~Capítulo 41~

¿Recuerdan cuando dije que yo no era doctora y que si cometía algún error en esos temas esa era la razón? Bueno, lo repito para este capítulo. 😅 prepárense, se viene cosas intensas.

¡Disfruten!

*-*-*-*

Estoico le dio una palmada a Hiccup en el hombro cuando subieron al auto.

- Así que, hoy finalmente intentarás caminar con tu nueva pierna. - Los tres integrantes de la familia estaban emocionados de que Hiccup pudiera empezar a caminar solo a partir de ahora. Sería mucho más fácil para él que llevar sus muletas a todas partes. - Es una pena que no pueda estar allí. – el hombre suspiró. Iba a asistir a su primera reunión en el grupo de apoyo de padres LGBT y Tooth lo había invitado especialmente en esa ocasión. - Recuerda, tu tío te estará esperando afuera de la escuela al final del día, así que no lo hagas esperar.

- Sí. - murmuró Hiccup. - no puedo esperar para que eso suceda. - Realmente temía tener que permanecer sentado al lado de su tío y su primo en el auto, y luego en la sala de terapia. Por otro lado, el adolescente castaño al menos se sentía contento de que su padre fuera a una reunión para padres con hijos homosexuales; era un gran paso para él. - ¿No hay nadie más que pueda llevarme? - Iba a sugerir a Jack, pero estaba trabajando, era su segundo día de trabajo y lo más probable es que no se lo pudiera perder. - ¿Nadie en absoluto?

- Hamish, le pregunté a tu tío si podría hacerlo y me dijo que sí. Solo deja que te lleve y todo terminará antes de que te des cuenta. – Estoico avanzó por la autopista e Hiccup frunció el ceño, apoyando su codo contra el borde de la ventana. - Sólo llámame una vez que hayas terminado para que pueda saber cómo estás. Sabes que la terapeuta dijo que va a…

Hiccup agitó su mano libre en el aire dando a entender que entendía lo que quería decir.

- Lo sé, lo sé. Va a ser difícil y puede llevarme un tiempo lograrlo, así que no debería esperar un milagro. – El muchacho recordaba como la Dra. Katherine le había advertido innumerables veces que no se hiciera ilusiones, pero él no pudo evitarlo. Al fin iba a poder sentir el suelo con ambos pies, en cierta forma. - Tendré que practicar. No te preocupes. - Entraron en el estacionamiento de la escuela y él se desabrochó el cinturón, bajando del auto con sus muletas. - Te veo más tarde papá, nos vemos.

- Es…espera Hiccup… - Estoico habló un poco apresurado. El chico de ojos esmeraldas se volvió levemente, mirándolo. - Recuerda llamarme una vez que termine la terapia. - repitió.

Hiccup sonrió, sabiendo lo que estaba tratando de hacer.

- Lo sé. Te quiero papá, cálmate.

- Yo también te quiero. – dijo el mayor. Cuando el chico cerró la puerta, Estoico encendió nuevamente el motor y se marchó.

Mientras sonreía y negaba con la cabeza. Hiccup esperó a Astrid, balanceando su pierna izquierda en el aire. No podía esperar para ponerse su nueva prótesis. Tal vez lo haría sentir completo de nuevo. Solo tal vez...

*-*-*-*

Hiccup parecía tener aquella aura de estar a punto de golpear a alguien, mientras esperaba fuera de la escuela al lado de Astrid. Ella le dio unas palmaditas en el hombro intentando animarlo.

- No va a ser tan malo, Hiccup y si te dicen algo, simplemente ignóralos. No pueden intimidarte, Estoico no se los permitiría. – Ante sus palabras, él hizo un ruido desde el fondo de su garganta y ella suspiró. - Es solo un corto viaje en auto, ¿no es así? Terminará antes de que te des cuenta.

El muchacho acomodó su mochila sobre su hombro y asintió lentamente.

- Sí, tienes razón. Es solo que, sé que ambos me desaprueban, así que se aproxima un gran momento de: 'mirar fijamente al pariente que no nos agrada’. - El viento frio sopló levemente y su flequillo revoloteó sobre su frente. - Parece que va a nevar de nuevo… - dijo distraídamente.

- ¿Vas a estar bien? -  Preguntó Astrid suavemente. Ambos sabían que Hiccup se ponía nervioso cada vez que empezaba a nevar mucho. Siempre le traía malos recuerdos de su viaje en auto con Val. No provocaba que se sintiera completamente aterrorizado, pero era suficiente para ponerlo nervioso cada vez que se subía al auto para llegar a la escuela.

El pecoso se encogió de hombros.

