Parte IV

Jimin trataba inútilmente de proporcionarse un poco de calor, la temperatura estaba tan baja que sentía todos sus dedos dolorosamente entumecidos, aunque prefería los días gélidos a los calurosos, este, irónicamente, era más frío que los demás.

Llevo sus manos a su boca y soltó un suspiro, tratando de darse calor.

A su vez, trataba inútilmente de parpadear para que el creciente ardor en sus ojos se esfumase, cuando menos lo pensó estos ya se encontraban aguados. No quería pensar que Min lo había dejado, seria malditamente insoportable. Dirigió su vista a sus zapatos y los sacudió para que la poca nieve que estaba cayendo en estos se fuesen al piso que estaba cubierto con una delicada capa de esta, cerro sus ojos y lanzo un largo suspiro.

-¿Me has estado esperando... Jiminie?- Una reconocida voz lo llamo, lo cual hizo que abriera sus ojos rápidamente.

Él se encontraba allí, su bello chico, en su uniforme de baloncesto. Min se dirigía a las canchas con su balón aprensado por uno de sus brazos. Jimin pensó que estaba loco por no llevar algo abrigador.

Dirigiéndose rápidamente hacia él, sin dudarlo ni un segundo término por darle su chaqueta. Sus manos quemando por algo de contacto las dirigió con premura a la blanca mejilla del contrario. Esperaba ganarse algún tipo de rechazo, pero al final fue gratamente aceptado.

— No te imaginas lo mucho que te he...— cuando el contrario poso una de sus frías manos sobre la suya, calló abruptamente.

-Jimin... me voy a ir- Min no lo estaba mirando, y sus palabras lo habían congelado en su lugar- y lamento decirte que no me podrás acompañar.

Jimin le miro un poco estupefacto.

-¿Cómo? ¿Por qué?— preguntó.

-Al lugar que debo ir no me puedes acompañar. — repitió el de cabellera verde.

-Pero...-sus palabras fueron interrumpidas por la bella voz.

-En unas horas cumplimos dos meses de habernos conocido ¿Cierto?

-Si... pero eso que tiene que ver con que te...-

-YoonGi.

-¿Yoon... Gi?— indago extrañado.

El otro con una leve mueca en sus labios asintió dubitativo.

Una pequeña ráfaga de aire alboroto sus cabellos y el menor se sintió un poco mareado. Imágenes borrosas se acumularon en la conciencia de Jimin.

Parpadeo varias veces cuando se dio cuenta que ya no se encontraba en las canchas.

Se hallaba en una hermosa casa que le resultaba un poco familiar, el olor a galletas cociéndose llego hasta sus fosas nasales. A pocos pasos de él había una puerta corrediza que daba paso a un hermoso patio, decidió abrirla, la luz del sol dio justo en sus ojos lo que lo hizo cerrarlos por inercia, cuando estuvo más acostumbrado los abrió. A la lejanía vio a dos niños de más o menos siete años de edad jugando con unas figuritas de acción debajo de un enorme árbol. Uno tenía el cabello castaño, mientras el otro lo tenía de un color verde; como el helado de limón.

-YoonGi Hyung, haces trampa- dijo risueño el castaño.

Este tenía puesto un overol, el cual estaba manchado de barro en las rodillas, le faltaba un diente y estaba muy cachetón. Cuando sonrió se hicieron pequeñas líneas en sus ojos.

-Claro que no- remarco el niño con el cabello de color al helado de limón, a su vez que también sonreía y dejaba ver sus rosadas encías.

¿Acaso el castaño había dicho YoonGi Hyung? ¿El niño peli verde, era Min? Entonces... ¿Quién era el castaño que le resultaba extrañamente familiar?

-Jiminie, Yoonie. Ya están listas las galletas- Ambos niños se miraron y salieron a correr de prisa atravesando a Jimin. El cual un poco asustado llevo sus manos hacia el lugar en el que habían pasado los niños.

Recordó lo que había dicho la mujer, Jiminie. Así lo llamaba su madre cuando era un pequeño. Y las ideas fueron todas a un lugar. Ese pequeño era él, y la otra era que ya conocía a YoonGi. Sin poderlo evitar corrió tras los niños en cuanto paso la puerta corrediza, ya no se encontraba en el cálido hogar; estaba en un parque.

