Cap 2
Primera hora, matemáticas. Cuando abrí la taquilla una rosa cayó a mis pies. Sorprendido a más no poder me agaché para tomar la rosa y así poderla guardar en mi taquilla de nuevo, no sin antes sacar mi libro de matemáticas. Miré a ambos lados para confirmar mis sospechas, algunas personas habían visto el detalle.
-¿Quién será la inconsciente que le habrá regalado una rosa?-murmuró una chica a los de la pandilla de Lucas. Mejor salir de allí.
Corrí hasta mi clase y mi gran sorpresa fue ver a (t/n) allí sola, sentada tranquilamente. Me saludó con la mano dedicándome una sonrisa.
-¿Qué haces aquí? -murmuré molesto entre dientes.
-Estudio aquí.
-Me refiero a que haces ahí.-Señalé su pupitre-. Y no me digas que es porque te sientas ahí. ¿Por qué no eliges otro sitio?
-¿Te molesta mi presencia?-Su cara triste me rompía el alma.
-Non. No es eso. Si te quedas aquí vas a pasar lo mismo que yo... Y no quiero que alguien como tú pase por una situación como esta...-Su tierna sonrisa me derritió el corazón. Mon dieu, elle est très douce. (Dios mío, ella es muy dulce).
-Vaya, vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? ¿Cazando otra vez Bonnefoy?-Lucas caminó hacia mí. Delante de (t/n) no, por favor...-¿Otra chica a la que vas a violar...? Escucha nueva, más vale que te apartes de él o vas a terminar mal. Aunque parezca muy guapo y amable no es más que un montón de m*erda. Un lobo con piel de oveja...
<<Ojalá acabe pronto... Así (t/n) podrá darse cuenta de lo peligroso que es tenerme cerca>>.
-Encima una pobre tonta le ha regalado una rosa esta mañana. ¿Ha sido tu madre Bonnefoy?-Se rió como si en realidad fuese gracioso y no un estúpido riéndose de su absurda falta de inteligencia.
-No, he sido yo.-Ambos miramos a la de ojos (c/o) sorprendidos.
-¿Estás loca? ¿Por qué haces eso?
-No te la iba a regalar a ti, yo no soy la que le tiré al suelo ayer.-Su cara cambió a una de enfado que daba bastante miedo-. ¿Sabes que por acoso de ese grado pueden expulsarte del centro?
-¿Y quién eres tú? ¿Su madre?
-Me gusta verme como su abogada, más bien. ¿Sabes que si hubiese grabado cómo le tiraste podría haberte denunciado y no solo te tendrías que ir sino que tendrías un expediente?
-Eso es ilegal.
-Grabar no es ilegal si es para la protección de un compañero.
-¿Sabes con quién te la estás jugando?
-Ni lo sé, ni me importa. Pero si lo dices por mi seguridad, tranquilo que se protegerme. Mira sino en internet quien es la campeona de kick-boxing de mi antigua ciudad.-Se me quedó mirando asustado-. ¿Ahora puedes irte? Me contaminas el aire.
Con un bufido y un escupitajo en la mesa de (t/n) se fue de allí. Mi cara de asombro debía de ser muy graciosa pues (t/n) no dejaba de reírse.
-Eres una demente...-dije asustado y sorprendido.
-Solo le he explicado un par de cosas. Y el muy estúpido se ha sentido tan impotente que lo máximo que ha hecho ha sido escupir la mesa.-Limpió la mesa con un pañuelo mientras aún reía.
-¿Sabes las consecuencias?
-Me paso un poco las consecuencias por el Arco de Triunfo. No sé si me entiendes.
-¿Cómo sabes todo eso del acoso?-Su mirada se apartó de mis ojos y se dirigieron a su mesa.
-¿Te gustó la rosa de esta mañana?-<<¿Por qué ese cambio de tema? ¿Qué esconde?>>.
-Sí, era muy bonita.-Le sonreí con sinceridad.
-Me alegro.
-Oye y lo de kick-boxing... ¿Eras tú?
-No jajajaja, no se quién es. Pero el muy tonto se ha pensado que era yo jajajaja.
Me reí junto a ella.
...(***)...
El resto de la mañana fue cuanto menos curioso. Había pasado una mañana bastante divertida con ella. Me contaba cosas sobre su antigua ciudad y yo sobre Francia. Eso era otro punto a nuestro favor, también quería vivir en París.
Mientras la gente no dejaba de mirarnos por los pasillos como si fuésemos dos aliens. Pero a ella no parecía importarle nada de eso.
A la salida, me despedí de ella y me dirigí al baño.
<<Maman tenía razón, tal vez si que debería invitarla a un café. Quizás mañana. Podría regalarle yo también algo... ¿Unas flores? Se ha portado tan bien conmi->>. Una bofetada interrumpió mis pensamientos.
