Capítulo 1: La Federación

El abrumador silencio era todo lo que él necesitaba. Frente a la gran cristalera, sus ojos negros como el mismo espacio contemplaban el esplendor de la nebulosa y sus llamativos colores. En el universo, muchas cosas resultaban, a la vez que atemorizadores, extremadamente hermosas.

— El sistema de transportación no funciona, capitán — escuchó la voz desde el auricular de su oído. Una chica intentaba activarla desde la sala de control para traer de vuelta a las personas que habían mandado al planeta frente a la gran nebulosa.

— ¡SASUKE! ¡TRANSPORTACIÓN, YA!

La voz de su capitán a través del auricular rompió el agradable silencio del que disfrutaba. Su voz siempre era chirriante y gritona. ¡No le gustaban los humanos! Y no fingía tampoco hacer un esfuerzo por comprenderles. A sus ojos, eran unos seres inferiores en muchos aspectos. Su nivel tecnológico era un desastre, su armamento rudimentario y su intelecto... ¡Su intelecto dejaba mucho que desear! Eran seres blanditos, cualquier mínimo accidente podría acabar con ellos y, aun así, en cierta manera, reconocía que le sorprendía su testarudez.

— ¡SASUKE, JODER! ¡MUEVE TU TRASERO DE ANDROIDE Y TRANSPÓRTAME A LA NAVE! ¡YA!

Sasuke resopló al escucharlo con tanta urgencia. ¿Qué podía haber salido mal? Tan sólo debía ir a ese planeta a tratar una alianza para la Federación y, en cambio, sonaba desesperado por salir del planeta a toda velocidad. Su capitán no debía ser demasiado bueno con las palabras.

Con un suspiro de resignación, caminó hacia la primera pantalla de la sala de transportación y tecleó algunos códigos para identificar el error. Una vez detectado, se acercó a la placa de la pared, la abrió, y transformando sus dedos en herramientas de trabajo, empezó a arreglar algunos cables y circuitos.

— ¡SASUKE, MALDITA SEA! ¿POR QUÉ TARDAS TANTO? NOS ATACAN.

— Voy, voy — se quejó Sasuke — cinco segundos.

— ¡TIENES DOS! — le gritó el capitán para meterle mayor presión.

Ya estaba acostumbrado a tener que trabajar bajo presión, aunque a él no le afectaba demasiado. ¡Los humanos eran raros! Se presionaban unos a otros para intentar ir más rápido o hacerlo mejor, a él no le servía nada de eso. No tenía sentimientos como para sentir presión. Iba a su ritmo y pese a poder comprender la urgencia, seguía sin sentirla. Sasuke trabajaba lo más rápido posible y finalmente, la transportación se activó.

La luz azulada del transportador iluminó la zona circular donde se reintegraría la materia. Lo que los humanos llamaban un transportador, Sasuke sabía que simplemente, era un convertidor de materia. Esa clase de tecnología no era algo que los humanos entendieran demasiado, ellos no tenían algo así. Fue la civilización de los "Primigenios" los que se la ofrecieron cuando hicieron uno de los primeros tratados para crear la Federación.

El funcionamiento era sencillo, al menos para Sasuke. Ese aparato, equipado a día de hoy en todas sus naves, convertía la materia en energía, la transportaba a las coordenadas que se le daban y reconvertía y ordenaba la energía una vez más para materializar.

Cuando la luz se apagó tras dos segundos donde volvía a dar forma a la energía que recibía en lo que era el cuerpo de su capitán, Sasuke observó que materializaba una segunda cosa. Era una criatura del planeta agarrada con fuerza a la pierna de su capitán. ¡Le mordía!

Los allí presentes, buscaron algo a mano para matar a la criatura o inmovilizarla, pero entre que ellos hacían eso, Naruto ya salía corriendo en su dirección. Sin previo aviso, el brazo de Sasuke se convirtió en un arma y una luz verde salió disparada contra el bicho.

Lo primero que se escuchó fue el grito de Naruto al ver que Sasuke le apuntaba y lo segundo, fue el grito de la criatura tras ser disparada y caer al suelo inconsciente.

Desde su posición estática, Naruto observó hacia atrás a la pequeña criatura oscura que antes mordía su pierna y ahora estaba en el suelo, luego miró a Sasuke. Impasible como siempre, guardaba el arma una vez más para dar forma a su brazo.

— Estás loco — se quejó Naruto al instante — no puedes matarlo, así no se empieza un buen tratado de alianza.

