Cap 3

Había pasado unos de los mejores meses de mi vida. Vivir junto a (t/n) era más divertido de lo que me imaginé, y aunque la gente se metía con nosotros, a ella no parecía importarle demasiado. Solo fijábamos la atención en el otro y era como si lo demás no existiese. 

Aquella tarde estábamos en su jardín jugando al fútbol. Estaba ganando cuatro a dos el partido. 

–Ah... Ya me he cansado...–Se tumbó en el césped agotada. 

–Francis se va de (t/n) (t/a), que no hace nada por impedirlo, se va... Se va y...–Chuté el balón y entró en la pequeña portería que teníamos–. ¡GOOOOOOL! El público enloquece: <<Vive Francis>>.

–Creído, creído, creído–dijo (t/n) haciendo eco con sus manos. 

–Merci, merci~. (T/n), siéntete orgullosa, pues tu amigo es el mejor jugador de la France. 

Ella me miró con su cara de póker.

–No, es que... No. Déjalo...–Me tumbé en la hierba junto a ella.

–¿¡Pourquoi!? No me digas eso... Je suis le meilleur (Yo soy el mejor)–Hice un puchero.

–Nop. Tú lo que eres es un putain. 

–No te voy a volver a enseñar insultos en francés. 

–Pero lo vas a seguir siendo aunque no quieras.–Pinchaba mi mejilla con su dedo.

–Pues lo seré, pero soy tu putain. 

–Genial, siempre quise tener uno.

Comenzamos a reírnos. Era ya entrada la tarde y no tardaría en hacerse de noche, las nubes se movían perezosas por el cielo azul. 

–Se te da bien, fuera de bromas. Deberías dedicarte a ello. 

–Non, tu ya sabes la carrera que yo quiero estudiar. 

–Me refería a hacerlo como hobbie. Podrías apuntarte al club de fútbol del instituto. 

–¡JA! ¿Estás loca?

–Así les enseñarías como es el fútbol a los que juegan allí.–Solté una pequeña risa. Se apoyó en mí–. Vamos hablo en serio. Dentro de una semana habrá pruebas. Apúntate. Yo iré contigo. 

–Je ne sais pas... (No lo sé)–Me estaba poniendo ojitos–. Ah... D'accord... Pero solo porque esa cara puede conmigo.

Un rato después me despedí de ella y me dirigí a mi casa. Pensaba en que estaría bien jugar en el equipo de fútbol del instituto, igual eso me daría puntos a la hora de pedir plaza en la universidad. Iba pensando en mis cosas, tranquilo, que no lo oí llegar. 

No recuerdo muy bien como pasó, solo recuerdo que iba andando tranquilamente y que momentos después una botella impactó contra mi cabeza. En el suelo, creo que el coche que vi alejarse a toda velocidad de mí era el de Lucas, aunque no estaba seguro... Fue lo último que vi antes de que todo se volviera negro.

...(***)...

–Francis... Francis... Francis.

–Uhm–gruñí.

–¡Está despertando! 

–Gracias a Dios. 

Con dificultad empecé a abrir los ojos. Estaba en una habitación de hospital, y aunque veía todo como si hubiese bebido tres litros de vino, acerté a identificar a mis padres y a (t/n).

–Que s'est-il passé? (¿Qué ha pasado?)

–Ay, hijo que susto nos has dado.–Sentí los brazos de mi madre alrededor de mi cuello.

–El gilipollas de Lucas, eso ha pasado–habló (t/n) enfadada–. Te tiró una botella de cristal a la cabeza mientras pasaba con el coche. Has estado inconsciente casi doce horas. 

–Ese imbécil ya no te dará más problemas, Francis. 

–¿Papa? ¿Has venido?

–¡Bien sûr! (Pues claro) Hijo, ¿por qué no nos has contado todo esto antes?

–No quería preocuparos... 

–Mon ange~.–Mi madre comenzó a besarme la cara, cosa que me dio bastante vergüenza pues (t/n) estaba delante–. De no ser por (t/n)...–Ahora comenzó a besarla a ella y yo me reí–. Dale las gracias, fue la que te encontró y la que te trajo al hospital. 

–¿Tú me encontraste?

–Sí, te dejaste el balón en mi casa y fui a buscarte. Cuando te encontré, con la ayuda de un vecino, te trajimos aquí.–Estaba sonrojada.

–Y gracias a ese vecino, han identificado el coche. Lo vio todo. Con su ayuda y la de (t/n) ya he puesto la demanda. Tranquilo, mon fils (hijo mío), ya nadie te volverá a molestar.–Mi padre también me abrazó–. Tu madre y yo vamos a hablar con los médicos, (t/n) se encargará de ti.–Me guiñó el ojo, a la vez que mi madre levantó sus pulgares, ahora si que estaba avergonzado. En cuanto la puerta se cerró, (t/n) se tiró en mis brazos. 

–¡Vaya susto me has dado, putain! ¡Ibas a dejarme sola!–sollozó en mi hombro.

–Jamás te dejaría sola... Te lo prometí, ¿recuerdas? Juntos. 

