A
Os despededís en la salida del hospital. Alicia os abraza, a todos menos a Leia, a quien le da la mano. Os da las gracias por acompañarla. A ella le agradece haberla ayudado cuando se mareó. Le dice que es genial. Leia tiene la misma cara inexpresiva de siempre. Aunque la verdad es que está aún más perdida en su mente que de costumbre.
Nico se despide de su novia con un largo beso. Después os abraza y se va. Él por un camino, Sam y Ali por otro de la mano, te quedas con las dos mujeres de tu vida.
-¿Vamos? -preguntas, mirando a tu amiga.
Ella asiente lentamente y echa a andar con las manos en los bolsillos. Tú y Melca la seguís.
-¿Te pasa algo?
-¿Qué me iba a pasar? -replica ella mirándote con esos ojos suyos de "¿por qué coño te metes donde no te llaman?".
-Te noto... Rara.
-Estoy bien.
-¿En qué piensas?
-En nada.
-¿Leia Galán Macías sin pensar en nada? No me lo creo.
-Claro, no pienso en nada cuando es mejor a pensar.
-Lo que tú digas, Galaxia.
-Como si no tuviera razón.
-Si pensar en nada es mejor que pensar eso significa que sabes que lo que vas a pensar es tan oscuro que prefieres retirarlo de tu mente.
Os giráis hacia la voz las tres al unísono. Leia parece tardar en reconocer a la chica que tiene en frente, entre dos muchachos; pero cuando lo hace sonríe de medio lado. Melca se sonroja al hacerlo. Tú te sorprendes.
-¿Te he dicho que me gusta que me follen con la mente? Elegí bien -te dice Leia.
Azuleima cierra los ojos arrugando la nariz.
-No me lo recuerdes. Todavía intento convencerme de que puedo perder la virginidad con quien me de la gana -bromea.
Leia ensancha su sonrisa de medio lado, pícara.
-¿Vosotras dos...? -pregunta Melca dubitativa.
-¿Me la follé? Sí.
-Desgraciadamente -agrega Azulaima-. Yo estaba borracha.
-Eso es lo que nos quieres hacer creer-dice uno de sus acompañantes-. Seguro que lo hiciste conscientemente, que está buena.
-Eso no te lo voy a negar. Pero no lo hice conscientemente.
Leia le guiña un ojo al chico poniendo morritos.
El único momento en el que le gusta usar la expresividad de su rostro es para ligar... Y para insultar.
-Creo que te has equivocado con la entonación. No es "desgraciadamente. Estaba borracha"; sino "desgraciadamente estaba borracha" porque te encantaría acordarte de lo que hiciste con mi cuerpo de Afrodita -bromea Leia moviendo las caderas mientras pasa las manos por su cuerpo.
-Más quisieras. -Azuleima te mira- ¿Le quieres decir a tu amiga que me deje de tirar los trastos?
-¿Qué me das a cambio? -preguntas moviendo la cadera y poniendo un gesto sensual para picarla.
-Oye, que ya te dije que no conseguirías ligar conmigo, no lo intentes.
-No lo intento.
-Claro que no, y en el pub tampoco.
-No. Tengo novia -añades viendo por el rabillo del ojo que Melca te mira con las cejas alzadas.
-¿Intentaste ligar con ella?-te pregunta Melca.
-No, sólo le dije que me tiraba. Porque me estaba tirando.
-Más quisieras tú también, nena. No te tiraría ni aunque fueras la última mujer sobre la faz de la tierra.
-Venga, que hasta tú tienes necesidades sexuales, Azuleima-dice su otro amigo.
Ella le mira con cara de odio.
-Sí, y dedos también -replica poniéndoselos delante de la cara.
Leia y tú reís.
-Me encanta esta chica-comenta tu amiga.
-Que no me tires.
-Que no te tiro. Yo también tengo novio, aunque no lo parezca. Y no me van las tías.
-Eso de que no te van las tías es una tontería. Todos somos personas, que te hayas fijado normalmente en tíos no significa nada, cualquier persona te puede enamorar... Si tienes la mente abierta para verlo.
-¿Me intentas convencer? ¿Quién tira a quién ahora?
Azuleima os mira alzando las cejas, levantando la comisura derecha del labio.
-¿Me estáis jodiendo, verdad?
Te ríes.
-Sí, lo hacemos a posta.
Ella sonríe.
-Qué mala gente. -Mira a Melca- Tú, rubita, deja a la pirada esta, que no te va a hacer ningún bien.
Melca se pone roja y niega con la cabeza. Abre la boca pero no le sale la voz. Se ha puesto a temblar.
-Melca, tranquila, que no pasa nada. ¿No ves que lo entiende? Y no conoce a tus padres ni a Paloma ni nada.
