Capítulo 2.

La oscuridad ha inundado cada espacio de luz. Estaba tan rota que no me di cuenta cuando perdí el total enfoque de la realidad y fui reclamada por las tinieblas de nuevo, todo era más sencillo de esa manera.

Todo es confuso, no entiendo nada y supongo que es porque no quiero, trato de recuperar la consciencia, todavía estoy un poco aturdida pero eso no parece ser un impedimento para los recuerdos que vienen a mi mente como un bombardeo, esto en poco tiempo me produce un leve dolor de cabeza.

Mantengo la misma posición, indefensa, sintiendo como si el mundo fuera inmenso y yo fuera del tamaño de una hormiga, me desagrada la idea de verme como una víctima pero así me siento, me gustaría cambiarlo pero no puedo, la situación me sobrepasa enormemente.

No quiero levantarme, quiero quedarme aquí hasta que muera... Siento como si estuviera vagando en algún lugar desconocido y ni siquiera me he movido de mi rincón, estoy tan concentrada en una ilusión que me sobresalto cuando oigo extraños ruidos provenientes de la planta baja, no sé qué hacer, seguramente estoy siendo muy paranoica al respecto, pero el pánico cobra vida cuando los raros sonidos no cesan.

No estoy segura de lo que voy a hacer pero decido bajar, voy directo a la escalera y cuando me encuentro en la primera planta, me pego a la pared, no debería estar jugando en momentos como éste pero me siento como una espía, no debo ser descubierta; me deslizo por todo el pasillo hasta llegar a la cocina, me agacho y poco a poco voy deslumbrando mi cabeza por el umbral de la puerta, no logro divisar nada, así que me levanto un poco más, me asusto cuando puedo ver una sombra, no sé qué es pero parece ser un animal alimentándose.

Tengo que salir de aquí, quiero morir pero no de esa manera, no devorada por un animal, es demasiada agonía y no la soportaría, quiero morir sin darme cuenta. Algo detona en mi cerebro y me dice que salga inmediatamente de ahí, mis pasos van en retroceso y soy súper torpe, no soy consciente del espacio y choco de espaldas con la pared, el retrato familiar se balancea de lado a lado y luego cae, todo el cristal se fragmenta y siento al temor tomar posesión de mi cuerpo, desde mi interior ruego por un milagro pero es en vano, eso me ha escuchado y siento como unas pisadas vienen hacia mí.

Mis ojos recorren el horizonte y van subiendo la trayectoria poco a poco, cuando menos me doy cuenta, me encuentro con un par de ojos marrones que observan todo, incluyéndome a mí con profundidad, por un instante presiento calma pero todo eso desaparece con rapidez, los vestigios de sangre cerca de su boca me aterrorizan, una sonrisa que asimilo como diabólica se dibuja en su cara y siento por primera vez que la pesadilla es real.

Estoy en shock, temo que no puedo moverme pero debo de reaccionar para seguir con vida, tantos pensamientos que aparecen en mi mente y me desorientan, no les tomo importancia y los envío a algún rincón de mi cerebro, en su lugar decido tomar acción y me dirijo a mi recámara con urgencia, cierro con llave la puerta y me acurruco en la esquina, me siento impotente, ¡por Dios esto no puede estar pasándome a mí!

Pasa un momento y nada, me estoy hiperventilando y trato de tranquilizarme, quizás todo esté bien. Estaba muy equivocada, de repente algo golpea con violencia la superficie de madera repetidas veces hasta que ésta cede, un par de dementes ojos marrones se revelan en el agujero, estoy muerta de miedo, me obligo a abandonar mi zona de seguridad para buscar una alternativa para salir de ahí, escaneo a mi alrededor y algo brilla.