Dos niños agitaban sus piernitas mientras comían un helado, sentados en unas bancas.

-¿Vas... a invitar a los niños del jardín a tu fiesta de cumpleaños mañana?- Indago el peli verde. Jimin negó con su cabeza.

-Yo solo quiero que YoonGi Hyung vaya a mi fiesta, sé que no le agrado a los niños del jardín, además, se me burlan porque estoy un poco rellenito. Yo solo quiero que las personas que quiero vayan. Y yo solo quiero a YoonGi Hyung- el peli verde asintió un poco apenado.

Sin poderlo evitar Jimin los siguió hasta que ellos salieron del parque. Se encontraba en una habitación, pero no le era ni por cerca algo que recordara.

-¿Por qué tienes tantos "00" en tu habitación YoonGi Hyung?

-Es mi numero favorito- acepto sonriendo el contrario.

-Es un numero estúpido-dijo sin pensarlo el pequeño Jimin.

-No es estúpido, pienso que es original.

-Es estúpido.

-¡Tú eres estúpido! — vocifero un lastimado YoonGi.

-¿Cómo?-dijo asombrado Jimin-¡Te odio!- tan rápido como dijo aquello tapo su boca con sus dos pequeñas y gorditas manitos, su expresión era de asombro.

A YoonGi se le aguaron los ojos, jamás le habían dicho esas palabras, salió corriendo de su cuarto con su antebrazo cubriéndole el rostro

-¡No! Espera YoonGi no fue mi intención- se lamentó el pequeño Jimin quien salió corriendo detrás del aludido, Jimin corrió junto a su yo pequeño atravesando la habitación.

El constante cambio de imágenes abrumaba a Jimin ya que ahora se encontraba en las canchas de basketball observaba como una cabellera verde trataba de encestar. Un pequeño cuerpo lo atravesó, era su yo cuando pequeño con una bolsa de regalo en sus manos.

-¡YoonGi! Te tengo una sorpresa ven- le estaba haciendo un ademan con su mano para que se acercase, YoonGi lo hizo lentamente, se sentaron en las gradas, Jimin balanceaba sus piernitas de arriba abajo- Vamos ábrelo ¡Yo mismo lo compre!

YoonGi rasgo el papel rápidamente y frente a sus ojos se encontró un hermoso uniforme de basketball rojo, sus ojos se abrieron de emoción- ¡Wow! Esta genial, Jiminie.

-¡Mira! Mira, la parte de atrás del esqueleto-el mayor le hizo caso y volteo el esqueleto, en la parte de atrás estaba el "00" y encima de este un nombre " YoonGi", el mencionado abrió su boca en una clara muestra de impresión, para luego abrazar fuertemente a su amigo-¡Me encanto Jiminie!

Jimin sintió un fuerte dolor en su pecho, que le hizo cerrar fuertemente los ojos, al abrirlos se encontraba en un extenso pasillo con una luz blanca brillando al final, con paso inseguro se dirigió a esta.

De repente todo el pasillo se ilumino, dejando ver a cuatro personas llorando, entre esas un pequeño niño castaño.

-Lo lamentamos- dijo un doctor- estamos haciendo todo lo que podemos, pero tememos que el cáncer llego a un punto intratable, en estos momentos el paciente está despierto, por el momento lo mantendremos en el hospital, para mantenerlo bajo vigilancia... si quieren pueden ir a verlo.

-Mamá, mamá de YoonGi... podría yo ¿poder a verlo primero?— un triste Jimin se dirigió a las dos mujeres.

-Claro cariño, ve – dijo amorosamente una señora que Jimin, no había visto jamás en su vida.

El pequeño Jimin limpio con su saco las pequeñas lágrimas que salían de sus ojitos y apretó fuertemente sus manos en puños, haciendo que sus nudillos se tornasen blancos, antes de abrir dio un gran respiro mientras entablaba una pequeña sonrisa, posteriormente abrió la gran puerta mientras Jimin lo seguía de cerca, una habitación totalmente blanca, un verde cabello falso reposaba en una silla y su mejor amigo se encontraba inyectado con la intravenosa.

-Hola, Yonnie- dijo cantarinamente el pequeño.

-Hola Jiminie- susurro YoonGi mientras se esforzaba por dar una sonrisa.

