Capítulo 33
Bellatrix cumplió su promesa. Esa semana ambas olvidaron el trabajo y disfrutaron de su nuevo hogar. Nellie se enamoró completamente del lugar. Lo que más le gustaba era bajar a la playa, en algunas ocasiones consiguió incluso arrastrar a su novia. Aunque lo máximo que hizo la bruja fue quedarse enfurruñada bajo la sombrilla; a la muggle seguía recordándole a Sweeney y le hacía mucha gracia.
Por las tardes paseaban por las elegantes calles empedradas del pueblo. Nellie adoraba contemplar las casitas pintorescas y entrar en las tiendas mágicas y curiosearlo todo. Disfrutaba mucho cuando cenaban en algún restaurante a orillas del mar o en cualquier local con encanto. Desde el primer día se percató de que lo referente a la exclusividad de la zona era real: todo era caro y elegante como en las novelas inspiradas en la bucólica campiña inglesa. Por supuesto en cuanto veían a Bellatrix las recibían con honores. No necesitaban esconder su relación. Entre la gente de las altas esferas era un pacto tácito: si huías de la ciudad para refugiarte ahí, era porque buscabas privacidad y debías respetar la de los demás. Y así fue. La muggle no recibió ni una sola mirada curiosa, la gente era amable pero cada uno se preocupaba de sus asuntos.
-¿Y en el baño de abajo? -preguntó Nellie mientras cortaba una calabaza para la cena.
-El segundo día. Cuando estaba colocando las pociones en el armarito y viniste a preguntarme si podía cruciar a la gaviota que te había interrumpido la siesta.
-¡Es verdad! -recordó la muggle- Entonces ya está, hemos hecho en amor en todas las habitaciones de la casa, los dos porches y jardines incluidos.
-El Gobierno debería darnos algún premio... -murmuró la bruja.
Recordó entonces que ella era el Gobierno y decidió que tendría que crearlo ella misma. Se sentó en la encimera y observó cómo su novia preparaba la cena. Normalmente se encargaba Kreacher, pero ese día iban a visitarlas Rodolphus y Dolohov y sabían que no se contentarían con la comida del elfo. Y a Nellie le encantaba cocinar y que alabaran sus guisos. También habían invitado a Rabastan, pero aunque tenía muchas ganas de conocer la casa, estaba ocupado con un nuevo ligue.
La morena intentó robar canapés cada vez que la pastelera se giró, pero no solo la pilló sino que le confiscó la varita. Y al poco le confiscó también su otra varita. Bellatrix se enfurruñó y se cruzó de brazos indignada. Nellie adoraba cuando se enfadaba y ponía morritos, le encantaba abrazarla, estrujarla y besuquearla contra de su voluntad. En eso estaban cuando la bruja escuchó la chimenea. Obligó a la castaña a separarse antes de que apareciera Rodolphus y se ofreciera a unirse.
Los dos magos las saludaron con alegría. Ellas les enseñaron la casa y, pese a lo atípico respecto a sus mansiones, a ambos les encantó. Cuando llegaron a la habitación de invitados Rodolphus comento:
-O sea, que esta es la mía... ¡Me gusta mucho!
Al instante su exmujer le aseguró que como mucho le permitiría dormir en el jardín. "Nah, me amas demasiado" sentenció el mago satisfecho. Nellie rió y los otros dos sacudieron la cabeza. Después pasaron al salón y se sentaron a la mesa. Dolohov les entregó las invitaciones de su boda, que sería dentro de dos meses en los jardines de su mansión. Pero ese no fue el único obsequio... Con una sonrisa, el pequeño de los Lestrange comentó que les habían traído un regalo para inaugurar su nuevo hogar. Nellie le miró con emoción y la bruja frunció el ceño sin fiarse.
-Ya que ahora tenéis una casa, creo que solo os falta una cosa para ser una familia de verdad...
"¡Ni se te ocurra!" exclamó la slytherin previendo sus intenciones. La sonrisa de su exmarido se hizo más amplia mientras metía la mano al bolsillo encantado de la capa. La muggle lo contemplaba cada vez con más interés. Extrajo una especie de toquilla en la que había algo envuelto. Con mucho cuidado, se levantó y lo colocó en el regazo de Nellie. Lo destapó con lentitud y la castaña ahogó un grito de emoción.
