Lo que se lleva el amor
amor, amor, amor. Que palabra rara, pero tan común en nuestro lenguaje diario. Amamos a nuestros amigos, familia, ídolos, parejas, mascotas. Todo puede ser amado, pero ¿todos podemos ser amados?
La RAE define al amor como, y cito; "sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear." Permítanme resaltar el nos completa. Que cosa ¿no? Como un sentimiento puede provocar tantas cosas, entre ellas la posibilidad de sentirnos completos.
En lo personal, cargo con un vacío en el pecho desde muy chica, y la única vez que lo sentí "lleno" fue aquella vez hace casi tres años cuando me gustó alguien.
Me levantaba todos los días de la semana sabiendo que lo iba a ver en el colegio, que había una posibilidad de que me saludo, de que hablemos, de que nos toque juntos en algún grupo de trabajo, de que me notara. Les juro que cuando algo de esto pasaba me sentía tan segura de mi misma que podía subir y bajar el Everest con solo comer una paquete de galletitas y sin haber dormido por meses. Mi cabeza maquinaba siempre en si escribirle o no, en si responderle la historia o no, en si subir una foto o no. Era algo constante.
El problema inició cuando, de a poco y con el pasar de los meses, me di cuenta de que a él realmente no le interesaba. Entendí que las veces que me hablaba eran solo porque se dio el momento y lugar correcto, que las veces que le escribía sus respuestas eran cortantes, que nunca me sacaba tema de conversación, que miraba a otra en vez de a mí.
Me costó bastante, pero logré superarlo.
El año pasado me volvió a interesar alguien, pero desde esa vez quedé con menos emoción. No buscaba que se genere una conversación, no quería pensar en si me estaba mirando o no, ni siquiera se me ocurrió la posibilidad de escribirle o hablarle.
Mi mente quedó marcada porque, esta vez, estaba segura de que no le interesaba. Sabía que no existía una mínima posibilidad de que gustara de mí.
Nunca quise verlo como algo más grande esta inseguridad con respecto al amor romántico, pero cada vez que me siento a pensar en esto es una vez en la que confirmo que todas esas veces en las que me mostraron de chica que era "rara" y "distinta", tenían un peso sobre mí. Que me hayan metido en la cabeza que era difícil de amar me afecta, y más de lo que creía.
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