07

   Habían pasado días desde aquellas fuertes palabras que el castaño le había confesado a Jungkook. Este, antes de sentirse mal o por lo menos, intentar odiar al castaño por ser tan 'tosco' al momento de expresarse, lo único que surgió en él, fueron muchas dudas; todas intentando encontrar justificaciones a cada palabra.

¿Quién había sido capaz de hacerle tanto daño a Taehyung? ¿Por qué?

Esas eran las preguntas que surgían en su cabeza, mas ninguna tenía alguna respuesta clara.

—Tierra llamando a Jungkook —mencionó Mook, mientras le miraba y caminaba a su lado—. ¿Pasó algo? —Preguntó, muy curioso.

—Seguramente fue su rechazo número veintidós —se burló Yugyeom.

—Veintitrés —corrigió Jungkook. 

—Vamos, hermano. Anímate, al final encontrarás a alguien que sí-

—Taehyung me quiere —aseguró por milésima vez el azabache.

—Sabes, yo quiero a mi perrito Luis, y porque lo quiero, le doy de comer e intento velar por su salud —comentó Mook—. No sé tú, pero como que Taehyung tiene una forma muy perra de querer.

—Es que Jungkook es masoquista —volvió a burlarse el más alto.

El último nombrado, dirigió sus ojos hacia el portón de aluminio. Allí, se encontraba un Jimin bastante aburrido, mirando constantemente la hora desde su celular y haciendo pucheros, quizá, por estar mucho tiempo ahí.

—Hablamos mañana —se despidió sin decir nada más, y simplemente se acercó hasta el rubio—. Jimin H-

Este se asustó, miró al más alto e interrumpió al decir—: ¡Jeon Jungkook! ¡Soy un asco de persona, lo sé! —Chilló e inclinó su cuerpo exageradamente, en forma de disculpa—. ¡Lo siento! ¡No me golpees!

—¿Qué? —Cuestionó—. No… planeaba golpearlo. —Rió levemente.

—¿Ah… No? —Preguntó, e irguió su cuerpo—. ¿No estás… enojado?

—Ciertamente lo estoy —aseguró.

—Yo no tuve la intención de lastimarte. Fue un error y… realmente quiero enmedarlo —aseguró.

—Entonces, ¿puedo hacer algunas preguntas y me responderá de forma sincera? —Preguntó.

Jimin lo miró por un rato y ladeó su cabeza. —Depende.

—No es nada —aseguró Jungkook.

—Entonces está bien. —Sonrió el más bajo y empezó a caminar hasta la salida.

—¿No estaba esperando a alguien?

—Al idiota de Hoseok, pero seguro se quedó chismeando por ahí.

Jungkook rió.

—Entonces —continuó Jimin—. ¿Qué ibas a preguntar?

—Oh… —Habló Jungkook y mordió de forma leve su labio inferior—. Al final, Taehyung sí llegó —informó.

—¿Qué, de verdad? —Preguntó Park, muy sorprendido.

Jungkoon asintió. —Fue algo complicado, me dijo que estaba harto de que le buscase y bueno, lo entiendo, hasta cierto punto.

—Bueno, deberías.

—Pero al final, me dijo que le gustaba. —Sonrió complacido—. Lo admitió.

El rubio quedó boquiabierto. Comprendía a Taehyung, sus razones y constantes bajones de ánimo por la situación pasada, pero nunca creyó que Jungkook fuese capaz de derribar la barrera que este había creado en busca de protección.

—¿De verdad… te lo dijo?

El menor asintió. —Pero después empezó a llorar —mencionó, con su mirada perdida en un punto muy fijo—. Simplemente dijo: "Lo siento, pero no está bien sentirme así. No lo quiero". Fue la primera vez que uno de sus rechazos, de verdad, pudo dolerme. —Rió para no lamentarse al final. —Lo vi triste, y muy impotente.

Jimin simplemente se mantuvo en silencio, y empuñó sus manos en la correa de su mochila.

—Hoy quería hablar con él, no lo sé.

—No vino —informó el mayor.

—Sí, eso lo noté. —Volvió a reír el azabache. —El caso es… que tengo muchas dudas. —Se detuvo de inmediato e inclinó su cuerpo hacia el de menor estatura. —Por favor, pido que me ayuda a resolverlas.

