Capítulo 35

Nellie observó cómo una bruja rubia espectacular besaba a la persona que más había querido nunca. No intervino, ni intentó detenerlas ni pronunció palabra alguna. No era capaz. Sentía como si todos sus miembros hubiesen quintuplicado su peso, no podía moverse. Tenía la boca completamente seca, como si la hubiesen obligado a tragar arena. Ni siquiera notaba el dolor interno, la hecatombe de su alma. Bellatrix era todo su mundo, lo había dejado todo por ella, sin ella nada tenía sentido. Ni aunque quisiera sería capaz de perdonarla, no porque le faltara amor; sino porque le acababa de demostrar que no era la única para ella, que nunca podría entregarse por completo a una muggle.

En el estado disperso y casi etéreo en el que se hallaba la consciencia de Bellatrix, estaba disfrutando. Le gustaba que la besaran y la acariciaran, era agradable. La hacía sentir que alguien se preocupaba por ella, que no solo la querían por su poder y su apellido. Hasta que su sistema nervioso empezó a procesar la información. Esa persona no olía a violetas, sus labios no sabían tan bien como de costumbre e incluso la forma de tocarla era más brusca y descoordinada de lo habitual. Abrió los ojos e intentó disipar la bruma. Sabía que con tanto alcohol en sangre, era peligroso usar magia: las posibilidades de que saliera mal eran altas. No hubiese logrado lanzar con éxito ni un alohomora. Aún así, acarició su varita.

Lo que la sacó finalmente de su aturdimiento fueron los gritos. Una tormenta de alaridos y espasmos que en su estado le costó identificar. Hasta que vio a Camilla a sus pies retorciéndose de forma antinatural. No entendía qué sucedía, de dónde venía el ataque. Vio a Nellie mirándola con los ojos muy abiertos. Se olvidó de la sueca y sonrió alegremente.

-¡Nell! ¡Te estaba buscando! ¿Tú sabes si en el infierno ese...?

Se interrumpió porque la expresión de dolor y espanto de la muggle la devolvió a la realidad. Le estaba costando mucho centrarse. Pero lo logró. Bajó la vista a su mano y vio la varita de sauco y la luz roja que emergía de ella. Su hechizo favorito era una extensión de ella misma, le salía con la misma facilidad con la que respiraba.

-¡Oh! -exclamó sorprendida- La estoy torturando yo. ¡Entonces genial!

Sin embargo su alegría se interrumpió cuando logró focalizar finalmente su brumosa mirada y detectó que su novia estaba llorando. Procesó finalmente lo que había pasado. Y de inmediato empezó a disculparse con auténtico miedo:

-¡Lo siento, Nell! De verdad que lo siento, no era consciente. Esta maldita desgraciada me ha besado y yo... creía que eras tú... Perdóname, por favor, perdóname, no podría... Yo solo te quiero a ti. Yo... yo...

No estaba claro si ella también estaba llorando. El terror que sentía ante la idea de perder a su novia era absolutamente real. La castaña la miraba sin saber qué decir. Con voz abatida y expresión de absoluto dolor, la mortífaga añadió:

-Entiendo que no puedas perdonarme... Te he hecho daño, no merezco estar contigo. Es culpa mía, he bebido mucho porque odio estas fiestas y... No debería haber bebido, es culpa mía.

Eso sacó definitivamente a Nellie de su parálisis.

-¡Por supuesto que no es culpa tuya! Tienes todo el derecho del mundo a beber hasta perder la conciencia, no haces daño a nadie. El que actúa mal es el que se aprovecha de ti en esas circunstancias -terminó con rabia.

Bellatrix sonrió tímidamente al reavivarse en ella la esperanza de que la perdonara. Se miraron a los ojos. La muggle comprendió que la mortífaga se sentía profundamente asqueada, no deseaba besar a nadie más. Ni tampoco podría continuar sin ella. Ambas sentían el mismo amor enfermizo y dependiente, no conocían otra forma de amar y tampoco les interesaba.

-Te quiero -susurró la slytherin.