-Mira, te traje tu balón – el castaño con una sonrisa le mostraba el balón a YoonGi, Jimin sintió lágrimas brotar de sus mejillas- Fue muy injusto, me dejaron entrar el balón, pero no traer el uniforme- hizo un puchero mientras se cruzaba de brazos un poco indignado.

-No importa... me alegra que lo hayas traído. — confeso el pequeño.

-Uhm... sé que no soy Michel Jordán, pero ¿podría firmártelo?- a YoonGi le encantaba el basketball y uno de sus más grandes sueños era que la leyenda firmara su balón. YoonGi rio débilmente.

-Prefiero tu firma a la de Michael-Jimin sonrió felizmente y de un bolsillo de su pantalón saco un marcador y firmo el balón.

-¡Ta-dah!- entono felizmente, YoonGi no quito su sonrisa.

Las voces, se volvían cada vez menos ininteligibles y los cuerpos de los dos pequeños se difuminaban conforme conversaban animadamente. Hasta que todo se volvió negro. Su última visión fue la de un pequeño aferrado a los brazos de su madre, mientras todos lloraban desconsoladamente viendo un ataúd. El corazón de Jimin se paró de repente.

Volvió a encontrarse en las canchas del bello parque, un chico de cabello verde intentaba encestar, miro la parte trasera de su uniforme rojo y encima del "00" decía claramente y en blanco "YoonGi"

-Estuve...-Pronuncio el peli verde, Jimin tenía pequeñas lágrimas en sus ojos- estuve cinco años, en una habitación que no conocía, los primeros tres tuve una amnesia, no recordaba que hacia ahí, ni como había llegado, mucho menos cual era mi propósito, no podía levantarme de cama, ya que mi cuerpo se sentía extrañamente pesado; estuve tres años postrado en una cama, sin saber realmente que hacer, luego... de eso, los recuerdos me aplastaron como a una avalancha. Ya recordaba.., de a poco pero lo hacía. Los siguientes dos años practicaba el caminar sin tropezarme o caerme aunque todavía no lo controlo muy bien-soltó una pequeña carcajada- hay que decir también que el esfuerzo me hacía llorar de dolor, pero nunca me rendí, tenía que manejar un cuerpo que no era el mío para cumplir mi propósito- En la garganta de Jimin se empezó a formar un gran nudo.

-¿Cómo...como es qué?—trato de hablar.

-¿Estoy aquí?-Jimin asintió débilmente-Era un chico que se estaba aferrando a la vida, el que siempre estuvo ahí fue un pequeño niño de cabello castaño, gordito, en ocasiones un poco gruñón y competitivo, que me demostró el no rendirme jamás... ese niño me dio fuerzas, al final el único deseo que anhelaba con todo mi corazón era; si se podía volver a hablar con ese niño, y volver a divertirme- YoonGi dio un suspiro que se vio como humo en el frio aire-el creador tuvo que hacer un pequeño títere podemos llamarle, duro cinco años en crearlo. Mientras el hacía esto yo te vigilaba- Soltó de nuevo una pequeña risa- en ese títere residiría por un tiempo mi espíritu, al entrar ya en este mundo padecí la amnesia. Mi propósito era buscarte, realmente ese día fue un día de suerte, estaba pensando en cómo encontrarte, pero no fui yo el que te encontró... tú me encontraste a mí... desafortunadamente mi creador cito "Una vez que te encuentres con el tendrás un plazo de tiempo de dos meses, no puedo darte más tiempo YoonGi", jamás podía quitarme este reloj, y la primera vez que te vi, este empezó a descontar tiempo. En unos cuantos segundos ya no estaré aquí Jimin. — confeso con voz dolida.

La melodía que Jimin había escuchado la primera vez que conoció a Jimin empezó a sonar.

Jimin lloraba desconsoladamente.

Veinte.

-¡Hey! No llores, realmente me divertí mucho a tu lado. ¡Como cuando éramos niños! –YoonGi le limpio las lágrimas que empezaban a salir con su pulgar.

Diecinueve.

Jimin apoyaba sus manos echas puños en el pecho de YoonGi-¡¿Cómo pude olvidarte?! – hipaba mientras negaba con euforia.

Dieciocho.

-Eso no importa en estos momentos Jimin.

Diecisiete.

-¡¿Por qué no me dijiste tu nombre desde un principio?!— El menor subió su mirada y conecto sus llorosos ojos con los aguados del otro— ¿Por qué, Min YoonGi?

