11
De algún modo, el día estaba brillante, lleno de buena brisa y un ambiente agradable para cualquiera que quisiese salir y respirar aire fresco.
O bueno, quizá era su buen humor.
Era de tarde y el menor aún no lo creía, y es que podía llegar a creer que Taehyung sólo estaba jugando.
—¡Jungkook! —Alegó Mook, y le pegó en la espalda con su libro gigante.
—¡O-oye! —Habló de igual forma y miró a su compañero.
—¡Yugy, Jungkook está más idiota y no sé la razón! —Informó al menor de los tres, el cual estaba en la cocina.
—Creo saber la razón —comentó, mientras se acercaba con una bandeja llena de bocadillos.
—¿Qué, qué es? —Preguntó, muy curioso.
—No es important-
—Llegó con Taehyung en la mañana y después de horas, volvió a irse con él. Nadie sabe la razón, pero se está especulando.
—¡¿PERO QUÉ?! —Gritó exaltado y se colocó de pie—. ¡CADA QUE NO VOY ES QUE PASAN LAS COSAS! ¡ASÍ NO SE PUEDE!
—Él y yo no tenemos nada —informó—. Por ahora —aseguró y de sus labios salió una sonrisa muy pícara.
—¿Ya te tolera? —Preguntó entre burlas el menor.
—Tendré una cita con él.
—¿Y esta vez sí lo sabe? —Preguntó Mook.
El azabache rodó sus ojos y asintió.
—Bien. —Mook dejó su libro a un lado, agarró un cuaderno y empezó a hacer garabatos en una hoja en blanco.
—¿Qué haces? —Enarcó una de sus cejas Jungkook.
—Duh, estoy planeando tus movimientos —informó, aún muy concentrado.
—¿"Mis… movimientos"? —Ladeó su cabeza.
—¿De verdad piensas que todo se da de forma natural? ¡Mira las películas! ¡El roce de manos en el bote de palomitas porque, según, estaban distraídos mirando a la gran pantalla!
—¿Eso en algún momento te funcionó? —Preguntó Yugyeom.
—Pero por supuesto que no —habló con obviedad—. Nunca he tenido una cita. —Hizo un mohín fingido.
—Entonces no le hagas caso a este idiota. —Rió Yugyeom.
—No lo haré.
—¡¿Por qué son tan malos?! —Chilló el peli-morado.
—¡Cállate y concéntrate! —Volvió a hablar el menor de los tres.
—¡Eres malo, Yugy!
Este negó, agarró el libro y continuó ayudándole.
Jungkook sonrió por lo sucedido y decidió continuar con sus cosas. Y es que realmente no esperaba casi nada por parte de esa primera cita, porque sí, para el azabache esa no sería la única. Él quería ir despacio y con mucho cuidado, intentando que con cada paso, el castaño se sintiese seguro de darlo y sin tastabillar en el intento.
Jungkook no quería errores.
El día de la cita había llegado; faltaban alrededor de dos horas y los nervios por parte de su amigo rubio, eran los más evidentes.
—¡Jiminie, déjame! —Pedía el menor.
—¡Vas a una cita, no a vender dulces en un microbus! —Regañó Jimin—. A ver. —Sentó al castaño en una silla y tomó una maquina para darle hondas al cabello.
—¿Y ahora qué haces? —Preguntó, al ver el artefacto.
—¿Crees que éstas preciosas hondas son naturales? —Preguntó con obviedad al momento de referirse a su cabello—. ¿Cómo crees que tengo a mi Yoongi embobado por mí, hm?
—¿Pero… no es mucho?
—Taehyung, vas a ir precioso pero sin tener la 'intención' de hacerlo —aseguró el mayor de los dos—. Confía en mí.
El castaño prefirió rendirse ante Jimin y dejar que este hiciera cualquier cosa con su cabello y con su ropa. Igual, Taehyung sabía que el rubio no era aquél que se detenía aunque le negasen las cosas.
—Por cierto, esas gafas feas me las dejas aquí.
—¡¿Qué?! ¡Pero Jimini-
—¡Lentillas de contacto o nada!
El momento había llegado, ya era la tercera bebida que el menor se había tomado debido a los nervios que iban en aumento cada que verificaba la hora en su reloj de muñeca. Ya habían pasado veinte minutos desde su llegada y su temor por ser plantado nuevamente, aún existía.
—Vamos, Jungkook —musitó para él—. Seguramente el tráfico está pesado. Sí, es eso. —Se convenció y agarró su bebida para seguir tomándola, mas se percató de que ya se había acabado.
—Siento la tardanza —se apresuró al decir el mayor, mientras se acercaba.
—Oh, no es nada. Acabo de llegar —mintió y se colocó de pie—. Igual, ya tenemos las entradas así que podemos evitarnos la ile- —Detuvo sus palabras y cerró su boca casi que de forma automática al ver a Taehyung.
—El tráfico estaba pesado y, bueno, aquí estamos. —Rió con algo de nervio, pero prefirió mentir en vez de decir que Jimin lo tenía capturado en sus sesiones de "pre-cita". —¿Jungkook? —Continuó y miró al menor.
