Capítulo I: Los muertos no hablan

Lo colocó cuidadosamente, estaba apunto de terminarlo por fin, llevaba varios meses construyéndola, y el momento más esperado había llegado, el de terminarla y derribarla para poder construirla de nuevo. Las yemas de sus dedos estaban rojas de tanto tocar cartas, pero no durante los meses que llevaba construyendo aquella torre, sino por los enormes años que lleva apilando este tipo de castillos..., O más bien dicho, fortalezas echas de naipes.

-Si tuviera que describir el momento en el que me di cuenta que mi vida se rompió...-.

-Fue en el momento en el que apareciste en mi vida-. Terminó la frase del audiolibro, sabiéndoselo de memoria. -Eso fue lo que quedó grabado de vuestra conversación..., Y segundos después...-.

-Golpes, puñetazos..., Rabia..., Ira...-.

-Todo eso y más, en una sola cinta de cassette..., La cuál intentaste ocultar-.

Estaba apunto de colocar la última carta, cuando de pronto...

-¡L!-. La puerta mecánica se abrió, y de pronto, L tuvo un pequeño infarto al ver como se caían 3 de sus cartas.

-Ahhh...-. Suspiró, calmándose, ya que no había sido para tanto. Cogió una de las cartas y fue a colocarla en su sitio. -Me parece que alguien quiere quedarse sin trabajo...-.

-¡A-Ah, no, para nada!-. Dijo Gevanni asustado. -¡Solo quería decirte que..., Ha-hay alguien que quiere verte, y creo que no te va a gustar quién es!-.

Miró a Gevanni, y su larga cabellera se movió, tapándole por un momento sus ojos grises.

-Que pase-. Dijo.

-Ese es el problema..., Que no quiere subir, quiere que tú bajes-. Dijo.

-No voy a bajar bajo ninguna circunstancia-. Dijo tajante.

-¡Pero..., L, es importante!-. Dijo Gevanni.

-Ya he dicho lo que pienso sobre el tema. Si no hay intención de negociar quién va a subir o bajar..., No quiero saber nada más sobre...-.

-¡Es tú padre!-.

L miró con los ojos abiertos, sorprendido a más no poder, a Gevanni.

-¿Cómo dices?-.

-Y entonces..., Cuando estaba apunto de apuñalarme...-. Suspiró. -Y-Yo...-.

Miró enfrente suya, donde tenía a Restar, Lidner y Gevanni. Aunque también estaba un portátil con la letra de L, estaba en videollamada con él.

El padre de L estaba esposado a la mesa, y estaba nervioso..., Además que se notaba que era viejo.

-Sabía que un tal Watari te llevó a un orfanato..., Estuve buscando en miles y miles, preguntando por Watari, dando tu descripción...-. El hombre tragó saliva.

L estaba atónito, sin saber cómo reaccionar...

-Y entonces..., Llegué a uno..., Y pregunté por Watari..., Un hombre llamado Roger me contó que el hombre al que busco no existe, y después de una confusión, le di tu descripción..., Me decía que no existías, que eso era mentira...-.

Apretó su robot de juguete, al cuál le sacó la cabeza.

-Dije tú verdadero nombre, y entonces el tal Roger me gritó que me marchara..., Yo no entendía nada, y le supliqué de rodillas que me lo explicara..., Quería volver a verte-.

Las pupilas de L estaban dilatadas.

-No quería abandonarte..., Pero..., Tuve la oportunidad de escapar de aquel asesino..., Solo tenía que pagarle todo el dinero que tenía, y desaparecer de allí sin llamar a la policía..., Aunque evidentemente, lo hice...

-M-mm...-. El pequeño y tranquilo bebé descansaba en su cuna.

El asesino levantó el cuchillo, y entonces...

-¡ALTO, POLICÍA!-.

¡BANG, BANG!

-No te pido que me perdones...-. Dijo, mirando a la mesa. -Sólo que lo entiendas..., Hijo...-. Miró al portátil que tenía enfrente.

-¿Porqué tantos años después?, ¿Porqué no antes?-. Preguntó L.

-Porque..., No tenía el valor suficiente...-. Confesó.

-¿Y qué quieres de mí?-.

-¡Pues...!-. El hombre suspiró. -¡Pasar tiempo con mi hijo!-.

-Lo siento pero me va a ser imposible. No tengo padre ni madre. Adiós, gracias por haberme hecho perder el tiempo-.

-¡Pe-Pero hijo!-. Dijo su padre sorprendido, y Rester lo desposó y lo levantó de la mesa.

-Ya lo ha oído, no se puede hacer nada, además, sabe demasiado...-. Dijo Rester, y se llevó a su padre.

Gevanni y Lidner subieron a la habitación de de L.

-Ha quedado todo grabado cómo has pedido-. Dijo Lidner, y le pasó la cinta de vídeo.

-Bien hecho-. Dijo L, y la cogió.

-¿De verdad crees que ese no era tú padre?-. Preguntó Gevanni confundido.

-Hasta el más tonto se daría cuenta...-. Dijo L.

-¿¡Porqué se pasa tanto conmigo!?-. Preguntó Gevanni, rabioso.

-Sólo un idiota se creería esa historia. Está claro que quién trama esto, es alguien que quiere acercarse a mí, y conoce sobre el orfanato Wammy's y sobre los sucesores de L-. Dijo L.

-¿Estás insinuando...?-. Preguntó Lidner.

-Si, probablemente, sea un antiguo sucesor de L-. Dijo L. -Investigad a todos los de la lista que os daré en breve-.

-De acuerdo-. Dijeron Lidner y Gevanni.

-Hm...-. El supuesto padre de L sacó un walkie talkie. -No ha funcionado, ¿Qué puedo hacer ahora?-.

-Nada..., Ya no me sirves de nada. Probablemente ya sepa que es un plan de alguien que intenta sabotearle..., Así que vamos a darle un empujón...-. Dijo.

-Click-. Dijo y apretó un botón.

La cabeza de aquel hombre explotó, y cayó al suelo.

-¡¡¡AHHH!!-. La gente de los alrededores gritaban asustados.

-¡L, la cabeza de ese hombre ha explotado!-. Dijo Rester, llegando a la habitación de L.

L le miró.

-¿Estás seguro?-. Preguntó.

-¡Más que seguro!-. Dijo.

-Hm...-. L cerró los ojos y pensó. -Tal y como pensaba...-. Una carta se cayó.

-Sólo un loco idiota ha podido planear esto-. Dijo frunciendo el ceño. -Es alguien que intenta atentar contra mi vida..., Sabe donde resido, así que tendré que cambiarme de lugar. Me iré a Japón...-.

Tachó dos cosas de su lista.

Alterarle

Hacer que se mude

-¿Te vas a ir a Japón eh?-. Sonrió. -Hm, estoy seguro que sí-. Dijo sonriente.

Miraba a todos lados.

-No te preocupes, estoy aquí para protegerte-. Sonrió Rester, junto a L en una escalera mecánica, mientras Lidner y Gevanni iban en otro avión.

-Soy consciente...-. Dijo L.

-Hmmm, hm hmmmm-. Tarareaba una canción, mientras abría la puerta de su casa, y dejó la bolsa de la compra en la cocina, y abrió la nevera.

-¡Neerooo, la comida ya estaaaaá!-. Dijo la chica, sonriente, pero no salía nadie de ninguna habitación.

-¿Neeroooo?-.

Gevanni se confundió.

-¿Nero, qué clase de apodo o nombre es Nero?-. Preguntó desde el coche, escuchando desde el portátil y viendo las cámaras y micrófonos que había colocado en casa de Lisa Lindal. Linda en Wammy's, una de las más inteligentes chicas en el orfanato, y que se ha dedicado la vida pintando cuadros.

-¿Qué pasa Nero, porque no sales a comer?-.

-¿Será un perro?-. Preguntó Gevanni.

Riiiing..., Riiiing ..

Linda cogió el móvil.

-¿Diga?-. Preguntó confundida.

-Están investigando tu casa, te han puesto cámaras y micrófonos. Haz como que estoy hablándote sobre el trabajo. Disimula un poco-.

-No, todavía no tengo los cuadros hechos-. Dijo, apoyándose en la encimera de la cocina, un poco nerviosa.

-Bien, ahora haz como que te despides, y sin que se note mucho el descaro, di "A ver si se ha vuelto a escapar el maldito gato..., Vas a tener que adoptar uno..., Ah, y mándame la comida a mi guarida, ahora ya no puedo volver a tú casa-.

-Venga, si, adiós-. Linda sonrió, y colgó. -Aix..., Maldito gato..., Ahora para encontrarlo otra vez-. Se quejó falsamente, y comenzó a mirar por todos lados.

-Está claro que es mentira-. Dijo L, volviendo a hacer la torre de cartas, pero ahora en su base de Japón.

-Lo sé, es un poco extraño que no tuviera bols de comida para gatos o cualquier otra cosa-. Dijo Gevanni.

-Así que ese tal Nero es el tipo al que buscamos y sabemos que ha estado viviendo con Lisa Lindal...-. Dijo L. -Quizás haya conseguido manipular a Linda, o a lo mejor..., Tenía demasiada confianza con ella en el orfanato-. L frunció el ceño. -Pero aún así, Linda es una muy buena persona y vive muy tranquila y feliz, no tendría porque ponerse en peligro con lo bien que vive-.

-Pues debe ser alguien muy importante para ella para que ponga en peligro su integridad física-. Dijo Lidner.

-O eso, o alguien la ha estado manipulando..., Pero no tendría sentido, ya que a forma en la que llamaba a ese tal Nero era con aprecio..., Debe ser un gran amigo suyo del orfanato..., ¿Pero quién?-. Preguntaba L confundido.

