F.
Entras en el pub con Leia, que se ha empeñado en llevarte a un pub de ambiente, según ella, para que cambies de aires. ¿Que por qué de ambiente si no quieres ligar? Según ella, porque hasta a ella le gusta más. Tú consideras que es sólo una excusa.
Está sonando la canción Picky de Joey Montana. Miras a Leia aguantándote la risa y ella pone los ojos en blanco. Ambas reís.
Andáis hacia el interior, está bastante lleno. Leia se aparta un poco de ti para leer de lejos los distintos chupitos que ofrecen y sus precios. Tú te quedas mirando el ambiente (nunca mejor dicho), con las manos en el bolsillo, bastante seria. A tu al rededor, todos bailan, ríen o cantan.
Ves a una chica que se fija en ti y parece hacerle gracia que estés ahí parada, sola y sin moverte en mitad de un pub. La verdad es que no es de lo más normal.
Te excusaras diciendo que no hubieras ido si no fuera porque te obligó Leia.
Ella, en cambio, baila y habla con un grupo. Se gira dándoles la espalda y empieza a bailar y cantar (lo que sabes por que mueve los labios, pero no llegas a escuchar su voz), mirándote como si estuviera a punto de echarse a reír. Parece estar intentando animarte para que no seas un maldito pasmarote.
Es unos centímetros más baja que tú. Lleva un gorrito rojo que le tapa toda la cabeza, por el que asoma un flequillo rubio y rizado, bastante largo. Además, viste con una camiseta gris larga que se ha remangado por los codos, unos pantalones negros con un cinturón muy ancho y surferas. Sus brazos están decorados con varias pulseras en uno y un reloj blanco en el otro.
-Le digo "nena como tú ya no hay". Dice que tiene novio pero yo no le creo. -Dice que no moviendo el dedo y poniendo morritos con un divertido movimiento de cintura- Y ella se complica cada vez que la veo. -Se señala los ojos con dos dedos y señala hacia delante- Suena la música y lo que yo quiero es bailar contigo pero yo no puedo. -Baila tipo reggaeton pegándose a una pareja imaginaria. Tú haces todos tus esfuerzos por no reírte, aunque se te nota en la cara que te estás partiendo de risa por dentro- No puedo, me dice yo no quiero; -Estira un brazo y vuelve a decir que no, con la otra mano en su cintura y moviendo la cadera- pero se complica, yo no entiendo por qué es tan picky, picky, picky, picky, picky. -Ella ha llevado las manos a su nuca y hace un movimiento de pelvis hacia delante con cada "picky", poniendo morritos de forma "sensual" haciendo ver que está de coña total- Demasiado picky, picky, picky, picky. Si yo le salgo por la izquierda, se va pa la derecha -se mueve a ambos lados acercándose a ti y se ríe, apoyándose en sus rodillas.
Tú terminas por ser incapaz de no reír, contagiada por verla reír, aunque no la llegues a escuchar.
-Tía, un poquito de guasa, que esto es un pub, no te quedes ahí parada.
Te ríes.
-Es que me han raptado.
-Pobretica, que sólo te diviertes por obligación... -responde con guasa.
-¡Oye! No es así... Yo soy muy divertida, cuando quiero.
Ella se ríe.
-Claro, claro... Se te nota con ese movimiento de... Ah, no. Si no bailas. Bueno, cuando... Ah, que tampoco cantas. ¡Si hasta estabas intentando no reír, y mira que me he esforzado en que lo hicieras!
Ambas reís. Cuando se recompone, te tiende una mano.
-Por cierto, soy Azuleima.
Tú le estrechas la mano. Su nombre te suena.
-Valeria.
-¿No vienes mucho por aquí, no?
-No. Sólo cuando me raptan.
Ella ríe.
-Al menos tienes un secuestrador benevolente.
-Podría decirse.
Leia se acerca a ti, habiendo comprado su bebida. Azuleima la mira y hace una pequeña mueca.
-Ah... Hola, Leia.
-Hola, Azu. -Ella le sonríe sin más-Veo que ya os conocéis... Esta es mi mejor amiga, Vale.