- Sí, estaré bien. - Los vehículos pasaban lentamente junto a ellos por la carretera, recogían a los estudiantes y los llevaban a sus hogares. Hiccup extrañaba caminar a casa en compañía de Astrid, pero con suerte pronto estaría retomando esa antigua costumbre, justo como lo hacían antes. - Sólo quiero empezar a caminar de nuevo. - dijo.

Astrid le pellizcó la mejilla y sonrió.

- Estarás caminando muy pronto, cálmate. – Justo cuando la chica pronunció esas palabras, el auto de Spitelout se detuvo al lado de la acera, Patán se hallaba en el asiento delantero. - Bueno, diviértete. Te enviaré un mensaje de texto más tarde.

Hiccup murmuró una respuesta en voz baja y se las arregló para abrir la puerta y sentarse en el asiento trasero del vehículo. El olor a cigarrillo y comida rápida era intenso en el interior, e hizo que su cabeza se sintiera abrumada al instante.

- Hola Hamish. - dijo Spitelout con firmeza.

- Hola. – El adolescente castaño se abrochó el cinturón e ignoró la mirada proveniente de su tío desde el espejo de revisión. El auto se alejó del estacionamiento estudiantil e Hiccup pudo ver la figura de Astrid hacerse cada vez más pequeña a la distancia. “Bueno, ahí va mi última salvadora…”

Luego de que dos minutos transcurrieran en el vehículo, Spitelout se aclaró la garganta.

- Entonces Hamish, ¿cómo van las cosas en casa? - Preguntó, mientras sus grandes manos sujetaban el volante con fuerza.

El muchacho frunció los labios, mirando por la ventana.

- Tranquilas… - “No quiero tener una conversación. No quiero charlar. Solo quiero ir a terapia y luego a casa. Es así de simple”. Hiccup se golpeó el muslo suavemente con los dedos, tratando de mantenerse ocupado haciendo otra cosa.

Parecía que su tío no entendía eso y continuó hablando.

- ¿Puedo preguntar cómo está tu acompañante usual? - Patán se veía igual de incómodo, tratando de cubrirse la cara con la mano mientras se apoyaba contra la puerta.

- Astrid está bien. - suspiró Hiccup. “Por favor, déjame en paz.”

El volumen de la voz de Spitelout disminuyó.

- No, hablo del chico de cabello blanco.

Ante esas palabras, el menor se sentó más derecho y entrecerró sus ojos verdes.

- ¿Te refieres a mi novio? – Cuando lo dijo, Patán se encogió en su asiento, tratando de mantenerse al margen de la conversación. “0h, ¿entonces ahora no tienes ningún comentario sobre mi vida amorosa?”, pensó enojado. “Parecías tan duro en la escuela, ahora mírate.”

El ambiente se quedó en silencio e Hiccup se cruzó de brazos, mirando a los otros autos que pasaban. Spitelout volvió a hablar, manteniendo el volumen de su voz, pero era obvio que había algo más debajo de lo que dijo a continuación.

- ¿Sabes que hay terapia para ti? -  Patán miró a su padre rápidamente y su rostro se puso pálido. Obviamente, había algo más tras sus palabras, pero Hiccup no pudo distinguirlo.

- Justo ahora voy a mi terapia. - le recordó Hiccup. - He estado yendo con frecuencia.

- No, para tu…- Spitelout se detuvo. - otro problema.

- No tengo otro problema. - Hiccup enarcó una ceja; mientras que su primo parecía que le suplicaba mentalmente a su padre que se detuviera. - Tío Spitelout, no entiendo lo que estás tratando de decir.

El hombre mayor lo miró directamente por el espejo retrovisor, ignorando la mirada de su hijo.

- Lo digo por tu amigo y por ti, lo que les sucede se puede curar. Lo leí en internet. Solo necesitas unos pocos tratamientos de terapia y podrás ser un joven normal como Patán.

- Papá… - siseó Patán. Hiccup no pensaba que estaba tratando de defenderlo; probablemente solo estaba tratando de evitar que su padre hiciera comentarios vergonzosos. Sabía que Patán tenía mucha presión sobre sí mismo en casa, ya que era su único hijo. Probablemente estaba acostumbrado a oír comentarios imprudentes de su padre, pero no con otras personas alrededor que los escucharan.

- ¿Qué? Solo le digo que no tiene que vivir así. Puede tener una vida más feliz. - Apenas Spitelout detuvo el auto en el estacionamiento del lugar de terapia, Hiccup estaba listo para salir corriendo de allí. Sabía que su padre y su tío habían sido criados en un hogar con costumbres muy estrictas, pero nunca pensó que las cosas terminarían así.

Al salir del vehículo, el adolescente miró a su tío, con las manos sujetando sus muletas fuertemente, ejerció tanta presión en ellas que sus nudillos dolían.

