Parte II
Estaba de más decir que Jimin no pudo dormir esa tarde. Constantes preguntas se paseaban por su mente ¿Realmente volvería a ese parque? ¿Y si solo era una trampa del peli verde? ¿Y si realmente algún programa de televisión le estaba jugando una cámara escondida? Rió al pensar eso, obviamente no era famoso ¿para qué le gastarían una broma a él? De repente otra pregunta surco ¿Cómo aquel chico sabia su nombre? Con estas y más incógnitas la cansada mente de Jimin decidió tomar un descanso y este cayo profundamente dormido.
Al despertar el cielo volvía a estar tintado de negro, hoy se sentía extrañamente raro... no se le paso por la cabeza ir a un club, tampoco de emborracharse; ni mucho menos de drogarse, solo deseaba volver a ver al chico de pelo verde. Todo esto mientras se ponía su ropa.
Sin realmente tomar una decisión clara, decidió dirigirse al mismo parque que había visitado esa misma mañana, allí se encontraba él tal como había dicho, la luz amarilla que iluminaba las canchas hacia ver al chico de piel pálida con su uniforme de basketball, su suave cabello estaba un poco desordenado y por su frente caían pequeñas gotas de sudor. Al instante que el de pelo verde sintió una mirada observándolo fijamente a sus espaldas se volteo y ahí estaba Jimin, este solo le dio una sonrisa a modo de saludo.
— Hola...sigues jugando—le dijo Jimin.
— Oh, sí me encanta jugar. El basketball es mi deporte favorito, tal vez algún día te enseñe... si quieres claro—El chico desprendía un aura totalmente pacifica, Jimin estando a su lado se le borraban todas las preocupaciones, extrañamente empezó a agradarle la compañía de aquel muchacho.
— No creo que sea buena idea, ayer te dije que soy pésimo en cualquier tipo de deporte.
El de cabello verde dudo un poco, colocándose su dedo índice en sus pálidos labios, haciendo una postura de estar pensando.
— No pierdes nada con intentarlo, Jimin.
— Por cierto-Aclaro su garganta-¿Cómo es que sabes mi nombre?
— Oh, eso... me lo dijiste hoy en la madrugada-Dijo para luego encestar.
— No recuerdo habértelo dicho.
— Debió ser porque estabas sobrio, no recuerdas que me dijiste tu nombre...-Sonaba tan seguro de sí mismo, que Jimin dudo por unos momentos, como si toda la tarde hubiera estado ensayando ese momento, pero Jimin no alcanzaba a creerle del todo.
Puede que hubiese estado sobrio y un poco drogado esa mañana, pero recordaba que en ningún momento le dijo su nombre al chico frente suyo.
— Y ¿tu cómo te llamas?— Indago, quería saber cómo se llamaba ese tierno muchacho.
— Oh, eso no tiene importancia ahora ¿o sí?—Se separó de su lado unos momentos para ir a recoger el balón, para luego posarse nuevamente frente al chico de cabellos naranja.
— Supongo—dijo haciendo una mueca... realmente quería saber su nombre, se le hacía algo injusto el no saberlo.
El estómago de Jimin comenzó a rugir por el hambre que tenía, no había comido nada desde la noche anterior.
— Oh, tienes hambre... Vamos a comer, conozco un lugar donde venden unas pizzas deliciosas cerca de aquí.
— No...No tengo dinero— pronunció totalmente apenado.
— Por eso no te preocupes Jimin, yo la gastare por ti—Lo cogió de la muñeca y prácticamente lo arrastro fuera del parque... Jimin no hizo nada para soltarse de su agarre.
Se encontraban sentados en un rustico y acogedor restaurante de comida rápida veinticuatro horas.
Jimin nunca había visto este lugar, ya iba por comer su tercer pedazo de pizza, mientras el de cabellos verdes no hacía más que mirarlo; su pizza aún estaba completa.
— ¿Por qué no comes?— Tenia la boca llena lo que hizo que su acompañante soltara una pequeña risa.
— Realmente no tengo hambre... Puedes comerte mi pedazo si deseas.
Jimin no lo pensó dos veces y le quito el trozo de pizza que le había ofrecido. Varias migajas se pegaron a un lado de sus mejillas, estas estaban como las de un hámster, estaba comiendo como un loco. En un movimiento el chico frente suyo se levantó de su silla y se inclinó hacia él, y con su mano quito esas pequeñas migajas. Jimin trago duro.
— ¿Por qué...? ¿Por qué no me dices tu nombre?
— No creo que sea realmente importante... no ahora—Dijo esto último en un pequeño susurro.
— Uh, a mí me parece que si es importante, además que es un poco injusto que tu sepas mi nombre, pero yo no el tuyo.
— Tal vez tengas razón, seguramente otro día te lo diré— Volvió a mostrar su típica sonrisa, Jimin no podía combatir con esa sonrisa, decidió no volver a preguntarle.
Se encontraban de nuevo en el parque, pero esta vez descansando cómodamente en las gradas.
— ¿Hace cuánto vives aquí?—Se atrevió a preguntar el de cabellos naranja.
