Capítulo 15: Kepler

Orbitando Kepler en la "Júpiter" y con el acceso restringido para él para poder desembarcar en el planeta entre sus manos, Naruto se cuestionaba si esa medida era correcta. En los archivos constaba las innumerables veces que Sasuke había denegado la opción de presentarse físicamente en su país de origen y dando la autorización para las actualizaciones a distancias. Como capitán, ahora Naruto le exigía desembarcar físicamente al ser incapaz de arreglar su fallo a distancia. Tenía una mala sensación en su estómago tras los últimos acontecimientos pero... si ellos pudieran sacar esa información oculta que ni Sasuke sabía que tenía...

— ¿Está listo, capitán? – preguntó Sasuke desde la puerta del camerino sin cruzar la línea.

— Sí. Claro. Supongo que no podré visitar demasiado del planeta.

— Me extraña hasta que hayan accedido al desembarco, pero no, muy probablemente te retendrán en el cuarto que hayan pensado para ti.

— ¿Sasuke? – preguntó Naruto al ver que éste se giraba para marcharse – ¿Por qué nunca has querido bajar para las actualizaciones?

— No sé. No me gusta Kepler. No sabría explicarte un motivo exacto pero... es como si no pudiera recordar demasiadas cosas de él y... prefiero mantenerme a distancia.

— ¿Sientes que hay algo mal?

— Es... una sensación extraña, si es que se puede decir que tengo sensaciones.

Sasuke se marchó finalmente dejando a Naruto esa sensación de la que hablaba el androide.

***

Desde el teletransportador de su nave hasta el de la sala central del edificio en la ciudad principal de Kepler. Ni siquiera sabía el nombre de esa ciudad. Los androides de la sala se llevaron a Sasuke hacia el "taller" y a él, le habían acompañado hasta su "dormitorio". Fuera, los guardias custodiaban la puerta impidiéndole moverse por cualquier lado de la ciudad. Todo era tan hermético, que le daba la sensación de que ocultaban cosas.

Naruto miró la habitación. Se notaba improvisada. Habían puesto una cama y una mesilla con una lámpara, pero no había ni armarios ni nada que los humanos necesitasen. Estaba claro que habían puesto esos muebles con rapidez porque ni siquiera parecía tampoco una habitación. Sólo era un recinto lleno de enchufes, seguramente donde conectaban a los androides.

¡Quería salir de allí! Dar una vuelta y quizá investigar un poco el recinto. Metió la mano en su bolsillo y sacó el dispositivo que Gaara le había dado. Tenía que estar muy cerca para poder desconectar a los androides, pero sabiendo que siempre le custodiarían, prefirieron llevar algo con lo que poder huir de ellos en caso de emergencia.

Naruto abrió la puerta como si quisiera pedir algo y ambos androides que le custodiaban se giraron a mirarle antes de que, al instante, se desconectasen en cuanto Naruto pulsó el botón del aparato. ¡Era eficaz! Había tenido sus dudas porque con Sasuke no funcionaban esas cosas por ser un androide demasiado antiguo, pero la verdad era que Naruto se había sorprendido de que funcionase tan bien con los modelos nuevos.

— Vaya... tenía razón – susurró para sí mismo mirando el pequeño aparato en su mano – sí llevan ese sistema de seguridad integrado. Tendré que felicitar a Gaara cuando llegue a la nave.

Escuchando un caminar mecánico, Naruto cerró la puerta tras él y corrió con sigilo hacia el pasillo frente a él para esconderse.

Esperó hasta dejar de escuchar el ruido mecánico y entonces, caminó con lentitud por el pasillo tratando de no ser descubierto por algún androide que estuviera por el lugar. No había demasiados porque tampoco esperaban problemas. Allí no había humanos, sólo androides.

— ¿Y las ventanas? – preguntó Naruto recorriendo todo el lugar sin poder encontrar ni una. Así no podía hacerse ni siquiera una idea de cómo era la ciudad. Ese edificio era realmente extraño, pero... ¿Para qué querían ventanas los androides? Era cierto que no las necesitaban.

Subía por las escaleras y cuanto más subía, más se daba cuenta de que encontrar una ventana sería complicado. Quería llegar al menos a la azotea y ver si desde allí podía tener acceso a alguna zona exterior. Sabía que lo más sensato habría sido bajar, pero... también era posible que abajo tuvieran más seguridad para el acceso al edificio. Su experiencia le decía que era mejor subir por ahora.