Ella asiente. Tú miras a Leia preguntándole con tu gesto de qué os conocéis. Ella te pone cara de "venga ya, ¿que no te acuerdas?". A ti se te queda la boca abierta por unos segundos, hasta que recuerdas cómo cerrarla.
Azu parece entender en seguida que tú ya sabes lo que pasó entre ellas, por lo que te dice:
-Oye, que tu amiga me desvirgó. Dile que es una guarra.
Tú miras a Leia alzando las cejas, fingiendo toda la cara de asco del mundo.
-Guarra.
Leia se lleva una mano al pecho.
-Y a mucha honra.
Os reís, Azuleima después de salir de su sorpresa de que le hagas caso.
-¡Oye, me caes bien! Así me gusta, haciendo caso.
Leia te señala con la cabeza.
-Es que es una sumisa.
Ellas ríen y tú le pegas en el hombro, aguantándote la risa.
-Y oye, que conste que en ningún momento te quejaste.
Si fueras tú, hubieras dejado estar el tema. Pero sabes que Leia quiere saber si realmente le molesta. Por lo que te contó, la chica le cayó bien, y no querría estar molestándole o que ella no se vaya simplemente por compromiso, por no quedar mal.
-Estaba borracha... -replica Azu rascándose la nuca- De hecho, le he hecho prometer a mi amiga que me vigile para que no beba más de tres copas.
-Vaya... -Leia tuerce el labio- La verdad, no creía que lo estuvieras tanto, parecía que controlabas lo que hacías.
-Ya... Por lo que dicen no se me nota demasiado. Pero bueno, -Se encoge de hombros- no te preocupes. No es como si eso fuera a cambiarlo.
Tú alzas una ceja.
-¿De verdad no te importa?
Ella se encoge de hombros.
-Mira, nunca me ha ido el rollo aquí te pillo aquí te mato, soy más de parejas estables; pero si ha pasado ha pasado, y no voy a ganar nada lamentándome. Con que no me haya pegado nada infeccioso, que de hecho fui a comprobarlo y no, no me afecta en nada a mi vida. De todas formas, la próxima vez que lo haga, será la primera para mí; -Se ríe- porque no me acuerdo.
-Vaya... Pero qué manera más positiva de tomarlo.
-Es mi filosofía de vida. ¿Para qué voy a arrepentirme de algo que no puedo cambiar?
-Te dije que me caía bien -dice Leia-: piensa.
Azuleima se ríe.
-Gracias, supongo. Bueno... ¿Y qué hacéis vosotras por aquí?
Leia se encoge de hombros.
-A mi amiga le venía bien un cambio de aires y hasta a mí me gusta más este sitio.
-Oh, por Dios, dime que no eres tú también una heterocuriosa: corremos el peligro de que vayas a enamorar a alguien.
Leia se ríe y te da unos toquecitos en el hombro.
-No, esta miró las tetas de la matrona nada más nacer, no tiene peligro.
Ambas se ríen y tú le pegas.
-¿Y por qué te gusta más este sitio? -le preguntas, sin saber más que qué.
Leia mira a su al rededor.
-Bueno... Es un sitio cómodo. Digamos que... Aquí nadie te juzga. Puedo estar aquí sin que la gente me mire planteándose si me gustan las tías o no por mi ropa o si soy transexual o no... Puede que lo den simplemente por hecho, pero no me importa. Y no me miran con asco en ningún momento. Además... No sé, el ambiente es distinto. Como más unido.
Azuleima asiente.
-Creéme que te entiendo. Eso que dices en otros pubs no pasa, pero aquí es verdad que hay una unión muy fuerte. De hecho, cuando pasa algún delito de odio en cualquier parte del mundo, aquí hacemos un minuto de silencio de verdad. El jefe, al que llamamos el Tete, pero se llama Vicente, fue uno de los primeros en hacerse la cirugía de la resignación de sexo. Tiene como unos ocheinta años, aunque ahora todo esto suele llevarlo su hijo. Él sufrió un delito cuando estaba en mitad del tratamiento y casi no sale vivo. Dicen que por eso decidió abrir este pub: para crear un sitio donde todos nos sintiéramos seguros y no juzgados. La cosa es que, cuando ocurre alguna desgracia, baja de su casa, que está en este mismo edificio, manda apagar la música, pide un minuto de silencio, y nos da un discurso sobre por qué debemos permanecer unidos y continuar luchando para que algún día nuestra situación se normalice a lo largo de todo el mundo.
