Capítulo 10

"Be... Bellatrix" gimió Nellie con voz ahogada mientras la bruja estrechaba su cintura junto a la suya y recorría su cuello entre besos y mordiscos. Le fallaba la respiración, le temblaba todo el cuerpo y sentía oleadas de emociones descontroladas recorriéndola. La bruja le desabrochó el corsé con una sola mano y la acercó a la cama sin despegar la boca de su piel.

-Bella... Por favor, no me hagas daño -susurró.

Al momento la bruja se separó y la miró confundida:

-¿No quieres hacer esto? Si no quieres, dímelo. Soy una asesina y todo lo que quieras, pero jamás he...

-¡No, no! -la interrumpió la muggle de inmediato-. ¡Claro que quiero! Es solo que hace muchos años que no... y con mi marido tampoco es que... Por supuesto que quiero hacerlo contigo, solo que si no te importa ir despacio...

"Claro que no" respondió la bruja con más seguridad de la que sentía. No había ido despacio en toda su existencia, vivía y actuaba siempre como si la persiguiera una manada de dementores. Pero estaba dispuesta a intentarlo por Nellie. Aún así, insistió, no quería que lo hiciese únicamente por complacerla:

-Podemos dejarlo para más adelante, Eleanor, si tú no te sientes...

-¡No, no! -repitió ella nerviosa- ¡Quiero hacerlo ahora, quiero desde que te conocí! Y llámame Nellie, por fa.

Para corroborar sus palabras, abrazó por la cintura a Bellatrix y la besó con ganas y necesidad. La morena le pasó los brazos por el cuello y no hicieron falta más palabras. Su compañera la empujó a la cama y la slytherin aprovechó para desabrocharle el vestido y sacárselo por los hombros. Dedicó un rato a observarla, era perfecta, ¿cómo era posible que habiendo estado con tantas brujas de sangre pura esa muggle despertara un deseo animal que no había sentido jamás? Y ojalá fuese solo el impulso carnal... Nacía en ella también un deseo de protegerla y cuidarla que la hacía odiarse a sí misma.

-Si algo no te gusta o te sientes incomoda me avisas, ¿de acuerdo, mi pequeña muggle?

Nellie sonrió y asintió. La bruja, sin dejar de contemplarla, le acarició la espalda para relajarla. Ver cómo los ojos de la temida mortífaga recorrían su cuerpo con indudable deseo aumentó bastante su seguridad. Por fin alguien apreciaba su ropa interior; en esa ocasión de encaje en rojo oscuro con pequeños lazos laterales. Se desabrochó el sujetador y se lo quitó con lentitud. ¡Y vaya si la bruja lo supo apreciar! "Joder...", murmuró sin ser capaz de apartar los ojos de aquellos enormes pechos que hacían un contraste maravilloso con su estrecha cintura, "Cómo te odio, muggle molesta, estás más buena que yo". La castaña rió aunque no estuviera de acuerdo y se inclinó para besarla. Bellatrix respondió acariciándole el muslo y perdiéndose en sus suaves gemidos.

Con lentitud, la slytherin deslizó las manos hacia sus pechos y empezó a masajearlos trazando círculos sin dejar de besarla. "No sabes cuánto tiempo llevaba deseando sobarte las tetas" susurró en su oído. La locuaz pastelera hubiese querido responder algo como que por qué diablos habían esperando tanto entonces; parecía sencillo, su escote solía estar bastante a la vista... Pero solo fue capaz de gimotear más. La morena interpretó que la respuesta era positiva, así que la giró para quedar encima y se sentó sobre su cintura. Nellie la miró con el ceño fruncido y protestó al ver que llevaba aún toda la ropa:

-Estás muy vestida.

La bruja sonrió, sacó la daga de su cintura y la dejó junto a su varita en la mesilla.

-Entonces desnúdame, Nellie -la alentó con tono seductor.

No necesitó que se lo repitiera dos veces. Le desató el corsé con experiencia y se deshizo después de los lazos traseros de la camisa. Buscó el cierre de la falda y se la sacó también sin problemas. El conjunto de lencería negra de seda hizo que todo su cuerpo sintiera oleadas de lujuria. Y ver cómo el fino sujetador apenas cubría el pecho de la duelista provocó que las bragas de Nellie empezaran a molestarle. "Quítamelo" ordenó la morena. Se apresuró a obedecer pero la bruja la frenó. "¡Eh, eh! Con las manos no" la amonestó todavía sentada sobre sus caderas. Su compañera se sonrojó ligeramente y se incorporó. Le arañó la espalda con suavidad y comprobó con alegría que el cierre era delantero. Hundió su cara en el canalillo -extremadamente profundo y apretado- y comenzó a mordisquear con entusiasmo.

