~Capítulo 39~
¡Hey! ¿adivinen quien volvió con otro capítulo?, así es, yo. Volví a mis clases universitarias. Como sea, espero les guste este capítulo. 😁
¡Disfruten!
*-*-*-*
- Así que recuerda, hoy después de la escuela te recogeré e iremos a fisioterapia. Dijeron que tu pierna (la prótesis, por supuesto) debería de estar lista dentro de una semana y que te enseñarán cómo ponértela. - Estoico arrancó el auto, conduciendo por la calle, mientras Hiccup se encontraba en el asiento del pasajero. Parecía que el hombre mayor ya no iba a dejar que su hijo caminara desde su casa hasta la escuela. Sólo se movilizaba en el vehículo de Estoico, sobre todo desde que el Viejo Wrinkly se había ido a su propio hogar, aunque a Hiccup le dolió verlo irse. - Tal vez este fin de semana podamos ir a esa tienda de artesanías que te mencioné y preguntar sobre el marco. - Hiccup estaba un poco más contento, puesto que a su padre le encantó la pintura que hizo. De hecho, comenzó a llorar cuando la vio y exigió que la enmarcaran y la colgaran en la sala de estar. - Y asegúrate de darle a la escuela todos los documentos médicos para que entiendan toda la situación.
- Sí, lo entiendo papá. – Hiccup rodó los ojos, pero aun así sonrió levemente. Pasaron junto a Astrid, que caminaba en dirección a la escuela y él la saludó haciendo un gesto con la mano, pero ella no lo vio. Una vez que llegaron a la escuela, Hiccup se desabrochó el cinturón de seguridad. Estoico parecía nervioso y estaba a punto de bajar para ayudarlo. – Tranquilo; son sólo unos pocos pasos hasta las puertas de la escuela. No voy a caerme. – “Aunque no prometo nada.” - Te veré después de la escuela papá.
Estoico asintió con rigidez.
- Te quiero Hamish.
Hiccup se despidió de él con la mano, saliendo del vehículo y acomodando sus muletas, para luego alejarse un paso del auto.
- También te quiero papá. - Cerró la puerta de golpe y avanzó unos metros para demostrar que estaba perfectamente a salvo. Estoico se alejó lentamente, tocando la bocina al pasar junto a Astrid. Ella lo saludó con la mano y corrió hacia Hiccup, inclinando la cabeza. – Todavía está paranoico y piensa que si doy un paso sin que él mire, perderé otra pierna.
- Eso parece. – la rubia se rió. – Entonces, ¿estás seguro de que vas a poder aguantar el día de hoy? ¿Sabes lo crueles que pueden ser algunas personas de aquí? – Ambos subieron las escaleras y cruzaron las puertas de la institución. Ella estaba vigilando a Hiccup para asegurarse de que estuviera bien en todo momento. No era como si Jack la hubiera llamado y le hubiera rogado que lo hiciera, no, por supuesto que no.
- Si Patán no tuvo las agallas para meterse conmigo, entonces dudo que otros lo hagan. – El castaño señaló la oficina donde la escuela se ocupaba de la mayoría de trámites administrativos. - Necesito dejar algunos papeles y recoger unas cosas.
Astrid asintió y le sostuvo la puerta cuando entró. La secretaria, o cualquier título que ella tuviera, pareció afligida cuando Hiccup se acercó cojeando al escritorio.
- Buenos días señora, estoy aquí para darle unos papeles. - Le dio a Astrid sus muletas para que las sujetara, mientras él se apoyaba contra el mostrador y se las arreglaba para abrir la cremallera de su mochila, sacando los papeles. La mujer todavía estaba boquiabierta cuando los deslizó sobre el escritorio. - Y me parece que también me iban a dar las llaves del ascensor, o al menos eso es lo que dijo la escuela cuando mi padre llamó. – “Vaya, si así es como los profesores me van a mirar, no puedo esperar a ver como lo harán los estudiantes.”
- C…Claro, por supuesto. Sentimos mucho tu pérdida. – La mujer buscó a tientas en su escritorio y algunas cosas se cayeron. Cuando finalmente encontró las llaves, se aclaró la garganta, parecía que ya se había calmado. - Recuerda, tú eres responsable de estas llaves y serás castigado si las usas para realizar algo relacionado a una mala conducta. – Ella guardó los papeles y lo miró. - Si hay algo más en lo que la escuela pueda ayudar, no dudes en comunicarte conmigo o con cualquier otro empleado.
