha honra -replica sonriendo-. La chica tenía moto y un departamento cerca, así que le dije que me diera las llaves, ya que, aunque no se tambaleaba ni nada, no me fiaba de que tuviera buenos reflejos.
Tras darte detalles de lo ocurrido en la cama de la joven, que no te recordaré para que no te pongas cachonda leyendo, añadió:
-¿Sabes qué es lo mejor?
-¿Qué?
-Que al parecer era virgen.
Alzas ambas cejas.
-Joder. Menuda manera de perder su primera vez.
Leia se encoge de hombros.
-Nah, tampoco es algo importante: la primera vez es sólo una vez más. Y oye, que es una experiencia fabulosa la de hacerlo con la diosa Afrodita, agradecida que debería de estar.
Intentas aguantarte la risa, pero no lo consigues.
-Aunque...
-Dí.
-Después me dio pena.
-¿Por?
-Bueno, acabé quedándome allí dormida, tirada en un sofá (no dormiría con un desconocido, por raro que te suene teniendo en cuenta que sí me había acostado con ella); y a la mañana siguiente ella tenía resaca... Pero la cabeza más puesta.
-¿Y?
-Bueno, como yo ya suponía, me dijo que no tenía ninguna intención de enrollarse con nadie aquella noche, y que no sabía qué le había pasado, que nunca había pasado de darse unos cuantos besos. Pero... Luego también me dijo que le había caído genial por todo lo que habíamos hablado, tanto la noche anterior como esa mañana, que ya que estaba fui a comprarle un ibuprofeno para que se le pasara la jaqueca -Sí, Leia es así, no conoce a alguien pero le da igual, va por todos lados como Pedro por su casa y si sabe que necesitas algo te lo da- y me quedé un rato conversando con ella. Dijo que le había parecido una chica fabulosa, y bueno...
-Uffffff... -sueltas imaginándote lo que viene.
-Sí: que le gustaría intentarlo, aunque fuese raro haber empezado del revés. Mmm... -Ella aparta la mirada.- Le dije que sólo me van los tíos...
Haces una mueca.
-Pfffffff... Joder.
Te imaginas el jarro de agua fría de que te respondan así al pedirle salir a alguien cuando encima te has acostado con esa persona.
-Ya... -Ella también hace una mueca-Lo sé. Tuve que explicarle que sólo sentía curiosidad.
-Vaya... Por una vez que encuentras a alguien que consigue caerte bien hasta a ti por su manera de pensar, y tienes que cagarla follándotela...
Ella se encoge de hombros estirando los brazos hacia los lados, con una cara que viene a decir "así es la vida".
Ya que estás, satisfaces algunas curiosidades preguntándole si es muy diferente a hacerlo con un chico. Ella está de acuerdo con lo que has leído en internet de que se nota que conoce más el cuerpo y que es más placentero, pero también te dice que ella no repetiría por el mero hecho de que no le atrae nada, y de que si no fuera porque cerró los ojos y se imaginó a Nico no le hubiera puesto del todo al no ser un chico, puesto que realmente no le atraía, pero que igualmente le había encantado la experiencia. También dice que se notaba que la chica era completamente primeriza, pero que había experimentado consigo misma. Y poco más.
Leia se va al cuarto de baño, y a ti te han dado ganas otra vez al escucharla. Recórcholis... Malditas hormonas alteradas.
¿O eso era sólo en la adolescencia?
No lo sabes. Pero culpemos a las hormonas, siempre es más fácil.
Para mejorarlo, la canción que está sonando habla de sexo. Sacudes la cabeza y sacas el pijama de la mochila, te cambias. Vuelves a sentarte en su cama y sacas el móvil. Tu madre te dice que vale, y en el grupo de Las Divas hablan de cosas varias. Te piden explicaciones de lo de esta tarde en cuanto ven que lo has leído por los ticks azules, y tú les explicas todo en un audio. Tras un rato hablando con ellas, te extrañas de que Leia tarde tanto, y abres su chat. Está conectada.
Relees el texto que te ha mandado antes.
"Valeria: Oye, Leia... ¿Me puedo casar contigo y con tus palabras?
Galaxia: Jajaja. Estaría encantada.
Total, tampoco cambiaría mucho la cosa: ya te tengo que aguantar la mayoría del tiempo y me robas la mitad de mi cama...
Valeria: Pero entonces haríamos cosas de mayores Añades emoticonos pervertidos.
Galaxia: Jajajaja. No, por Dios, yo con mi amante y tú con la tuya, que así da más morbo.
Valeria: ¿Me buscas una amante? Que si no creo que voy a estar a dos velas.
Galaxia: ¿Quieres que te lleve a un bar de ambiente?
Valeria: Era de broma...
Galaxia: Pero yo no. Ya no digo que vayas a ligar, pero a lo mejor encuentras a alguien que te caiga bien... Y no sé, quizá te siente bien cambiar de aires y hablar con alguien que entienda lo que se siente cuando te rechazan por su orientación sexual. Ya sabes: yo entiendo que te duela porque estás enamorada, pero supongo que no será lo mismo que te rechacen porque no les gustas a que te rechacen porque es imposible por tu sexo. Y sobretodo: así verás que hay más mundo además de Melca. Y te lo puedes pasar bien sin necesidad de quedar para liarte con alguien... Ya sabes: música, bailar, hablar... Esas cosas."
Escuchas la cisterna, así que no respondes, sabiendo que Leia va a volver al cuarto. La miras cuando entra.
-Pero qué tardona eres.
-¿Qué? Tendré que cagar. Que si no exploto.
Te ríes.
Los comensales de la cena:
Esta es la foto más parecida a Valeria que he encontrado, sólo que ella tiene cara de más mayor (tiene 21 años).
Luke:
Leia:
Jaime y Mónica:
Jaime y Mónica cuando Valeria les conoció (cuando tenía 3 años):
Leia de bebé:
La familia al completo (Valeri incluida):
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