Capítulo. 20
Lucas es un chico a quien todos maltrataban por tener aspecto de nerd, era petizo y flaco, usaba anteojos, era pelirrojo y muchas pecas manchaban sus mejillas. No me sorprendería que no quisiera ir más a la escuela, Matías lo maltrataba mucho.
-Aquí es. –digo deteniendo la camioneta en la entrada de su casa, bajo y camino hacia la entrada ante la atenta mirada de Nicolás, Sabrina se da cuenta de eso y me pregunta en voz baja: -¿Qué le pasa a Nico? Te mira demasiado.
-No me molesta. –me encojo de hombros, Sabri arquea la ceja confundida, llego a la puerta y toco el timbre.
La mamá de Lucas es la que atiende: -¿Sí, que se te ofrece?
-Hola, ¿Está Lucas? Somos sus amigos y venimos a verlo. –contesto sonriendo.
-Voy a avisarle que están aquí. –la mujer es muy amable, entonces cierra la puerta por un momento.
-Jesica, ven. –me dice Sabrina.
-¿Qué quieres? –pregunto.
-No me siento cómoda viniendo aquí a ver a Lucas, recuerdas cuando me invitó a tomar algo y yo lo rechacé. –contesta angustiada.
-Te portaste muy mal con él, puedes aprovechar y disculparte. –le aconsejo, en ese momento los ojos de Sabrina quedaron fijos en algo a mis espaldas, yo volteo y un muchacho sale de la casa.
-¿Quién es ese? –murmura ella idiotizada.
-No sé, me parece conocido.
-Debe ser algún primo de Lucas. –Sabrina se mira por el espejo retrovisor y se hace un retoque rápido, él es alto y se nota que hace mucho ejercicio por los músculos de sus brazos, su cabello es rojizo, sin duda, él tiene algo que ver con Lucas.
-Esas pecas me vuelven loca. –dice Sabri en voz baja soplándose aire con su mano.
-Sabrina, Jesica, ¿Qué quieren? –nos pregunta, al parecer nos conoce.
-¿Te conozco? –hablo cruzándome de brazos.
-Sí, ¿No me reconocen?
-Bueno, podrías ir a tomar algo para conocernos mejor. –interrumpe Sabrina jugando con su cabello.
-No. –responde seco.
-¿Qué? Pero… pero… -ella no puede creer el rotundo rechazo.
-¿Tú eres Lucas? –pregunta Nico saltando de la camioneta y cayendo de pie en el suelo.
-Sí.
-¡¿Qué?! –decimos Sabrina y yo al mismo tiempo.
-Qué vergüenza. –murmura Sabri serrando el vidrio del auto tiene un polarizado negro y esta la esconde.
-¿De qué quieres hablar? –me pregunta.
-Se trata de uno, bueno varios intentos de homicidio. –respondo en voz baja.
-Síganme vamos a un lugar más privad que este. –él camina hacia el patio trasero.
-¡Sabri, ¿no vienes?! –hablo mientras lo seguimos, ella solo casa su mano por un espacio del vidrio y la sacude diciendo que no.
Llegamos al patio trasero de su casa, allí hay un gran árbol donde se levanta una casa de madera.
-Aquí es donde vivo, por ahora. –habla, en el tronco hay una puerta, Lucas la abre y unas escaleras taladas suben hasta llegar arriba.
-Wau. –Nico y yo quedamos muy sorprendidos, por las ventanas entra la luz, hay unos colgantes de vidrio por donde pasa los rayos del sol haciendo un arcoíris. Hay unos sofás junto a una mesita, sería el living, más adentro hay una cama cubiertas con sabanas y Lucas nos invita a sentarnos en el sofá.
-¿Tú construiste todo esto? –pregunta Nico mirando a su alrededor.
-Sí, con materiales reciclables, cuéntenme de todo. –habla curioso.
Cuando acabo, Nicolás se entera de la trampa que Ana le tendió.
-Así que por eso tratan de matarte. –Lucas toma una actitud pensativa, en ese momento, Nico se levanta y salé sorpresivamente.
-¡Nico, espera! –Lo sigo –Te llamaré si sucede algo. –le digo a Lucas mientras salgo por la puerta.
-¿A dónde vas? –le pregunto al alcanzarlo afuera.
-Me alejo lo más que puedo de ti. –contesta deteniéndose de espaldas.
-¿Qué…? –No puedo creer que él dijera eso y de una manera tan fría –Ah no, desde que nos conocimos, te pegaste a mí como una garrapata ¿Por qué ahora te alejas? –le digo seria.
-No quiero que te lastimen, me iban a atropellar a mí, por eso tú terminaste en el hospital. –Da una pausa y respira hondo -No debes estar cerca de mí.
-No me va a pasar nada.
-Necesito que te mantengas alejada de mí. –él voltea y me mira fijamente, sus ojos reflejan tristeza, le duele mucho hacer esto conmigo.
-Pero… -Me quejo, no entiendo; justo cuando por fin comenzaba a agradarme estar con él –Ahora no… no puedo.
-Por favor, Jesi. –Se acerca a mí y me toma el rostro –No hagas esto más difícil.
Se queda callado por un momento mirando desde mis ojos hasta mis labios.
-Nunca me perdonaría que salgas herida por mi culpa de nuevo. –susurra y roza mis labios pero yo me alejo.
-Sí quieres que me aleje de ti, no me beses, porque será más difícil. –digo muy seria.
-Jess… -intenta hacerlo de nuevo pero doy dos pasos hacia atrás mientras niego.
-¿Quieres que me aleje de ti? Okey. Olvídate de mi sonrisa y de mí. –contesto bruscamente, Nico me mira con dolor pero no me dice nada y se acerca con las manos en sus bolsillos.
-Créeme es lo mejor. Solo quiero protegerte.
-No te preocupes, yo puedo cuidarme sola. –lo miro a los ojos con seriedad, él asiente.
-Me alegra saber eso. –sonríe triste.
-Adiós. –me voy chocando mi brazo contra el suyo y subo a la camioneta, cierro la puerta de golpe.
-¿Qué te sucede? Estás muy alterada. –se sorprende Sabrina, apoyo mi frente en el volante en silencio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top