Dieciséis.

-Recordarías, no quería aún que recordaras. — cada vez que veía una lagrima la quitaba con su pulgar.

Quince.

-¿Por... qué justo ahora YoonGi? ¿Por qué ahora que te necesito tanto?- balbuceaba — ¿Por qué me dejas cuando sabes que ya me tenías entre tus manos?

Catorce.

-Necesitabas saber la verdad, no quería irme así nada más, el dolor hubiese sido mucho peor.

Trece.

-Por favor YoonGi no te vayas te lo suplico- expresó apretando fuertemente el esqueleto en sus manos.

Doce.

-Es lo que más quisiera en estos momentos, pero no tengo más tiempo. Me encanto entregarme a ti, disfrutar...-la voz de YoonGi se estaba entre cortando-disfrutar cada momento, si me pidieran algo que elegir, pediría conocerte, en todas las vidas que hayan.

Once.

-Podemos seguir disfrutando de mas, podríamos, podri...amos- Jimin trataba inútilmente en darse esperanzas, unas que no llegarían.

Diez.

Las lágrimas brotaban ahora de los dos- Jimin- dijo alzándole lo cabeza para que lo mirara, cuando este decidió bajarla- busca... a alguien que te ame.

Nueve.

Jimin negó efusivamente con la cabeza- No quiero que nadie más me ame, yo solo quiero que tú me ames, porque yo te amo.

Ocho.

El peli verde ignoro sus palabras—Haz... haz una familia, enséñales a tus hijos a mon-montar bicicleta; regálales un balón de baloncesto, para que jueguen- los hipidos de YoonGi se hacían cada vez más fuertes.

Siete.

-M-me niego, YoonGi... Yo solo quiero una familia a tu lado.

Seis.

-Busca... a alguien que te amé con la misma intensidad que yo te amo.

Cinco.

-No debes de ser egoísta, podemos estar juntos tú y yo, no me dejes- Jimin trataba de todas las maneras de hacerse creer que YoonGi no se iría, bajo su mirada y YoonGi desaparecía lentamente.

Cuatro.

-Por favor no caigas cuando me vaya, no vuelvas a esos clubs, cumple tus sueños, no caigas en las drogas. Promételo Jimin- Dijo para mirarse de nuevo a los ojos- prométemelo...

Tres.

-L-lo prometo YoonGi- Al final solo supo ceder, sabiendo que no había otro camino. Sus lágrimas caían descontroladamente- Te amo tanto YoonGi. Tanto que duele.

Dos.

En un efusivo movimiento Jimin y YoonGi unieron sus labios. Jimin pasó sus manos alrededor de la espalda de este entrelazando estas. Era un beso de despedida cargado de amor y tristeza, el mayor decidió romper el beso- También te amo tanto, pero recuerda que siempre estaré aquí-dijo señalando con su dedo índice donde se encontraba el corazón de Jimin- Este fue uno de mis mejores deseos y no lo cambiaría por nada en el mundo, te amo, te amo tanto.

Uno.

Jimin asintió con una sonrisa nostálgica en su rostro mientras veía como la persona frente suyo desaparecía.

Cero.

De repente la canción dejo de sonar y Jimin se encontraba abrazando el aire, donde solo hace unos segundos se encontraba YoonGi, se dejó caer de rodillas en la nieve, y el frío de las doce de la mañana de un nuevo mes de invierno lo estaba congelando; pero definitivamente nada se compraba con destrozo que sentía por dentro. Se sentía malditamente vacío.

Apoyo ambas manos en la cancha mientras espesas lágrimas brotaban de sus ojos con lamentaciones; llevo una mano a su boca para acallar los sonidos. Levanto un poco su mirada y se encontró con el balón de YoonGi, con una pequeña firma a su costado y no pudo evitar llorar más... así se sentía una despedida, ¿acaso así también se sentía un corazón roto? Se sentía si fuerzas, no quería levantarse, lo único que quería era seguir a su compañero, y se sintió mal porque estaba seguro que eso era exactamente lo que YoonGi no querría. Lo que su chico no querría.

Unos zapatos se posaron en frente de él.

-Oye... ¿Te encuentras bien?- Una dulce voz lo llamo, pero él no se atrevió a levantar la vista, aunque aquella voz se le hacía remotamente familiar.

Fin.

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