En ese momento, Leia se gira por una mano en su hombro, y tú lo haces también para ver qué pasa.
Ella da un saltito y se abraza al cuello de Nico, besándole.
-¡Creía que no vendrías!
-He conseguido un ratito para pasar contigo. Mis padres volvieron antes del trabajo y se han quedado con mis hermanos.
Leia lo vuelve a besar y tú miras a Azuleima, que a su vez los mira incómoda.
-¿Quién es?
-Su novio.
Los mira más incómoda todavía, haciendo una mueca.
-Oh, no te preocupes... Ellos tienen una relación abierta. Seguramente ya lo sepa.
-Ah... Menos mal. -Suspira.
Miras a Nico, quien, por el movimiento de sus ojos, mira a Azu de arriba a abajo.
-Pues he de admitir que tienes muy buen gusto... -le dice a Leia en voz baja.
Ella se ríe.
-¿A que sí?
Quita los brazos de su cuello y lo coge de la mano, antes de que a él le de tiempo a saludaros, os dice:
-Bueno, Vale, ¿ya has encontrado compañía, no? Pues os dejo un rato. Adióooos.
Y, sin dejar tiempo a réplica, se lleva a Nico para liarse con él en los sillones del fondo.
-¿Tu amiga está un poquito salida no?
No puedes evitar reír.
-¿Un poquito? ¿En serio?
-Dime por favor que su novio no le estaba diciendo que eligió bien o algo así cuando me miraba.
-Eeeh... Pues si quieres no te lo digo.
Azuleima se da con la mano en la frente.
-Bueno... -Se gira y frunce el ceño- ¡Mis amigos me acaban de abandonar! Dabuten, tío.
Te ríes.
-Pues ya somos dos.
-Lloremos juntas nuestras penas. -Vuelve a mirarte- ¿Te apetece que nos tomemos algo?
-Creía que no ibas a beber.
-Tres, como máximo. ¿Me vigilas?
-Vale.
Os hacéis hueco y llegáis hasta la barra. Os sentáis en unos taburetes altos y pedís dos chupitos.
-¿Realmente te sabías esa canción o hacías playback? -preguntas por curiosidad.
Azuleima se encoge de hombros, de nuevo.
-La ponen mucho. De todas formas, no me desagrada: es de las pocas canciones de reggaeton en las que no se deja a la tía como mierda. Que no digo que no haya más, pero la mayoría son como... muy sexistas, ¿sabes? Como si fuera un objeto sexual más que una persona con la que quieres hacer el amor, o incluso follar, que no te digo que esté mal pero... No lo conviertas en una infravaloración.
-Sí... Por eso mismo no me gusta ese tipo de música.
-Lo bueno de este sitio es eso: que la ponen muy variada.
Asientes. Ahora mismo, está sonando Halsey, y antes sonaba Morat.
Ambas tomáis vuestras bebidas y os quedáis mirando vuestros vasos vacíos, sin decir nada.
-¿Y cómo es que Leia te ha raptado para venir aquí? -pregunta por sacar conversación.
Se nota que tampoco es el lugar donde más le gustaría estar.
-Bueno... Es complicado.
-No me lo cuentes si no quieres.
Suspiras y niegas.
-¿Puedo preguntar qué te ha hecho acercarte bailando a una completa desconocida?
Ella se encoge de hombros, cómo no, y levanta el vaso para que el camarero los vea y los recoja.
-Se te veía a leguas que estás en la mierda. Por Dios, si tienes unas ojeras kilométricas, por mucho que las ocultes con maquillaje... Además, no es que sea de lo más normal estar con cara de muerto en mitad de un pub repleto de gente divirtiéndose. -Se encoge de hombros- Me gusta hacer sonreír a la gente, sin más. Sobretodo cuando veo que están mal. Creo firmemente en que que un desconocido te haga sonreír te puede mejorar el día. Y si te mejora el día, tratarás mejor a otros. Es como... Una cadena de sonrisas.