"Yo también te quiero, más que a nada" respondió la castaña. Estaban tan inmersas en su propio mundo que ni siquiera escuchaban los chillidos de fondo. No eran conscientes de que la morena seguía manteniendo el maleficio torturador y su víctima seguía contorsionándose a sus pies. Pero el resto de la sala sí que lo escuchó. Por suerte, ya se marchaban y solo Dolohov y Rodolphus acudieron a toda velocidad.

-¡¿QUÉ TE CREES QUE ESTÁS HACIENDO?! -bramó Dolohov enfurecido al ver a su hermana.

Le lanzó un hechizo aturdidor a Bellatrix pero la bruja lo desvió con un gesto de su mano. Sin embargo, eso la obligó a interrumpir el crucio. El sueco corrió hacia Camilla que temblaba en el suelo, pálida y envuelta en sudor. Rodolphus, sin saber qué hacer, preguntó qué había sucedido. La morena les contó que su exnovia la había besado en contra de su voluntad y ella se había defendido. Mientras ayudaba a la rubia a levantarse, Dolohov miró a la mortífaga con odio y le espetó:

-¿¡Y te parece normal haberla torturado así por un simple beso, maldita enferma!?

-¡Ni se te ocurra insultar a mi mujer! -intervino Rodolphus también con rabia.

-¿¡Te pones de su parte!? -preguntó el sueco con estupor- ¡Y no es tu mujer, absoluto gilipollas, nunca lo ha sido!

-¡No le hables así a Rod! -le defendió la morena- Él nunca ha intentando aprovecharse de mí, a diferencia de tu patética hermana.

Ese fue el desencadenante para que comenzaran los maleficios. Y ahí todos eran duchos en magia negra... "¡Jinx!" pronució Dolohov apuntando a la bruja que esquivó el golpe mientras gritaba: "¡Contusium!". El sueco también desvió ese ataque, pero no el desmaius de su prometido. Los efectos duraron poco porque aún temblando, Camilla lanzó un enervate a su hermano. De inmediato Dolohov se vengó lanzando una bombarda a Rodolphus, que se hallaba un poco arrepentido de su ofensiva. No así Bellatrix, que desintegró el hechizo. Continuaron el duelo durante unos minutos.

Nellie los observaba aterrada en segundo plano sin saber qué hacer. Hasta que vio que la rubia intentaba lanzarle a su novia un ataque por la espalda. No se atrevió a pegarle un tiro por el respeto que pudiera quedarle por Dolohov. Así que sujetó la pistola por el cañón y le propinó un golpe en la cabeza con todas sus fuerzas. De inmediato la bruja cayó de nuevo al suelo inconsciente. "Golpe en la cabeza, ¡nunca falla!" pensó la castaña satisfecha.

-¡Maldita muggle! -bramó Dolohov lanzándole un desmaius.

Rodolphus creó un escudo entorno a Nellie y Bellatrix atrapó al otro mago con un incarcerous. En ese momento apareció Rabastan (que se había reencontrado con su amante en el guardarropa). Había escuchado desde lejos la discusión y se le notaba igual de cabreado que al resto.

-¿¡SE PUEDE SABER QUÉ OS PASA!? ¡¿QUÉ COJONES HACÉIS PELEÁNDOOS COMO ANIMALES?!

Entre gritos, las cuatro personas conscientes -la rubia seguía fuera de juego- empezaron a entremezclar sus versiones de los hechos. Viendo que no estaban en condiciones de hablar nada, decidió separarlos. Pese a la intensidad de los últimos momentos, Bellatrix seguía muy borracha. Era un peligro que se apareciera así o usara la red flu, el riesgo de despartición era alto. Y más porque tenía que hacerlo con Nellie. Por suerte él apenas había bebido: cuanto más sobrio, mayor rendimiento en el campo sexual y su amante lo agradecía. Les ordenó a las dos mujeres que le cogieran de la mano, las iba a llevar en su casa y luego se ocuparía del resto. A ellas les pareció bien. Desde luego querían irse y Bellatrix era consciente de que su estado no podía hacerlo sola. Así que obedecieron. En cuanto se vieron en el paseo marítimo entre su casa y el mar, Rabastan se marchó sin despedirse. Tenía más problemas humanos de los que ocuparse.

