~Capítulo 44~

¡Hola! ya llegó otro capítulo, y si el anterior les gustó, este les fascinará. No hago más spoiler, pueden proceder a leer. 😊

¡Disfruten!

*-*-*-*

Después de unas semanas, las conversaciones respecto a la pierna izquierda de Hiccup se calmaron y todo volvió a la normalidad. El chico asistía a clases, se aburría en ellas y salía con sus amigos de vez en cuando. En realidad, nada había cambiado para él. Su nueva prótesis más ligera estaba en proceso de fabricación y con ella podría moverse con mayor facilidad. Claro, con su prótesis actual podía caminar y hacer una carrera a medias cojeando, pero las escaleras seguían siendo un desafío, aunque se estaba acostumbrando poco a poco.

Además, el hecho de que Astrid estuviera siempre a su lado, animándolo como si fuera una entrenadora de fútbol, hacía que las cosas fueran mejores. Aquella motivación que ella le proporcionaba era una visión muy diferente de la amistad común que solían llevar.

- Solo digo que, si realmente lo necesitaras, podrías usar tu prótesis como un arma cuando estés en peligro. - Ella señaló hacia su pierna izquierda con el tenedor, mientras se sentaban en su mesa habitual durante el almuerzo. - Simplemente golpeas a la persona con ella y corres.

- ¿Cómo se supone que correría si no tengo la prótesis puesta? - Hiccup empujó con el tenedor la carne de color extraño que se hallaba sobre su plato, sin deseos de probar los límites que el gusto humano podía soportar. “La vida puede cambiar, pero la comida de aquí ciertamente no”. Astrid se encogió de hombros y él arqueó una ceja. - Bueno, entonces no tiene sentido que me la quite para intentar pelear. Probablemente me caería antes de poder golpear al tipo que me agredió. - El grupo se rió al imaginar la escena y Brutacio casi escupió el agua que bebía sobre su hermana.

Brutilda empujó a su hermano y a partir de allí, ambos comenzaron a darse golpes. Astrid estaba tratando de detenerlos, cuando de pronto alguien se acercó lentamente a su mesa. Todos se quedaron en silencio y sus ojos se posaron en Patán, que se encontraba al final de la mesa, con su bandeja de comida en las manos. Lucía nervioso, mordía sus labios mientras trataba de mantener su vista en Hiccup y no en las miradas amenazantes que estaba recibiendo por parte de todos los demás.

- Uh… hola Hiccup.

“Aquí vamos otra vez”, Hiccup miró a su primo con atención y habló.

- Hola Patán.

- Eh… me preguntaba si… hay espacio para sentarme. – Ante sus palabras, Brutacio soltó un gruñido y pareció encogerse un poco en su asiento.

- ¿Qué sucede? ¿Tus seguidores finalmente se cansaron de tu actitud como el resto del mundo? - Astrid cruzó los brazos sobre la mesa. - ¿Y por qué deberíamos dejarte sentarte con nosotros después de lo que le hiciste a Hiccup? – La rubia frunció el ceño, Patapez asintió de acuerdo, mientras se volvía hacia Sophie y posaba una mano en su hombro de manera protectora. - En caso de que no lo hayas notado, no permitimos que idiotas se sienten con nosotros.

Al oír aquello, el adolescente mayor de cabello negro frunció el ceño y sujetó su bandeja con más fuerza, hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

- Sé que he sido un idiota, pero vine aquí para disculparme. – El chico parecía profundamente incómodo mientras hablaba, cambiando su peso de un pie al otro. – Es decir… no lo sé. Mi papá también ha sido un idiota y me di cuenta de que no estaba nada bien de su parte las cosas que dijo. – Patán miró a Hiccup directamente a los ojos y habló con tanta calma como pudo. – Lo siento, perdóname por todo. Entonces ... ¿creen que pueda sentarme con ustedes?

Todos se volvieron para mirar al chico de cabello castaño, esperando una respuesta de su parte. Hiccup parecía un ciervo paralizado por las luces de un auto, boquiabierto mientras miraba a Patán. “Las cosas están dando un giro interesante, eso es seguro.”

- Yo… - El chico de ojos esmeraldas suspiró lentamente y sonrió. - Claro, Patán, toma asiento. - Brutacio hizo un ruido de molestia desde el fondo de su garganta, pero Hiccup le dio un codazo. – Solo estoy tratando de mejorar las cosas, al menos podemos intentarlo. - Otro gruñido salió del muchacho de largo cabello rubio y el menor sonrió. – Vamos Tacio, Hazlo por Monty.

- Tenías que jugar esa carta, ¿no es así? - Murmuró Brutacio. Patán se sentó al lado de Astrid (a un buena distancia) y miró a Brutacio como si estuviera esperando algo. – Así que...

- Lamento todas las cosas que dije, incluso cuando no sabía que eras, uh…. Igual que Hiccup. - El chico de cabello oscuro bajó la mirada hacia la mesa. - Fui un completo idiota y no me di cuenta hasta ahora. - Brutacio permaneció en silencio, los sonidos del comedor a su alrededor eran ensordecedores. - Sé que probablemente quieras darme una paliza... de nuevo. Y me lo merezco.