-Wow... Pero oye, gracias por el piropo, "cara de muerta".
Azuleima se ríe.
-Te planteo mi súper teoría y te quedas con que te he dicho que tienes mala cara. Oye, ¿tú sabes lo que es la sinceridad?
Sonríes.
-Era broma. No te preocupes. Tu teoría es magnífica.
-Ya, ya... Claro, ahora. Sólo lo dices por quedar bien.
El camarero recoge los vasos.
-Una cerveza. -Te mira- ¿Tú quieres algo?
-Otra.
Esperáis en silencio hasta que el camarero pone dos botellas delante de vosotras y las abre. Cuando vas a beber, no sabes cómo lo haces que consigues que la cerveza te salpique en la cara.
Deberías dormir más.
Azuleima intenta no reír, pero termina soltando una carcajada.
-Espera.
Saca un pañuelo arrugado de su bolsillo y te lo tiende. Tú te limpias.
-Gracias.
Te secas y la miras. Ella está dando un sorbo a su botella.
-¿Sabes? Quizá, ya que has decidido alegrarme por lo de tu cadena de sonrisas, debería contártelo para que sepas cuál es el motivo de que hayas hecho el ridículo en mitad del pub.
Azu intenta no reír para no escupir la cerveza. Deja la botella en la barra y traga.
-Dispara.
-Bueno... Verás... -Miras, tus manos, con las que has empezado a jugar al recordarlo- Resulta que llevo años enamorada de una amiga. Hace más de un mes, fui a declararme y terminé besándola. Ella me dejó de hablar, pero luego volvió y se disculpó, y todo iba bien. Sinceramente creía que tenía oportunidades de que cambiara de idea. Pero hace como medio mes ella me dijo que nunca saldría con una mujer, que dejara de intentarlo... Y bueno...
-Claro... Sigues decepcionada.
-Sí...
-¿Sabes? Te entiendo. Una vez me enamoré de una heterosexual... No te diré cómo acabó. Y bueno, luego perdí la virginidad con tu amiga la heterocuriosa... -Ella niega con la cabeza de modo que su flequillo revolotea bajo el gorrito- De verdad que no sé cómo lo hago, o qué le tengo a las heterosexuales.
Te ríes por la cara que pone. Normalmente, no te gusta que usen esos términos; pero esta vez lo dejas pasar.
-Pero... El caso es que yo no sé si es realmente heterosexual...
Ella te mira alzando una ceja.
-¿Por qué?
-Bueno... Verás... Ella viene de una familia muy religiosa. Y de hecho cuando se enteró de que me gustaban las mujeres, se lo tomó muy mal. Luego ya terminó aceptándolo pero... No sé, es como que no sé hasta qué punto ella aceptaría que le gustan las mujeres de ser así...
-Mmm... Entiendo... -Hace una mueca- Pues... Espero que si le gustan, al menos sea bi.
Frunces el ceño.
-¿Por qué?
-¿Te imaginas que toda tu familia vea fatal la homosexualidad, que a ti te parezca algo malo, que reniegues de ella... y qué sólo consigas fijarte en mujeres? Eso debe de ser horrible. Si al menos le gustan los hombres, posiblemente muera sin darse cuenta de su sexualidad. No sé, podría pensar que lo que le pasa con las mujeres es normal, que será envidia o simple cariño, que le pasará a todo el mundo... Pero si tampoco es capaz de enamorarse de los hombres... Pffff, jodido. Y no porque piense que no puedes tener una vida plena sin tener pareja. Sino porque ella se odiará por no ser capaz de hacer lo que debería. -Te mira y ve la mueca en tu cara. ¿Por qué en ningún momento te habías puesto en el pellejo de Melca y una desconocida lo ha hecho en dos segundos?- Lo siento porque me vaya del tema... Sé que a ti lo que te molesta es que te haya roto el corazón. Pero disculpa que me preocupe: no soporto estos temas. Es tan... Jodido.
