Capítulo 34

Transcurrida la primera semana y ya del todo aclimatadas, volvieron al trabajo. No obstante, redujeron su jornada para terminar a medio día y poder pasar la tarde juntas. Por la noche solían dar paseos por la playa mientras observaban a sus escarbatos jugar con la arena. Ambas adoraban esa rutina. Por desgracia, había partes de su rutina que a la mortífaga no le gustaban tanto: casi todas las mañanas, cuando bajaban a desayunar el dulce que hubiese preparado Nellie, Rodolphus ya esperaba sonriente sentado a la mesa mientras leía el Profeta. Ese lunes no fue diferente.

-¡Buenos días, Mr. Rod! -le saludó Nellie que siempre se levantaba de buen humor.

-Buenos días, Eleanor. He atrapado a Voldy intentando cavar una madriguera en el sofá, ya lo he arreglado.

"¡Ya decía yo que no aparecía en su cuarto!" exclamó la muggle. Todos los días iba a despertar a sus bebés y bajaba a desayunar con ellos en brazos. Ese día solo llevaba a Sweeney. Rodolphus le entregó a su hermano y los colocó a los dos en la alfombra donde tenían su comedero. Les sirvió unos bollos que preparaba especialmente para ellos y ambos animales se lanzaron a por ellos. Nellie y Rodolphus los contemplaron embobados, eran realmente adorables. Un gruñido interrumpió su éxtasis.

-¡¿Otra vez aquí?! ¡Maldito sea el dementor que no te sorbió el cerebro cuando estuviste en Azkaban! ¿¡Es que nunca nos vamos a librar de ti!?

-Igual de encantadora que siempre, querida. Buenos días a ti también -murmuró el mago sin perder la sonrisa.

Antes de que entraran en guerra, la muggle abrazó a su novia por la cintura, le dio un beso en la mejilla y le indicó que se sentara. Eso la calmó temporalmente. Desayunaron juntos y disfrutaron de los pasteles que había preparado Nellie. Aún así, la morena no dejó de lanzarle miradas asesinas a su exmarido. Ajeno a ella, el mago les estaba contando detalles de su futura boda porque a la castaña le encantaba el tema. Quedaba menos de un mes para el gran día. Iban a celebrarla en los jardines de la Mansión Lestrange y toda la élite europea estaba invitada. Por supuesto la familia de Dolohov iba a acudir desde Suecia. El mortífago les contó que llegarían ese viernes y se quedarían en su casa.

-Este sábado vamos a dar una fiesta de bienvenida para ellos, tenéis que venir.

-¡Por supuesto! -aseguró Nellie que adoraba las fiestas.

-¿Toda la familia de Dol? ¿Toda? -respondió la bruja ocultando cierta inquietud.

"Toda" certificó Rodolphus mirando a la bruja. Por los gestos nerviosos de ambos, la muggle sospechó que sucedía algo, pero no dedujo él qué. Estuvo a punto de preguntar pero se abstuvo. Ambos magos cambiaron de tema rápidamente y terminaron el desayuno sin volver a hablar de la fiesta. El pequeño de los Lestrange felicitó a Nellie como siempre por su comida y volvió a pedirle matrimonio. Tras desintegrar un serpensortia de su exmujer, se despidió y les dijo que las vería luego en el trabajo.

Ellas se ducharon y se prepararon también para ir al Ministerio. Solían llevarse a sus escarbatos porque aún eran muy pequeños para estar tantas horas solos con Kreacher. Así que Nellie los limpió y los peinó. Le entregó a Bella a Voldy y utilizaron también la chimenea. Aparecieron en el despacho de la slytherin. Se besaron durante unos minutos y finalmente la muggle se marchó a su departamento.

-Buenos días, Walden, ¿qué tal el fin de semana en el Festival de las Lechuzas?

-¡Alucinante! -exclamó el mortífago.

