~Capítulo 21~
¿Qué tal lectores? Hoy traigo un capítulo más corto pero que les gustará. Además hay un nuevo personaje jaja.
No los entretengo más ¡Disfruten!
*-*-*-*
- Entonces, ¿cómo fue la segunda prueba? Estabas demasiado ocupado para decírmelo el sábado o el domingo, así que habla de una vez. ¿La pasaste con gran éxito o debo esperar una charla sexual? -Jamie estacionó su auto en el estacionamiento de estudiantes, apagó el motor y miró a Jack, que se hundió más en el asiento del pasajero. - Aw, ¿qué? ¿Él ya te ha olvidado ahora que recién te has dado cuenta de que lo amas?
Jack lo miró y se enderezó en el asiento.
- Para tu información, todavía somos amigos y la única razón por la que estoy tan enojado es porque estoy cansado. Aclárame esto de nuevo, ¿por qué tuvimos que levantarnos a las cinco de la mañana para venir a la universidad?, ¡nuestras clases no empiezan hasta en otras tres horas! - Tomó un sorbo de su café que hizo que Jamie comprara como compensación por levantarse temprano.
Jamie se arregló su gorro y sacó las llaves del encendido del auto, girando su vista hacia su amigo antes de responder a sus quejas.
- Vinimos temprano porque yo quería correr en la pista antes de que comenzaran las clases. Puede que tú tengas el metabolismo perfecto, pero otros no tienen tanta suerte. -Salió y acercó la mano al asiento de la parte de atrás, sacando su mochila y su maletín de deporte. - Solo quiero hacer una carrera rápida y asegurarme de mantenerme en forma.
Jack salió y tomó otro trago de su café, encontrando que estaba ligeramente caliente. Le calentó el estómago y solo asintió, sonriendo detrás de la taza.
- O… estás tratando de ponerte en forma para que Astrid se desmaye al ver tus músculos. - Jamie rodó los ojos mientras caminaban hacia las instalaciones de entrenamiento. - No lo estás negando…
- La chica es un auténtico fenómeno, ¿está bien?; ¡practica como cinco deportes diferentes! Supongo que solo quiero estar en forma, así que no me gustaría ser un desastre total en comparación con ella. - Jack se rió y el otro frunció el ceño. - ¿Por qué no tomas clases de pintura para poder seguir el ritmo de Hiccup? Entonces, tal vez puedas darte cuenta de lo locamente enamorados que están. -Ahora se golpearon ligeramente uno al otro y ambos se rieron entre sí, finalmente ingresaron al cálido vestíbulo.
Firmaron sus nombres en una hoja, dejando constancia de su estadía, se dirigieron a los vestuarios. Jack se sentó en uno de los bancos mientras Jamie se cambiaba y tomó un sorbo de café.
Había una ligera neblina de vapor proveniente de las duchas, lo que significaba que alguien se estaba aseando. Hubo un murmullo cuando la ducha chirrió, el sonido de pisadas mojadas golpeando contra el suelo. Jack miró hacia arriba, preguntándose quién más estaría lo suficientemente loco como para hacer ejercicio tan temprano.
Su profesor de psicología, el Sr. Pitch Black, hablaba para sí solo, pasando sus largos dedos por su cabello negro carbón.
- ¿Cómo pude olvidar mi toalla? - Murmuró el hombre mayor, Jack gritó, cubriéndose la cara rápidamente, el café cayendo al suelo en medio del pánico. El Sr. Black también gritó, apresurándose en cubrirse. - ¡S…Señor Overland! ¡Por favor anuncie su presencia! ¡No sabía que estaba aquí!
- ¡Estuvimos aquí por un rato! ¡¿Cómo no nos escuchó? - Jack chilló, poniéndose de pie. Trató de alejarse, pero resbaló sobre el café derramado.
- ¿Qué quieres decir? ¡Obviamente solo tú estás aquí! - El rostro gris del Sr. Black estaba rojo cuando Jack miró a su alrededor y descubrió que Jamie lo había dejado. - ¡Ahora si me disculpas…! - Se marchó, fue a su casillero y se envolvió la toalla con fuerza y seguridad alrededor de su cintura. – Estudiante bueno para nada…
Jack gruñó y se puso de pie, mirando con ligero asco sus manos ahora pegajosas. Hizo una mueca y se las lavó, sabiendo que tenía que salir de los vestidores antes de ver a otros profesores desnudos. Temblando ante la imagen mental, se dirigió a la sala interior, encontrando a Jamie ya corriendo en un espacio más abierto, con el iPod en el bolsillo y audífonos a todo volumen.
- ¡Gracias por nada! -Jack gritó y Jamie hizo una pausa, respirando con dificultad. - ¡Ni siquiera quieres saber las pesadillas que tendré ahora! -Jamie se encogió de hombros y continuó su camino.