-No... Tranquila, tienes toda la razón del mundo.
-Claro que siempre puede que te lo haya dicho porque está segura de su sexualidad. Desgraciadamente, eso nunca se sabe. -Da un trago a su cerveza- Mira, sé que ya te lo habrán dicho mucho; pero lo mejor que puedes hacer es no pensar más en ello y no volver a intentarlo, dejarlo como amigas u olvidarla. De hecho... Todavía podría ser peor.
-¿Peor?
-Claro. Podría ser hetero de verdad pero confundirse y empezar a salir contigo.
La miras con el ceño fruncido.
-¿Sabes cuál es la regla número uno? -pregunta señalándote con el dedo, con las cejas como haciendo un triángulo.
Esa tía es completamente expresiva.
-Claro. Nunca te enamores de una hetero.
-Esa. Pues hay una más importante todavía: nunca salgas con una hetero.
Te ríes.
-Pero eso ni si quiera tiene lógica...
-¡Claro que sí! ¿Te crees que somos los únicos gilipollas a los que les cuesta entender en su brújula interior en qué lado de la acera estamos? ¡Pues claro que no! Los heteros se confunden, como todos. Y se hacen un lío. Porque claro, hay incluso quien piensa que lo tenemos mejor montado. -Hace como que tose poniéndose el puño delante de la boca- Mentira. -Lo hace otra vez. Sonríes- O que no han encontrado a su tío o yo qué sé que coño. Y claro, deciden salir con una mujer. Y le dicen que normalmente no le gustan las mujeres, pero que ella sí, que no están seguras de que no sean heteros, etcétera. ¡Error! Tú te enamorarás. Ella dirá que tiene dudas y te dejará. Pero volverá, porque claro, está confusa. Y tú, estúpida de ti, caerás otra vez. Y volverá a dejarte, puede que hasta por el tío que ha pasado por delante sin camiseta con unos abdominales resplandecientes. Y el tío la destrozará, así que volverá contigo, justo cuando tú ya vayas por la quinta tarrina de helado y la séptima película romántica. Oh, y cuando no te queden más pañuelos en tu casa. Así que volveréis. Pero te dejará otra vez. Porque oye, una cosa es ser homosexual, y otra heterocuriosa. Y las lesbianas te lo pueden hacer igual, pero cuando es una hetero tienes el problema de que ¡jamás va a enamorarse! Por mucho que tú la trates bien o la hagas llegar al séptimo cielo. Da igual.
No puedes evitar reír escuchándola, imaginando su representación de por qué es la regla fundamental.
-¿Eso te paso a ti con la tuya?
-No. Pero me lo han contado. De hecho, no creo que pudiera pasar así tal cual conmigo, porque, por mucho que me duela o muy enamorada que esté, creo en las rupturas definitivas. Y por si acaso, le he hecho prometer a mi amiga que si quiero volver con una ex, me pegue. Que si hemos cortado será por algo.
-Pero tu amiga también te ha prometido que no te dejaría emborracharte y aquí estás bebiendo.
-Touché. -Mira su botella y hace girar el líquido que queda. Tú bebes- Creo que moriré borracha y saliendo y cortando con alguna hetero, como siga fiándome de ella.
Reís.
-Vas a tener que buscarte nuevas amigas.
-Pff... Eso parece... -Se gira y mira a su al rededor. Suspira- Y sigo sin verles... Menudos cabrones, que no se les puede dejar dos segundos solos.
Vuelve a mirarte.
-¿Y entonces? ¿Qué paso con esa chica?
-Ah, bueno. Resulta que eso fue cuando yo tendría unos... ¿dieciséis años? No sé, algo así. Le pedí salir, con un ramo de flores enorme y todo. Ella me miró con cara de asco, en serio, creo que casi me escupe. -Ríe- Se fue corriendo de allí dejándome con cara de atontada. Para el día siguiente, ya todo el instituto lo sabía, y empezaron a hacerme bullying por eso. Así que hablé con mi madre y me cambió de centro. Y así conocí a estos malditos que me han abandonado aquí... Menos mal que me ha dado por bailarte a ti y no a alguna gilipollas, sino menudo aburrimiento.