- Gracias. - Él sonrió y Astrid llevó su mochila para que le fuera más fácil salir de allí. La puerta se cerró tras de ellos y el pecoso levantó las llaves en el aire. - ¿Adivina quién es el único chico con acceso al techo de la escuela desde ahora? - Preguntó en voz baja por si pasaba un profesor.
Ella sonrió y entrecerró los ojos.
- Hiccup, tú…pequeño revoltoso.
Él se encogió de hombros.
- Sí, lo intento. – “Se siente muy bien estar de vuelta en la escuela y tener un… un buen día de nuevo, un día casi común y corriente. Al menos ahora las cosas pueden volver a la normalidad.” - ¿vamos a nuestros casilleros?
- Para ser alguien que perdió una pierna, parece que estás aprovechando el día al máximo. - Ella se colgó su mochila en el hombro mientras comenzaban a avanzar. - Quiero decir, pensé que estarías totalmente deprimido considerando todo lo que pasó. - Su tono de voz era suave y cuando Hiccup la miró, entendió que hablaba en serio.
El muchacho se acercó a su casillero y puso su combinación de números en el candado.
- Creo que Jack tenía razón sobre mí. Dijo que yo era diferente de todos los demás. La mayoría de personas lloran por estas cosas y se emocionan. - Acomodó sus libros en el casillero, mientras buscaba otros en su mochila, que Astrid todavía sostenía. - Necesitaba sacar mis emociones a través de la pintura y después de eso, me sentí mucho mejor. Agotado, pero mejor.
- Bueno, mira eso, parece que Jack realmente te conoce. - Ella sonrió mientras él se sonrojaba. - Me sorprende que no fuera él quien te trajera a la escuela hoy. Cada vez que yo te llamaba, él siempre estaba en tu casa, o de camino a ella. – La rubia no mencionó la parte donde el universitario le dijo que lo vigilara. Hiccup no necesitaba saber eso. – Él es realmente bueno para estar contigo de esa forma. Puede que no me agradara mucho cuando nos conocimos, pero creo que me ha ido ganando poco a poco.
Hiccup jadeó.
- ¿Astrid? ¿Aprobando a mi novio? Pero, ¿qué acaso no era solo un estudiante universitario espeluznante que se iba a aprovechar de mí, por mi lindo rostro inocente? - Ella golpeó su brazo suavemente. Pese a eso, el menor todavía estaba un poco emocionado de poder decir que Jack era su novio, así que no le importaba.
- Nunca dije que fueras lindo.
- Auch, gracias. - Algunos estudiantes comenzaban a ingresar y solo se dedicaban a ver a Hiccup. Sus ojos se posaban en él instantáneamente, ya que nadie más en la escuela había tenido una lesión últimamente. De inmediato sus miradas aterrizaron en la parte inferior de sus pantalones, donde él mismo había doblado el borde hacia adentro, ya que el aire frío le molestaba. Sabía lo que pasaba por sus cabezas. “Ahí esta Hiccup. Su mamá está muerta y perdió una pierna. Pobre pequeño Hiccup. Mirémoslo fijamente y cuando él se dé cuenta, démosle un saludo de simpatía.” – Soy la atracción de un espectáculo de fenómenos. - murmuró.
Astrid se paró frente a él, como para bloquearlo de la vista de los demás estudiantes. Él le puso una mano en el hombro como agradecimiento y señaló el pasillo.
- ¿Seguro que vas a estar bien?
El menor se encogió de hombros y balanceó la pierna con pereza.
- Sí. Sé que asesinarás a cualquiera que me moleste, así que no te preocupes. - Ambos se sonrieron mutuamente y caminaron hacia la primera clase en el horario de Hiccup, listos para comenzar el día.
*-*-*-*
La mañana estuvo llena de miradas curiosas, demasiadas disculpas y simpatía por nada. Hiccup se estaba irritando conforme llegaba la hora del almuerzo, ya que parecía que todos en la escuela sentían lástima por él, incluso estudiantes con los que nunca habló.
