CAPÍTULO 1


La oscuridad era aplastante y el vacío desolador. Se sentía ingrávido,fuera de su cuerpo. Una luz blanca apareció en el horizonte y supo que debía dirigirse hacia allí. La luz era fría y remota, como las estrellas, por lo que era igual de pura. El aire parecía huir de ese punto de luz, abandonándolo en la oscuridad. A medida que se acercaba un rumor se extendió por el vacío y llegó hasta sus oídos,las voces se hacían más claras cuando avanzaba hacia la luz...

-Mi señor,el traidor se niega a cooperar de nuevo-. Esta voz parecía impaciente y temerosa.

-Que pena que no sea como tú. Te costo muy poco unirte a mi,traidor-. La voz que le contestó era arcaica y empalagosa,parecía la voz de un asesino,aunque sonaba aletargada.

-Mi señor...

-No me quejo,eres fundamental para lo que tengo en mente. Con respecto a él,no hay de que preocuparse,volverá a mi tarde o temprano.Noto su indecisión. Sus sentimientos por primera vez superarán a su deber-.Había un divertimiento enfermizo en la voz.

-Con respecto al otro ,mi señor,todo es perfecto ahora mismo,yo podría traer al chico sin ningún problema,es solo un semidiós.

-Es suficiente. Ya te he dicho que no me voy a arriesgar. Si,es solo un semidiós,pero muy peligroso. Noto su poder incluso desde aquí. No debemos confiarnos.

-Pero mi señor,yo podría con el,bastaría con un engaño para atraerlo hacia mi y...

-He dicho que es suficiente. Los otros pensaban igual que tu,traidor,y no pudieron con él.
Y además ya tenemos un engaño,no tienes de que preocuparte,recibirás lo prometido.
Tenemos ventaja sobre él, pero no la que tu piensas. Me bastó una sola mirada para ver en su alma que era puro y que no tenia miedo,no de ese tipo.

-Parece que lo admiras...-La primera voz ahora tenia un tono de reproche y un tenso silencio cayó sobre ellos.

-Ese chico es muy peligroso. Su poder es admirable,sus acciones no. No permitiré otra vez esa indolencia. No dejaré que tu impaciencia lo estropee todo. Ya he esperado suficiente,tanto que se han olvidado de mí,piensan que no soy una amenaza... Ese chico me despertó, y por tanto solo el tiene el poder de volver a dormirme de nuevo. Además, ya estamos listos para empezar a sublevarnos,para volver a llevar a los dioses al lugar al que deben pertenecer. En cuanto al chico, es solo un peón,por el momento. Pero si consigo que se me una...

-No querrá,su lealtad se lo impide.

-Por eso mismo vendrá a mi.

Una risa escalofriante se propago por el espacio y la luz que estaba persiguiendo desapareció con un último fogonazo de luz.

La risa era perturbadora y derrepente sintió que el mundo se caía al vacío,arrastrándolo a el también. Solo existía esa risa...

Su cuerpo no paraba de girar y el frío inundo su mente,no podía respirar...

Un rayo de luz solar inundó la habitación y un chico de pálida piel y cabello oscuro se despertó de un sobresalto y con el sudor frío corriéndole por la espalda. Nico Di Angelo llevaba soñando lo mismo durante los últimos meses.

La pequeña claraboya del techo iluminaba una cabaña de altas paredes negras con elaboradas camas a cada lado de las paredes y con antorchas hacía rato apagadas que conferían al lugar un aspecto arcaico y poco acogedor. Una vez más, Nico quiso cruzar más de una palabra con el constructor de la cabaña y se levanto con un gruñido. Su ropa estaba dentro del arcón de delante de su cama y un sonido chirriante inundó la habitación cuando Nico lo abrió. Una camiseta negra,pantalones negros y una vieja chaqueta de aviador. Se vistió en silencio y en el espejo de la esquina se miró. El pelo,negro como la brea,le llegaba hasta los hombros. A Nico no le importaba tenerlo largo, pero cuando los mechones se le metían en los ojos ,solo deseaba raparse al 0 y suspirar. Claro que cuando se imaginaba sin pelo se reía interiormente y desechaba la idea. Su mirada bajo hasta su rostro y una mueca apareció en el. Tenía ojeras. Nico siempre tenía ojeras, pero se habían agravado los últimos meses. Dormía cada vez menos y peor. Esto le tenía preocupado, pero no tanto como otros asuntos. Se puso el cinto de la espada y se miró de nuevo.