La slytherin sentía cosquillas y escalofríos de placer recorriendo todo su cuerpo. A pesar de su ansiedad habitual, era agradable y excitante ir despacio con su nueva amante. Y aún más excitante era ver su cara hundida entre sus tetas y escuchar sus jadeos ahogados. Con torpeza probablemente deliberada, la castaña logró al rato que ambas quedaran en el mismo estado de desnudez. Bellatrix le levantó la barbilla y volvió a besarla. Nellie la atrajo hacia sí por los hombros para tumbarla sobre ella mientras sus lenguas se enroscaban. Ya en horizontal siguieron explorando sus bocas entre gemidos y manoseos. Cuando la falta de oxígeno se convirtió en un problema, se separaron. La bruja le volvió a mordisquear el cuello, le encantaba esa piel pálida e inmaculada.

-Háblame -susurró Nellie-, dime cosas...

Bellatrix entendió qué era lo que le ponía a su compañera y cuando hizo un alto en sus mordisqueos, no tuvo problema en complacerla:

-Mmm... -murmuró la duelista- Te voy a follar tan bien que ya nunca vas a querer salir de mi cama, solo desearás ser mi zorrita para siempre.

Nellie sintió que perdía la cabeza, descubrió que la excitaba mucho que le hablara así. No fue capaz ni de mostrar su aquiescencia. Estaba casi mareada después de tantos años sin que nadie le pusiera un dedo encima. Y además la mortífaga era tan sexy, tan espectacular... Estaba delgada pero fibrada, su cuerpo le fascinaba aún más que su magia. Mientras la sentía mordisquear su cuello, se esforzó por frotar sus cuerpos lo máximo posible. Viendo su necesidad, la bruja deslizó los pulgares en las bragas de su compañera y se las bajó. Nellie hubiese emulado el gesto pero no fue capaz de controlarse: empezó a restregar su cuerpo contra el de la bruja como un animal salvaje. Había algo en el olor embriagante, en su poder y en la locura que emanaba de Bellatrix que la reducía a su estado más primario. La bruja se dio cuenta y se quitó ella misma su última prenda.

-Así, frótate contra mí, pequeña, quiero sentir tus enormes tetas -ronroneó Bellatrix.

Nellie notó como la humedad de su centro discurría hacia sus muslos. "Las tuyas son más grandes" aseguró palpándoselas por primera vez. Nunca había tocado los pechos de otra mujer, la sensación era completamente nueva. Y se sintió muy estúpida por no haberlo hecho antes. Se las masajeó intentando no ser muy brusca (al fin y al cabo tenía experiencia amasando pasta...) y disfrutó al notar cómo los pezones de la bruja se endurecían. Se los retorció desatando roncos gemidos de placer que aumentaban la excitación de ambas mientras Bellatrix le arañaba el culo sin dejar de besarla. La castaña liberó los tentadores pechos de su compañera para frotarlos contra los suyos. Gruñía suavemente con un placer creciente cada vez que sus pezones chocaban y se arañaban.

Bellatrix acercó la rodilla ligeramente a la entrepierna de su compañera en un gesto tentativo. No pudo acabar el movimiento. Nellie apresó su pierna con fuerza y empezó a frotar su sexo sin ser capaz de controlar sus embestidas ni de pensar lo más mínimo. Aquello era placer en estado puro. La bruja notó cómo la pierna de la que ya apenas era dueña seguía siendo usada como vibrador y se dio cuenta de que cada vez recibía más fluidos. Eso le preocupó. Con extrema dificultad porque la castaña la tenía muy bien atrapada y se resistía a liberarla, logró separarse. Nellie gimió con cara de extrema angustia al perder el contacto con el cuerpo de su amante, le faltaba muy poco para llegar al orgasmo.

-Te vas a correr sin tenerme dentro y no quiero eso -le explicó la bruja-, tengo que ser yo quien te lo haga, mi pequeña zorra. ¿Entendido?

Nellie volvió a gimotear en protesta.

-Date prisa, por favor, estoy muy incómoda, necesito...

-¿El qué necesitas?

"¡A ti, a ti, fóllame ya!" respondió la castaña indefensa. A cualquier otra la hubiese hecho retorcerse de angustia antes de tocarla, pero a Nellie no era capaz de torturarla así; aunque se lo mereciera por volverla loca como nadie antes lo había logrado. La besó en la boca, bajó por el cuello y llegó por fin a sus generosos pechos. En cuanto su lengua acarició uno de los rosados pezones, se dio cuenta de que el cuerpo de su compañera era hiper sensible y sus tetas reaccionaban excesivamente a cualquier gesto. No sabía si era por naturaleza o por la falta de costumbre, pero resultaba adictivo. Bellatrix se rindió: efectivamente iba a correrse sin ella dentro. Se metió una de las tetas en la boca poco a poco, jugando con su comida antes de devorarla. Notó que al instante Nellie volvía a intentar frotarse contra su pierna. Paró de nuevo.

-No voy a esperar a bajar más porque quiero disfrutar de tus tetas y te vas a correr solo con eso. Así que cierra las piernas hasta que yo te diga, luego nos ocuparemos de llenar tu coño. ¿De acuerdo?