Seguidamente, la castaña escuchó durante quince minutos el relato de Macnair sobre su fin de semana. Aquel tipo era bastante raro, pero se llevaban estupendamente y trabajaban bien juntos. Todo el departamento respetaba y sentía cariño hacia Nellie. No tenían claro si era bruja, squib o muggle, pero sabían que Bellatrix confiaba en ella y además había demostrado ser trabajadora y encantadora con todo el mundo. Eso no era común entre los magos... Y aún la querían más porque solía llevarles galletas o empanadas caseras.

Esa mañana pusieron en común las pruebas que estaban haciendo en diferentes barrios muggles para comprobar sus reacciones ante la magia. Al terminar los desmemorizaban pero les dejaban ligeros recuerdos para que el shock no fuera tan fuerte. Como durante la guerra nadie ocultó los ataques de los mortífagos, el ambiente seguía enrarecido. Los muggles se mostraban más dispuestos a creer en fenómenos extraños. La mayoría sentían que sucedía algo que no llegaban a comprender. Eso era positivo para la futura revelación: que de forma inconsciente fueran aceptándolo.

Se estaban realizando experimentos similares por todo el mundo -cada día Bellatrix conseguía nuevas alianzas- con resultados parecidos. Al fin y al cabo siempre había habido muggles que conocían la magia: tribus indígenas en África, sectas en Sudamérica o comunidades de wiccanas, sanadores y chamanes por todo el mundo. La sociedad los tomaba por locos y en realidad eran los únicos cuyas mentes discernían la verdad.

-Hay varios científicos importantes que han publicado estudios sobre fenómenos que no logran explicar sin una fuerza extraña -murmuró una joven bruja del equipo-, quizá también estaría bien hablar con ellos y conocer su reacción.

-Bien pensado -respondió Nellie-. Que vayan apareciendo artículos así, que demuestren que esa "fuerza extraña" no tiene porque ser mala, también ayudarán.

Siguieron comparando notas hasta el descanso para el café de las doce. Por mucho que había intentado poner todo su interés, la castaña no lograba centrarse. Seguía dándole vueltas al comentario de Bellatrix sobre la familia de Dolohov. Quizá no era nada, pero ella tenía buena intuición... y además era bastante cotilla, necesitaba enterarse. Cogió a Sweeney de la cuna que tenía en un rincón de su oficina y subió al despacho de la Ministra. Llamó a la puerta y la voz un tanto áspera de la morena le indicó que pasara. Como siempre, se calmó al ver que era su novia. La castaña frunció el ceño al ver que Voldy estaba atrapado en una especie de jaula construida con cubiletes guarda-plumas en la repisa de la ventana.

-¿Qué hace ahí Voldy?

-Reflexionar sobre su comportamiento -sentenció la bruja dedicándole a la criatura una mirada severa.

Nellie colocó a su escarbato en la repisa para que saludara a su hermanito a través de su improvisada jaula. Después se sentó frente a la duelista y le preguntó qué había podido hacer una criatura tan pequeña. Bellatrix le contó que esa mañana se había reunido con el Ministro de Magia de Canadá. Habían alcanzado un importante acuerdo de cooperación altamente beneficioso para su causa. La bruja extendió el documento que su homólogo canadiense debía firmar y él sacó una pluma de oro.

En ese punto, la muggle cerró los ojos deduciendo lo que había ocurrido. Efectivamente, Voldy se había lanzado a atrapar el objeto y lo había logrado. No sin antes derramar toda la tinta sobre la inmaculada camisa del mago. Les había costado varios hechizos arreglarlo y un incómodo momento del hombre desnudándose frente a la bruja. Por suerte, el varón estaba tan embobado con ella que disculpó por completo al animal.

-¡El tuyo es mucho más bueno! -protestó Bellatrix- ¡Me diste al escarbato malo!

"¡No es cierto!" protestó Nellie sin mucha convicción. Era verdad que Sweeney era mucho más tranquilo e inocente que su hermano, pero ella no lo sabía cuando lo eligió... Decidió cambiar de tema y le preguntó si le hacía ilusión la fiesta. Evitando su mirada, la slytherin murmuró que no le apetecía mucho:

-He pensado que podemos ir a cenar al restaurante que te gusta junto al mar y luego dar un paseo por la playa con los peques, ¿no? Prefiero hacer eso.

