Capítulo 27
Desde lo ocurrido pasaron unos meses en los que yo estuve en recuperación. El rey había mandado a llamar a un médico que ayudó con mis heridas mejor de lo que pudieron hacer las chicas del servicio, luego de los meses estuve mejor.
Aunque, en todo este tiempo no pude ver a los chicos ni a nadie que no fuera el rey o Miriam, que venía a ayudarme con las heridas con instrucciones que le había dado el médico.
En lugar de almorzar o cenar en el comedor, me traían la comida aquí. Mayormente no quería comer pero Miriam me convencía o el rey me amenazaba.
Había preguntado por Lex, pero Miriam me respondió que aún no lo encontraban... Tenía miedo de que le haya sucedido algo...
-¿Cómo te sientes, cariño? - Miriam entra a la habitación.
-Mejor... ya estoy mejor -respondí sentándome en la cama con una pequeña sonrisa.
-Eso es bueno... me alegra de que te hayas recuperado bien.
Asentí en respuesta, ella revisa mi espalda para asegurarse de que estuviera bien todo y aplicarme de nuevo las medicinas.
-Se nota que estás bien, tus heridas ya pronto no serán nada.
Ella me sonríe y yo le respondí con el mismo gesto por solo un par de segundos. Miriam se levanta, me ofrece comida pero al negarme se despide y se va de la habitación.
Me levanté para ir hacia la ventana y mirar por ésta. No tenía nada más para hacer en estos momentos... Volteé hacia atrás al escuchar como la puerta se abre y en ese momento entra el rey.
-Miriam me dijo que estás mejor -asentí-. Eso está mejor, ¿ves? Te estás recuperando bien, no tenías que llorar tanto. Espero que no vuelvas a cometer el mismo error de nuevo.
Hice una mueca disimulada antes de negar con la cabeza y bajar la mirada.
-No lo haré, Majestad -respondí.
-¿Estás segura? Si es así. Dime... -con su mano en mi barbilla me hace levantar la mirada para verlo al rostro- ¿A quien perteneces?
-A usted... le pertenezco a usted, señor...
Disimulé mi mueca de asco mientras que él no intenta ni siquiera esconder su sonrisa satisfecha.
-Eso es...
Besa mis labios y yo ya no hice nada para apartarlo. Si lo hago se enfadará de nuevo y quizás le haga algo a mi madre esta vez. Aparte... tampoco conseguiría nada intentándolo. No tengo a donde ir.
-Estas empezando a entender... -murmura sonriendo-. Sigue así.
Se separa de mí para volver a irse de la habitación. Esperé unos minutos para salir de igual manera y caminar a paso rápido por los pasillos. Quería encontrarlo... quería ver a Aren. Miriam seguramente ya le ha dicho que estoy mejor. Quiero verlo.
-¡Hm! -me sobresalté cuando al pasar por frente a otro pasillo alguien me agarra del brazo y vuelve a meterme hasta el fondo.
Me aprisiona contra la pared y me sonríe con cariño. Mi sonrisa aparece más grande de lo normal y salté a sus brazos para abrazarlo, enredé los míos en su cuello y él me aprisionó la cintura. Miramos a un lado notando a sus hermanos y Miriam vigilando.
-Aren... -susurré alegre antes de separarnos.
-Miriam me dijo que estabas mejor... -asentí un par de veces-. Me alegro que sea así.
Vuelve a abrazarme con cariño pero entonces nos miramos al rostro y no pudimos evitarlo. Nos acercamos sin darnos cuenta y finalmente unimos nuestros labios otra vez. Acaricié su nuca mientras nuestros labios disfrutaban de este momento tanto como nosotros.
-Estos meses sin ti fueron horribles... te he extrañado tanto -comenta sobre mis labios.
-Yo también lo he extrañado, Alteza... -sonreí al nombrarlo de esa manera-. Me hacía falta...
Nuestros labios vuelven a unirse por un tiempo más, pero no podíamos quedarnos así para siempre por más que fuera eso lo que quisiéramos.
-Alguien pasará en algún momento, debemos irnos -comenta él.
-Entiendo... pero no quiero hacerlo.
-No me hagas esto, Delia... Tampoco quiero dejarte -responde apretándome contra su cuerpo.
Fue tan difícil para ambos alejarnos pero finalmente tuvimos que hacernos, solo nos encontramos para que él pudiera ver que estaba bien y yo pudiera seguir respirando por tenerlo cerca... Estar con él era como volver a respirar.
Otra vez nos alejamos, me despedí de los demás y regresé a la habitación del rey. Hice como si nada hubiera pasado y funcionó, cuando lo volví a ver no mencionó nada y pareció ajeno a todo eso.
-Delia... ven.