Porque no podía permitir que parara y confiaba en que cumpliera su palabra, la castaña cerró sus completamente empapados muslos. "Muy bien, pequeña" susurró la mortífaga en su oído. Seguidamente, volvió a meterse la teta en la boca mientras le presionaba la espalda para introducírsela más adentro. Con la otra mano se ocupó del pecho que quedaba libre. Lo apretó y magreó con experiencia empezando desde el exterior hasta llegar al pezón mientras Nellie jadeaba con pasión. Después de que su lengua jugueteara con el pezón erecto, la bruja cambió al otro pecho. Succionó con energía, sin dejar de frotar la otra con su mano libre.

-Bella, creo que...

No llegó a terminar la frase. Con Bellatrix aún chupándole las tetas y arañándole suavemente la espalda tuvo su primer orgasmo. La bruja continuó un rato disfrutando, lo hacía por ella, no por su compañera que ya seguramente ni la sentía, bastante esfuerzo le estaba costando respirar... Muy pocas amantes había conseguido que se corrieran con tampoco y desde luego ninguna era tan adorable como la muggle. Le acarició la mejilla y la dejó descansar hasta que juzgó que habría recobrado la consciencia de sus miembros. Entonces, se deslizó por su cuerpo y le abrió las piernas. Se colocó entre ellas y observó el producto brillante de sus esfuerzos. Con una sonrisa de satisfacción, la bruja empezó a lamer. Nellie se retorció nerviosa. Bellatrix le sujetó los muslos con firmeza. "Quieta. Esto me lo he ganado y me lo pienso comer todo" aseguró burlona. Su amante volvió a revolverse sin éxito mientras la bruja lamía con ansia disfrutando de su sabor entre dulce y salado.

-Sabes muy, muy bien, Nellie -le aseguró la bruja- ¿Tu marido no te limpiaba después de que te corrieras?

Lo preguntó de verdad, con interés. No entendía que alguien hubiese tenido ese cuerpo a su disposición y no hubiese disfrutado de cada centímetro. Pero por las reacciones que estaba obteniendo, le daba la impresión de que así era. Con vergüenza y extrema dificultad porque cada lametón aumentaba su placer, la castaña respondió:

-No... Nunca lo hizo. Aunque bueno, con él tampoco había mucho que limpiar...

-¿No? -respondió la bruja entre sorprendida y halagada- Entonces esto te va a encantar.

"No sé si..." empezó Nellie nerviosa. No pudo continuar porque Bellatrix pasó de lamer a besar y morder la cara interna de sus muslos. La muggle se sacudió mordiéndose el labio inferior para suavizar sus gemidos. En cuanto la bruja le chupó tentativamente el clítoris, sintió cómo volvía a humedecerse de nuevo. La mortífaga seguía sorprendida ante lo sensible que era su compañera, pero dio gracias por ser la primera que le mostraba los placeres del sexo oral. Chupó sus labios internos mientras le pellizcaba y apretaba su maravilloso trasero. "Tienes un culo perfecto, Nell" aseguró.

La castaña no entendía qué le estaba pasando, ¿su cuerpo siempre había sido así? Tenía la respiración entrecortada, sentía que iba a estallar, notaba un intenso hormigueo hasta los dedos de los pies y apenas era consciente de cómo sus muslos se empapaban cada vez más. En ese momento sintió que Bellatrix rompía levemente el contacto para mirarla y asegurarse de que estaba bien. Nellie no podía permitir eso y le hundió la cabeza en su centro. La mortífaga no estaba en absoluto acostumbrada a que nadie le indicara qué hacer en la cama.

-Eh, eh, las manos quietas, o tendré que atarte.

-No... -protestó ella exhausta- ¡Sigue!

-¿Te vas a portar bien? -preguntó trepando sobre ella.

"Sí, sí... ¡Venga!" respondió con dificultad. La bruja la besó en la boca y ella le devolvió el gesto notando con curiosidad su propio sabor. Bellatrix le acarició la mejilla con suavidad mientras la castaña la miraba entre la súplica y la adoración. "Eres tan bonita..." susurró la mortífaga contemplándola. Nellie se puso aún más nerviosa, estaba segura de que la ex presidiaria no solía tener esos gestos de afecto ni con su familia. La hacía sentirse especial, nunca nadie la había tratado así. Y sobre todo la hacía sentir que podría correrse solo con que la mirara de esa forma. No supo qué responder al cumplido. "Yo..." empezó nerviosa. Bellatrix bajó una mano a su entrepierna y empezó a deslizar su dedo con facilidad porque estaba empapada pero sin llegar a penetrarla.

-Dime qué necesitas -le ordenó la bruja mirándola.

-Ne... necesito... necesito que me...

