• CAPÍTULO 11 •

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Observándolo todo.
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El primero de Septiembre había llegado y con eso las clases regresaban. A diferencia de lo que pasaba en las escuelas muggles –a Hogwarts – todos querían regresar. Por otra parte, los chicos quienes recién ingresaban, estaban más ansiosos que ningún otro.

Ese era el caso de la pequeña Luna Lovegood, que avanzaba con su carrito entre la multitud de personas que andaban en Kings Cross a eso de las diez con cuarenta minutos. No había podido aguantar más tiempo en casa, por lo que le había mencionado a su padre que por favor se fueran antes. Ya que por ningún motivo quería llegar tarde.

Cuando Luna atravesó la barrera pudo observar por primera vez la hermosa locomotora en la que realizaría los viajes cada año a la escuela.

— ¡Yo sabía que iba a gustarte! — exclamó la voz de su mejor amiga tras ella.

— ¡Nina! ¡Me alegra que hayas llegado antes, estoy muy nerviosa! — comentó la rubia entre susurros.

— ¡Te entiendo! Yo estaba igual el año pasado, pero no tienes de qué preocuparte. — le animó — verás que todo saldrá muy bien.

Nina ya estaba vestida con el uniforme de Slytherin, ya que no quería estarae cambiando apurada en el compartimento. Lo más probable es que lo usaran más chicos e ir al baño a cambiarse era todo un problema. Mientras que Luna, llevaba unos jeans y un chaleco color rosa, aros en forma de guinda y unos extraños anteojos. Luna era muy excéntrica en su manera de vestir, usaba ropa muggle que combinaba de manera muy rara, pero así era ella y Nina la quería de esa forma.

— ¡Tu uniforme es magnífico! ¡Ya quiero tener el mió coloreado de los colores de mi casa!

— En unas horas veremos a qué casa enviará el sombrero a Luna Lovegood — comentó Nina con voz misteriosa, imitando a las voces de los actores de las películas en el cine.

— Mira quiénes vienen allí — le murmuró la rubia en el oído — son los Weasley. — rió, molestándola.

Nina hizo una morisqueta divertida hacia su amiga. Desde que le había hablado de Fred, esta no hacía nada más que molestarla con el pelirrojo.

— Y debes estar se suerte. — volvió a mirar — están hablando con nuestros padres.

Nina no contuvo la curiosidad y se volvió al oír que su amiga mencionaba tales cosas. Se dió cuenta que sus padres hablaban con los de los pelirrojos. Su mirada y la de Fred se cruzaron fugazmente y él le sonrió y le hizo un gesto con la mano. Gesto a lo que ella correspondió. Esperaba de verdad poder hablar con él en el expreso o cuando llegaran a la escuela.

— Ven, vamos quiero presentarte a mis compañeros. — propuso antes de que su amiga comenzara a molestarle por aquel saludo a la distancia.

Por otra parte, Xavier Zimej había terminado de despedirse de sus padres y caminaba entre los estudiantes, había un  gentío tal, que no se podía caminar con fluidez, muchos niños corrían y había maletas y equipaje por todas partes. Él había crecido considerablemente, estaba más alto, su cara ya no tenía tantos rasgos infantiles pero sus rizos castaños oscuros seguían siendo los mismos. Había entrenado Quidditch durante el verano, era un guardián en Slytherin y no quería perder su puesto.

Matilde Flint–su compañera de curso–  no había dejado de enviarle cartas durante el verano, para él era evidente que estaba interesada en su persona y él no había querido ser grosero por lo que sólo contestó a sua cartas por cortesía. En cambio él había enviado correspondencia a una chica en la que había pensado bastante durante el verano.

Nina.

El haber estado intercambiando correspondencia le había sido muy satisfactorio, ya que la bruja tenía temas de conversaciones muy interesantes –y a diferencia de Matilde – pudieron hablar sobre muchos temas. Xavier tenía una alta estima a la joven bruja, pensaba que ella era mucho más inteligente que muchos de sus compañeras de grado.

Recordó en ese momento su larga cabellera negra y sus profundos ojos negros. Y se dió un tiempo para buscarla entre la multitud. Él le había comprado un obsequio –un libro de poesía que había compró en el mundo muggle un día que fue con sus padres– ellos no se conocían tanto y esperaba que el libro le gustara ya que quería agradarla y seguir siendo su amigo.

Xavier recordó de repente el día en que ella junto a los gemelos y él habían coincidido en el vagón de vuelta a casa el año pasado. Al parecer Nina y Fred habían tenido una discusión y aquel día estaban limando asperezas, eso sin duda le provocó una sensación extraña, la misma que sentía cuando la veía con Malfoy y su pandilla, en ese momento no sabía que eran celos. Ya que hasta ahí no sentía que pensara en ella romanticamente.