Sophie parecía estar viendo cómo se desarrollaba una película ante ella; el libro que estaba leyendo yacía intacto a su lado, sobre la mesa. Incluso Patapez estaba fascinado con lo que estaba sucediendo y decidió prestar atención en lugar de leer. Finalmente, Brutacio tomó un sorbo de su bebida, mirando al otro adolescente por encima del borde de su botella. Se secó la boca con el dorso de la mano y la apoyó con fuerza contra la mesa, para luego responder.

- No me des una razón para hacerlo y creo que estaremos bien.

- Gracias. - Patán le dedicó una pequeña sonrisa, tosió un poco y el almuerzo se reanudó.

- Entonces, chicos… - Hiccup entendió que el silencio lo estaba matando. - Este sábado, la mamá de Jack está organizando junto al grupo LGBT un gran baile para todas las familias y quería saber si alguno de ustedes estaba interesado en venir. Será algo informal ya que será en el centro comunitario y significaría mucho para mí tenerlos allí.

Astrid asintió sonriendo.

- Jamie ya me invitó y le dije que iría porque tiene miedo de que todos los chicos se enamoren de él. Aparentemente eso sucedió un año. - Ella se rió un poco y Sophie se unió a su amiga.

- Es cierto; deberías haber visto su cara. – La menor de los Bennett, acomodó un poco de cabello rubio detrás de su oreja. - Patapez y yo también iremos, se lo prometí a mamá. – Ella miró tímidamente a los gemelos y sonrió. - Ustedes también deberían venir, estoy segura de que Monty se lo pasaría genial.

Brutacio frunció un poco el ceño y murmuró.

- Todos están usando a Monty en mi contra, ¿qué clase de complot es este? - Brutilda se rió de su hermano y él le dio una palmada en el brazo. – Cállate Tilda, al menos yo pude conseguir una cita.

- ¿Por qué no te callas ? No quiero tener una cita. - Ella  le sacó la lengua y la mesa se rió colectivamente, incluso Patán logró esbozar una pequeña sonrisa. - Los chicos son una distracción y un estorbo. - Brutilda formó un músculo con su brazo que en realidad fue muy impresionante. – Por ejemplo, ¿cómo podrías matar a tus enemigos si te estás besando con un chico?

- Exacto, sabias palabras. - Astrid levantó su bebida en el aire.

Hiccup resopló suavemente y miró hacia su primo.

- Patán, tú también deberías venir, creo que sería genial si pudieras.

Por un momento el mayor pareció emocionado de ser invitado a algo, pero luego su sonrisa de extinguió poco a poco.

- Pero, mi papá...

- Bueno… - Hiccup se encogió de hombros. - no es como si tuvieras que decirle a dónde vas. – El timbre sonó y el muchacho se puso de pie, recogiendo los restos de su comida para desechar en la basura. - No digo que te sientas obligado a ir, pero, quién sabe… puede ser divertido para todos nosotros. - Patán miró su bandeja en silencio, pensando en las palabras del otro. – Solo… envíame un mensaje de texto si cambias de opinión, ¿sí? – El muchacho de cabello negro asintió con la cabeza, casi como un niño al que regañan. – Bien, nos vemos luego.

Mientras el pecoso avanzaba por los pasillos, Astrid le dio un leve puñetazo en el hombro, comenzando a hablar.

- ¿Qué fue todo eso? Nunca había visto a Patán así. ¿Crees que sufrió una lesión en la cabeza o algo parecido? – La rubia miró al frente pensativa, Hiccup se encogió de hombros. - Bueno, si intenta algo, lo mataré.

- Estoy seguro de que lo harás, pero no creo que vaya a hacer nada esta vez. No lo sé, parece sincero sobre lo que dijo. – “Algo cambió en sus ojos”. El castaño se tomó su tiempo para subir las escaleras, mientras la gente los rodeaba para subir más rápido al segundo piso. “Los estudiantes de secundaria son tan pacientes como los niños.” - Bueno, tendremos que ver cuáles son sus verdaderas intenciones y partir desde allí.

- Ya tengo mi hacha de batalla lista.

Hiccup le sonrió.

- Como siempre.

*-*-*-*

- ¿Y bien? ¿dónde están mis nietos? ¡Debo verlos de inmediato! - El viejo Wrinkly entró con ánimo a la cocina, levantando las manos en el aire. - ¡He estado esperando verlos desde hace tiempo! Ya estoy viejo niños; ¡deben recordarme constantemente quienes son! Ahora vengan aquí. - Toothless saltó de su silla y corrió hacia el anciano, para luego abrazarlo con fuerza.  - Es bueno verte de nuevo Furvus. – El niño se rió y el mayor le dio unas ligeras palmaditas en la cabeza. – Y me imagino que, ese apuesto joven de allá debe ser Hiccup, ¿verdad?

Hiccup sonrió mientras abrazaba a su abuelo, oler su aroma lo hizo relajarse inmediatamente.

- Hola viejo Wrinkly, me alegro de que vayas a venir este sábado.

- No me lo perdería por nada del mundo, Hiccup. – El anciano le guiñó un ojo, sacó algunos dulces de su bolsillo y se los entregó a Toothless. - Ve y pórtate bien, pequeño diablillo. - El niño sonrió y se alejó corriendo; Estoico se acercó, mientras se secaba las manos en el delantal que llevaba puesto. Estaba intentando hacer pasta, pero se olvidó de retirar la salsa de la estufa y quemó la mitad. - Estoico, ¿cómo van las cosas?

El hombre aludido se rió y miró la salsa seca en sus mangas y delantal, antes de responder.

