• CAPÍTULO 14 •
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14. Espiando se averigua la verdad
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— He decidido inscribirme en el coro, el profesor Flitwick ha dicho que sería un muy buen elemento, por lo que él mismo me hizo la invitación . — comentó Luna muy feliz haciendo gala de toda su dulzura.
Nina y Astoria estaban con ella, ya que la menor de las Greengrass se había hecho muy cercana a la rubia al ser del mismo año.
— ¡Luna! ¡Eres genial! Nadie consigue unirse a algún club en primer año, solamente los personajes destacados. — comentó Nina muy emocionada por el logro de su amiga. — Siempre has cantado muy bien, tienes una bella voz.
Y claro que así era, la Slytherin había oído muchas veces cantar a Luna, más desde la muerte de su madre que no lo hacía. Al menos ahora sabía que su amiga estaba superándolo poco a poco.
— ¿Qué opinan de todo lo que pasa con el supuesto «Heredero de Slytherin » — cuestionó Astoria. — Al menos en nuestro curso todos creen que Potter es quien pretende abrir la cámara.
— Eso si no mencionan que ahora temen de Nina. — agregó Luna. — Debo admitir que el hecho de que entiendas el Pársel te hace sospechosa. — le molestó.
Nina se sonrió, ya que sabía que sus amigas no la estaban molestando con mala intención. Sólo que los últimos acontecimientos fueron algo inesperados para todos. La niña jamás pensó que podría entender a las serpientes, había intentado hacerlo y no había tenido éxito, por lo que había tratado de no pensar en la situación, más las miradas de recelo de sus compañeros no lo hacían fácil.
— Eso no es posible, yo no puedo ser descendiente de Salazar, la familia de mi padre es de Rumania. — comentó — Y la familia de mi madre es francesa, por lo que no tenemos parientes ingleses que pudieran ligarnos o emparentarnos con Salazar Slytherin.
Eso Nina lo tenía más que claro, ya que cuando supo de su ascendencia mágica, lo primero que hizo fue investigar su árbol genealógico hasta los orígenes, y en ningún momento había dado con algo que la ligara al fundador de Hogwarts.
— Bueno chicas, creo que debo dejarlas. — murmuró unos minutos después. — debo ir a pociones y no puedo llegar tarde a entregar este pergamino, de lo contrario el profesor Snape quien sabe que haría conmigo.
La niña se colocó la capa y cogió su bolso para ir rumbo a las mazmorras. La clase de pociones le divertía bastante, se podría decir que había pasado a ser su clase favorita. Antes era defensa contra las artes oscuras pero con Lockhart al mando ya nada era igual. No es que con Quirrel hubiera aprendido mucho, pero su enseñanza si había sido más consistente.
Se le había hecho bastante tarde y el camino desde donde estaba con las chicas, hasta las mazmorras era bastante lejano. Se reprendió mentalmente por no haber ido de inmediato hacia allá después de la clase de transformaciones. Pero ya no había nada que hacer.
— ¿A dónde vas tan apurada? — ella no se había percatado de que Fred Weasley había estado merodeando y como siempre había aparecido prácticamente del aire. — ¿Clase de Snape?
Ella sonrió, las apariciones que él solía hacer siempre la pillaban desprevenida y a ella desde niña siempre le había gustado mantener todo bajo control.
Eso era algo que le llamaba mucho la atención de él, su espontaneidad, ya que ella sentía que carecía totalmente de ese razgo.
— Sí y voy tarde — respondió ella, haciendo notar su aflicción. — Debo entregar un pergamino de la poción para el olvido.
Él la observó y rió, a pesar de ir en dos cursos menos que él, estaba seguro de que sabía más encantamientos, pociones y demases de los que él sabía. La observó tan ordenada, tan perfecta en su uniforme, no tenía ni una sola mancha, por lo que pudo percibir que ella era una chica muy perfeccionista.
— ¿Y qué pasa si es que de lleno no vas? — preguntó él. — Me refiero obviamente a la clase de Snape.
— ¿Y por qué no iría? Trabajé dos días en este maldito pergamino. — le preguntó frunciendo el ceño.
— Pues tienes muchos motivos. — señaló el Gryffindor. — vas tarde y lo más probable es que no te deje entrar, segundo, va humillarte delante de todos.
— Creo que me tiene cierta estima. — comentó la chica algo fanfarrona, motivo por el que el pelirrojo sonrió.
— No he terminado. — le dijo el con dos dedos señalados en su mano. — tres, puede pegarte los piojos ¿Acaso no has visto que no se lava el cabello?.
Esto provocó las risas de ambos y eso fue agradable para ambos.
— Bueno, y por último porque yo quería hablar contigo. — declaró colocándose algo colorado. — Obviamente si es que tu quieres.
Eso produjo en Nina una sensación de agradable sorpresa, no es que Fred Weasley fuese un engreído; pero sí era uno de los estudiantes más populares de la escuela y ella recién era de segundo año. De modo que el hecho de que él quisiera pasar su tiempo con ella se le hacía muy grato, ya que a ella él le caía muy bien.