-Sabes que es mi plan favorito, pero lo hacemos todos los días. Además es importante para Dolohov y Mr. Rod, ¡tenemos que ir!

-Ya... -murmuró la bruja abatida.

-Bella, mírame -la aludida obedeció-, ¿por qué no quieres ir?

La mortífaga abrió la boca para negarlo e inventarse alguna excusa, pero sabía que no tenía sentido. Y nunca le mentía a Nellie (solo para darle sorpresas). Así que la miró y con cierta vergüenza confesó:

-Salí un tiempo con su hermana y no tengo ganas de verla.

"Ah..." fue lo único que acertó a responder la muggle que no esperaba aquello. Para intentar normalizarlo le preguntó cuánto tiempo habían estado juntas. Bellatrix le quitó importancia respondiendo que unos pocos meses cuando salió de Azkaban y se sentía sola. Se separaron porque la mortífaga quería centrase únicamente en su Señor y Camilla -ese era su nombre- regresó a Suecia. Nellie no pudo evitar preguntarle si había sido importante para ella, si la había querido de verdad.

-No, claro que no. No le hacía mucho caso, simplemente era agradable tener a alguien. Ya te lo dije: yo solo amé a mi Maestro. Igual ella quería algo más pero...

-¿Igual? -preguntó la castaña frunciendo el ceño.

-Es lo que me dijo Dol, yo no prestaba mucha atención, estaba angustiada porque Potter estaba a punto de derrotar a mi Señor por cuarta o quinta vez...

Nellie la creyó, sonaba completamente a Bellatrix. Se quedó un poco más tranquila de que la negativa a verla no fuera por miedo a despertar viejos sentimientos. La slytherin le explicó que simplemente le daba pereza porque ni siquiera se despidió cuando se marchó. Prefería desterrar a su exs al olvido. Pero finalmente aceptó que debía asistir para demostrar que lo había dejado atrás y no le afectaba. Una vez decidido aquello, Nellie comprobó que era hora de volver al trabajo. Besó a la bruja, cogió a su escarbato y se despidió.

No había llegado ni a medio pasillo cuando comprobó que había sido engañada. Volvió de nuevo al despacho pero esta vez entró sin llamar. Pilló a Bellatrix frotando su nariz cariñosamente con la del escarbato. En cuanto vio a Nellie, ocultó al animal en su regazo y la amonestó por entrar sin llamar. A la muggle le dio igual.

-¡Me has dao el cambiazo, este es Voldy! -exclamó alzando al escarbato que se había llevado.

-¡No es verdad! -se defendió la bruja.

-Claro que lo es, ¡mira!

Depositó con cuidado a la criatura sobre el escritorio. De inmediato echó a correr y se enganchó a su colgante de plata.

-¿Qué más te da? ¡Si son iguales! -protestó Bellatrix.

No funcionó. Tras varios minutos de disputa, tuvo que entregar al cándido Sweeney. Después, soltó al revoltoso Voldy de su colgante y volvió a introducirlo en su improvisada prisión para que siguiera reflexionando. Lo miró y murmuró:

-No sois iguales, tú eres el malo.

Nellie sonrió, sacudió la cabeza y se despidió de nuevo. Entre episodios similares transcurrió la semana. Cuando llegó el sábado casi habían olvidado la fiesta. Pero la recordaron, sobre todo la morena. Se puso un vestido elegante pero más recatado de lo habitual, no quería llamar la atención ni montar escenas ahora que tenía tantas responsabilidades. Ya recuperaría el histrionismo cuando sus medidas de gobierno se asentaran. Nellie se puso el vestido que le regalaron Dolohov y Rodolphus por su cumpleaños y la bruja volvió a babear.

-¿Seguro que tenemos que ir? -murmuró besándole el cuello- Porque se me ocurren varias cosas más divertidas para las que no necesitamos a nadie más...

-Para, Bella, ¡distraerte con sexo es lo mío! Podemos hacerlo cuando volvamos, si te controlas con el alcohol, claro, porque...