-Piensa L, ¿No había nadie con quiñen Linda se juntara mucho?-. Preguntó.

-Se juntaba con todos..., Pero no había nadie especial en su vida..., Aparte de los dos fallecidos que sufrieron en el caso Kira-. Dijo L.

-¿Te refieres a Mello y a Matt?-. Preguntó Gevanni.

-¡L!, ¿¡No estarás insinuando qué...!?-. Preguntó Rester.

-No..., No estoy insinuando nada-. Dijo L, y frunció el ceño. -No digamos estupideces, por favor. Esos dos individuos están más que muertos-. Dijo tajante, colocando otra carta. -Aunque quizás alguien se está haciendo pasar por uno de los dos...-. Dijo frunciendo el ceño de nuevo. -Pero la pregunta es..., ¿Cómo?-.

-Hm...-. Sonrió, y de pronto, picaron a la puerta.

-¡Tengo tú comida!-. Dijo.

-Bien...-. Pisó un cuerpo muerto del suelo.

-A-Ayuda...-. Levantó la mano, pidiendo ayuda, y de pronto, el asesino le pisoteó el cuello, matándolo. 

Antes de abrir la puerta, escondió en un armario el plano de cirugía, y sus bisturís.

Abrió la puerta.

-¿Cuándo vas a quitarte esa estúpida máscara?-. Preguntó Linda, y tocó su cara enmascarada. -No importa lo quemada que esté tú cara-.

Le quitó la mano de su rostro.

-Sólo soy un monstruo...-. Dijo, y cogió la bolsa con comida.

-No digas eso...-. Pidió.

-¿Te han seguido?-. Preguntó.

-No-. Dijo.

-Bien..., Creo que dentro de un mes podré aparecer ante él-. Dijo sonriendo debajo de su máscara de cuero.

-Me alegro. Me alegro tanto que hayáis solucionado vuestros problemas-. Dijo Linda sonriente. -¿Pero porqué te ocultas de él?-. Preguntó.

-Por precaución...-. 

-Entiendo-. Dijo Linda sonriendo. -¡Bueno, me voy, chaooo!-. Se fue, y el asesino cerró la puerta.

-...-. Dejó la comida en la mesa, y cogió su equipo de cirugía, y su plano. Se fue a hacia su sala de operaciones, y cuando entró, cerró la puerta tras de si, y encendió la luz, revelando a aquel tipo atado a una silla.

-¡MM, MMM..., MMM!-. Llevaba una mordaza, y comenzó a llorar.

Sacó un bisturí.

-Me va a doler más a mí que a ti...-. Se fijó que parte no había cortado. La barbilla. -Allá vamos...-. Soltó el plano, sacó el bisturí, y se dirigió a cortarle la barbilla a aquel hombre.

-¡¡¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!!!-. Este comenzó a gritar y llorar descontroladamente.

Los truenos y relámpagos sonaban y hacían resonar en su cabeza.

Estaba frente a todo lo que quedaba de él..., Absolutamente nada. Deslizó sus dedos sobre la enorme cruz de madera, pero paró al darse cuenta de un clavo mal colocado.

-No merecía este final mi señor-. Dijo un poco dolido. -Debí haberle dado el que se merecía-. Se arrodilló, y comenzó a golpearse la cabeza. -¡PERDÓNEME, PERDÓNEME!-.

Se quitó la máscara de cuero, y su cara cosida con trozos de otras caras, se reveló.

Su pelo era anaranjado, y sus ojos tenían unas lentillas que lo hacían ser de color negro.

-Le pido disculpas mi majestad..., Le..., Le he fallado..., Le debía algo mejor, no soy nada para usted-. Se limpió las lágrimas, con cuidado de no saltar ninguna costura o grapa. -¡Pe-Pero tengo la solución!-. Sacó una hoja de papel arrugada del bolsillo de su pantalón negro de cuero.

-¡M-Mire, cada vez estoy más cerca de él!-. La hoja comenzaba a mojarse y a agujerearse. Era un retrato bastante simple de un niño. -¡A-Ah!-. Al darse cuenta de que se agujereaba por el agua, guardó la hoja. -¡Le prometo que esta vez no le fallaré!-. Dijo, y juntó sus manos. Después cogió su máscara y se levantó.

-¡Oh mi señor, oremos al que se nos ha ido al otro mundo!-. Volvió a arrodillarse, y los truenos y relámpagos aumentaron en exceso. -¡POR EL AMOR QUE SENTIMOS AL PRÓGIMO, PIDO A SANTO DIOS MISERICORDIOSO, QUE SI HAY ALGUNA POSIBILIDAD, CUMPLA MI DESEO DE QUE EL HOMBRE AL QUE ADMIRO ME SALVE DEL CAMINO OSCURO, Y ME ACOMPAÑE DÍA A DÍA EN MI ÚTOPIA!-. Gritó sonriente. -¡¡¡DIOS MISERICOR...!!!-. De pronto cayó un rayo en la tumba.

-¡¡¡AHH!!!-. El asesino loco se levantó de la tumba, asustado. -¡¡¡AHHHHH!!!-. Se fue corriendo.

La cruz de madera de la tumba se había partido por la mitad, y en la tierra había quedado un agujero.

De pronto, se comenzaron a escuchar unos golpes por debajo del suelo...


L observaba el expediente de todos los niños que había cuando él también se encontraba en Wammy's.

-Hm...-. 

-¡L!-. Rester entró en la sala. -Gevanni ha seguido a Linda, y esta ha ido a una casa muy pobre en un barrio muy perjudicado-. Dijo Rester.

-Muy bien-. Dijo L, mirando el perfil de un niño de Wammy's en concreto.

-Ha estado investigando por fuera de la casa, ¿¡Y a que no sabes que ha visto!?-. Preguntó Rester.

-Ajá, cuéntame más...-. Dijo L, pegando su cara al portátil.

-¡Mira el periódico!-. Dijo Rester. -¡Encuentran a un hombre desfigurado en la calle!-. Dijo leyéndolo en voz alta. -¡Tenía la cara totalmente desfigurada, L!. ¡Y Gevanni vio como ese hombre, por la noche, estaba cargando con una bolsa de deporte muy grande, los dos casos están relacionados!-. Sonrió Rester.

-¿Sabías que Gevanni ya me lo había contado no?-. Preguntó L.

-¡A-Ah!-. Rester se sorprendió.

-Toma. Aquí tienes al asesino-. L volteó el portátil, y Rester se acercó. Near miró a otra parte, y se enrolló un largo mechón de su pelo en el dedo índice. -Este caso ha sido muy aburrido..., Porque me implicaba a mí..., Que sino...-. Dijo L, con los ojos cerrados de la vista cansada.

-Perfecto-. Sonrió Rester. -Ya tenemos al asesino-.

-¡ALTO POLICÍA!-. Tiraron la puerta abajo de una patada.

-¡¡¡MMMMM, MM, MMMMMMMMMM!!!-. Gritó, un tipo amordazado, en el salón, con una bolsa en la cabeza. -¡¡¡MMM!!!-.

Un agente del FBI se acercó, y le quitó la bolsa.

-¡¡¡MMMMM!!!-. A este hombre le faltaban los pómulos, y la barbilla.

-¡¡¡UAGHJ, QUE ASCO!!!-. Gritó uno.

-Tranquilo, te salvaremos-. Dijo el que le había quitado la bolsa.

-¡ALTO!-. Todos se sorprendieron al escuchar a su compañero gritar eso, y se sorprendieron al ver al asesino saliendo del pasillo de donde se encontraba, levantando las manos.

-Tranquilos-. Dijo sonriente, con partes de otras caras cosidas, formando una muy conocida... -Lo hablaré todo..., Si me lleváis ante L-. Dijo sonriente.

-L...-. Rester tragó saliva.

L miró a Rester.

-Estoy colocando mis cartas, en serio, ¿Tenéis algún problema conque haga torres de cartas?, Porque siempre me estáis interrumpiendo y molesta bastante-. Se quejó, hartándose.

-Es en serio L, mira la cara del asesino-. Dijo Rester.

-Ya sé como es el asesino-. Dijo L. -Además, sé que se ha cambiado la cara mediando trozos de otras personas, ¿Pero a mí que me importa como sea?-. Preguntó confuso.

-Hazme caso. Te importa, y mucho-. Dijo Rester, y Gevanni y Lidner hicieron pasar al asesino, con los ojos vendados.

-¿¡Hm!?-. L se sorprendió al ver a... -Es la cara de Mello...-. Pensaba L.

El asesino tenía el rostro de Mello al completo, la misma forma de la nariz, barbilla, pómulos, y todo. No tenía la cara quemada, se basó en su cara antes de que su cara quedase cicatrizada. Además que hasta tenía el pelo anaranjado y largo hasta el cuello de Mello.

-¿Te sorprende, L?-. Pregunto el asesino sonriente. -Cuánto tiempo sin vernos..., Near-. Dijo lamiéndose los labios. -¡Juré matar a Kira, y superarte!-. Dijo, intentando hablar como Mello.

-¡JURÉ QUE TARDE O TEMPRANO ACABARÍA COTNGO!-. Parecía ponerse violento, asi que Gevanni lo cogió más fuerte de atrás junto a Lidner. 

-Llevaos al loco este. Ya mismo-. Ordenó L.

-¡ESTO NO QUEDARÁ ASÍ NEAR, TE VENCERÉ, SOY EL NÚMERO 1!-. Gritó furioso, siendo llevado por los 3 agentes de la SPK.