- Podrían ser mucho peores. - admitió.
De hecho, se estaba divirtiendo mientras cocinaba con los menores y escuchaba cómo iban sus días. Aquello le recordó lo que se había estado perdiendo todos esos años que se había escondido en su oficina. - ¿Vas a llevarte a Hiccup ahora antes de que oscurezca?

- Sí, tengo todos los materiales en mi auto, todo listo para irnos. – El Viejo Wrinkly dejó caer una mano suavemente sobre la cabeza de Hiccup, alborotando su cabello. - ¿Qué dices Hiccup?

El muchacho asintió con una ligera sonrisa.

- Claro, déjame traer una chaqueta y podremos irnos. - Estoico asintió y, debido a un nuevo hábito adquirido, besó la coronilla de su hijo. Hiccup sacudió la cabeza dando una risa. - Relájate papá; solo seremos el Viejo Wrinkly y yo.

- Lo sé, aun así, ten cuidado. – le recordó su padre.

Hiccup rodó los ojos sonriendo con cariño, subió hasta su habitación para tomar su chaqueta y se apresuró a encontrarse con el Viejo Wrinkly en su auto. Se deslizó en el asiento del pasajero y se alejaron por la carretera.

Gran parte del viaje permanecieron en silencio y eso estaba bien para Hiccup, disfrutaba de la compañía del anciano incluso si no estaban hablando. Una vez que entraron en el cementerio, el Viejo Wrinkly entrecerró los ojos, observando por la ventana delantera mientras conducían por los serpenteantes caminos. Aparcó cerca de la tumba de Val e Hiccup salió del vehículo, acercándose al maletero para tomar la gran bolsa de pinturas y pinceles que se encontraba allí.

- ¿Ya sabes lo que vas a pintar? –El Viejo Wrinkly se sentó en el césped con calma, mientras algunos crujidos provenían de sus articulaciones.

Hiccup se sentó a su lado, justo en frente de la lápida de Val. Tenía grabado su nombre y los años en los cuales estaba viva. El muchacho castaño sacó las pinturas de la bolsa y comenzó a colocar dosis exactas de cada una en su paleta, haciendo mezclas de diferentes colores.

- Sí, tengo una idea.

Así que, ambos permanecieron sentados en ese lugar, sintiendo el viento tranquilo de la noche, escuchando los insectos y los pájaros que cantaban para ellos. El Viejo Wrinkly observó los movimientos cuidadosos de Hiccup y sonrió.

- A tu madre le encantaría saber que estás pintando su lápida. No lo hubiera preferido de otra forma. – El anciano miró hacia el cielo despejado, donde los colores se desvanecían en un arco iris de naranjas y rojos. – Y sé que probablemente se pondría a regañarnos si le hiciéramos algo más a su tumba.

El adolescente pecoso se rió y comenzó a pintar.

- La extraño. – El chico suspiró después de un rato. Eventualmente todas las llamadas telefónicas destinadas a mandar condolencias por la muerte de Val cesaron y nadie más volvió a hablar de ello. Era como un gran elefante en la habitación, que asfixiaba a cualquiera si pensaba en ello el tiempo suficiente.

Por eso Hiccup decidió seguir adelante. Sabía que Val se había ido, pero también sabía que ella habría odiado que él se preocupara tanto por ella.

- Todos la extrañamos Hamish, pero tenemos que aceptarlo. Puede que se haya ido...

- Pero debemos seguir escuchándola. – Hiccup terminó aquella oración. - Gracias por venir conmigo, Viejo Wrinkly.

- Es un placer. – Su abuelo miró las pinturas. - ¿Compré las correctas? Ya sabes cómo soy con las etiquetas, una vez usé jabón para platos en la ropa y lavé los platos con suavizante.

Hiccup asintió.

- Descuida, son perfectas. Además, compraste el spray adecuado para asegurarnos de que la pintura no se desgaste con la lluvia una vez que llegue. – El menor le sonrió a su abuelo. – Yo calculo que esto debería estar terminado en unas horas, ¿trajiste una linterna para cuándo oscurezca?

- ¿Creíste que no pensaría en traer una linterna a un cementerio para que mi nieto pudiera pintar en las tumbas? – Preguntó el mayor, dándole una sonrisa.

- Uh... – El adolescente vio a su abuelo ponerse de pie e ir hacia el auto, para luego hurgar en el maletero antes de regresar con una gran linterna en manos. - ¿Entonces la respuesta es que sí trajiste una?

- Sí, ciertamente lo hice. – El Viejo Wrinkly ocupó nuevamente su lugar y pronto el silencio cayó sobre ellos una vez más. A los pocos minutos fue necesario encender la linterna e Hiccup continuó pintando en medio de la penumbra. La conversación entre ambos había muerto hacía mucho tiempo y se dedicaron a disfrutar de la compañía del otro hasta que Hiccup se ocupó de dar los toques finales a la pintura. El Viejo Wrinkly no necesitaba decir nada para que Hiccup se sintiera cómodo, tan solo el hecho de tener al hombre cerca era suficiente para que se encontrara en paz.

El Viejo Wrinkly acercó la linterna un poco más hacia su nieto, para ver lo que había pintado. Su aliento marchito fue arrebatado mientras miraba la pintura. En ella se encontraba Val, con un vestido blanco ondeando a su alrededor mientras su rostro yacía levantado hacia arriba, observando las nubes resplandecientes del cielo. Un halo dorado rodeaba su rojo cabello y había una sonrisa pacífica en sus labios. A sus pies había cientos de flores, dispuestas alrededor. El anciano asintió con la cabeza en señal de aprobación, mientras pequeñas lágrimas se formaban en las esquinas de sus ojos arrugados.