-Eh, odio estas fiestas. Me recuerdan a las que me obligaron a ir en mi funesta juventud. Lo único que las hace soportables es el alcohol. Bueno, y que ahora estás tú, pero ya me has dejado claro que a ti no me dejas beberte... -murmuró mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

Viendo que sus defensas caían en picado, Nellie la empujó a la chimenea antes de que terminara de convencerla. A ella tampoco le hacía ninguna gracia conocer a la examante de su novia, pero sabía que para los dos magos era importante que asistieran. Y comprobó que así era, al menos para uno. En cuanto aparecieron en la chimenea del despacho, Rodolphus -que había huido del salón de baile- corrió hacia ellas.

-¡Menos mal que habéis llegado! Adoro a Dol, pero su familia es demasiado, no logro adaptarme al carácter sueco. Solo quieren hablar del tiempo, se ofenden ante la menor estupidez, ¡se creen que son graciosos y hasta Voldemort tenía más chispa! Como vuelva a escuchar el chiste de "No existe mal tiempo, solo ropa no apropiada", me lanzo la maldición asesina yo mismo.

-Tampoco será para tanto, Rod -respondió su exmujer-, eres un dramas.

-Belle, estaba intentando disfrutar del catering, es lo único que le pido yo a una fiesta. Me estaba sirviendo tarta cuando un tío de Dol, con actitud enigmática, se ha sacado de la americana una lata de surströmming y me la ha ofrecido con brusquedad. Os preguntaréis qué es eso. Bien, se trata de un pescado fermentado que huele peor que un troll en descomposición. He tenido que abrir la ventana para vomitar. No sabes la de hechizos que hemos tenido que usar para ventilar eso, se me ha quitado hasta el hambre. Peor que Azkaban, te lo juro.

Ninguna de las dos mujeres pudo replicar: ambas se estaban sujetando las costillas de la risa. Desde luego había tenido que ser grave para erradicar el apetito del siempre hambriento mortífago. Rodolphus se cruzó de brazos indignado por la falta de compresión. Fue Nellie la que antes se recuperó e intentó animarlo:

-Lo siento, Mr. Rod, había hecho bizcocho de chocolate para desayunar mañana en su honor, pero si no quiere...

-Eleanor, por favor, en primer lugar, ¿puedes tutearme de una vez? Y en segundo y principal, ¿puedo casarme contigo? -preguntó cogiéndola de las manos casi suplicando- Estás preciosa, por cierto.

-Sí, sí, está preciosa y es mía -murmuró la bruja liberando a su sonriente novia-. Vamos a quitarnos esto cuanto antes.

-¿El qué? ¿La fiesta?

-La sobriedad -sentenció la morena.

Un poco más animado por tener refuerzos, el mortífago las condujo a la sala de baile. Pese a tratarse solo de familia y amigos, ahí habría más de cincuenta personas. El primero en saludarlas fue Rabastan junto a su novia de esa semana: una pelirroja de la que ignoraba hasta el nombre. Pero como ella le llamaba Sebastián dedujeron que era mutuo. Enseguida apareció Dolohov y les presentó a sus padres y a sus mejores amigos. Ambas mujeres saludaron con educación mientras el camarero les rellenaba el vaso. La muggle se limitó al champán francés porque le resultaba más elegante. Bellatrix, sin embargo, se había agenciado una absenta mágica que debía servirse en vaso especial porque corroía el cristal; cómo afectara a sus órganos internos era algo que le traía por completo sin cuidado.

"Por favor, que no sea esa, que no sea esa" pensó Nellie con angustia. Una chica rubia natural de treinta y pocos años se acercó a ellos. Era alta, de ojos claros y cuerpo de gimnasta; el prototipo de mujer sueca. Observó cómo Rodolphus le daba un apretón cariñoso en la mano a Bellatrix. Por supuesto que era esa, la más guapa de toda la sala. La muggle maldijo una vez más su mala suerte. Junto a ella otra bruja castaña sonreía distraída, pero apenas se la veía al lado de semejante diosa vikinga. Con cara de circunstancias e intentando hacerlo lo menos incómodo posible, Dolohov hizo los honores:

-Esta es mi hermana Camilla y nuestra amiga de la infancia Anna.

