Capítulo 19
Al día siguiente Hermione y Harry abandonaron Grimmauld Place a primera hora y no volvieron hasta el anochecer. Cuando lo hicieron Tonks, Lupin y Eleanor estaban terminando de cenar en un clima bastante tenso. Aunque el matrimonio no vivía ahí, habían dejado a su bebé con Andrómeda para vigilar a la muggle. Al parecer era prácticamente la abuela la que criaba al niño. Nellie pensó internamente que eran más irresponsables que sus propios padres. En cuanto los chicos entraron, Hermione despejó la mesa y empezó a desplegar periódicos antiguos.
-Mirad, aquí está la noticia del doble homicidio en el sótano de la tienda de Mrs. Lovett y la desaparición de ella hace siete meses, decía la verdad. Y aquí está la noticia de... -miró a la aludida con un gesto de arrepentimiento- de cuando explotó la fábrica en la que trabajaban tus hermanos. Son estos dos de la lista de fallecidos que tienen tu apellido, ¿verdad?
Nellie asintió con verdadera tristeza. Sí que eran sus hermanos, al fin y al cabo aquello había sucedido tal cual lo relató. Sin embargo, la morbosa foto del cadáver de Sweeney Todd junto al de su mujer no le inspiró compasión alguna.
-Bueno, esto prueba que eso es verdad, pero sigue pudiendo ser una espía -comentó Tonks.
-¿Una squib? ¿Espía de los mortífagos? -repitió Harry- No tiene mucho sentido, ya hemos comprobado que dice la verdad, ¿qué más pruebas necesitas?
-No os preocupéis, queridos, no caigo bien a la gente -suspiró Nellie.
Tonks la miró entrecerrando los ojos. Eso le dio una idea. No entraba dentro de la formación de auror porque se consideraba una violación de la intimidad, pero aún así, teniendo como maestro a Ojoloco y a sus dudosos métodos, la metamorfomaga sabía algo de legilimancia. Así que sujetó su varita con discreción y lo practicó sin necesidad de pronunciar el hechizo.
-¡HOSTIA PUTA! -exclamó la auror pocos segundos después.
-¡Tonks! ¡¿Qué sucede?! -preguntó su marido asustado al igual que los chicos.
-Me ha expulsado de su mente, no he traspasado ni la primera barrera, ¡ahí está, ahí tenéis la prueba, sabe oclumancia!
-¿El qué sé, cielo? -preguntó la muggle con interés.
-¡¿Te has metido en su cabeza sin su consentimiento?! ¡Eso es ilegal y una violación de su intimidad! -exclamó Hermione indignada.
-Ya, ya... Somos muy éticos y blah blah. ¿Podemos centrarnos en lo de que domina una de las artes más oscuras que existen?
"Pero si no es bruja...", comentó Harry mientras Nellie los miraba a todos fingiendo desconcierto. "Será que no sabes hacerlo bien..." le comentó el chico a Tonks con suavidad. La aludida se indignó:
-¡Por supuesto que sé! Bueno, no soy la mejor, pero lo básico sí. Y os digo que me ha expulsado. Igual los squib sí pueden aprender eso.
-Bueno... -meditó Hermione- Supongo que cerrar la mente y vaciarla es muy parecido a varias disciplinas de relajación muggles, pero aún así... No es algo innato, tendría que haber practicado mucho tiempo con alguien muy bueno y ella no ha vivido con magos.
-Ha estado siete meses con mi tía y ella es la mejor -reconoció con rabia la metamorfomaga.
-¿Quién es tu tía? -inquirió la muggle.
-Su tía es Bellatrix Lestrange -respondió Lupin con calma.
Nellie ahogó un gritó de horror y se alejó de ella. "¿Eres familia de... de...?" balbuceó temblorosa. No terminó la frase para aumentar el drama. Tras unos minutos que dedicaron a tranquilizarla, le pidieron amablemente si le permitía a Tonks entrar en su mente. Ella respondió con inocencia que no entendía cómo funcionaba eso, pero que aceptaba mientras no tuviera que revivir lo que sufrió en la mazmorra. Hermione le dedicó a su amiga una mirada de desprecio por obligarla a pasar por eso. Aún así, la auror sacó su varita y pronunció el hechizo para aumentar las probabilidades de éxito.