-¿Te crees muy macho porque una chica te defiende?-Lucas volvió a golpearme-. Ni creas que te vas a librar de mí. Y a tu p*ta personal, la dices que me tenga algo más de respeto.-Me lanzó al suelo para golpearme las costillas. Seguía insultándome y diciéndome cosas varias. Pero yo comenzaba ya a perder la razón hasta que noté que ya no me estaba golpeando.
Nunca había visto pelear a una mujer, y tampoco había visto a nadie pegar a Lucas, por lo que ver a (t/n) pegarle fue un auténtico shock para mí.
Había recibido bastantes palizas en dos años, pero ninguna como la que se estaba llevando él. La sangre cubría su rostro y (t/n) no dejaba de golpearle.
-No soporto a los abusones como tú.
-(T/n)... Pa-para, s'il vous plaît.-Le rogué. Ella me miró un segundo. Antes de que pudiese reaccionar, volvió a darle un puñetazo.
-Escúchame, si vuelves a golpearle te prometo que voy a acabar contigo. Y como le digas algo a alguien de esto pienso repetir esto mismo tantas veces como sea necesario. Ahora vas a irte por esa puerta, decir que te has caído por las escaleras y hacer que esto nunca ha pasado.
Se quitó de encima de él, en cuanto lo hizo Lucas se fue corriendo de allí, limpiándose la sangre de la cara. Nada más cerrarse la puerta (t/n) se acercó a mí.
-¿Estás bien?-Se arrodilló para tener mejor posición, pero cuando intentó tocarme me aparté de ella.
-Eres como ellos...
Supe que la había cagado solo con ver su cara de dolor. Se levantó y se apartó de mí.
-¿Me ves cómo ellos? ¿Después de que te haya salvado?-Me miró con enfado-. Creía que tú eras diferente, aunque eres sincero, pero veo que no...
<<Merde>>.
...(***)...
Había pasado una semana y (t/n) no me dirigía la palabra. Lo único bueno fue que Lucas pareció dejarme en paz por un tiempo. Aunque Estefania no perdía la oportunidad de insultarme y de hacerse la víctima en cuanto me veía.
Mi madre fue la que más pareció enfadarse con ese tema. Omití el hecho de la pelea y le puse la escusa de que era cualquier otra cosa. Debía arreglar las cosas, pedirla perdón. Quiero saber que es eso que parece esconder. Por eso le dejé una nota esa mañana en su taquilla.
<<Llega tarde>>.
-Sé que llego tarde.-Me sacó de mis pensamientos. Parada a cinco pasos de mí se encontraba de brazos cruzados y una expresión no muy alegre.
-Salut... Me alegro de que lo hayas encontrado-respondí con timidez.
-El parque está al lado de tu casa. No ha sido muy difícil.
-Es mi lugar favorito de este sitio... Te he traído un café.
Se sentó a mi lado, con cuidado le pasé el café y observamos en silencio el bonito paisaje.
-Quería pedirte perdón.
-No. No quieres. Te has dado cuenta de que la has cagado sabiendo que podría ser tu guardaespaldas personal y por eso ahora quieres pedirme perdón. No porque lo creas de verdad o porque quieras ser mi amigo.-Sorbió de su café dejándome sin palabras.
-Je... (Yo...) De verdad que lo siento. Había olvidado desde hace tanto tiempo como era tener una amiga que se me olvidó como comportarme. Disculpame.
Su mirada estaba pérdida entre los árboles como sino supiese que contestar.
-Nunca había visto antes pelear a una chica y mucho menos partirle la cara a Lucas.-Una pequeña risa se dibujó en su rostro-. ¿Entonces si estoy antes una campeona de lucha?
-He tomado clases este verano de defensa.-Su sonrisa era muy bonita-. Pero estoy lejos de ser una campeona.
-Je suis désolé, (t/n). Porque tú me has tratado muy bien y sin embargo yo...
-¿Quieres saber por qué soy así contigo?-Asentí con la cabeza-. Vi lo que te hicieron el día de la matrícula; aquel día para solicitar plaza.
-Ah...-respondí incómodo y triste.
-Me sorprendió que pudieses ponerte en pie...
-Moi aussi. (Yo también)
–Pensé que eras como yo. Y que te gustaría tener una amiga... Pero me equivoqué.
–No me digas que tú...
–Desde los doce hasta los dieciséis. Por eso fui amable contigo, porque sé que es llevar más de una paliza diaria.
–¿Comment...? (¿Cómo...?)
–De la peor forma posible... Estaba recibiendo mi dosis diaria de insultos cuando mi único amigo salió a defenderme... No quería que se involucrara pero él...–Unas pequeñas lágrimas salieron de sus ojos–. Empezaron a empujarle, yo intenté ayudar, no obstante no llegué a tiempo... Le mataron.–Un llanto se escapó de sus labios–. Se cayó y se golpeó la cabeza contra una mesa por su culpa... Eran monstruos. Y no importa que les metieran en un reformatorio, que el colegio cerrase o todo lo que me pagaran a mi y a sus padres. No nos le iban a devolver...