Era como si de repente fuera el héroe de algo que nunca hizo. Así que con el ceño fruncido se abrió paso a través de la fila del almuerzo hasta su mesa, ignorando las miradas que atraía. Astrid tuvo que cargar su bandeja ya que necesitaba ambas manos para llevar sus muletas.
Con un poco de torpeza y maniobras con las piernas, Hiccup se las arregló para sentarse junto a Brutacio, dejando escapar un suspiro.
- Lo juro, si otro extraño se acerca y me dice cuánto lo siente, voy a meterle mis muletas en su…
- Entonces chicos, ¿cómo va todo? - Astrid lo interrumpió rápidamente y él solo observó a su amiga. Todos parecían estar callados mientras miraban al chico de ojos esmeraldas. - Hiccup, al menos a ellos déjalos decir algo, son tus amigos.
Patapez se sentó un poco más erguido, mientras Sophie se encontraba a su lado como de costumbre.
- Lamento mucho lo de tu madre Hiccup, Astrid me lo dijo durante las vacaciones, pero no pensé que sería correcto solo llamarte. - Le dio una sonrisa tímida e incluso Hiccup tuvo el corazón para devolverle la sonrisa. - Así que te deseo la mejor de las suertes a partir de ahora.
- Gracias Patapez. – Hiccup se rió ligeramente.
Brutacio tosió y mantuvo los ojos en la mesa.
- Escuché sobre eso, pero, ya sabes, no quería molestarte o presionarte con el tema.
- ¿Estás bromeando? Él miraba su teléfono casi todos los días para decidir si debía hacerlo o no. - Brutilda rodó los ojos y su hermano la miró. - ¿Qué? ¿Creías que no te había visto? - Hizo un movimiento, apartándose el cabello del rostro y se encogió de hombros. - De todos modos, lamento escuchar lo que pasó Hiccup, pero al menos ahora tienes una cicatriz genial para mostrarles a las chicas. - Ella sonrió y esto provocó una risa colectiva.
Sophie jugó con su servilleta, rasgando los bordes con los dedos, pero luego comenzó a hablar.
- Mi hermano también te envía sus saludos; Jack estaba prácticamente histérico cuando lo llamó. Pero ahora todo parece estar bien. Así que sigue haciendo tu mejor esfuerzo. - Ella sonrió y sus ojos se arrugaron en las esquinas.
Astrid levantó su botella de agua en el aire.
- Por la mamá de Hiccup, ella era una dama increíble.
Todos levantaron sus bebidas.
- Por la mamá de Hiccup.
- Está bien, está bien, ya hablamos suficiente sobre mí. – A pesar de sus palabras, Hiccup estaba agradecido de tener amigos tan maravillosos. - ¿Qué hicieron ustedes durante las vacaciones? – El chico comenzó a degustar su comida, la cual era una especie de sopa, y esperó a que alguien hablara.
- Esperen un minuto, Tacio, tenías una cita, ¿verdad? - Astrid señaló con su tenedor al chico de cabello rubio y largo, cuyas mejillas se pusieron rosadas. - ¿Cómo te fue?
Brutacio se humedeció los labios y fingió pensar, tomándose su tiempo para responder.
- Lo veré de nuevo el próximo viernes. - Todos jadearon de emoción ante la noticia y él solo pareció fruncir el ceño más. - No es gran cosa, tontos. - Brutilda le dio un puñetazo en el brazo no tan ligeramente y él le dio un golpe en la espalda. - ¡Es solo una cita, ahora déjame en paz! - Sin embargo, una pequeña risa detrás de su ceño fruncido se hizo presente, pero él intentaba contenerla.
Hiccup miró a Patapez.
- ¿Y tú? ¿Hiciste algo emocionante?
El chico negó con la cabeza.
- No, en realidad no. Solo me ocupé de cosas familiares. Aunque pasé unos días con Sophie. - Ella asintió con la cabeza como para confirmar lo que estaba diciendo.
- Espera… - dijo Astrid. - déjame adivinar. ¿Todo lo que hicieron ustedes dos fue sentarse en el sofá y leer?
Patapez la miró y se cruzó de brazos.
- No, no lo hicimos. Para tu información fuimos al cine y lo pasamos de maravilla. - Sophie se rió y le tocó el brazo al chico. - ¿Qué hay de ti Astrid?