— Mh, más o menos desde hace unos cinco años.— Miraba a la dirección de las canchas, el viento alborotaba aún más sus verdes cabellos.
— Oh, sé que no me puedes decir tu nombre ¿pero... al menos podrías decirme tu edad?
— Claro que si tengo dieciocho años—sonrió..
El de cabello verde tirito un poco, debía tener mucho frío, su esqueleto no es que lo cubriera demasiado, Jimin decidió ponerle encima su chaqueta... ambos estaban realmente sonrojados.
— Así que... tenemos la misma edad.
— Si. —rió.
Jimin realmente se perdía en aquella sonrisa, podría solamente subsistir con ella, se sentía mejor cada vez que él sonreía... ¿Desde cuándo se había vuelto tan sumamente cursi? ¿Acaso le gustaba el chico? Negó levemente con su cabeza... no, él no podía tener esos sentimientos, mucho menos por una persona de su mismo sexo, descarto la idea de inmediato.
Se creó el típico silencio cuando ya no había nada de qué hablar, pero este no era de los incómodos, suponía que estaba bien solamente compartir el silencio con el chico a su lado. Este le dio una fugaz mirada a su reloj y se paró de donde estaba sentado.
— Es hora de irme, es tarde... me esperan en casa— Dijo un tanto nervioso, le devolvió la chaqueta y se inclinó un poco hacia él, Jimin lo miro con duda, actuaba extraño. Tan pronto dijo esto recogió su balón y se dirigió a la salida del parque, Jimin lo detuvo de la muñeca.
— No sé qué tienes— Soltó sinceramente— pero, tal vez... solo si quieres claro está, eh... ¿podríamos seguir viéndonos?. — Sentía sus mejillas calientes, seguro estaba peor que un tomate o una manzana ¡Dios! ¿Por qué se le hacía tan difícil demostrar sus emociones al muchacho que estaba frente suyo? ¿Y si le decía que no? el otro lo miro con un cierto brillo en sus ojos para luego asentir levemente.
— Claro, me caes muy bien Jimin, nos volveremos a ver— afirmó— te veo mañana en la tarde ¿sí?
— Mañana... en la tarde— miro a su espalda y diviso la cancha iluminada por los focos que se iban apagando por la llegada del sol— nos seguiremos viendo aquí, o...— volteo a donde se suponía que se encontraba el peli verde, pero allí ya no se encontraba nadie "no se despidió" pensó.
Jimin estaba nervioso, no sabía que ponerse, parecía una chica y se maldijo internamente... no había razón para ponerse nervioso, eso no era una cita ¿O sí? ¡No! Claro que no, solo saldría a ¿charlar? Vamos que tampoco sabía que iba a hacer con el peli verde no se le ocurría realmente nada, ¿que podría hablar con un chico con el que apenas sabia su edad? Se sentía estúpido no sabía qué hacer, ni que ponerse, no sabía tampoco cómo iba a actuar frente al peli verde, ir aquella mañana tan solo era tentar a la suerte él no sabía si realmente el chico volvería ¡Pero el muy maldito lo hizo! Se la paso un poco más de una hora paseando de un lado a otro en su habitación, sacaba una prenda se la media, la miraba y terminaba por descartarla. Su celular sonó, había programado una alarma para recordarse a qué hora salir, empezó a hiperventilar, llegaba tarde y lo peor de todo era que él seguía ahí.
Estaba corriendo –literalmente- hacia aquel parque, se le había hecho muy... muy tarde. Al llegar descanso sus manos en las rodillas, realmente era malo con cualquier deporte, su estado físico era un desastre y el haber fumado por unos años era terrible para sus pulmones, jadeaba en busca de aire, después de unos momentos su respiración se regularizo y abrió sus ojos, se encontró con unos zapatos negros, levanto levemente la vista y sintió nuevamente como el aire a su alrededor le faltaba, frente a él estaba el chico de cabellos color verde , con una leve sonrisa, tenía puesta una camisa de los Rolling Stones, su chaqueta y pantalones eran del mismo color de sus zapatos; negros. Llevaba el cabello ligeramente despeinado, dándole un look bastante de chico malo, pero Jimin sabía que él no era capaz de matar siquiera una mosca, de repente se sintió mal de no haber llevado algo mejor, tenía una chaqueta azul claro con una camisa blanca, pantalones negros y unas botas del mismo color, debió haberse vestido mejor. El peli verde le extendió una pequeña botella de agua, este la recibió y tomo un poco de ella, para luego devolvérsela.
— Te ves realmente bien Jimin— Lo elogió.
— Tu... también te vez bien.
— Min...
— ¿Min?
— Min es mi apellido...Si no te molesta, podrías llamarme por mi apellido.
— ¿Seguro?
— Solo si tú quieres
— Está bien... Min- se sintió un poco feliz, no era lo que esperaba pero al menos habían avanzado un poco. Por lo menos ahora no lo llamaría por el "chico de cabellos verdes y con adorable sonrisa"
La salida había durado hasta las doce de la madrugada, Jimin por una vez, después de tantos años realmente se sentía completo. Nunca dejaron de hablar, conociéndose un poco más y evitando el tema del nombre, ocasionalmente el de cabellos color menta lo hacia reír ¿Quién diría que tuviese buen sentido del humor? Las horas las sintió minutos ¿Así se sentía la felicidad? Y si así se sentía no le importaba volver a probarla. Min era un chico tierno y en toda la tarde se sintió realmente a gusto con su presencia, pero lamentablemente en un momento el reloj de Min empezó a sonar y este se despidió prometiéndole a Jimin que volverían a salir.
