Capítulo 14

Una vez sola, registro todo lo que anoté en mi cuaderno y, como un detective, armo todo el rompecabezas para aclaras este misterio.

-A ver, primero intentaron arrojarlo de las escaleras, es la más larga del colegio; el asesino debe conocer muy bien la escuela. Después cambiaron las planillas para intoxicarlo; el asesino también conoce muy bien a Nico para saber que es alérgico a un medicamento. -me digo pensando en cada detalle.

-Las planillas se cambiaron cuando estábamos en el hospital, el responsable debería haber estado allí también. -calculo mientras muerdo mi lápiz, sospecho de la tía de Nicolás pero ella no tiene razones y ni la capacidad para planear un asesinato y menos contra su sobrino, recapacito.

-Bueno, con estas pistas ya tengo las cosas un poco resueltas. -pienso, entonces agarro cartulina y comienzo a hacer los afiches para la feria, luego me siento a estudiar el libro de ciencias naturales toda la noche.

De repente escucho el despertador marcando las 6 de la mañana, mi cabello está despeinado y tengo un poco de baba en mi cara, voy al baño para lavarme los dientes y veo mi reflejo en el vidrio del lavamanos.

-Me parezco a un zombi. -digo el ver las ojeras que tengo debajo de los ojos, me mojo mi rostro con agua fría para despertarme pero aun sigo algo cansada.

Me saco mi pijama y me pongo una ropa más o menos decente para ir a la escuela, mientras desayuno sola en la cocina, escucho sanar el timbre de la puerta principal.

-¿Quién será a esta hora? -me pregunto mientras camino a la puerta para atender, algo en mi interior me dice que no debo abrir, pero nunca hago caso a esas cosas.

Entonces abro la puerta y lo primero que veo es la gran sonrisa de Nicolás.

-¿Qué haces aquí? -le pregunto con cansancio.

-Hola, vine a saludarte y de pasó a buscar a Robú. -dice entrando a mi casa sin que lo autorice.

-¿Cómo llegarte? -hablo bostezando profundamente.

-Sabri me dio la dirección de tu casa. -responde mientras mira de pies a cabeza toda la casa, tiene un pañuelo atado por su cuello que le ayuda a sostener su brazo enyesado.

-Debí imaginarlo. -digo cerrando la puerta.

-¿Tú vives sola en este lugar? -pregunta sorprendido.

-Sí... -contesto arqueando la ceja.

-Debes tener una familia muy numerosa. -supone.

-No, soy hija única y esta es sólo la casa de verano de mi padre. -presumo caminando hacia la sala principal.

-¿Qué? ¿Tienes más de una casa?

-Sí, yo vivo sola aquí, por eso nos conocimos en la ruta, yo sólo vine para entrar en la escuela, cuando termine este año me volveré a ir. -le explico.

-Supongo que no vez mucho a tus padres ¿No? -comenta sentándose en los primeros escalones de la escalera.

-Es mejor así, ya estoy acostumbrada a estar sola. -me cruzo de brazos.

-No, en realidad no piensas eso, te duele no tener a tus padres. -interrumpe mirándome fijamente.

-¡¿Tú que sabes de eso?! Seguramente tus padres te miman mucho y por eso eres cómo eres. -le grito enojada.

-Mis padres están muertos. -murmura agachando la cabeza.

-La verdad no esperaba ese tipo de respuesta. -pienso sorprendida y sintiéndome un poco culpable por haber lastimado sus sentimientos tan cruelmente.

-Lo siento. -me disculpo sentándome a su lado con la cabeza abajo.

-No importa, murieron cuando era niño y no los recuerdo mucho. -sonríe sin mostrar los dientes, me sorprende lo rápido que supera el dolor, le devuelvo la sonrisa.

-Te vez cansada. -comenta.

-¿Te parece? -Pregunto irónicamente -Te llevaré con tu burrito.

-Yo te sigo. -me dice entusiasmado, él me sigue hasta el jardín y Robú lo saluda alegremente.

-Hola, amigo, ah... cuidado con mi brazo. -lo regaña cuando golpea el yeso con su cabeza, en ese momento viene hacia mí y me derriba.

