Capítulo 11: Enemigos

No cabía duda alguna de que esa nave había sido atacada por los destrozos que había sufrido. Sus oscuros pasillos, el mobiliario movido y la destrucción provocaban que tuvieran que ir más lentos de lo que le gustaría. Sasuke iba delante apartando los muebles y vigas más pesadas para que su capitán pudiera avanzar. Por suerte y pese a que había cables sueltos por todos lados, ya no soltaban chispas al haberse quedado toda la nave sin energía.

Tras casi veinte minutos de lento avance por los pasillos, finalmente, la última escalera apareció frente a ellos. Conducía sin lugar a dudas a la bodega donde guardaban todos los cargamentos. En algún lugar de esa inmensa sala, debía estar la caja fuerte con el chip que tanto deseaban encontrar.

Sasuke elevó con su antebrazo la última viga para permitir que su capitán accediera al interior de la bodega. Con la linterna en su mano, Naruto la elevó un poco e inspeccionó el lugar. Era un completo desastre. El cargamento estaba en el suelo, cientos y cientos de cajas, unas abiertas por el golpe, otras permanecían cerradas, pero al final, suponía lo mismo: mucho trabajo.

Naruto resopló al ver semejante espectáculo. Iban a tardar mucho rato en encontrar algo tan pequeño en toda esa área de caos.

— Supongo que habría que empezar a buscar cuanto antes. Esto nos va a llevar un buen rato – dejó caer finalmente Naruto algo desanimado.

— Podría escanear el lugar.

Instintivamente, Naruto se giró hacia el androide. Muchas veces se le olvidaba las capacidades de Sasuke. Parecía tan humano a simple vista y él había tratado tan poco con androides que siempre daba por hecho de que hacían lo mismo que un humano sin ver más allá de eso. Los androides eran increíbles.

— Cierto – sentenció algo cohibido.

Junto al agujero donde anteriormente estaba la puerta, Sasuke se quedó de pie. Cerró los párpados un segundo y cuando los abrió de nuevo, el sharingan apareció reflejado en sus pupilas. Naruto le observó en silencio. Esos ojos tan raros y que nadie más tendría a excepción de los androides daban un poco de miedo. Con ellos, Sasuke podía hacer tantas cosas que lo raro era que la gente no los temiera.

Naruto esperó en silencio. Observaba a Sasuke escaneando toda la sala y buscando la caja fuerte entre todo ese desastre. Seguramente le llevaría un rato y, por eso mismo, lo único que podía hacer era esperar y confiar. ¡Sonaba tan raro en su mente esa palabra! Confiar en un androide. Los androides destruyeron su hogar, asesinaron a su madre y seguramente a su padre, pero allí estaba, pese a que toda su vida rehusó a tener un androide cerca, ahora había acabado con uno bajo su mando.

Toda su vida había odiado a los androides por lo sucedido en el pasado y, sin embargo, cuando miraba a Sasuke, lo único que veía era a un chico inexpresivo, que carecía de ciertas facultades sociales, pero inteligente. No le parecía un robot, sino un chico solitario al que no le habían dado la oportunidad de relacionarse con otras personas. Veía características humanas y no quería pensar en su poca capacidad sensorial o emocional. Cuando remarcaba sus capacidades como androide, entonces era cuando se daba cuenta de que él sólo era una máquina, en cambio, por alguna extraña razón, seguía sintiendo una atracción demasiado rara y confusa hacia él.

— Allí está.

El silencio fue roto por las palabras de Sasuke. En esa situación en la que estaban, aunque Naruto quería terminar todo con rapidez y volver a la nave, Sasuke caminaba a su paso habitual. Él nunca tenía prisa, pero en parte, lo entendía. La vida de Sasuke no era como la suya. Él había vivido ya tanto tiempo... su vida útil se mantenía con reemplazo de piezas y mantenimiento, podía vivir siglos con un buen mantenimiento, así que la paciencia o la impaciencia no eran dos palabras que él entendiera. Siempre hacía todo a su ritmo sin ser consciente de lo que significaba el tiempo para un humano.

En cuanto salió del shock que le produjo ver el sharingan de Sasuke y escuchar su masculina voz, Naruto corrió en la dirección en que le indicaba Sasuke y hacia la que iba con paso calmado.