Nellie no era una mujer tímida, pero nunca se había visto en esas circunstancias: con una mujer -casualmente una bruja- extraordinariamente guapa y sugerente desnuda encima de ella acariciándole la cara con una mano y el pubis con la otra. Nada en su vida la había preparado para aquello. Aún así mandó el pudor a la mierda, ¿no la detestaba la rubia estúpida por ser demasiado vulgar? Pues adelante.

-Necesito que me folles, quiero tenerte dentro de mí y que me chupes y me recuerdes que soy tu zorra y de nadie más -gimió con dificultad-. Pero... ve despacio, por fa, que llevo mucho tiempo sin... y además follas demasiao bien.

La bruja aguantó las ganas de meterle los tres dedos de golpe porque ella tampoco había estado nunca tan jodidamente caliente. Pero iba a ser suave, al menos esa vez. La calló comiéndole la boca y susurró: "Ya lo sé y te prometo que después de esto no vas a poder repetir esa frase. Y tranquila, como alguien intente quitarme a mi pequeña zorra, te juro que le sacaré el intestino por la boca". Nellie se dio cuenta de que ninguna de las dos estaban bien de la cabeza cuando ese último alegato casi hizo que se corriera. Al momento, Bellatrix le introdujo un dedo con cuidado -cuidado innecesario porque lubricación sobraba- y Nellie profirió un profundo suspiro de agradecimiento. La bruja esperó a que se acostumbrara e introdujo un segundo dedo. Los músculos de la muggle se contrajeron entorno a ellos y a la mortífaga casi le costó curvarlos y adoptar un ritmo para seguir estimulándola. La molestia inicial duró poco y la morena se aseguró de que enseguida se convirtiera en placer.

-Oh, Bella, ¡así, así! -jadeó la castaña.

La morena aguantó un rato más y cuando vio que le faltaba poco, los retiró. Antes de que su compañera pudiera protestar, volvió a deslizarse entre sus piernas y chupó bien la zona para despejar el camino. Después introdujo la lengua escuchando como la muggle repetía su nombre en bucle. Bellatrix tampoco podía aguantar mucho más: era su fantasía de las últimas semanas hecha realidad. Bajó una mano a su propio cuerpo y empezó a masturbarse metiéndose dos dedos con bastante brusquedad. Gimió a la vez que su compañera sin dejar de penetrarla con la lengua. Cuando ella también estaba cerca, con la mano que le quedaba libre -y con décadas de experiencia a sus espaldas- le introdujo dos dedos e igualó el ritmo que estaba siguiendo en su propio cuerpo. Añadió un tercero en ambas manos y succionó con fruición el clítoris de la castaña.

-¡Bella, me voy a correr!

Dicho y hecho. Bellatrix aguantó un poco más maniobrando en su interior mientras los fluidos salían sin cesar de su vagina y simultáneamente, sintió como su propio orgasmo la alcanzaba y la respiración se le entrecortaba. "¡Nellie, joder, Nellie!" gimió mientras se corría. Estuvieron así durante medio minuto. Bellatrix liberó ambas manos, volvió a lamer con entusiasmo a su compañera y cuando se dio por satisfecha, se tumbó junto a ella exhausta. Nellie se pegó a ella incapaz de abrir los ojos y cuando al fin lo hizo, la bruja la atrajo hacia sí.

-Me hacía ilusión hacértelo yo... -confesó avergonzada pero demasiado cansada.

-Duerme, Nell -sonrió ella-, mañana voy a seguir aquí.

-No quiero que te aburras conmigo...

-Podría correrme solo con mirarte, no haría falta nada más. He hecho de todo menos aburrirme, ¿vale? Me gusta ser yo la que haga sentirse necesitados y vulnerables a los demás.

La castaña sonrió, asintió y la abrazó con fuerza. "Vale, pero mañana te lo hago yo" aseguró. Antes de que Bellatrix pudiese responder, su compañera se había dormido víctima de la más absoluta extenuación.

Los primeros rayos del sol colándose entre las tupidas cortinas incidieron sobre los ojos de la muggle. Parpadeó varias veces para acostumbrarse a la oscuridad mientras se amonestaba internamente por haber vuelto a soñar lo mismo. No estaba bien fantasear con su amiga, secuestradora o lo que fuese. Luego se despertaba sola como siempre y eso aún la entristecía más. Sin embargo algo debía haber cambiado en esa ocasión... porque se dio cuenta que la bruja estaba desnuda y dormida entre sus brazos. Nellie experimentó una alegría inmensa y muchas ganas de gritar lo feliz que se sentía de repente. Pero se contuvo. Contempló a aquella mujer tan poderosa y temible. Parecía completamente inocente y frágil respirando suavemente junto a ella.

