Capítulo 21: Sueños compartidos


Un par de dedos se acercaban hacia él. Aquello era lo único que podía ver. La figura de alguien que no podía reconocer estaba borrosa tras esos dedos que se aproximaban. Por un instante, cerró los párpados y se echó hacia atrás en un intento por evitar el golpe. ¡Era irónico! Porque por dar un paso atrás y cerrar los párpados con fuerza, no evitaría que los dedos impactasen en él.

Las yemas de ambos dedos tocaron con suavidad su frente y cuando abrió los ojos sorprendido, observó esos ojos rojos mirándole y la sonrisa... una inocente sonrisa que le tranquilizaba. ¡Su hermano! Era su hermano. Casi como si le protegiera, el sentimiento que sentía en su interior era ése, lo cual era raro, porque él no podía sentir nada y, sin embargo, ésa era la sensación que tenía frente al suceso.

No hubo palabras, no hubo absolutamente nada más que aquel ligero golpe en su frente antes de que su hermano diera la vuelta y se marchase de allí y entonces... nada más llegaba a su mente. Todo estaba oscuro.

Sasuke abrió los ojos con rapidez y se incorporó. Estaba tumbado en la cama, lo cual era raro, él nunca había usado una cama y ahora que lo hacía, la sentía cómoda. Cada vez que se sentía cansado, sus ojos se cerraban. Obligaba a todo su cuerpo a descansar cuando él nunca lo había necesitado. Durante unos segundos, incorporado en esa cama, miró a su alrededor para intentar recapacitar en lo que ocurría. Eso era lo que los humanos llamaban "dormir" y para él, era algo nuevo y desconocido.

— ¿Has descansado?

La voz proveniente de la zona de mandos le hizo girarse hacia allí. Naruto pilotaba o, más bien, había dejado el piloto automático y simplemente, sentado en la silla, observaba que no hubiera problemas.

— ¿Descansar? – se preguntó casi más para sí mismo.

— Sí, descansar. Los humanos necesitamos descansar.

— Yo no soy humano.

— Lo fuiste hace muchos años, ¿no es así? – preguntó Naruto.

— Sí... creo que sí, pero apenas tengo recuerdos de ello. He pasado tanto tiempo como androide que no consigo recordar demasiado. Quizá mis recuerdos como humano fueron suprimidos.

— No todos, ahora recuerdas que tienes un hermano.

— Sí... pero por más que pienso en ello, no puedo saber qué fue de él. Quizá sigue siendo un androide. A él se lo llevaron antes que a mí.

Sasuke se incorporó y caminó hacia los controles también donde estaba Naruto. Se sentó en la silla del copiloto y fijó su mirada en el espacio.

— Es raro, ¿no? Sentirse como humano y, a la vez... sentir que no lo eres.

— Un poco – se sinceró Sasuke – nunca antes había dormido, ni... había tenido relaciones sexuales, no sentía esas necesidades y ahora...

Naruto sonrió con cierta mirada juguetona en su rostro.

— Ohhhh, te gustó el sexo – dijo abiertamente y si Sasuke hubiera podido, en ese momento se hubiera sonrojado casi al instante, sin embargo, el rubor no subía a sus mejillas, quizá porque era un androide.

— Estuvo bien, sí, el problema... es que ahora lo deseo más que nunca. Antes no sentía esas necesidades.

— Podríamos repetir cuando quieras – se sonrojó un poco Naruto ante aquella declaración, sin embargo, el ruido del estómago de Sasuke le hizo detenerse –. ¿Tienes... hambre?

— No sé qué es el hambre, nunca lo he experimentado. Mi estómago debería no ser humano pero...

— Quizá no es tu estómago, quizá son los recuerdos de tu cerebro. Él recuerda toda tu vida humana, la necesidad de dormir, descansar, comer...

