Capítulo 10: El chip
Bien entrada la madrugada, finalmente, encontraron la nave estrellada. Tras una semana de búsqueda exhaustiva y varias conversaciones con la "Júpiter", que escaneaba el planeta desde su órbita en busca de la nave, por fin la tenían frente a ellos.
Para Naruto fue imposible camuflar su alegría y la sonrisa inocente que mostró su rostro era el vivo reflejo de ello. Por otra parte, Sasuke ni siquiera esbozó una mueca en su rostro. Impasible como siempre, observaba a Naruto acelerar el paso con impaciencia. Estaba deseoso por acabar esa misión y aunque Sasuke no estaba seguro del motivo por el que tenía tanta prisa por marcharse, imaginaba que sería porque odiaba estar lejos de su nave y el espacio durante tanto tiempo. En realidad, a él ya le estaba agotando un poco el hecho de fingir ser humano.
En la granja debía tener cuidado con absolutamente todo. Tenía que evitar sacar sus armas y herramientas, usar su "sharingan" frente a otros, tener cuidado y fingir beber cuando no lo hacía y hasta debía medir las palabras que usaba para aparentar ser un campesino, pero todo eso no era nada en comparación a los sentimientos. Eso sí se le daba realmente mal porque debía fingir estar agotado cuando él jamás se cansaba, o estar sediento tras un largo día de duro trabajo, o incluso tener sueño, estar melancólico o alegre. Era realmente difícil estar todo el día pensando en esas cosas y fingir. Para él sólo había descanso cuando se encerraba en el cuarto junto a Naruto.
Le gustaría decir que las noches eran tan tranquilas como en la nave Júpiter, pero mentiría. En la nave, todos dormían a excepción de los que les tocaba el turno nocturno para mantener lo básico en funcionamiento, pero allí... allí apenas dormían, al menos Naruto.
Por las noches solían salir a buscar la nave, pero ahora que por fin la habían localizado, era muy posible que regresasen a la Júpiter. Sólo tenían que localizar el chip y volver a su vida normal. Viajar en el espacio era lo único que Sasuke conocía y por raro que sonase, pese a que descubrir nuevos mundos le gustaba, añoraba el espacio. Esa nave era su hogar y la soledad y oscuridad del espacio era el lugar donde se sentía más tranquilo.
— Qué ganas tengo de regresar a mi cama y poder dormir toda una noche del tirón – suspiró Naruto al tiempo que elevaba los brazos y se estiraba como si se desentumeciera por un largo camino.
Tan despistado como siempre y añadiendo la oscuridad de la noche, Naruto metió el pie en un pequeño agujero que le hizo desestabilizarse por completo. En esa milésima de segundo, creyó que caería terraplén abajo, sin embargo y pese a que cerró los ojos esperando el golpe, nunca llegó. Algo le sostenía con fuerza. ¡No era un algo! Al abrir los párpados, se encontró con los ojos oscuros de Sasuke.
Su fuerte brazo se mantenía en torno a su cintura sosteniéndole con firmeza para evitar su caída. En ese instante, Naruto sólo podía observar el pálido rostro del androide. Parecía tan humano que ni por un segundo se planteó que, en realidad, sólo era una máquina diseñada para ayudarles en las funciones de la nave.
Pensar en Sasuke como un humano le hizo sonrojarse. Era realmente atractivo. Si hubiera sido un humano en Yggdrasil, las chicas de allí se lo habrían rifado. Su único mal era ser una máquina por dentro que lo volvía inmune a todo tipo de seducción por parte de los humanos. Pese a saberlo, Naruto se sonrojó. Era la primera vez que su corazón se aceleraba a ese nivel por alguien. No era capaz de verle como una máquina, sino como a un tripulante más de su nave.
¡Le gustaba! Esa semana que había pasado a su lado ayudándole a parecer un humano normal le había hecho darse cuenta de esos sentimientos que empezaba a tener por él.
Era un chico amable que siempre trataba de ayudar a sus compañeros. Seguramente estaba programado para ello además de obedecer a sus creadores, pero esa curiosidad que sentía por los humanos provocaba en Naruto un sentimiento muy diferente al que tenía hacia cualquier otro androide o robot. Veía algo diferente en él. Los robots no solían tener curiosidad por nada porque ya sabían todo y los sentimientos humanos era algo que no les importaba demasiado.
— Gra...cias – susurró Naruto completamente perdido en los ojos del androide.
— Ten cuidado dónde pisas, está muy oscuro y es un terreno peligroso.
Recuperando la posición erguida, Naruto desvió la mirada del androide y continuó su camino hacia la nave. Era mejor regresar al trabajo a estar pensando esas tonterías. Sasuke sólo era un robot, un amasijo de cables y electrónica. No podía gustarle una máquina y, sin embargo, era incapaz de hacer desaparecer el sonrojo de sus mejillas.
Mientras bajaba la pendiente hacia la nave estrellada, Naruto trató de no mirar a Sasuke. Se avergonzaba de sí mismo por pensar que podía llegar a ser tan estúpido como para enamorarse de un androide. Aquello era absurdo. Tenía que verle como lo que era: una máquina,; pero no podía por más que lo intentaba. A sus ojos, sólo veía un humano con curiosidad y demasiado introvertido.
Al llegar a la nave, ambos se detuvieron a contemplar la escena. Cubierta en parte por la vegetación, todavía se podía ver señales de una pelea. El láser de las armas de otras naves había creado profundos cortes y aperturas en el casco. Estaba claro que aquel accidente no fue fortuito. Alguien les había atacado y la nave acabó en este páramo olvidado de la mano del hombre.