Sabía que la bruja tenía un sueño ligero tras su paso por la cárcel, así que procuró moverse despacio. Retiró la sabana con cuidado y contempló su cuerpo desnudo. Era perfecta, ni las chicas de las revistas eran tan guapas. Sin poder evitarlo, le acarició el pezón con el pulgar y disfrutó al ver cómo se endurecía. Retiró la mano y sintió que debía devolverle el favor. Bellatrix le había regalado la mejor noche de su vida con absoluta generosidad, así que ella podía intentarlo también. Se deslizó bajo las sábanas y le abrió las piernas con suavidad para colocarse entre ellas. Una vez ahí, empezó a besarle la cara interna de los muslos mientras le acariciaba las costillas. Evidentemente la bruja se despertó. A cualquier otro lo hubiese matado por el asalto y por molestarla, pero en esa ocasión le pareció adorable.

-Es una buena forma de despertarme -murmuró adormilada.

Se apartó el pelo de la cara y retiró las sábanas parar mirar a Nellie que se detuvo para sonreírle. La morena la atrajo hacia sí para poder besarla y acariciarle la espalda. La muggle disfrutó de su boca durante unos segundos y luego decidió que tenía que volver al trabajo. Con la voz aún tomada por el sueño, la bruja comentó: "Nellie, no lo hagas si no estás preparada, no tienes que...". Lo siguiente fue un profundo gemido al sentir como la castaña le chupaba el clítoris de forma tentativa. Quedó satisfecha con la reacción y respondió:

-¡Por supuesto que quiero! Solo que lo siento si lo hago mal... -se disculpó algo nerviosa.

Siguió deslizando su lengua por los labios internos de la bruja y cuando notó que estaba suficientemente lubricada introdujo un dedo con cuidado sin dejar de succionar su punto más sensible.

-Joder... Ahí, justo ahí, más fuerte.

Nellie obedeció. Aumentó el ritmo de su lengua y utilizó la otra mano para arañarle el culo. Cuando le pareció que necesitaba más, introdujo un segundo dedo y en cuanto el cuerpo de la bruja se acostumbró, añadió un tercero. Al igual que durante la noche, aquello le parecía mucho más natural que hacerlo con un hombre. Resultaba sencillo, agradable y más suave pero no por ello menos salvaje y pasional, era como si sus cuerpos se entendieran mejor. Siguió chupando y disfrutando de aquel peculiar y delicioso sabor alentada por los gemidos que la morena era incapaz de contener. Cuando notó que los músculos de la vagina se contraían sobre sus dedos y que la bruja iba a correrse, los retiró con cuidado. Al momento Bellatrix maldijo en voz alta y le ordenó que siguiera.

-Pídemelo. Pídeme que te deje correrte. Y di mi nombre -exigió Nellie.

La mirada de la mortífaga se llenó de odio. Eso nunca le había sucedido, siempre era al revés. Se planteó volver a llevar a su prisionera al calabozo y follarse a cualquier otro para calmar sus instintos. Odiaba sentirse así de vulnerable. Nellie se dio cuenta de que se había excedido y su mirada perdió seguridad y confianza. Abrió la boca para disculparse. Pero Bellatrix se apiadó de ella y de su candidez y por primera vez en su vida...

-Oh, Nellie, Nellie, por favor, déjame correrme -suplicó con voz sensual-. Necesito sentir tus dedos dentro de mí y...

No pudo continuar porque su compañera reanudó la tarea al instante con manos y lengua y a los pocos segundos, la bruja alcanzó el orgasmo gritando el nombre de su amante. Nellie siguió curvando sus dedos dentro de su cuerpo hasta que juzgó que había terminado y retiró la mano. Observó con curiosidad la sustancia brillante que la cubría y lamió con interés hasta que se limpió. Después hizo lo mismo con el cuerpo de la bruja hasta que se quedó satisfecha. Se tumbó de nuevo junto a ella y la abrazó. La slytherin, extenuada, murmuró:

-¿Habías hecho esto antes? Ya sé que solo has estado con tu marido, ¿pero con él habías...?

-No, claro que no. Era solo un mete-saca rápido una vez al mes hasta que se puso demasiado gordo para cualquier tipo de actividad.

Bellatrix intentó borrar la imagen de su mente. "En ese caso", respondió aún entre jadeos, "Te informo de que tienes un don aún mayor que el de la repostería. Y mira que me gusta el pastel de calabaza...". Nellie hundió la cara en su cuello con los ojos brillantes de la emoción. Por mucho que se desviviera por los demás, nadie le daba las gracias por nada, nunca le habían hecho un cumplido así. No quiso amargarse pensando en el futuro, decidió centrarse en que en ese momento todos los sufrimientos previos habían tenido su recompensa. Ninguna dijo nada hasta pasados unos minutos.

-¿Qué es este tatuaje? -preguntó acariciando su muñeca.

-Cuida, no lo toques -advirtió Bellatrix.

Le explicó la historia y la función de la marca tenebrosa. Si bien a la muggle le resultó bastante inquietante y siniestro, también consideró muy cómodo poder llamar a alguien solo con tocarse el brazo. Después la interrogó sobre su colgante de la calavera de cuervo, lo único que llevaba puesto en ese momento. La duelista le contó que fue un regalo de su Señor cuando superó las pruebas para unirse a los mortífagos con los mejores resultados jamás obtenidos.