-Ahh...-. L suspiró, y se tocó el pecho. Metió su mano dentro de su camisa de botones blanca, y se sacó el colgante con la cruz metálica, y se lo sacó de la camisa, para verlo bien. -Te cabrearías mucho si vieras lo que te han hecho..., Mello-. Sonrió L. -Es una pena que estés muerto...-. Comenzó a recordar algunos momentos que pasaron.

L se tumbó bocarriba en el suelo.

-La vida sería más entretenida contigo..., Y no con locos imbéciles que se piensan que eres un dios...-. Dijo L frotándose el puente de la nariz. -Que vergüenza ajena...-. Dijo, negando con la cabeza.

-¿Porqué haces esto?-. Preguntó Rester. 

-¡PARA SUPERAR A NEAR!-. Gritó, golpeando la mesa como podía, ya que estaba esposado a ella.

A L comenzó a cabrearle todo esto..., Y frunció el ceño.

-¿Cómo convenciste a Lisa Lindal para que te dejara hospedarte en su casa?-. Rester pasó a la siguiente pregunta.

-Linda y yo somos mejores amigos desde niños..., Y estaba claro que dejaría que su antiguo mejor amigo se quedara con ella-. Dijo sonriente.

L acariciaba el muñeco de Mello..., Pero comenzaba a alterarse.

-¿Porqué has recreado la cara de Mello?-. Preguntó Rester, pasando a la siguiente pregunta.

-¡Tenía que demostrar a Near de lo que soy capaz!-. Dijo sonriente el asesino. -¡Después de conseguir sobrevivir al asesino Kira, tenía que buscar a Near PARA ACABAR CON ESE ENANO BOLA DE PELO DE UNA VEZ POR TO...!-.

-Basta-. Dijo.

-¡POR FIN DE TE DIGNAS A...!-.

-¡He dicho basta!-.

El asesino se asustó, y Rester se sorprendió bastante.

L apretó los puños.

-Eres un patético antiguo sucesor de L..., Y sí, me acuerdo de ti...-. Dijo L. -Te hacían bullying antiguamente en Wammy's, y Mello fue el único que te ayudó, ¿Y sabes qué?, No lo hizo por compasión, lo hizo para desquitarse..., Me lo contó minutos después, ¿Porqué sabes qué?, Mello y yo éramos amigos. Éramos mejores amigos..., Inseparables-. Dijo sonriendo L. -Pero tú no eres él.., Eres un patético intento de ser alguien irrepetible. A Mello no se le puede sustituir, y no voy a permitir que juegues con su muerte como si fuera un personaje de una obra. Tú intento por ser como él ha fracasado. Nunca podrás ser como él, tú eres un retrasado-. Dijo L. -Y ya está, no tengo nada más que hablar-. L cerró el portátil.

Al tipo le entró un tic en el ojo.

-A-Ahh...-. Este se puso a llorar.

-No sabía que tú y Mello en realidad fuerais mejores amigos-. Dijo Lidner.

-No lo éramos. Era mentira-. Dijo L, jugando con su muñeco y el de Mello. -En realidad se lo escuché confesar a Matt, él si que era su mejor amigo..., Yo solo era un rival, el causante de la depresión constante de Mello-. Lidner se sorprendió. -Yo era el malo...-.

Lidner tragó saliva.

L le miró.

-Oh, perdón. No quería contarte mi vida-. Dijo L.

-No..., Tranquilo, no pasa nada-. Lidner sonrió.

-Me refiero a que no quería contarte mi vida de verdad, osea..., Que no quiero revelar información privada, es confidencial-.

-A-Ah...-. Lidner asintió.

-¿Te puedes ir?-. Preguntó L.

-S-Si, claro-. Lidner salió de la habitación.

-Ahhh...-. L suspiró. -Mello..., Yo sabía que en el fondo..., Tú y yo éramos algo más...-. L comenzó a recordar. -Nadie de Wammy's tenía un vínculo tanto como el tuyo y como  el mío......, Aunque por culpa de guardar mis emociones, no podía...-. L se mordió el labio. -Pero estoy seguro de que sabes lo que yo......, Mello..., Eras muy listo..., Debías saberlo, ¿No?-. L negó, y se olvidó de todo aquello. -¡No no!-. 

-Ahhh...-. L se levantó, y se dirigió a la nevera de su habitación, para sacar de allí un cartón de leche que sin duda bebió. -Juré no contar esas mierdas estúpidas, ni siquiera a mi mismo-. Dijo, bebiendo mucha leche.

-¡M-m!-. Se quejó. -¿¡HOLAAA!?-. Preguntó. -¿¡Qué hago en esta caja!?-. Intentó frotarse los ojos, pero sus brazos costaba que se movieran. -¡A-Ah!-. Consiguió frotarse los ojos, ya que tenía la vista cansada. -¿Yo...?, ¿Cuánto tiempo llevo dormido?-. Preguntó, y intentó abrir esa caja. -¡QUIERO SALIR DE AQUÍ!-. Gritaba, comenzando a desesperarse. -¿¡HAY ALGUIEN AHÍ!?, ¿¡DÓNDE ESTOY!?-. Comenzó a golpear la tumba donde se encontraba como podía, ya que sus brazos no se podían estirar mucho, le dio un cabezazo a la caja donde estaba, pero este se hizo daño.

-¡A-AH!-. Gritó, adolorido. -A-Ahh...-.

-¿Hm?-. El tipo que vigilaba el cementerio, se acercó a la tumba. -¿Ha-Hay alguien?-.

-¡SIII!-.

-¡U-UAH!-. El tipo de seguridad se asustó.

Soltó la pala, y abrió la tumba.

-¡A-Ah!-. Salió de esa tumba.

-¡A-AH!-. El de seguridad se fue corriendo.

-¿¡Qué cojones ha pasado!?-. Miró detrás suyo, y vio una cruz de madera bastante grande rota. La cogió, y en ella había tallado un mensaje.

Mihael Keehl. Te echaré de menos.

-¿Qué mierda es esto?-. Miró hacia el cielo, pero se tapó los ojos al ver el sol. -¿E-Estaba muerto?-.

Caminaba por la calle confundido.

-¿Dónde coño estoy?-. Se preguntaba. -¿Esto es un sueño?, ¿Los muertos pueden tener sueños?-. Se preguntaba, y paró de caminar, para mirarse las manos. Apretó los puños. -No..., Estoy seguro..., Debo de estar vivo..., ¿Pero cómo es posible?-. Este se sorprendió.

Se acercó a alguien para tocarle.

-Disculpe-. 

-¿Eh?-. El hombre se sorprendió al verlo, tenía ropa que parecía un pijama, y su cara le asustó.

-¿En que año estamos?-. Preguntó.

-¡Déjeme tranquilo!-. Salió corriendo asustado.

-¡Mghj!-. Gruñó cabreado. -Gilipollas-. Metió sus frías manos en los bolsillos. -Vuelvo de la muerte, y no tengo ni idea de como, ni de donde, ni de cuando estoy o que ha pasado-. Pensaba, y se frotó el puente de la nariz.

Se miró en un escaparate. Tenía la cara quemada por la parte izquierda y se extendía hasta la parte derecha, casi apunto de tocar el ojo, ya que en el incendio de la iglesia su quemadura se extendió.

Se tocó la cara, sorprendido, y luego se frotó los ojos, tenía la vista cansada, y los huesos entumecidos.

-Estoy muerto en vida...-. Suspiró.

Giró la cabeza y encontró un local donde poder consumir, y se dirigió allí a entrar.

Cuando entró, se dispuso a mirar a su alrededor, y vio que no había mucha gente consumiendo allí. Era un bar un poco humilde, pero tenía lo necesario para saber donde y cuando estaba.

Exacto, tenían periódicos.

Se sentó en la butaca del bar, y cogió el periódico con sus manos, el que parecía el más reciente. Su vista se dirigió directamente a la noticia principal.

-¡Un hombre desfigurado en un callejón!-.

-¿Mm?-.

-¡Arrestan a un delincuente que se ha operado la cara con pieles de demás personas!-. La foto del detenido, sorprendió al recién resucitado, quién se preguntaba...

-¿¡Q-Qué mierda!?-.

El barman vio que tenía un nuevo cliente, así que se acercó a él. -Señor, ¿Qué le gustaría tomar?-. Preguntó, sonriendo con una sonrisa amable.

-Agua..., Mucha agua...-. Dijo Mello, dejando el periódico. -Y cerveza...-.

-Marchando-. Dijo, y se fue de allí.

-¿Qué mierda ha pasado en el mundo?-. Miró la fecha del periódico. -2022...-. Mello suspiró. -Llevo 12 años muerto..., Y me encuentro conque un loco ha recreado mi cara en...-. De pronto se acordó de algo. -¡Kira!-. Frunció el ceño. -Estaba en el camión con Takada, cuando de pronto...-.

-¡A-AGHJ!-. Se tocó el corazón, y intentó levantarse para ir a por esa idiota, pero no aguantó mucho más, y cayó al volante del camión. Muriendo debido a un ataque al corazón.

-¡Esa hija de puta!-. Pensaba Mello, apretando sus puños. -¿Y entonces qué pasó con Kira?-. Mello se acordó de algo. -Ese enano debe saberlo..., Si es que está vivo-. Dijo.

De pronto le sirvieron el agua y la cerveza.

-Aquí tiene caballero-. Dijo sonriente entregándole todo junto con dos vasos, y el barman se fue.

-¿Y ahora como voy a pagar?-. Preguntó, comenzando a cabrearse... -¿Y cómo voy a encontrar a ese enano?-. Preguntó, y miró a alguien sentado en el bar. -Espero acordarme...-. Se dirigió a aquella persona. -Disculpe, ¿Me dejaría hacer una llamada?-. Preguntó.

