A

Recoges a tu novia a una calle de su casa. Tu novia. No dejas de llamarla así. Te gusta como suena.

Ella sonríe en cuanto te ve, corre hacia ti y se cuelga de tu cuello para besarte. Su sonrisa se transporta a tu cara.

-Buenos días, rubita.

-Buenos días, tonta.

-Me minarás la moral, Meca.

La rubia se ríe.

-Cállate.

-Cállame -contestas alzando una ceja.

Ella te mira vergonzosa, sonríe y te da un tierno beso en los labios. Intentas darle otro, pero ella se separa, te coge la mano y echa a andar.

Ves a un hombre pasar por vuestro lado por el rabillo del ojo y caminas con ella.

-¿Qué tal todo con tus padres?

-No me han vuelto a sacar el tema.

-Genial.

-Todavía no me creo que lleves una semana siendo mi novia.

Te ríes.

-Yo tampoco, bebé. Parece un sueño.

-Uno bonito.

Sonríes.

-Contigo a mi lado, todo parece un sueño precioso.

Melca sonríe, mira a vuestro al rededor y te da un beso en la mejilla.

-Te quiero, idiota.

-Y yo a ti, rubia.

-No digas "y yo a ti", queda feo.

Te ríes.

-Yo también te quiero, tiquismiquis.

-¿Cómo llevas el trabajo para mañana?

-Terminado, ¿y tú?

-En ello estoy.

-Puede ser que necesites una ayuda extra para que te explique algo que no entiendas... -sugieres mirándola de forma que entienda tus dobles intenciones.

Melca sonríe.

-Puede ser.

Llegáis a la facultad y ves a Leia correr hacia vosotras. Raro.

-Tienes que venir. ¡Ahora! -te dice seriamente.

Asientes y la sigues. Melca va detrás de ti.

Encuentras a Nico sentado al lado de Alicia en un banco, la chica tiene el rostro cubierto por su pelo y Nico pasa la mano por su espalda intentando tranquilizarla. Ali está llorando.

Se te detiene el corazón por unos momentos y tragas saliva. Sigue siendo la chica que te regalaba una sonrisa cada vez que te veía hace tiempo. Esa a la que visitaste tantos días en el hospital para hacerle compañía.

-No... quiero... molestarla... -balbucea Alicia, que aún no te ha visto.

-Tranquila... -responde Nico suavemente.

El chico te mira pidiéndote ayuda.

Te arrodillas delante de ella para poder verla bajo esa mata de pelos que tiene y apoyas las manos en sus rodillas.

-Hey... Ali... ¿Qué te pasa?

-Valeri... -murmura ella.

-Dime, ¿qué es?

Ella niega con la cabeza y se cubre el rostro con las manos. Suspiras y te levantas. Sabes que es difícil para ella pedirte ayuda después de que la hayas rechazado tantas veces.

Te levantas para sentarte a su lado y pasas un brazo por su cintura. Ves a Melca mirandoos extrañada. Leia os dirige su mirada seria de siempre, con los brazos cruzados. Nico parece completamente preocupado. Tú también.

Pasas la mano por su espalda intentando reconfortarla.

-Ali... Dime, ¿qué te pasa?

La joven sigue llorando. Miras a Nico.

-Ha dicho que no sabía a quién acudir... Ha pedido a Leia hablar con ella y se ha puesto a llorar.

Te muerdes el labio y la miras. Le apartas el pelo de la cara y le secas las mejillas. Alicia tiene la mirada clavada en sus rodillas.

-Hey... Bebé... Cuéntame...

Ella intenta dejar de llorar, sin conseguirlo. Coges sus brazos y te los pasas por encima del cuello para que te abrace y abrazarla. Alicia deja caer la cabeza sobre tu hombro y vuelve a llorar.

Tu reloj empieza a pitar. Lo apagas por detrás de su espalda y miras a Melca.

-Cariño...

La rubia asiente.

-Te veo en clase.

Asientes. Se va.

-Nosotros también tendríamos que irnos, Nico...

Él asiente y se levanta del banco. Os da un beso a cada una en la cabeza.

-Avisadme si necesitáis algo.

Leia se despide con la mano y se va.

-Cuéntame, Alicia...

-Lo... siento... No quería... molestar.

-No te preocuopes, tonta. Cuéntame.

Ella suspira, coge aire y abre la boca para empezar a hablar; pero la sacude el llanto y vuelve a cerrar los ojos y apoyarse en ti. Te muerdes el labio y la abrazas con más fuerza.

-Cambio de planes: suelta todo lo que necesites, y después me cuentas.

Alicia continúa llorando sobre ti, abrazándote, minuto tras minuto. Tú pasas la mano por su pelo y su espalda, abrazándola, y esperas mirando a tu al rededor. Te gustaría encontrar una explicación de por qué estás sentada en un banco abrazando a tu ex mientras llora; pero no la encuentras.

Podrías jurar que han pasado más de veinte minutos cuando ella se separa de ti y se seca los ojos. Suspira. Te mira. Aparta la mirada.

-¿Sabes? Creo que... Creo que... Da igual, no quiero preocuparte. Gracias por darme un hombro en el que llorar.

