I
Cuando llegas a casa y miras el móvil ves que tienes un montón de mensajes de Melca y algunas llamadas perdidas. Suspiras y abres el chat.
"Rubita<3: Valeria, lo siento...
Vuelve.
Estoy en la cafetería de siempre.
Vente, por favor.
Cielo...
Lo siento.
Perdóname.
No debí haberte gritado.
Sé que no debería tener celos... Lo siento, cariño.
Valeri...
Te quiero.
Vuelve, por favor...
Joder, Valeri, me siento como una puta mierda y no sé a quién acudir si no es a ti...
Valeri...
Al final he ido a casa de Sam y Alicia. Dicen que se te pasará, de verdad que lo espero.
¿Quedamos mañana?
Por favor, quiero pedirte perdón en persona y solucionarlo...
Valeri. Tengo que hablar contigo. Es importante.
Valeria: Sí, te veo mañana, cielo. Estuve con Luke y Ashton y después con Leia y Azu, por eso no he contestado.
Rubita<3: Necesito hablar. Ya.
Valeria: ¿Has visto la hora que es?
Rubita<3: Pero cielo...
Valeria: Puedes esperar a mañana. Te llamaré en cuanto me despierte.
Rubita<3: Cielo, de verdad que no puedo esperar.
Valeria: ¿Qué tienes que decirme? ¿Que lo sientes por ponerte celosa porque mire a mi mejor amiga o que no debería hacerlo porque Dios dice que dejarse tentar por la lujuria es malo? ¿O quizá que no lo volverás a hacer y que perdone tus pecados como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden?
Rubita<3: Buenas noches.
Pero tendías que tener en cuenta una cosa.
Valeria: ¿El qué?
Rubita<3: Que tú también eres mi mejor amiga. Una cosa no quita la otra.
Y que no deberías meterte con mis creencias usándolas como si fuesen burlas.
Y que una pareja es cosa de dos. Si no te importa que me dé miedo perderte quizá estés haciendo algo mal.
Valeria: Yo no quería decir eso.
Rubita<3: Vete a dormir y déjame en paz. Era algo realmente importante.
Pero tranquila, ya hablo con Ali.
Quizás le hiciste un favor dejándola, si a ella también la tratabas como a una beata idiota.
No soy idiota, tengo mi propio criterio. No soy una cría. Y ya deberías saberlo.
Valeria: No te trato como a una idiota.
Rubita<3: Que te vayas a dormir."
La llamas, pero ella te cuelga.
"Rubita<3: ¿No era demasiado tarde para hablar? Pues ya está. Vete. Ya me llamarás mañana. Espero que no me pilles en la parroquia, no sea que te enfades por estar escuchando a alguien que no sea a ti. Porque estaría perdiendo el tiempo escuchando sandeces, ¿no es verdad?
Valeria: Melca, yo no...
Rubita<3: Que te vayas a dormir.
Valeria: Amor...
Rubita<3: Ahora no tengo ganas de hablar contigo.
Valeria: Cielo...
Hey...
Por favor, no quería decir eso. Lo siento."
Melca te deja en visto. Respiras hondo y te intentas dormir. Al menos sabes que no está completamente sola, que hablará con Alicia...
Dios, tu novia hablando con tu ex sobre ti. Te va a dejar.
Tienen que estar poniéndote verde.
Despiertas muy temprano. Tanto que te da miedo llamar a Melca, por si la despiertas. Le mandas un mensaje con tal de no hacer mucho ruido.
"Valeria: ¿Estás despierta, cariño?
Rubita<3: Sí."
La llamas. Ella te cuelga. Te muerdes el labio.
"Rubita<3: Lo siento, estoy con mis padres, desayunando.
Cuando pueda me escapo y te veo, ¿vale?
Valeria: Desayuno y salgo. Estaré cerca de tu casa. Avísame cuando salgas.
Rubita<3: Vale, pero no te acerques mucho.
Valeria: Okey."
Respiras hondo. Lo cierto es que ni si quiera tienes hambre. Te vistes, vas al baño y bajas a la cocina.