Superada la exaltación del conflicto y viendo que Nellie seguía junto a ella, la bruja volvió a calmarse. Besó a su novia deseando quitarse el mal sabor anterior y le preguntó si tenía sueño. La castaña negó con la cabeza, no se veía capaz de dormir tras aquello.

-¡Entonces vamos a dar nuestro paseo marino nocturno!- exclamó alegremente con voz etílica.

La muggle iba a protestar porque consideraba que su novia sí que necesitaba dormir. Pero no pudo. La slytherin la cogió de la mano y empezó a correr hasta la playa. La luna llena y las farolas que franqueaban el paseo constituían la única iluminación. La estampa era absolutamente romántica... excepto por la excitada bruja que gritaba y reía como una loca. Se descalzó, tiró sus tacones y echó a correr por la orilla del mar mojándose los pies. Al poco tropezó y se cayó al agua. Aprovechó y estuvo chapoteando un rato bajo la atenta mirada de Nellie que la dejó disfrutar. Bellatrix estaba sometida a tanto trabajo y estrés que le permitió aquel momento de locura y libertad inducidas por el alcohol.

-¡Ven conmigo! ¡Ven a bañarte! -protestó la bruja al ver que su novia no la acompañaba.

-No quiero que se me moje el vestido y se estropee.

La mortífaga frunció el ceño y contempló su ropa. Le aseguró que eso era fácil de arreglar. Sacó su varita -a pesar de que la castaña le dijo que no era buena idea- y murmuró lo que ella creía que era un hechizo de aire caliente. Lo que sucedió fue que salió una bandada de mariposas doradas y estallaron en una lluvia de chispas. Fue bonito pero bastante breve. Bellatrix volvió a enfurruñarse.

-¿Ves como tu magia no funciona porque tienes demasiado alcohol en sangre? -le recriminó Nellie.

A la morena le dio igual. Se tumbó en la arena observando la luna embelesada y tiró del vestido de su acompañante para que se tumbara junto a ella. La muggle lo hizo. Bellatrix apoyó la cabeza en su pecho y se acomodó. Al poco volvió a sacar su varita. Nellie intentó detenerla sin éxito.

-Ya verás cómo este sí que funciona- murmuró.

Unos segundos después, su patronus emergió y empezó a galopar alrededor de ellas. Observaron a la pantera con fascinación y la bruja murmuró: "Lo he invocado pensando en cuando te ordené que huyeras pero me dijiste que querías quedarte conmigo". A pesar de que su voz sonaba brumosa y un tanto incoherente, Nellie la entendió perfectamente. La besó en la cabeza y disfrutaron del murmullo del mar. Hasta que Bellatrix, cual niña caprichosa, le ordenó que le cantara su canción favorita. La muggle obedeció. Había adaptado la letra y por muy absurdo que sonase, consideraba que ahora tenía mucho más sentido del que tuvo con Mr. Todd:

By the sea, peluchín, that's the life I covet,

By the sea, peluchín, ooh, I know you'd love it!

You and me, peluchín, we could be alone

In a house wot we'd almost own,

Down by the sea!

Unos minutos después pareció que la bruja se había dormido sobre su pecho. Ella le acarició el pelo y se sintió aliviada: le chocaba ver a Bellatrix tan alegre. Pensó en despertarla con suavidad y llevarla a casa. Pero no pudo porque al poco abrió los ojos y se levantó de un salto.

-¡Yo también compuse una canción! No es tan bonita y es bastante corta, ¡pero es muy pegadiza! -exclamó la slytherin.

Sin darle tiempo a replicar, se echó a correr por la playa mientras canturreaba a voz en grito: "¡Yo maté a Sirius Black! ¡Yo maté a Sirius Black!". Nellie dio gracias de que el lugar estuviera desierto y nadie pudiera oír ni presenciar el espectáculo. Contempló a su novia danzar y reír sin dejar de entonar su mayor hit. Tenía razón, era bastante pegadiza. Al poco Bellatrix se cansó de la soledad y obligó a Nellie a levantarse. La cogió de las manos y bailó con ella de forma caótica y absurda, pero ambas sonreían absolutamente felices. Cuando finalmente dejó de girar y saltar agotada, la morena se detuvo para recuperar el aliento. Levantó la vista y contempló a Nellie delante de ella cruzada de brazos. Ladeó la cabeza y la miró como si fuera la primera vez. Todo resultaba demasiado confuso... Le acarició la cara y murmuró con veneración:

-Eres muy guapa... ¿Tienes novia?