Ali se levanta del banco. La agarras de la muñeca y tiras de ella para que vuelva a sentarse, pero no lo hace.

-Alicia, ni se te ocurra. Dime qué te pasa.

Ella niega con la cabeza y tira de su brazo.

-¡Alicia!

-¡No puedes obligarme!

Suspiras y te levantas sin soltarla. Te pones delante de ella. Ali aparta la mirada. La coges de la barbilla y la obligas a mirarte a los ojos.

-Alicia, que hayas venido a buscar a Leia me dice que no tienes a nadie que te ayude a quien contárselo. Así que cuéntamelo ya.

Ali mira hacia otro lado, aunque la tengas sujeta.

-¡Ali, por favor! ¡Si no quieres preocuparme así estás haciendo todo lo contrario!

Ella bufa y da un paso hacia atrás, mirando al suelo.

-¿Y desde cuándo yo te sigo importando?

-Desde que sigues siendo una persona.

-¿Estás con Melca?

Tardas en contestar. Ella no quiere que nadie lo sepa, nadie más que tu grupo, Nico, Marco y Leia. Pero sabes que Alicia no lo contaría. Mucho debería de haber cambiado.

-Sí. En secreto, pero sí.

-Pues se va a poner furiosa como sepa que sigues con tu ex en vez de con ella...

-Ali, no recurras al chantaje emocional.

Ella suspira.

-Lástima que no llevaras en secreto también lo nuestro...

-¿Qué?

Ali niega con la cabeza y vuelve a sentarse en el banco. Sube los pies para abrazarse a sus propias piernas y apoya la cabeza en las rodillas.

Te acercas más a ella.

-¿Qué ha pasado, Ali?

-¿Recuerdas a mis amigas?

Asientes con la cabeza, aunque ella sigue sin mirarte.

-Me dejaron plantada en cuanto supieron que estaba contigo... Aunque no quise decírtelo para no preocuparte. De todas formas, yo seguía teniendo un bonito grupo de amigas: Sam, Fabiola, Leonor, Leia, Melca, Silvia, Marco, Carlos, Paloma, Cande, Tere, Puri... Kike y sus colegas. No me siento a gusto con los colegas de mi primo sin él... No es lo mismo, ellos eran sus amigos, no los míos. Y tú no te sentías cómoda conmigo así que... En fin. Por lo que son mis padres... Bueno, ellos no estaban de acuerdo con nuestra relación. Pero no quisieron decírmelo hasta después de la rehabilitación porque... Porque sabían que una inestabilidad emocional tan fuerte podía hacer que no saliera de allí. O que volviera. Así que no supe nada hasta que volví llorando a casa después de que me dejaras y me dijeran que era lo mejor para mí y que me buscara a un buen hombre, que no podía volver a estar con una mujer. No tuve fuerzas para decírtelo entonces, aunque fueramos "amigas". Se lo quise decir a Sam, pero la echaron de casa y no fui capaz. Kike ha hablado con ellos, y con él se han hecho los buenecitos pero... Qué va, no lo entienden. Y entre eso y que entré en depresión, suspendí, me quitaron la beca y tuve que dejar de estudiar para trabajar como camarera... Bueno, no podrían estar más decepcionados. Kike es lo único que tengo... Y está muy lejos. Me siento sola. -Suspira- Pero ahora se ha hecho peor. -Se combulsiona con un nuevo llanto. Levanta la cabeza para mirarte. Tanto el verde claro como el verde marino están apagados. Sus ojos, se cristalizan- Me han detectado un nuevo tumor. Dicen que puede ser que tenga de nuevo cáncer, aunque nada es seguro. Y esta vez... No tendré a nadie que venga a verme.

Te sientes palidecer por un momento. Lo pasásteis muy mal la primera vez, para ella fue horrible, lo veías en sus ojos cada vez que ibas a visitarla y ella estaba más débil. Tú eras lo único que la hacía sonreír y seguir adelante. La recuerdas sin pelo, más delgada, entre esas sábanas y paredes blancas, y te dan ganas de llorar a ti también.

-Dios... Alicia...

La coges de las manos y la levantas del banco. La abrazas con fuerza, meciéndola. Ella vuelve a llorar. Sientes cómo se te encoge el corazón.

Alicia se quedó sola... Y en gran parte es por tu culpa.

Entró en depresión... Después de haberlo dado todo por ti.

Y ahora puede que tenga cáncer. Otra vez.

Sabes que no soportará volver a pasar por la quimio. Está débil. Mental y físicamente débil.

-¿Cuándo te lo dirán seguro?

-Supuestamente... El lunes que viene.

-¿Quieres que te acompañe?

Ali suspira.

-Valeri yo...

-Lo sé, no quieres molestar. Pero... Joder, no es justo que vayas sola.

-Bueno... Irán mis padres.

-Pero tú no estás bien con ellos...

-Para nada. Siento que me juzgan cada vez que me ven. De hecho, estoy de alquiler en un pisillo de una sola habitación con tal de no tener que pasar por eso cada día. Ellos ni si quiera lo saben, piensan que estoy o trabajando o en la casa de alguna amiga. Pero es que no lo aguanto.