–Buenos días, princesa. ¿A qué viene esa cara? –pregunta tu padre.
–Creo que me he peleado con mi novia...
–Ve a hablar con ella antes de que le de demasiadas vueltas a la cabeza –te aconseja tu madre.
–Eso pienso hacer.
Das vueltas nerviosa por la calle hasta que Melca te llama.
–Acabo de salir de casa. ¿Dónde estás?
Le das las indicaciones y ella cuelga. Vuelves a respirar hondo. No sabes ni qué decirle cuando llegue.
La ves al otro lado de la calle y te acercas a ella. Melca sonríe al verte. Te abraza.
–Vámonos de aquí antes de empezar a hablar, por favor.
Asientes. Camináis en dirección contraria a su vecindario.
–Siento haberte ofendido anoche.
–Yo siento ofenderte a ti ayer por la tarde.
–Tranquila, lo entiendo. Hablé con Luke. Tienes miedo de perderme.
Melca asiente.
–Sólo quiero que entiendas... Que me dan igual las facilidades. Quiero estar contigo. Contra viento y marea si hace falta.
–Lo sé, es sólo que...
–Lo sé, cuesta no dudarlo. Pero no lo hagas. Te prometo que te prefiero a ti sobre a todo.
Ella asiente. Tragas saliva.
–¿Qué tenías que decirme?
–Mis padres preguntaron a Paloma si sigo juntándome contigo. Ella les dijo que en clase me sentaba contigo y que solía estar antes de clase contigo y tu grupo. Lo irónico es que, cuando les preguntó por qué y mi padre contestó "¡porque es lesbiana!" ella respondió "ah, ya, ¿y qué?". Pero bueno... Mis padres se enfadaron conmigo, les dije que era por cosas de trabajos, que eran por parejas y como Paloma, Puri, Candela y Teresa son cuatro, siempre nos faltaba uno. Se les pasó un poco, pero no demasiado, y me hicieron prometerles que no quedaba contigo a sus espaldas ahora que estábamos en verano. No tuve valor de decirles la verdad. He... mentido a mis padres.
Melca respira hondo y suspira, hundiendo la mirada en la acerca.
–¿Qué... piensas?
–"No dirás falso testimonio ni mentirás"... "Honrarás a tu padre y a tu madre"... "No consentirás pensamientos ni deseos impuros"... "No cometerás actos impuros"...
Melca te mira con los ojos cristalinos. Te está diciendo con la mirada que ya no puede más. Es mucho peso para ella, ir en contra de sus padres y de Dios. Porque, incluso pensando que Dios no estaría en contra de que salga contigo, está mintiendo a sus padres.
La abrazas meciéndola.
–Lo siento, mi niña... Pero te prometo que podremos salir de esto, ¿vale? Cuando estés preparada se lo dirás... Al principio se negarán, pero tendrán que terminar aceptándolo... Y si no, yo te acojo hasta que lo entiendan. Tenemos que luchar por lo nuestro... Te quiero.
–Y yo a ti, Valeri... –solloza.
–No dejes que te separen de mí.
–No quiero hacerlo. De verdad que no.
Saca un sobre de su bolso sin separarse de ti y te lo tiende.
–Lo escribí ayer para ti porque no me podía dormir. Leelo cuando llegues a casa. Como tu carta de mesniversario.
Sonríes cogiéndola.
–Gracias.
La besas en la frente y guardas la carta. Acaricias su mejilla.
–Todo va a salir bien, ¿vale?
Ella asiente. Le secas las lágrimas. Le das un tierno beso en los labios que la tranquiliza por unos segundos.
–¡Paloma!
Os separáis de un salto. Vuestro corazón late como el de un niño al que pillan haciendo una travesura. Paloma y su séquito están torciendo una esquina. No crees que os hayan visto.
–¡Hola, chicas! –las saluda Melca fingiendo una sonrisa.
Paloma la mira alzando una ceja y te señala con los ojos.
–Me la encontré de casualidad yendo a hacer recados. ¿Tendré que saludarla, no? Por educación...