- Yo no elegí esto y no cambiaría por nada del mundo. Tienes que entender los hechos. - murmuró. Antes de que alguno de los otros dos pudiera responder, avanzó y se dirigió de forma peligrosamente rápida hacia las puertas automáticas. “Nunca más”. Entró en la sala de espera y se apresuró en llegar hasta el escritorio. – Hiccup Haddock, estoy aquí para la terapia de pierna. - dijo con voz segura a la recepcionista. “Nunca volveré a aceptar otro viaje en auto con ellos.”

- Tu médico estará aquí en breve, por favor espera unos minutos. - La mujer detrás del mostrador sonrió y él simplemente se alejó, para luego dedicarse a mirar una de las imágenes inspiradoras en las paredes mientras dejaba su mochila en una silla.

La Dra. Katherine salió a recibirlo justo cuando Spitelout y Patán entraron.

- Hola Hiccup, haremos la sesión de hoy en un consultorio diferente, ¿de acuerdo? – El menor la siguió sin decir una palabra, ni siquiera se molestó en mirar a su tío. - Así que hoy es el gran día ¿eh? Tendrás la oportunidad de probar tu prótesis. - Ella sonrió alegremente y señaló una habitación. Era más grande que el consultorio habitual en el que trabajaban y había diferentes equipos dispuestos alrededor. En una zona específica parecía haber dos pasamanos para que alguien pudiera agarrarse cuando caminara por allí. - Bueno, para empezar, ¿por qué no te pones tus shorts y prepararemos tu pierna?

El chico se alejó y fue a cambiarse, mientras ella sacaba la prótesis. Cuando volvió al lugar, la Dra. Katherine estaba sonriendo y la pierna artificial se hallaba a su lado, junto con el resto de cosas que necesitarían. Aquella prótesis era similar a la mayoría que Hiccup había visto en televisión e Internet. Probablemente le haría ajustes más tarde para que se sintiera más personal.

- ¿Adivina quién tendrá una nueva pierna sobre la que pararse? – Ella sonrió e Hiccup no pudo evitar devolverle la sonrisa ante su comentario. - Está bien, primero, tendrás que aprender a ponerte la prótesis. Este modelo es un modelo de tornillo simple, por lo que debería ser fácil. - Él asintió con la cabeza y se sentó frente a ella, mirando cómo agarraba una funda de silicona con un tornillo sobresaliendo de la parte inferior. – Primero esto va sobre tu pierna.

Se la entregó a Hiccup y él la miró con duda.

- ¿Y cómo lo pongo exactamente? – Ante sus palabras, la Dra. Katherine sujetó nuevamente la funda y tomó entre sus dedos el tornillo, para luego darle la vuelta hacia a todo hacia afuera. - Bueno, eso no era lo que esperaba.

- Lo que debes hacer… - dijo ella. - es tomar la parte inferior de la funda y colocarla contra la parte inferior de tu pierna. Debes asegurarte de que el tornillo esté recto para que se ajuste al resto de la prótesis. - Hiccup observó como la doctora deslizaba la funda invertida sobre su pierna, acomodándola lentamente para que cubriera la mayor parte de su pierna izquierda. Se sentía como si estuviera usando una especie de bota extraña. - Ahora, es necesario colocar estos calcetines para asegurarnos de que la pierna no duela y encaje bien con la prótesis.

El adolescente vio cómo ella sacaba algunos calcetines blancos que más parecían bolsillos que cualquier otra cosa.

- ¿Asumo que se colocan sobre la funda…? – Hiccup ladeó la cabeza, ella asintió y colocó uno sobre su pierna, pasándolo por el tornillo, la tela se enganchó en este una o dos veces, pero finalmente consiguió deslizarlo por completo. - ¿Cuántos debo ponerme?

La Dra. Katherine miró su prótesis y luego su pierna, frotándose la barbilla.

- Hmm, creo que con uno más sería suficiente. En todo caso, si no resulta, podemos colocar otro e intentar de nuevo. - Hiccup se puso otro calcetín y movió la pierna un poco, la emoción corría por sus venas. Aunque tenía la sensación de usar algo un poco pesado e incómodo, tendría que acostumbrarse. - ¿Estás listo para ponerte la pierna? – Preguntó ella, parecía como si también estuviera emocionada. Esa era una de las razones por las que a Hiccup le agradaba la Dra. Katherine, ella era muy amable y alegre cuando ambos estaban en una consulta.

El muchacho asintió, le tendió la pierna y ella colocó la prótesis debajo.