— No lo he matado, lo he aturdido y él te mordía. ¿O es que el tratado de alianza se inicia a mordiscos?

— Serás idiota — se quejó Naruto al escuchar sus palabras, pese a que se ruborizó ligeramente al darse cuenta de que Sasuke tenía razón, el tratado había ido muy mal –. Ya dije que no necesitaba un androide en mi tripulación.

— ¿En serio? Entonces termina de arreglar tu "transportador" y cuando acabes, deberías sacar la nave de órbita fuera de este sistema antes de que activen sus armas de defensa orbital contra nosotros.

Naruto revisó el panel abierto de la pared. Él no entendía demasiado de mecánica y de hecho, Sasuke era el que se ocupaba del mantenimiento y de pilotar. Cuando se giró hacia el otro lado y vio la cara de parte de su tripulación mirándole con incredulidad, recapacitó.

— Vale. Mandad de nuevo al bicho al planeta y Sasuke, saca la nave de la órbita antes de arreglar el panel. Nos vamos de aquí.

— A sus órdenes, capitán. — dijo finalmente Sasuke.

***

En la dársena siete de la gran ciudad de Yggdrasil, el "Júpiter" aterrizaba tras dos meses de viaje interestelar. Era la primera vez que Naruto, como capitán, había sucumbido a la petición de llevar a un androide en su nave, pero el senado era muy convincente con ello: o lo llevaba o no partía. El "Júpiter" debía llevar un androide por su gran envergadura y Sasuke ya estaba incluido en la tripulación desde antes de que Naruto fuera nombrado su capitán.

Naruto odiaba a los androides, pero aceptaba que ese viaje no había estado tan mal como suponía en un inicio. Sasuke se había comportado tal y como imaginaba, salvo que no le había tenido que ver demasiado por el interior de la gran nave. Cuando no trabajaba, solía estar encerrado en su cuarto.

Como buen capitán, esperó a que toda la tripulación desembarcase y haciendo un último chequeo rápido a la nave, agarró su bolsa de equipaje, la colgó sobre su hombro y salió hacia la plataforma. Delante de él, a escasos metros, el androide caminaba con su bolsa de equipaje también sobre su hombro.

Naruto le observó. Se movía como un humano, no veía cables, ni chapa metálica, realmente parecía un humano completo. La tecnología había cambiado mucho desde aquellos androides metálicos que conoció de niño y aun así... le resultaba tan raro pensar que hablaba con un humano para luego caer en que no lo era. Por dentro estaba lleno de cable y circuitos.

— Sasuke — le llamó para que el androide se detuviera y poder alcanzarle –. Sólo quería... darte las gracias por arreglar el transportador, y bueno, también por haber pilotado todo el trayecto y arreglado el resto de cosas...

— Es mi trabajo — comentó Sasuke.

— Lo que quiero decir, Sasuke... es que hemos empezado con mal pie pero... —. Naruto no tenía demasiado claro cómo decirle a ese androide que todavía tenía que realizar los informes sobre la tripulación para entregarlos a sus superiores —. Lo que quiero decir es que en el informe pondrá que eres un miembro de la tripulación indispensable.

— Eso ya lo sé – pronunció Sasuke con total decisión. Era algo obvio para él.

El "Júpiter" era una de las naves insignia de la gran flota de la Federación. Medía aproximadamente unos setecientos metros de largo y casi doscientos metros de alto. ¡Claro que necesitaban un androide para revisar toda la parte tecnológica de la nave! Los humanos tendrían que ir de un lado a otro mientras que él se colaba en la red y podía reparar la mitad de los daños sin siquiera ir al lugar del error. Aun así, incluso entrando en la red, podía localizar el fallo y tardaría poco en ir al sitio en vez de esperar a que los humanos encontrasen los errores.

— Imbécil – dejó escapar esa palabra Naruto entre dientes. ¡Odiaba a los androides! No eran capaces de ser modestos o humildes, soltaban las cosas tal y como las pensaban sin caer en los sentimientos humanos. ¡Claro que no eran humanos!

— ¿Desea algo más, capitán, o puedo irme?

— Lárgate de mi vista.

***

¡No era humano! Estaba acostumbrado a que le dijeran eso e, incluso, él mismo llegaba a decírselo unas cuantas veces al día para creérselo, aun así, cuando estaba en el "Júpiter" se sentía útil y extrañamente feliz. Sonaba raro, porque un androide no debería saber lo que era la felicidad o la tristeza más allá del significado de la palabra, ellos no sentían pero... ¿Por qué él a veces sí tenía esa sensación? Quizá llevaba demasiado tiempo viviendo entre humanos.