La muggle estaba fascinada. Era evidente que esa chica era inteligente y muy hábil, no obstante, expulsarla de su mente era un juego de niños. Ni un músculo de su cara cambió mientras bloqueaba intento tras intento de la bruja. Entendió que era normal: durante el último mes a Bellatrix le costaba un esfuerzo ímprobo ver uno solo de sus recuerdos y todo el mundo coincidía en que la duelista era de las mejores. Había practicado con ella un mínimo de cuatro horas al día durante meses. Así que era muy improbable que esa chica tan joven rompiese sus barreras. Al final Tonks se rindió:
-Es imposible, es muy buena. Le ha enseñado mi tía. Eso si no ha sido el propio Señor Oscuro...
-No tiene otra cosa que hacer el buen hombre... -murmuró Hermione con sorna.
-Tonks, sé realista -intervino Harry-. A mí intentó enseñarme Snape que también es muy bueno y fue desastroso. Es imposible que una squib sepa hacerlo. Además, ¿me estás diciendo que la demente Bellatrix Lestrange ha dedicado horas, meses de su vida a enseñar a quien considera un ser absolutamente inferior? No te ofendas, Eleanor.
-No me ofendo, ella usaba palabras mucho más desagradables.
Ante esos argumentos Tonks no supo qué replicar, era evidente que no iba a convencerlos. Se rindió y comentó que se iba a casa con su hijo. No obstante, su opinión no varió. El resto de la semana Nellie fue lo más amable y complaciente que pudo con los chicos. No le costaba mucho, le caían bien y se esforzaban por animarla. Aunque era casi imposible. Cada día que pasaba la muggle se deprimía más. Obviamente sus nuevos caseros creían que se debía a sus traumas y la perspectiva de no-futuro porque los mortífagos habían destrozado su vida. La realidad era que echaba tantísimo de menos a Bellatrix que creía que iba a morir solo de eso. Apenas dormía y cuando lo hacía tenía pesadillas en las que su novia la dejaba por una bruja de sangre pura, o se olvidaba de ella, o se liaba definitivamente con Voldemort. Al despertarse sudando y casi gritando intentaba serenarse. "No es así, Bella me quiere y me prometió que me querría siempre..." se repetía. Aún así, la duda nunca desaparecía.
Bellatrix no estaba mejor. Tampoco lograba conciliar el sueño, usaba pociones para dormir y luego filtros vigorizantes para tener energía. Conseguía mantener el tipo delante de su Señor pero no hacía el esfuerzo por nadie más. No sabía por dónde empezar a buscar a Nellie, ni podía hacerlo abiertamente por el riesgo a que la descubriera Voldemort. Había torturado a algún auror que habían capturado, pero sin resultados. Se sentía profundamente desolada. Había dejado hasta de entrenar; su marido se lo había prohibido hasta que dejara de intentar autolesionarse. Junto a su colgante de calavera brillaba el del dragón que le regaló a Nellie y que el día de la misión se quitó porque no pegaba con el atuendo muggle. "Menos mal, eso la habría delatado" pensó la bruja con tristeza. Después volvió a cerrar los ojos e intentó vaciar su mente.
-Belle, mi amor, estás muy delgada... Por lo menos tienes que comer -intentó convencerla Rodolphus dejando en su mesilla un plato de pastel de calabaza.
-Han pasado más de dos semanas. Me ha olvidado, Rod.
-No, por supuesto que no. Eso no lo puedes saber, seguro que...
-Sí que lo sé. No ha vuelto a activarse -murmuró la bruja acariciando su anillo-. Desde que le regalaste el tuyo lo activaba a todas horas, estuviera conmigo o no. Incluso en la ducha o cuando practicaba con sus armas, pensaba en mí a todas horas. Desde que se fue no ha vuelto a funcionar.