— Pues no puedo faltar. — dijo lamentándose por ese hecho e hizo un puchero. Ese gesto a él se le hizo muy agradable.
— ¿Te parece que si nos vemos antes de la cena? — propuso él. No sabía que sería lo que hablaría con ella, pero quería saber de su persona. — Claro si es que no tienes nada que hacer.
—No tengo nada que hacer, así que me parece. — aceptó sonriente. — ¿Y, dónde?
— ¿Te parece afuera del invernadero de las frambuesas? ¿A las seis? Hay unas bancas y podemos sentarnos allí. — le comentó.
— ¿Esto no es alguna clase de broma? ¿No es que tú y tu hermano hayan creado alguna chuchería y quieren probarla en mí? — le interrogó de manera seria.
— ¡Oh! No, no. — se carcajeó. — eso lo hacemos en los que nos parecen que debemos fortalecerles el carácter, tú te ves que no tienes problemas, es más, podemos ser nosotros quienes terminemos mal.
— Bien Fred, ahora sí debo irme. — ella se despidió y sonrió nuevamente. Al estar cerca de él, la risa le salía sola prácticamente. — A las seis, en el invernadero de las fresas.
Los chicos se despidieron y ella prácticamente voló hacia las mazmorras, logrando entrar prácticamente unos segundos antes que el profesor. Sabía que si no hubiera llegado a tiempo no la hubiera dejado entregar el trabajo. Vió que Pansy estaba sentada al lado de Draco, la miró con suficiencia, como que por el hecho de que ella estuviera sentada allí fuera mejor que ella.
— Parkinson. — murmuró Draco. —te dije que cuando llegara Nina debias pararte e ir a tu puesto. — pero la chica hizo oídos sordos a la situación y le ignoró.
Nina no se molestó ante eso, fue y se instaló al lado de Daphne Greengrass. Antes de que el profesor se pusiera a escribir en el pizarrón pudo observar como Pansy se reía desde el que solía ser siempre su asiento.
— No entiendo por qué me odia tanto. — declaró Nina y Daphne movió la cabeza en forma de negación. — ¿Le he hecho algo?
Su compañera de habitación se rió por lo bajo.
— Le quitaste a su Draqui, a su mayor adoración y al que quiere que sea el futuro padre de sus hijos. — respondió Daphne con ironía. — ella es algo infantil.
— Pero yo no pretendo a Draco, esa es una tontería. — comentó Nina. — Jamás quiso que entablaramos conversaciones, es como si le cayera mal de presencia.
— Creo que es eso, cierta forma te impusiste dentro de Slytherin sin la ayuda de nadie, ni siquiera de Malfoy. — acotó y sacó la pluma.
Nina hizo lo mismo y comenzó a copiar lo que el profesor escribía en el pizarrón. El silencio de la sala se vió quebrado por unos susurros que provenían de la mesa frente a Nina y Daphne. Harry y Ronald estaban cuchicheando sobre algo importante «en el baño de prefectos del quinto piso y Malfoy» por lo que Nina prestó atención.
No les sacó un ojo en toda la clase y trató de prestar oído lo que más pudo, pero al parecer habían notado la situación y dejaron de hablar sobre el tema. Pero Nina ya había tomado la decisión de ir a cersiorarse de qué era lo que tramaban en contra de Draco.
Si bien Malfoy era un cabrón, ellos eran unos entrometidos, que no le desagradaban, pero siempre estaban al pendiente de lo que hacía el resto y eso era molesto.
Por lo que apenas sonó la campana que indicó el final de las clases tomó sus cosas de manera cautelosa y salió del salón sin ser vista por ellos ni por sus amigos, aprovechando el tumulto que hacían los Gryffindor para salir rápidamente de las mazmorras. Se cuidó de no ser vista por el trío, ya que de lo contrario no podría descubrirlos.
Miró su reloj de pulsera y aún tenía tiempo antes de ir a reunirse con Fred, por lo que apresuró el paso para no perderlos, ya que podrían desviarse y ella no los encontraría en el castillo después si resolvían no ir al quinto piso. Tuvo que correr para que las escaleras no la llevaran a otro sitio, pero por suerte pudo llegar.
Se acercó a la puerta y realmente sintió que se había convertido en un Draco versión femenina, ya que estaba allí espiando tras las puertas como solía hacerlo su amigo.
— ¡No podemos tomar la poción ahora Ron! — Nina oyó decir a Hermione. — No está lista aún, faltan unos días.
— ¡Pero no podemos seguir esperando! Debemos averiguar ahora si Malfoy es o no el heredero de Slytherin. — comentó Ronald.
Nina abrió los ojos de manera exagerada y no pudo contener la risa –esos Gryffindor si que tenían imaginación, Draco el heredero. Es como si el mismo lo hubiera planeado– eso era imposible, como se notaba que no le conocían.
Si Draco fuera el Heredero se hubiera proclamado así mismo, mostrándose como un pavo real y sembrando el terror y la supremacía.
— Tampoco sabemos porqué Nina puede entender el Pársel. — susurró Harry. — No nos hemos puesto a pensar en ella ni un segundo, el heredero podría ser heredera.