–Juntos–sollozó–. Pe-pero es que si te pasa algo a ti también... ¿Y-yo qué haría?–Lloró. Limpié sus lágrimas despacio y con cariño. Me dolía verla así, mucho más que el botellazo. 

–Eh... He sobrevivido a un botellazo y a palizas inhumanas... Y tú fuiste quien me salvó de dos, soy yo el que no sabría que hacer si te pasase algo.–Esbozó una sonrisa entre sus lágrimas–. No voy a tener suficiente dinero como para comprar todo el chocolate que te mereces.–Me abrazó de nuevo. 

–Con que te recuperes pronto yo soy feliz. Pero... Ya arreglaremos cuentas tú y yo.

–Nunca cambies. Oye... Hay algo que me he estado preguntado...

–¡Has estado inconsciente! ¿¡Cómo vas a preguntarte nada!?

–Es una forma de hablar.–Rodó los ojos–. (T/n), ¿tú estabas enamorada de tu amigo? Ya sabes ese que...–Su sorpresa se reflejó en la cara que había puesto. No es como si estuviese celoso o algo así... Merde, ya parezco Arthur. Ambos nos sonrojamos, creo que no fue el mejor momento para esa pregunta.

–Eh... Yo... Yo no estaba enamorada de él... Le quería mucho, sin embargo no pude verle más allá de mi mejor amigo...

<<Bien, menos mal... Merde, ¿¡en serio estaba celoso de su mejor amigo muerto!? Me pregunto si hay algo más patético que eso... Mejor no pregunto, no vaya a ser que me respondan>>. 

–Francis, ¿estás bien? Estás rojo... 

–Eh, sí. Es solo que pensaba... En lo patético que soy a veces...

–Lo seas o no, eres mi putain patético.–Tomó mis manos–. Y pienso protegerte. Mañana voy a matar a Lucas y Estefania, nos ahorraríamos el juicio.

–¿Y si mejor te quedas aquí conmigo y jugamos a las cartas? ¡O buscamos el canal porno en la tele!

–Jajajaja, eres un estúpido jajajaja.–<<No quiero que estés triste, chérie. Quiero ver tu sonrisa que me alegra más que nada en este mundo. Para ello, yo también pienso protegerte>>.

...(***)...

Así es como Lucas y Estefania terminaron siendo expulsados del instituto. Lucas entró en un reformatorio por orden del juez mientras que lo que pasase a Estefania no me importaba mucho, estaba más preocupado por que (t/n) no le arrancase la cabeza en medio del juicio. 

Por fin, se limpio mi nombre y todo parecía que nos iba a las mil maravillas. El único problema que tenía era que (t/n) quería que fuese a la prueba para el equipo de fútbol y aunque le había dicho que no quería. Ella seguía insistiendo. Hasta aquella tarde cuando llamó.

–(T/n), no voy a ir, ya lo sabes. 

–Ya me he rendido con eso... Te llamaba para otra cosa.

–¿Para qué?

–Estoy desnuda y mis padres no están en casa...–Colgué el teléfono. 

–¡Maman! ¡Me voy!

...(***)...

–Has tardado menos de cinco minutos... Jajajaja, no pensé que fuese a funcionar.–Estaba vestida con ropa de calle normal y corriente. ¿Para eso he venido corriendo desde mi casa?

–¡Me has engañado! No estás desnuda...

–Primero, ¿crees que te abriría la puerta desnuda?

–Con un albornoz tampoco estaría mal...

–Segundo, es cierto que mis padres no están en casa y cuando te llamé estaba desnuda.–Tomó mi mano y me metió dentro–. Ahora venga a cambiarse para el partido.

–Non.–Hice un puchero que no funcionó. Puso un chandal en mis manos y me empujó hacia el baño. 

–Venga a cambiarse.

–¡Eh! Esa ropa es mía... ¿De dónde la sacaste?

–Se la pedí a tu madre.

–Vendido por ma mère... (mi madre). No me lo creo.–Cerró la puerta del baño detrás de mí y comencé a desnudarme.

–Hasta que no estés vestido no vas a salir. 

–Bon... ¿Sabes? Ahora el que está desnudo en tu casa y sin tus padres soy yo. 

–¡No digas esas cosas en mi casa!–Comencé a reírme–. Termina de una vez...

Terminé siendo arrastrado por mi mejor amiga hasta el campo del instituto. No había muchas personas, había tenido mucha suerte. Esperábamos al entrenador en el túnel de vestuarios. 

–Si entras en el equipo tienes que venir al instituto vestido entero de rosa. 

–Si entro en el equipo hasta me pongo una falda. 

–Si te pones falda, pienso levantártela cada vez que tenga oportunidad. 

–Me estás dando malas ideas~.

–Me parece increíble que hayas cambiado tanto en tan poco tiempo... ¡Así me gusta!–Me dio una palmada en la espalda. Le sonreí agradecido pues todo este cambio había sido gracias a ella.

–¿Bonnfoy?–El entrenador apareció por el túnel –. Tu turno, sal al campo.