La ropa estaba arrugada y sucia, el pelo desgreñado, y con ojeras y marcas de las sabanas por toda la cara.

"Estoy perfecto, tan fresco como una rosa"

Se pasó la mano por el pelo despejándose la frente y decidió salir a dar un paseo. Era muy temprano y acababa de terminar el verano por lo que los pocos semidioses que quedaban preferían quedarse un rato más en la cama. Una niebla ligera y blanca cubría el suelo en la lejanía haciendo de manto para los fresales. El cielo del color gris metálico de la mañana junto con el color oscuro de las hojas del bosque proferían al lugar un aspecto intemporal,algo que era literal,pensó Nico irónico.

Cerró los ojos un segundo y continuó caminando por el desierto campamento, entre las cabañas mas estrambóticas que hallan existido. Al antiguo Nico le parecían algo increíble,al Nico de ahora, solo le daban cierta tristeza, porque le hacían pensar en lo que era su realidad hacía años, cuando era un niño pequeño de la mano de su hermana. Se arrebujó en su chaqueta de aviador cuando una corriente de viento sopló en su dirección. "Ya casi me queda bien" Pensó Nico lo que le entristeció aun más. A veces tenía ese tipo de día ,en el que no quería hablar con nadie y solo pensar. Gracias a los dioses eran poco frecuentes. Perdido en sus pensamientos se dio cuenta de que le empezaba a costar andar y al levantar la mirada vio que sus pies le habían traído a la playa. Intentaba evitarla siempre que podía,le recordaban demasiado a...él y eso era lo que menos necesitaba en ese día.

Sin saber la razón siguió caminando escuchando el rugido de las olas al romper. Aspiro la brisa marina y se aparto el pelo del rostro.

Olía a él...

Se paro a descansar en una duna que había al borde de la playa. El rumor de las olas le hipnotizaban como siempre lo habían hecho sus ojos tan profundos como el mismo mar. Su sonrisa parecía estar hecha de la mas pura perla y su cabello del color del cielo en las noches que el océano se sublevaba. Y su risa,que parecía tener el poder de parar el tiempo y acelerar su corazón a la vez. Y su voz parecía esperanza pura. Y su humor era tan adorable... ¡BASTA! Nico Di Angelo compuso una mueca y se maldijo en silencio por su estupidez. Se había prometido no pensar más así y estaba fallando estrepitosamente. Pero también era difícil olvidarse de Percy, si en el campamento era ya, mas una leyenda que una persona. Parecía que los nuevos campistas no se cansaban de contar su historia y algún que otro mestizo mas que insistente se atrevía a preguntarle al hijo de Hades por él, ya que la parte de que Nico lo conocía desde hacía tiempo también formaba parte de la historia. Él de verdad que intentaba ser amable, pero al parecer los demás no pillaban el sarcasmo. Cuando se dio cuenta, el sol estaba ya muy alto y la luz solar hacía brillar la superficie del agua. Parecía oírse el ruido que hacen varios semidioses cuando se tienen que levantar y Nico no tuvo mas remedio que alejarse de la playa. No sabía si alegrarse o no. Nico no tenía ninguna prisa por lo que se tomó su tiempo en sacudirse la arena y en andar de vuelta al comedor no sin antes lanzar un suspiro y una última mirada al mar.

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