- Ahora, tienes que alinear el tornillo en el agujero que hay en la parte superior de la prótesis. Cuando escuches el clic, eso significa que ya está asegurada y podrás caminar sin que se caiga. Por cierto, … - se inclinó y señaló un botón dorado. – este botón es por seguridad. Si alguna vez tu pierna está…, no lo sé, digamos… atascada en una vía del tren y uno de ellos se aproxima a alta velocidad hacia ti, presionas este botón y la prótesis se desbloqueará, dejando libre tu pierna. Luego deberás cojear hasta llegar a un lugar seguro.

Hiccup se rió.

- No creo que vaya a acercarme a las vías del tren pronto. – Ante su respuesta, ella le guiñó un ojo y le indicó que alineara su pierna contra la parte superior de la prótesis. – ¿Entonces, coloco aquí mi pierna y se ajustará con la prótesis?

- Exactamente. Solo deslízala allí y debería encajar. – La doctora sonrió levemente e Hiccup empujó su pierna un poco hacia abajo, sintiendo la superficie de la pierna falsa a su alrededor. Al escuchar un pequeño clic, ambos sonrieron. - Parece que te queda como un guante… o una bota, lo que prefieras. – El castaño movió la pierna y sintió un gran peso en la zona. Después de haberse acostumbrado a que no hubiera nada allí, ahora tenía que acostumbrarse al peso una vez más. - ¿Quieres intentar dar algunos pasos?

- Sí. – dijo él. Ella lo ayudó a ponerse de pie e inmediatamente quedó claro que caminar no iba a ser nada fácil. Un dolor agudo atravesó su pierna e hizo un ruido desde el fondo de su garganta. Ella se detuvo y lo miró con preocupación. - Estoy bien. – El muchacho mintió rápidamente. - Caminemos.

Ella frunció los labios por un momento.

- Hiccup, no deberías forzarte a hacerlo. - Su mano en su brazo apretó suavemente su agarre y él levantó su pierna derecha para dar un paso hacia adelante, colocando todo su peso sobre su pierna izquierda. Él soltó un gemido por el dolor y casi se derrumbó en los brazos de la doctora. - Tus nervios y huesos necesitan acostumbrarse a esto. No puedes tratar de hacer todo junto así de repente.

- No, no. – murmuró él. - Puedo hacer esto. – “Necesito hacer esto”. Intentó dar un paso de nuevo y el dolor era insoportable, tuvo que morderse los labios para soportarlo. La Dra. Katherine lo empujó suavemente hacia abajo para que se sentara. - Dije que sí podía caminar. - casi gritó. “Necesito hacer esto para no causar molestias a más personas.” - Déjame intentarlo de nuevo.

- Te recomiendo encarecidamente que no lo hagas. Hiccup, esto va a tomar tiempo. – Ella explicó lentamente. - Tienes que trabajar en esto poco a poco. ¿Estás haciendo los ejercicios que te mencioné en casa?

- Sí.

La Dra. Katherine le puso una mano en la rodilla y por un momento ese gesto le recordó a su madre.

- Entonces te daré algunos nuevos para que pruebes y puedas trabajar en ellos. Necesitamos fortalecer tu pierna antes de hacer algo drástico. Así que, quitaremos la pierna y realizarás esos ejercicios. Puedes ir a casa y practicarlos. También quiero que te lleves los calcetines y la funda con el tornillo para que practiques como ponértelos tú mismo. – Hiccup asintió con la cabeza, pero era obvio que estaba enojado. Retiraron la prótesis y él sujetó sus muletas, mirando al suelo mientras regresaban a la sala de espera.

Mientras la doctora iba a buscar algunos papeles para escribir los nuevos ejercidos que había recomendado a Hiccup, Spitelout se puso de pie. Patán todavía estaba allí, sentado en otro sofá. Al pecoso le sorprendió que se hubieran quedado. Pero no quería irse con ellos, así que rápidamente trató de pensar en algo.

- No se preocupen, pueden irse; mi papá dijo que me recogería, ya que la reunión terminó antes de lo planeado. – “Puedo caminar hasta la pista de hielo y hablar con Jack, ya que justamente está trabajando a esta hora.”

- No lo sabía. - Spitelout lo miró con atención. - ¿él te llamó?

- Sí, hace un momento. Estará aquí en unos minutos, así que está bien. – El chico de ojos esmeraldas sostuvo su mirada con la de su tío y finalmente el hombre más grande desvió la vista hacia otro lugar.

- Muy bien entonces, vamos Patán. – Spitelout habló con seriedad a su hijo. Ambos recogieron sus cosas y se fueron, sin siquiera molestarse en comprobar si Hiccup estaba mintiendo.