Te ríes.
-Me tomaré eso como un cumplido.
-Pues no lo olvides: no los suelo hacer. -Te mira muy seria, pero después sonríe y da otro trago- ¿Y qué piensas hacer?
-¿Con Melca?
-Supongo que se llamará así la chica...
-Ah, sí. Pues... Estoy intentando olvidarme de ella. Pero al mismo tiempo no quiero perderla como amiga, porque ya llevamos diez años y ha sido desde siempre muy buena conmigo, y no sé, pero como que es difícil olvidar a alguien a quien ves cada día...
Azuleima hace una mueca.
-Complicado.
Bufas.
-No sabes cuánto.
-Oh, creeme, lo sé. -Ves una mueca en su cara, como si recordara algo turbio. La miras con gesto de preguntar por qué- Salí con mi mejor amiga. Pero cortamos, ya sabes: no había amor, y todas esas cosas, según ella. Decía que no había que salir con los mejores amigos porque después se pierde relación ya que no hay tanta confianza y blablabla. Total, -hace una mueca- ella empezó a salir con mi mejor amigo.
-Creía que habías dicho que no salías con heteros.
-Ella es bi. Lo cuál es casi peor, porque sabes que el problema sí estaba en ti.
Ella abre la boca y los ojos, desencajando la mandíbula, poniendo cara de susto o sorpresa tipo dibujos animados. Te ríes.
-En fin, la cosa es que quedamos en seguir como amigas; pero terminé sin ver a ninguno de los dos: es jodido ver a la persona a la que has dedicado tus sueños, tus besos, tus insomnios y tus abrazos en brazos de alguien más. Y más cuando ese alguien es tu mejor amigo.
Haces una mueca.
-Tu amigo no debería haber salido con tu ex.
Se encoge de hombros.
-Estaba en su total derecho. Total, perdió a la amiga más guay que tenía con ello, así que acabó perdiendo.
Ella sonríe demostrando que lo dice de broma y tú sonríes también.
-No me gustaría que me pasara eso con Melca...
Azuleima se queda pensando, mirando a algún punto entre los cuadros colgados al otro lado de la barra.
-Tampoco yo quería. Pero... No sé, es difícil. Ambas opciones lo son. Te diría que un clavo saca a otro clavo, o sea que fijarte en otra chica podría ayudar; pero... No creo que eso sea bueno ni para ti ni para la otra chica. De todas formas, no te preocupes: hasta la más tentadora de las hetero se acaba olvidando.
Sonríes.
-¿Y de las homos no?
-Claro, pero en ese caso es distinto: porque sabes que el problema lo has tenido tú por no tener lo que había que tener para gustarle, así que coges el orgullo que te queda, dices "en realidad no me gustaba tanto" y te vas.
Sueltas una carcajada.
-¿Qué? Oye, es importante no masacrar aún más tu dignidad por los suelos -bromea.
Sonríes y bebes de tu cerveza. La suya ya se ha acabado.
-Bueno... Sea como sea, espero que consigas olvidarla pronto, -Te señala la boca- tienes una bonita sonrisa, seguro que triunfa contagiando sonrisas para mi cadena de sonrisas. -Sonríes y ella también- ¿Ves? Si es que soy una genia para hacer fichajes.
Te ríes.
-¿Seguro que no me estás tirando los tejos? -bromeas.
Ella parece atragantarse con su propia saliva. Arruga la nariz.
-No te creas el centro del mundo, bonita. Me gusta hablar con gente nueva para aprender y conocer nuevas perspectivas. Y porque me gusta reír y hacer reír así sin más a una persona de la que puede que en unos días no me acuerde, ni lo haga de mí, pero que ha hecho que nos riamos un rato. O que aprendamos cosas nuevas. Creo en la risa como herramienta de poder. Y en el conocimiento como fin propio en la vida.
Te quedas mirándola, acariciándote la barbilla.