- Es perfecta Hamish. - Miró hacia el cielo y entrecerró los ojos. - ¿Y estás seguro de que nada va a estropear la pintura hasta que se seque? – Ambos comenzaron a limpiar, recogiendo las pinturas y pinceles que el chico había usado. - Odiaría que tu trabajo se arruinara tan rápido.

- Revisé el clima de los próximos días y se supone que solo habrán cielos despejados, incluso le pedí al encargado de los pronósticos que me mantuviera informado. Mi mamá hizo muchas joyas para su esposa, así que él sabe lo especial que es. - Hiccup terminó de poner las pinturas en la parte trasera del auto y ambos se acomodaron en respectivos asientos, para luego abrocharse el cinturón. - Me alegro de que el clima vaya a ser apropiado.

El Viejo Wrinkly empezó a conducir y golpeó suavemente con sus dedos torcidos el desgastado volante.

- Y bien, ¿ese chico tuyo va a estar allí el sábado?

Hiccup se mordió el labio y asintió, respondiendo.

- Sí, Jack estará allí.

- Que bien, todavía he tenido la oportunidad de presentarme adecuadamente ante él y exijo saber más sobre este chico que le ha robado el corazón a mi nieto. – El anciano golpeó su mano contra el volante con tanta fuerza que accidentalmente hizo sonar la bocina.

El chico castaño se rió entre dientes.

- Cálmate Viejo Wrinkly, te prometo que podrás charlar con Jack todo lo que quieras el sábado, pero asegurémonos de que nos arresten antes de esa fecha.

- Pero ser arrestado es parte de la diversión. – Ante las palabras de su abuelo, Hiccup hizo una mueca y este solo sonrió. – Jajaja, está bien, ya entendí, entonces no habrá tiempo en la cárcel para ti. – El mayor golpeó suavemente la rodilla de Hiccup un par de veces mientras conducía. - De todos modos, eres demasiado bueno como para ir a la cárcel.

-Uh… ¿Viejo Wrinkly? - Hiccup enarcó una ceja.

- ¿Sí? – Su abuelo no apartó la mirada de la carretera.

- ¿ has estado alguna vez en la cárcel?

El Viejo Wrinkly se llevó un dedo a los labios y le guiñó un ojo.

- ¿Por qué no tratas de dormir? debes estar cansado.

- No, yo solo….

- Shh shh Hiccup.

- ¿Viejo Wrinkly? - El hombre mayor solo sonrió e Hiccup le devolvió la sonrisa. - Eres el mejor. - dijo el castaño, sacudiendo la cabeza. - Gracias.

- Lo que sea por mi nieto. – El Viejo Wrinkly se acarició la barba. - Incluso volvería a la cárcel por ti.

- ¿Qué?

- Nada Hiccup. – El anciano agitó una mano en el aire, mientras una sonrisa se formaba en sus labios. - nada.

*-*-*-*

Brutilda rodó los ojos mientras Brutacio, sentado a su lado, arreglaba su suéter por lo que pareció ser la milésima vez esa noche. Al fin había llegado el sábado y estaban de camino al baile.

- ¿Quieres calmarte un momento? – Preguntó la rubia mientras estacionaba el auto frente a una casa grande y bien cuidada. - Es solo un pequeño baile, no una fiesta de graduación. – Ella llevaba un par de jeans y una bonita blusa sin mangas que decidió que era lo suficientemente buena para la ocasión.

- Bueno, de hecho yo sí tengo una cita para la cual lucir bien, así que si tuvieras la amabilidad de cerrar la boca, te lo agradecería mucho. - Brutacio dijo mientras mantenía los dientes apretados y tiraba de su suéter un poco más. - Monty está muy emocionado por esto y quiero que la pase bien esta noche, así que, de un hermano a su hermana, por favor, no me hagas quedar como un idiota solo por una noche, ¿sí?

Ella se rió y observó una figura que se acercaba al auto.

- Está bien Tacio, pero sólo por esta noche.

- Gracias. – el muchacho resopló, saliendo del vehículo. Inmediatamente fue recibido por el otro chico con un fuerte abrazo y una pequeña sonrisa. - Hola.

- Hola. - Monty se acomodó las gafas. - Espero que a tu hermana no le importe llevarme. – El más bajo iba vestido con un lindo chaleco (aunque Brutacio no diría una palabra al respecto) y unos bonitos jeans que se juntaban ligeramente alrededor de sus tobillos.

Brutacio le sonrió y lo besó suavemente.

- No, descuida. – Ante aquel gesto cariñoso, Monty se sonrojó y ambos subieron al auto, manteniendo sus manos juntas. – Vamos Tilda sé una buena esclava y llévanos a esa fiesta. – Brutilda levantó un dedo medio en su dirección y Monty apartó la mirada tímidamente, cubriendo su sonrisa con su mano libre. - Me alegro de que pudieras asistir esta noche. Hiccup estaba muy emocionado de que todos vinieran.

Monty negó suavemente con la cabeza, mientras su claro cabello rubio caía sobre sus ojos.