Era lo mejor; de todos modos, su propia mochila estaba en la sala de espera, ya que el menor no tenía la suficiente confianza como para dejarla en su auto. Al menos, dejándola en el edificio ambos pudieron ser monitoreados, en caso de que intentaran deslizar un folleto de un campamento religioso para reformarse, en su mochila. Rápidamente colocó dentro la funda de silicona y los calcetines y cerró el cierre.

La Dra. Katherine regresó y le entregó algunas hojas de papel. Ella notó que la habitación estaba vacía y le tocó el hombro.

- ¿A dónde fue tu familia? ¿No iban a llevarte a casa?

Él le sonrió.

- Sí, solo fueron a traer el auto. Me reuniré con ellos afuera, así que la veré la próxima vez. - Ella asintió con la cabeza a regañadientes y lo observó alejarse, mientras se dirigía hacia las puertas, y se metía las hojas de papel en el bolsillo de su chaqueta. Al salir, el aire frío lo golpeó rápidamente, y se encogió un poco debido a ello. La pista de hielo estaba a unos kilómetros de distancia y ya había oscurecido afuera. - Buen trabajo Hiccup… - murmuró para sí mismo. – Hiciste que las cosas sean peores para ti.

Para cuando llegó a la pista de hielo, su temperatura corporal había descendido y su nariz se había enrojecido, al igual que sus mejillas, gracias al viento frio; además no podía intentar calentar sus manos porque estas sujetaban sus muletas. Cruzó las puertas e ignoró las miradas que le dirigían las pocas personas dentro del lugar. Jack estaba detrás del mostrador de alquiler de patines, escribiendo algo en un cuaderno.

Hiccup se acercó lentamente y no pudo evitar estornudar cuando llegó.

- Hola. - dijo en voz baja mientras frotaba su nariz con una mano y apoyaba una muleta contra sí mismo.

Jack pareció asustado cuando lo miró y dejó caer su bolígrafo.

- ¿Hiccup? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en tu terapia? - Sus ojos azules se agrandaron al ver la mirada frustrada y los labios apretados del adolescente más joven. - ¿Qué pasó? Te ves horrible.

- Nada, simplemente no quería ir a casa con mi tío. – El chico miró a su alrededor y sus ojos se posaron en el mostrador. - Así que vine aquí… - suspiró.

- Pero entonces, ¿Dónde está tu papá? Las reuniones no terminan tan temprano por lo general. -  Jack golpeó con los dedos el mostrador. - Por favor dime que tu papá vendrá a recogerte… - Hiccup se quedó callado y el mayor gimió. - Por favor, dime que alguien te llevará a casa ahora mismo. – Luego de sus palabras, solo hubo más silencio y Jack soltó un fuerte suspiro, frotándose los ojos. - Hiccup, ¿en serio viniste a mí para que te llevara a casa y no ir con ellos?

“¡No, claro que no! ¡Eres el único con quien puedo hablar!”

- Descuida, si no puedes llevarme, iré andando a casa. - Hiccup se encogió de hombros y sus ojos se encontraron. - Simplemente no quería lidiar con ellos en este momento. Las cosas no salieron bien. - susurró. - Pensé que al menos tú me escucharías.

Jack miró a su alrededor y se pasó los dedos por el cabello blanco.

- Escucha, mi turno termina en una hora. Solo busca un lugar para sentarte y me reuniré contigo cuando termine. – Ante sus palabras, el menor asintió y se alejó. El universitario sacudió la cabeza y cerró los ojos. - No puedo creerlo… - murmuró.

Hiccup debió haberlo escuchado porque sus hombros cayeron y su cabeza se inclinó hacia abajo, caminó en silencio y se sentó en una de las bancas vacías que había en la esquina.

*-*-*-*

Realmente no había mucho trabajo por hacer, ya que solo quedaban unas pocas personas en la pista de hielo. Cuando finalmente todos se fueron a sus casas, Jack limpió el lugar, barrió algunos pedazos de basura que quedaron en el suelo y dejó los patines de alquiler en un lugar especial para que los limpiaran.

Finalmente había terminado, se puso la chaqueta y se acercó a Hiccup, empujando suavemente su pierna sana con el pie.

- Hey, vamos.

Hiccup lo siguió en silencio hasta su auto. Ambos entraron y Jack ni siquiera encendió el motor, simplemente cruzó los brazos sobre su pecho.

- Muy bien, ¿quieres decirme qué pasó? -  Sonaba un poco molesto e Hiccup ya se había imaginado que eso podría haber sucedido.

- Lamento molestarte. – murmuró el castaño. - es solo que estoy realmente… no sé, enojado en este momento. - Jack esperó a que continuara. - Cuando mi tío me recogió, no paraba de hablarme de ir a terapia para curarme. Me estaba molestando y no se detenía. - Apretó las manos contra su regazo y miró a la nada. – Luego, durante la terapia traté de caminar con mi prótesis, pero… - Se interrumpió a sí mismo, y después de un rato recuperó la voz. - Pero simplemente no pude hacerlo.