-Los escarbatos de nuestro jardín han tenido crías -comentó Dolohov-, son los dos macho.
Los recién nacidos apenas tenían el tamaño de un puño, parecían ratoncitos, solo que resultaban más tiernos y simpáticos. "¡Oh, por favor, qué preciosidad, son absolutamente adorables!" exclamó Nellie con emoción en la voz. Las criaturas habían abierto los ojos con curiosidad y emitían suaves suspiros de satisfacción. Por desgracia, no a todos los conquistaron con la misma facilidad...
-¡Ni de broma! -intervino la morena- Están clasificados con tres equis, como bestias, lo destrozan y roban todo. Me niego rotundamente.
-Son solo tres equis sobre cinco, un mago competente puede sacarlos adelante. ¿Y quién hay más competente que tú, amor mío? -se burló Rodolphus.
-Pero son recién nacidos, necesitan a su madre, tenéis que llevároslos y...
-No. A las crías de escarbato hay que separarlas de sus padres porque si no les atacan cuando creen que van a robarles los objetos valiosos. Su atracción hacia las cosas brillantes es mayor que su instinto maternal -recordó la muggle citando su libro favorito
-Maldita sea la hora en que te regalé ese libro... -masculló la bruja frustrada por no haberla engañado.
Nellie, absorta en contemplar a los dos bebes y en hacerles cosquillas en la tripa, murmuró distraída: "No me lo regalaste, estaba en la habitación en la que me encerraste". Aunque lo comentó alegremente sin ninguna acritud, la morena se calló. Secuestrar a la muggle era de las mejores cosas que había hecho en su vida y no se arrepentía; aún así, a veces lo pensaba e igual no era la mejor forma de empezar una relación... Después de eso no puso más objeciones. Cuando Nellie levantó la vista y se dio cuenta de que la bruja disimulaba la tristeza, le dijo con dulzura:
-Yo creo que podemos cuidarlos bien, Bella, pero si tú no quieres, no nos los quedaremos. Lo último que quiero es obligarte a hacer nada que no quieras. Te lo digo de corazón.
La duelista suspiró y chasqueó la lengua con fastidio. Todos supieron que se los quedaban. Dolohov sugirió que podían encargarse cada una de uno y así sería más sencillo. A la muggle le pareció bien y los contempló durante unos segundos. Eligió al que le parecía más simpático y despistado y colocó al más avispado sobre el regazo de su novia. La bruja no le hizo caso pero tampoco protestó. Nellie cogió al suyo en brazos y empezó a frotar su nariz contra la suya. Rodolphus estaba aprovechando la distracción para comerse todos los platos que había sobre la mesa. Cuando terminó de devorar les preguntó cómo los iban a llamar. La castaña contempló al suyo y murmuró con cierta duda:
-Yo tengo una idea, pero...
-¡Ni de broma! -repitió la bruja que la conocía perfectamente- Como llames al tuyo Sweeney, el mío se llamará Voldy.
-¡Es perfecto! -exclamó su novia- ¡Así tendrán por fin un papel feliz en nuestras vidas y olvidaremos a los originales! ¿A que sí? ¿A que sí, mi pequeño Sweeney? -le preguntó con dulzura al animal.
La bruja puso los ojos en blanco y comentó que era absurdo ponerles nombres porque eran iguales.
-No, el mío tiene este remolino de pelo blanco tan gracioso y el tuyo está más calvito y tiene una nariz muy pequeñita -le indicó la muggle.
Los dos hombres se partieron de risa. "¡Magnífico!" exclamó Rodolphus, "Toda su vida intentando que temamos su nombre y termina siendo un escarbato que encima se parece a él". Por mucho que intentó aguantar las ganas, hasta Bellatrix se rió. Ella y los dos magos se centraron entonces en el whisky y en lo que quedaba de la cena. Charlaron sobre el trabajo y sobre sus planes para convencer al resto del mundo de revelar el secreto a los muggles. La castaña ni intervino ni probó bocado, estaba demasiado ocupada jugando con los que ya consideraba sus hijos.
-¡Nellie, por favor, no le des bizcocho que el azúcar aún los vuelve más locos! -la regañó la duelista.