- Gracias a ti por invitarme; nunca antes me habían invitado a un baile… - El muchacho se sonrojó y Brutacio pasó el pulgar por sus nudillos con lentitud. – Y gracias por llevarnos Brutilda. - agregó.

- Sí, sí, descuida, no te pongas sentimental conmigo. - Ella lo miró sonriendo a través del espejo de revisión. - Eres el novio de mi hermano, no mi cuñado…. todavía quiero decir. – pronunció en voz baja. La chica continuó conduciendo hasta que entraron en el estacionamiento del centro comunitario y ella se estacionó en un lugar. - Muy bien, ya llegamos.

Los tres adolescentes salieron del auto y se dirigieron al edificio, luego se escabulleron hacia el gimnasio, donde ya estaba sonando la música a todo volumen. Brutacio sintió que la mano de Monty se deslizaba en la suya, y con gusto entrelazó sus dedos con los del chico cuando llegaron a las puertas. Las luces del techo parpadeaban de diferentes colores y la gente ya estaba en la pista de baile. Monty pareció retroceder un poco, pero Brutacio le susurró algo al oído que lo hizo seguir moviéndose hacia adelante.

Brutilda fingió tener una arcada ante las cursilerías de su hermano y comenzó a buscar a sus amigos. Los padres y adultos se hallaban de pie en los rincones, charlando y riendo; mientras que los adolescentes intentaban acercarse unos a otros sin activar el sentido de alarma protector de los padres. Después de un momento, Tilda logró divisar el cabello castaño conocido y levantó la mano para intentar llamar la atención del chico, hasta que finalmente Hiccup la vio y le devolvió el saludo.

- ¡Hola! ¡Sí lograron venir! – Dijo el chico de ojos esmeraldas mientras se acercaba a ellos, jalando a Jack del brazo, tras de él.

- Desafortunadamente sí. - dijo Brutilda con una sonrisa en los labios. Brutacio le dirigió una mirada sin emoción y ella se encogió de hombros. - Así que, ¿este es Jack? - Ella miró al muchacho de cabello blanco. Él sonrió y ella se rió. - Wow Hiccup, no sabía que te gustaba este tipo de chicos.

Hiccup frunció los labios, sonriendo levemente.

- Encantado de verte también Brutilda. – El pecoso hizo un gesto a su alrededor y señaló la larga mesa cubierta con diferentes platillos. - Hay todo tipo de bebidas y comida por allá, y creo que ya descubrieron dónde está la pista de baile. Así que diviértanse y alóquense…supongo. - Jack aprovechó la oportunidad para envolver sus brazos alrededor del cuello de Hiccup desde atrás, y besó la parte superior de su cabeza. Hiccup estaba bastante seguro de que era para alejar a Brutacio, quien claramente estaba ocupado mirando a su propio novio.

- ¿Quieres ir a bailar? - Preguntó Monty, teniendo que inclinarse más cerca para que Brutacio pudiera oírlo.

El chico mayor presionó sus labios contra la oreja del otro, antes de responder.

- Sólo si tú quieres. - Monty asintió y Brutacio sonrió. - Entonces vamos.

Ambos chicos se dirigieron a la pista de baile y Brutilda señaló con el pulgar hacia la mesa de la comida, mirando a los dos adolescentes restantes.

- Voy a ir a comer para luego vomitar a causa de todo el amor que veo en el aire. Avísenme si ocurre una pelea. – La chica metió las manos en los bolsillos de sus jeans y se alejó, apartando su cabello rubio de su hombro.

- Bueno, ella es ciertamente encantadora. - dijo Jack una vez que la muchacha se fue.

- Es agradable cuando la conoces. – Hiccup se rió. - Vamos, Astrid debería estar aquí pronto. – El castaño tiró de las manos de Jack de regreso a donde habían estado sentados y ambos se sonrieron bajo las luces brillantes.

*-*-*-*

- Auch, espera no, tú ve por este lado y yo iré por el otro. – Patapez murmuró nuevamente, Sophie tropezó con los pies de su novio y ambos chocaron contra otra pareja. – Lo…lo siento. – tartamudeó. - Bueno, mejor intentémoslo de esta manera. – De alguna forma, el par de adolescentes se las arregló para casi colapsar en el suelo, sus piernas siempre se enredaban juntas sin importar cómo intentaran moverse. - Lo lamento, bailar no es lo mío.

- Está bien, no te preocupes. - dijo Sophie a la ligera. - Me estoy divirtiendo mucho en este momento. – Ella sonrió y sus frenos brillaron bajo las luces multicolores que centelleaban a su alrededor. - Nunca pensé que iría a uno de estos bailes, a pesar de que la familia de Jack nos invita todo el tiempo. Aún así, jamás tuve a nadie con quien ir hasta hace poco. – La chica esperaba haberse vestido apropiadamente, usaba un vestido ligero y un cárdigan, mientras que Patapez vestía una camiseta y jeans.

Patapez se sonrojó y trató de deslizar su brazo alrededor de su cintura tan amablemente como pudo. Ella hizo el trabajo por él y se acercó más, apoyando la cabeza contra su hombro mientras una canción lenta comenzaba a sonar.

- Me alegro de que nos hayamos conocido. – admitió el chico, moviéndose con ella. La música era más elegante que antes, por lo que estaba perfectamente feliz con el ritmo en que se movían.

Sophie asintió, relajándose contra su novio.

