Capítulo 3
Todo iba bien así, una vida despreocupada y lejos de todo y todos, pero un día su abuela, pensando en su futuro, decidió inscribirlo en la secundaria para que logre conseguir un título que se pueda colgar en la pared.
-Nico te anoté en esta escuela, te quedarás a vivir con tu tía Blanca sólo será por 2 años –Le comunica la noticia.
-No será difícil, ya me enseñaste lo básico, ¿Pero podrás estar sola todo ese tiempo? –Él se preocupa mucho por ella.
-Yo estoy bien pero debes irte hoy porque mañana inician las clases –Dice dándole una mochila de trapos que ella misma hizo, dónde colocó toda su ropa.
-Te voy a extrañar –Murmura dándole un abrazo de despedida.
-Cuídate –Ella le da un beso en la frente, entonces Nicolás comienza el largo viaje a la ciudad en compañía de Robú, ambos recorrieron kilómetros al costado de la ruta mientras muchos autos pasaban velozmente a su lado.
-Está muy lejos, además ya te cansaste de caminar –Dice al darse cuenta que su burrito cayó rendido al suelo, él se baja y comienza a hacer dedo con la esperanza de que alguien se detenga, pero ninguna persona querría llevar a un extraño con su burro. Nadie excepto yo; por razones del destino me encontraba viajando por la ruta y en ese momento lo veo ahí, parado al costado de la ruta.
-Qué idiota, nadie lo llevará –Me digo pero, entonces, le motor de mi camioneta comienza a dar fuertes soplidos, me detengo a un lado del camino y esos ruidos continúas hasta que el motor se detiene por completo -¡No! –Apoyo mi frente sobre el volante, un movimiento brusco hace que levante mi vista y mire por el retrovisor, lo veo a él y a su burro arriba de mi camioneta. Me bajo rápidamente golpeando con fuerza la puerta al cerrarla, demostrando que estoy molesta -¡¿Qué haces ahí arriba?! –Le pregunto.
-Espero que me lleves a la ciudad y gracias por detenerte -Sonríe.
-No, tú y tu burro se bajarán ahora mismo de mi camioneta –Les ordeno.
-¿Por qué? –Pregunta confundido.
-Yo también estoy varada en medio de la nada, no sé que le sucedió a mi camioneta –Contesto cruzándome de brazos.
-Yo puedo arreglarla si prometes que nos llevarás a la ciudad -Propone.
-Sí como no –Digo sarcástica.
-Bien –Él se baja y levanta la tapa del motor del auto.
-¿De dónde salió este? No entiende el sarcasmo –Pienso.
-Ya está, enciéndelo –Habla, entonces subo y prendo la camioneta, no se oye ningún sonido extraño, él cierra la tapa y sube al asiento del acompañante.
-Oye gracias, eh… -Intento agradecerlo pero no conocía su nombre.
-Soy Nicolás y él es Robú –se presenta.
-Me llamo Jesica, eh… ¿No te gustaría ir atrás con tu burrito? Desde ahí se ve mejor el paisaje –Propongo con una falsa sonrisa, no lo quiero dentro de mi auto, puede ensuciar todo.
-Sí, entiendo, no quieres que me adentro de la camioneta… -Murmura mirando a un costado.
-Al fin captó –Pienso aliviada.
-Quieres que sepa el camino de regreso ¿No? Está bien –Acepta y sube atrás.
-Okey… es más tonto de lo que pensé –Me digo, acelero y me dirijo a la ciudad, siempre manejo a los límites de la velocidad y olvidé mencionarlo.
Al llegar me detengo frente a la entrada y él y su burro se bajan, Nico tiene todo el cabello parado al igual que su Robú.
-Tenías razón el paisaje se ve mejor si vas atrás –Sonríe.
¿Acaso no le dolia la cara de tanto sonreír? Era irritante.
-Sí, sí, si… adiós –Me despido dejándolo solo en esta ciudad loca, me preguntaba cómo le iría, pero sólo me concentré en mi vida.
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