-Si claro-. La persona sacó su móvil. -Tome-. Se lo entregó, y Mello marcó el número.

-Si responde, está claro que Near ganó el combate contra Kira, y ahora es L-. Pensó, un poco cabreado.

-Hm...-. Ordenaba su ropa, sacándola de la maleta, ya que en estos días tenía tanto trabajo que no había podido ordenar su ropa. Se dirigió al armario, y lo abrió, sacando una percha. Puso su suéter en ella, y lo colgó en el armario, para después comenzar a hacer lo mismo con la demás ropa.

Riiiing...., Riiiing...

-¿Será Rester o Gevanni?-. Preguntó Lidner, y se dirigió a sus pantalones, que estaban tirados en su cama. Sacó su teléfono, y contestó la llamada.

-¿Diga?-. Preguntó, un poco confundida al ver que le llamaba un número desconocido.

-¿Eres..., Lidner?-. Preguntó Mello, un poco nervioso. -¿Halle Lidner?-

-¿Quién es usted?-. Preguntó Lidner, un poco cabreada.

-Bullook..., He reconocido tu voz...-. Sonrió Mello.

-¿¡Usted como sabe que...!?-. Lidner se sorprendió al escuchar su verdadero nombre, pero entonces, le interrumpieron.

-Puedes reunirte conmigo, en...-.

-¿Qué calle es esta?-. Preguntó Mello.

-Calle hakashi-. Respondió el tipo que le había prestado el teléfono, amablemente, mientras comía fideos.

-¿En el bar de la calle hakashi?-. Preguntó.

-No hasta que me digas quién eres-. Dijo Lidner, frunciendo el ceño, un poco asustada.

-Necesito dinero, y ropa-. 

-Responde a la pregunta-. Insistió.

-Gracias-. El tipo colgó, sin hacer ningún tipo de caso.

-Me ha colgado...-. Dijo Lidner, y gruñó. -¿Quién será ese idiota?, Su voz me suena...-. Dijo, y miró el reloj. -Mi turno está apunto de terminar, son casi las 23...-. Lidner se dirigió salió de su habitación, y se dirigió al ascensor al final del pasillo del edificio de la SPK. Picó, y cuando llegó al aparcamiento, se dirigió a coger su coche...

Mello escuchó como un coche aparcaba fuera, y como alguien bajaba.

Lidner entró al bar, y se encontró con un tipo de pelo anaranjado que iba con camisa de mangas largas negras, y un pantalón de pijama azul fuerte.

-¿¡Qué!?-. Se sorprendió. -¿¡Eres tú!?, ¿¡Cómo has escapado!?-. Sacó su pistola para apuntar.

-¡UAHHH!-. La poca gente que había en el bar salió corriendo de allí, asustados por el alboroto que se había causado en muy poco tiempo.

-¡A-Ahh, por favor, no dispare!-. Pidió el barman.

Mello bajó de la butaca, y se dirigió a Lidner, frunciendo el ceño, con cara de cabreado.

-No puede ser...- Lidner se asustó, ya que reconoció al mirada que solo Mello podría tener.

-Quiero ver a ese enano cabezón...-. Dijo Mello frunciendo el ceño. -Y que me explique que mierda ha pasado con Kira-. Exigió, poniendo su cabeza en el cañón de la pistola, sin importarle nada ya.

Mello se ponía la sudadera y los pantalones en el asiento de atrás del coche de Lidner.

-¿Cómo es que estás vivo?-. Preguntó Lidner.

-¿Te crees que lo sé?-. Preguntó Mello. -La verdad es que no me importa. Sólo sé que lo estoy, eso es lo importante-. Dijo, terminando de vestirse.

-¿Y cómo es que tú cuerpo no se ha descompuesto?, Es que no tiene ningún sentido...-. Dijo Lidner.

-¿Quieres que te repita otra vez lo mismo?-. Preguntó Mello.

-N-No...-. Dijo Lidner. -A ver, ¿Y cómo sabes que L ha ganado a Kira y no ha sido al revés?-. Preguntó Lidner.

Mello se terminó de vestir, y se dirigió al asiento del copiloto. 

-Ahhh...-. Dijo y se abrochó el cinturón. -Porque conozco bien a Near..., Sé que no iba a perder-. Suspiró, y cerró los ojos. Lidner miró a Mello. 

-Mello...-. Dijo, sin saber muy bien que decir.

-No quiero ni un sólo comentario-. Dijo, y cerró los ojos. -Quiero silencio absoluto, hasta que lleguemos a la base de Near-. Dijo, y se acomodó para dormir un poco.

-Vale...-. Dijo Lidner, y miró al frente para conducir. -Esto es muy extraño..., ¿Cómo le voy a decir a L que Mello está vivo?, ¿Cómo va a reaccionar?-.

Lidner negó con la cabeza.

-No puedo llevarle hacia él, tengo que evitar que estos dos se encuentren..., Esto podría causar que volvieran a su estúpida guerra..., Llevaré a Mello a mi casa, le contaré todo lo que ha pasado, y le intentaré convencer de que se vaya de alguna manera...-. Lidner asintió, pensando que su plan saldría bien. Y aunque supiera con quién iba a negociar, tenía fé en que Mello se dejaría convencer, ya que probablemente, L podría encarcelar a Mello con una sola llamada, ya que recordemos que es (o era) un criminal. Aunque sería extraño ya que no existe en ninguna ficha policial nadie conocido como Mihael Keehl o Mello, su apodo.

Giró, decidiendo llevar a Mello a su casa, para llevar a cabo su plan.

-M-Mm...-. Movió la cabeza, comenzando a despertarse.

-Despierta Mello-. Dijo Lidner, fuera del coche, tocando el hombro del recién resucitado.

-S-Si, ya voy...-. Mello se frotó los ojos con los puños cerrados. -¿S-Sigo vivo no?-. Preguntó, comenzando a abrir sus párpados para salir del coche lentamente.

-Si, por desgracia si-. Dijo sonriente.

Mello salió del coche lentamente.

-Ya sé que soy la última persona que alguien desearía ver..., Pero quiero respuestas-. Mello bostezó. -Sólo quiero saber qué pasó con Kira..., Probablemente después de que Near me de...-. Mello se giró para ir hacia el edificio de la SPK, pero se dio cuenta que enfrente no estaba el edificio de la gran organización, sino, un piso normal y corriente.

-¿Pero qué?-. Preguntó Mello confundido. Este miró a Lidner. -Este no es el edificio de la SPK-. Dijo.

-Lo sé, Mello..., Pero es lo mejor para ti y para L. Que no os encontréis..., Eres un fugitivo, y además, quién sabe, podríais volver a pelearos-. Dijo Lidner. -Y tendría que evitarlo, cosa que no quiero hacer-. Dijo.

Lidner tocó su hombro.

-Porque te aprecio-.

Mello quitó la mano del hombro de Lidner.

-Gracias pero no necesito que cuiden de mí como un perro-. Dijo Mello, y se dirigió caminando lentamente al piso de Lidner. -Ni tampoco tu caridad-. Mello se quejó de un dolor de espalda bastante doloroso. Volver de la muerte no era tan sencillo como parecía, tenía sus cosas malas. Como tener los huesos oxidados.

El sofá parecía totalmente nuevo, de cuero reluciente, junto a una mesa de vidrio con un mantel.

Justo cuando miraba la mesa, vio como Lidner colocaba dos tazas de café, esta se había quitado la chaqueta de uniforme. Se sentó enfrente de Mello, cogiendo su bebida.

-No te he pedido nada-. Dijo Mello seriamente.

-Podrías agradecermelo. Sin mí estarías sin poder responder a ningunas de tus preguntas-. Dijo Lidner.

-Bien, lo que tú digas...-. Mello cogió su taza. -Escúchame, em...-.

-Tú ojo-.

-¿Mm?-. Preguntó Mello confundido.

-Tú ojo izquierdo..., Está muy cerrado..., ¿Ves bien?-. Lidner fue a acercar su mano a la cara de Mello.

-¡Quita tu mano!-. Dijo Mello, dándole un manotazo, haciendo que su café se cayera en la ropa de Mello. -¡Joder!-. Mello se levantó del sofá, comenzaba a quemarle las piernas.

-¡Perdona!-. Lidner se levantó del sofá, preocupada.

-¡Maldita sea!-. Se quejó, y suspiró, frotándose el puente de la nariz. -Mierda de vida...-. Susurró.

-T-Tengo pantalones de hombre, si quieres-. Dijo Lidner.

Mello le miró, y frunció el ceño.

-Mm...-. Lidner se sonrojó.


Mello se abrochó los nuevos pantalones.

-Esto es un infierno..., Llevo una hora resucitado, y todavía me siguen doliendo los huesos y el cerebro...-. Mello se tocó la cabeza.

-¿Mello, estás bien?-. Preguntó Lidner.

-Que siii...-. Dijo Mello. -Ahhh...-. Se volvió a mirar en el espejo del cuarto de baño, y se apoyó en la pica. -Después de todo lo que ella me explique...-. Mello pensaba. -¿Qué haré?, ¿Acaso merece la pena continuar viviendo?-. Se preguntaba Mello.

-Ayuda...-.

-¿¡Quién ha dicho eso!?-. Preguntó Mello cabreándose.

-¿Ocurre algo?-. Preguntó Lidner.

-No...-. Mello se tocó la cabeza. -Ahhh..., Estoy escuchando voces. ¡Me voy a volver majara!-. Mello se sacudió la cabeza, y después de pensar unos segundos más, salió del cuarto de baño, y se dirigió al sofá donde se encontraba Lidner.