La castaña les dio la mano con una sonrisa que intentó que pareciese real y Bellatrix les dedicó una media sonrisa y un saludo con la cabeza. Seguidamente, Dolohov murmuró:

-Y esta es Eleanor, una amiga de Bella.

A la muggle le dolió ser rebajada a esa categoría, pero no se atrevió a replicar. Sin embargo, Rodolphus murmuró con tono burlón: "Una amiga que asalta la virtud de mi exmujer hasta en su despacho". Bellatrix rió, Nellie se sonrojó, su prometido le dirigió una mirada de reproche y a la hermana y a la amiga se les avinagró la cara durante unos segundos. Pero atribuyeron el comentario a su estado algo achispado. Cuando Nellie le miró y Rodolphus le guiñó el ojo, supo que lo había hecho para dejarles claro que Bellatrix era suya. La castaña se sintió profundamente agradecida.

-¿Y a qué familia perteneces, Eleanor? No me suena tu cara -comentó Camilla con una sonrisa.

"Ah..." balbuceó la aludida avergonzada. Ella se sentía orgullosa de sus orígenes, de haber sobrevivido sin magia y ser mejor asesina que cualquier mago. Pero le daba pavor humillar de semejante manera a Bellatrix. Además también suponía un peligro: si el mundo mágico se enteraba, destruiría su carrera y su reputación; todo aquello por lo que la bruja llevaba la vida entera luchando. Tanto los Lestrange como Dolohov se sintieron igual de agobiados. Así que fue la duelista quien rompió el silencio.

-A la suya. Es muggle -respondió alegremente.

Sin duda la absenta empezaba a hacer su trabajo. Todos la miraron entre horrorizados y sorprendidos por la confesión. Cuando superó el estupor, la rubia insistió:

-¿Sales con una... una muggle?

-Salgo, entro... Vuelvo a entrar, vuelvo a salir... Vuelvo a entrar... -respondió arrastrando las palabras- Estáis pillando que hablo en un sentido sexual, ¿verdad?

Rodolphus se rió abiertamente: "¡Una Bella borracha es incluso mejor que la original!". La aludida simplemente se encogió de hombros sonriente. Quien resaltó lo obvio fue Anna: comentó que si el mundo mágico se enteraba de que era una traidora de sangre, la destituirían y supondría su final a todos los niveles. Bastaría con que una sola persona la delatara. Mirando a ambas suecas a los ojos y esta vez vocalizando perfectamente, la morena respondió:

-Hubo unos pocos que se enteraron e intentaron exponerme... Conocéis la maldición tabú, ¿no? La sé aplicar perfectamente y pude encontrar a los que pronunciaron las palabras que me delataban. Ahora se alimentan por un tubo y no logran conciliar el sueño porque lo que les queda de cerebro se ha convertido en una caja de gritos y alucinaciones.

Todos sintieron escalofríos. Bellatrix no estaba tan borracha. O lo estaba, pero era perfectamente consciente de cuándo la amenazaban. Y eso sí que no lo permitía jamás. A su lado, Nellie la besó profundamente agradecida. La había defendido, había demostrado en público que le daba igual su origen. Era imposible quererla más. A pesar de que estaba disfrutando de lo lindo, Rodolphus decidió dar la conversación por terminada.

-Muy bien, ya nos hemos saludado todos. Me concedes este baile, ¿querida? -preguntó ofreciéndole la mano a su exmujer.