Ella se encogió de hombros y picoteó su comida con el tenedor.
- No mucho, principalmente estuve preocupada por Hiccup, salí con Jamie una o dos veces. – Luego de dar un asentimiento con la cabeza, agitó la mano en el aire. - Fue más o menos como una semana normal, solo que sin clases de qué preocuparse. ¿Qué hay de ti Brutilda? No hemos escuchado lo que has hecho.
Brutilda suspiró y apoyó los codos en la mesa.
- Nada. No hice nada.
- Eso no es cierto. - dijo Brutacio. - Viniste a mi habitación y empezaste a golpearme sin ninguna razón.
Ella sacó la lengua, antes de responder.
- Por favor, ya ni siquiera necesito una razón para golpearte.
- ¿Ah sí? - Él la pateó.
- Sí. - Ella le dio un puñetazo.
Ambos comenzaron a pelear e Hiccup solo sonrió, relajándose en su asiento hasta que su teléfono comenzó a vibrar. Lo sacó de su bolsillo y contestó la llamada, dejando la cuchara a un lado.
- ¿Hola?
- Hamish, ¿cómo va todo en la escuela?
- ¿Papá? En serio, ¿realmente tenías que llamarme durante el almuerzo? - Hiccup se sonrojó levemente y se apartó de la mesa, ya que parecía que todos lo estaban mirando. - Te sigo diciendo que estoy bien.
- Lo sé, lo sé. – Hubo una pausa en sus palabras. – Entonces, ¿todo está yendo bien?
El castaño gimió.
- Sí, papá. No me he caído. No me han secuestrado. En general, creo que ha sido un día bastante exitoso. - Astrid enarcó una ceja y él negó con la cabeza. - Te veré después de la escuela, ¿de acuerdo? Estaré en una pieza, bueno en su mayor parte, y te esperaré.
- Hiccup… - Había una advertencia en el tono de Estoico.
- Lo siento, está bien, te veré después de la escuela.
Hubo otra pausa.
- Está bien, te quiero.
Hiccup asintió y bajó el volumen de su voz.
- También te quiero. - Colgó y se guardó el teléfono en el bolsillo, solo para que volviera a vibrar un segundo después. Gruñó y se lo acercó al oído, respondiendo. - ¡No puedes seguir llamándome, no estoy tan indefenso! - dijo con fuerza.
- Uhm, está bien entonces. Veo que llamé en un mal momento. Lo siento, Hiccy.
- No, no. Jack lo siento. Pensé que eras mi papá. - Hiccup se sonrojó y se cubrió los ojos. – Perdón.
- Oh, bueno, solo llamaba para ver cómo estabas. Aunque supongo que tu papá ya lo hizo. - Se rió e Hiccup sintió que su estómago dio un giro. - Supongo que estás ocupado, así que te llamaré más tarde.
- Espera, uh…, en realidad después de la escuela tengo mi fisioterapia, así que no sé si pueda contestar el teléfono.
- ¿Dónde?
- Es un lugar cerca de la pista de patinaje, se supone que es realmente bueno. - Hiccup se frotó el brazo con el que sujetaba su celular y Astrid lo miró (junto con todos los demás en la mesa). - No sé el nombre exacto, pero iremos allí justo después de la escuela, así que tendré que llamarte después.
- O… - canturreó Jack. - podríamos encontrarnos allí.
- No, no lo hagas. Tienes otras cosas que hacer y probablemente debas ponerte al día con Jamie…
- Ya me puse al día con Jamie esta mañana, ¿verdad Jamie? - Se oyó el sonido del teléfono moviéndose y la voz de Jamie llenó su oído por un momento. - Sí, lo hizo. – Se escucharon más susurros y Jack volvió. - Sé de qué lugar estás hablando, así que puedo ir y ayudar o algo. No sé, tal vez pueda hacer tiempo con tu papá.
Hiccup se mordió el labio.
- Pero…
- Voy a estar allí de todos modos, así que no tiene sentido discutir. – El menor podía escuchar la sonrisa en la voz de Jack y su corazón se aceleró. - Así que te veré más tarde Hiccup. Te amo.
El castaño cerró los ojos.