— Démonos prisa, por favor. Quiero largarme de aquí – le insistió entonces Naruto.

— Vale.

Sasuke llegó al lugar y elevó con facilidad la pila de escombros y cajas que a Naruto le estaba costando apartar de la caja de seguridad que deseaba encontrar bajo todo aquello. Entre los dos, vaciaron un poco el lugar y finalmente, vieron la caja que tanto buscaban frente a ellos.

Los dedos de Sasuke fueron los primeros en apartar el polvillo y algunas piedrecillas del teclado para escribir la contraseña que había guardado y sacado de los datos del ordenador central. La puerta abrió sin problemas.

Naruto, con impaciencia, apartó un poco a Sasuke para ver si en el interior estaba lo que buscaban. En una pequeña bolsa de plástico transparente herméticamente cerrada, el chip residía en su interior. Sonrió.

— Lo tenemos. Vámonos de aquí cuanto antes. ¡Júpiter! ¿Estás ahí? – habló Naruto al transmisor de su muñeca para ver si podía contactar con los suyos. Ruido estático fue lo único que escuchó.

— Aquí no hay cobertura. Deberíamos subir unas plantas o incluso salir fuera para que las comunicaciones se restauren con fluidez.

— De acuerdo. Pues salgamos de aquí.

— ¡Al suelo!

El empujón lo sintió incluso antes de que su cerebro pudiera asimilar la frase dicha por Sasuke. El androide ya se había lanzado sobre él derribándole al suelo y poniéndole a cubierto tras unas enormes cajas que soltaron astillas cuando las balas impactaron sobre los maltrechos listones.

Alguien les disparaba desde la puerta de entrada por la que ellos mismos llegaron. Naruto no entendía nada a excepción de que, seguramente, buscaban lo mismo que ellos. Seguramente había sido una coincidencia acabar todos en el mismo lugar al mismo tiempo, pero ya no servía de nada pensar en algo así, sino en salir de allí con vida y de una pieza.

— ¿Sasuke? – preguntó Naruto al ver que su brazo derecho echaba humo –. Tu brazo...

— Está bien. Yo no siento dolor.

— Pero... – observó Naruto que al enderezarse ligeramente para sentarse tras las cajas, no movía ese brazo.

— Es sólo la conexión de unos cables. Deja de preocuparte.

— Pero no puedes moverlo.

— Aún tengo operativo el brazo izquierdo. Es suficiente para sacarte de aquí.

¡Proteger al capitán y a la tripulación! Era una de las órdenes que siempre les daban a los androides y ahora Naruto entendía un poco el motivo para ello. Para sus superiores, sólo eran máquinas sin importancia, prescindibles, no como una vida humana. Pensar en eso, por algún motivo, le resultó repugnante. Conociendo a Sasuke, tampoco podía concebir la idea de que él pudiera acabar en la chatarra a cambio de alguien más. No era justo, a él no se lo parecía.

— Deja de tratarme como tu misión ahora mismo – se quejó Naruto enfadado.

Sasuke no pareció entenderle. Para Sasuke las cosas eran muy claras, su misión: sacar a su capitán con vida de allí a cualquier coste.

— ¿Puedes crear una ruta de escape? – preguntó Naruto al androide.

— Supongo. Sí. Podría abrir el casco de la nave con un soplete y salir por allí.

— Pues ponte a hacerlo.

— Si lo hago, con un único brazo no podré cubrirte de los disparos y se irán acercando a nosotros.

— Yo cubriré los disparos. No dejaré que se acerquen.

Por un instante, la cabeza de Sasuke pensó en las opciones. Barajaba todas las opciones y posibilidades, las probabilidades y en todas y cada una de ellas salía un letrero de "misión fallida".

— Inaceptable – se quejó Sasuke sabiendo que ese plan no saldría bien por ningún lado. La probabilidad de que una bala diera a su capitán era alta en cualquier variable.

— He dicho que lo hagas.

— Las probabilidades y variantes dicen...

— He dado una orden y sigo siendo tu capitán. Saca el maldito soplete.