La castaña enarcó las cejas. Rodolphus tenía razón: una Bellatrix borracha era aún más divertida. Con expresión seria, la muggle asintió. Notó cómo la emoción contenida de la slytherin se convertía en rabia. Apretó los puños y masculló:

-¡Joder, qué asco! La mataré...

-Eres tú -le aclaró Nellie.

-¡Oh! ¡Hala! ¡Eso es genial! -exclamó exultante- ¿Entonces no tengo que matar a nadie?

"Eso ya como tú veas" murmuró la muggle. Bellatrix se encogió de hombros y la besó. Su compañera respondió al gesto y le indicó que su boca sabía a alcohol etílico. La mortífaga ladeó la cabeza intentando recordar de qué le sonaba esa denominación. Al poco cayó en la cuenta y su mirada se iluminó:

-Mi novia usa eso para curarme las heridas. Me las hago yo para que me cuide pero shhhh -susurró bajando el tono-, ¡no se lo digas!

-Creo que ya lo sospecha -replicó Nellie intentando no reír.

La duelista se encogió de hombros y volvió a corretear por la playa. La castaña la observó sonriente. Le hacía mucha gracia pensar que aquella mujer era la líder suprema del mundo mágico. Transcurrida media hora de danzas y conversaciones absurdas, decidió que era hora de volver a casa. Recogió las botas y las posesiones que Bellatrix había ido esparciendo por la playa e intentó atraparla. Eso no fue tan sencillo. La bruja se negaba a irse, lo estaba pasando muy bien y aseguraba que no tenía sueño. La muggle probó a convencerla, amenazarla y engañarla, pero no funcionó. Al rato, murmuró:

-Si vienes a casa te dejo acostarte conmigo.

Bellatrix, que aún no tenía claro si esa mujer tan guapa era o no su novia, abrió mucho los ojos. De inmediato asintió y echó a correr. Frenó quince segundos después cuando se percató de que no recordaba dónde vivía. Volvió junto a Nellie y la cogió de la mano para que la llevara a casa. Como solo tenían que cruzar una calle, la castaña le permitió ir descalza. Cuando llegaron a la verja de entrada, la morena la besó y sentenció:

-Que jodan a tu novia, ahora eres mía y de nadie más.

La muggle sonrió y respondió: "Siempre lo he sido". Le quedó claro que ni Camilla ni ninguna otra podía hacer nada para quitarle a Bellatrix; aun borracha y sin consciencia seguía siendo suya. Nada más entrar la obligó a beber medio litro de agua para rebajar el alcohol. Después, subieron a sus habitaciones y Nellie procedió a darles las buenas noches a sus escarbatos. Sospechó que su novia ni siquiera los recordaría, pero no fue así. En cuanto entraron al cuarto, como cada noche, Voldy y Sweeney corretearon hacia ellas para que los acostaran. La bruja se agachó y los cogió en brazos.

-¿Quiénes son los hijitos favoritos de mamá? ¿Quién os quiere muchísimo? ¡Yo, claro que yo! ¡Somos la mejor familia del mundo! ¿A que sí, mi pequeño y calvito Voldy?

Seguidamente los besó en la cabecita, se los acercó a la castaña para que hiciera lo mismo y los acostó en la cunita que tenían en una esquina. Ambos cerraron los ojos y ronronearon satisfechos. Nellie sintió que el corazón le iba a explotar. Ver a su novia cuidando a sus pequeñines y diciendo que eran una familia era el mejor regalo del mundo. Les apagaron la luz y se fueron a su dormitorio. Ayudó a la bruja a ponerse una camiseta como pijama y a acostarse en su lado. Una vez tumbada en la cama, le limpió el maquillaje y después la arropó bien. Al instante la bruja la agarró del brazo y le ordenó que durmiera con ella.

-Ahora vengo, cielo, tengo que desmaquillarme y ponerme el camisón.