Esa información era nueva para el mago. Entendió entonces la actitud derrotada de su mujer. Apartó la comida, se sentó en la cama junto a ella y la abrazó porque no se le ocurrió nada más. Intentó animarla aunque ni él mismo creyese en sus palabras.
-Igual no ha tenido oportunidad de hacerlo. O tal vez se lo han quitado...
-¿Por qué iban a quitárselo si aparenta ser la alianza de su difunto marido? Ni nosotros cometeríamos semejante bajeza...
El pequeño de los Lestrange no respondió, simplemente siguió procurando reconfortarla entre sus brazos. Intentaba ser fuerte por ella, pero se culpaba a diario por lo que sucedió. Debería haber protegido mejor a Nellie. Igual hubiese sido mejor que los capturaran a su hermano o a él... Y no lo había comentado con la desolada bruja, pero había algo que le daba aún más miedo que que desmemorizaran a la muggle: si descubrían su relación con Bellatrix estaban perdidos. Les chantajearían y la slytherin accedería a cualquier cosa con tal de liberar a Nellie, se cambiaría por ella sin dudar. Rodolphus no podía perder a su mujer, la quería con toda su alma; no como amante pero sí como su familia. Habían estado juntos desde los once años y, aunque nunca fueron una pareja al uso, siempre habían intentado hacerse felices el uno al otro. El mago estaba seguro de que la mayoría de matrimonios se querían menos que ellos.
-Mi amor, no soporto verte así, me duele muchísimo. No sabes cuánto lo siento.
-Rod, no te culpo. Rab y tú hicisteis lo que pudisteis. Ambas sabíamos que esto podía pasar, ensayamos como cinco historias distintas dependiendo de quién la capturara. Pero lo normal es que se pusiera nerviosa, se dieran cuenta de que es muggle y la desmemorizaran... O peor.
-¡Por Merlín, eres Bellatrix Black Lestrange! -exclamó al rato el mago- ¡La bruja más temida de la historia del mundo mágico, la más poderosa! La encontrarás. Nuestro Maestro dice que apenas queda un mes para la guerra. Atraparemos a toda la Orden si es necesario y los torturaremos lentamente a ellos y a sus familias hasta que nos digan dónde está, ¿vale? Y viviréis juntas para siempre en una gran mansión, con una manada de thestrals y otra de escorbutos y siempre involucradas en asuntos turbios. Y ahí me tendréis, robándoos el desayuno puntualmente cada mañana.
La mortífaga sonrió por fin al darse cuenta de que Nellie también le había hablado a su marido de su amor por los escarbatos. Aceptó que estaba en lo cierto y deprimiéndose no avanzaban nada. Rodolphus tenía razón: rescatarían a su novia fuese como fuese, volvería con ella y serían felices de nuevo. No obstante, había otro tema del que no habían hablado y también le daba miedo.
-¿Y si se da cuenta de que realmente somos los malos? ¿Si cree que los sangre sucia no son escoria y nosotros pretendemos exterminarlos? O simplemente ve que en ese bando la vida es más fácil: puede estar con quien quiera sin tener que esconderse, nadie la encierra en un sótano ni intenta agredirla... En esta casa todo el mundo la miraba con desprecio y la insultaba, seguro que en la Orden la tratan mejor.
-Belle, aunque la amaran todos e hicieran procesiones en su honor daría igual, no lo vería. Es incapaz de ver a nadie que no seas tú. Además, es evidente que a ella no te la ganas con cariño: los dos amores de su vida sois tú y el celebérrimo Mr. Todd, ninguno de los dos sois un ejemplo de...
-¡PERO Y AHORA A QUÉ DIABLOS ME NOMBRAS A ESE DESGRACIADO! ¿NO TENGO YA BASTANTE CON AGUANTAR LAS PUTAS GANAS QUE SIENTO DE MASACRAR A TODA LA HUMANIDAD? -bramó la bruja levantándose airada.