–¿Cuándo fue eso?
–Hace dos años... Antes de irme de allí. Por eso odio el bullying, porque no solo hace daño a una persona, sino también a las que están alrededor.–Apartó las lágrimas de sus mejillas–. Pero no espero que lo entiendas... No espero que entiendas porque lo hice o como he vivido.–Se puso en pie–. Gracias por el café, debo irme ya.
–Te acompaño.
–No... Quiero estar sola...
No la detuve. Dejé que se fuera mientras el sol se escondía detrás de los edificios. Me prometí a mí mismo arreglar aquello.
...(***)...
Aquel día no fue a clase, el profesor dijo que se encontraba enferma. Seguro que era mentira. Por ello, decidí ir a comprobarlo por mí mismo.
Averigüe donde vivía, forcé su taquilla y de ahí saqué su dirección, unas calles más lejos del parque, y decidí ir a verla. Sin embargo, sabía que si llamaba a la puerta no me abriría, así que me colé en su jardín desde el del vecino.
–(T/n).–La llamé tirando piedrecitas a su ventana–.¡(T/n)!–Salió al balcón en pijama, se veía adorable con un pijama de corazones.
–¿Qué haces tu aquí? ¿Cómo has entrado en mi jardín?–preguntó desconcertada.
–¿Me hubieses abierto la puerta?
–No.
–Por eso me he colado en tu jardín.–Se rió y yo con ella–. Quiero hablar contigo. ¿Puedo subir?–No cambió su expresión –. Tengo chocolate...
–No sé como sabes lo del chocolate, pero vale. Ahora bajo...–Sonrió y en menos de un minuto estaba en la puerta trasera.
–Lo del chocolate es algo típico, por cierto.–Negó con la cabeza mientras yo entraba dentro.
Su madre fue muy amable conmigo, y después de unas pocas preguntas sobre las intenciones que tenía con su hija, subimos a su cuarto.
–He venido a contarte mi historia... Y a que me perdones.
–¿Sobornándome con chocolate?
–¿No lo quieres?
–¿Dije eso?
Nos sentamos en su cama y comencé mi relato mientras ella comía.
–Mi padre tuvo que venirse aquí porque su empresa había abierto una nueva sucursal... Yo nunca estuve muy feliz de dejar mi hogar, pero era por el bien de la familia. Al principio, hace dos años, fui feliz en el instituto. Era popular por ser el nuevo y como hablaba otro idioma eso les parecía interesante. Muchas chicas me pidieron salir en ese tiempo, pero yo decidí salir con Estefania.–(T/n) me miraba mal mientras contaba esa parte de la historia–. Lo que yo no sabía es que ella era en realidad la novia de Lucas... Ellos eran los más populares antes de que yo llegase al instituto, por eso querían destruirme. Estefania quería salir conmigo para que más tarde dijese que yo la había obligado a acostarse conmigo cuando ni la había tocado ni un pelo... Los rumores se fueron extendiendo hasta que todo el instituto se creyó que yo era un violador. Tuve mucha suerte de que los profesores me creyeran, no obstante los alumnos creyeron a esos estúpidos y por su culpa llevo aguantando este infierno dos años...
–¿Tus padres lo saben?
–Saben algo, solo lo de Estefania... Prefiero que no sepan toda la historia.
–Deberías contárselo. Tus padres son los primeros que te pueden ayudar.
–Mi padre nunca está en casa y no quiero meter en esto a mi madre... Te cuento esto no para que me veas como una víctima o un estúpido. Lo hago para que me veas como un igual... Como un amigo.
–Entonces no me queda otra...–La miré confuso–. Tendré que ser tu abogada/guardaespaldas si tú no vas a hacer nada.–Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara de ambos–. Aunque... Trame más chocolate, trabajo mejor con azúcar.
–Merci, merci, merci.–La abracé con fuerza. La había recuperado... Tener una amiga se sentía tan bien.
–Francis... Llevas un rato abrazándome...
–Je suis désolé...–comenté sonrojado separándome de ella. Me miró fijamente con esos ojos que tanto me gustaban.
–Escucha, te voy a proponer algo. Tú me ayudas a mí, y yo te ayudo a ti. Nos protegemos el uno al otro. Como una simbiosis.
–Veo que atiendes en biología–respondí con una pequeña risa.
–Calla... Vamos a estar juntos en esto, hasta el final, pase lo que pase. Pero tienes que prometérmelo, ¿vale?–Me ofreció su mano derecha, la tomé con cuidado.
–Juntos, es una promesa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top