-Es una joya única y además está hechizada con magia oscura para fortalecer mis poderes. No me lo quito nunca, moriré con él.

Nellie asintió y decidió respetar el silencio un rato. Estuvieron abrazadas en la cama durante unos minutos hasta que Bellatrix aseguró de mala gana que tenían que ducharse y desayunar para cumplir con la misión de su Señor. La muggle se negó, quería pasar el día sin moverse de ahí. La bruja le indicó que entonces Voldemort era capaz de personarse en la habitación para comprobar qué sucedía. A ella la mataría y a su lugarteniente la torturaría de todas las formas posibles. Ante esa imagen, a la castaña no le quedó otra que obedecer. La morena le comentó que en un par de días el Señor Oscuro tenía previsto un viaje por algún motivo no revelado. Tendrían mucho más tiempo para estar juntas entonces.

-¿Puedo ducharme contigo? -preguntó Nellie con mirada inocente- Para ahorrar agua y eso...

-No -la cortó la mortífaga empujándola hacia su habitación-. La idea es ducharme, no follarte bajo el agua durante horas. Mi cuñado y mi hermana tendrán que asumir el gasto de agua -comentó con ironía-. Dúchate y ven a desayunar.

-Vaaale... ¿Pero cuando vuelva seguirás interesada en mí? No quiero que sea otra de esas veces en las que tienes algún gesto bonito conmigo y luego actúas como si nada...

La morena la obligó a salir de su cuarto y le respondió que cuanto antes terminara, antes lo descubriría. Con el ceño fruncido la castaña tuvo que aceptarlo y se fue a su cuarto de baño. Disfrutó del agua caliente resbalando por su dolorido pero también exultante cuerpo y al terminar se contempló en el espejo. Pequeñas marcas rojizas de mordiscos y arañazos dibujaban en su cuerpo un mapa detallado de sus actividades nocturnas. Sonrió satisfecha y salió a vestirse. Eligió uno de los vestidos estilo victoriano que le gustaban, se maquilló y se hizo sus dos moños deshechos. En cuanto el elfo le dejó el desayuno, lo cogió y pasó a la habitación de su compañera que estaba terminando de vestirse.

Mientras le daba un sorbo al té empezó a perder la calma. No sabía que había significado aquello... ¿Bellatrix buscaba algo sincero y profundo como ella o solo quería sexo liberador? Por mucho que le gustase hablar y hacerle preguntas, no se atrevía a debatir ese asunto: demasiado miedo al rechazo. Y además quería estar en buenos términos con la bruja, desde el principio le atemorizaba que se cansase de ella o perdiese el interés y la devolviese a su mundo. Cuando la vio aparecer, tan noble e imponente como siempre, se revolvió nerviosa en su asiento. Así vestida y con su habitual expresión de arrogancia y burla le imponía muchísimo más. No supo ni qué decir.

Bellatrix se acercó a ella sin ninguna emoción visible en el rostro y le quitó la taza de la mano con poca delicadeza. Seguidamente, se sentó sobre sus rodillas y la besó con detenimiento durante largos segundos. Cuando terminó, se levantó, se acomodó en el otro sillón y se sirvió un bollo de canela.

-¿Eso te vale para saber que sigues interesándome? -preguntó con sorna.

-Sí... Durante diez minutos, luego tendrás que volver a recordármelo -informó la muggle.

La mortífaga sacudió la cabeza y desayunaron sin gran conversación. No era necesaria, existía entre ellas una intimidad completamente nueva para ambas. Cuando terminaron, Nellie cogió el bolso con las armas compradas el día anterior y se prepararon para bajar al cuarto de entrenamiento. Bellatrix la detuvo, sacó su varita y se dispuso a borrarle las marcas de su pasión.

-¡No! -la frenó Nellie-. Me gusta que estén para recordar que sucedió de verdad.

-Bueno... Te curo solo las que se ven, ¿vale? No podemos arriesgarnos a que nadie sospeche.

La muggle asintió sabiendo que tenía razón y la bruja sanó su cuello y su escote. Volvió a besarla para recordarle que seguía interesada y pusieron rumbo a la sala de prácticas. Resultó que no estaba vacía. Los hermanos Lestrange se hallaban inmersos en un duelo que apenas interrumpieron ni para saludarlas. La bruja les invitó a seguir y se colocaron en un lateral contemplándolos con interés. Nellie apoyaba internamente a Rodolphus incluso más que su mujer: seguía odiando a Rabastan por intentar robarle la capa que le regaló Bellatrix. Ambos eran duchos en el duelo y estaban muy igualados. Sin embargo, a la muggle le pareció ver que su compañera acariciaba la varita bajo la manga de su vestido sin llegar a sacarla.