La bruja gruñó en protesta pero la liberó. Nellie fue al cuarto de baño y se limpió la cara. Después se puso el camisón. Se iba a tumbar junto a su novia -que ya se hallaba profundamente dormida- cuando le pareció escuchar un ruido en la planta baja.

Pasaban de las cuatro de la mañana, obviamente no esperaban a nadie. Además, se suponía que la casa tenía más protecciones que Hogwarts y Gringotts juntos... Ni siquiera pensó en despertar a la mortífaga, no sentía ningún miedo en esas situaciones. Cogió la pistola de su mesilla y bajó sigilosamente por las escaleras. Distinguió una figura alta que movía entre las sombras. Levantó el arma y la envolvió entre sus manos. Prefería disparar primero y preguntar después. Estaba acariciando ya el gatillo cuando la luz se encendió y escuchó una voz gritar:

-¡Eleanor, Eleanor! ¡Soy yo, no pasa nada, baja la pistola, por favor!

Ella frunció el ceño y obedeció lentamente al distinguir a Rodolphus. A él sí que se lo veía profundamente atemorizado del arma. Supo que realmente era él porque era el único junto a ellas dos que podía usar la chimenea a cualquier hora. Además, pocos magos más hubieran sabido distinguir en la oscuridad que llevaba una pistola y mucho menos hubieran recocido un arma muggle. Pero el mortífago la conocía bien. Inmediatamente se disculpó:

-Siento haberme colado, pero he discutido con Dolohov (aún más desde que os habéis ido) y no quería quedarme en la Mansión. Sé que es mi casa, pero toda su familia está alojada ahí esta semana hasta la boda y tampoco quería echarlos de noche y que se enteraran de lo que ha pasado. Era tarde para buscar otro alojamiento y me parecía...

-¡Por supuesto! -le interrumpió Nellie- Puede quedarse aquí el tiempo que quiera, Mr. Rod. ¡Uy, qué ilusión, así estrenamos la habitación de invitados!

El mago sonrió al ver que realmente le emocionaba la idea, Nellie adoraba presumir de su casa. Él le pidió si podía facilitarle un filtro para dormir porque no iba a ser capaz de conciliar el sueño. Ella se negó: había leído que esa poción era muy parecida al valium muggle y tenía efectos secundarios y riesgo de adicción. No iba a permitir que el exmarido de su mujer se hiciera adicto por su discusión con su futuro marido. Se ofreció a calentarle un poco de leche y así podían hablar mientras. El mortífago parecía necesitar a alguien que le escuchara, era evidente que estaba a punto de derrumbarse. Quería muchísimo a Dolohov, llevaban muchos años juntos y nunca habían tenido una disputa grave. Habían decidido estrenarse a una semana de la boda, si es que seguía en pie...

-Claro, eso me encantaría -aseguró el mago agradecido-, pero, si no es mucha molestia... ¿te importaría ponerte una bata o algo?

Rodolphus era gay -o eso consideraba-, pero su exmujer y ahora también la amante de la misma le hacían replanteárselo. Nellie se miró. Llevaba como siempre un camisón bastante revelador, le gustaba hacer feliz a Bellatrix por las mañanas. Asintió y subió a su habitación. Comprobó que la bruja había abrazado su almohada y respiraba con suavidad profundamente dormida. Se cubrió y regresó a la cocina. Encendió el fuego y puso un cazo con leche a calentar. Le sugirió que si quería contarle lo que había sucedido, estaría encantada de escucharlo. El mortífago la miró y agradeció poder confiar en ella.

-Mira, yo... Dol y yo estamos juntos desde que nos unimos a los mortífagos y siempre me dio pena que Belle no tuviera a nadie. Yo la quiero muchísimo, para mí es tan familia mía como lo es Rab.

Nellie asintió. Lo sabía y le gustaba que fuese así, que se preocupara por Bellatrix y la cuidara.

-Cuando Dol nos presentó a su hermana nos cayó bien. Acabábamos de escapar de Azkaban, todos teníamos traumas que no éramos capaces de hablar ni entre nosotros y me alegró que Belle pudiera relajarse con ella. Para ella era solo algo físico. Hablaban y salían alguna vez, pero para mi mujer era como mucho una amiga con privilegios. Tampoco concebía la idea de nada más. Sin embargo Camilla sí que parecía querer más. Yo sabía que Bellatrix no se daría cuenta porque nunca había tenido una relación así, pero no quise decírselo, no estaba seguro de sus intenciones.