Su marido disimuló una sonrisa: esa era la Bellatrix a la que conocía. El recurso de Mr. Todd nunca fallaba. Tomó nota mental de contárselo a Nellie cuando la recuperaran, les encantaba tomarle el pelo a la duelista. Se dio cuenta de que incluso él la echaba de menos más de lo que creía.
Nellie también pensó en Rodolphus mientras batía la masa para cocinar un pastel de chocolate. Cocinar siempre la tranquilizaba y además aumentaba la imagen de pobre squib inocente. Los chicos, después de meses vagando por los bosques en busca de horrocruxes, estaban enamorados de sus dulces y ella los hacía a diario para agradecerles que la protegieran. También pasaba horas con Hermione en la biblioteca. A la estudiante le encantaba hablar sobre libros y a la muggle aprender cosas, así que era una gran alianza. Nellie se había dado cuenta de que esa sangre sucia era igual o más capaz que la mayoría de magos, así que la propagada supremacista no debía ser muy cierta...
Estaban en el salón charlando después de cenar cuando llegó Tonks. Se la veía algo molesta porque su madre no había podido quedarse con el niño. El pequeño Teddy se agitaba entre sus brazos sin parar de llorar. Hermione se levantó con ilusión para saludarlo. Lo cogió en brazos y le hizo monerías, pero el niño siguió llorando. Con curiosidad, Nellie también se acercó. En cuanto la vio, el pequeño cesó en su llantina y alargó sus pequeños brazos hacia ella. Sin preguntarle a su madre, la gryffindor se lo pasó a la muggle. Tonks iba a protestar y a arrebatarle a su hijo cuando vio que paraba de llorar. Se frenó en seco. No se fiaba de ella, pero había estado muy cerca de lanzarle un maleficio a la criatura...
-¡Encantada de conocerte! ¡Qué guapo eres, pequeñajo! -le dijo con voz dulce.
El niño rió complacido. Hermione se alegró de lo bien que le caía Nellie, mientras Tonks y Lupin, que acababa de llegar, se miraban nerviosos. No querían que la invitada tuviese más información sobre su niño. Sabían que no iba a mutar: acababan de recogerlo de casa de la vecina muggle de su madre y para dejarlo con ella, Andrómeda le daba una poción que frenaba los cambios durante un día. Pero aún así, les generaba inquietud... Ajena a todo, la muggle siguió meciéndolo con suavidad y susurrándole cosas:
-¡Menudos ojazos grises tienes! Yo siempre quise tenerlos así, pero ná... -murmuró levantando la vista y contemplando al matrimonio- Los vuestros son igual de marrones que los míos, ¿a quién ha salido él?
-A los padres de Remus -respondió Tonks-, eran de ojos claros y pelo rubio.
-Pero tú tienes el pelo muy oscuro, ¿verdad que sí, pequeñín? -le susurró al bebé que seguía riendo embelesado- Tus papis tienen que estar orgullosos, eres mucho más guapo que ellos.
Tonks puso los ojos en blanco y, con amabilidad, le pidió que le devolviera a su hijo. Nellie se acercó a ella y se lo entregó. De inmediato Teddy retomó el llanto. La metamorfomaga lo ignoró y le pidió a Hermione si podían hablar a solas. La chica iba a protestar por ningunear así a Nellie pero la muggle se adelantó:
-No te preocupes, cielo, me voy ya a dormir, estoy cansada.
-Vale, muy bien, buenas noches. Deja la puerta abierta por si necesitas algo.
Nellie asintió. Ambas sabían que no era "por si necesitas algo", sino porque siempre quedaba un ápice de desconfianza. No la habían dejado sola literalmente ni un segundo. Como pasase más de dos minutos en el baño empezaban a llamar a la puerta. Sus duchas eran más cortas que las que se daba cuando Bellatrix la tenía en el sótano. Llevaba días intentando comprobar con su anillo si la mortífaga pensaba en ella, pero era imposible. Cuando se dio cuenta de que no iban a darle intimidad, pensó en hacerlo mientras Hermione dormía en la cama de al lado. Pero recordaba el brillo deslumbrante que emanaba de la joya cuando se producía la conexión. No solo despertaría a la chica sino que probablemente se colaría incluso bajo la rendija de la puerta (por eso tampoco se había arriesgado a probar en el baño).