"Quiero que sea feliz y gordito" respondió la muggle desmigando el dulce para su pequeño Sweeney. Bellatrix suspiró con hastío mientras vigilaba al suyo, que estaba escalando peligrosamente por su vestido. Cuando alcanzó su cuello, se agarró con sus diminutas manos y Dolohov exclamó:
-¡Oh, mira, Bella, te está abrazando! ¡Voldy ya te quiere!
-Nunca pudimos decir eso del original -apostilló Rodolphus casi ahogándose de la risa.
Estaba siendo una velada perfecta para él, había añorado muchísimo la comida de la muggle y la compañía de ambas. Y sobre todo hacer rabiar a la que internamente seguía considerando su mujer. La aludida estaba de nuevo lanzando miradas como si fueran crucios.
-No me quiere, quiere mi colgante.
Para demostrar su teoría, se desató la calavera de plata y el pequeño escarbato se quedó colgando de ella. Los otros tres rieron de nuevo. Y así transcurrió el resto de la noche entre bromas y conversaciones cómplices. Bellatrix los contempló y se dio cuenta de que de una forma extraña y absurda sí que eran una familia; desastrosa, pero una familia a la que quería y sentía que pertenecía. Por supuesto antes un avada que reconocerlo en voz alta. Cuando se despidieron, los magos les dieron las gracias por la cena y aseguraron que había sido una velada magnífica. Nellie estuvo más que de acuerdo. Bellatrix refunfuñó.
En cuanto se marcharon, la muggle obligó a la bruja a subir al dormitorio. Por desgracia, no con la intención habitual. Buscó una cesta y le preguntó si podía transformarla en algo parecido a una cuna hasta que les prepararan su propia habitación. La slytherin obedeció. Recibió varias correcciones de Nellie que quería que todo fuera perfecto para sus hijos. Pero finalmente Bellatrix pensó que McGonagall estaría orgullosa de lo buena que era en Transformaciones. Era una cuna bastante grande en la que no solo podían dormir, sino también jugar. La bruja la hechizó para que no pudieran escapar pero sin necesidad de barrotes. Porque por supuesto Nellie se negó a meterlos en las jaulas que solían utilizarse.
"Somos las mejores madres del mundo" suspiró la castaña mientras acostaba a Sweeney en una pequeña manta. Bellatrix fue a dejar al suyo sin ceremonia alguna pero la muggle la detuvo.
-Dale un beso de buenas noches antes de meterlo en la camita.
-Estás de broma, ¿verdad?
-En absoluto. Los bebés que crecen sin amor maternal salen mucho peor.
La bruja abrió la boca para replicar, pero sabía que era una causa perdida. Así que ante la atenta mirada de su novia, besó a su escarbato en la cabeza y lo colocó en la mantita. Pero al parecer con eso no era suficiente.
-Muy bien. Ahora dile que le quieres y dale las buenas noches.
Bellatrix la miró con incredulidad abriendo mucho los ojos. Pero se rindió. Así que en uno de los momentos más surrealistas de su vida, masculló: "Te quiero, Voldy. Buenas noches". Nellie le pasó un brazo por la cintura mientras contemplaba a sus hijos con orgullo y un amor absoluto. Luego intentó besar a su novia para rematar un día perfecto pero la bruja no estaba por la labor. Entendió que era un castigo por obligarla a ser cariñosa. Pero la deseaba mucho, así que decidió provocarla. Se quedó en ropa interior y en lugar de ponerse el camisón como cada noche, se tumbó sobre la cama. Cuando la bruja salió del vestidor -ella sí que llevaba el camisón- se quedó embobada contemplándola. El rosa pálido no era un color que a Bellatrix le gustase. Pero resultó que el conjunto de seda semitransparente sobre el cuerpo de su amante se asemejaba peligrosamente a una obra de arte. La devoró con los ojos pero se contuvo. Sabía lo que pretendía y ella no era un hombre incapaz de frenar sus impulsos.
Viendo que con eso no bastaba, la muggle rodó sobre la cama y se colocó boca abajo, con el torso ligeramente levantado para que la visión de su escote fuera perfecta. Miró a su novia con falsa preocupación y murmuró:
-Sabes... Me pasa algo raro. Igual es por estar expuesta a la magia, tomar pociones o algo de eso, pero ahora como mucho mejor que cuando era una pobre pastelera y sin embargo tengo el estómago igual de plano. Creo que solo me crecen las tetas, ¿qué te parece a ti?