-Ya... Era broma. Pero oye, ¿tú no estudiarás psicología por algún casual, verdad?
-No, ¿por qué?
-Porque me recuerdas a Leia. ¿Y entonces?
-Adivínalo.
Te roba un trago de cerveza.
-¿Filosofía?
Niega con la cabeza.
-¿Entonces?
Te mira fijamente a los ojos, como si quisiera asegurarse de tu reacción.
-Bellas Artes.
Alzas las cejas, sorprendida.
-¿En serio?
-Ajá. También los artistas sabemos pensar, ¿sabes? De hecho, ¿de dónde crees que surgió la filosofía y la psicología? ¿De un mercader rutinario o de un observador de este mundo, creador de nuevos e investigador de los de otros?
-Eres asombrante.
Ella dibuja una sonrisa arisca.
-Gracias.
-¿Y en qué rama de artes estás más interesada?
-No sé... Me encanta todo. Pintar y actuar sobretodo. También la fotografía. Amo el baile, pero sé que no soy lo suficiente buena como para ganarme la vida de eso. Posiblemente acabe pintando cuadros, encontrando trabajillos de baile y actuación, haciendo fotos por encargo y recolectando calderilla por las calles.
-Mmm... Creía que baile y actuación no se hacía en Bellas Artes.
-Y no se hace, pero eso lo estudio por las tardes. En realidad, sobretodo es actuación. Bailar aprendí siendo más pequeña, aunque a veces hace falta para alguna representación, y así practico.
Asientes y volvéis a quedaros calladas.
-¿Y tú qué haces?
-¿Qué crees?
-¿Según la cara que tenías cuando te he visto? Empresariales o algo así aburrido.
Te aguantas la risa y le das en el hombro. Ella se ríe.
-¡Oye, que ahora sí estoy riendo!
-Claro: efectos del alcohol y de estar conmigo, que hago reír a cualquiera.
Te saca la lengua y tú te fuerzas por no reír.
-Bueno, ¿entonces? ¿Qué estudias?
-Sociología.
Frunce el ceño.
-¿Y eso qué es y para qué sirve?
-Luego la inculta seré yo. -Sonríes- Pues... Tiene bastantes salidas. La mayoría socioeconómicas. ¿Sabes qué es lo peor? -La miras y te hace un gesto con la cabeza para que sigas- Que me metí por Melca. Porque ella la estudiaría también.
Ella abre mucho los ojos, los pone en blanco y se golpea en la frente, haciendo que su gorrito se descoloque.
-¡¿Pero tú estas tonta?! ¡¿Te puedo matar?!
Te ríes y suspiras.
-Sí... Por favor, mátame.
-Dime que al menos estás en primer año y puedes cambiarte sin perder demasiado.
Niegas con la cabeza.
-Estoy en tercero. Me queda uno y el trabajo final.
-Pffffffff... Joder.
Azuleima suspira y estira su espalda.
-Pues sí que te pillo fuerte.
Coges aire, suspiras y asientes.
-Demasiado.
-¿Pero te gusta lo que estudias?
Te encoges de hombros.
-No está mal. De todas formas, no había nada que me llamara la atención, así que...
-Eso pasa cuando en vez de imaginar tu futuro profesional imaginas tu futuro familiar con tu amiguita -te chincha.
Tú le das en el hombro, pero no puedes evitar sonreír: tiene razón, en cierto modo.
-Oye, te voy a tener que denunciar por maltrato físico.
-Entonces te denunciaré yo por maltrato psicológico.
-Argumentaré que estás loca y en cuanto te conozcan me creerán.
Te aguantas la risa.
-Las mejores personas lo están -citas a Alicia en el País de las Maravillas.
-Oh, amor de película.
Sonríes.
-Mucho.
Una chica se acerca a ella sonriendo y le llama tocándole el hombro. Azuleima se gira y la mira.
-Oye... Azu, espero que no te importe; pero... Bueno, que me voy con un tío, aunque ya veo que estarás bien acompañada... -Te echa una miradita- Así que eso, que nos vemos otro día.
Ella la mira sorprendida.
-¡¿Pero cómo puedes ligar hasta aquí?!