Azu pone un gesto de comprensión y, acto seguido, arruga los labios.
-Entiendo... Rubita, no te sientas mal, que tienes a una persona que te quiere a tu lado y eso es lo que importa. Ya verás como llegará el día en que lo veas todo más claro y puedas vivir tranquila.
-¿A ti te pasó?
Azu mira un momento al cielo y asiente lentamente.
-Mi vida se convirtió en un Infierno. -Devuelve la mirada a los ojos de Melca- Yo no tuve tanta suerte, y me enamoré de una cabrona. Cuando me confesé, ella se asqueó y se lo contó a todo el instituto, que se reveló en mi contra... Pero esas cosas cada vez pasan menos, y entre adultos es más raro: los niños se dejan llevar sin pensar en lo que están haciendo, y aprovechan cualquier cosa para rajar.
-¿Cómo has sabido que yo era su novia?
-Como pintora me propuse estudiar lenguaje corporal. Es bueno para saber hacer que tus retratos reflejen sentimientos, y para leerlos al estudiar otros cuadros o en tus modelos. Te brillan los ojos cuando la miras, lo que se explica porque se te agrandan las pupilas y tus ojos segregan lágrimas para protegerse. Y has hecho ciertos gestos a lo largo de la conversación que lo denotaban. Pero tranquila, la mayoría de la gente no suele darse cuenta de esos detalles. Además, yo ya estaba en antecedentes: ella lo dejó caer cuando estuvisteis en mi piso.
-¿En tu piso? -se entromete su amigo- Creía que habías tenido coito, no una orgía.
Azuleima le propina una colleja que se escucha con fuerza, a pesar de que es tan baja que tiene que saltar para dársela.
-Bueno, chicas, no os entretengo más, lo siento por haberme entrometido en vuestra conversación.
-No importa -responde Leia-, siempre es un placer escuchar a una mente pensante como la tuya.
Ella sonríe, entre creída y complacida.
-Adiós, Azu-te despides-. Un placer verte.
La rubia asiente lentamente.
Os dais la vuelta para marcharos.
-Espera. -La miráis- Morena, ¿puedes venir un momento?
Te señala y hace un gesto con la mano. Vas a su lado. Ella ha sacado una libretita y un bolígrafo de su bolsillo, apunta algo.
-La próxima vez que necesites algo, no uses el Youtube, 5SOSSP.
Te mira cuando termina de decirlo. Te has sonrojado. Azu sonríe conforme.
-Lo sabía.
Arranca la pagina de la libreta y te la entrega. Ha apuntado su número.
-¿Así que fan de 5 Seconds of Summer y Simple Plan?
Asientes lentamente, sin mirarla, avergonzada.
-¿Cómo lo has sabido?
-Cuando tu novia se ha puesto así, y al atar cabos de cuándo y cómo fue que me dijiste que te gustaba, me he acordado de la chica que me escribía por Youtube y he atado cabos. ¿Cómo se llama tu amiga?
-¿Leia?
-Eso.
Azu se aleja de ti y tú vuelves al lado de Melca y le das la mano, guardándote el papelito en el bolsillo.
-Leia, sólo te entretengo un segundo más, porfa.
Tu amiga asiente y se aleja con ella por curiosidad. Ves como Azu le pregunta algo, con gesto preocupado. Leia niega levemente con la cabeza. La rubia dicealgo alzando las cejas. Leia vuelve a negar mientras responde. Azuleima posa una mano en su hombro al tiempo que habla, y Leia le responde con una leve sonrisa. Termina asintiendo y se une a vosotras.
-Vamos, idiotas.
Os despedís de Azu y sus amigos con la mano y proseguís vuestro camino.
-Dame -ordena Leia metiendo la mano en el bolsillo de tu chaqueta.
Saca el papelito al tiempo que su móvil y se apunta el número.
-¿Te ha llamado para darte su número? -pregunta Melca mirándote con las cejas alzadas, inquisidora.
-Sí. Venga, Melca, que no pasa nada, ella sabe que estoy contigo... No pienses nada raro, que no te pega.
-¿Quieres que no piense nada raro cuando te llama expresamente para decirte algo a solas, te da su número y habláis con el tonteo de si os estáis tirando?
-Por Dios, Melca, no seas celosa. Que yo sólo te quiero a ti.
-No porfíes.
-Perdón.
-Y no me llames celosa.
-No te comportes como si lo fueras.
-Joder, Valeri, que...
-Valeri tiene razón -la calla Leia-. Esa tía no saldría con nadie porque no quiere que le rompan el corazón. Y Vale no se ha pasado años luchando detrás de ti para ahora joderlo por una tía cualquiera.
Tu amiga te devuelve el papel.
-¿Y a ti qué te ha dicho? -le preguntas.