Nuevamente y como en todas las noches me llama a su lado, mi amargura y desanimos arrasan con mi cuerpo hasta volver a hacerme sentir desagradable. Me acosté a su lado y él me abrazó sonriendo.
-Dormir contigo es tan cómodo... No sé qué es lo que tienes pero me haces soñar mejor.
No respondí, él nos acomoda en su cama y yo rogué para que no intentara nada más. Así fue, se durmió antes de poder hacer otra cosa. Lo miré de reojo pero entonces solté un suspiro y traté de dormir también...
***
***
-Y fue así como gané la batalla por Aralia -termina de contar el hermano del rey.
-¡Bravo, hermano! Se nota que la fuerza e inteligencia viene en nuestros genes.
-¡Sí!
Aunque en ellos no mucho. Resoplé agarrando mis cubiertos y volviendo a comer de lo que sirvieron para el almuerzo. Hasta que la mano del rey se posa en mi espalda baja, lo miré de reojo pero siguió hablando con su hermano. Volteé a ver a Aren y oculté una leve sonrisa...
Me quité mi zapato y extendí mi pierna hacia la suya, acariciándolo por sorpresa haciendo que se atragantara con su bebida.
-¿Sucede algo, sobrino? -pregunta el hermano del rey.
-¿Estás bien, hermano?
Todos se concentran en él mientras termina de toser y volver a su compostura habitual.
-He bebido demasiado rápido, es todo... Lamento interrumpir la conversación, por favor... continúen.
-Bueno... ¡Oh, sí! Hermano, aún no te he contado la vez que...
Dejé de escuchar al hermano del rey cuando Aren voltea a verme de reojo. Sonreí y volví a acariciar su pierna con mi pie, evité mi sonrisa cuanto pude y seguí comiendo para disimular. Aren no hace nada para apartarme, mira a su padre como si se sintiera superior a él porque la que debería ser su mujer ahora lo estaba deseando a él... Aren esconde su sonrisa volviendo a beber, pero baja su mano y atrapa mi pie cuando llegué a su rodilla.
La deja sobre su pierna y acaricia mi pierna tentadoramente, subiendo un poco mi vestido.
-Bueno, he terminado... -el rey deja sus cubiertos y yo bajé mi pie de la pierna de Aren y volví a ponerme mi zapato-. Iré a tomar una siesta...
Se levanta y me hace levantarme junto a él, miré por encima de mi hombro a Aren y sonreí de lado antes de acompañar al rey. Salimos del comedor y yo me dirigí a él.
-Majestad, yo no estoy cansada... ¿me permite ir a pasear? He pasado tanto tiempo encerrada que me gustaría hacerlo, por favor... -bajé la cabeza al hablar.
-Supongo que está bien, ya conoces las reglas y consecuencias... Ve.
-Gracias...
Antes de que pudiera alejarme me toma por la cintura y besa mis labios con intensidad, no tuve otra opción más que aceptar que lo hiciera... ¡Agh!
-Ahora puedes ir.
Me sonríe, yo me di vuelta para alejarme, aunque sentí que me dio una nalgada antes. Hice una mueca cuando no pudo verme y me alejé, miré a todos lados con disimulo y llegué a la biblioteca. Vi a Miriam antes de entrar y asentí con la cabeza, ella comprende y se va.
Yo me quedé mirando los libros mientras esperaba, no había nadie aquí porque no es un lugar muy... deseado por el rey o su familia y guardias, que son todos unos idiotas sin cerebros. A excepción claro de sus hijos y las chicas...
Agarré un libro para verlo mientras tanto. Mi padre le había enseñado a mi madre a leer antes de fallecer, y ella me había enseñado a mí. Dejé el libro en su lugar al no llamarme tanto la atención pero entonces sentí unas manos en mi cintura.
-Eso que hiciste bajo la mesa fue peligroso... -comenta en mi oído-. Pero aún no sé su lo fue por arriesgarte a que mi padre lo sepa... o porque me has tentado lo suficiente.
Sonreí y me di vuelta entre sus brazos, su mirada oscura me hacía erizar la piel.
-No pude evitarlo, estaba aburrida... y quería sentirte a ti en vez de al rey.
-¿Quieres sentirme? -enarca una ceja.
Me acorrala por la estantería y se apoya en una mano por esta, solté un jadeo por sentirme intimidada pero de una forma más... agradable.
-Aren...
Él besa mis labios haciendo que la sensación asquerosa por culpa del rey desapareciera por completo. Su lengua acaricia mis labios hasta que los abrí lo suficiente para darle paso a mi boca.
Empezamos a hacer esto seguido, escabullirnos juntos con ayuda de todos los demás para nuestros encuentros. No faltaba ni un día y sinceramente... era el mejor momento de cada día para mí, no hemos sido descubiertos hasta ahora que pasaron las semanas.
Y solo por esto mis ánimos y consciencia seguían intactas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top