- Yo también te amo. - susurró. Cuando colgó y miró a su alrededor, todos los ojos estaban puestos en él. - ¿Qué? - Preguntó, frunciendo las cejas.
Astrid sonrió y negó con la cabeza.
- Nada, simplemente nos sorprende lo natural que se ha vuelto tu relación con Jack. Es bastante sorprendente. – El chico hizo una mueca y los demás se rieron.
La campana sonó e Hiccup luchó por girar y pararse con sus muletas. Astrid tomó su bandeja y la mochila del otro para ponérsela sobre su otro hombro.
- Eso es, mi esclava, haz lo que te pida. - dijo. Ella le lanzó una mirada oscura por encima del hombro y él sonrió. - Está bien, lo siento. ¿Qué tal si te doy un viaje en ascensor gratis? – El pecoso hizo tintinear las llaves en sus manos.
- Me parece bien. - Caminaron juntos y se despidieron de todos los demás. - Pero todavía me debes una. – ella le recordó mientras se acercaban al ascensor.
- ¿Cuándo no te debo una? – Hiccup introdujo el código y usó las llaves, luego las puertas se abrieron.
Astrid entró, inclinó la cabeza y entrecerró los ojos juguetonamente.
- Buen punto.
*-*-*-*
Hiccup bostezó cuando entraron en el estacionamiento del lugar de fisioterapia. Toothless estaba en el asiento trasero del auto, jugando un videojuego que aparentemente involucraba tanto gritos y gruñidos como presionar botones. El adolescente miró a su alrededor, vio el auto de Jack y suspiró, sabiendo que no debería haber dudado de él por decir que aparecería. Estoico no pareció darse cuenta y salió del auto, mirando el edificio con dolor en sus facciones.
- Vamos papá, terminemos con esto. - Hiccup ya estaba un poco por delante de él, mientras Toothless murmuraba algo a su lado.
- Sí. - dijo Estoico. - Vamos. – Los tres cruzaron las puertas automáticas y entraron en el área de recepción. Había un tipo que parecía tener veintitantos años, sin el brazo derecho. Estaba solo, sentado en un sofá, hojeando una revista, sin siquiera molestarse en mirar hacia arriba mientras ellos pasaban.
Y también estaba Jack, sobresaliendo como un faro brillante, desde que se había vuelto a teñir el cabello de un blanco perlado una vez más. Se levantó, atravesó la habitación e Hiccup ya estaba en sus brazos sin decir una sola palabra.
- Hey, ¿cómo estuvo la escuela? – El mayor besó la parte superior de su cabeza y el hombre con un solo brazo miró hacia arriba por un segundo antes de volver a la revista. Toothless se acercó a una silla y se sentó, sin apartar los ojos de su videojuego.
- Como siempre, no dejaron de mirarme por lo increíblemente sexy que soy. - Jack se rió ante sus palabras y sus dedos se aferraron más a los costados de Hiccup. - En serio, no tenías que venir Jack. Tienes una familia que probablemente extraña verte.
- Nop. Mi mamá está realmente feliz de que salga más de casa. – Jack le dio un beso en la frente y se volvió hacia Estoico. - Hola Sr. Haddock, ¿recibió el correo electrónico de mi mamá?
Estoico asintió e Hiccup miró entre los dos, confundido.
- Sí, gracias por eso.
Jack negó con la cabeza amablemente.
- No, no fue nada. Ella no puede esperar a que usted venga un día a cenar; incluso está haciendo que mi tío hornee algo.
- Ah, bueno, agradécele de nuevo de mi parte. - Estoico se acercó al escritorio y le dijo a la encargada que Hiccup ya había llegado.
Hiccup miró a Jack.
- ¿De qué están hablando exactamente ustedes dos?
Jack le besó la nariz y negó con la cabeza.
- Nada. No te preocupes por eso.
- Tengo que preocuparme por eso ya que estás involucrado. – El castaño notó el destello del collar de copo de nieve de Jack sobre su pecho y sonrió levemente, más consolado. - Entonces, ¿cómo estuvo la universidad? ¿Aburrida?
- Más o menos, te extrañé. - Pasó su pulgar sobre la mejilla de Hiccup. – No dejaba de pensar en ti.
El pecoso resopló.