Una orden de capitán tampoco era algo que Sasuke estuviera capacitado a saltarse y Naruto lo sabía bien. Por encima de sus normas y reglas internas programadas, sólo una podía hacerle saltárselas: la orden directa de su capitán.

— Sí, mi capitán.

Naruto sonrió al escucharle. Para algo habían servido esas malditas clases que les daban en relación al manejo, orden y mando de androides. Él, que siempre supo que jamás llevaría a un androide con él y, por tanto, esas clases de la academia no servían para nada, ahora, por fin le veía el uso.

Poniéndose en el lugar donde anteriormente estuvo Sasuke, Naruto sacó su arma reglamentaria y se dispuso a cubrirles mientras Sasuke abría el agujero en el casco de la nave para poder escapar. Los disparos de ambos bandos se hicieron audibles, sin embargo, el androide seguía centrado en su misión. Con una única mano disponible, el trabajo iba más lento de lo que le gustaría, sin embargo, Naruto sonrió al darse cuenta de una cosa: por fin veía una situación donde Sasuke empezaba a comprender la palabra "rapidez".

No tardó demasiado tiempo, unos diez minutos, pero fueron los diez minutos más largos de la vida de Naruto. Envuelto en un fuego cruzado, al ver la chapa metálica caer al suelo y cómo Sasuke guardaba el soplete, no pudo evitar sonreír y lanzarse hacia la trampilla. El androide le siguió de cerca, iniciando ambos la carrera por el bosque mientras Naruto trataba de contactar con la Júpiter.

Tras ellos, los gritos de los perseguidores sonaban atronadores. Debían salir de allí cuanto antes o acabarían alcanzándoles. Eran rápidos, tanto... que Naruto llegó a cuestionarse si serían humanos o alguna otra especie alienígena o incluso androides. ¡No tenía sentido que fueran androides!, el chip que iban a recuperar pertenecía a Kepler y eran ellos mismos quienes habían dado orden de recuperarlo. Además, no podían entrar androides en ese planeta donde estaban. Ya había sido un riesgo ir con Sasuke a esta misión.

— Júpiter al habla – escuchó finalmente Naruto tras esos minutos de insistencia tratando de contactar con ellos.

— ¡Teletransportación ya! – ordenó Naruto.

— ¿Capitán?

— Teletranspórtenos, teniente. Tienen mi ubicación por el sistema GPS.

— Programando transportador. Capitán, necesitamos que dejen de moverse – sentenció el teniente.

— Imposible. Nos disparan.

— No podemos ajustar ni triangular bien su posición. Sería peligroso si no ajustamos bien. Podrían perder alguna extremidad o...

— Ajusten a 55º 11' 35'' – aclaró Sasuke en un instante.

— Ajustando – se escuchó al teniente obedeciendo al instante al androide.

Naruto miró hacia Sasuke. Seguramente él había calculado ya su velocidad, la posición y todo lo necesario para saber cuánto tardarían en ajustar y saber el lugar exacto donde ellos estarían. Sin tiempo a pensar en nada más, Sasuke se abalanzó una vez más sobre él y lo empujó justo al lugar donde el transportador se encendía frente a ellos. Una vez materializados en la nave, ambos cayeron inevitablemente, quedando Naruto sobre el cuerpo de Sasuke.

Se levantó con rapidez, observando mejor cómo el brazo de Sasuke seguía sacando ese humo de máquina averiada. Esta vez y con mayor tranquilidad, cuando Sasuke se levantó del suelo, Naruto pudo observar las abolladuras que habían dejado las balas al impactar contra lo que parecía su piel. Alguna todavía estaba incrustada en su espalda y sacaba un pequeño humillo. Naruto entendió en ese instante el motivo por el que Sasuke había estado corriendo continuamente tras él. Le había cubierto de las balas pese a que pudo haber ido delante todo el tiempo.

— Necesitamos un médi... – Naruto se calló al instante – llamad a Gaara – corrigió. No era un médico lo que hacía falta allí, sino un informático y mecánico. Gaara era el mejor en temas que concerniesen a Sasuke.

— Estoy bien. Sólo hay que reparar la conexión de estos circuitos y volveré a mover el brazo – dijo Sasuke.

— Me da igual. Ve ahora mismo con Gaara.

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