Caminando por las calles de la gran ciudad de Yggdrasil, no podía evitar ver a los humanos entrando en sus apartamentos. Tenían las comodidades que ellos necesitaban. Un aseo con duchas, un dormitorio con un mullido colchón y, sobre todo, un lugar al que llamar hogar.

Giró la última calle y entró en el edificio de la sede espacial. Allí estaba la academia para los nuevos cadetes espaciales. Algunos de ellos saldrían como capitanes, otros como científicos o ingenieros, la cuestión era que todos allí irían en diferentes naves a explorar el universo. Ésa era su casa, más o menos.

El hall estaba lleno de humanos y algunas especies alienígenas que tenían alianzas con la Federación. Los estudiantes vestían un uniforme azul oscuro con la insignia de Yggdrasil. Los profesores se identificaban rápidamente por sus uniformes oscuros de dorados botones con la insignia de la Federación en un hombro y la de Yggdrasil en el otro. Allí todo estaba impoluto y todos debían respetar las normas establecidas.

Sasuke cruzó el hall. Sinceramente, no habría podido reconocer a los androides entre los demás a menos que se detuviera a hablar con ellos, pero dudaba que hubiera demasiados andando a sus anchas por la academia a menos que estuvieran haciendo servicios de mantenimiento y para ello, tenían a los modelos antiguos. Se les reconocía fácilmente porque no parecían humanos, sólo eran chatarra metálica andante. Sin piel, sin músculos, sólo un frío armazón de metal y cables a plena vista.

En el ascensor, bajó hasta el penúltimo piso y una vez allí, en recepción encontró al mismo androide de siempre. Lo dicho, no parecía humano, tan sólo un montón de placas metálicas y cables a plena vista. Un modelo de los antiguos.

— Buenos días, 3PR – habló Sasuke con el androide que, al escucharle, alzó la mirada iniciar la comunicación.

— Buenos... días... Sasuke.

Se notaba sobre todo en las pausas que hacía para comunicarse que era un modelo muy, pero muy antiguo, menos avanzado que el mismo Sasuke.

— Sígue...me.

Sasuke nunca quería darle demasiada conversación sabiendo que esos modelos eran un poco lentos para pensar, planificar y ejecutar las señales o las órdenes. Mantener una conversación fluida con ellos era casi una misión imposible.

— Voy... a... desenchu...farte – su voz metálica no era relajante en absoluto.

No era un cuarto lo que le esperaba. Tan sólo una cápsula donde apenas cabía él. Miró a su derecha viendo dormir a cientos como él. Miró a su izquierda y otros cientos como él aparecieron en su campo de visión. Allí se sentía como un prisionero, alguien a quien despertaban para trabajar y mantenían dormido cuando no era necesario. Pero... los androides no tenían sentimientos, ¿qué más daba? Sasuke entró en su cápsula y el cristal se cerró.

— Feli...ces...sueños.

— Sí... – susurró Sasuke algo cabizbajo. Odiaba desenchufarse, pero en Yggdrasil, era obligatorio que los androides de los nuevos modelos como Sasuke, fueran desenchufados hasta la siguiente misión –. Felices sueños.

Un pinchazo en su nuca y la extracción de la tapa fue lo que Sasuke notó antes de que una pinza desenchufase el cable inicial. Sus ojos se cerraron, su cabeza cayó inerte mirando el suelo y su cuerpo quedó inmóvil hasta la próxima misión.



Curiosidades del capítulo: (Si tenéis curiosidades podéis comentarlas y las añadiría)

— La nave "Júpiter" tiene prácticamente las mismas dimensiones que la famosa nave USS Enterprise y al igual que ella, es una nave científica. La Enterprise tenía exactamente: 725,35 metros de largo y unos 190 metros de alto y un diámetro de 300 metros para el plato. La "Júpiter" no tiene diámetro puesto que no es un plato.

— El nombre de la ciudad Yggdrasil, hace referencia a la mitología nórdica. Un fresno perenne, el árbol de la vida o fresno del universo, quien con sus raíces, mantiene unidos los diferentes mundos (Ocho en total). De su raíz emana la fuente que llena el pozo del conocimiento, custodiado por Mímir.

— El nombre de la nave "Júpiter", hace referencia al planeta más grande de nuestro sistema solar, dando por entendido, que es una de las naves más grandes de las que dispone la Federación.

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