- Nos vimos ayer; no puedes extrañarme tanto.
- ¿tú me extrañaste?
- Yo…, tú… bueno, sí. ¿Y?
Jack sonrió y lo besó en los labios.
- Entonces no me lo recrimines, hipócrita. - El hombre de un brazo tosió y ambos se separaron por un momento, volviéndose tímidos al parecer. Jack tomó la mano del menor en su lugar, y descubrió que los dedos de Hiccup estaban más fríos que los suyos. - ¿Hace mucho frío afuera?
Hiccup se encogió de hombros.
- Más que la semana pasada. Aunque no hay mucha nieve este año. - Miró por las puertas de cristal y frunció el ceño. “Pero aparentemente había la suficiente como para provocar un accidente”. Sintió la mano de Jack apretarse alrededor de la suya y disimuló sus pensamientos con una ligera sonrisa. - Es una pena, el ambiente sería más hermoso si hubiera más.
- Sí. – Ambos permanecieron callados y tomados de la mano, mirando a través de las puertas. Hiccup comenzó a soñar despierto y a mirar las nubes, sabiendo que Jack estaba a su lado y solo por eso se sentía maravilloso. En determinado momento alguien le habló, y un toque en el hombro fue lo que lo trajo de vuelta a la realidad. – Oye Hiccy, la doctora está lista para verte.
- Oh, claro. – Hiccup miró alrededor y asintió, su papá estaba esperándolo al lado de un médico, pero antes de avanzar miró a Jack. - ¿Vienes?
- No. – él sonrió. - Me quedaré para cuidar a Toothless. Estaré aquí esperándote cuando hayas terminado. - Lo besó suavemente y empujó al más bajo hacia la doctora. - Ahora ve y trabaja duro por mí.
Hiccup rodó los ojos.
- Sí, claro. - Se sonrieron el uno al otro e Hiccup siguió a la doctora hasta un consultorio privado.
Estoico se sentó junto a Toothless, y hojeó una revista como si estuviera interesado en ella.
Cuando Hiccup entró en la pequeña habitación, había una mesa a una corta distancia del piso para que él se subiera y colchonetas por todo el suelo. Sin mencionar, un montón de equipo de entrenamiento que no parecía algo que él siquiera supiera cómo usar. La doctora hizo un gesto hacia la mesa e Hiccup se sentó con la ayuda de un pequeño taburete cercano.
La doctora era una mujer mayor, pero parecía bastante amable.
- Hola Hamish, soy la Dra. Katherine.
- Hola, puede llamarme Hiccup, está bien. – El chico la vio revisar una carpeta y asentir.
- Muy bien; así que, ¿estás tomando analgésicos leves? ¿Sientes algún tipo de dolor en la pierna? - Ella lo miró y descubrió que sus ojos eran de color gris.
- En algunas ocasiones duele. Pensé que era normal. – El adolescente miró hacia sus pantalones, sobre todo a la zona donde la tela estaba doblada. - Aunque a veces siento que mi pie todavía está allí y también me duele. Creo que eso probablemente no es normal.
- No. - la Dra. Katherine negó con la cabeza. - Te sorprendería saber a cuántos amputados les ha pasado eso. No es tan extraño cómo crees. Es un miembro fantasma. Aún sientes tu pie allí, pero obviamente no está. - Dejó la carpeta a un lado y se puso las manos en las caderas. - Muy bien, ahora voy a tener que pedirte que te quites los pantalones.
Hiccup enarcó una ceja.
- Vaya, nunca pensé que iba a escuchar esas palabras. - bromeó antes de que pudiera considerarlo dos veces.
Ella no pareció molestarse con eso y sonrió.
- Quítate los pantalones ahora chico gracioso, tengo mucho que hacer. Y estoy segura de que no quieres mantener ese guapo muchacho que está ahí afuera esperando mucho tiempo. - Señaló con el pulgar hacia la puerta e Hiccup se sonrojó. - No hay necesidad de ponerse tan nervioso, parece un joven encantador. No quería dejar la sala de espera hasta que te viera llegar aquí.
Él gimió, para luego responder.
- Le dije que no tenía que hacerlo.
- Bueno… - la doctora se rió. - así es como sabes que es un guardián.
