10. Conociendo al enemigo
Una vez, fue el número de veces que tuve la oportunidad de saber de ellos, de saber los pecados que los habían marcado, fue así como ella me los había contado esa vez. Está es la historia de ellos y el porque en ese entonces cargaban un duro pasado en su espalda.
Está es la historia de la chica que olvido su pasado y que dudaba del futuro que tanto le hablaban...
Mi nombre es Raia Gallyon, tengo veinte años, Yodrerik Gallyon es mi hermano menor y Arquien Brunestrud es la chica que guía nuestro grupo al futuro anhelado. ¿Está bien ese futuro del que tanto hablan?
Dudo del futuro porque mi pasado se me fue arrebatado. Tenía padres, vivía en una ciudad, un pueblo de nombre Gallette. Pero todas esas memorias se me fueron arrebatadas con el desastre que ocurrió.
Puedo recordar los gritos, las personas hullendo de lo que se encontraba frente a ellos y sólo unos cuantos magos aún en pie. Mi familia empezaba a huir pero fue en un sólo parpadeo cuando un poderoso ataque vino a nosotros y todos habíamos caído al frío piso.
Yodrerik fue quien me despertó, estaba desesperado y lloraba. Pero para mi mala suerte, había perdido la vista de uno de mis ojos, sentía la sangre bajar de lo que era mi ojo, yo lo había perdido. Sentía como la piel de mi cuerpo me ardía. Con su ayuda me levanté en búsqueda en algún sobreviviente pero el pueblo sólo era un cementerio más.
-¿Quien eres tú?
-¿No recuerdas quien soy? --Yodrerik pregunto un poco asustado -Soy tu hermano menor
Abrí más mi único ojo. No recordaba quien era, había olvidado hasta mi propio nombre, el golpe que había recibido era el causante. Él y yo, estábamos vagando en busca de ayuda, ayuda que nadie nos brindó. Pero nadie quería ayudar a unos huérfanos. Cansados, seguimos caminando hasta ya no podía más. Quería dormir un poco, mi cuerpo estaba caliente, respiraba de una manera irregular, sentía mis huesos hechos polvo.
-Porfavor Raia, no te atrevas a dormirte --Me miro con tristeza -Papá y mamá se enojaran pero porfavor, no me dejes sólo...
Fue lo último que escuché. Había caído desmayada. No supe cuanto tarde en despertar pero cuando lo hice, me encontraba en un lugar totalmente diferente. En lugar de estar en aquella sucia y fría cueva, yo dormía bajo con un cómodo colchón. La luz pegaba de lleno en mi rostro, me levanté asustada, subí mi mano hasta mi ojo herido, estaba perfectamente vendado.
El ruido de la puerta fue lo que llamo mi atención, fue una persona de oscuros cabellos y ojos negros los que me vieron.
-Es bueno que ya estés despierta --Hablo con tranquilidad, en sus manos traía unos cuantos recipientes, olía a mucha medicina -Estuviste dormida un mes --Era la respuesta que planeaba hacerle pero con ver mi rostro, él sólo lo dijo -¿Como te sientes?
-Supongo que bien
-¿Supones? --Me preguntó.
-Lo lamentó, perdí la memoria y yo siento que todo lo que hago no corresponde a lo que era antes
-Lo se --Me sonrió con amabilidad -Tú hermano menor me ha dicho todo de ti cuando los encontré --Se acercó a mi y empezó a quitarme las vendas que cubría mi ojo -Has vuelto a la vida Raia Gallyon, bienvenida a mi Imperio
¿Como alguien con una hermosa sonrisa es odiado por todo el mundo? Yo no lo comprendía. Lo único que sabía, era que le debía mi vida como la de Yodrerik. Acepte ser un estudiante suyo y aprender la magia que el me quisiera enseñar. Me esforzaba al doble, siempre escuchaba mis huesos hacerse polvo y sentía como la sangre salía de mi boca. Doce personas nos ayudaban a entrenar, doce personas nos ayudaban a curar nuestros cuerpos y doce, fue el número de personas que consideramos nuestra familia.
-No porque tengas un sólo ojo te va hacer más débil --Fue lo que me dijo un anciano, uno de los doce escudos, fue al momento de revisar mis heridas y ver que no tenía uno de mis ojos me miro con comprensión -En cambio te da fortaleza, debes ser fuerte, debes ser alguien fuerte si quieres la venganza a tu pueblo y a tus padres, siempre ten en mente lo que quieres y lo obtendrás
Todos los días era lo mismo hasta que todo eso rindió frutos. Tenía una fuerza y magia demasiado fuertes. Yodrerik se habia hecho fuerte de igual manera. Pronto conocimos a una chica que seguía a todo lugar a nuestro salvador.
-Mi nombre es Arquiem Brunestrud --Hizo una pequeña reverencia -A partir de ahora, ustedes perteneceran a mi equipo
Un nombre tan bello, una chica hermosa pero que sin duda, en su interior guardaba un poder mucho muy superior. Desde entonces, permanecemos a su lado como soldados, como compañeros pero creo que nunca como amigos.
