M
Te sientas en tu cama de piernas cruzadas. Sacas el móvil y el papel de tus bolsillos. Agregas el número.
"Valeria: Hola, Azu. Soy Valeria, la chica de antes."
Te pones el pijama y vuelves a coger el móvil. Lo enciendes y ver aparecer el "en línea" debajo de su nombre.
Poco después, la foto gris de perfil cambia a una suya con su firma por encima: Blue Smiling con tinta celeste y una sonrisita. Te ha añadido a su lista de contactos.
"Azuleima: Hola. ¿Qué ha pasado? ¿Problemas en el paraíso?
Valeria: Bueno... Podría decírse.
Azuleima: ¿Ya? ¿Tan pronto?
Valeria: Jajaja no es nada. Y de todas formas quería escribirte para que tuvieras mi número. Me he dado cuenta de que te cuesta acordarte de los nombres, probablemente en unos días ya no sabrías quién te hablaba.
Azuleima: Touché. Bueno, ¿y esos problemas...?
Valeria: Bueno... La verdad es que quería pedirte que me enseñaras a hacer alguna manualidad para Melca.
Azuleima: ¿En serio?
Valeria: No quiero molestar ni que parezca que me aprovecho de ti, pero... Verás, me daba vergüenza explicarle el motivo por el que me has dado tu número, y Melca se ha puesto... digamos... celosa. Le dije que tenías un canal de Youtube y que te pedí un consejo por ello, que era para hablarlo más tranquilamente. No le he querido decir sobre qué era el consejo; pero... Me ha parecido una buena excusa. Y claro, no tengo ni la más remota idea de manualidades.
Azuleima: Jajajajaja. Oh, el amour... Primero de todo, tu amiga la galáctica es psicóloga, ¿no? Dile que le trate esos celos. Y... ¿No te resultaría más fácil explicarle la verdad?
Valeria: ¿Decirle que puse en el consejo de una desconocida la decisión de si seguía intentándolo con ella, me alejaba o seguía como amigas? ¿Y luego qué? ¿Le digo que no pienso casarme, que no quiero tener hijos y que pienso colgar algún símbolo satánico en la entrada de nuestra casa?
Azuleima: JAJAJA. Vale, creo que no es una buena opción... ¿No te he dicho que el amor no es lo mío? Yo se lo hubiera soltado. Sinceridad a tope. Bueno, pues... Mira, tengo algunos vídeos explicando manualidades en mi canal. Míratelos, a ver si alguno te gusta. Y si no, avísame que me invento algo.
Valeria: Vale... Haré alguno de los que tienes colgados, no quiero ser molestia. Y a ver si me sale... porque soy muy torpe.
Azuleima: También podrías escribirle una canción, y yo te pongo los acrodes.
Valeria: Que va. Para eso soy más torpe todavía.
Azuleima: Jajajajaja. Pues haz la manualidad, y si no te sale, quedamos y te ayudo.
Valeria: Tranquila, haré lo que pueda. No quiero molestar.
Azuleima: No lo haces, me gusta ayudar. Y fomentar mi cadena de sonrisas.
Valeria: Vale, muchas gracias. Ya te contaré qué tal.
Azuleima: De acuerdo. Buenas noches.
Valeria: Buenas noches. Y gracias otra vez.
Azuleima: No las des, no es nada."
Sales del chat contenta. Esa chica es un encanto.
Abres la conversación con Melca.
"Rubita <3: Buenas noches, mi amor.
Valeria: Buenas noches, mi vida. Descansa."
"Valeria: Hey, puta. Recuerda que puedes contarme lo que sea que te pase, ¿vale? Te quiero, cielo... Nos vemos mañana."
Te quedas un rato esperando, pero, aunque Leia está en línea, no contesta. Tampoco puedes saber si lo ha leído, pues tiene bloqueada esa función.
Suspiras, lo apagas y te acuestas, cayendo en un profundo sueño cargado de Leia, Alicia y Azuleima.
Te despiertas tras la tercera pesadilla de la noche. Apagas el despertador y te frotas los ojos. Tras vestirte y limpiarte la cara, coges el móvil y bajas a desayunar, mientras revisas tus mensajes.
"Galaxia: Tranquila, estoy bien. Hasta ahora."
Bueno, al menos ha contestado... Eso debe significar que no le ha molestado.
"Fire: ¡¡Hoy he quedado con el chico del que os hable!! ¡Qué nervios!