- A mí también, y todo es gracias a Hiccup y Jack. - Ella levantó la cabeza para que pudieran mirarse. - De hecho, mucho de esto no habría sucedido si no fuera por ellos. Tú y yo no nos hubiéramos conocido; mi hermano y Astrid tampoco se habrían conocido. Y es posible que Brutacio nunca se hubiera hecho amigo de nosotros.

El chico parpadeó pensativo y luego respondió.

- Vaya, tienes razón. Es como si su encuentro fuera el comienzo de una cadena que condujo a todo esto. – Patapez dejó escapar un silbido bajo. - Es realmente sorprendente que todo se deba a esos dos.

La música pronto adquirió un ritmo más rápido, pero los dos se quedaron dónde estaban, tomándose su tiempo para moverse, mientras giraban en círculos lentos. Sophie se puso de puntillas, besó los labios de Patapez y sonrió. El muchacho la abrazó con fuerza y ella se rió, volviendo a hablar.

- Recuérdame agradecerles más tarde.

*-*-*-*

- Jamie, ya detente. - resopló Astrid, portando una sonrisa en los labios. Su novio estaba intentando hacer los peores pasos de baile de la historia y ella no podía dejar de reír. El chico se encontraba en el suelo moviéndose ridículamente, cuando ella finalmente decidió que ya era suficiente y lo ayudó a ponerse de pie. - ¿Estás tratando de avergonzarme? - Preguntó la rubia con lágrimas en los ojos, causadas por tanto reír.

Jamie se encogió de hombros y apartó la mirada inocentemente, para luego responder.

- Quizás. – Ante su respuesta, ella le dio un puñetazo en el brazo y él sonrió. - Lo siento, ¿pero de verdad mis pasos fueron tan malos? - Ella le dedicó una mirada sin humor y él asintió. - Entiendo, así que realmente fueron malos.

- ¿Tú crees? – Ella se acomodó la blusa y Jamie deslizó las manos por sus caderas, besando su frente. - No creas que hacer eso va a ayudarte a escapar de tu castigo por esos horribles pasos de baile. – Jamie maldijo en voz baja y continuó abrazándola, balanceándose al ritmo de la música. Finalmente, ella apoyó sus manos en los hombros del muchacho y se movió con él. Astrid apretó los músculos en aquella zona ligeramente y arqueó una ceja. - ¿Has estado ejercitándote?

- Uh… sí, sí lo he hecho. - Él le dedicó una sonrisa tímida y ella inclinó la cabeza hacia un lado. – Esque yo…quiero decir… tú eres tan fuerte y eso… yo quería esforzarme para estar al mismo nivel… contigo.

Ella se apartó el flequillo rubio de sus ojos azules y lo miró con atención, para luego hablar nuevamente.

- Te das cuenta de que no necesitas hacer eso, ¿verdad?, creo que eres increíble tal como eres. Con o sin músculos. - Él asintió lentamente y ella suspiró. – Aun así, vas a continuar haciendo ejercicio, ¿no?

- Bueno, ya me he acostumbrado a hacer ejercicio y ahora me parece bastante divertido. – Jamie besó su nariz y sonrió. - Tal vez podamos ejercitarnos juntos algún día.

Una sonrisa comenzó a extenderse por el rostro de Astrid y fue entonces que Jamie se dio cuenta de que había tomado la peor decisión posible. Pero antes de que pudiera retractarse, ella lo besó con intensidad y bajó el volumen de su voz mientras susurraba en su oído.

- Entonces será mejor que sigas entrenando Jamie Bennett porque voy a patear tu trasero.

*-*-*-*

- ¡Toothless, no corras! - Estoico gritó cuando su hijo menor pasó corriendo a su lado como un rayo, persiguiendo a Emma, que estaba chillando. Los dos niños habían estado corriendo uno detrás del otro durante toda la noche y Estoico se preguntaba en que momento se quedarían sin energía.

- Estoico, déjalos jugar, es normal. – El Viejo Wrinkly agitó su mano en el aire y Tooth sonrió ante las palabras del hombre mayor, ella había descubierto recientemente que disfrutaba de la compañía del Viejo Wrinkly.

Norte se hallaba sentado junto a su esposa, e ignoraba las constantes miradas que Bunnymund le estaba dando mientras la besaba de vez en cuando. Sandy se hallaba al otro lado, tomando un sorbo de su bebida, todavía riendo en silencio por una broma que el Viejo Wrinkly había contado hacía un rato. El anciano era un éxito entre todos los presentes.

Tooth agitó la mano en el aire para llamar la atención de Estoico y luego habló, dirigiéndose a él.

- Es realmente genial que hayas aceptado venir, significa mucho para nosotros que también hayas traído a toda la familia. - Ella sonrió cuando Estoico pareció avergonzarse y se frotó la nuca, mientras intentaba dar una respuesta modesta. - No te preocupes; estamos felices de tenerlos a todos aquí. A los chicos les encantan estos eventos y son muy divertidos.

- Ojalá pudiéramos bailar como ellos. - dijo Norte mientras acariciaba su mejilla.

- Ten cuidado tú…

- ¡Bunnymund! - Tooth le dio un manotazo en el brazo a su hermano mayor, antes de volverse hacia su esposo. – Bueno, podríamos hacerlo, pero no queremos avergonzar a Jack cuando está con su novio esta noche. - Sus ojos se dirigieron a Estoico para ver cómo se tomaría aquel comentario, pero este ni siquiera pestañeó. Parecía que estaba progresando mejor de lo que pensaba. Alguien ingresó por las puertas de entrada del gimnasio y ella entrecerró los ojos, tratando de distinguir aquella figura. - Oh, Estoico… - trató de llamar su atención.