Ir vagando de pueblo en pueblo. Robar las vidas y satisfacernos con el sufrimiento que mostraban. ¿Era lo correcto? No podía dudar mucho, todos ellos eran sólo personas que nos debían.
¿Era correcto matar a los niños? No lo sabía, sólo cargaba con el peso de sus almas. Sólo obedecía las órdenes que Arquiem me daba. Era algo cruel, era algo tan inhumano. Ver como morían, sentir la sangre en tu cuerpo y disfrutar quemar, algo estaba mal.
-En nuestras manos esta el deber de obtener a la criatura que nos guiará a un nuevo mundo --Arquiem hablaba sin miedo alguno -La cría del dragón de fuego y de la maga celestial, debemos obtener a la cría y así rendir nuestro tributo a nuestro emperador --Ella había enloquecido.
-¿Un bebé? --Le hablé.
-Bebé o criatura da igual --Hablo con indiferencia -Una vez que la madre le de a luz, mataremos a la madre y la cría será nuestra guía ¿Están conmigo?
-Si
Fue lo único que respondimos Yodrerik y yo. Fue la razón por la que llegamos a Fairy Tail ese día. Mis dudas seguían creciendo. ¿Era realmente lo correcto? Cuando los vi frente mío, me di cuenta que ellos no tenían culpa alguna. Pero si eran órdenes de nuestro emperador, entonces no tendría de otra.
Tendría que obedecer.
Está es la historia del chico que al ver que su hermana perdió su memoria, el hizo todo por protegerla hasta el final...
Mi nombre es Yodrerik Gallyon, tengo dieciocho años y soy el hermano menor de Raia Gallyon. Arquiem Brunestrud, es la chica que nos guía al futuro deseado.
Desde pequeño vi a mi pueblo arder en llamas, vi a mi pueblo morir, vi el cementerio que se había creado. A mis padres moribundos salvandonos y ver como mi única familia, mi hermana, perdía la memoria a causa de mi culpa. Ella se arriesgó por mi, recibió un ataque por sus espaldas, causando que uno de sus ojos los perdiera, estoy vivo gracias a ella.
Algo que no acepte, no me gustaba que ella se arriesgara pero nunca podría cambiar las cosas del pasado.
Caminábamos sin ningún rumbo, teníamos que salir de aquel pueblo, que una vez fue nuestro hogar, teníamos que ir a un lugar que nos curara pero cuando mi hermana se cansó, ella cayó dormida. La sangre no paraba de salir, se quejaba aún cuando ella dormía, desesperado busque ayuda. Un hombre de cabellos negros y ojos de igual color fue el único que me escucho y de inmediato salvo la vida de mi hermana llevándonos al lugar donde el vivía.
-Está fuera de peligro pero estará bien --El salía de su habitación. Yo me mantenía afuera en espera. Yo sólo tenía unos cuantos raspones, ella era lo primordial.
-Gracias señor, no sabía que hubiera hecho --Las lágrimas salían de mi rostro -Ella es la única familia que me queda después de que Gallette fuera destruido
-¿Gallette? --Pregunto curioso -¿Así se llamaba el lugar donde vivían?
-Si, hubo un desastre y todos murieron, mi hermana me protegió hasta que ella resultó herida y perdió la memoria
-¿Quieres ser fuerte? --Me preguntó con seriedad -¿Deseas ser fuerte para proteger a los que amas? ¿Para proteger a tu hermana?
Mire la puerta del cuarto de mi hermana, mire de nuevo a nuestro salvador. El no mentía en sus palabras, deseaba tanto ser fuerte para proteger lo que amaba, deseaba ser fuerte para no llorar más, deseaba ser fuerte por mi hermana.
-Quiero ser más fuerte para protegerla
-Esa era la respuesta que esperaba --Me sonrió -Yo me encargaré personalmente de hacerte fuerte
Y así en el mes que mi hermana paso dormida, yo entrenaba junto a doce personas. Me dejaban casi al borde de la muerte pero ahi estaba, levantándome con mis huesos rotos, con el constante recordatorio que ahí había alguien que esperaba por mi, alguien que a pesar de que no me recordaba, yo estaría ahí para ella. Raia despertó y como esperaba, de igual manera empezó a seguir al emperador.
A un hombre que el mundo odiaba, a un hombre con un oscuro pasado y siendo el mago oscuro más fuerte, un hombre que nadie llegaba a entender. Sin duda, nos convertimos en su sombra, nos convertimos en un pecado más en este vida.
Y así fue con el pasar del tiempo. Entrenaba a escondidas de ella, hasta que la vi. Una chica me observaba, no la había visto antes y me intrigaba. De un solo parpadeo empezaba a caminar a mi con lentitud. Tuve que tragar duro, sentía un gran poder en su interior. En sus ojos no existía brillo alguno.
-Eres fuerte y lo entiendo --Se había acercado a mi -Quieres ser fuerte para proteger, lo deseas y espero que esa misma voluntad te ayude
Fueron las únicas palabras que me dijo antes de que se presentará a nosotros. 'Arquiem Brunestrud' una chica con una increíble fuerza pero cada vez que la veía, cada vez que hablaba con ella, estaba enloqueciendo. Mi hermana dudaba de las acciones, podía verlo en su rostro.