–Vamos, ve. Y hazlo bien, que te voy a estar mirando–dijo con una sonrisa cómplice.

–Todos los goles que meta te los dedicaré.

–¿Es una indirecta?–preguntó arqueando una ceja divertida.

Besé su mejilla y me encaminé hacia el campo dejándola con una cara bastante divertida.

...(***)...

–Pasé la prueba–grité corriendo hacia (t/n) con los brazos abiertos. Ella riendo saltó hacia mí. No llevábamos ni diez segundos de abrazo cuando comenzó a darme palmaditas en la espalda para que la bajase.

–Ugh... Deberías darte una ducha...

–Oye...–La posé en el suelo–. ¿A sí me agradeces los tres goles que te he dedicado?–Hice un puchero y ella se rió.

–Dúchate y luego te llevo a tomar un helado, Benzema.

...(***)...

Ni yo podía creerme lo que estaba haciendo. Pero lo iba a hacer... Lo iba a hacer por (t/n). Aunque ya estaba algo avergonzado...

No dejaron de lloverme miradas confusas y risas durante todo el camino hasta la taquilla de (t/n). Estaba de espaldas a mí sacando sus libros. 

–Salut (t/n).

–Bonjour Fran...–Comenzó a reírse como una loca cuando me vio–. ¿¡Qué te ha pasado!? JAJAJAJAJA. 

–¿Qué pasa es que los hombres no podemos llevar camisas rosas?–pregunté cruzándome de brazos molesto. 

–Jajajaja, si la camisa es lo de menos... ¿¡Por qué llevas esa falda!? JAJAJAJAJAJA.–Estaba llorando de la risa. La agarré la cara con suavidad y limpié sus lágrimas–. Esto es demasiado... Jajajaja.

–Es culpa tuya. 

–¿Es por la apuesta? Jajajajaja, no pensé que la fueses a cumplir jajajajaja. Luego soy yo la demente, jajajaja. Y creo que debería llevarte a depilar, hermosa~. Jajajaja

–Es que lo aprendí de ti.–La miré mal y aprovechó ese despiste para sacarme una foto–. ¡Eh! Fotos no.–Le quité el móvil. 

–Jajajajaja. Esa me la pongo de fondo de pantalla.–Intentaba recuperar el móvil mientras aún reía–. Vamos Francisca, que estás hermosa~. 

–Solo por eso no te lo doy.–Me hizo un puchero–. Non. Hasta la salida nada. 

–Vale... Oye, ¿qué le vas a decir a los profesores cuando te vean así?

–Que nunca apuesten contigo. 

–Anda, vamos a clase hermosa–dijo rodeando mi espalda–. ¿Sabes? Las faldas te quedan a ti mejor que a mí. 

...(***)...

–Aquí tienes tú teléfono.–Como había prometido se le devolví después de que terminasen las clases. Caminábamos juntos hacía su casa, que estaba antes que la mía en la ruta para ir al colegio. 

–Merci~. ¿Qué tal tu primer día con falda?

–Incómodo. Merci.–respondí irónico–. Recuérdame esto cada vez que vaya a apostar contigo. 

–Muy bien. Oye, ¿te sacarías un selfie conmigo, bonita? 

–¿Tengo cara de querer?

–Por fa~.–Me puso esa carita que me ponía cada vez que quería que hiciésemos lo que ella quería. Pero esa vez no lo iba a lograr... Lo logró. 

Sacó varias fotos alegremente, como si no pasase nada... Hasta que me tocó el culo. Bon, realmente sus intenciones eran las de levantarme la falda, cosa que consiguió. 

–¡¡(T/N)!!–exclamé enfadado agarrándome la falda.

–¿Qué? Te dije que iba a levantarte la falda todas las veces que quisiese.–La miré mal, aunque ella no cambió su mirada pícara.

Para animarme decidió invitarme a un café. Charlábamos animadamente por la calle cuando ocurrió. 

–Y por eso pienso que serías el doble de la Barbie perfecto. Pero primero deberías afeitarte y depilarte... De arriba abajo... Varias veces.

–Vale, cuando tenga pensado hacer algo así serás la primera en saberlo–dije irónico y algo molesto–. No va a pasar nunca. Lo sabes, ¿vrai?–Estaba a punto de contestarme, seguro que con una respuesta irónica, no obstante un pitido la interrumpió. 

–¡Guapas!–Un coche pitó varias veces antes de irse por la carretera. 

(T/n) comenzó a reírse más fuerte incluso que esta mañana. Se apoyó en mí para no caerse al suelo. 

–¿Pero que te pasa? Solo ha dicho guapa...–Tardó varios segundos de risas en responderme. 

–N-no... Ha di-dicho guapas... ¡En plural! Jajajajajaja. O sea, que tu también. Jajajaja. Que me da algo jajajajaja.–Sonreí al verla así.

<<Me alegra verte así, (t/n). Cuando te conocí era lo único que me animaba. Ojalá pudiese tener ese efecto en ti también... (T/n), ten por seguro que, para verte así de alegre, me pondría falda todos los días si hiciese falta>>. 


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