La castaña se incorporó un poco más y ocultó su sonrisa al ver cómo su novia era incapaz de apartar la vista. Pero tuvo la mala suerte de que Bellatrix llevaba más tiempo que ella seduciendo a mujeres. La slytherin se encogió de hombros, se quitó el camisón y contestó:
-Ni idea, compáralas con las mías.
Nellie no había contado con eso. La imagen de la mortífaga con las bragas negras de encaje y nada más hizo que su propia prenda se mojara. Bellatrix ladeó la cabeza y la miró con inocencia. La muggle intentó balbucear algo, pero solo fue capaz de juntar más sus muslos para ocultar la humedad. Su compañera le dio las buenas noches como si nada y se metió bajo las sábanas en su lado de la cama. Nellie quiso resistirse como ella, pero resultó que carecía de ese autocontrol. Se introdujo también en la cama, se quitó el sujetador y atrajo a la bruja por la cintura hasta pegarla a su cuerpo. Un escalofrío de placer recorrió el cuerpo de Bellatrix al notar los endurecidos pezones acariciando su espalda y las manos de la castaña acariciando su estómago. Cuando las deslizó por su ombligo, la bruja advirtió:
-Si bajas un palmo más, será violación a una mujer que intenta dormir.
Nellie se detuvo y gruñó con frustración. Bellatrix era muy buena actriz, empezaba a dudar si lo estaba haciendo para torturarla o si realmente no le apetecía. De nuevo deseó ser bruja y poder usar la legilimancia para saber lo que pensaba. "Si hicieras eso la violación sería también mental" murmuró la morena sonriendo en la oscuridad.
-¡OYE! -protestó la muggle- ¡No me lo hagas tú a mí!
-Estás restregándome las tetas mientras me sobas como a una de tus empanadas. Estoy en mi derecho de devolvértela. Así que si no quieres nada más, buenas noches, muggle molesta.
-Vaaale... Lo siento por intentar seducirte con mis maravillosas tetas y por obligarte a acostar a nuestros bebés. Pero es que me... me hace mucha ilusión cuidarlos juntas, como nunca vamos a poder casarnos y no queremos hijos, esto es lo más cerca que vamos a estar de ser una familia. Sé que solo son animales, pero...
-No son animales -la interrumpió la bruja girándose-, son nuestros hijos.
Nellie sintió una inmensa calidez por todo el cuerpo (esta vez no solo entre las piernas). Bellatrix la besó mientras la abrazaba para presionar sus cuerpos, le acarició el hombro y sin duda la muggle consiguió su objetivo.
Estuvieron achuchándose un rato hasta que la mortífaga tuvo una idea. Encendió su lámpara de la mesilla, abrió un cajón y extrajo algo. La muggle abrió los ojos sorprendida al observar el vibrador en color rosa suave, ella nunca había utilizado ese tipo de aparatos. Viendo sus dudas, la morena murmuró:
-Lo usaba antes de conocerte... Es mágico, hace que sientas como si realmente fuera parte de tu cuerpo; notas lo que notaría un hombre, solo que la que te corres eres tú y el orgasmo de una mujer es mucho más intenso. ¡Lo mejor de cada mundo! -exclamó alegremente.
-Vale... -murmuró la castaña.
Si bien la idea la excitaba bastante, también le dio miedo que le hiciera daño; el tamaño del objeto era considerable. No obstante, el plan de Bellatrix no era ese. Se acercó a ella y se lo colocó con rapidez. Nellie no sintió nada, se quedó de rodillas sin saber qué hacer. La bruja la besó y luego bajó a sus tetas. Las chupó y pellizcó logrando excitar a la castaña en pocos segundos. Seguidamente, murmuró: "Ahora nos tenemos que asegurar de que me entra bien". Con su sonrisa burlona, se agachó y lamió tentativamente.
-¡Aah, joder! -exclamó Nellie.