Lo que podía hacer era terminar su trabajo cada vez que ella se daba la vuelta e iba a buscar algo que hacer, yo terminaba su trabajo, yo me ensuciaba por ella. Cargaba con todo lo que ella no podía. Inocentes, podia comprenderlo, nadie quería eso.
-¿Un bebé era lo que más temían? Eso era algo ilógico.
-Tendrá el poder que nos guiará a un nuevo mundo --Arquiem me había explicado cuando Raia se habia alejado -La cría, su poder mágico será de ayuda para nuestras ambiciones -Me miro, una sombría sonrisa estaba en su rostro -Si quieres seguir protegiendo a tu hermana, que sus recuerdos regresen entonces me ayudarás...
-¿En serio?
-Si, hay que ir a Fairy Tail, ahí conseguiremos nuestro cometido
Todo lo hago por mi hermana. Todo lo haré por ella. Cargare sus pecados y sus dudas, cargare sus recuerdos y sus miedos. Cargare y la protegere como siempre tuvo que ser. Incluso si tengo que enfrentar a Arquiem la protegeria, no importa si me ensucio las manos.
Yo cargare con sus pecados.
Y la historia de una chica cuyo pasado fue el más horrible de todos y cuyo futuro, era lleno de ambiciones y poder...
Alguien a quien nunca quisieron, alguien a quien maltrataron toda su vida. Eso es el inicio de algo que nunca querían. Mi nombre es Arquiem Brunestrud, tengo 23 años y soy la primera quien siguió a nuestro emperador.
Mi vida era un asco llena de abusos, llena de violencia, llena de tanta porquería que puede existir en este mundo. ¿Porque no me era permitido morir? No lo entendía, nadie me salvo. Yo hice mi propia justicia cuando los maté con mis propias manos.
Me aleje, quería morirme hasta que lo vi. Hasta que conocí a la persona que me salvaría y que me llevaría con él. En aquel bosque abandonado, en aquel lugar donde vi sus lágrimas caer de sus ojos. En donde miraba con melancolía a la Luna y en donde el me miro.
-Si piensas que está no es la vida que mereces entonces matate --Me miraba con seriedad esos ojos negros -Pero si piensas que tienes la oportunidad de mostrarle al mundo tu infierno, entonces me seguirás ¿Que dices?
Sin duda lo seguí, a pesar de mostrarme compasión, algo que odiaba. Fue el primero en entenderme y tenderme una mano. Verlo, provocó que mi alma se purificaba, empecé a seguirlo porque era lo único que me quedaba en este mundo tan podrido.
Entrenaba y me enseñaba la magia correspondiente, pronto me convertí en alguien fuerte y letal, todos empezaban a tenerme como tanto ansiaba, nunca me permití caer, nunca me permití hacerlo. Incluso cuando llegaron dos chicos en la misma situación los acepté como compañeros. Veía la determinación, la fuerza y sentía lo capaz que eran ellos para cargar los pecados que le seguían.
-Ellos serán igual de fuertes que tu Arquiem --El me sonreía -Sólo hay que guiarlos por un buen camino
-Claro que si --Mi vista se dirigió a esos chicos -Me encargaré de ello
Sangre y destrucción fue lo que lleve junto con ellos. Éramos temidos y eso era realmente lo que ansiaba. Ansiaba que todos vivieran el infierno que yo vivía. Por muchos años me encargaba de que así fuera, de que nadie manchara el nombre de nuestro emperador.
-El pronto tendrá un hijo --Lo escuché decir -Un bebé con una magia superior, un bebé que será muy fuerte
-¿Lo observaremos? --Pregunto uno de sus doce escudos, un tipo de cabello blanco.
-Será lo mejor --Suspiro -Pronto obtendremos su poder y tendremos un nuevo mundo
Y sin decirle, sólo tome mi equipo y nos fuimos a la dirección que el marcaba. Quería el futuro del que tanto hablaban, lo ansiaba, era para lo que me estaba preparando todo este tiempo. ¿Compartir el futuro que pronto tendría en mis manos? Tendria que pensarlo, soy egoísta y no quisiera que alguien más tuviera ese tesoro.
-Natsu Dragneel y Lucy Heartfilia --Sonreí -Su pequeña cría, su nuevo poder me ayudará a mis ambiciones
Solté una carcajada, nadie sabía lo que planeaba. Nadie sabía sobre este secreto. Tendré una gran satisfacción al momento de destruir, para esto estuve preparada.
Mis ambiciones y mi obsesión por el poder pronto sería mío.
Tres almas que sólo vagaban sin tener sentido alguno en su vida. Tres almas solitarias que sólo necesitaban algún cariño. Tres almas que nos hicieron daño en ese entonces. Fueron sus historias que nos hicieron comprender lo que querían, las ambiciones, las fuerzas y los deseos lo que los dominaban.
Estas historias fueron las que ella me contó y que aún recuerdo. Historias que nunca olvidaremos.
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