El hombre aludido se volvió hacia ella y Tooth señaló al chico que acababa de entrar, mantenía sus grandes hombros encorvados y los labios apretados en una línea.

- ¿Patán? – Estoico se puso de pie y se aseguró de que fuera su sobrino antes de acercarse a él. - ¡Patán! - El adolescente pareció sorprendido cuando gritaron su nombre. - ¿Qué estás haciendo aquí?

- Uh, yo… bueno Hiccup me invitó y uh ... yo solo ... solo pasé para ver cómo era... – El chico miró a su alrededor con nerviosismo, claramente incómodo. - Puedo irme si deseas. – Patán se volvió hacia la salida, pero Estoico lo agarró del brazo.

- No, no, quédate. Simplemente no pensé que estarías interesado en venir. - Estoico le sonrió al chico, conduciéndolo en dirección a la mesa donde todos los adultos lo miraban con curiosidad. – Escuchen todos, él es Patán, mi sobrino. – El Viejo Wrinkly le dio una palmada en el hombro al chico, dándole una sonrisa de aprobación. Todos lo saludaron con un alegre hola y él pareció sonrojarse por la atención recibida, luego dio una respuesta en voz baja y algo gruñona a cambio. - Puedes ir a buscar a Hiccup y a los demás, están bailando.

Patán asintió con fuerza y entró en la pista de baile, luciendo como la persona más insegura del lugar. Una chica se le acercó y lo convenció de que participara en un círculo de baile. Estoico no pudo evitar sonreír al ver al muchacho moverse torpemente al principio, pero luego levantó las manos en el aire y se rió, disfrutando del momento. El mayor nunca podría haberse imaginado que su familia llegaría tan lejos o incluso él mismo.

El hombre observó un momento a los adolescentes y padres que se movían tratando de esquivar a su hijo menor, ya que seguía corriendo. De igual forma, logró visualizar al grupo de adolescentes riendo y bailando, coincidiendo con la visión que se suele tener de los jóvenes. Y eso fue algo de lo que se dio cuenta, eran muchachos normales. No había nada de malo en ello.

- Oigan todos, esta noche, démosle las gracias a una mujer que fue tan tolerante como cualquiera de nosotros. – La voz de Tooth se hizo presente en medio de la mesa, luego ella levantó su copa, mirando directamente a Estoico. - ¡Por Val!, ¡que su alma baile con nosotros esta noche!

Todos levantaron sus copas y repitieron en coro: ¡Por Val!, Estoico incluso sintió pequeñas lágrimas formarse en sus ojos y solo atinó a reírse en voz baja. Él sabía que ella estaba bailando, tanto si estaba con ellos como si no. Val caminaba a su propio ritmo y ese ritmo estaría en su corazón para siempre.

*-*-*-*

- Jack…– Hiccup se rió nuevamente. - basta, eso me da cosquillas. - Jack estaba mordiendo suavemente cada lugar disponible en el cuello de Hiccup. Después de haber tenido una entrevista muy en profundidad con el Viejo Wrinkly y saludar a algunos conocidos; el universitario se había llevado a Hiccup a la pista de baile, asegurándose de que nadie más pudiera tenerlo por el resto de la noche. – Jack, la gente nos va a mirar. - El adolescente mayor lo ignoró y continuó besando y mordiendo aquella zona sensible, mientras giraban en círculos rápidos, presionando sus caderas más cerca de las del contrario. - ¡Jack!

El chico de cabello blanco gimió y lo abrazó más fuerte.

- Para de quejarte Hiccy y déjame divertirme un poco. – El muchacho besó la sien del menor y suspiró. - Vamos, esta noche solo dediquémonos a divertirnos y bailar entre nosotros. - Hiccup hizo un puchero y Jack tomó aquel momento como una oportunidad para capturar sus labios en un beso. - Así que, festeja conmigo y divirtámonos.

- Realmente adoras las fiestas, ¿no? – Hiccup estaba tratando de mantenerse al ritmo en que el otro se movía, aunque su prótesis obstaculizaba el objetivo. Accidentalmente pisó el pie de otro chico y se disculpó con rapidez, su rostro se sonrojó al darse cuenta que era el quinto pie de esa noche. Pese a eso, nadie le gritó o se molestó, ya que todos parecían conocer su historia. Aparentemente era el héroe de aquel club, a pesar de que no hizo nada para merecerlo. - Jack, más despacio. – dijo el castaño intentando disminuir la velocidad. Sin embargo, su novio lo tomó por la cintura y lo hizo girar en el aire. - ¡Jackson Overland! – Hiccup gritó, mientras golpeaba sus hombros para que lo colocara en el suelo nuevamente.

- Lo siento. – Jack se rió en voz baja y lo dejó en el suelo con suavidad. - Solo estoy tratando de que te abras a la diversión. – El chico de ojos azules frunció el ceño por un momento y con gentileza tomó la mano de Hiccup. - Te estás divirtiendo, ¿verdad? - Hiccup lo miró fijamente y su ceño fruncido se profundizó más, el mayor se pasó los dedos por los mechones de cabello blanco con exasperación. - Hiccup, si no te gusta esto, ¿por qué no dijiste algo? Podría haberte llevado a casa y podríamos…

Hiccup se inclinó y sus labios se juntaron, cortando la oración de Jack.