—Ah-ah, sí. —Pestañó varias veces y tragó fuerte. —¿Ya deberíamos entrar? —Inesperadamente, se sentía muy tímido.
—¡Oh! —Habló nuevamente Taehyung—. Dicen que la película es muy buena, también dicen que el terror correrá por tus venas y te hará gritar como un bebé de dos añitos. —Mofó al momento de decir eso.
—¿Te gustan las películas de terror? —Preguntó Jungkook.
Si era así, habían empezado mal. El azabache esperaba algún abrazo debido al fuerte miedo.
—No, soy todo un cobarde —informó entre risas—. Si te dejo de gustar por esto, créeme, lo entenderé.
—Dudo que me dejes de gustar.
—¡Fu-fue un decir! —Chilló y adelantó su paso.
Jungkook rió y dejó posada su mirada en el castaño.
¿Sería capaz de decirle que se veía muy hermoso?
Después de comprar la comida y demás, los dos adolescentes entraron hasta la mega sala, tomaron los asientos en la última fila y se sentaron a esperar la función, la cual, después de un rato, ya había dado inicio.
—Odio… el suspenso —admitió el castaño, muy concentrado en lo que sus ojos apreciaban en la gran pantalla—. ¿Por qué simplemente no muestran lo que tienen que mostrar y ya? —Musitó y tomó palomitas del bote.
—Porque perdería la gracia de todo. —Rió bajo. —Esta clase de películas son ochenta por ciento de suspenso, y veinte por ciento de trama —aseguró—. Además… —Iba a continuar hablando, pero dirigió sus ojos hacia el castaño, el cual se encontraba totalmente concentrado y con su ceño fruncido. Dios sabrá si era por miedo o por como Jungkook, no estaba entendiendo el fin de nada.
Notó al castaño presionar fuertemente la parte que dividía los dos asientos y apretar sus labios en finas líneas.
Sí, estaba asustado.
—Jungkook… —Musitó por fin Taehyung.
—¿Sí? —Preguntó de forma natural, agarró su bebida y empezó a tomarla.
—¿Por qué… carajos se está yendo para el lado oscuro y no enciende los bombillos? —Preguntó, aún muy tenso.
—Porque segurament- —Detuvo sus palabras al escuchar la cantidad de gritos que aparecieron por una fuerte escena. Taehyung no fue la excepción, y además de eso, quitó el brazo que dividía los asientos y sin ningún tipo de vergüenza abrazó el dorso del menor. Jungkook se sorprendió hasta el punto de quedarse rígido y mirar la pantalla con unos ojos lo suficientemente expectantes para demostrar su shock.
—¿Ya… se quitó? —Preguntó, escondiendo su cara en su pecho, y abrazando muy fuerte al menor.
—No-no, ahí sigue —respondió con obvia mentira.
Taehyung después de unos segundos, decidió dirigir sus ojos a la pantalla, soltar un leve suspiro y mantenerse ahí, sólo que esta vez mirando en dirección a la película.
Y es que Jimin tenía razón: "El contacto rompe los momentos incómodos y da cabida a adquirir más confianza."
Al parecer el pequeño rubio era un genio.
El resto de la función continuó así; Taehyung preguntando cada que no comprendía la estupidez por parte de los protagonistas, y Jungkook más que gustoso respondiendo y aprovechando cada que en la película aparecían los momentos más 'terroríficos'.
Aquella motocicleta de Jungkook se había estacionado justo frente a la casa de Taehyung, el último nombrado se mantenía aún muy bien agarrado y con sus ojos cerrados.
—Taehyung —continuó Jungkook con una leve risa.
—¿Hm?
—Ya llegamos y… ya no estamos en movimiento —se burló.
El mayor abrió sus ojos, se mantuvo un rato así y al final bajó de ella.
—Taehyung —continuó el azabache y el nombrado le miró—. Muchas… gracias por todo —habló con sus mejillas levemente coloradas—. Estoy muy feliz.
Taehyung sonrió y negó con su cabeza. —Nos vemos mañana.
—Ah, sí. —Tomó su casco y volvió a ajustarlo en su cabeza.
—Jungkook —volvió a hablar el mayor y este le miró—. Me divertí mucho, yo… también estoy muy feliz —admitió por fin.
El menor sonrió en grande, miró al frente y relamió sus labios para finalmente decir—: Me quedaré en silencio y me iré a casa. Estoy que chillo de la emoción y no quiero asustarte —confesó, aún con una gran sonrisa dibujada en sus labios y finalmente se fue, dejando al castaño sólo en su terraza y también con una gran sonrisa que intentaba evitar, mas le era imposible.
Taehyung se sentía cálido, muy cómodo y finalmente, querido. Realmente no supo si estuvo bien ilusionarse ante lo que estaba pasando, pero admitía que ya era tarde. Más en la parte en que estaba dispuesto a intentarlo, porque a fin de cuentas, ya había pasado un disgusto muy fuerte en esa parte de su vida y había olvidado lo bien que se sentía tener mariposas revoloteando en todo su cuerpo por otra persona.
Y bueno, a partir de aquí, Taehyung ya estaba haciendo lo que en algún momento juró nunca retomar.
Fijarse en alguien físicamente muy atractivo y popular.
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