Tonks y Hermione se reunieron con Lupin y Harry en la cocina. Para asegurarse de que podían fiarse de ella definitivamente, la metamorfomaga había tramado un plan sencillo pero eficaz. Lo resumió en pocas palabras mientras le lanzaba a Teddy un hechizo silenciador:
-Me transformo en mi tía y vemos cómo reacciona.
Hermione alegó inmediatamente que era una salvajada obligarla a volver a ver a la mujer que la había torturado. Tonks la tranquilizó asegurando que en cuanto terminara el experimento, si realmente era inocente, la harían olvidarlo para no dejarle trauma. Eso también les pareció a los jóvenes bastante poco ético. Tras casi una hora de debate, como habían sufrido demasiadas traiciones, faltaba muy poco para la guerra y no querían arriesgarse, aceptaron hacer la prueba.
-¿Pero cómo vamos a hacerlo? No es tonta, no podemos fingir que Bellatrix viene a tomar el té como si nada -comentó Harry.
-Simulamos un ataque -respondió Tonks que había pensado en todo-. Le decimos que tenemos que salir a una misión. Al final la misión sale mal y mi tía y otro mortífago (porque solo ella sería más sospechoso) nos agarran del brazo justo cuando nos vamos a aparecer y surgen aquí. Y vemos cómo reacciona Eleanor.
Pasaron el resto de la noche tramando el plan que ejecutarían dos días después. Por supuesto habían silenciado la habitación y puesto medidas de seguridad para que la muggle no pudiera bajar de la planta de arriba. Ninguna intención tuvo Nellie de hacerlo. En cuanto se vio sola con todo el segundo piso para ella, se metió a su habitación y entornó la puerta lo máximo posible sin cerrarla (temía que hubiesen colocado alarmas o cualquier hechizo por si desobedecía). Apretó el anillo contra su corazón mientras pensaba en Bellatrix.
No pasaron ni diez segundos cuando la habitación entera se iluminó con más fuerza que si las paredes estuvieran en llamas. Sintió a Bellatrix. La vio como desde lejos, no con tanta fuerza como cuando estaban en la misma casa. Pero el sentimiento arrollador de cariño y de deseo -esta vez envuelto en una profunda tristeza- estaba ahí. Tras haberla echado tanto de menos, aunque no fuese un contacto real, la sensación fue tan fuerte que la muggle tuvo que parar durante unos segundos y tumbarse en la cama. Mientras se recuperaba de la emoción, pensó que no quería que su novia estuviera triste, así que ella tampoco podía estarlo. Ambas debieron llegar a la misma conclusión, porque cuando volvió a juntar el anillo contra su piel, el sentimiento de tristeza era mucho más débil que la vez anterior.
Nellie acarició la felicidad que había desaparecido de ella cuando se separaron. Volvió a sentirse plena y segura sabiendo que seguía enamorada de ella y no la había olvidado. Y la tranquilizó notar que Bellatrix también se sentía reconfortada. Entonces su éxtasis se cortó de golpe: no estaba sola. En la fina ranura vertical de la puerta distinguió unos ojos vigilándola. Dos siniestros ojos azules con mirada mortuoria la observaban con atención. La muggle se tapó la boca para no gritar: había cogido el hábito desde que gritó al descubrir el cadáver de la esposa de Mr. Todd y eso casi desembocó en su muerte. Se levantó y corrió hacia la puerta a tiempo de ver cómo Kreacher se escabullía entre las sombras del pasillo.