- Oye, nunca dije que no me estaba divirtiendo. Es solo que no estoy acostumbrado a este tipo de cosas. En caso de que no te hayas dado cuenta, no soy el bailarín más elegante que existe.

Jack le devolvió el beso, enredando sus pálidos dedos en el cabello castaño.

- Creo que bailas muy bien, no te preocupes tanto Hic. - dijo cuándo se separaron. - En este momento, tan sólo concéntrate en mí. – Ante sus palabras, Hiccup asintió y dejó que Jack tomara la iniciativa. Ambos giraron en círculos, e incluso se presionaron uno contra el otro cuando Hiccup se sintió lo suficientemente atrevido como para hacerlo.

Cerca del final del baile, Hiccup sintió un ligero toque en su hombro y se encontró a Astrid y Jamie parados cerca de ellos. Comenzaron a hacer un círculo para bailar y poco tiempo después todos los demás se unieron, incluso Patán y Brutilda se animaron a moverse y divertirse con ellos. Todos se encontraban riendo y gritando juntos, mientras sus cuerpos chocaban entre sí en un torpe espectáculo de movimientos de baile. En cierto momento, Jack y Jamie tuvieron una batalla de baile que implicaba hacer los peores pasos que puedas imaginar. Jamie ganó sin duda alguna.

Continuaron bailando hasta que Tooth se acercó y le indicó al grupo que ya era hora de salir de la pista de baile, justo cuando la última canción terminó. Uno de los padres sostenía una cámara y Tooth les dijo a todos que formaran un grupo grande para tomar una foto de recuerdo. Así que, de alguna forma todos lograron apegarse lo suficiente para salir en ella, ciertas personas apoyaron los brazos alrededor del cuello y las caderas de otros, algunos se pusieron de puntillas y otros se arrodillaron en el suelo.

Astrid abrazaba a Jamie, mientras Patapez y Sophie se tomaban de la mano inocentemente, Brutacio abrazó a su hermana por el cuello con un brazo y Monty se colocó suavemente debajo de su otro brazo. Patán lucía sonrojado pero feliz, sostenía a Emma en su espalda mientras ella levantaba las manos para hacer una imitación de orejas de conejo a su tío, que se hallaba a su lado. Tooth se encontraba junto a Norte y ambos se abrazaban con amor. Sandy estaba al frente al ser el más bajo del grupo, mientras mostraba el pulgar hacia arriba en dirección a la cámara. Estoico estaba detrás de Hiccup con el Viejo Wrinkly a su derecha y Toothless sobre su hombro izquierdo. Jack tenía su mano envuelta alrededor de la cintura de Hiccup, besando su mejilla mientras tomaban la foto.

El grupo empezó a dispersarse y Tooth prometió enviar las fotos a todo el mundo. Jack tomó a Hiccup en sus brazos una vez más y lo besó con tal intensidad que le quitó el aliento. Astrid gritó sonriendo mientras observaba la escena, Hiccup la ignoró y tiró del cuello de Jack para acercarlo más.

No fue hasta que Estoico tosió un poco que el castaño se detuvo, lanzando una mirada tímida a Jack, quien se mordió el labio seductoramente. Mientras todos salían del gimnasio hacia el aire fresco de la noche, Jack le rozó la boca con un beso más suave y delicado.

- Te amo. – susurró el mayor.

Hiccup se sentía mareado, la euforia de la noche prácticamente corría por sus venas conforme se inclinaba cerca de Jack. Sus ojos se dirigieron hacia arriba y contempló la luna y las estrellas antes de sonreírle al universitario.

- Yo también te amo. - Murmuró antes de que sus labios se encontraran una vez más a la luz de la luna, sus manos buscaron a tientas al otro, para luego envolverse en un abrazo.

Su cuerpo encajaba perfectamente contra el de Jack y se dio cuenta de que tal vez estaban hechos el uno para el otro. Claro, tenían defectos y rupturas por aquí y allá, pero se amoldaban juntos de forma magnífica sin pensarlo dos veces. Ambos sabían cómo llenar las grietas que compartían, reparar todas las piezas rotas y reemplazar las faltantes.

- Tengo que irme, pero te veré luego, ¿sí? - Dijo Jack, mientras pasaba sus dedos con suma delicadeza por las mejillas pecosas.

- Está bien. - Hiccup lo vio alejarse en dirección su familia, y luego se subió a su auto.

El muchacho de ojos esmeraldas sonrió para sí mismo, sabiendo que Jack siempre estaría cerca. E incluso si no estaba físicamente cerca, todavía estaría allí. Porque era justo como decía el Viejo Wrinkly; no importa qué tan lejos haya ido o cuánto tiempo permanezca en la distancia, todo lo que tenía que hacer era seguir escuchando y encontraría la voz de Jack.

Así lo hizo, y Jack respondió alto y claro todas las veces: Te amo.

*-*-*-*

Se respira amor en este capítulo. 🤗

Dicen que la paciencia es una virtud y ustedes ya esperaron lo suficiente mis queridos lectores, si. Ya esperaron suficiente para ver la escena +18 😏, ya viene.

EL PRÓXIMO CAPÍTULO SERÁ EL ÚLTIMO DE ESTA HISTORIA, quédense para el gran cierre.

Espero les haya gustado, ¡no olviden votar y comentar si así lo desean!, nos vemos pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top