-Discúlpame por lo de los pantalones..., Otra vez-. Dijo Lidner sonriendo un poco nerviosa. -Pero toma, tengo el chocolate que a ti te gusta-. Dijo sonriente Lidner, entregándole chocolate.

-Gracias-. Agradeció Mello. -Y sobre lo de los pantalones..., No te preocupes..., Ha sido mi culpa-. Dijo Mello mirando al suelo, comenzando a abrir el envoltorio.

-Bueno, ¿Qué quieres que te responda?-. Preguntó Lidner.

-Supongo..., Evidentemente..., Que fue Near quién ganó-. Dijo Mello mirando a Lidner, y cogiendo su taza de café.

-Si, exacto-. Respondió esta, y después le dio un sorbo a su taza.

-Y también supongo que era el segundo L quién en realidad era Kira-. Dijo Mello.

-Light Yagami-. Dijo Lidner.

-Exacto..., Ese malnacido-. Dijo Mello desviando la mirada, y entonces, pensó en algo. -Oye, ¿Quién talló en mi "ataúd" si se puede llamar así, una frase?-. Preguntó Mello confundido.

-¿Una frase?-. Preguntó Lidner confundida.

-Decía "Te echaré de menos"-. Dijo Mello.

Lidner se confundió.

-¿Te echaré de menos?...-. Lidner negó. -No tengo ni idea-. Mello frunció el ceño. -¡Te lo juro, no sé quién ha sido-. Mello levantó una ceja, poniendo en duda la respuesta de Lidner. -Te lo estoy diciendo en serio Mello-. Este volvió a fruncir el ceño. -Espera..., ¿No insinuarás que fui yo, verdad?-. Preguntó Lidner sorprendida.

-Hm-. Mello sorbió su café.

-L-Lo de aquel día..., Fue solo una vez-. Dijo Lidner, y se pasó un mechón por detrás de la oreja. -Ya te lo dije. No sentí nada...-.

-Entonces...-. Mello suspiró. -Sólo puede haber sido ese imbécil..., Moñas...-. Negó Mello. -Cuéntame algo que deba saber-. Dijo Mello. -¿Quién era el que ayudaba a Light a apuntar los nombres?-. Preguntó Mello. -El que yo tuve que provocar-.

-Teru Mikami. Se acabó suicidando en la cárcel..., Aunque hay rumores de que fue L quién le apuntó con el cuaderno de muerte-. Dijo Lidner.

-No me extrañaría-. Mello sonrió. -Ese enano tiene cara de morboso. Nunca me llegué a fiar de él. Parecía débil, pero no lo era, al contrario, es un capullo. Siempre tan cortante y...-.

Toc toc

Mello miró a la puerta.

-¿Esperabas a alguien?-. Preguntó el rubio.

-No..., Que va-. Lidner se sorprendió. -Corre, escóndete en algún sitio-. Lidner se levantó del sofá, y Mello estiró las piernas, tumbándose en él. 

-Ni en broma. No dejes que entre y punto-. Dijo Mello, poniendo sus brazos detrás de su cabeza, acomodándose.

-Allá tú...-. Dijo Lidner, y miró por la mirilla. -Oh oh...-.

-¿Qué significa eso?-. Preguntó Mello.

-Es Gevanni...-. Dijo Lidner. -¿Qué querrá?-. Preguntó confundida.

-Lidner, te he visto mirar por la mirilla, ¡Ábreme!-. Dijo sonriente desde fuera.

-Emm..., Espera un momento, estoy desnuda, iba a ducharme-. Dijo Lidner.

-Vale, te espero-. Dijo Gevanni.

Mello se levantó del sofá.

-¡Vamos corre, vete, que no te vea!-. Dijo Lidner.

-¡Que si, que ya voy!-. Dijo Mello, y Lidner le empujó a su habitación. Cerró la puerta.


Mello suspiró.

-Pffttt...-. Vio la cama de Lidner, y se tumbó en ella. -Para haber dormido tantos años..., Tengo un sueño...-. Mello se acomodó en su cama, y cerró los ojos un momento.


-Escucha Lidner, mañana volveré para recogerte y zanjar de una vez el caso del falso Mello-. Dijo Gevanni.


A Mello le interesó eso, así que se levantó y puso la oreja en la fría puerta para comenzar a escuchar.


-¿Recogerme?, ¿Porqué?-. Preguntó Lidner confundida.

-Pues..., Porque me gustaría desayunar contigo, como otras veces, y como veo que has dejado el coche aquí, supongo que será una molestia volver a llevarlo al aparcamiento del edificio-. Dijo Gevanni sonriendo levemente.

-Sí, la verdad es que me haces un favor-. Dijo sonriente Lidner. -Te lo agradezco-.

-Hm, huele mucho a café-. Dijo Gevanni sorprendido.

-Sí, es que se me ha caído un poco en el sofá-. Dijo sonriente Lidner.

Gevanni miró la mesa de cristal, y vio dos tazas de café.

-Hay dos tazas-. Dijo Gevanni sorprendido. -¿Estás con alguien?-. Preguntó Gevanni.

-No no, es que...-. Lidner se sorprendió. ¿Cómo podía haber sido tan tonta siendo una investigadora tan profesional?. -Bueno, sí, estoy con otra persona-. Dio Lidner sonriente.

-Ah, pues me voy. No quiero molestar-. Dijo Gevanni. -¿Puedo saludarle?-. Sonrió Gevanni dirigiendo su mirada a la habitación de Lidner.

-¡Emm, no es que..., Es muy vergonzoso!-. Dijo Lidner sonriendo nerviosa.

Gevanni frunció el ceño.

-¿Me estás ocultando algo Lidner?-. Preguntó Gevanni. -Creo que voy a ir a ver...-. Gevanni se dirigió a la habitación de Lidner, y esta le cogió el brazo.

-En serio, para-. Pidió Lidner.


-Pffft...-. Mello rodó los ojos, sentado en el suelo, apoyando su espalda y cabeza en la puerta.


-¿Qué ha sido eso?-. Gevanni escuchó el golpe de como Mello apoyaba la cabeza. -Lidner-. Gevanni la miró. -No me mientas, ¿Quién hay ahí dentro?-. Preguntó.

-Ahh...-. Lidner suspiró. -Entra y míralo tú mismo-. 

Gevanni entró a la habitación, y vio a Mello cruzado de brazos.

-Eres muy pesado, ¿Lo sabías?-. Preguntó Mello, mordisqueando su chocolate.

-¡A-AH!-. Gevanni se sorprendió, y fue a sacar la pistola.

-¡No, para!-. Lidner le paró. -¡No es el asesino, es el de verdad!-. Dijo Lidner.

-¿¡Eres estúpida!?, ¿¡Cómo sabes eso!?-. Preguntó Gevanni.

-Porque conozco bien a Mello...-. Dijo Lidner, y Mello rodó los ojos.

-¿Ah sí?, ¿Y crees que es buena idea retener a un..., Asesino fantasma?-. Preguntó Gevanni volviendo a mirar a Mello, este parecía cabreado.

-Mello y yo nos conocemos bien..., Podríamos decir que..., Fuimos amantes-. Dijo Lidner.

Mello salió de la habitación para irse a seguir con el café, y tocó el hombro de Gevanni, sonriendo burlón.

-¿Qué?-. Preguntó Gevanni, confundido. -¿Amantes?-. Lidner asintió. -¿Pero a ti que se te pasa por la cabeza?-. Preguntó este sorprendido.

-Oye, yo decido con quién...-. Gevanni asintió.

-Lo sé lo sé-. Dijo Gevanni. -Es sólo..., Que Mello es un asesino-. Dijo Gevanni.

-Es buena persona. Solo ha tomado malas decisiones. Y además, ahora solo somos amigos-. Dijo Lidner.

Mello se sentó tranquilamente en el sofá, para comenzar a beber su café.

-Ahhhh-. Suspiró, cerrando los ojos.

-Solo te pido que no le digas nada a ni a Rester ni sobre todo a L-. Dijo  Lidner.

-Bueno...-. Gevanni se frotó la nuca.

-Por favor-. Pidió Lidner.

-Vale, está bien-. Dijo Gevanni, y asintió. -Te prometo que no le diré nada-. Dijo.

-¡No prometas algo que no cumplirás!-. Gritó Mello desde el salón. -Se te nota la mirada de mentiroso hasta aquí, y eso que no te estoy viendo-. Dijo Mello sonriendo,  burlón.

-¡TÚ TE CALLAS QUE ERES UN FANTASMA!-. Mello negó sonriendo levemente. -Bueno..., Me voy ya-. Dijo Gevanni sonriendo.

-La próxima vez pon un cartel en tu puerta que diga "hay fantasmas, mejor no entrar"-. Dijo Gevanni ya en la puerta.

-Hasta mañana Gevanni-. Sonrió Lidner.

-Hasta mañana-. Lidner cerró la puerta, y suspiró. -Ahhh..., Menos mal-. Dijo. 

-¿En serio confías en ese tío?-. Preguntó Mello.

-Tú no confías en nadie Mello..., Si hubiera sido Rester si que estaríamos perdidos, es demasiado correcto-. Dijo Lidner, dirigiéndose a su cuarto para coger una almohada y una manta. 

-Yo si confío en alguien-. Dijo Mello un poco molesto. -En mí mismo-. Se señaló.

-¿Y eso te parece muy sociable?-. Preguntó Lidner.

