Capítulo 2

-¡¿Qué te pareció esto?! -me patean en el estómago quitándome todo el aire acumulado.

-¡Y esto! -otro me patea el rostro.

-¡Hey! -los chicos se detienen de golpearme para mirar a la entrada del callejón-. Déjenla en paz.

Se burlan de quien está en la entrada mientras yo intentaba levantarme en mis manos, pero todo mi cuerpo temblaba y dolía.

-¿Qué? ¿También quieres que te golpeemos, niñito?

Se escuchan risas de burla hasta que el del medio sale disparado a mi lado por un golpe que le dio el reciento llegado. Los otros intentaron golpearlo pero este era mejor peleando que ellos y los dejó molidos a los tres.

-¡Vámonos!

Los tres chicos mayores salen corriendo mientras se enfadan y gritan maldiciones hacia nosotros dos, solo podía verlos de manera borrosa por los golpes que me llevé en el rostro y las lágrimas. Me sobresalté cuando sentí una mano en mi hombro.

-No te preocupes, estarás bien, ¿sí? -dice el niño junto a mí.

Mi vista se enfoca todo lo posible y solo pude ver aquellos ojos dorados extraordinarios, acomodandos de una sonrisa tierna. Era él... Aren.
Me ayuda a sentarme y recuesta mi espalda contra la pared. Yo no podía parar de quejarme por el dolor que sentía.

-Son unos idiotas -murmura él-. Hacerle esto a una niña...

-Q..Quiero ir a casa... -pedí entre sollozos.

Lo que más quería era ir a casa y que mamá me abrace. Quería estar con ella...
Sentí que él pasaba uno de mis brazos por sus hombros y luego me ayudaba a levantarme.

-Está bien, te llevaré. ¿Puedes guiarme, por favor? -menciona haciéndome asentir como respuesta.

Me sacó del callejón y yo levanté la cabeza para poder orientarme. Suspiré profundo y esperé un poco a que mi vista se aclarara.

-Por allí... -apunté débilmente el camino.

Aren asiente antes de comenzar a caminar. Le dirigí hasta llegar a mi casa donde él se quedó mirando lo de afuera por un segundo, entramos y me dejó en el suelo sobre unas mantas.

-¿En serio... aquí vives? -pregunta mirando a todos lados.

Me acomodé adolorida contra la pared mientras asentía. Él suspira profundo.

-Bien, ya regreso -comenta y sale casi corriendo de manera repentina.

Recosté mi cabeza contra la pared y miré hacia la habitación donde estaba mi madre durmiendo. Me sentía tan adolorida y cansada...

Me llevé una mano al estómago ya que era lo que más me dolía por haberme golpeado mucho en esa zona. No pude evitar el sueño, aunque estoy segura que en realidad me había desmayado. Para cuando me desperté fue por escuchar la puerta abrirse y pasos acercarse.

-¿Qué... Quien...? -vi entonces a Aren, que ahora estaba de vuelta.

-Delia, traje ayuda -habla sonriendo.

-¡Oh, santo Dios! Pobre niña... -escuché la voz de una mujer.

Miré a quien estaba tras Aren para ver como una mujer bastante mayor se me acercaba luciendo preocupada.

-No te preocupes, el señorito me trajo para poder tratarte. Tranquila, niña. Estarás mejor.

Ella comenzó a tratar mis heridas, dolía si me movía mucho así que intentó no hacerlo tanto. Estaba terminando cuando escuchamos pasos acercarse.

-¿Q..Quiénes son ustedes? ¡¿Delia?! ¡¿Qué le pasó a mi hija?! -mamá casi corre hacia mí pero se tambalea y tuvo que apoyarse por la pared para no caer.

Yo me levanté con esfuerzo y caminé hasta ella para ayudarla a sentarse.

-Mamá... está bien... ellos son buenos. Me ayudaron -expliqué.

-Soy Miriam, la nana del joven Aren. Él me pidió que viniera a atender a su hija que se encontraba en mal estado -habla la mujer.

Mi mamá me mira y luego a Aren y a Miriam, pero ella se agarra la cabeza estando mareada y casi cae hacia el frente de no ser porque la atrapé antes.

-Mami...

-¿Qué le sucede? -pregunta Aren acercándose.

-Está... muy enferma -mencioné.

En realidad no sabía qué era lo que le pasaba a mi mamá, no sé que enfermedad la está haciendo sufrir tanto.

-¿Me permiten? -Miriam se acerca apuntando a mi madre.

Mamá me mira y yo a ella, ambas asentimos hacia la petición de Miriam. Ella se arrodilla al lado de mi mamá y toca su frente para luego agarrar su muñeca y tocar sobre su muñeca.

-Esto está mal... su pulso es muy débil -murmura.

-¿Usted puede curarla? -pregunté esperanzada.

-Lo siento, no sé mucho sobre como tratar esto. Su pulso no es muy bueno...

Yo miré a mi mamá preocupada pero ella vuelve a sonreír para intentar calmarme y acaricia mi mejilla.

-Estaré bien, cariño... -dice mamá antes de besar mi frente.

Miriam se levanta y agarra lo que trajo para curarme, me mira con lástima y agacha la cabeza.

-Lo siento... yo no puedo hacer nada...

-Esta bien -dice mi mamá sonriendo.

Aren me mira y vi cierta tristeza en sus ojos. Agache la mirada y me escondí en el pecho de mamá mientras la abrazaba.

-Gracias por ayudarme, de todos modos -mencioné.

-No fue nada, pequeña... -responde Miriam-. Aren, tenemos que irnos.

Él la mira un segundo antes de asentir. Vuelve la mirada hacia mí y me sonríe leve para apoyarme.

-Adiós, Delia...

-Adiós.

Él se va junto a Miriam y cierran la puerta tras ellos al salir, dejando sola con mi madre de nuevo. La miré y sonreí poco, le di de la medicina que compré la otra vez y la dejé descansar de nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top