-¡Quítate! -lo empujo.

-Le agradas. -me dice Nico extendiéndome su mano izquierda para ayudarme a levantarme del suelo.

-Sí, es que nos volvimos muy buenos amigos cuando él casi me arrancó la mano cuando le mostré unas zanahorias. -le cuento mientras me sacudo la tierra de mi ropa.

-¿Quieres que te lleve a la escuela como la otra vez? -propone.

-Sí, no me importa que se burlen de mí otra vez. -acepto al estar muy cansada para conducir. Nico tiene una mochila con sus libros, entonces busco mi mochila a dentro de la casa y cuando cierro todas las puertas con llave ambos vamos a lomo de burro a la escuela.

-¿Estudiaste para la feria de ciencias? -me pregunta mirando sobre su hombro.

-Sí, toda la noche. -contesto bostezando.

-Yo también, leí todo el libro que me diste. -comenta, en ese momento me recuesto por su espalda.

-Jesica, no es por ser grosero pero conoces a Ana y ella puede pensar mal al vernos juntos. -habla, yo respondo con un fuerte ronquido y sólo me recosté por él al quedarme profundamente dormida.

Narrador: Sabrina.

Estoy sentada a un lado de las escaleras de la entrada de la escuela, saco un pequeño espejo del bolsillo de mi mochila y chequeo cómo esta le rímel azul de mis ojos, miro la hora en mi celular y son las 7hs.

-¿Dónde estará Jesica? Siempre es puntual. -pienso al ver entrar a los demás.

En ese momento veo a Nico llegar montado en su burrito gris y, para mi sorpresa, Jesica viene con él, ella se encuentra recostada por su espalda, no puedo ver su rostro pero apuesto que está muy feliz. Nico le avisa que ya llegaron y ella baja con pereza del lomo del Robú mientras agarra su mochila y la coloca por su hombro.

Rápidamente corro a su lado son una gran sonrisa, ahora que Jesica está contenta dejará de tratar mal a todo el mundo y a mí también.

-Hola, ¿Ocurrió algo importante, algún cambio? -pregunto mordiéndome el labio y tratando de ocultar mi emoción.

-Sí, Robú y Jesica ya son amigos. -contesta Nico sonriendo mientras ata al burrito a la sombra de un árbol.

-Que buena noticia pero yo esperaba que me cuenten algo más íntimo. -junto mis brazos por detrás de mi espalda para parecer inocencia.

-No tengo ánimo para esto, entremos a clases. -interrumpe Jesica frotándose los ojos; tienes unas oscuras sombras debajo de los ojos, seguro que estuvo toda la noche desvelándose, pensando en Nico.

Cuando entramos en la clase, esperamos un momento a que el profesor llegue, él está ocupado preparando todo para la feria de ciencias y se demora en venir, mejor para nosotros.

Miro a mis compañeros de adelante y Nicolás se encuentra leyendo un libro de ciencias naturales con los codos apoyados en la mesa. Entonces Jesica comienza a acercarse a él y se recuesta por su hombro.

-Sí, así se hace amiga. -Canto victoria -Jesi, ¿Me prestas tu corrector? -pregunto para ver su reacción, pero ella no contesta.

-Ey... -la empujo un poco y Jesica se separa de Nico de repente.

-¿Qué? ¿Qué pasó? -dice parpadeando rápidamente.

-Sabri te pidió prestado tu corrector. -responde Nico dulcemente.

-Eh... sí claro. -ella me pasa su cartuchera completa.

-Jesica y Nicolás, pueden pasar al salón principal. -el profesor los llama cuando asoma su cabeza por la puerta del aula.

Nico lleva sólo su libro con él pero Jesica tiene una bolsa llena de afiches y eso, el profesor los retira y cuando nos deja solos, todo el curso comienza a hacer alboroto. Yo sólo me pongo mis auriculares a todo volumen para no escuchar los gritos de mis compañeros pero, por desgracia, Andrés se escapó de su clase y vino a buscarme; él es mi ex novio, terminamos hace unos meses pero él insiste que aun siento algo especial por él.