Vio a Jamie correr durante otro rato, antes de subirse a una cinta de correr. No había nadie más alrededor, así que solo estaban ellos dos.
Jack suspiró y ya extrañaba su café, apoyando su barbilla en su mano. Su mente vagó hacia Hiccup y se maldijo a sí mismo, no estaba dispuesto a dejar que Jamie tuviera razón. (aunque, imaginar al chico desnudo era una imagen mental mucho mejor que la de un Sr. Black desnudo). “No voy a admitir nada”, pensó. “No hay nada que admitir de todos modos.”
Sus dedos estaban ansiosos por tomar su teléfono y enviarle un mensaje de texto a Hiccup “No. Nada en absoluto que admitir...¿no?".
*-*-*-*-*
Hiccup apuñaló con su tenedor su carne (si podía llamarla así) y gimió. Astrid se pellizcó el puente de la nariz como si fuera una madre que tuviera que lidiar con un niño.
- Hiccup, en serio necesitas calmarte- suspiró la rubia.
El chico asintió con la cabeza y dejó el tenedor a un lado, las puntas de plástico se rompieron por el impacto.
- Lo siento, es solo que el viernes por la noche me pareció extraño. – Murmuró agachando los ojos hacia el suelo, Sophie y Patapez se miraron, encogiéndose de hombros. - Es como si él tuviera miedo de tocarme o algo así. No sé, podría haber sido mi imaginación.
Brutilda y Brutacio se acercaron, con bandejas en mano. Astrid ya no parecía sorprendida, señalando los asientos vacíos junto a Hiccup.
- Hey Brutacio, ¿cómo estuvo la suspensión? – Preguntó la chica e Hiccup pareció ponerse rígido. Había pasado un tiempo desde que recordaba exactamente por qué suspendieron a Brutacio.
“¡Todo fue por mi culpa!”, no pudo evitar pensar, miró hacia ellos tratando de ocultar su sonrisa nerviosa.
- Ya sabes, quedarse en casa, alejarse de la escuela por un tiempo. Hacer lo que quieras. - Brutacio se encogió de hombros, sentándose junto a Hiccup. Brutilda pareció fruncir el ceño por un momento antes de seguir su ejemplo.
- ¿Cómo se lo tomaron tus padres? - Astrid parecía más interesada en la conversación que en su almuerzo mientras se inclinaba hacia adelante.
Brutacio miró a Brutilda y ellos parpadearon, antes de que el chico se atreviera a responder.
- Realmente no les importó cuando les conté las circunstancias, parecían estar bien con eso. -Cogió su sándwich y le dio un mordisco. - Están metidos y de acuerdo con todo ese asunto de la caballerosidad. - Logró decir entre bocados. - Como sea, me alegro de que Patán finalmente haya desinflado la mayor parte de su ego.
Todos miraron hacia la mesa de Patán, encontrando que todavía estaba sentado con los pocos seguidores que le quedaban. Su cara todavía estaba magullada y cortada, pero, no obstante, parecía estar bien. Cuando él los descubrió a todos mirando, simplemente se burló y volvió a comer su almuerzo.
- Wow, supongo que realmente no aprendió mucho - murmuró Hiccup. “Parece que serán fiestas familiares incómodas por el resto de mi vida.”
- Está bien, dejemos a un lado los temas pesados. - Astrid agitó las manos en el aire para llamar su atención. - Las vacaciones de Acción de Gracias se acercan pronto, ¿verdad? Todos deberíamos hacer algo los días que tenemos libres. -Ella miró hacia otro lado mientras pensaba, tocando su labio. - Bueno, está la opción de ver películas, o tal vez todos podamos ir de compras.
- No voy a ir de compras - interrumpió Brutilda. - Todos ustedes pueden comprarse faldas y blusas mientras yo me relajo mirando. – Brutacio le dio un puñetazo en el costado con el codo y ella sonrió. - Está bien, está bien. Entonces, ¿qué vamos a hacer?
- ¿Qué tal si hacemos una noche de cine en mi casa? - Se ofreció como voluntario Patapez. - A mi mamá no le importará si nos sentamos en el sótano y vemos algunas películas antiguas.
Astrid asintió sonriendo.
- ¿Qué películas deberíamos ver entonces? –frunció el ceño levemente luciendo pensativa.
- Yo quiero ver Saw. - dijo Brutilda.
- De ninguna manera, El Padrino es mucho mejor. -explicó Brutacio.
- Me gustaría ver un documental. - intervino Patapez.
Brutilda hizo una mueca mirando en su dirección.
- ¿Quién querría ver un documental en un día libre de escuela?
Sophie frunció los labios y habló dudosa.
- A mí me gustaría. – Ella metió la mano debajo de la mesa y entrelazó la mano de Patapez, apretándola suavemente.