Acosadora: ¿Quién es ese chico y por qué no soy yo? Que diga... ¡Que te vaya bien!
León con honor: ¿Qué? ¿Pero por qué yo no me he enterado de nada?
Sky: Lo dijo ayer durante la merienda.
Fabimar: Ya os vale. Anda que contáis nada.
Galaxia: Rómpete una pierna.
Vampiro: Leia...
Galaxia: ¿Qué? ¡Significa suerte!
Acosador: ¡¡Sam!! ¡¿Pero qué os tengo dicho?! ¡Que relaciones nooo, caca! Luego nos vienes rayada y qué.
Rastas: Déjale, Carlos.
Acosador: Silvia, que no eres mi madre.
Rastas: No sabes cuánto me alegro de ello.
Peluchito: Que vaya bien, Sam. Chicos, no os peleeis.
Acosador: Marco, ¿quieres dejar de caerme bien?
Peluchito: No...
Acosador: Pues deja de hacer de árbitro.
Fire: Deja a Marco.
Galaxia: Carlos, todavía te meto una ostia.
Rubita<3: Carlos, no molestes a Marco, que sólo quiere ayudar. Y deja de decir que las parejas no valen la pena.
Acosador: ¿Pero por qué todos lo protegéis siempre?
Vampiro: Eso quisiera saber yo...
Galaxia: No os pongáis celosos... Es porque es nuestro amigo gay.
Peluchito: ¡LEIA!
Fire: ¡¡Leia!!
Melca: ¡Leia!
Acosador: ¡LEIA!
Vampiro: ¡¡¡LEIA!!!
Galaxia: ¿Veis? Para que veais que hasta vosotros lo protegéis, así que no os podéis quejar. Muajajaja.
Vampiro: Idiota.
Galaxia: Pero te gusta.
Peluchito: Que no os peleéis...
Acosador: Ya estamos.
Acosadora: ¿Queréis dejar de petar? Me habéis despertado.
Acosador: Te jodes.
Galaxia: Ajo y agua. Apaga el móvil, o déjalo en silencio.
Sky: ¿Vosotros no cambiáis no? ='''')
Galaxia: NUNCA.
Acosador: ¿Para qué? Si soy perfecto...
Galaxia: A ti sí que te haría falta.
Acosador: No más que a ti.
Galaxia: ¿A que te reviento?
Peluchito: ¿Queréis dejadlo ya?
Galaxia: Buenas noches.
Acosador: Agua fiestas.
Vampiro: Venga ya, a dormir todo el mundo.
Rastas: No me mandas MUAJAJAJA.
Vampiro envía un emoticono enfadado.
Rastas: Vale, vale. Me voy, me voy.
Fabimar: ¿Pero a qué viene tanta charla anoche?
Rastas: Suerte tienes de que no estás en nuestro grupo de WhatsApp... Si no los tendrías que soportar.
Galaxia: Si quieres te echo.
Rastas: No, gracias.
Fire: ¡Hoy es el gran día!
Galaxia: ¿Nervios?
Fire: No sabes cuantos...
Galaxia: No te preocupes, irá bien.
Sky: Eso le he dicho yo... Pero no se tranquiliza.
Valeria: ¡Buenos días chicos! ¡Seguro que va todo bien, Sam!"
Es el grupo que abrísteis para quedar para ir a la cafetería, aunque se desapuntó casi todo el mundo. Quizá no fue del todo una buena idea abrirlo.
Por otra parte, te extraña que Leia hablara por el grupo anoche y a ti no te haya contestado hasta esta mañana.
Cuando llegas a la facultad, acompañada por Melca, Leia está, como siempre, entre los brazos de Nicolás. Pero hay algo raro. Ella mira al móvil, sonriendo. Ignorando la conversación de sus compañeros. Espera... ¿Leia sonriendo?
–Hey, ¿qué tal? –saludas.
–Guay, ¿y vosotras? –contesta Carlos.
–Bien...
Miras a Leia, te extraña que esté tan pendiente al móvil y que ni si quiera te haya saludado. Es decir, si Nico y sus amigos están aquí, ¿con quién...? Y de todas formas, ¿desde cuándo hace más caso al móvil que a Nico o a ti?
–¿Con quién habla esta?
Te acercas para quitarle el móvil, pero ella alza la pierna poniéndola el medio, de forma que su suela toca tu camiseta.