-Nada.
-¿Y a ti?-inquiere Melca.
-Nada importante.
-¿El qué?
-Nada.
-Pero no tengo motivos para ponerme celosa... ¿Si no es importante por qué no me lo dices?
-¡Porque no es interesante, Melca!
-Claro -reoplica ella apartando la mirada.
-Pfffff... Rubita...
-No me vengas ahora con ñoñeces.
-Que no, mira... Ay... Es que me da vergüenza.
-Por algo será.
-Joder... -Te muerdes el labio y resoplas. Qué bonito sería en esos momentos tener a una pareja tan liberal como Leia- Mira, Azuleima tiene un canal de Youtube, y yo le escribí un comentario para pedirle consejo... Se ha dado cuenta de que era yo y me ha dado su teléfono para que pueda hablarle directamente.
Melca te mira curiosa.
-¿Consejo sobre qué?
-Nada importante, ¿vale?
Ella se queda callada unos segundos.
-Bueno, vale.
Te apuntas mentalmente pedirle a Azuleima que te enseñe a hacre alguna manualidad para regalársela a Melca. Eso te servirá de excusa, le quitará los celos y será mejor que admitir que acudiste a una desconocida para preguntarle qué hacer con ella.
Seguís andando en silencio. Tú miras a Leia, que ha vuelto a cortarse el pelo. Sigue teniéndolo en cresta, pero ya sólo es tan largo como tu mano de lado. Es su ciclo normal de peinado, lo deja creer hasta que se cansa, lo rapa, y vuelta otra vez.
No puedes quitarte de la mente que la notas rara. Y que no sabes exactamente a qué juega con Azuleima. Y que a Melca le han dado celos y tú odias los celos, bueno, eso también.
Acompañáis a Leia hasta la nave. Ella se quita la chaqueta cuando llegáis a su calle.
-¿No tienes frío?-pregunta Melca.
-Nah. Voy a ponerme a hacer deporte en cuanto suba. Hasta luego, putillas.
-Hasta el lunes, zorra-respondes.
-Adiós.
-¿Te acompaño a casa? -preguntas a Melca.
-Mejor a unas manzanas.
-Es de noche, tu madre agradecerá que no te deje sola.
-También es verdad... Pero tu madre me matará si descubre que te he hecho caminar el doble sola y de noche.
Sonríes.
-No importa. No la dejaré.
La besas en la frente y ella te sonríe. Te da la mano. Camináis protegidas por la oscuridad, evitando las farolas. Ella se siente más cómoda así.
-¿Qué crees que le pasa a Leia?-te pregunta.
-Según lo que dijo en la cafetería, supongo que alguna pelea con Nico.
-¿Crees que lo arreglarán?
-Seguro que sí, no es la primera, ni será la última.
-¿Se pelean a menudo?
-Bueno... Sí, a veces.
-¿Por qué?
-Porque chocan mucho en determinadas cosas. Ya sabes que Leia es... complicada. Y Nico muy sensible.
-Entiendo. ¿Y entonces, por qué siguen juntos?
-Porque se quieren. Y porque los buenos momentos les compensan. Pero cada vez que sabe que ha hecho daño a Nico... Leia se plantea dejarlo para no hacerle más daño, alejándolo de ella. Y eso no es algo bonito de pensar.
-¿Crees que eso es lo que quería evitar pensar?
-Seguro. Y por eso mismo está ahora matándose a ejercicio. Porque si se cansa lo bastante como para quedarse dormida en cuanto toque la cama no podrá darle vueltas a la cabeza.
-¿No quieres quedarte con ella?
-No querrá hablarlo conmigo. Casi nunca lo hace. Leia es así.
-Pff... Qué mal.
-Ya... Leia dice que ella no está hecha para vivir en pareja. Y que Nico es un masoquista integral por salir con ella.
-¿Y ella no?
-No, porque a ella sólo le hace daño en el momento en que sabe que ha hecho daño a Nico.
-Qué complicación.
-El amor es complicado.
-Ya... Me he dado cuenta.
Sonríes.
-Te quiero.
-Por eso me había dado cuenta.
Te ríes.
-Yo también te quiero, morenita.
Sonríes y le das un pico en los labios.
-Ya los echaba de menos.
Ella sonríe y te da un corto beso.
Quedan dos calles para su casa.
-Hasta el lunes, cielo.
-Hasta el lunes, mi vida.
-Sueña conmigo.
-Creeme que lo haré.
-Y yo también.
-Raro sería que soñaras algo en donde no salieras tú.
Melca se ríe.
-Tonta...
-Por ti.
-No me eches las culpas de que seas tonta.
-Bueno, pero te gusta.
-Claro que sí.
-Anda, vete ya.
-Adiós.
-Adiós, amor.
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