La última puerta le costó un rato abrirla, sin embargo, al hacerlo, llegó al exterior. Su miedo a que fuera un hábitat no habitable para los humanos se esfumó en ese mismo instante en que sus pulmones cogieron aire. Era más pesado y quizá se sentía más cansado por la gravedad diferente en ese planeta, pero... era habitable para la raza humana. ¡No tenía sentido nada allí! Si podían vivir humanos... ¿Por qué sólo había máquinas?

Todo tuvo sentido cuando al acercarse a la barandilla pudo observar el panorama desde la altura. Edificios en forma piramidal, sin ventanas y unas medias lunas extrañas flotando en el aire, todo mecánico y al fondo, una ciudad enorme donde las explosiones y los robots campaban a sus anchas llevándose gente a la fuerza. ¡Un planeta sitiado! Esos humanos no tenían donde huir. Vivían encerrados entre altos muros, en ciudades que los robots controlaban. A Naruto le recordó simplemente al ganado.

Desde la distancia no era consciente de los llantos, los gritos ni nada similar, pero sí escuchaba las explosiones y bajo su pirámide, máquinas venían con niños y algunos adultos que gritaban como si supieran su destino.

— ¡Maldita sea! – se quejó dando un manotazo con fuerza a la barandilla antes de agarrarla con ira contenida.

Los androides eran tan eficaces y tan parecidos a los humanos... porque eran humanos en realidad, porque habían sido modificados para servir, lo cual quería decir que...

— ¡Sasuke! – abrió los ojos Naruto al darse cuenta de que ese error que Sasuke detectó en su sistema eran sus recuerdos de humano. No podían arreglar algo así, simplemente... le formatearían y eso iba a impedirlo.

Naruto salió corriendo, abrió la puerta y buscó las escaleras, esta vez, sin cuidado alguno, empezó a abrir puerta tras puerta en un intento por localizar a Sasuke en ese maldito lugar. Tenía que sacarle de allí como fuera.

***

Corría por los pasillos con desesperación. Su respiración denotaba su cansancio y, aun así, seguía abriendo puerta tras puerta, gritando el nombre de su compañero a cada apertura. Salas vacías, oscuras y lúgubres le daban la bienvenida. Abrir y cerrar en busca de la siguiente, hasta que finalmente... encontró lo que estaba buscando.

En un recipiente de cristal lleno de un líquido extraño, el cuerpo de Sasuke descansaba. Sus cables conectados al final del recipiente sobresalían hasta enchufarse a la gran máquina del techo.

- ¡SASUKE! – gritó Naruto tirándose contra el vidrio del recipiente –. ¡EY! ¡SASUKE!

Como si no pudiera escucharle, Sasuke permanecía en un sueño casi eterno. Unas burbujas salían de vez en cuando, como si realmente respirase dentro de ese líquido. ¡Era una máquina! Ni siquiera debería respirar, seguramente sería otra cosa... pero todo le daba igual con tal de poder sacarle de allí. ¡No podía dejar de golpear el cristal tratando de despertarle! Gritando su nombre una y otra vez pese a que eso significase que los guardias llegarían.

Necesitaban la ayuda de su planeta para librar aquella guerra intergaláctica y aunque él se había negado muchas veces a regresar a ese lugar, ante su insistencia había acabado aceptando. ¡Si sólo él hubiera sabido que eso ocurriría, no le habría hecho volver!

Sus rodillas cayeron al suelo en un llanto desgarrador. Su puño todavía golpeaba el vidrio con lentitud, casi sin fuerzas. Era imposible romperlo, imposible captar su atención, estaba completamente dormido.

- ¡SASUKE! – gritó una última vez, agachando el rostro frente a él hasta que sintió algo.

Tampoco sabría describirlo, un ligero ruido casi imperceptible. ¡Era cristal! Un golpe de cristal y por eso mismo, elevó la mirada observando la mano de Sasuke contra el vidrio, buscando su propia mano al otro lado. Sus ojos se habían abierto, esos ojos robóticos llenos de datos, un aspa roja y negra, letras escritas en él como si la información estuviera pasando a través.