La muggle asintió de nuevo mientras apagaba el fuego. Esa impresión había tenido cuando la morena le contó que estuvieron juntas. Internamente le pareció cruel que Bellatrix fuese tan displicente; aunque también le alegró porque con ella nunca lo fue. No lo comentó en voz alta, se lo guardó para ella. Sirvió dos tazones de leche y le tendió uno a Rodolphus. El mago dio un sorbo y exclamó: "¡Por Circe! ¿Cómo es posible que hasta un vaso de leche te quede mucho mejor que al resto?".

-Le pongo un poco de canela -murmuró la muggle sonriendo.

-Como tengo una boda preparada pero parece que prometido ya no, no veo impedimento alguno para que nos casemos, Eleanor.

-Si a Bella le parece bien, yo tampoco veo problema -respondió alegremente-. Pero no te preocupes, seguro que lo arregláis. Sois una pareja genial, no vais a echarlo todo a perder por una tontería... Cuéntame que pasó con la anormal esa.

Rodolphus sonrió y continuó su relato:

-Como te decía, aunque Camilla le insinuaba a Belle que quería algo más que ser amantes, ella no se enteraba en absoluto, bastante tenía con los dramas de Voldemort. Yo no estaba seguro y no se lo conté, pero Dol sí. A Bellatrix le sorprendió bastante y no supo cómo reaccionar. A ella nunca le había interesado ese tipo de relación, pero pensó que como se sentía triste y sola (porque Voldemort la había tratado mal tras una misión fallida), igual podía probar. Antes de proponerle nada a Cam, me pidió mi opinión, siempre nos lo consultamos todo.

-¿Y qué le dijiste? -preguntó Nellie deseando que hubiese sido una negativa.

-Yo seguía sin estar seguro. Cam era guapa, inteligente, decidida y muy libre e independiente, el carácter sueco es así. No obstante, algo en ella me repelía, no te sabría decir el qué. Tal vez la forma en que siempre presume de ser de la realeza... Su hermano nunca lo hace, es de mal gusto; lo importante es la sangre y el poder, no los títulos. Pero tampoco quería que Bellatrix fuera infeliz por mis paranoias. Así que le dije que probara, que le sugiriera mantener una relación más profunda. Pero que le advirtiera que nosotros jamás nos divorciaríamos.

-Bueno, pero aunque os hubieseis divorciado, acabáis de aprobar el matrimonio homosexual. Bella no hubiese podido casarse con ella, ¿no?

-En Suecia lleva una década siendo legal y más si se trata de enlaces provechosos, como todo... El caso es que a Belle le pareció buena idea; incluso sin enterarse de nada en el campo afectivo, a ella también le extrañaba algo. Aún así, se esforzó bastante. Le compró flores, la llevó a cenar a un restaurante sobre un lago y le dijo que quería compartir con ella algo más que la cama, que quería tener algo como lo mío con su hermano. Obviamente aquello le supuso un esfuerzo titánico. La otra se ilusionó mucho y le dijo que por supuesto. Bellatrix no necesitó ni sacar el tema: a los pocos minutos Cam le preguntó cuándo nos divorciaríamos. Ella le dijo que nunca, que su Señor lo quería así y nosotros también.

-¿Y lo aceptó?

-Sí, al principio parecía que sí.

-Creyó que podría hacerla cambiar de opinión.

-Efectivamente. Pero no supo con quién jugaba. Un día Bellatrix decidió abreviar las cosas y le practicó legilimancia mientras hablaban del tema. A Camilla le gustaba mucho físicamente y su carácter salvaje también, qué te voy a contar a ti... -sonrió el mago- Pero mi mujer descubrió que la primera intención con la que se acercó a ella fue su apellido. Los Black son la familia más noble y antigua de Inglaterra, si Camilla consiguiera ese apellido, acumularía los méritos necesarios para ser prácticamente reina en su país. Ese era su principal objetivo. Así que Belle la despachó, ni siquiera le dio explicaciones, prefirió que se quedara con la duda.