- Chicos, cálmense -dijo Astrid, exasperada. - Creo que conozco una gran película. Sin mencionar que es un clásico que todo el mundo debería ver en su vida. - Todos la miraron, esperando. - Deberíamos ver La Sirenita. -Hubo un silencio e Hiccup le dio una pequeña sonrisa mientras sus ojos se encontraban.
“Ella está tratando de animarme, ¿no?”, Hiccup se sentía conmovido por su mejor amiga.
- Supongo que podría verla. – Brutilda se cruzó de brazos, pero había un poco de emoción en sus ojos. - Quiero decir, no lo he hecho desde que tenía cinco años, ¿por qué no?
- Claro, lo que sea. - bostezó Brutacio. Volvió a su sándwich y le dio otro mordisco.
- ¿Y ustedes dos? No es un documental, pero es un clásico de la infancia. - Astrid miró a Sophie y sonrió cuando la chica asintió lentamente. - Está bien, ¿Patapez? - Parecía un poco decepcionado, pero estuvo de acuerdo con un suspiro de cansancio. - ¿Hiccup?
- Por supuesto. - Asintió él. “Gracias Astrid.”
Ella juntó las manos y sonrió.
- Está decidido entonces. La Sirenita. Yo pondré la película y ustedes los bocadillos. - Volvieron a su comida, hablando entre bocado y bocado.
Cuando sonó la campana, se fueron por caminos separados; todos prometiendo asegurarse de mantener disponibles sus vacaciones para hacer la noche de cine.
*-*-*-*-*
- Adiós, chicos. -dijo Sophie despidiéndose mientras agitaba la mano. Patapez estaba siendo recogido por su madre y Sophie por Jamie. Solo quedaban Hiccup y Astrid, con la compañía adicional de Brutacio.
- No tienes que volver caminando con nosotros; puedes ir con tu hermana en el auto. - A Astrid no le importaba ni molestaba el chico; solo que era extraño tener a tres personas caminando juntas en la acera.
Hiccup se retrasó un poco caminando tras ellos para que todos pudieran caber, aunque en realidad solo tenía ganas de tomárselo con calma.
- No, está bien. Solo quería caminar ya que no he salido de casa por un tiempo. -Brutacio se encogió de hombros y miró a Hiccup. - ¿Estás bien? -Entrecerró sus ojos azul oscuro por un segundo, viendo que alguien se acercaba. - Oye, tu amigo está aquí. – Dijo, volviéndose luego hacia Astrid una vez más.
Hiccup enarcó una ceja, sin saber a quién se refería. En ese mismo momento Jack apareció, se puso a caminar a su lado y el menor dio un grito, tropezando.
- ¡J…Jack! ¿Qué estás haciendo aquí? -Gritó, recuperando el equilibrio. - ¿No deberías estar en la universidad o algo así?
- Mi última clase termina a las dos, los días lunes. Y como compartía el auto con Jamie, pensé en dar un paseo con ustedes, ya que sabía que estarían por aquí a estas horas. -Jack se rió, inclinando la cabeza. “Tercera prueba. Hagámoslo.” - Espero que no te importe.
- N…No, está bien. Ya conoces a Brutacio, ¿verdad? -Hiccup le hizo un gesto al chico frente a ellos, que mantenía los hombros encorvados.
- Creo que sí -sonrió Jack. - Entonces, ¿cómo estuvo la escuela hoy? ¿Aprendiste algo emocionante?
Astrid miró por encima del hombro y respondió.
- A menos que aprender a prenderle fuego a una hoja de trabajo sea emocionante, entonces no. –Ella encogió los hombros, Jack le dio una mirada confusa y la rubia señaló a Hiccup. - El genio de aquí no movió su hoja de trabajo cuando estábamos usando los encendedores en química. Digamos que nunca he visto nada tan hermoso como una tarea ardiendo.
- Ah, buenos tiempos aquellos en los que quemábamos cosas -se rió Brutacio. Hiccup soltó un grito de vergüenza y él solo sonrió. - Relájate, no es nada que yo no haya hecho antes. - Ahora él menor le dio una mirada sin humor y él simplemente siguió riendo. - Alégrate Hic, no es como si hubieras volado el techo ni nada.
Ante el apodo, Hiccup hizo un puchero. Jack se dio cuenta y apretó las manos en los bolsillos de la chaqueta, frunciendo los labios. “¿Pensé que solo tenía un apodo de mi parte? Espera, no, no me importa cómo lo llamen los demás.” Él comenzó a unirse a la risa también, aunque sonaba forzada.
- Ah, Hiccy, deberías estar orgulloso de quemar tu tarea. Eres como un líder rebelde. – Jack miró al chico de pecas sonriéndole.