- Na...ru...to – susurró sin fuerzas, reconociéndole entre todo aquel suceso.

- Sacadle de aquí – pronunció las palabras uno de los guardias que entraban en la sala, llena de otros robots en urnas de cristal.

- ¡No! – gritó Naruto agarrándose a una manivela de la urna – no voy a irme sin él.

- Es un traidor, ¿qué no entiendes de eso?

- ¿Es un traidor sólo por haberse ido? No voy a irme sin él. Es mi compañero.

- Es sólo una máquina rota.

Dos guardias tiraron del cuerpo de Naruto. No podía luchar contra la fuerza de esas máquinas, sabía que acabaría teniendo que soltar y no quería hacerlo. Trató de aferrarse con fuerza, mirando esos ojos cargados de datos que miraban primero con dudas... y lentamente, transformándose en odio al ver cómo intentaban separarle de allí.

- ¡SASUKE! ¡VUELVE CONMIGO! – gritó al ver que sólo sus dedos eran los que intentaban aferrarse sin éxito, iban a separarle –. ¿Qué vais a hacerle?

- Como un fallo o un virus en su sistema, se le reseteará – contestó aquella máquina que parecía ser alguien importante en el planeta.

¿Cuántas veces le dijeron que una máquina no podía sentir? ¿Cuántas su mismo compañero de habitación en la academia militar intergaláctica le comentó que desistiera en ese emperramiento con Sasuke? Y él... él se había enamorado de una máquina. Sabía que no tenía opciones, que jamás tendría sentimientos y, aun así, no podía dejar de amarle.

- ¡Soltadle!

La voz intimidante de Sasuke detuvo los empujones del resto de las máquinas. No querían soltar, pero habían dejado de intentar alejarle de la urna. Todos se habían paralizado, como si no fuera posible que estuviera hablando allí dentro. Su mano se movía con lentitud, separándose del cristal donde antes trataba de alcanzar la mano de Naruto y llevándola hacia su nuca para desconectar los cables que le mantenían en ese estado.

- No puede ser – dejó escapar la máquina, absorto ante la posibilidad de que una máquina pudiera tomar una decisión no ordenada por ellos mientras estaba allí dentro.

- ¡Suéltate! – gritó Naruto, viendo cómo los dedos robóticos agarraban los cables y tiraban de ellos con tanta fuerza que consiguió desgarrar el aislamiento de polímero y posteriormente, romper el hilo conductor de cobre.

La máquina se detuvo, la luz de la urna se apagó y todo se quedó en silencio sin saber qué ocurriría ahora. Ni siquiera Naruto podía descifrar qué pasaría. Era su compañero y tenía las esperanzas puestas en él, pero... también era una máquina, le había visto pelear, le había visto seguir órdenes sin importar si era correcto o incorrecto, así que no podía estar seguro de qué haría sin una orden que seguir, qué haría si tenía que decidir por sí mismo y no podía regirse por sentimientos... puesto que no los tenía o... no debería.

- ¡Que no escape de aquí, cerrad todas las compuertas! – gritó el guardia antes de que las alarmas de cierre de puertas empezasen a sonar y un ruido de cristales rotos se escuchase.

Sus agarres se soltaron y los brazos que antes le sostenían, ahora se transformaban en armas que dispararon la primera ráfaga contra la vitrina que contenía a Sasuke. Quiso gritarles que se detuvieran, pero lo único que pudo hacer fue taparse los oídos con fuerza, tirado en el suelo y esperando que Sasuke estuviera bien. ¡Aceite! Eso fue lo que vio gotear en el suelo, un líquido aceitoso que llenaba el suelo antes de que el cuerpo de un robot cayese frente a él.

Sasuke estaba frente a él, katana en mano y tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse entre la oscuridad. Estaba seguro de que los demás podían ver en la oscuridad... eran máquinas, pero él... a él le costaba identificar algo. Tomó su mano, aunque ni siquiera hizo fuerza para levantarse. Como si de un saco se tratase, Sasuke lo cargó a la espalda y corrió hacia la puerta sellada, trasformando uno de sus brazos en un arma de alto poder destructivo, algo que él casi llamaría un "bazooka"

- Nos largamos de aquí – le susurró Sasuke.

- Sí – sonrió Naruto a su espalda, porque cualquier opción que él diera sería mejor que quedarse allí y perderle.

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