Ahí el relato cesó durante diez minutos durante los cuales la muggle aplicó a la sueca todos los insultos que había escuchado en su vida. El pequeño de los Lestrange no tuvo nada que objetar y estuvo de acuerdo con todos. Después, le contó que lo habló con Dolohov y él no lo sabía. Aun así, disculpó a su hermana diciendo que tampoco sería para tanto. Como era su familia, debía defenderla. Los Lestrange lo comprendieron y no volvieron a tocar el tema.

-Hasta hoy... -murmuró Rodolphus- Se lo he echado en cara, él me ha acusado de querer más a Bellatrix que a él, nos hemos gritado todo tipo de insultos de opereta... Le quiero muchísimo, es el amor de mi vida, pero nunca voy a dejar de proteger a Bellatrix. Dolohov no debería haber invitado a Camilla a nuestra boda, o al menos que hubiese venido directamente a la ceremonia y no una semana antes para que sucediera lo que ha sucedido... Ha sido culpa de Camilla y su hermano tendrá que asumirlo. Vale que Bellatrix se ha pasado con el crucio, pero ya sabía a quién se enfrentaba. Y aún me indigna más que no te haya respetado a ti, que no tienes culpa de nada. Si alguien me roba a mi exmujer o eres tú, o no será nadie.

Nellie rió y le preguntó si aquella decepción afectó a la mortífaga.

-Sí -murmuró Rodolphus con pesar-. Por mucho que lo negó, haberse mostrado así de vulnerable para descubrir que la estaba utilizando le dolió. Nunca más volvió a tener nada que no fuera exclusivamente físico. Y no creí que volviera a intentarlo, yo mismo le espantaba a las pretendientas haciendo de marido celoso... Hasta que un día, vaya usted a saber por qué, decidió secuestrar a una muggle.

-¡Eh, que el susto me lo llevé yo! -sonrió ella- ¿Y por qué de mí te fiaste? No soy nadie...

-Oh, créeme que al principio desconfié. Eras una muggle y siempre nos habían enseñado a odiaros. Por otra parte, al ser una prisionera creí que intentabas seducirla para huir.

-No se me ocurrió... Jamás pensé que pudiera interesarle alguien como yo. Pero ahora que lo dices suena estúpido: ni siquiera intenté huir. Vaya desastre de prisionera fui...

-Uy, me diste muchos quebraderos de cabeza. Aunque no nos conocíamos, lo que me contaba mi mujer de ti resultaba muy chocante. Le diste las gracias por secuestrarla, la hacías reír, se inventaba auténticas estupideces para escabullirse a pasear contigo... Cuando Dol te conoció el día de la misión y me contó que te habías negado a huir incluso con los gastos pagados, me volviste loco del todo. No querías ni su dinero ni tu libertad...

-¡Yo ganaba mi propio dinero! El negocio de las empanadas de carne humana es muy lucrativo y está poco explotado.

-Lo sé, querida, y ahora veo ridículo haber dudado de ti. Dejé de hacerlo el día que nos conocimos. Me preguntaste cosas cómo cuál es la época histórica favorita de Bellatrix y por qué se mordisquea el meñique cuando está nerviosa. Hasta ese día ni siquiera me había fijado en que lo hace. Ahí supe que sería muy difícil, pero que la querías. Egoístamente me costó compartirla, pero lo acepté. Y como ahora tú también eres mi familia no pienso permitir que nadie intente inmiscuirse.

Nellie se levantó y lo abrazó. Él le devolvió el gesto y le dio las gracias por escucharle. Como la bebida caliente empezaba a surtir efecto, la muggle lo acompañó al cuarto de invitados y se dieron las buenas noches. Volvió al dormitorio principal y, con dificultad, recuperó su almohada del abrazo de la bruja. Aprovechó el hueco para colocarse entre sus brazos y escuchó como Bellatrix ronroneaba satisfecha. Se durmió pensando que había sido un día convulso pero al final todo había vuelto a su cauce. Poco esperaba que al día siguiente otra visita inesperada volviese a desbordar las emociones...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top