-Supongo que te lo puedo contar-. Dijo Mello, y Lidner, sorprendida, le miró. -Yo antes, como un estúpido, confiaba en Near-. Dijo Mello. -Pensaba que si alguna vez me pondría en peligro, él estaría allí-. Sonrió y negó. -Que estúpido-. Dio un sorbo a su café. -Ese enano solo se preocupa por si mismo. Y por nadie más...-. Mello miró a Lidner.

-¿Pues sabes qué?, Siempre que iban a molestarle o a pegarle, yo estaba allí-. Dijo Mello. -Ese idiota cabezón era un vacilón, siempre que alguien se metía con él, él los vacilaba, y claro, es un palillo..., No sabe defenderse...-. Mello negó. -Ahhh...-.

Lidner se sorprendió.


-¡Eh tú!-. Mello se fue a recriminar a Near, cabreado. -¡Te dije que iba a volver a golpearte si...!-. Mello vio como Near tenía taponada la nariz con algodón, y su ceja tenía una tirita. -¿Quién te ha hecho eso?-. Preguntó Mello.

-¿A ti qué te importa Mello?-. Preguntó Near, haciendo su puzle en el pasillo. -Anda, golpéame ahora que estoy herido-. Sonrió.

-Cállate imbécil-. Mello se agachó, y tocó la cara de Near para ver si tenía más heridas.

-¿Qué es lo que quieres?-. Preguntó Near.

-¿¡Quién te ha hecho eso!?-. Preguntó Mello.

Near se sorprendió bastante.

Miró al frente, y señaló al abusón.

-Se va a enterar-. Mello se levantó, y se dirigió a él.

-Pero...-. Near se confundió. -No entiendo nada...-. Negó con la cabeza.


-Desde ese día..., Comenzamos a llevarnos mejor. Dejé de golpearle cada vez que sacaba más nota que yo..., Eso no me hacía sentir mejor, pero al menos sacaba mis demonios interiores. Desde que lo dejé, yo solo...-. Mello miró a Lidner, y Lidner entendió.

-Llorabas-. Dijo Lidner, para que Mello lo reafirmará.

Mello suspiró y volvió a mirar al frente.

-Si te cuento esto es porque eres el único ser vivo en el que confío-. Dijo Mello. -Habitualmente no dejo que la gente me vea como un débil..., Pero que más da, ya da igual-. Dijo Mello, y cerró los ojos para volver a coger aire y echarlo. -Desde ese día también me empecé a "llevar" mejor con Near. Comenzamos a hablar, en un tono vacilón, si..., Pero comenzamos a dialogar, y a conocer mejor al otro, aunque todavía sigo viéndolo como un desconocido...-. Mello dio una pausa, no para beber, sino para pensar en lo diría ahora. 

-No sé cuándo empezó todo esto..., Pero Near cambió, y me dejaba de lado cada vez más..., Eso pasó desde que me fui de Wammy's. Siempre hablábamos por correo, con cuentas y nombres en clave. Pero un día, dejó de escribirme, y entonces yo no le iba a lamer la suela del zapato, así que dejé también de escribirle..., Cuando me entregó mi fotografía, y ví el mensaje en ella de "Querido Mello", me hizo recordar en como evolucionó nuestra relación, de rivales a..., ¿Amigos?-. Preguntó. 

Lidner estaba demasiado sorprendida con lo que estaba escuchando.

-Continúa-. Dijo Lidner.

-Pues..., Cuando él y yo, mediante ti, acordamos que yo y mi mejor amigo, haríamos un plan suicida..., Pensaba que a Near le interesaría un mínimo mi muerte..., Yo esperaba un "No lo hagas, debe de haber otra solución, espera un poco más por favor". No encontré nada de eso..., Solo...-. Mello negó. -Me sentí como un animal traicionado llevado al matadero..., Como un perro abandonado...-. Mello apretó la taza, y la rompió.

-¡Mello!-. Lidner se levantó sorprendida.

-Como un idiota..., Que confió en un hijo de puta...-. Mello se clavaba los cristales de la taza en la mano. -A mí..., Ese estúpido niñato..., Que se cree mejor que yo..., Me traicionó..., ¡Le dí mi confianza!-. Mello paró, al darse cuenta de que tenía cristales clavados en la palma de la mano. -Joder...-. Se quejó este.

-¡Dame, dame!-. Lidner volvió de la cocina con gasa y alcohol.


Gevanni entró en la sala donde estaba L.

-L, ¿Qué le ha dicho Linda a Rester?-. Preguntó Gevanni.

-Le ha dicho que pensaba que era Mello, y que su máscara se debía a la quemadura..., No es muy astuta así que yo me lo creería-. Dijo L, montando su torre de cartas de nuevo. -Por cierto Gevanni, ¿Puedes pedirle a la cocinera que me traiga la cena?-. Preguntó L.

Gevanni miró ahora.

-Pero si son..., Las 19 de la tarde-. Dijo confundido.

-La verdad es que era una pregunta bastante estúpida. Gevanni, te ordenó que le digas a la cocinera que...-.

-Si si, ya voy-. Gevanni salió de la sala, y L siguió con su torre de cartas.

-Hm...-. Near notó un olor extraño. -Espera, Gevanni-. Gevanni volvió hacia donde estaba Near.

-¿Sí?, ¿Ocurre algo?-. Preguntó Gevanni.

-¿Dónde has estado?-. Preguntó L.

-En casa de Lidner, ¿Porqué lo dices?-. Preguntó confundido.

-No..., Por nada...-. L se confundió, y Gevanni tragó saliva, y se fue a pedirle eso a la cocinera.


-Tú dormirás aquí-. Dijo Lidner.

-Vale-. Dijo Mello, con la mano derecha vendada, pasando de canal en canal con el mando de la televisión.

-No te acuestes muy tarde que tengo que madrugar-. Dijo Lidner. -Cualquier cosa, llámame, pero no muy tarde-. Dijo Lidner.

-Me duermo dentro de nada. Ahora déjame que estoy viendo la tele-. Dijo Mello.

Lidner tragó saliva.

-En el fondo es igual que Near...-. Lidner comenzó a irse. -Oye Mello...-.

-Gracias-. Dijo Mello.

-¿Eh?-. Preguntó Lidner.

-Que gracias, por todo esto-. Dijo Mello, y miró a Lidner. -Nunca nadie se había preocupado por mí. Quitando a mi mejor amigo-. 

-Hm-. Asintió. -De nada-. Lidner sonrió, y se fue a su habitación.

Mello volvió a mirar al frente, y apagó la televisión. Cerró los ojos, se tumbó en el sofá, y intentó dormir, pero después de media hora, no lo consiguió.

-Hm...-. Frunció el ceño, y abrió los ojos. Se levantó del sofá, y se dirigió a la habitación de Lidner.

Entró sin llamar, y cerró la puerta.

-Mm, ¿Mello?-. Preguntó Lidner, y este se puso lentamente encima suya. -¿Q-Q...?-. Lidner se sorprendió, y abrió los ojos de par en par, pero entonces..., Se dejó llevar.


A la mañana siguiente, Lidner se encontraba doblando su pijama, y la ropa sucia, que pondría en la lavadora.

-Mello, dame tu ropa-. Dijo Lidner.

-Hm...-. Mello se movió en la cama de Lidner, aún sin despertarse del todo.

-Ahh, de verdad-. Suspiró Lidner cansada, y cogió la ropa de Mello del suelo. -No tengo ropa interior de hombres, así que quédate con la de ayer..., Voy a ir con Gevanni a hacer un trabajo, cuando vuelva, te traeré ropa-. Dijo Lidner.

-Mmm...-. Mello asintió, y abrió los ojos lentamente, para estirar el brazo y sacarlo de la cama, así cogió sus calzoncillos.

-Deberías ducharte antes de nada. Pero primero voy yo-. Dijo Lidner.

-Mm...-. Respondió Mello.

Lidner cogió unas cuántas toallas, y salió de la habitación, ya sin ropa.

Entró en la ducha, y comenzó a ducharse.

Mientras tanto, Mello abrió los ojos de nuevo, para ahora si que despertar por fin.

-¡Ayyyy!-. Mello se estiró, y comenzó a levantarse. Cuando se levantó de la cama, miró su entorno, estaba en el cuarto de Lidner, por lo que pasó ayer. -Hm...-. Mello se levantó de la cama, sin llevar nada puesto, y se puso su bóxer.

Salió de la habitación, y se dirigió a la cocina.


-Oye Gevanni..., ¿Vas a ir con Lidner verdad?-. Preguntó L.

-Emm, sí-. Respondió Gevanni.

-Me gustaría ir con vosotros, pero no puedo-. Dijo Rester. -Tengo que investigar a la sospechosa para confirmar su coartada-. Dijo Rester.

-No te preocupes. Será otro día-. Sonrió Gevanni.

-Pues yo si quiero ir con vosotros-. Dijo L, mirando a Gevanni.

-¿¡C-Cómo!?-. Preguntó Gevanni. -Pero si tú rara vez sales de aquí-. Dijo Gevanni.

-Vamos. Llévame contigo-. Ordenó L. -¿Acaso ocultas algo?-. Preguntó sonriente.

-No...-. Dijo Gevanni. -Voy al baño un momento-.

-Bien...-. Sonrió L, y volvió a mirar a su torre de cartas, reanudando su construcción.

-¿Pasa algo de lo que me tenga que enterar?-. Preguntó Rester confundido.

-No, tranquilo Rester. Nada importante-. Sonrió L.

-Hm..., De acuerdo-. Dijo Rester, y se dirigió bebiendo su café a investigar a la sospechosa.


Pin

Lidner recibió un mensaje, así que cogió su móvil, y lo leyó. Era de Gevanni.