–Hola, puta –dice sin levantar la mirada de la pantalla.
–Hey... ¿Con quién...?
Ella te enseña la pantalla unos segundos. Una chica rubia, con ropa rapera y unas letras celestes por encima.
Azu.
–¿Y eso?
Leia se encoge de hombros.
–Mola poder filosofear con alguien y que te siga de forma inteligente la conversación.
–¿Yo no te hablo inteligentemente?
–Tú no filosofeas.
–¿Y Nico?
–Podría escribir un libro entero con su manera de pensar y no me equivocaría. Y con la tuya también.
Miras a su novio.
–Vaya, Nico, nos substituye.
Él se encoge de hombros haciendo un gesto con la cara de "yo no entiendo nada, pero mientras ella esté feliz sin molestar a nadie, todo me da igual".
–No os substituyo. Sólo os complemento.
Sonríes y niegas con la cabeza. Es de lo que no hay.
–Yo lo que no entiendo es cómo a nosotros nos costó tanto que nos dirigiera la palabra y a esta le ha pasado el WhatsApp ya... Que por lo que nos ha contado no la conocía de nada –suelta Carlos.
–Porque tú eres un patán.
–¿Y Nico?
–Nico no hablaba.
–¿Y Marco?
–Demasiado tierno, inocente y fanboy para mi gusto.
–¿Silvia?
–Te recuerdo que con ella empecé a hablar antes. Y... ¡Dios, no sé, es una humana!
Os reís.
–¿Y esa chica no lo es?
–No. Ella es una artista. Y filósofa. Crea mundos y los entiende, es más diosa que humana.
–Ya salió la galáctica.
–Cállate.
–Cállame –responde él poniendole morritos.
Leia levanta la mirada del móvil para mirarle con cara de asco y amenaza.
–Al final te ganas la ostia.
–Leia... –la regaña Nico.
Ella bufa y vuelve a su pantalla.
Sam, Zahara, Melca y tú os veís en la biblioteca de tu facultad aprovechando que todas tenéis una hora libre. Sam os dice que el chico va a ir al campus a recogerla. Se le nota la emoción en el brillo de sus ojos. Hace mucho tiempo que no sale con nadie, y este chico, por lo que cuenta, parece ser el ideal. Aunque todavía es pronto para decir nada... Sólo han hablado por WhatsApp salvo los pocos segundos en los que se vieron en persona.
Cuando se acaban las clases, Melca se vuelve a casa acompañada por Paloma. Tú te quedas con Sam, que está a punto de ponerse a dar botes... No, ya está saltando.
Te ríes.
–Tranquilidad, Sam.
–¡¡Es que tengo muchas ganas de verle!! Me dijo que el plan era sorpresa. ¿Qué crees que habrá preparado?
–Ni idea, pero seguro que te encanta.
–¡Síiii! ¡Eso espero!
Sonríes.
–Ya verás como sí.
Ves como se queda quieto, con la mirada fija en un punto. Su sonrisa se ensancha.
Es un chico con la cara redonda, muy corpulento y de ojos algo apagados. Viste con un chándal y anda con los hombros echados hacia delante. Parece mayor.
Cuando se acerca más, te das cuenta de que tiene una cicatriz en la sien derecha.
–Hola, preciosa –saluda él sonriendo pícaro.
Su voz es algo monótona, plasta.
Sam le sonríe.
–¡Hola! Te presento a mi amiga, Valeri.
Él te mira de arriba a abajo. Pero qué poco disimulado... Piensas.
–Encantado.
–Igualmente. Perdona que te pregunte, pero ¿y esa cicatriz?
Te llama la atención porque es como si la hubieran rajado a caso hecho, una especie de V tumbada.
Él se lleva la mano instintivamente a la frente y aparta la mirada, moviendo los ojos unos instantes y acariciándose la nuca por la derecha, lado al que se queda mirando mientras habla.
–¿Ah, esto? Nada, es... Una herida de guerra. De cuando era pequeño. Me caí jugando con mis hermanos en el parque y... En fin, ya sabes, una roca mal puesta.–Mira a Sam– ¿Nos vamos?
–Claro.
Te pones de puntillas para dar un beso en la mejilla a Sammy.
–Hasta luego, preciosa. Que os vaya bien.
–Gracias.