Sasuke pareció pensar en ello. Nunca antes había recapacitado sobre su cerebro, ni se había molestado en investigar sobre él mismo o lo que tenía de humano, básicamente porque, desde su base de datos, sólo le llegaba información de que él era un androide y ya está, nunca tuvo en mente que él pudo ser humano en algún momento y, desde luego, esa información estaba bien encriptada y oculta para evitar que la descubrieran. Quizá ahí estaba el motivo de tantas actualizaciones y revisiones que les hacían. Querían que ese secreto se ocultase siempre.

— ¿Cuánto crees que puedo tener de humano? – preguntó Sasuke hacia su capitán.

— No lo sé, pero... creo que la piel es humana, el exterior en general, pero sé que aunque corre algo de sangre por tus venas, casi todo fue reemplazado por circuitos y cables, te movías por ellos más que por la sangre.

— Sería imposible vivir tantos años como he vivido siendo un humano, y aún tengo esta apariencia de tener veintipocos años. Los órganos humanos no habrían aguantado tanto tiempo.

— Quizá aguantan si están conectados a máquinas. Piénsalo, os hacen reparaciones constantes de la maquinaria, quizá es para mantener vuestros órganos humanos en rendimiento.

— Podría ser – dijo Sasuke – pero ahora mi duda es... ¿Cuánto soy humano y cuánto androide? ¿Cómo diablos funciono? No sé nada de mí mismo.

— ¿Qué te parece si vamos por partes? Puedes probar a ingerir algo de comida ya que tu estómago o lo que sea que tengas ahí está rugiendo y luego, intentaremos dar con alguien que entienda sobre androides.

— Vale. Comamos algo entonces – sugirió Sasuke.

***

Caminaba por el pasillo de la gran pirámide para su actualización. Por primera vez en años... era consciente de lo que estaba ocurriendo. No sabía cómo ni por qué, pero algo despertó en él aquel día en que le mandaron a esa misión. Irrumpió en la fortaleza enemiga pero no fue hasta que derribó aquella puerta, que algo en su cerebro o en su base de datos saltó.

El recuerdo de esos bichos destrozando la puerta, entrando en su domicilio y tirando de él para llevárselo. Su padre intentando llegar hasta él para evitar que se lo llevasen y su madre, en una esquina gritando, aterrorizada pero resguardando a su hermano para que no se llevasen a los dos mientras su esposo trataba a la desesperada de recuperar a su primogénito... fue un shock, una imagen tan vívida que todo su sistema se detuvo unos segundos.

Los disparos se hicieron presentes pero sólo el láser le atravesó el pecho derribándole. Aquella misión fue un fracaso, su primer fracaso y le hizo acabar en la basura, entre un montón de chatarra que sería usada para cualquier otra cosa u olvidada. Un androide como él destruido y en un planeta donde no conocían apenas la tecnología, él era inservible.

Madara e Izuna lo encontraron y se lo llevaron de allí. Había tenido suerte o eso le dijeron ellos. Suerte de que ellos estuvieran ocultándose en ese planeta durante un tiempo, suerte de que su nave aún no hubiera estado reparada para marcharse, suerte de que le vieran llegar para hacer esa misión y sucumbir ante la parálisis que provocaba los primeros recuerdos que llegaban del cerebro humano. Ellos le contaron toda la verdad sobre él, sobre Kepler y, a partir de ahí, a medida que los días pasaban, su cerebro empezaba a recordar cada vez más cosas de una vida que ya le resultaba demasiado lejana.

Hoy y pese a las advertencias de Izuna y Madara por el riesgo que iba a correr, se encontraba caminando hacia su actualización por un sencillo motivo: Sasuke. Él estaba allí, sabía esa información por la lista que habían pasado a su sistema de los androides que debían asistir a la actualización. Era la primera vez que él se fijaba en los nombres de los demás y, desde luego, ahora que recordaba que Sasuke era su hermano pequeño, quería ir sólo por un propósito... implantarle un programa que le avisase a él de cuando Sasuke despertase su cerebro humano para poder ir en su ayuda. Para implantarlo, debía acercarse a él, debía acceder a su sistema y ésta podría ser la única ocasión que tendría para estar cerca de él.