Rabastan (que había perdido a su amante) emuló el gesto con Nellie y ambas aceptaron. Bailaron, rieron, bebieron y no hubo más momentos incómodos durante las siguientes horas. En el brindis, Dolohov le dio las gracias Bellatrix por legalizar su amor y permitirles casarse. También contó que su romántico novio le había pedido matrimonio en la azotea de su restaurante favorito... a la que le hizo subir fingiendo un infarto y cuando intentó reanimarlo notó la cajita del anillo en su pecho. Pero el susto se lo llevó. A la muggle le hizo gracia. Le recordó a cuando su novia fingió una amenaza terrorista para informarla de que se mudaban juntas. Rodolphus también le dio las gracias a su exmujer y se defendió alegando que quería que la pedida se saliese de lo común. Más tarde, en privado, le dijo a Nellie que o se encargaba ella del catering de su boda o no se casaba: no se fiaba de los suecos. La muggle quedó encantada con la idea y estuvieron debatiendo el menú durante una hora; era el tema favorito del mortífago.

Durante ese rato, Bellatrix se entretuvo bailando sola, con desconocidos y riéndose por cualquier tontería. Hacía años que no estaba tan ebria. Cuando se dio cuenta de que le costaba fijar la vista y hasta mirarse las manos le resultaba un espectáculo psicodélico, salió al balcón a despejarse. Cerró los ojos y disfrutó de la brisa nocturna. Estaba tan perdida en esa sensación y en sus pensamientos que no se percató de que ya no estaba sola. Hasta que escuchó una voz que sospechó que no era una de las que discutían en su cerebro.

-Te estaba buscando, Bella. Quería disculparme por lo de antes -murmuró Camilla con suavidad.

Bellatrix entrecerró los ojos intentado enfocarla.

-He sido una borde y lo sé, pero me he puesto celosa. Me había traído a Anna solo para darte celos pero ha sido al revés -confesó con una sonrisa triste-. Ni siquiera te despediste de mí cuando me fui, yo estaba dispuesta a dejarlo todo por ti, pero tú no parecías capaz ni de verme...

-Es cierto. Nunca pude ver a nadie que no fuese mi Maestro, era demasiado importante para mí -murmuró arrastrando la voz con aire disperso-. Sabes, a veces miro a la luna y me recuerda a él: tan pálida, fría, redonda, distante, sin pelo, con algún cráter...

Camilla no supo qué contestar. Pero constató que su exnovia había dejado muy atrás la sobriedad. Así que era su momento.

-Bueno, pero Voldemort ya no está. Entiendo que te diviertas con la muggle, es innegable que tiene buen cuerpo... Pero creo de verdad que ahora lo nuestro podría funcionar. Podríamos casarnos, pertenezco a la nobleza sueca, tu prestigio aumentaría incluso más. Y si quieres puedes quedarte a Eleanor para pasar buenos ratos de vez en cuando.

Su interlocutora asintió con la mirada perdida. Ni siquiera la escuchaba. La absenta había abierto un nuevo campo de reflexiones para ella:

-¿Tú crees que hay algo más? -preguntó con aire filosófico- ¿Que hay algo después de la vida? Como el infierno ese del que hablan los muggles. ¿Crees que el odio común hacia mí porque yo me los cargué habrá unido a mi primo y a mi Maestro? Me gusta pensar que sí y que cuando se sienten solos por la noche, hacen el trenecito juntos.

La sueca abrió y cerró la boca sin acertar a pronunciar palabra. Bellatrix se rió sola de su propia ocurrencia. Se rió durante varios minutos. Al poco sacudió la cabeza y murmuró:

-Tengo que preguntárselo a Nell, seguro que ella sabe cómo funciona eso. Es muy lista. ¿Dónde está Nellie? -preguntó mirando a su alrededor como si no recordara dónde se encontraba.

Aprovechando la situación, la rubia murmuró: "Aquí" y sin darle tiempo, atrajo a Bellatrix por la cintura y la besó. No era mentira aunque ellas no lo supieran: ya se habían marchado casi todos los invitados y junto a las puertas del balcón se hallaba la castaña que llevaba unos minutos observando la escena desde lejos. No le hizo falta escuchar la conversación, la imagen fue suficiente. Empezó a llorar incluso antes de que su cerebro procesara lo que veían sus ojos. De forma inconsciente acarició la pequeña pistola que siempre llevaba junto al muslo. No tenía claro si el objetivo eran las dos brujas o ella misma, lo que si tenía claro es que ni una bala de alto calibre hubiese destrozado así su corazón.

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