Te quedas mirándolos mientras se alejan. Hay algo que te ha dado mala espina en ese hombre. Pero confías en que si Sam ha quedado con él, es porque ha visto que es buena gente.
Escuchas pasos que corren hacia ti a tu espalda y te vuelves. Ves a Leia con cara preocupada. Nico viene por detrás de ella, más despacio.
–Dime que esa no es Sam.
–Sí es, ¿por qué?
–Dime que ese hombre no tiene una cicatriz en la frente.
–Eh... Sí. ¡¿Por qué?!
–¡¿Te acuerdas del hombre que intentó violarme hace unos años cuando volvía a casa?! –grita ella mientras vuelve atrás– ¡Nico, las llaves!
Él le da las llaves de su moto y Leia se va corriendo. Cuando te das la vuenta, te das cuenta de que ellos también han subido en una motocicleta que él había dejado aparcada en el parking del campus.
Tu amiga monta en el vehículo sin detenerse a ponerse el casco y sale escupida detrás de ellos.
Miras a Nico preocupada, con la cara desfigurada.
–¿Qué podemos hacer?
–Esperar que Leia se haya equivocado... O que los pille en un lugar con público y la deje marcharse.
–¡Vamos a llamar a la policía!
–Valeria... No tenemos pruebas de que vaya a hacerle nada. No puedes denunciar a alguien por tener una cita. Y Leia ya lo denunció en su día.
Leia nota el aire contra su cara con fuerza. No está acostumbrada a montar sin casco, y los bichos le dan en la cara. Ella los ignora y se concentra en su camino. Más le vale no encontrarse con ningún polidía que la detenga por no llevar el casco, sino, los perderá de vista.
–Mierda...
Un bicho se le ha metido en el ojo. Va a mucha velocidad, y ha dolido. Suelta una mano del volante para intentar limpiarlo. Ya están más cerca. Han pillado un semáforo en rojo. Leia sortea unos cuantos coches dispuesta a parar a su lado, pero justo cuando llega ellos retoman la marcha.
–¡Sam!
Sam, que va agarrada a la cintura del hombre, la mira frunciendo el ceño, sin entender nada. Él la mira y aprieta la mandíbula. La reconoce. Aumenta la velocidad.
Leia no se queda atrás y procura ir a su lado en todo momento, mientras grita:
–¡Sam! ¡Tienes que bajarte de ahí! ¡Sam! ¡Pídele que pare! ¡Es urgente!
–Juan... Por favor, deténte un momento y luego vamos.
–Seguro que es una tontería, nena.
Leia se percata de que no es el mejor momento para acusarlo si no quiere montar un escándalo y que Sam salga mal parada.
–Sam... Es Valeria, te necesita. Ha ocurrido algo... Por favor, Sam...
–Juan, para.
–Seguro que alguien más puede ayudarla.
–¡Juan, que pares!
–¡No! ¡Mira su cara, está mintiendo!
–¡Juan!
Sam le golpea en la espalda y algunos peatones se les quedan mirando. Él gruñe y acaba aparcando para dejarla bajar. Si siguen gritando así, cualquier persona que los oiga podría denunciarle. Y él no quiere volver a la cárcel.
–Ven, Sam.
Asiente apeándose de la moto y le devuelve el casco al hombre.
–Lo siento, nos vemos.
Leia se baja de su moto y saca los dos cascos a todo correr, dándole uno a Sam y poniéndose el otro.
Te muerdes las uñas preocupada, dando vueltas sin parar. Nico mira hacia la carretera, a tu lado.
–¡Hey, allí están!
Levantas la mirada y sonríes al ver a ambas regresar.
Leia aparca a vuestro lado y Sam se baja.
–Quiero irme a casa –dice con la voz apagada, mirando al suelo.
–¿Estás bien? –le preguntas.
–Adiós.
–Tranquila, no ha pasado nada –te asegura Leia.
–Sammy, te acompañamos.
–No hace falta.
–Vamos.
Llegáis a la casa de Sam no mucho después. No dice nada en todo el camino, y, al llegar, se encierra en su cuarto.
Alicia se sale de su habitación y os ve en la entrada.
–¿Qué ha pasado?
Leia se lo explica en breves palabras y ella hace una mueca.
–Cuídala –le pides.
–Ponle a Pablo Alborán... La animará–sugiere Leia.
Nico suelta una sonrisita. Le encanta como su novia se queda con los detalles de todo el mundo.
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