En medio de ese debate la puerta se abrió.
— ¿Necesitan aclarar sus dudas? — mencionó Nina con aire imponente y seguro. Como toda Slytherin que se haga respetar. — Escuché que mencionaron mi nombre.
Los tres la observaron como si de un fantasma se tratara, no la habían oído para nada.
— ¿Estás con Malfoy? — le preguntó Ronald, totalmente molesto. — No hacemos nada que te importe.
Eso molestó a la Slytherin, por lo que tuvo que cambiar de estrategias.
— No soy ninguna tonta, sé que hacen poción multijugos y si los delato los tres estarán expulsados en menos de un minuto. — les amenazó y Hermione comenzó a hiperventilar cuando oyó la palabra expulsión. — Así que o me cuentan sus teorías o voy con Snape.
Los tres leones intercambiaron una mirada decepcionada.
— Debes prometer que no le dirás a Malfoy.
— ¿No creerán que él es el heredero de Slytherin, verdad? — les preguntó la bruja. — Si fuera así ya lo habría pregonado por todo el colegio.
— ¡Pero debemos saber si es que él sabe quién es! Porque quizá lo está ayudando para eliminar a los magos de familia muggle.
Nina lo pensó por un momento ya que en ese sentido tenían razón, Draco odiaba a los nacidos muggles y quizás quisiera ayudar al heredero a abrir la cámara para que fueran eliminados.
— Bien ¿Qué es lo que pretenden? — interrogó la niña. — ¿Para qué quieren la poción? ¿En quién quieren convertirse?
— Solo queremos que Draco nos diga si sabe quién es el Heredero para decirle a Dumbledore y así evitar que se abra la cámara. — confesó Hermione. — es por un bien mayor.
— Seríamos Crabbe, Goyle y Bulstrode. — aseguró Ron.
Nina lo pensó, a la larga sería muy malo para la escuela si la cámara se abría y los hijos de muggles resultaban heridos.
— Está bien, no le diré nada a Draco, pero con una sola condición. — dijo y espero a que los tres asintieran. — Que si Draco les llega a decir quien es el heredero, no le delaten, ni lo acusen con el director, después de todo, lo que están haciendo ustedes es ilegal y están violando un montón de reglas.
Ronald no podía disimular su frustración.
— ¿Trato o no? — preguntó Nina.
— Está bien, aceptamos— dijo Harry.
— Por cierto, yo no tengo nada que ver, de hecho no sé porqué entiendo el Pársel, ahora debo irme. — se despidió y salió del baño con más respuestas de las que esperaba.
Ese día había estado yendo para todos lados atrasada, ya que ahora solamente faltaban cinco minutos para la junta que había planeado con Fred. Llegaría tarde y eso no le gustaba, además le daría un motivo al pelirrojo de molestarla por su tardanza.
Y no se equivocaba, eso fue lo primero que le dijo.
— Llegas tarde, si no querías venir solamente debias decirlo. — dijo jugando, al verla aparecer frente al invernadero.
— Me he tardado haciendo unas cosas imprevistas — indicó, ya que dudaba de decirle a él todo este enredo.
Ambos se sentaron en el césped y sonrieron al verse. Él de pronto se sintió nervioso por su compañía y quiso apartar la mirada ya que la de Nina le parecía un poco intimidante. Ella se sintió nerviosa porque él le parecía demasiado impredecible.
— ¿Qué hacías?¿Cosas de Heredera de Slytherin? ¿Abrir la cámara de los secretos? — bromeó Fred.
— Hey, espera no creerás que... — comentó Nina, dejando la frase sin terminar.
— Tranquila. — rió el león . — estoy jugando, en Gryffindor creemos que es Harry —se burló y Nina rodó los ojos.
— De hecho tampoco sé porqué entendí a Harry, no sabía que podía hacerlo.
— En Hogwarts todos los días aprendemos algo nuevo y ten por seguro que ahora todos quieren. — volvió a enumerar con sus dedos. — ser como tú, estar cerca tuyo o evitarte. — sonrió.
La chica lo observó reír y ver sus dientes que ya estaban acomodándose completamente parejos en sus mandíbulas, tenía una sonrisa perfecta, atrapante, amplia. De esas sonrisas cálidas, cómo las de su madre.
— ¿Y tú? ¿Cuál de las tres prefieres?
— Pues estoy aquí, a la espera de que me lanzes una serpiente para contarlo en todo el colegio. — le molestó.
Y rieron.
Eso fue lo que más hicieron esa tarde aparte de idear teorías sobre el supuesto moustro de la cámara de los secretos.
— ¿Por qué me invitaste aquí Fred? ¿Querías asegurarte de que no era yo la que liberaría al moustro?
Él dejó de reír, para que ella viera que no estana bromeando.
— Solo quería estar contigo, saber de tí, tienes demasiados temas de conversación.
Eso fue algo nuevo.
— ¿Tampoco soy un sujeto de bromas?— cuestionó ella.
Eso también era nuevo para él.
— No, no lo eres y nunca lo serás, tenlo por seguro.
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