–Bueno, Melca, Leia me está esperando. Adiós. –Miras a sus amigas– Hasta pronto, chicas.
Te giras y caminas en cualquier dirección. Esas malditas te han dejado sin poder disfrutar de una cita con tu chica, sin poder tranquilizarla antes de que vuelva con esos buitres que se hacen llamar sus padres. Deberíais haber quedado en tu casa. Es el único lugar donde podéis estar seguras.
Sigues caminando hasta que llegas al parque preferido de Sam, de casualidad. Te sientas en un banco y abres el sobre. Tiene varios folios dentro.
Paloma se acerca a Melca. Baja la mirada y respira hondo antes de fijarse en sus ojos.
–No te creas que no lo he visto.
Melca la mira petrificada, siente el sudor frío salir por sus poros, su rostro refleja el terror absoluto.
No sabe qué hacer.
Y tú no estás allí para ayudarla.
–O lo paras tú o lo detengo yo –la avisa Paloma.
–Paloma... Por favor, no...
–No, nada de "por favor", Melca. Ya sabía yo que estabas cambiando. ¡Te tiene controlada! Y no voy a dejar que mi mejor amiga vaya al Infierno, ni de coña. Necesitas un psicólogo, e ir a confesarte. ¿Qué habéis hecho, Melca?
–Nada... De verdad que no.
–Te creía más inteligente. ¿Cómo has podido caer en esto?
Melca respira hondo y niega con la cabeza. Le duele mucho el pecho y le tiemblan los músculos.
Candela, Teresa y Purificación, que no han visto nada, las miran desde detrás de Paloma, con el ceño fruncido, sin comprender nada.
–¿No lo recuerdas, Melca? Deuteronomio 23:17, "No haya ramera entre las hijas de Israel, ni haya sodomita de entre los hijos de Israel".
–Lo sé, pero... ¿Y si la Biblia se equivocara? ¿Y si esas leyes se crearan para esa época, pero no para ahora? Dios creó a Mujer con Hombre y Hombre con Mujer para que procrearan... Pero hoy día hay más niños que padres, necesitarán a alguien que los adopte.
Paloma se queda mirandola estupefacta y da un paso hacia atrás, negando con la cabeza.
–Blasfemias... En contra de la Biblia. Valeria te ha comido la cabeza. –Niega con la cabeza– Voy a decírselo a tus padres.
–¡No!
–Es lo mejor para ti.
–¡No lo es! Paloma, por favor, si me quieres... No lo hagas. Por favor.
–Lo hago porque te quiero.
–No debes... Vivir en el pecado –le dice Purificación.
–Melca, entiéndelo, es por tu bien –apoya Candela–. Tienes que dejarla.
–Estar con ella es por mi bien. La quiero. Y ella me quiere. Me hace feliz.
–La verdadera Felicidad se encuentra cuando llegas al Reino de los Cielos –replica Paloma–. Y como sigas así no llegarás.
–¿Cómo puedes estar tan segura?
Paloma coge aire y niega con la cabeza.
–Esto ya pasa de castaño oscuro, Melca. Voy a decírselo a tus padres, ellos sabrán mejor qué hacer.
–¡No!
–Amarás a Dios sobre todas las cosas, Melca.
–¡Y eso hago! Pero a ella la quiero también. Menos... Pero la quiero. No puedo perderla.
–La perderás a ella o lo perderás a Él.
–No creo que Dios me castigue por amar.
–No habrá rameras...
–¡Entre las hijas de Israel, lo sé!
–No voy a seguir discutiendo contigo, Melca. Voy a contárselo a tus padres.
Melca las sigue intentando detenerlas, sin lograrlo. Cuando Paloma llama a la puerta de su casa, ella huye.
Ahora mismo Paloma está diciéndole a sus padres que su hija ha estado pecando, saliendo con una mujer.
Todo porque tú tuviste que besarla en mitad de la calle, a pesar de las veces que ella te ha advertido de lo peligroso que es.
Ahora mismo, ella corre sola, con las lágrimas resbalando de sus mejillas, temiendo que todo su mundo se desmorone.
Todo por tu culpa.
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