"Cambio de planes. El jefe viene con nosotros, ;)"

-Mierda...-. Lidner tragó saliva. -Menos mal que Gevanni ha escrito en clave, por si acaso L puede revisarle el móvil-.

Lidner se dirigió a la ducha, y entró, viendo a Mello ducharse.

-Oye Mello-.

-¿No ves que me estoy duchando?-. Preguntó Mello.

Lidner frunció el ceño.

-¿Qué quieres?-. Preguntó Mello.

-Near viene hacia aquí-. Dijo Lidner.

-¿Near?-. Preguntó Mello. -¡Te dije que ese idiota no era de fiar!-. Dijo cabreado Mello.

-¡No es por él!, L ha descubierto algo..., Sospecha y quiere venir aquí a descubrir que es-. Dijo Lidner.


-No lo entiendo...-. Dijo Mello, negando con la cabeza, y entonces, pensó. 

-Eres muy pesado, ¿Lo sabías?-. Preguntó Mello, mordisqueando su chocolate.

-¡A-AH!-. Gevanni se sorprendió, y fue a sacar la pistola.

Mello salió de la habitación para irse a seguir con el café, y tocó el hombro de Gevanni, sonriendo burlón.


-No me puedo creer que ese enano haya sentido el olor de mi chocolate-. Dijo Mello, tocándose la frente, decepcionado consigo mismo.

-Supongo que es normal. Llevabais muchos años viviendo juntos en el orfanato-. Dijo Lidner.

-Ya...-. Mello negó. -¡Me da igual, ahora va a molestarme!, ¡Joder y yo que quería quedarme aquí tranquilo!-. Dijo mirando al techo. -¿Era mucho pedir?-. Preguntó.


Ding Dong


-¡Corre, apaga la ducha, y vístete!-. Dijo Lidner.

-¿¡Se puede saber con qué si has puesto mi ropa a lavar!?-. Preguntó Mello cabreado.

-¡Con tu ropa interior!-. Lidner obligó a Mello a salir de la ducha. -¡Póntela ya y sécate en mi habitación!-. Lidner sacó a Mello del cuarto de baño, y lo empujó a su habitación.

-¡Espera, mi...!-. Lidner cerró la puerta. -Chocolate...-. Dijo Mello, frotándose el puente de la nariz.


Lidner sin darse cuenta dejó el chocolate de Mello a plena vista, y fue a abrir la puerta.

Ding...

Lidner la abrió.

-Hola, pasad-. Dijo Lidner sonriente, y Gevanni pasó, junto a L, que iba cabizbajo, nervioso... -Es un placer tenerle en mi casa jefe-. Dijo Lidner.

-Hm...-. Dijo L. 

-Bueno, aquí tienes tu desayuno-. Dio Gevanni. -El jefe ya ha desayunado a la 1 de la madrugada-.

L se dirigió hacia la mesa del comedor, donde cogió una tableta de chocolate ya empezada.

-Mierda..., El chocolate de Mello...-.

-No sabía que te gustara el chocolate Lidner-. Dijo L, dándole la espalda a esta.

-Ni a mí tampoco, hasta hace unos pocos días-. Sonrió Lidner.

L miró la mordedura del chocolate..., Le era familiar.

-Hm...-. Se guardó el chocolate en el bolsillo de su pantalón que siempre llevaba junto a su camisa de botones. Se dirigió al pasillo.

-¿Nos vamos ya?-. Preguntó Gevanni.

-Sí, deberíamos irnos-. Dijo Lidner.

-El suelo está mojado-. Dijo L, y miró a Lidner. -Te has duchado porque hueles bien..., Pero tú pelo está seco, y esto está recién mojado-. Dijo L.

-Eso es porque uso..., Secador-. Dijo Lidner.

L le miró, y levantó una ceja.

-¿Me estás tomando por idiota?-. Preguntó L, y abrió la puerta de la habitación de Lidner.

-¡N...!-. Tanto Lidner como Gevanni, se dirigieron rápidamente hacia la habitación de la rubia, donde L había entrado, y no había nadie.

Vio una ventana abierta, y se asomó por ella.

Mello aprovechó, y se arrastró, saliendo de la cama.

Gevanni rápidamente le levantó, y los dos se dirigieron sin hacer ruido a la puerta principal.

-¿Hm?-. Near escuchó unos pasos, y vio como no había nadie en la puerta de la habitación. -Por favor..., Esto es ridículo. Dejad de hacer como que no hay nadie..., Sé que me ocultáis algo...-. L fue caminando lentamente hasta dirigirse al salón principal.

Mello estaba escondido detrás de Gevanni.

-Esto es una de las mayores gilipolleces que he hecho en toda mi vida-. Pensaba Mello.

-Sé que me habéis traicionado...-. Dijo L. -Quedáis detenidos por encubrir al asesino de...-. L levantó la cabeza. -Oh vamos, se nota un montón que está detrás de Gevanni-.

Lidner y Gevanni se asustaron.

-Vamos, salid. He llamado a un equipo de FBI para que os detengan a los 3 por encubrir a un asesino-. Dijo L frunciendo el ceño, cabreado.

-¡E-Espera L, no somos unos traidores, te lo podemos explicar todo!-. Dijo Gevanni.

-No me gustan las mentiras-. Dijo L, y este sacó un walkie para dar las órdenes.

-¡Espera!-. Dijo Lidner.

Le dio al botón para hablar, pero de pronto...

-Han dicho que esperes. Cabezón-. Mello salió detrás de Gevanni, y L..., Near...

-Ahh...-. A Near se le paró el corazón por un momento. Vio aquella mirada, aquella quemadura.

-Encantado de volver a verte, enano...-. Sonrió Mello.

Near también sonrió.

-Eras tú...-. Sonrió Near.

Los dos se miraron, sonrientes.

-Cuánto tiempo...-. Sonrió Near.

-Sí, ha pasado mucho tiempo-. Dijo Mello. -Veo que la vejez no te castiga-. Dijo Mello.

-Tú estás igual que hace 12 años-. Dijo Near. Los dos no dejaban de sonreír.

-Has crecido. Me alegro por ti, enanito-. Dijo Mello.

Mello y Near se acercaron el uno al otro.

-Ahora soy igual de alto que tú..., Creo que el apodo de enano está un poco gastado-. Dijo Near sonriendo.

-Es verdad..., Creo que ahora te llamaré rapunzel-. Dijo Mello. -¿Cuándo pensaste que era buena idea dejarte el pelo así?-. Preguntó Mello.

-Desde que me sienta mejor que a ti-. Sonrió Near, y los dos chocaron frente con frente.

-Esto...-. Gevanni se puso al lado de Lidner. -Es un poco raro..., ¿No te parece?-. Preguntó Gevanni.

-¿Sólo un poco?-. Preguntó Lidner.

Mello y Near sonreían.

-¿Me has echado de menos?-. Preguntó Mello. -¿Quieres que te dé un besito?-.

Near se sonrojó.

-Solo lo tallé en tu cruz la semana después de que hubieras muerto. Después de eso te olvidé completamente-. Sonrió Near.

-¿Estás seguro?, ¿Entonces porqué reconociste mi olor?, ¿Estás obsesionado conmigo?, ¿Duermes con una foto mía?-. Los dos rodeaban al otro, sin despegar las frentes.

-No, pero si que es verdad que duermo muy tranquilo por las noches..., Supongo que es porque ahora no tengo a un segundón detrás mío-. Dijo Near.

Mello frunció el ceño, y dejó de rodearle, despegando su frente de él.

-Eres un cabrón-. Dijo Mello. -Me dejaste de escribir, y dejaste de preocuparte por mí-. Dijo Mello apretando los puños.

Near le miró de arriba abajo.

-¿Sabes que estás en ropa interior, no?-. Preguntó Near.

-Eres un egoísta que solo se preocupa por si mismo..., Pensaba que tú y yo éramos algo más que rivales-. Dijo Mello, apretando los puños.

Near miró su mano vendada.

-¿Qué te ha pasado en la mano?-. Preguntó.

-¿¡Ahora te interesa!?-. Preguntó el rubio, cabreado. -Haberme intentado salvar cuando literalmente me suicidé haciendo ese plan-. Near suspiró.

-¿De verdad esperabas que te salvara?-. Preguntó Near. -¿Porqué debería haberlo hecho?-. Preguntó.

-¡PORQUÉ ÉRAMOS UN EQUIPO!-. Gritó Mello.

-Es verdad...-. Dijo Near, y sonrió levemente. -Éramos un equipo, y te dejé tirado, humillado...-. Sonrió Near. -Mmm, ¿Te suena eso?-. Preguntó, recordando. -Porque mira tú por donde, a mi si me suena-. Dijo sonriente.


-Me voy..., Near será L-. Near le miró. -Total, ya casi tengo 15 años...-. Abrió la puerta, y se iba a ir. -Viviré la vida a mi manera-. La cerró tras de si, yéndose...

-Tú también me abandonaste-.

Near miró hacia el suelo, decepcionado...


-¿Y yo tenía que preocuparme por ti después de lo que me hiciste?-. Preguntó Near, señalándose. -No entiendo mucho de relaciones, pero sé que lo que hiciste no estás bien, y tú lo sabes-.

Mello comenzaba a cabrearse.

-Me dejaste tirado..., Como tus...-.

Mello se fue a acercar a Near, y este se calló.

Mello cerró los ojos.

-Como tus padres hicieron contigo...-. Mello miró al suelo, sorprendido y furioso, queriendo golpear a Near. -Eres igual de cabrón que ellos-. Dijo.

Mello cogió a Near del cuello de la camisa y lo alzó.

-¡Suéltalo Mello!-. Gritó Lidner.

-¡Mello!-. Gritó Gevanni.