*-*-*-*
Así que, después de diferentes estiramientos y ejercicios que dejaron a Hiccup sudoroso y débil, el menor se arrastró fuera del consultorio, apoyándose en sus muletas. Nunca pensó que la fisioterapia fuera tan dolorosa teniendo una sola pierna.
Resulta que había muchas cosas que no sabía sobre la reconstrucción de músculos y los nervios dañados. Y solo era el comienzo.
Estoico se puso de pie cuando su hijo entró en la sala de espera.
- Ya terminé. - Jadeó Hiccup.
La Dra. Katherine se rió a su lado y le dio unas palmaditas en la espalda.
- Él hizo un muy buen trabajo y le enseñé algunas cosas que puede hacer en casa para ayudar. - Estoico asintió y se dieron la mano. - No puedo esperar a verlo la próxima vez.
- Si, muchas gracias. – El hombre mayor agradeció nuevamente a la doctora.
Mientras discutían otras cosas, Hiccup se acercó a Jack, quien lo tomó en sus brazos. El chico más bajo se apoyó contra él en busca de apoyo y suspiró.
- No quiero volver aquí nunca más. - gimió. - Eso fue peor que ir al gimnasio. - Jack le pasó los dedos por el cabello y la columna con un movimiento reconfortante. - Ahora estoy todo sudoroso y horrible. - murmuró. - Probablemente huelo a burrito.
Jack fingió olfatearlo.
- ¿Sabes?, me gustan mucho los burritos.
- Jack… - Hiccup le advirtió a medias.
- De hecho, los amo. - Mordió la punta de la oreja de Hiccup, obteniendo un pequeño ruido de su parte a cambio. - Eres el burrito más sabroso que he probado.
- ¡Papá! - Toothless gritó, señalándolos. - Están siendo melosos y besándose. ¡Haz que se detengan! - Hiccup, mortificado, enterró su rostro en el hombro de Jack mientras el adolescente mayor se reía. - Ustedes siempre se están besando y esas cosas. - Toothless estaba comportándose como lo haría cualquier niño de doce años, diciendo que besar a otra persona era algo asqueroso. No le importaba que Hiccup estuviera retenido por otro chico allí mismo, solo le importaba que dejaran de distraerlo de su videojuego.
- Lo siento. - dijo Jack. - No puedo evitarlo.
Estoico solo los miró por un momento antes de volverse hacia la doctora, ignorando los gritos de Toothless para que se detuvieran. Hiccup se asomó un poco, apartando su rostro del pecho del más alto y Jack presionó sus labios contra su frente, meciéndolo suavemente de un lado a otro.
- Mejor ten cuidado, podrías hacer vomitar a Toothless. – dijo Hiccup en voz baja, cerrando los ojos.
- Voy a arriesgarme.
Cuando todo estuvo arreglado, Estoico se acercó y puso una mano en el hombro de Jack.
- Es hora de llevarlo a casa, Jack, pueden hablar más tarde. – Ante las palabras de su padre, Hiccup fue soltado, para su decepción, y Jack recogió su abrigo de una de las sillas. - Deberías ir a casa también; tu familia probablemente está olvidando cómo te ves a estas alturas.
- No, estoy seguro de que están bien. Pero necesito terminar algo para una clase. Así que los veré luego. - Jack sujetó a Hiccup por la cintura y lo besó con intensidad. - Te llamaré más tarde esta noche si quieres. - Le guiñó un ojo y atravesó las puertas automáticas, dejando a Hiccup sin aliento.
Estoico se aclaró la garganta.
- Deberíamos irnos a casa también. Para cenar y todo eso.
Hiccup se pasó una mano por el cabello y miró su zapato.
- C…Claro. – murmuró. – vamos a cenar.
*-*-*-*
Toothless entró corriendo a la casa, arrojando su abrigo cerca del perchero y no encima. Fue a la cocina, con los ojos iluminados por un momento.
- Mamá, ¿qué hiciste de…? - Se podía saber el momento exacto en que se dio cuenta de lo que estaba diciendo, por la forma en que su voz se redujo. Hiccup lo encontró parado en la cocina, mirando sin rumbo fijo, con la cabeza agachada.