La chica se encoge de hombros.
-Es bi.
Azuleima se ríe.
-Encima que te estaba esperando para que no te volvieras sola... Anda, vete.
Cuando la chica desaparece entre la multitud, ella te mira.
-¿Sabes? Realmente tengo unas ganas de coger mi cama que flipas... Y creo que a ti te vendría bien también. ¿Vives muy lejos?
Haces una mueca.
-Andando, bastante. Me trajo Leia en motocicleta.
Ella bufa y frota la frente con su mano.
-Pues me da a mí que tu amiga va a estar demasiado ocupada metiéndole la lengua a su novio hasta el gaznate...
Te aguantas la risa.
-No te preocupes, ya me las apañaré para que me hagan caso o para pasar el rato mientras tanto.
-No voy a dejarte aquí sola después de que me hayas hecho compañía en lugar de los descerebrados de mis amigos.
-Pero no vas a quedarte aquí por eso si quieres irte...
-Tengo la moto fuera, puedo llevarte.
-No quiero ser una molestia...
-No me cuesta nada llevarte. Y has podido comprobar que apenas he bebido.
-¿Seguro que no me estás tirando la caña? -bromeas.
Ella se levanta y camina en sentido contrario.
-Hasta otra, Valeria.
Te levantas y la sigues.
-No, no, no...
Te mira divertida.
-¿No decías que no querías ser molestia?
-Pero tampoco quiero quedarme... Desde un principio no quería venir.
-Anda, ve a avisar a tus amigos de que te marchas, te espero fuera.
Asientes y vas a los sillones del fondo directamente, teniendo que apartar a la gente de tu camino. Leia está sentada sobre Nico, y, cómo no, Azu tenía razón: metiéndole la lengua hasta el gaznate.
-Eeeeh... Chicos... -les llamas cuando ya estás a su lado.
Nico te ve y separa la boca de Leia, te señala con la cabeza y la chica te mira.
-Yo me voy a ir ya... Pasad una buena noche.
-¿Pero qué dices, loca? -replica Leia- No voy a dejar que te vayas sola.
-Azu me lleva...
Ella te mira alzando una ceja. Nico parece divertido.
-¿Qué? Dice que ya que nuestros amigos nos han abandonado, no va a dejarme sola ella también.
-¿Ha bebido?
-Sólo una cerceza y un chupito, mamá.
Ella frunce el labio.
-Ten cuidado.
Asientes. Nico te acerca la mano y os dais un apretón.
-Buenas noches, Valeria.
-Buenas noches, Nico.
-Que sueñes con guarradas, puta -se despide Leia.
Pones los ojos en blanco y Nico se ríe. Sonríes y sales del local.
En frente de él, ves a Azuleima con un casco rojo puesto y la moto del mismo color a su lado. Lleva otro casco en la mano.
Te acercas y ella te lo da. Te ayuda a colocártelo.
Subís a la moto y te sujetas a su cintura. Ella la pone en marcha y la guías hasta tu casa.
Nunca antes hubieras montado en la moto de un desconocido. Pero la joven parece de confianza, y, sobretodo: a situaciones desesperadas medidas desesperadas.
Bajáis de su moto y ella te ayuda a quitarse su casco.
-Bueno... Pues ahora espero que sepas que, si te veo otra vez, espero que me digas que has cumplido con mi cadena de sonrisas.
Sonríes.
-Buen ensayo.
Ríes levemente.
-Gracias por todo, Azuleima.
Ella se encoge de hombros.
-No es nada, sólo me he dado una vuelta.
-No... Por todo. Supongo que me venía bien hablar con alguien que realmente lo entienda.
Sonríe.
-No las des. Siempre me gusta ayudar.
Ella guarda el casco bajo el asiento de su moto.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
Te acuestas tras cambiarte. Ese día, has recordado lo que era una buena risa o una sonrisa espontánea y has olvidado a Melca en los momentos en los que no hablábais de ella.
Deberías hacer más caso a Leia.
Cambiar de aires te ha sentado bien.
¿O ha sido la extraña creadora de sonrisas?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top