Dos minutos después, Rodolphus cometió el error de lanzar una bombarda a su hermano un segundo después de que él ejecutara un desmaius. Ambos intentaron desviarlos a pesar de que con tan poco margen era casi imposible. Así lo comprobó Rabastan que quedó atrapado en la pequeña explosión provocada por el conjuro. Para sorpresa de ambos, en el último segundo, el desmaius pasó rozando la oreja del pequeño y estalló contra la pared. Con gran alegría, Rodolphus exclamó:

-¡He ganado!

-Sí... -respondió con recelo su hermano recuperándose del ataque-. Has desviado un hechizo casi imposible... Es casi como si tu mujer hubiese hecho trampas...

-¡Si ni siquiera tengo mi varita! -protestó la bruja alzando los brazos- Qué mal perder has tenido siempre, Rab...

Como no logró reunir pruebas acusatorias, la victoria fue definitivamente para el menor, que le guiñó un ojo a su esposa con una sonrisa cómplice. Despejaron y limpiaron la sala en pocos segundos y seguidamente Bellatrix empezó a conjurar lo necesario para las prácticas de tiro. Rodolphus se acercó para saludar a su invitada.

-¿Qué tal fue el paseo, Eleanor? -preguntó con su expresión encantadora.

-Muy bien, Mr. Rod. Bel... Madame Lestrange le lanzó un encantamiento desaparecedor a uno de los pavos reales del jardín y el resto intentaron atacarle porque notaban que pasaba algo raro.

El hombre se rió ante la imagen y estuvieron hablando un rato de asuntos similares.

-Ah, mira, te presento a mi hermano... -empezó el mago cuando Rabastan se acercó a ellos.

"Ya lo conozco" murmuró Nellie con frialdad mientras acariciaba la pistola con la que iban a practicar. La muggle había alcanzado un nuevo estatus e imponía mucho más temor a los mortífagos desde que corrió la voz de cómo mató a Shacklebolt. La seguían despreciando por no tener magia, pero como poseía armas aún más mortíferas procuraban evitarla. Rabastan, si bien no era un cobarde, tampoco era estúpido y sintió una ligera angustia. No dudó cuál era el motivo de su enemistad.

-Creo que empezamos con mal pie -se disculpó con calma-. Te aseguro que yo no te hubiera quitado la capa que te regaló Bella. Ella me pidió que me asegurara de que comías, pero en cuanto me la diste se la devolví para que...

-¿Y lo que me dijiste de que llevas toda la vida loco por ella pero se casó con el tonto de tu hermano? -preguntó ella con desconfianza.

Rodolphus y Bellatrix (que ya había terminado los preparativos) se cruzaron de brazos y lo miraron con gesto interrogativo. El hombre perdió el aplomo con bastante rapidez.

-Era broma, por supuesto... Era solo para intentar que reaccionaras y...

-Voy a pasar por alto el agravio hacia mi persona -respondió su hermano-, pero más te vale respetar a mi mujer o te torturaré... Es más, te torturará ella que se le da mejor -advirtió con gravedad.

El mayor repitió que no lo dijo en serio y el matrimonio lo dejó estar por una vez. Nellie tragó saliva, esperaba sinceramente que esa amenaza no fuese extensible a ella, le había hecho cosas bastante sucias a su esposa... Una vez terminaron las disculpas, se pusieron con la tarea. Los hermanos quisieron quedarse y a ellas no les importó. La muggle les explicó cómo funcionaban las armas, la mecánica básica y los consejos más importantes a la hora de usarlas. Después, hizo una demostración práctica. Bellatrix utilizó un hechizo insonorizador para que los disparos no sonaran demasiado. Por mucho que fuese un invento muggle, a los tres magos les fascinó, todos pensaron internamente que igual no les habían dado la credibilidad que merecían...

El problema vino cuando la bruja lo intentó. Por mucho que solo tuviera que apretar el gatillo, no logró hacer un solo disparo. Nellie, desconcertada, se colocó junto a ella y cubrió su mano con la suya. Colocó su dedo sobre el disparador y al momento la bala atravesó el maniquí con el que estaban practicando. Lo volvió a intentar la bruja en soledad y fue imposible. "Rod, ven aquí, prueba tú" le invitó la duelista desesperada. Sucedió lo mismo con ambos magos: el arma no funcionaba en sus manos, solo cuando la castaña les ayudaba.

-Tiene que haber alguna ley mágica o algo así -murmuró Rodolphus-, algún tipo de impedimento para que los magos no podamos usar armas muggles.

-Sí, es lo único que tiene sentido -reconoció su mujer.

-Qué lastima -se sumó Rabastan-, empezaba a interesarme lo de agujerear a gente... No sé si a nuestro Señor le agradará la noticia...

-Hay algo bueno en todo esto -replicó el pequeño mirando a su mujer con una extraña sonrisa-, nuestro Señor se dará cuenta de que ahora sí que necesita a la muggle de Belle.