Su actualización era de las últimas en llevarse a cabo, así que tenía una oportunidad de coincidir con Sasuke, acceder a sus sistema, implantarle esa técnica y largarse antes de que le actualizasen, pero para ello, necesitaría ayuda para salir de Kepler. Ahí es donde entraban Madara e Izuna, esperando no muy lejos del planeta una señal para teleportarle a la nave y largarse antes de que todos pudieran interceptarles.

¡Dos dedos! Eso fue lo único que necesitó Itachi cuando al caminar por el pasillo, se encontró a su hermanito de frente. Venía de su actualización, lo cual quería decir que ahora era el momento más seguro para implantarle aquel programa, no sería detectado en mucho tiempo y quizá, para las próximas actualizaciones, ni siquiera se percatasen de él al ver a Sasuke como debía estar, funcionando según sus deseos. No era un programa que les debiera llamar la atención en absoluto.

Al pasar junto a él, estiró el brazo y llevó sus dedos hacia la frente de su hermano. Por extraño que pareciera, frente a ese acto, en vez de atacar o activar sus armas, Sasuke echó la cabeza ligeramente hacia atrás y cerró los párpados. ¡Raro! Itachi se preparaba para neutralizar cualquier posible ataque pero no se esperó aquella reacción por parte de su hermano. Quizá... ése fue su impulso humano, no llevaba demasiado tiempo siendo androide y podría quedarle algún resquicio humano todavía.

Sus dedos hicieron contacto en la frente y entonces, durante unos segundos, el acceso al sistema de Sasuke fue superado frente a las indicaciones que Izuna le dio para poder hacerlo desde fuera. Sólo los androides tendrían esa capacidad y la realidad era que Izuna sólo lo probó una vez y fue con Madara, no podía afirmar que todos funcionasen igual pero... sí, Sasuke se desconectó durante apenas unos segundos donde él pudo implantar el programa y después, volvió a conectarse automáticamente en cuanto sus dedos se apartaron de su frente. Como si nada hubiera ocurrido, Sasuke volvió a caminar por el pasillo sin siquiera percatarse de nada. Itachi sonrió; estaba hecho. Ese programa se quedaría allí en él y algún día... algún año, despertaría de su largo letargo como androide y él lo sabría.

Itachi abrió los ojos frente a aquel sueño. Muchas veces había recordado aquel suceso y la verdad era que no habría podido lograrlo sin la ayuda de Madara y de Izuna. Desde que ellos fueron conscientes de lo que ocurría, habían ayudado a otros androides a despertar su parte humana, a recordar. Eran traidores y les daban caza para evitar que ese secreto saliera a la luz, pero ellos mantenían su resistencia frente a Kepler y algún día... cuando tuvieran apoyo suficiente, cuando fueran suficientes... quizá podrían intentar derrocar a esos seres y regresar a su tierra, a su planeta, de evitar que siguieran convirtiendo humanos en androides.

— Por fin despiertas, parecías cansado – sonrió Izuna desde los mandos.

— Lo estaba. La última misión y el rescate ese me han dejado más cansado de lo que esperaba.

— Por suerte, Deidara está bien y algún día, podrá recuperar el trono.

— Sí. Será bueno contar con su alianza.

— Deberías ponerte a los mandos, tú eres, al fin y al cabo, el que tiene la localización de tu hermano.

— Están moviéndose – dijo Itachi al conectar con el programa – ha estado durmiendo. No hay duda de que ha despertado su parte humana.

— Ponte a los mandos y pon rumbo a ellos.

— O puedes darnos las coordenadas – dijo Madara con una sonrisa desde el otro asiento de los mandos.

Itachi se acercó al puente de mando e Izuna le dejó su asiento.

— Yo pilotaré. Sé exactamente dónde se encuentran – dijo Itachi.

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