Era una sensación extraña, pero en absoluto desagradable... Bellatrix se la introdujo en la boca lentamente sin dejar de mirarla. Nellie cerró los ojos sobrepasada, ¿cómo podía ser ese chisme tan sensible? La slytherin empezó a succionar mientras acariciaba el objeto con la punta de su lengua. La castaña entendió porque los hombres iban siempre tan salidos, aquello era muy difícil de controlar. La bruja separó su boca relamiéndose y comentó como si nada: "Sabe a vainilla. Si el propósito de la magia no fuese crear vibradores con sabor y sensibilidad, no tendría sentido". Nellie la miró con la respiración pesada y sudando de la ansiedad. Bellatrix se quitó las bragas, se tumbó y poniendo mirada inocente murmuró con sorna:
-Venga, hazme tuya, enséñame lo brutos que sois los muggles.
Su amante no necesitó más. Se tumbó sobre ella y la besó con ansiedad. Cada roce le producía oleadas de placer, estaba prácticamente chorreando. Tanteó con los dedos y comprobó que Bellatrix tampoco necesitaba lubricación extra. Se deslizó sobre ella para meterse uno de sus pechos en la boca y mientras succionaba el pezón, aguantó las ganas de penetrarla de un solo golpe. Le separó los muslos con firmeza y lo introdujo despacio para que la bruja se acostumbrara. Follarse a Bellatrix de esa manera resultaba demencial. Sentía como su interior, estrecho y húmedo, se adaptaba a ella. El cuerpo de la muggle parecía incapaz de asimilar tanto placer. Sujetó a la bruja por la cintura y empezó a embestir a un ritmo ágil. Los movimientos de la cadera de Bellatrix acompasados con las acometidas de su novia mostraban que el éxtasis era mutuo.
-Joer, nena -murmuró Nellie-, se está muy bien dentro de ti.
La morena fue incapaz de responder. Clavó sus uñas en el culo de la muggle para empujarla más junto ella. Nellie continuó mordiéndose el labio para contener el placer, llevaba largos minutos aguantando las ganas de correrse. Se movían cada vez con más fuerza para alcanzar el clímax. Bellatrix apresó enroscando las piernas en su cintura y Nellie siguió follándola casi con brusquedad alentada por sus profundos gemidos. Ni un minuto más duró el experimento. Ambas se corrieron en una explosión simultánea que las dejó jadeando durante varios minutos. Con un movimiento de varita, el juguete se desató, se autolimpió y volvió al cajón. A la muggle ni siquiera le sorprendió, bastante tenía con volver a respirar. Bellatrix la abrazó por la cintura y apoyó la cabeza en su hombro. La castaña le pasó un brazo por la espalda para atraerla hacia sí. Le levantó la barbilla para besarla y le preguntó:
-¿Por qué no habíamos probado esto antes? Me has dicho que antes lo usabas mucho.
-Sí, con otras chicas -murmuró la bruja ya casi dormida.
Ese dato no tranquilizó a Nellie. Se separó ligeramente y Bellatrix gruñó al ser molestada. Se reacomodó en su almohada y volvió a cerrar los ojos. La muggle la contempló con los brazos cruzados sobre el pecho. "Bella" la llamó intentando recuperar su atención. "Bella está dormida" gruñó la aludida. La castaña la zarandeó con suavidad hasta que la bruja se giró con una mezcla de hastío y rabia.
-¡Y ahora qué diablos pasa! ¡Si quieres seguir con este ritmo de follar, necesito dormir!
-¿Por qué conmigo no? ¿Por qué conmigo no habías usado eso? ¿Es porque soy muggle y...?
-¡Deja de usar para todo la gilipollez de que eres muggle! -le espetó la morena con brusquedad- Con ese chisme es mucho más impersonal. Así no necesitaba usar mis manos ni mi boca, ninguna de mis amantes merecía semejante honor. Me las follaba únicamente por placer, sin importarme una mierda sus sentimientos o preferencias. No lo usé contigo porque nunca me ha hecho falta, ¿contenta?
La mortífaga apagó la lamparita con un gesto de su mano y volvió a acostarse en su lado. Nellie no supo qué responder. Le emocionó profundamente la idea de haber sido especial para Bellatrix desde la primera vez que estuvieron juntas. Se movió hasta ella, la abrazó por la cintura y le susurró que la quería. "Y a mi qué" respondió la bruja. La muggle sonrió en la oscuridad. La quería muchísimo, con su carácter gruñón, sus cambios de humor y su necesidad de hacerse la dura. En cuanto cerraron los ojos, ambas se quedaron profundamente dormidas.