Ese año seguiría los consejos de sus padres, que le habían pedido que no se metiera en problemas y que pusiera atención en todas las materias sin descuidar ninguna. Caminó por la estación y se encontró con su mejor amigo Marcus Flint y se fueron andando para abordar al expreso.

Antes de abordar, el chico volvió a echar una ojeada al andén y allí la divisó. Estaba con su grupo de Slytherin y una niña rubia a la que no pudo reconocer. Se resignó y decidió que la saludaría cuando estuvieran en el vagón de Slytherin, ya que se hallaba demasiado animada hablando con Draco y Daphne Greengrass.

Mientras tanto, ajena a la presencia de Xavier que había estado observándola, Nina les presentaba a los Slytherin a su amiga de infancia, antes de abordar el expreso.

—Les presento a Luna Lovegood, es su primer año aquí y la conozco desde que tengo memoria — dijo la niña abrazando a la rubia.

Draco no la conocía de nada, pero haría un esfuerzo por tratarla bien, ya que si Nina se llegaba a enterar de que él le había gastado una broma a esa chica, le mataría.

—Mucho gusto — respondieron todos los que estaban allí –las hermanas Greengrass, donde Astoria también ingresaba, Blaise Zabini, Theodore Nott – todos le saludaron con cordialidad, excepto Pansy Parkinson que era demasiado egocéntrica como para levantar la vista siquiera.

— Creo que es mejor que ya abordemos, nos quedaremos sin compartimento y tendremos que dividirnos — comentó Daphne — los más grandes siempre acaparan los mejores sitios para ellos.

Nina se volvió a Luna y la cogió del brazo.

— Aparten sitio, yo la llevaré a los vagones de primero, si quieres Astoria, nos acompañas. — le invitó.

Las tres niñas se perdieron entre la multitud y el resto de los chicos se fueron al fondo del tren para poder instalarse.

— Espero que ambas queden en  Slytherin, nos vemos en el colegio. Nosotros nos vamos en las carrozas, ustedes irán en las barcazas.

La chica abrazó a su mejor amiga y se fue al lugar donde sus compañeros acababan de irse. El tren era tan grande que había comenzado a desesperarse un poco al no hallarlos,ya que los buscó desde el inicio porque en el vagón de Slytherin a veces no quedaba sitio.

— ¿A dónde vas? —le gritó Draco, que se asomó por la puerta. — Estamos aquí.

— Pues tenían la cortina baja, no quería arriesgarme a entrar y ver algo que mis ojos no quisieran — dijo ella, encogiendose de hombros.

Finalmente todos se sentaron a hablar sobre sus vacaciones. Nina habían ido a Escocia con su familia y junto a los Lovegood. Malfoy les contaba todo acerca de su escoba nueva y de cómo había aprendido todo acerca de la poción multijugos durante el verano.

— ¿Qué hiciste tú en el verano Greengrass? — le preguntó el rubio a su compañera — Por cierto, espero que tu hermana quede en Slytherin. — agregó eso con una sonrisa pícara.

— Pervertido — respondió la aludida—fui a Grecia con mi familia a pasar las vacaciones, el mundo mágico griego es asombroso, de verdad deben ir en las vacaciones próximas.

— Pues yo pasé las vacaciones con mi Draqui, en su Mansión — comentó Pansy, anunciando una información que nadie había preguntado.

— Estaba hablando Daphne — le recalcó Nina — no la interrumpas con algo que nadie te preguntó y que para más es obvio, jamás te descuelgas de Draco.

Pansy y Nina no congeniaban muy bien, más por el hecho de que la primera nombrada no toleraba que su Draco la hubiera reemplazado por una recién llegada. Pansy era amiga de la familia, por lo que se conocían de mucho antes, ahí su molestia.

— ¿Qué opinaron tus padres de que estuvieras en Slytherin, Illich? —  le preguntó venenosa. — ¿No se incomodaron que seas una bruja tenebrosa en potencia? Porque eso es lo que se dice, que todos los de la casa de Salazar estamos malditos, que a todos nos depara un destino atroz — sonrió cínicamente — Y tus padres, son tan buenos.

Nina sabía a dónde quería llegar la chica, su padre había sido Premio Anual de Gryffindor y su madre había asistido a Beauxbatons, siempre había existido la rivalidad entre los leones y serpientes, también se sabía que Slytherin producía magos tenebrosos por excelencia y sus padres trabajaban para erradicarlos.

—Muy bien Parkinson, después de todo tengo las mejores calificaciones de la generación junto a Draco, están encantados con mis habilidades —se defendió, dejándola sin muchas opciones de rebatir — ¿Y los tuyos? ¿Ya te buscan un arreglo matrimonial con tu primo?