-¡Sabrina, tu príncipe rojo te busca! -me dicen mi compañeras, lo apodaron así porque salió con todas las chicas del colegio dejándome como una reverenda cornuda, excepto con Jesica, ella debe ser su próximo objetivo, por esa razón se acerca a mí.

-Hola preciosa ¿Cómo has estado? -pregunta sentándose en una silla al revés y apoyando sus brazos sobre el respaldo.

-No quiero hablar contigo. -contesto seria mirando de costado.

-Hasta cuando seguirás con esto, eres muy dramática. -habla inclinando la silla para acercarse más a mí.

-Te odio, me humillaste frente toda la escuela. -digo molesta entre dientes.

-Ya te lo expliqué, las chicas me persiguen y sería descortés ignorarlas. -acaricia mi mejilla con su pulgar. Andrés es el galán de la escuela, es engreído y altanero, pero sus risos dorados me enloquecen y sus ojos verdes claros me hipnotizan, trato de concentrarme en mi odio para no saltar por su cuello.

-Te crees irresistible ¿No? Pues te tengo muy malas noticias. ¡No lo eres! -levanto la voz para que todos volteen y presencien la escena. Andrés inclina aún más la silla hasta quedar frente a frente, se acerca y susurra a mi oído: -Sé muy bien que tú estás loca por mí, preciosa.

Siento su aliento en mi cuello haciendo que unos escalofríos recorren todo mi cuerpo, lo que más me preocupa en este momento es no estar sonrojada, porque significa que perdí esta batalla.

Entonces muevo disimuladamente mi pierna y empujo la silla en dónde está sentado haciendo que caiga hacia adelante al mismo tiempo que yo retrocedo, todos en el curso comienza a reírse de Andrés, él levanta la mirada hacia mí, está muy enojado puedo notarlo por el ceño fruncido de su cara. En ese momento suena el timbre y todos salen al recreo.

-Adiosito. -muevo los dedos de mi mano como despedida y le regalo una sonrisita descarada.

-¡Sabrina, espera! -logro escuchar cuando salgo del aula y rápidamente me dirijo a la feria de ciencias para ver cómo le va a Jesica y a Nicolás.

Andrés me sigue pero es fácil perderlo en la gran multitud, logro divisar a mi amiga en un stand dónde unas letras negras escritas en imprenta pegadas dicen: "educación sexual".

-Hola, ¿cómo van con la exposición? -pregunto mientras me apoyo por la mesa.

-Muy bien. Tú eres la primera que nos viene a ver. -contesta Nico, él está ocupado colocando los afiches en la pared.

-No importa que se acerque avernos, sólo tenemos que estar sentados aquí para aprobar la materia del profesor. -agrega Jesica cruzándose de piernas.

-La próxima vez me ofreceré para participar también. -digo, pero escucho a Andrés detrás de mí.

-Por fin te encontré, Sabrina, no puedes esconderte de mí. -se acerca desafiante.

-Déjame en paz. -refunfuño molesta apretando fuerte los puños.

-¿Qué haces en este stand? ¿Buscas información para cuidarte en tu primera vez, que... será conmigo? -insinúa tomando un condón de la mesa.

-Sigue soñando, nunca pasará eso. -respondo frunciendo el ceño.

-Por favor, te prometo que no te arrepentirás, además el enojo no te dura mucho. -se acerca a mí y me toma del brazo.

-A ella no, pero a mí sí. -Jesica sale en mi defensa y hace que Andrés me suelte.

-Lárgate de aquí si no quieres que te estrangule con esa maldita corbata que llevas puesta. -lo amenaza, hasta da miedo.

-Me llevaré esto, nunca se sabe cuando podre necesitarlo. -sonríe de costado mientras guarda el preservativo en su bolsillo, cuando sale del salón vemos que saluda a una chica de lejos.

-El tipo ya no tiene arreglo ni tampoco cerebro. -habla Jesica.

-Gracias. -le doy un abrazo.

-No fue nada, ¿Para qué son las amigas? -contesta, entonces el timbre vuelve a sonar y todos entramos al curso de nuevo.

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