No fue la luz del sol lo que despertó a Bellatrix. Fue la sensación de que algo o alguien la estaba husmeando. Abrió los ojos. Cuando se centró, descubrió el hocico de un escarbato esnifando su cuello y a otro atrapado entre sus caóticos rizos. Nellie, sentada al borde de la cama, observaba la estampa embelesada. La bruja le exigió que se los quitara de encima. Su novia la ignoró.
-Me ha parecido bonito que vinieran a despertarte, ¡a que son adorables!
De nuevo, la respuesta fue un gruñido. La mortífaga se desperezó y atrapó al que intentaba robarle el colgante (que casualmente era Voldy). Después, con más cuidado, liberó a Sweeney de su melena y lo cogió con la otra mano. Contempló a esas diminutas criaturas que la miraban con aspecto inocente y sacudió la cabeza. "Buenos días, enanos molestos" murmuró. La sonrisa de Nellie se hizo más amplia.
-He preparado bizcocho de chocolate. Dúchate y desayunamos.
-¿Cuánto rato llevas despierta?
-Ah, no sé, unas horas. ¡La realidad es mucho mejor que los sueños! -exclamó alegremente- Te he besuqueado un rato, luego me he duchado y he hecho el bizcocho, luego te he besuqueado otro rato y luego he despertado a los peques y hemos jugado un rato.
-¿Habéis jugado? -preguntó con desconfianza- ¿Y la casa sigue intacta?
La muggle exclamó que por supuesto. Bellatrix introdujo dos dedos con cuidado en el bolsillo de la tripa de Sweeney y extrajo una brillante lágrima de la lámpara del salón. Repitió el proceso con Voldy y obtuvo el mismo resultado. Miró a la muggle enarcando una ceja. Nellie le quitó importancia con un gesto de la mano, eso con magia se arreglaba en un segundo. La bruja le preguntó cómo era posible que ambos hubiesen conseguido una pieza. La castaña tuvo que confesar: Voldy se había lanzado desde la barandilla de la escalera, había logrado engancharse a la lámpara y atrapar la lágrima.
-Y... me dio pena que Sweeney se quedara triste porque es más inocente y torpecito y no lo había conseguido... Así que solté otra para él ¡y se puso súper contento!
-Tengo tres bebés -suspiró la bruja colocando a los animales en el regazo de Nellie.
La muggle sonrió y la atrajo hacia sí para besarla. Poco después, le dio una palmada en el culo y le dijo que se diera prisa antes de que se enfriara el bizcocho. La bruja se desperezó de nuevo y se dirigió al baño. Su novia se quedó sentada en la cama observándola embobada. Tenía el cuerpo de una diosa y era suya, solo suya. Justo antes de entrar, Bellatrix se giró, sonrió y le guiñó el ojo. Seguidamente cerró la puerta y se escuchó el agua de la ducha. Nellie seguía sintiendo escalofríos de placer y notaba cómo se ruborizaba cada vez que la bruja tenía esos gestos con ella. La adoraba con cada célula de su cuerpo.
Dedicaron la mañana a preparar la habitación de los escarbatos. Emplearon uno de los dos cuartos que tenían vacíos. La bruja utilizó un hechizo de falso suelo para crear una especie de terrario en el que pudieran excavar madrigueras. Para Bellatrix habría valido con eso: así vivían esas criaturas en la naturaleza. Por supuesto su novia no estuvo de acuerdo. Colocaron un recipiente con agua poco profundo que les serviría de piscina, en una esquina dispusieron mantas y almohadones por si querían una cama tradicional y un comedero que Kreacher se encargaría de mantener bien surtido. Incluso desperdigaron por la habitación cuentas de colores brillantes para que pudieran jugar a atraparlas. Cuando tras varias horas terminaron, la bruja se planteó mudarse ahí de lo agradable y acogedor que resultaba.
-Vamos a ver si les gusta -murmuró Nellie liberando a los dos pequeños.
De inmediato, Voldy y Sweeney recorrieron cada rincón husmeando e investigando con interés. Fue evidente que estaban enamorados de su nuevo hábitat. Ambas se alegraron profundamente y los dejaron correteando por la habitación. Sin duda eran una familia feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top