-¡Mm!-. Mello estampó a Near en la pared, sin soltarlo. -M-Mm...-. Near se sonrojó.

Mello apretó su otro puño.

-Qué..., ¿Ahora no me incitas a que lo haga?-. Preguntó Mello. -Tienes miedo, ¿No?-. Preguntó Mello. -¿Sabes lo que es tener miedo?, Porque no lo creo-. Dijo Mello, y fue a golpear a Near.

-¡MELLO!-. Este paró justo en el momento en el que iba a golpearle.

-No...-. Lidner echó atrás a Gevanni. -Déjalos. Están dialogando entre ellos. No se van a matar-. Dijo Lidner.

Gevanni asintió, nervioso.

-Tú no sabes lo que es sentir que eres inferior a alguien cada día de tu asquerosa vida..., ¿Se supone que yo tenía que soportarlo?, ¿Por nuestra amistad?-. Preguntó Mello, y negó. -No..., Y sobre todo después de lo que me hiciste aquel día-. Dijo Mello.

-Ya te he dicho que..., Lo hice por venganza-. Dijo Near, le costaba que le salieran las palabras.

-¡NO ME REFIERO A ESE DÍA!-. Gritó Mello, y Near se confundió.


-Mm...-. Near estaba tirado en el suelo, herido.

-Eh-. Mello se acercó a Near, y le ofreció la mano para levantarle del suelo.

-¿Quieres ayudarme?-. Preguntó Near confundida, con la nariz sangrándole.

-Dame la mano-. Pidió Mello, y Near se la dio, y se levantó. -Deja que...-. Después de eso, Near se fue corriendo, y Mello se sorprendió. -Pero...-. Mello se tocó el corazón. Dolido.


-¿Entiendes ahora porqué te odio tanto?-. Preguntó Mello.

-No lo hice..., Porque me creyera mejor que tú..., ¡N-Nunca haría eso, estúpido!-. Dijo Near.

-¡NO MIENTAS!-. Gritó Mello.

-¡NO MIENTO!-. Gritó Near.

Mello soltó a Near, y este cayó bruscamente al suelo.

Mello se dirigió a la habitación de Lidner, y se encerró allí.

-Vámonos...-. Dijo Near, levantándose del suelo, y junto a Lidner y a Gevanni, los dos se fueron de allí.


-Mm...-. Mello gruñó, apretando las sábanas, cabreado, y cerró los ojos para intentar dormir.



-L, ¿Estás bien?-. Preguntó Lidner desde el asiento del copiloto, mientras Gevanni conducía.

-Si, estoy bien-. Dijo Near.

-¿Y en serio habías llamado a un equipo del FBI?, ¿De verdad pensabas que te habíamos traicionado?-. Preguntó Gevanni.

-Está claro que no..., Sabía que era Mello. Solo que no terminaba de..., Creérmelo-. Dijo L, pasándose un mechón de cabello por detrás de la oreja.

-Deberíais llevaros bien. Ahora Mello está muy confundido y lo último que necesita es que os peléis-. L miró hacia otro lado. -L, tú eres su única familia-. Dijo Lidner, y L comenzó a mirar por la ventana.

-Ya hablaré con él más tarde..., Ahora hay trabajo que hacer-. Dijo L.

-Sí, luego te llevo con él a mi casa-. Dijo Lidner.

L asintió.


Mello se levantó de la cama, y suspiró.

-Ahhh...-. Se tocó la cabeza.

-Búscale...-. 

Comenzaba a dolerle.

-Quieres estar con él y lo sabes...-.

-¡CALLAOOOS!-. Ordenó Mello, y se levantó de la cama para dirigirse al cuarto de baño. -¿Qué me está pasando?-. Se miró en el espejo, y vio a Near detrás suyo. -¡NEAR!-. Mello se dio la vuelta, asustado.

-Mello-. Near se acercó.

-¡Me has asustado joder!-. Dijo Mello.

Near tocó su mano, y la cogió.

-¿Q-Qué haces?-. Preguntó confundido.

Near entrelazó sus dedos.

-Quiero que me perdones-. Near se abalanzó hacia Mello, y entonces desapareció.

-¿Pero qué mierda?-. Mello se miró las manos. -¿¡No era real!?-. Se preguntó.

De pronto Mello escuchó como abrían la puerta con llaves.

-Lidner...-. Mello se fue al salón, y Lidner abrió la puerta.

-Mello, ven con nosotros-. Dijo Lidner.

-¿Adónde?-. Preguntó confundido Mello.

-Al edificio de la SPK, te hospederas allí-. Dijo Lidner.

-Ni de coña-. Dijo Mello frunciendo el ceño. -¿Convivir en el mismo edificio que ese enano?, ¡Me niego!-. Gritó Mello.

-Vamos Mello, hazlo más fácil-. Dijo Lidner. -No lo compliques todo-.

-He dicho que no-. Mello apretó los puños.


-Hoy pasarás la noche con él-. Dijo Lidner.

-¿Y tú?-. Preguntó L, confundido. -Espera..., Volvamos a eso que has dicho-. Lidner sacó las llaves de su casa. -¿Quieres que duerma en la misma casa que él, o en el mismo sitio?-. Preguntó L.

-Ah no lo sé-. Dijo Lidner. -Lo que queráis-. Dijo Lidner.

L se cruzó de brazos.

-Estoy planteando eso de bajarte el sueldo-. Dijo L.

Lidner miró a L.

-Escucha L. Ahora estamos fuera del horario laboral-. Dijo Lidner.

-Yo nunca dejo de trabajar-. Dijo L.

-Pero yo sí-. L rodó los ojos. -Ahora vas a entrar a mi casa, como conocido mío que eres, y vas a pasar la noche con tú amigo-. Dijo Lidner, y sacó de la bolsa de la compra la ropa que le había comprado a Mello.

-Por cierto, ¿Crees que le gustará?-. Preguntó Lidner.

-No tengo ni idea. Es un capullo imprevisible-. Dijo L.

-Aixx de verdad..., Os lleváis como el perro y el gato, y no os dais cuenta de que los dos sois el mismo gato-. Lidner abrió la puerta de casa.

-¿Qué?-. Preguntó L, confundido de la manera en que lo había dicho.

-¡Me niego Lidner!-. Dijo Mello.

Lidner entró con Near.

-¿A qué te niegas?-. Preguntó Lidner.

Mello se dio la vuelta.

-¡A hospedarme en la SPK!-. Dijo, viendo ahora también a Near. -¿¡Qué hace este aquí!?-. Lidner y L se miraron, confundidos. -¿¡Desde cuándo está!?-. Preguntó el rubio.

-Desde..., Que hemos entrado-. Dijo Lidner confundida.

-¡Mentira, yo no lo he visto cuando has entrado!-. Dijo Mello.

-Pero si estabas de espalda, no podías haberme visto entrar-. Dijo Lidner.

Mello se confundió.

-¿Cómo?-. Preguntó Mello.

-Mello, ¿Con quién estabas hablando?-. Preguntó L.

-Con ella-. Dijo Mello, señalando a Lidner.

-Si acaba de entrar-. Dijo L alzando una ceja.

-¡No, lleva varios minutos aquí!-. Dijo Mello.

-No, acabo de entrar. Y yo en ningún momento te he propuesto irte a la SPK-. Dijo Lidner.

-Ahhh...-. Mello se tapó la cara con las dos manos.

-Mello, ¿Ves visiones?-. Pregunt'Lidner.

-Se ve que si...-. Mello se sentó en el sofá. -Me estoy volviendo loco-. Dijo.

-Es normal. Has despertado 12 años después de tu muerte, normal que tú cerebro no funcione bien-. Near se puso enfrente de Mello, y este levantó la cabeza para fulminarle con la mirada. -¡N-No me refería a eso!-. Dijo Near, negándolo con las manos.

Mello volvió a mirar al suelo.

Lidner dejó la bolsa de ropa allí.

-Bueno Mello, te dejo aquí tu ropa y me voy-. Dijo Lidner. 

-¿Y adónde vas?-. Preguntó Mello, levantándose del sofá.

-A casa de Gevanni a pasar la noche. Os dejo aquí solos para que resolváis vuestros problemas-. Dijo sonriente Lidner.

-Ni se te ocurra-. Dijo Mello cabreado.

-Mañana iremos a revisar sobre lo tuyo-. Dijo Lidner.

-¿Sobre lo mío?, ¿Lo de las visiones?-. Mello sonrió. -¿Y qué le vas a decir?, ¿Qué llevo muerto más de 10 años?-. Preguntó burlón.

-Ya lo veremos-. Dijo Lidner. -Anda, adiós-. Lidner se fue, y cerró con llaves.

Mello y Near se miraron. Los dos fruncieron el ceño.

-Si no te importa, voy a vestirme-. Dijo Mello, y cogió la ropa. -Bueno, está claro que no te importa nada de lo que tenga que ver conmigo-. Dijo Mello.

Near se sentó en el suelo.

-Antaño me intentaría llevar bien contigo...-. Comenzó a enroscarse un mechón de cabello en su dedo índice. -Ahora me importa una mierda-. Dijo, mirando hacia otro lado.

-Escucha, yo mando-. Dijo Mello. -A a las 22 a dormir, la tele es mía, y la comida también-. Mello sonrió. -Tú puedes coger las migas del suelo si quieres-. Sonrió, y se fue al cuarto de Lidner a cambiarse.

-Hm...-. Near rodó los ojos, y miró hacia otro lado. Se tocó el torso, para notar la cruz metálica que antaño era de Mello. Su rosario..., Sonrió, y se la guardó.

Aquello no iba a ser una noche muy agradable...



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