- Entonces… - comenzó a hablar Jack, - ¿pensaste que sería una buena idea dejarte a ti mismo sin un transporte para ir a casa y luego venir a verme porque sabías que yo podría llevarte? - Hiccup rodó los ojos y volvió la cabeza hacia la ventana. - Hiccup, ¿y si me hubiera ido a casa más temprano? Te habrías quedado atrapado aquí hasta que alguien viniera a buscarte e incluso entonces algo podría haberte pasado.

- No estoy tan indefenso Jack, puedo arreglármelas solo. – El menor no quería mirar a Jack porque ya podía ver su rostro en el reflejo de la ventana. Sus cejas estaban juntas en una mueca de confusión y molestia, mientras que su boca estaba inclinada hacia abajo. A Hiccup no le gustaba que frunciera el ceño. Arruinaba su buen aspecto. - Además, pensé que serías la única persona que me escucharía y estaría de acuerdo conmigo.

- Bueno, lo siento, pero no estoy de acuerdo. Francamente, esto fue muy estúpido de tu parte. - Las palabras de Jack lo golpearon con fuerza y casi se quedó sin aliento. - Estás molesto y un poco frustrado porque las cosas no resultaron como tú querías el día de hoy. Eso no significa que puedas simplemente huir de ellas. Hiccup, tú eres la única persona que creo que haría frente a sus problemas y contraatacaría. Así que, no te rindas y corras hacia mí porque necesitas consuelo. - “Sé que estoy siendo muy duro, pero eventualmente él tendrá que darse cuenta de esto.”

Al oír eso, Hiccup lo enfrentó, girándose hacia él.

- Claro, porque acudir a la persona que amas para buscar confort es un signo de debilidad. Gracias por señalar eso, Jack. Estoy muy contento de que puedas ver que realmente lo estoy intentando, ¿de acuerdo? ¡Lo estoy intentando! – Mientras hablaba su voz tembló, el adolescente más joven tragó saliva para que las lágrimas que picaban sus ojos no salieran, y fulminó al otro con la mirada. - Perdí a mi mamá y mi pie. Mi padre está tratando de asumir todas las responsabilidades, a pesar de que no puede. Mi hermano menor está teniendo dificultades para adaptarse a esta pérdida. Quiero caminar para finalmente poder cuidarme yo mismo y no tener que preocupar a los demás. Estoy haciendo todo lo posible para mantener la calma y ser fuerte, pero sinceramente…. - cerró los ojos. – siento que me estoy rompiendo… - “Y pensé que serías tú quien me recompondría.”

Jack miró aquellos ojos cansados; el brillo que usualmente tenían esas esmeraldas se había oscurecido por la tristeza; dos medias lunas oscuras se hallaban bajo ellas, representadas en forma de ojeras, ¿y cómo no tenerlas? El chico se quedaba despierto toda la noche estirando su pierna y estudiando a la vez para mantenerse al día en la escuela. Podía ver la pintura y las manchas de carbón en sus dedos; puesto que, además, expresaba a través del arte todas las emociones que simplemente no podía mostrar. Había dolor en sus facciones que solo por medio de sus dibujos podía expresar a sus seres queridos. Y parecía más delgado que antes, sus mejillas lucían más hundidas y su cuerpo como un mondadientes. “¿Siempre se ha visto así? ¿Roto y cansado?”

- Hiccup… - Jack murmuró suavemente. El chico más joven abrió los ojos y los dedos de Jack se deslizaron por sus mejillas hasta tomar su rostro con la palma de la mano. - ¿Por qué no dijiste nada entonces? ¿No podías hablar de esto con alguien? ¿Un…un terapeuta tal vez?

- ¿Cómo podría? Mi papá ya tiene suficiente de qué preocuparse. Toothless no lo entendería, no quiero agobiar a mis amigos con mis problemas, y ya te molesto lo suficiente. – Hiccup se inclinó hacia el toque de Jack, sintiendo lo fríos que estaban sus dedos.

- Tú nunca me molestas.

Hiccup lo miró y se rió sin gracia.

- Y, ¿qué hay de esta noche?

El adolescente de cabello blanco abrió la boca, pero pasó un tiempo antes de que volviera a hablar.

- Supongo que estaba cansado y un poco irritado. Pero Hiccup, lo juro, nunca me molestas en absoluto. Solo digamos que limpiar el vómito de un niño de cinco años no es lo mejor para estar de buen ánimo. – Ante lo último, Hiccup resopló e incluso dio una media sonrisa. - Entonces, ¿quieres hablar de eso? Conduciré y te escucharé si estás dispuesto a hablar.

