Parte 9.

Despertó algunas horas después, solo. No iba a negar que se sintiera decepcionado de que Sehun lo dejara de esa manera, pensaba que iban a despertar juntos y se besarían un poco antes de salir de la cama para comer. O que iban a comer en la cama, abrazados. Estaba por levantarse cuando la puerta se abrió, dejando ver a un muy sexy Sehun vistiendo sólo un pantalón de chándal gris y con una bandeja con comida en las manos.

-Oh, despertaste antes de que regresara, pero no importa. Traje la cena, vamos a comer aquí en la cama, ¿te parece?- el menor asintió feliz y se acomodó para recibir la bandeja en lo que el mayor se desnudaba y se metía a la cama con él. Comieron en silencio, dándose bocados el uno al otro de vez en cuando, con mejillas sonrojadas y sonrisas confidentes. Al terminar, el mayor retiró la bandeja y le acercó una bolsa de regalo pequeña y le instó a abrirla. –Creo que, con todo lo que ha sucedido hoy, olvidamos que era tu cumpleaños, amor. Tengo este obsequio listo desde que te traje conmigo, hace ya tres años, pero nunca hubo la oportunidad perfecta para dártelo, hasta ahora. Feliz cumpleaños, amor.- La cajita de terciopelo era mediana, otra vez negra y Luhan no pensó que fuera un anillo, porque él todavía usaba el que le regaló el mayor en sus 15. Esta vez no era un anillo, eran dos alianzas de matrimonio. Una de ellas, la más delgada, estaba ribeteada en oro blanco y amarillo, con pequeños diamantes redondos era la de él, al parecer; y la más gruesa eran dos bandas superpuestas de los mismos tipos de oro que la otra, con dos diamantes pequeños en el centro. Eran simplemente hermosas.

Cuando alzó la mirada, vio a Sehun arrodillado en el piso a su lado, no pudo evitar llorar, esta vez de alegría, cuando el mayor le quitó la caja y le agarró la mano izquierda.

-Luhan, sé que desde el principio hice las cosas mal enamorándome de mi hijastro, pero el corazón no decide de quién se engancha y de quién no. Son cosas que pasan y ya. Debes aprender a vivir con ellas. Esta mañana, cuando me dijiste que me amabas, me hiciste el hombre más feliz del mundo, y ahora quiero hacerlo oficial ante el mundo entero. Sé mío, Luhan, sólo mío. Cásate conmigo, toma mi apellido y haremos lo que sea, juntos.- dijo el mayor mirándolo a los ojos. Sabía que era una decisión apresurada y temía que el menor fuera a rechazarlo porque no se sentía listo para dar un paso tan grande y tan contundente en su relación.

No pudo evitar suspirar de alivio cuando el menor lo tomó de la cara y lo acercó a él para besarlo entre lágrimas, se besaron hasta que el aire les faltó y fue inevitable separarse. –Entonces, ¿aceptas?—

Luhan sonrió y lo besó una vez más. –Por supuesto que acepto convertirme en su esposo, Señor Oh.- susurró pegando sus frentes a la vez que sonreía. Sehun le sonrió de vuelta y le colocó el anillo justo encima del de sus 15, encajando a la perfección en el dedo del menor; luego, Luhan tomó el otro anillo de la caja y lo colocó en el dedo del pelinegro.

La emoción fue tanta que no salieron de la habitación en tres días, hacían el amor en todo momento, sólo paraban para comer, ducharse y cambiar las sábanas, pero no les importaba, nada ni nadie los iba a interrumpir hasta que ellos lo decidieran.

Una semana después estaban regresando a Corea, después de más de tres años, para oficializar su matrimonio ante un juez. Las cosas no habían cambiado mucho, notó Luhan desde la ventana del coche en el que iban hacia el juzgado, pasaron por la que fue su casa de la infancia y se impactó mucho al ver a una mujer idéntica a su madre jugando con una pequeña niña de unos dos años de edad mientras otro hombre las observaba jugar desde su puesto en la parrilla. La pequeña niña era la perfecta combinación de los dos adultos, lo que le confirmó al rubio que era hija de ellos. Se alegró de ver que su madre había avanzado, que había superado su muerte fingida y que había conseguido a un hombre que la amara de verdad otra vez.

Sonrió y recostó su cabeza en el hombro de Sehun quien, al sentirlo cerca, agarró su mano y besó sus anillos mientras lo miraba, sonriendo.

-Sehun, ¿cómo vamos a casarnos si supuestamente estamos muertos acá en Corea?- le preguntó mientras estaban esperando para poder pasar con el juez. Venía preguntándose eso desde el avión y sentía curiosidad al respecto.

-Tengo mis contactos, bebé. No tienes que preocuparte de ello.- le susurró en el oído y le guiñó el ojo.

Luhan sólo pudo reírse.

FIN.




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Había decidido no dejar notas al final de los capítulos pero vi que esta era necesaria. Como ven, este es el final de este mini fic hasta donde estuvo en la dinámica; pero a petición de una de las administradoras, May, decidí hacer un epílogo, por lo que espero que sigan pendientes de Just Be Mine sólo unos días.
Y, quién sabe, quizá después del epílogo esta historia tenga más para contar.
Nos vemos en la próxima,
Emma.

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