- Hey, ven; vayamos a ver televisión y quedémonos fuera del camino de papá para que pueda cocinar. - Toothless siguió a su hermano hasta la sala de estar y ambos se sentaron en el sofá.
Estoico se puso a trabajar con lo que pudo en la cocina, por lo general no era un experto en el tema. Y cuando cocinaba algo, era sencillo. Así que preparó unos sándwiches de queso a la parrilla y llamó a los otros a comer.
Toothless tenía la costumbre de ahogar su queso asado en salsa de tomate, lo que ya estaba haciendo. Hiccup partió en dos su sándwich lentamente, comiendo a un ritmo calmado. Extrañaba la cocina de su madre. La extrañaba mucho. Pero Estoico estaba intentando hacer lo mejor que podía y al menos podía apreciarlo.
- ¿Ambos terminaron su tarea para esta noche? - Preguntó, comiendo su sándwich a un ritmo lento también.
Era extraño escuchar a Estoico preguntar sobre su trabajo escolar; la mayor parte del tiempo murmuraba algo y se marchaba a trabajar a su habitación. Val solía ser la que preguntaba y escuchaba, por lo que pasó un tiempo antes de que Hiccup reaccionara y respondiera.
- Sí, terminé la mayor parte, pero todavía tengo que hacer algo en matemáticas antes de irme a dormir. – El de ojos esmeraldas terminó su comida.
- No te quedes despierto hasta muy tarde. - dijo Estoico. - Quiero que descanses.
- Está bien. - Hiccup asintió.
- Furvus, ¿qué hay de ti? - El hombre se volvió hacia el niño de cabello negro, con salsa de tomate untada en sus labios y barbilla.
- La terminé antes de que nos fuéramos al médico. - anunció.
- Bien.
Todos se miraron, Hiccup se despidió y subió a su habitación.
El retrato de Val todavía estaba apoyado contra su pared, la pintura finalmente se había secado. Él le sonrió y presionó sus dedos contra su boca serena.
- Hola mamá. - susurró. - Fui a terapia hoy. – Hiccup sabía que probablemente era algo realmente espeluznante hablar con la pintura de su madre, pero en realidad era lo único que lo hacía sentir como si estuviera hablando con ella. - Fue agradable. Jack también vino con nosotros. - Se sentó en su cama y dejó las muletas, suspirando. - Ojalá estuvieras aquí mamá, te divertirías mucho con Jack.
Su celular vibró e Hiccup podría jurar que Jack tenía algún tipo de telepatía.
- Hey, hola. – le dijo al mayor en voz baja.
- Hola, ¿interrumpí algo?
- No en realidad no. – Hiccup se puso de costado para poder mirar la pintura.
Hubo un silencio por un momento y luego la voz de Jack volvió.
- ¿Hablabas con tu mamá?
Hiccup sonrió contra el teléfono, amaba cómo Jack lo entendía sin siquiera intentarlo.
- Sí.
- Dile que dije hola y que extraño su lindo rostro.
- Estoy seguro de que ella ya lo sabe.
Jack se rió.
- ¿Todavía hueles a burrito?
Hiccup olfateó su camiseta e hizo una mueca.
- Creo que me convertí en todo un restaurante de Taco Bell. - Se sentó y sacudió su cabello. - Voy a darme una ducha.
- ¿Necesitas ayuda con eso? - Había una sonrisa en la voz de Jack.
- Ya no más, lo siento.
- Pues diviértete y asegúrate de soñar conmigo.
Hiccup rodó los ojos, para luego responder.
- Solo en mis pesadillas.
- También te amo.
- Buenas noches. – El menor se mordió el labio.
- Buenas noches Hiccy.
El castaño colgó y volvió a recostarse sobre su cama.
- Mamá, realmente lo amo. - murmuró después de un rato. – Yo de verdad, realmente lo amo. - Suspirando, olfateó su camiseta de nuevo e hizo una mueca, dándose cuenta de que él también de verdad, realmente, necesitaba esa ducha.
*-*-*-*
Al igual que Hiccup, a mi tampoco me gusta hacer ejercicio 😅.
Les hago el recordatorio de que cada vez se acerca más la situación +18 que quieren ver 😏.
Espero les haya gustado, ¡no olviden votar y comentar si así lo desean! Nos vemos en el próximo capítulo.
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