- ¿Estás seguro?

- Sí, lo estoy. - Desafortunadamente, Jack tuvo que retirar su mano de su mejilla para encender el motor del auto, luego salieron fuera del estacionamiento y hacia la autopista. - Así que, empieza a hablar. - Lo alentó gentilmente.

Hiccup se reclinó en su asiento.

- Ya te dije que mi tío trató de hacerme ir a terapia para curarme de mi homosexualidad. Mi mamá dijo que mi padre venía de una familia estricta; sin embargo, no pensé que ellos fueran así de estrictos. Puedo darle crédito a mi papá por al menos esforzarse para aceptarme como soy, pero sé que el resto de mi familia probablemente me rechazará. – El pecoso presionó los dedos contra la ventana, dibujando pequeños patrones en el vidrio. - Voy a ser el marginado de mi propia familia y eso es un asco.

Jack asintió, frotándose la barbilla.

- ¿Entonces realmente te dijo que existe una cura para ser gay?

- Esa sería la versión corta, sí. – Le dio al otro una especie de sonrisa lastimeta. - Aunque no es como si quisiera tenerla. - susurró. – Ellos pueden quedarse con su terapia, estoy feliz tal como soy.

El adolescente mayor le dio un codazo, para luego hablar.

- Y tampoco te ayuda el hecho de tener un novio increíblemente atractivo.

- Supongo que eso también podría ser un factor contribuyente. – Hiccup se rió. Sin embargo, su sonrisa decayó por un momento. - Pero después de eso, en la terapia, cuando me puse la pierna y traté de caminar, fue demasiado doloroso. La Dra. Katherine dijo que tendría que seguir practicando, pero realmente quiero caminar.

- Para que puedas asegurarte de que los demás no se preocupen tanto por ti. - Jack terminó su oración y se detuvo frente a un semáforo en rojo. - Pero no deberías presionar las cosas Hiccup, podrías lastimarte seriamente si continúas haciéndolo. – El mayor miró al chico castaño por el rabillo del ojo. – Y sabes que ninguno de nosotros quiere que eso suceda.

- Lo sé… - Hiccup gimió. - Pero estoy harto de que todos se preocupen tanto por mí. No estoy tan indefenso y débil como piensan, solo quiero mostrarles que soy capaz de sostenerme por mi cuenta…en cierto sentido. - Ambos se rieron levemente y él inclinó la cabeza para que descansara contra la ventana. - Odio preocuparlos – “Siento como si fuera una carga que nadie quiere.”

Jack se inclinó hacia él, ya que todavía estaban frente al semáforo en rojo y le besó la mejilla.

- Bueno, vas a tener que dejar que te cuidemos un poco más. – El chico de ojos azules sonrió cuando Hiccup lo miró. - Entonces, ¿crees que puedas reprimir el pensamiento machista y varonil de: yo siempre puedo cuidarme solo?, a veces es bueno dejar que otros te cuiden. – “Yo cuidaré de ti.”

Hiccup hizo una mueca, pero había una sonrisa en su rostro.

- Pero no quiero hacerlo. Con el tiempo, te cansarás de mí y me dejarás en las calles defendiéndome por mí mismo. – Ante sus palabras, Jack volvió a besar su mejilla y se apartó cuando la luz del semáforo cambió a verde. - Tendré que comerme mi otra pierna para sobrevivir en esas condiciones.

- No vas a comerte tu otra pierna. - se rió Jack.

- Voy a tener que bailarle a hombres extraños para ganar dinero.

- No voy a permitir que eso suceda.

- Y luego, cuando me prepare para dormir por la noche, tendré que usar a los gatos callejeros que me rodean para calentarme mientras arañan mi frágil cuerpo.

Jack tuvo que contener la risa mientras trataba de concentrarse en conducir.

- Hiccup, te juro que nadie va a abandonarte en las calles. – El universitario le dedicó una sonrisa tortuosa. - Y el único a quien le puedes bailar es a mí.

- Lástima que tengo dos pies izquierdos, ah no, un segundo…, ni siquiera tengo uno. - Ambos rieron un poco y se dieron codazos.

- ¿Te sientes mejor? - Jack lo miró por un momento mientras avanzaba por la carretera, ya se estaban acercando a la casa del chico más joven, así que redujo la velocidad. Hiccup tarareó y asintió contento. - Que bueno, no me gusta verte molesto. – Mientras ambos permanecieron sentados en silencio; Jack le tendió la mano, Hiccup la tomó y entrelazaron sus dedos. - Así que, la próxima vez que estés molesto, por favor asegúrate de no quedarte solo en un estacionamiento y luego venir a mi trabajo.

