07.- Uranus
—No, no puedes mover la torre de ese modo — evité reír ante la torpeza del chico frente a mí.
—Oops— se defendió. Lewis frunció sus castañas cejas observando el tablero quizá tratando de deducir en lo que estaba mal. Tocó su barbilla pensando, pero supe que se dio por vencido en cuando sus ojos me pidieron ayuda.
— Solo va horizontal y verticalmente — le aclaré mientras tomaba la pieza y le daba un ejemplo. Asintió, y la dejó en algún lugar al azar.
—Todos mueren para proteger a su rey — dijo como si su pensamiento saliera en voz alta pero no le importó. Se cruzó de brazos sobre la mesa de piedra del parque. Sonreí mientras pensaba dónde hacer mi movimiento y le miraba de reojo. Lewis observaba el follaje de los árboles encima de nosotros. Sonrió de forma instantánea.
—Mucho silencio.
—Pero es cómodo — pronunció —, el silencio es especial si se comparte con alguien especial, así como la soledad.
—Quiero besarte la cara — solté cuando moví mi caballo, lo escuché reír.
—Me gusta cuando haces eso — volvió con sus ojos a mí —. ¿Qué pasa si te aceptan en ese lugar? — cambió el tema.
—Tendré que ir — repetí por tercera vez ese día. No dejaba de preguntarlo y no era algo que me gustaba responder.
—Me hace triste — dijo después —, pero no porque tengas que irte, sino porque es un lugar donde no quieres estar.
—¿Te cuento un secreto? — susurré.
Frunció el ceño confundido pero después una sonrisa se formó en sus labios cuando vio que los míos también habían formado una.
—Nunca cuentas secretos.
—Este es especial — respiré hondo —: Tendré una audición para una escuela.
—¿En serio?
—Si — intenté sonreír porque me daba pena recordar aquello; como tuve que engañar a mi padre con ayuda de mamá para que me dejara ir a Londres. Estaba nervioso, tenía que contárselo a alguien y aunque quería que fuera una sorpresa para él no pude soportarlo —, es un secreto — le recordé después.
—Me gusta cuando sonríes así — dijo —, ahí hay felicidad, creo que es lo que importa en realidad, Júpiter. Tu magia no estará oculta más.
Me sonrió de vuelta, sus ojos se hicieron más pequeños cuando lo hizo y aunque eso no pareciera normal, éstos tenían un brillo extraño que de pronto me hizo preocupar.
—¿Te cuento un secreto? — habló después. Asentí confundido y esperé por lo que sea que quisiera decirme —. Mi mamá me dijo una vez que llegaría el día en el que alguien me miraría de la forma en la que yo miro el cielo, y siguió diciéndolo creyendo que yo no la escuchaba pero si lo hacía... Habría una persona que se perdería en mí.
—Yo... — comencé intentando descifrar lo que significaba aquello—, yo me siento perdido en ti — admití.
—Ezra — mi nombre en su voz me sonaba tan extraño ahora, él vio mi incredibilidad y sonrió —, no estoy seguro.
—¿De qué estás hablando?
—Somos un secreto, uno que no podemos decir — contempló el tablero —, quizá te vayas, no se puede poseer a las personas, no eres mío.
—Creí que yo no era una persona, creí que yo era Júpiter.
—Tampoco puedo tener a Júpiter.
—Lewis— intenté pararlo.
—Soy la razón de muchos de tus problemas, creo que quizá sea mejor alejarte a mí, así como lo hacías antes.
—Lewis— repetí en un suspiro.
—Sé que a ti nunca se te ocurriría esto, sé que no te gusta la idea de hacerme daño — acarició la misma torre que movía desde hace varios turnos —, yo... — su voz comenzó a quebrarse un poco, no me gustaba verlo así, menos cuando se trataba de nosotros. No sabía que decir o qué hacer, solo callé — yo quiero que hagas lo que tengas que hacer, Júpiter. No quiero detenerte.
—¿Estás seguro con esto? — tartamudeé, busqué su mirada como siempre pero él no me la daba, estaba siendo atacado por todas esas cosas malas que le rodeaban y la expresión de ahogamiento por las palabras apareció en su rostro y, poco después, aquél brillo en sus ojos comenzó a bajar en forma de lágrimas en el momento en el que asentía como respuesta.
—Hiciste que mi desastre importara — intentó sonreír —, creo que es hora de hacer que tu caos cuente.
Louis creía que era difícil atraparme, pero yo creo que es al revés. Tener una persona como Louis lo era y más si quieres que su magia viva por siempre. Lo tuve por mucho tiempo sin darme cuenta, pero cuando lo supe, noté que su magia se hizo débil, como si de pronto quisiera desaparecer; como si estuviera cayendo en la verdad de este mundo cada día un poco más gracias a mí, por mi culpa.
Supe que nadábamos contra la corriente, pero quizá no era así, quizá era yo quien me dejaba llevar por ella y lo arrastraba conmigo.
No fue él quien me dejó libre con la metáfora de que nunca le pertenecería por ser demasiado para él. Fue Louis quien se liberó de mí, de mis miedos, dudas y de todos esos pequeños lunares de carga sobre mi espalda; lo pensé, quizá estaba bien dejarlo ir después de todo.
Veintinueve de julio del dos mil. Quizá necesitó romperme para que al menos yo supiera qué era lo que tenía dentro.
(n/a): Creo que este me salió algo largo comparándolo a como suelen ser.
Bueno, lamento la tardanza. Y una favorcito; si conocen a alguien que crean que le puede gustar esta historia, ¿la podrían recomendar? :D ¡Gracias por leer!
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