- ¿Líder rebelde para quienes? ¿Los idiotas que no mueven a tiempo un papel antes de estar en llamas o…? – Hiccup dejó escapar un grito mientras caía al suelo, con un pie atrapado en una grieta. Aterrizando sobre sus rodillas, siseó de dolor, sacudiendo sus manos. - Ay, diablos.
Jack estaba a punto de tenderle una mano, para ayudarlo, hasta que recordó la prueba. Pero por la forma en que Hiccup estaba murmurando para sí mismo de dolor, el chico de cabello blanco solo quería desesperadamente cargar al otro el resto del camino a casa. “No puedo tocarlo, pero no puedo dejarlo allí…pero Jamie… y la prueba…mierda”. Estaba en conflicto consigo mismo, su estómago dio un vuelco cuando Hiccup lo miró con esos grandes ojos esmeraldas, de alguna forma deseando su ayuda. “Lo siento mucho Hiccup.”
Brutacio se movió antes de que pudiera reaccionar, inclinándose para agarrar suavemente el brazo de Hiccup, levantándolo para que se pusiera de pie.
- ¿Estás bien? –Murmuró hacia el otro, Hiccup asintió con la cabeza, apartando el cabello de su rostro suavemente, mirando al otro adolescente. - Déjame ver tus manos. - Sin esperar una respuesta, el chico de cabello rubio agarró sus manos, sus ojos recorrieron la piel ahora roja e irritada de sus palmas. - Deberías estar bien si lo limpias y vendas.
Hiccup asintió, retirando sus manos avergonzado, antes de formular algo que decir.
- Lo siento, supongo que no estaba viendo a dónde iba.
Astrid se rió y se acercó para luego revolver su cabello.
- Sé que soy hermosa Hiccup, pero no te distraigas demasiado. -Él soltó una risa sarcástica y le dio un golpe en la mano, continuando su camino. Avanzaron hasta la calle de Astrid, donde ella se despidió. - Aquí es donde me quedo, nos vemos mañana chicos. Adiós Jack.
Había más tensión ahora que Astrid se había ido e Hiccup no sabía qué hacer. “Maldición, me dejó en medio de un campo de batalla. ¡Ni siquiera sé qué está pasando!”.
Se agarró de las correas de su mochila y solo trató de asegurarse de no caerse de nuevo. Le escocían las manos al frotar la tela. “Jack ni siquiera trató de ayudarme ... ¿Acaso ahora es homofóbico? No, entonces no estaría caminando conmigo justo ahora. ¿Es que ya no quiere tocarme? Eso suena raro”. Sacudiendo la cabeza suspiró.
- ¿Pasa algo, Hiccy? - Jack se acercó a él, pero por supuesto, no lo suficiente como para tocarlo.
- ¿Hm? -Hiccup lo miró y sonrió. - No, solo estaba pensando en la tarea que tengo. - Jack pareció creer la excusa y no hablar el resto del camino. Eventualmente Brutacio tuvo que seguir su propio camino, dando un ligero asentimiento a Jack y una despedida a Hiccup. - Bueno, adiós nos vemos mañana. –Lo miró alejarse. “Y…ahora estamos solos, genial.”
Estaban a solo un minuto de la casa de Hiccup y Jack se aclaró la garganta.
- Oye… -dijo en voz baja.
- ¿Si? - Hiccup no lo miró, manteniendo los ojos en el suelo.
- ¿Está todo bien? - Su voz era suave e Hiccup sintió ganas de vomitar por ese tono que no hacía más que aumentar su ansiedad.
- Sí, todo va muy bien. – “No, no lo está. Desearía que lo entendieras.”
- ¿Estás seguro? – “Háblame, Hiccup.”
- Si estoy seguro. – “Por favor, dime qué hice mal.”
- Bueno. - “Hiccup. Lo siento.”
Hiccup se detuvo frente a su casa, mirando a Jack rápidamente.
- Hablaré contigo más tarde. – El menor se apresuró en subir los escalones, tanteando sus bolsillos buscando las llaves, hasta que abrió la puerta.
Jack se quedó allí de pie, sus ojos color zafiro estaban fijos en la puerta, incluso cuando se cerró de golpe e Hiccup se había ido. “No puedo creer esto. ¿Es por la estúpida prueba?”.
Hiccup no miró afuera para ver si todavía estaba allí, pero no le importaba, no quería que lo vieran. El chico de cabello blanco esperó un momento, finalmente levantó la mano agitándola apenas, con el rostro oscuro y decaído.
- Sí, hablaremos más tarde.
Prueba tres: hecha.
*-*-*-*-*
A Jack le quedan dos pruebas, vaya vaya, pobre Hiccup, no entiende que hizo mal para que se aleje de él. ☹
Quedan menos de 4 capítulos para el segundo climax.
¿Pero será uno bueno o malo? Solo lo sabrán si siguen leyendo.
¡No olviden votar y comentar si así lo desean! Nos vemos en el siguiente capítulo. 😉
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