El año pasado había corrido el rumor que a Pansy la tenían prometida desde ya, con el sobrino de su padre. Claramente para mantener la sangre pura y eso había sacado ronchas ya que las burlas habían sido constantes.

— Eso no es de tu incumbencia, no digas tonterías. Lo más probable es que Draco y yo terminemos casados. — insinuó.

— Ya, porfavor ¿Cambio de tema? No digas estupideces Parkinson. —rebatió Malfoy enojado, ya que todo el compartimento estalló en carcajadas al oír dicho comentario. — Yo ni muerto me cansaré, con nadie.

El viaje en tren transcurrió con tranquilidad luego de que esa conversación tensa hubo terminado. Era la primera vez que viajaban en las carrozas y caían cuatro personas por trasporte. Nina y Draco junto a Pansy y Blaise, se acomodaron en una.

— Recuerda que dijiste que te sentarías junto a mí en todas las clases que compartamos — farfulló Draco entre dientes a su amiga.

—Está bien, mientras no me cambies por tus gorilas, todo bien. — respondió ella — ¡Ay de tí que me cambies por ellos!

— ¿Quién es esa rubia que estaba junto a tí? — interrumpió Pansy a la conversación.

— Es mi mejor amiga. Luna — respondió con fastidio de que ella interrumpiera otra vez. — ¿No sabes respetar una conversación privada?

Dejó esa discusión allí, ya que Parkinson le sacó la lengua.

Al llegar a la escuela, todo era un caos. Nina esquivó a varios estudiantes que se colocaban a saludarse en medio de los pasillos o de lleno en la entrada. Ella avanzó rápidamente a la sala común para poder dejar su mochila y bolso de mano. No había podido leer nada durante el viaje, se había quedado dormida unas horas en el hombro de Daphne, por lo que llegando a la sala, saludó a algunos de sus compañeros.
Xavier Zimej fue directamente donde ella y le dió un abrazo fuerte y ella se contentó de saludarlo.

—Te traje un obsequio —el chico la observó mientras ella levantaba una ceja, le hizo entrega de un paquete envuelto en papel rosa, lo abrió de inmediato, dándose cuenta que era un libro de poesía.

Ella amaba leer.

—¡Gracias Xavier, no debiste molestarte! —le dió un abrazo en agradecimiento— ¿Qué tal tus vacaciones? ¿Te parece si caminamos juntos al gran comedor?

— Pues lo pasé de lujo, pasee con mis padres durante todo el verano. Fue muy divertido.

Entraron juntos al comedor y se sentaron juntos, al otro lado de la chica se colocó Draco.
En eso entraron los niños de primer año, Astoria y Luna ingresaron entre todos los pequeños de primero, que este año eran unos cuarenta aproximadamente.

Fred por su parte había tratado de localizar a Nina durante todo el viaje hacia la escuela. Más la idea de acercarse al lado de las serpientes no le hacía gracia. Cuando entró al gran comedor a esperar la selección, ella aún no estaba sentada en la mesa. Se impacientó, ya que quería poder saludarla y hablarle, ella le caía demasiado bien.

Pero cuando la vió entrar al lugar con su amigo Zimej, eso no le pareció del todo bien, ya que a él le hubiera gustado estar en su lugar.

Algo lógicamente infantil. Un comportamiento que él no solía tener. Se quedaría al pendiente y apenas tuviera oportunidad la saludaría o haría señas para llamar su atención.

La ceremonia de selección había estado emocionante Astoria –la hermana de Daphne– ahora pertenecía a Slytherin, la pequeña de los Weasley a Gryffindor como todos sus hermanos y Luna a Ravenclaw, Nina se sintió algo triste por no compartir casa con su mejor amiga, pero por alguna razón el sombrero la había sorteado en esa casa.

Albus Dumbledore los alentó a ser sabios y valientes antes de enviar a todos a la cama, luego del gran banquete que todos habían compartido.

Nina vió a Fred, en un instinto involuntario en mirar hacia la mesa de los leones. Él la había estado mirando hasta que se fijó en él, en ese momento lo saludó con la mano y Fred le lanzó un beso fugaz con los dedos, lo que provocó que ella sintiera mariposas.

— ¿Qué significa eso? — preguntó Draco al percatarse de ese gesto tan cariñoso, que no había pasado desapercibido, tampoco para Xavier.

— Nada — comentó la chica hecha un manojo de nervios inexplicables — sólo me saludó, no es que sea algo extraño.

Draco le miró divertido.

— Que yo sepa él no saluda a nadie así, al parecer eres la única —siseó. — Dejame que te diga, que si te pretende, no lo apruebo. Es un traidor a la sangre.

Ella y Fred seguían observándose.

— Calla Draco, no sabes lo que hablas.

Pero en el fondo, Nina sabía que Draco sabía muy bien lo que decía.

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