Haces una mueca.

-Sam vive sola... Y siempre le caíste bien...

-Si vive solo, será por algo.

-No... Sam dice que le da miedo que entre alguien en casa y que le juzgue. Pero que no le gusta una casa tan vacía. Por eso...

-Pff, Valeri, ¿y volver a incomodarte a ti?

-No tiene por qué...

-O sí.

-Puedes vivir con Sam sin necesidad de verme. No me molesta que me hablen de ti, ni saber de ti, ni verte... Me caes bien, nunca me has hecho nada malo. Sólo... Sólo me molesta que me mires con esa cara de cachorrito, que me hagas sentir culpable.

Ali suspira haciendo una mueca y baja la mirada.

-Lo siento...

-No te preocupes... ¿Quieres quedarte conmigo por hoy?

-¿Y si te miro con cara de cachorrito?

-Por un día... Tendré que aguantarme.

-¿Qué pensará Melca?

-"Ama al prójimo como a ti mismo". O... Algo así.

Alicia se aguanta la risa.

-Bueno... Está bien. Gracias.

-No hay de qué.

Pasas la mañana con Alicia hablando y paseando por el campus, intentando entretenerla, y hacerla reír. Le sigues gustando, lo notas en sus ojos, en la manera en que te mira. En cómo sus ojos empiezan a brillar levemente y su sonrisa a resurgir cuanto más tiempo pasa contigo. Y eso no te molestaría si no fuera porque también notas el dolor en su rostro cada vez que recuerda que lo vuestro ya no podrá ser.

Te odias tanto por haberle hecho daño que te jode verla. Te hace sentir mal, culpable, odiosa. ¿Por qué saliste con alguien si sabías que no ibas a enamorarte? ¿Por qué le hiciste ilusiones mientras pensabas en Melca? ¿Por qué te quedaste con todas sus amigas? ¿Por qué eres tan horrible?

Ves a Marco y Carlos y os acercáis a ellos. Ninguno de ambos pregunta, pero ambos miran a Alicia extrañados.

-Cuánto tiempo, Ali -saluda Marco.

-Hola -dice simplemente Carlos.

Ella les sonríe tímidamente.

-Hola, chicos.

Empezáis a hablar de la nueva película que se estrena en el cine con ellos. Nico y Leia se acercan, viniendo desde su facultad. Nico os sonríe. Leia no puede evitar dejar escapar una media sonrisa y revuelve el pelo a Alicia cuando llega.

-Hey.

Eso hace que Carlos y Marco se confundan todavía más. Leia vuelve a su posición habitual con
la espalda pegada en el pecho de Nico y los brazos cruzados. Su novio pasa los brazos por sus hombros.

Alicia sonríe levemente mirándolos.

-Hay cosas que nunca cambian, ¿eh?

-No -responde Nico.

-Espero -contesta Leia.

-Sí: como ves Leia sigue siendo tan positiva como siempre -dices tú.

La chica te saca la lengua y Ali ríe.

-Se dice realista -tercia Leia.

-Tú eres una pesimista de la vida y ya -la contradice su novio.

-¿A que te dejo y así vemos quién tiene razón?

-Heeeeey, relax.

-¿Cómo qué relax? -replica Leia mirándole.

Alicia pone los ojos en blanco.

-Nunca le digas que relaje a una mujer, Nico, por Dios.

-Por Satán, niña, no porfíes -le regaña Leia.

-Lo verifico: Leia sigue teniendo las mismas ganas de pelear que siempre -comenta Alicia.

Te ríes. Nico le pone cara de cachorrito a su novia. Ella pone los ojos en blanco y le da la espalda para volver a apoyarse en él. No le gusta que le digan pesimista.

Ves a Sam y a Melca acercarse al grupo. La rubia se ve preocupada.

-¡Hola, Ali! -la saluda Sam antes de abrazarla.

Alicia le sonríe y abraza vergonzosa.

-Hola, Alicia -saluda Melca.

Tu novia pasa un brazo por tu cintura y apoya la cabeza en tu hombro.

-¿Bien? -susurra.

-Bueno...

Miras a Sam, que ha pasado un brazo por los hombros de Alicia. Sam sabe ver cuando alguien necesita cariño.

-Oye, Sammy... Alicia quería decirte algo.

-¿El qué?

-¿Qué? No -contesta Ali a su vez.

-Venga... Díselo.

-Que nada.

-Ali está viviendo sola. Y le dije que no te importaría compartir casa con ella para que ninguna de las dos estéis solas.

-Pero no...

-¡Eso sería fantástico! Mi casa se me queda muuuuyyyy grande.

Alicia parpadea.

-¿En serio?

-¡Claro! ¿Por qué no? Mientras pongamos unas reglas de convivencia, todo bien para mí.

-Oh... Okey. -Sonríe y se le humedecen un poco los ojos- Gracias, Sam.

-No hay de qué, preciosa. Todos necesitamos algo de compañía, ¿sabes? -contesta secándole una lagrimita- Nadie debería estar solo.

Te encanta esa manera en la que Sam entiende lo que necesita una persona sin necesidad de preguntar.

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