— Destruyeron el generador de energía, les fue imposible regresar al hiperespacio – susurró Sasuke analizando la nave en un vistazo rápido con su sharingan –. Deberíamos entrar, capitán. Necesito conectarme a una fuente de alimentación para acceder a sus archivos. Podría encontrar dónde guardaron el chip y conseguir los planos.
— Vale – susurró Naruto –. Echemos un vistazo al interior.
Por la zona de ruptura, ambos entraron al lugar. Algunos cables estaban por medio y seguramente, chisporrotearían si no fuera porque ya no había corriente. Alguien había tenido que apagarla o quizá... se quedaron sin energía.
— Vamos hacia el puente de mando.
— Sí, es lo mejor – susurró Sasuke, apartando un par de cables de la altura de su cabeza con el brazo y recorriendo el pasillo delante en un intento por proteger a su capitán de posibles amenazas que pudieran surgir en su avance.
¡Cinco minutos! Era el tiempo que llevaban caminando por los pasillos sin encontrar la sala de mando. Naruto seguía a Sasuke, pero éste parecía estar escaneando con su "sharingan" a través de las paredes y las puertas todas las estancias para cerciorarse de llegar a su destino y que no hubiera amenazas.
— Este lugar es como un maldito laberinto – se quejó Naruto.
— Si tuviera los planos, iríamos más rápido, pero para ello, debo conectarme a una fuente de alimentación. Sería estupendo llegar hasta el terminal de a bordo.
Iluminados con la luz que emitía la linterna incorporada en el cuerpo de Sasuke, ambos continuaban avanzando en silencio mientras esquivaban los obstáculos. Aquello era un desastre pero era lo normal tras una batalla y un aterrizaje forzoso. De vez en cuando, incluso encontraban el cadáver de algún tripulante de la nave.
— No me gusta este sitio.
— Recogemos ese chip y nos largamos – comentó Sasuke – es aquí.
— ¿Estás seguro?
— Sí, puedo ver el interior tras esta puerta. Es la sala de mando.
Naruto se acercó a la puerta y trató de empujarla con todas sus fuerzas para abrirla. Al no poder, buscó por el suelo algo de metal para hacer palanca, pero ni así consiguió el resultado que deseaba.
— Yo la abro – susurró Sasuke.
¡Sin apenas esfuerzo! Ser un androide tenía sus ventajas y abrir esas puertas robustas de metal era una de ellas. Había doblado prácticamente como si fuera una simple hoja de papel una de las gordas láminas de la puerta para poder abrir el hueco suficiente para entrar. ¡Sasuke era increíble! Fue lo que pensó Naruto.
Dentro de la sala de control, Sasuke se dirigió directamente al terminal. De su dedo índice, salió una clavija para poder enchufarse a él. Durante unos segundos, nada sucedió, sin embargo, por el silencio de Sasuke y el leve ruido giratorio del anclaje de su dedo, Naruto identificó que trataba de arreglar algo para conectarse.
A los pocos segundos, la luz de la sala parpadeó hasta estabilizarse por completo y el terminal se encendió.
— Voy a buscar la información aunque no queda demasiado suministro de energía. La próxima vez que se caiga todo, no podré volver a encenderlo.
— Vale. Date prisa entonces.
Naruto miró la pantalla del terminal. Sólo había letras y, de vez en cuando, planos o dibujos. Sasuke parecía estar recogiendo toda la información posible del terminal y copiándola en su propio disco duro o procesador... sinceramente, Naruto nunca había sido bueno en informática y no estaba nada familiarizado con esos términos. ¿Realmente Sasuke tendría algo de eso en su interior? Nunca se lo había preguntado y, posiblemente, habría sido estúpido hacerlo. Quizá ni él mismo sabía cómo estaba creado y el que mejor podía resolverle esas dudas sería Gaara. ¡Le preguntaría a Gaara al regresar a la nave! Sólo por curiosidad.
La barra superior de la copia estaba llegando a su final cuando todo se apagó de golpe una vez más.
— Se acabó el suministro – comentó Sasuke.
— ¿Has terminado de recoger la información?
— No toda, pero ha faltado muy poco. De todas formas tengo los planos del lugar y la localización del chip. Está en una de las cajas de la bodega inferior derecha.
— Pues vayamos a por él.
— Es una caja fuerte. Tengo la contraseña.
Sin duda alguna, aquella misión habría sido casi imposible sin un androide o un informático experto, aunque un informático habría tardado posiblemente muchísimo más de lo que tardó Sasuke. Él tenía ventaja frente al resto de máquinas e incluso, frente a otros humanos. No podía dejar de repetirlo en su mente pero... ¡Sasuke era increíble! Para ser uno de los prototipos más antiguos entre los androides, seguía siendo eficaz al cien por cien. Él nunca le fallaba.
— Me alegro de que estés en mi tripulación – susurró Naruto.
— ¿A qué viene eso?
— Viene a que esto habría sido imposible sin ti.
— Estoy diseñado para hacer este tipo de cosas, capitán. Para mí es como un juego de niños colarme en las bases de datos o en cualquier tipo de red. Es por eso que me encargan la seguridad y el mantenimiento de la nave.
— Y no nos olvidemos de pilotar – sonrió Naruto –. Eres capaz de hacer las maniobras más complicadas tú solo.
— Sólo son cálculos, trayectorias y ese tipo de cosas. Es fácil para mí calcular tiempos y distancias.
— Busquemos ese maldito chip. Quiero regresar cuanto antes a la Júpiter.
— Claro, capitán.
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