Capítulo 13
-Puedes ir a pasear, pero salir de los terrenos del castillo está prohibido -habla el rey al ver mis ganas de salir desde la ventana.
-¿Y mi madre? -pregunté volteando a verlo.
-No podrás verla por el momento, así que confórmate con pensar en ella -responde haciéndome desanimar.
Agaché la mirada y solté un suspiro profundo. Él se acercó a mí.
-Preciosa... Anímate... -me agarra por la barbilla y me obliga a verlo-. La están atendiendo muy bien en donde está.
Él acerca su cabeza a la mía con claras intenciones pero yo aparté la mirada hacia el otro lado evitando que eso ocurra. Él me agarró los brazos acercándome más a su cuerpo y me besó la mejilla para resaltar que él tenía el poder sobre mí. Yo cerré con fuerza los ojos y apreté los dientes molesta y asqueada.
Me suelta y se va de la habitación. Yo espero un poco más antes de casi salir corriendo, salí del castillo y corrí por el jardín. Me alejé, el castillo estaba rodeado por una muralla así que mientras no salga de esas murallas no tendré problemas.
Suspiré agitada al haberme alejado lo suficiente, levanté la cabeza viendo desde mi posición hacia el castillo. Luego volteé y seguí caminando hasta que escuché caballos.
Vi como los estaban preparando y limpiando. Sonreí, ya que los caballos eran mis animales favoritos... animales majestuosos y hermosos. Vi a uno que estaba atado fuera de los corrales y yo me le acerqué.
Me vio pero volvió a pastar sinndarme atención, acaricie su cabeza con delicadeza y viendo si no me haría nada. Pronto me di cuenta que tampoco le importaba y me dejaba acariciarlo.
-Hola amigo... -murmuré sonriendo.
Levanta la cabeza para verme pero me ignora y vuelve a pastar un poco más. Pasé por su lado mientras lo acariciaba. Volví hacia su cabeza y él la movió hacia mí y me empujó levemente. Dejó su cabeza en frente y comencé a acariciarlo.
-Parece que le agradas.
Me sobresalté y me di la vuelta para encontrar a quien me había hablado.
-Príncipe Axe... -agaché la cabeza por un momento en una leve reverencia.
-No tienes porqué hacer eso, no te preocupes -menciona acercándose y acariciando la cabeza del caballo.
Yo levanté la cabeza y al igual que él acaricie al caballo.
-¿Tiene nombre? -me aparecí a pregunté.
-Él se llama Lex.
-Es muy hermoso -comenté.
-Lo es... -nos quedamos en silencio un momento más-. Oye... ¿Ya habías montado antes?
-No, ni una vez -respondí.
-¿Quieres hacerlo? -lo miré rápidamente por su repentina pregunta.
-¿Puedo? -cuestioné. Él sonríe ampliamente y asiente.
-Claro, déjame lo llevo para que lo preparen para ti -responde agarrando las riendas y estirándolo con suavidad para que camine.
Él se lo lleva y yo me quedé esperando un tiempo más hasta que luego de un tiempo lo veo volver con Lex ya con la silla y mejores riendas puestas.
Uno de los hombres que trabajaba aquí puso una butaca junto al caballo.
-Bien, vas a subirte a la butaca y poner tu pie aquí -explica Axe sujetando al caballo.
-¿Estás seguro de esto? Aparte... tengo vestido -murmuré.
-Seguro, y tranquila que no dejaré que te caigas. Solo caminaremos.
Suspiré. Agarré el vestido para levantarlo un poco y subirme a la butaca. Con una mano me sujeté de la silla de Lex para poner mi pie donde me indicó hace un momento. Tomé impulso y me subí sentándome de costado. Lex estaba muy tranquilo.
-¿Ves? No fue difícil -dice Axe sonriendo-. Sujétate de aquí.
Hice lo que me dijo y él comenzó a estirar de las riendas para hacer que Lex se moviera y empezara a caminar.
-Wou... -me asusté un poco por estar tambaleándome cuando se comenzó a mover.
-¿Estás bien? -pregunta Axe mirándome.
Asentí retomando el equilibrio y sujetándome mejor, suspiré para relajarme en lugar de estar tan tensa. Sonreí mientras caminábamos. El lugar era enorme así que no teníamos muchos problemas para pasear.
Y técnicamente todo esto pertenecía al castillo como un jardín o pradera para los caballos así que... no salí de los terrenos del castillo en ningún momento.
-Tengo entendido que conocías a mi hermano desde antes... -menciona de golpe.
¿Aren le había dicho? Veía la media sonrisa en su rostro haciéndome saber de que sí, sabía más que el rey.
-Sí... desde que tenía seis años y él catorce -respondí.
-¿Cómo se conocieron?
-Pues... Yo iba a comprar las medicinas para mi madre, aunque me robaron y él me ayudó.
-Aren siempre fue de querer ayudar a todos los que lo necesitan.
-Lo sé... -sonreí un poco mientras recordaba todas esas veces.
-Estoy seguro de que si mi padre le da el trono algún día... él cambiará tantas cosas... por eso, con Lars, esperamos ese día con ansias.
-Yo también lo espero...
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