Nellie sonrió abiertamente y la mortífaga se encogió de hombros como si le diera igual. Internamente había pensado lo mismo desde el primer momento. Casi prefería que fuera así. De lo contrario, en cuanto supieran usarlas más o menos, Voldemort volvería a ordenarle matar a su adorable y sexy muggle.

-¿Y los sangre sucias podrán usarlas? -preguntó Rodolphus.

-Ni idea, no tenemos ninguno para comprobarlo -comentó la bruja burlona-. Podemos ir a la biblioteca, igual hay algo al respecto.

-¡Cómo va a haber en la Mansión Malfoy un libro sobre muggles! -exclamó Rabastan.

-No sobre muggles -respondió su hermano-, sobre leyes generales, el Estatuto del Secreto o temas así que puedan explicarlo. Belle tiene razón, será mejor documentarnos antes de avisar al Señor Oscuro.

Estuvieron de acuerdo y partieron hacia la biblioteca de la planta baja. Todos menos Nellie, que no había visitado nada más que el sótano y su habitación y no estaba segura de que nadie la quisiera ahí. "Ven con nosotros" dijo Rodolphus pasándole un brazo por los hombros. Asintió con una sonrisa tímida y se dejó guiar. Por el camino se cruzaron con dos mortífagos que les dirigieron miradas de aversión.

-Rookwood y Jugson -explicó Rodolphus con desprecio-. Nos odian porque sospechan que Belle y Dol dejaron morir a Yaxley en la misión en Hyde Park. Nosotros cuatro siempre hemos estado muy unidos (a ratos también Lucius) y somos los favoritos del Señor Oscuro. Ellos tres eran la oposición y ahora solo son dos. Nos detestan por ello. Y porque mi preciosa mujer los crucia a la mínima ocasión, probablemente eso también.

La duelista aclaró que si los atacaba era porque le repugnaba que se dedicaran a violar a chicas durante las misiones, Voldemort no los había reclutado para eso. A Nellie le interesó mucho aquella lucha interna, pero no pudo preguntar más porque llegaron a la estancia deseada.

Por supuesto la biblioteca de los Malfoy era impresionante: de aspecto noble y vetusto, en maderas oscuras con varias alturas todo repleto de estanterías y cientos de libros. Nellie nunca había estado en un lugar así y le resultó fascinante. Desde luego no era comparable a la humilde Biblioteca que visitaba en su barrio... Se dedicó a curiosear entre los pasillos y hojear algunos volúmenes mientras los tres magos consultaban diversos manuales de magia. Quince minutos después, Bellatrix exclamó: "¡Aquí está!". El resto acudieron a la mesa sobre la que la bruja se había sentado y ella leyó en voz alta.

-Es uno de los anexos del Estatuto Internacional del Secreto añadido un par de siglos después de su redacción: "Ningún mago, independientemente de su estatus de sangre, será capaz de utilizar armas de guerra de origen muggle (quedando exentas las armas blancas) en aras de mantener el equilibrio entre ambos mundos. No obstante, para garantizar su protección, los muggles sí poseerán la capacidad de utilizarlas contra seres o individuos mágicos. Por este motivo, edificios singulares como el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería o el Banco Mágico Gringotts contarán con hechizos protectores que inhabilitarán su uso".

-O sea, que por poca que sea la magia que tengas en sangre, eso hace que sea incompatible la utilización de un arma -resumió el mayor.

La bruja asintió. Les tranquilizó pensar que los sangre sucia tampoco podían usarlas. Entendieron también que el hecho de que los muggles pudieran disparar a los magos no era por proteger al primer grupo, sino porque los magos no habían encontrado forma de impedirlo. De nuevo, su arraigada creencia de la inutilidad de la gente no mágica se tambaleó. Era evidente que si entraran en guerra, los magos morirían. Fue la bruja la que apretó su tatuaje para invocar a su Señor. Cuando apareció, le relató sus averiguaciones. Voldemort guardó unos segundos de silencio para procesar la información. Iba en contra de todos sus principios contar con muggles como aliados, pero también era consciente de que de no ser por ella la última misión habría fracasado y casi todos sus hombres habrían muerto. Así que por probar...

-De acuerdo, Bella. Ocúpate entonces de la muggle. Entrénala y enséñale lo necesario para que nos sea útil. Dile a tu hermana que le facilite libros para que adquiera algo de cultura mágica y lo que estime necesario.

-Por supuesto, milord -respondió ella al instante.

-Me marcho, tengo un viaje pendiente para revisar unos asuntos -añadió el Señor Tenebroso en un siseo-. Te dejo al mando, si sucede algo grave, avísame. No me falles, Bella.

"No lo haré, milord" respondió ella ejecutando una reverencia de despedida. En cuanto se fue, Nellie y los Lestrange que se habían mantenido en un segundo -casi tercer- plano, respiraron aliviados. La bruja sonrió a la castaña que se dio cuenta de que el Señor Serpiente le había encargado pasar más tiempo con ella. Su secuestro mejoraba cada día.

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