Sé de antemano que es peligroso pero es mi única forma de escapar, la ventana del dormitorio es mi única salida, me encamino hacia ella y la abro, estoy concentrada en la tarea de salvar mi vida pero tanto escándalo me molesta, el monstruo está introduciendo sus brazos para arrancar trozos de madera y de esa manera hacer más grande el hueco, me enfoco en el momento y me doy prisa, me apoyo en el marco de la ventana y miro atrás, el dejar toda mi existencia, todo lo que conozco en el pasado me duele, pero lo que más me sorprende es que el monstruo ha logrado introducir la mitad superior de su anatomía por el acceso, tengo que reaccionar y volver al presente, continuar, mi pierna derecha cuelga hacia el exterior y siento temor por la altura, miro hacia la puerta de nuevo y la terrible sensación en mi interior se desata, el monstruo ha logrado introducirse en mi dormitorio.

El terror me paraliza, se acerca a mí con peligrosa velocidad pero consigo moverme a tiempo para cerrarle el cristal en sus narices, creo ver una expresión de dolor surcar su cara y la satisfacción forma una sonrisa en mi rostro, me alejo hacia el otro extremo del techo y me doy cuenta de que el monstruo ha logrado abrir la ventana de nuevo, me mira con molestia y sin pensarlo dos veces, salto. Mi espalda es la primera parte de mi cuerpo en golpear el suelo, ahora no siento nada por la adrenalina, pero luego no podré ni moverme, así que tengo que aprovechar al máximo ese extra de energía.

Me levanto y observo a mi alrededor, todo es caos, la horda de monstruos ha atacado mi ciudad, en la otra cuadra, un par de casas arden en llamas y parece el puro infierno, todos están ocupados huyendo de los monstruos, así que mi presencia no es importante, de algún modo soy invisible y creo que me agrada, se escuchan estragos desde la casa y empiezo a correr por la calle, por nada del mundo voy a detenerme.

Después de quince minutos, el miedo es lo único que me impulsa a avanzar hacia adelante y he conseguido salir de la pequeña metrópoli, no cuento con un destino en concreto pero me dirijo hacia las afueras, tengo que encontrar ayuda o no lograré sobrevivir mucho. Siento como mis pulmones arden y me duele todo, voy por la carretera y decido desviarme por los bosques, puede ser un buen atajo y será mi camuflaje, no sé porqué pero me siento más segura aquí.

Me detengo a descansar un momento, necesito recuperar el aliento, tengo que tomar asiento en cualquier lado, con toda esta oscuridad no logro ver nada, me acuesto con la espalda apoyada en un tronco y cierro mis ojos para pensar con claridad que debo de hacer, no me doy cuenta cuando pierdo el sentido y caigo en un abismo; lo siguiente que sé es que no puedo despertarme, pareciera como si tuviera el sueño muy profundo pero en realidad es ligero, sólo estoy demasiado cansada.

Puedo estar dormida pero mi sistema está en alerta, los arbustos se mueven y hay ruidos, mis párpados se elevan y mis ojos se amplían del susto, me levanto pero como no estoy lista, me mareo un poco y en ese instante siento que todo lo que me rodea da vueltas, mi consciencia se tarda un par de segundos en tomar el control de mi cuerpo, el extraño sonido de hojas chocando entre sí continúa y se escucha con claridad el crujido de una vara seca, tengo miedo pero eso es lo único que me mantiene en mis cinco sentidos, esperando cualquier movimiento, por el rabillo del ojo logro ver algo, la sombra de un humano se desplaza pero no creo que sea amigable, hay que tener cuidado, perdí a toda mi familia y ya no puedo confiar en nadie.

No sé qué hacer, mi respiración se acelera y mi descontrolado pulso palpita detrás de mis orejas, siento como si estuviera a segundos de entrar en pánico pero intentaré resistirme, no tengo otra opción más que correr lo más rápido que mis piernas me lo permitan y así lo hago, siento que vuelo entre los árboles pero no es agradable, me tropiezo con todo lo que se atraviesa en mi camino; deseo que todo esto sea una mentira, puedo presentir que la bestia viene por mí, la desesperación me abraza y hace que las lágrimas salgan de mis ojos para nublarme más el rumbo, no quiero mirar atrás, siento que eso aún me persigue, pero la curiosidad me gana, deseo garantizar mi seguridad a través de mi vista, giro mi rostro y ahí está. Lo siguiente que sé es que choco de frente con una superficie dura y me voy de espaldas, me golpeó la cabeza con algo y todo se acaba.

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