Un mes después
Las salidas por la noche de Jimin habían quedado en el olvido, la relación con su madre era muchísimo mejor que antes, había conseguido el carnet de conducir; todo por culpa de su tierno y siempre intenso mejor amigo... si Min, el chico peli verde se había convertido en su mejor amigo. No supo cómo ni cuándo pero, había ocurrido.
— Señora Park, ha sido una de las mejores comidas que he probado en mi vida, cocina delicioso— Pronunció Min, llevando los platos sucios para lavarlos, unas manos detuvieron lo que iba a hacer.
— Eres el invitado, me sentiría realmente apenada que lavases los platos, déjalos yo lo hago... En el peor de los casos le digo a Jimin. —Susurro para luego hacerle un guiño. Una risa fingida detrás los asusto.
— No creas mamá, saldré con Min.
— ¿A dónde se dirigen?— Preguntó la mujer mientras arreglaba un mechón de sus cabellos pasándolo por detrás de su oreja.
— Según tengo entendido es una "sorpresa"- Min asintió y la mujer sonrió.
— Bien, no vuelvas muy tarde ¿Si? Y Min... cuida a mi bebé
— Lo haré señora Park – Se dirigió a la salida y tomó su chaqueta del perchero para luego abrir la puerta.- ¡Vamos Park!— Gritó.
— No demorare- beso la frente de su madre y esta le sonrió.
— Jamás pensé que cambiarías... Ese chico logro hacerlo ¿Y si te haces gay?
— Mamá— alargo sonrojándose — Ah, por cierto tomare tu auto.— Ella asintió.
— Diviértanse— Los despidió en la puerta.
Jimin prácticamente se encontraba empujándose así mismo hacia el coche de su madre nuevamente, estaba frente al campus de la universidad de su ciudad, jalado de la camisa por su mejor amigo.
— No, realmente no quiero ir Min.
— Vamos Jiminie, tu puedes, solo tienes que presentar la prueba nada más. Seguro que te ira muy bien, no pierdes nada con intentarlo. Ya incluso te he inscrito.
La gran intensidad del más bajo lo había llevado a acabar en un salón con varios de chicos a su alrededor con todo totalmente callado, lo iba a matar cuando saliese de allí, y asegurarse de que su amigo no viera la luz del sol nunca más. La larga jornada de la prueba había acabado, y se encontraba casi que estrangulando a su mejor amigo.
— Pero no fue tan mal ¿o sí?—Hablo con nerviosismo, se encontraban en el coche de la madre de Jimin, su mirada se posaba en la autopista, se veía realmente enfadado.
— Seguro que mi culo después de eso estará más plano, no entendía una mierda de la prueba esa, te odio Min— el chico lo miraba y tenía una sonrisita tímida, Jimin estaba escupiendo fuego, pero él estaba feliz de que al menos su amigo lo hubiese intentado.
— Estoy orgulloso de ti Jimin— dijo finalmente, Jimin quito su mirada de enfrente de la autopista y la poso en a su amigo. Nunca podría estar enojado con él.
— Hey, mira al frente, podrías hacer que nos atropellen— susurro aún con aquella sonrisa en sus labios. "Siempre tan feliz y positivo" pensó.
Jimin. Jamás había visitado la casa de Min, y tampoco conocía a sus padres, puede que fuese su único amigo y el mejor por supuesto, pero desconocía muchas cosas de él. En cambio Jimin era un libro abierto, siempre le contaba todo a Min.
— Te veo mañana— no sabía a qué hora había estacionado frente al parque-nos vemos Jiminie.
Un impulso hizo decirle algo verdaderamente estúpido.
— Min, sal conmigo a comer mañana— lo dijo en un suave susurro, tal vez solo lo había escuchado él.
— ¿Qué dijiste Jimin?-preguntó el peli verde con el ceño fruncido.
— Sal... Conmigo a comer mañana— sonaba más a como una orden que como una petición— Yo... solo, digo...eh—se sentía realmente estúpido— Si no aceptas, supongo que... no importa.
— Acepto— dijo de repente Min— acepto salir contigo mañana Jimin. — Jimin no lo creía, había aceptado.
Cuando se iba a despedir, él ya no estaba, apoyo su cabeza en el volante y suspiro de alegría y frustración, sería la cena más maravillosa que alguna vez hubiese tenido, porque Min lo valía, porque Min se había convertido en lo único que tenía-excluyendo a su madre- porque... La persona que le gusta era Min y si, aunque no quisiese aceptarlo y una vez dijo que "jamás se iba a enamorar de una persona de su mismo sexo" se encontraba ahí, amando febrilmente a su mejor amigo. La cena iba a estar bien solo porque era con Min y eso lo hacía especial.
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