- Lo siento. Solo podía pensar en ti y me moví sin pensar. - Se detuvieron frente a su casa y soltó la mano de Jack para desabrochar el cinturón. - Probablemente debería ir a decirle a mi papá que estoy bien. Lo llamé cuando estaba en pista de hielo y sonaba molesto porque no volví con mi tío. Conociéndolo, probablemente se está volviendo loco en este momento. – El menor puso una mano en la manija de la puerta, cuando de repente Jack lo agarró por la manga. - ¿Si?

- Será mejor que recuerdes lo que hablamos. Lo digo en serio. - Sus ojos se encontraron y Jack formó una línea plana con su boca. - No estoy tratando de sobreprotegerte, Hiccup, pero si vuelves a perderte en otro estacionamiento voy a tener que ponerte una correa.

Hiccup se acercó para besarlo suavemente.

- Nunca me dijiste que te gustaba el BDSM. – el menor susurró. Jack se sonrojó y volvieron a besarse. – Pero… sí, lo sé. Todo eso llevaba tiempo acumulándose en mi interior y finalmente salió a flote. Me siento mejor ahora.

La mano de Jack estaba en su cabello y apartó algunos mechones de su rostro.

- Está bien. Un momento, dijiste que estas cosas estaban acumulándose…, ¿Has usado el cuaderno de bocetos que te regalé? - Hiccup negó con la cabeza. - ¿Qué? ¿por qué no?

- No quiero usarlo todavía. Quiero asegurarme de que lo que sea que dibuje allí, sea mi mejor trabajo. – El otro admitió. “Probablemente eso suene muy estúpido.”

- No, eso no servirá. – “Aunque, al menos él realmente está pensando en darle un buen uso a mi regalo.” - A partir de ahora, cada vez que te sientas frustrado o triste, quiero que uses el cuaderno de bocetos que te compré. No tienen que ser dibujos perfectos, Hiccy, es tu cuaderno de bocetos. Dibuja lo que sientas si te sirve de ayuda. Además, todo lo que dibujas es perfecto, así que no debería importar.

Hiccup sonrió.

- Me estás empezando a preocupar con toda esta charla de novio demasiado protector. - Jack entrecerró los ojos y el más joven suspiró. - Entendido. Usaré el cuaderno de bocetos. - Jack lo besó con intensidad y casi se derritió bajo su toque. - Bueno, ya…ya es suficiente, si no paramos, no me iré de este auto. Detente. – El universitario ignoró sus palabras y llevó sus labios sobre su frente, mientras el otro se reía. - No es gracioso, sabes que no tendré la voluntad suficiente para irme y todavía tengo tarea que hacer.

- Deberías haber pensado en eso antes de quedarte varado en la terapia. - Jack canturreó. Hiccup gruñó y lo besó por última vez. - Te liberaré ahora. Compórtate y por favor recuerda lo que dije.

Hiccup le dio una mirada sarcástica y se encogió de hombros.

- Estaré bien Jack. Hablaré contigo más tarde.

Mientras el menor se alejaba hacia su hogar, Jack bajó la ventana frenéticamente.

- ¡Te amo! - gritó.

Con el rostro enrojecido y los hombros encogidos, Hiccup se volvió hacia el auto.

- ¡Yo también te amo…! - gritó, aunque no tan fuerte como lo hizo Jack. - Ahora ve a casa con tu familia. - el castaño añadió. - estoy seguro de que te extrañan.

Jack se rió y se alejó en el auto, esperaba que Hiccup al menos se sintiera mejor ahora que había hablado de todo. “Es bueno que haya descargado sus sentimientos hablando conmigo”. Se sentó un poco más erguido y sonrió para sí mismo. “¡Eso significa que confía en mí!”

El muchacho de cabello blanco golpeó suavemente el volante con los dedos y tarareó en voz baja. “Así que, ahora surge el verdadero problema…” Levantó las cejas ante sus propios pensamientos. “¿Qué hacer para el día de San Valentín?”

*-*-*-*

Por un lado, es comprensible que Hic busque consuelo en quien más confía, pero creo que Jack también tiene razón al decir que no debe aferrarse a él y usarlo como salvavidas siempre. Necesita aprender a lidiar con emociones negativas y expresarse.

Y precisamente la buena comunicación y apoyo mutuo es lo que los une más como pareja. 😊

¿qué hacer para el día de San Valentin? La pregunta del millón de toda pareja...ya veremos que sucede.

Espero les haya gustado, ¡no olviden votar y comentar si así lo desean! Nos vemos en la próxima actualización.

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