Ese elfo le daba mala espina, no era como Ruffy, inocente y complaciente. Y aunque no la trataba mal, sentía que la vigilaba continuamente. Igual se estaba volviendo paranoica, pero procuraba evitarlo lo máximo posible. Aún así, a veces lo descubría contemplándola con los ojos entrecerrados. Pero ya la había pillado, no podía hacer nada. Volvió a la cama a toda velocidad y se acostó temblorosa. Cerró los ojos fingiéndose dormida. De un momento a otro, en cuanto el elfo contase lo que había visto, subirían los otros cuatro en tropel para interrogarla sobre aquella forma de magia. Ella se haría la inocente alegando que el elfo estaba loco (como había oído comentar a Harry) y rezaría porque no se dieran cuenta de que su alianza no era tal. Pensó en quitarse el anillo y atajar el problema. Pero no fue capaz, era lo único que la unía a Bellatrix, no iba a separarse de él ni aunque supusiese su condena.
Se quedó dormida esperando a que acudieran. Nadie subió. Horas después, Hermione se acostó con cuidado de no hacer ruido para no despertarla. Esa noche por fin la muggle durmió de un tirón y sin pesadillas. Saber que su novia estaba bien y la seguía queriendo le había quitado un enorme peso de encima, el mayor peso en realidad. Lo de su secuestro no era nada sabiendo que el amor de su vida seguía pensando en ella. Kreacher seguía acechándola pero no abría la boca.
Dos días después, llegó la prueba de fuego. Tonks y Lupin lo habían diseñado a la perfección. Mientras desayunaban junto a Nellie y los chicos, llegó un patronus de otro auror informándoles de un ataque de mortífagos en el callejón Diagón. El matrimonio ordenó a los chicos que se quedaran en la casa pues era lo más seguro. Ellos dos desaparecieron al instante. La metamorfomaga y el hombre-lobo se aparecieron en casa de Andrómeda, a quien su hija había puesto al corriente. Le dejó un vestido que podía pasar perfectamente por uno de su hermana mayor y la maquilló igual que lo haría ella. La metamorfomaga se concretó, evocó la imagen de Bellatrix y mutó en ella. Repasaron una vez más los detalles. Mientras, los chicos se quedaron en el salón enseñando a Nellie a jugar al ajedrez mágico. Estaban bastante nerviosos y se sentían culpables por manipularla así, pero Tonks había conseguido hacerlos dudar. Cuando media hora después se escucharon los gritos de Lupin en el recibidor, los chicos corrieron hacia él.
-¡Marchaos de aquí, largaos! -gritaba el hombre-lobo- ¡Me han agarrado al aparecerme, marchaos!
Tras él se encontraba un auror de aspecto asalvajado que era compañero de Tonks y había aceptado hacerse pasar por un mortífago. Y a su lado una versión de Bellatrix absolutamente idéntica. Por mucho que conocieran la realidad, tanto Hermione como Harry gritaron del miedo, lo cual ayudó a su papel. La supuesta Bellatrix los inmovilizó junto a Lupin justo en el momento en que Nellie salía del salón a ver qué sucedía. Tonks imitó con maestría la sonrisa cruel de su tía. Sujetó la varita curva que habían transformado hasta convertirla en una réplica de la de la mortífaga y la miró. No hizo ningún movimiento más.
Nellie sintió como su corazón se detenía. Se quedó paralizada, abrió mucho los ojos y comenzó a temblar de la emoción. ¡Era Bellatrix, había ido a salvarla! Al otro mortífago no lo conocía, sería alguno de los nuevos. Tampoco lo miró mucho, no podía apartar los ojos de esa mujer a la que adoraba tanto. Era su cara, su ropa, su sonrisa, su varita... Una pequeña parte de su cerebro le advirtió que podía ser una trampa: casualmente la auror que no se fiaba de ella había desaparecido. Pero era Bellatrix, ¡estaba ahí, a pocos metros de ella! Le prometió que nunca la dejaría sola y había cumplido. Quizá había podido localizarla a través del anillo o algo así. La observó de arriba abajo aún sorprendida. Escuchó los gritos de los dos chicos y de Lupin apresados en el suelo y decidió que tenía que elegir un bando. Pese a las dudas, optó por seguir a su corazón y se echó a correr hacia "Bellatrix".
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