—Jungkook, eso no es mi prob-

—Quiero a Taehyung —admitió, sin ningún tipo de vergüenza y en la misma posición—. Y el hecho de saber que le pasó algo, me dan ganas de golpear al responsable y dejar su cara dentro de un wc por cincuenta horas hasta que se ahogue. Quiero ayudarlo, quiero… quiero que me vea como a alguien confiable. —Respiró muy profundo el menor, mientras sentía cómo sus mejillas se coloraban. —Quiero… que Taehyung me quiera…

Jimin hizo una mueca, iba a hablar, más sus palabras se detuvieron mucho antes. —No… creo que Tae quiera que lo sepas.

—Estoy empeñado en volverme alguien importante para él, y ahora… juro que aún más. —Tragó fuerte y miró a Jimin de forma resignada. —Al final… valdrá la pena —aseguró.

El rubio lo observó, suspiró pesado y llegó hasta una banca para sentarse. —Me matará —dijo Jimin.

Los ojos de Jungkook se iluminaron y siguió al más bajo para sentarse justo al lado de él.

—¿Por dónde debería empezar? —Preguntó para él y después de decir aquello, sus palabras empezaron a fluir.


—¿Quién es? —Preguntó el castaño, bastante curioso y sosteniendo unas bolsas medio llenas.

—Mi amor. —Sonrió aquella persona, se acercó al menor y plantó un corto beso en sus labios. —Te presento a Miyuri, es mi compañera en la universidad.

La chica de ojos grandes, piel clara y cabello oscuro, sonrió. —Un gusto, Taehyung.

El menor la observó por un rato, devolvió la misma sonrisa y al final dijo—: El gusto es mío.

—¡Es muy cute! —Rió la chica.

Y es que el menor sabía que su chico era bastante conocido, se llevaba bien con todos y era visto como alguien popular. No lo veía raro, para nada. Por eso nunca dudó de él, ni de los dos.

—Tienes a un novio muy genial —informó Miyuri.

—Lo es —aseguró el castaño, mientras dejaba las bolsas en el mesón de la cocina.

—¡Ki-m Ta-e-hy-ung! —Alegó Jin, provocando que el menor saliera de sus pensamientos.

—Oh, ¿sí? —Preguntó.

—¡Los huevos, tonto!

Este se percató de que tenía un tenedor justamente apoyado dentro de la sartén de los huevos revueltos, iba a tomarlo, mas la temperatura lo hizo chillar y soltó el artefacto de inmediato.

—¡Hombre! —Se alarmó Jin, tomó la mano del castaño y la miró—. Sé que eres torpe en la cocina, pero estos días te has estado pasando —bufó—. No dejará marca —informó.

—Estamos a diecinueve de junio, Hyung —murmuró, mientras veía su mano.

—¿Qué hay con… Ah… —Hizo una mueca y negó—. No importa, Tae, demuestra que no lo hace.

Este tragó fuerte y apretó sus labios en finas líneas. —Aún… me importa —confesó.

—Es un idiota —continuó el castaño oscuro—. Simplemente es un idiota.

Taehyung asintió. —Yo también lo soy.

—¡A ver! —Interrumpió los lamentos el mayor—. ¡Hay que comer y este desayuno se ve delicioso!

—¿De verdad? —Preguntó, bastante ilusionado el castaño—. Ha de estar horrible…

—Pero lo hiciste tú. —Sonrió y empezó a servir. —Rápido, ve a sentarte, Tae. A ver si esos ánimos mejoran.

—Jinie Hyung —llamó el menor.

—¿Sí?

—Lo quiero, muchísimo —admitió entre sonrisas, y salió de la cocina.

Jin simplemente sonrió y continuó lo que hacía.

Y es que al final, éste siempre había resultado uno de los factores más importantes en la vida del menor. Comprensión y apoyo, fue lo que siempre recibió de su parte.


   Jungkook quería matar y comer del muerto. Jungkook simplemente quería agarrar a esa persona, golpearla hasta desconocerla y aventar su cuerpo hasta perros rabiosos.

¿Quién se creía? ¿Quién mierda se creía como para denigrar a Taehyung de tal forma?

El menor respiró profundo, decidió que lo mejor era centrarse y pensar todo con absoluto cuidado. Porque ahora que sabía, entendía por donde podía pisar y por donde no. Y el ayudarle a conseguir nuevamente algo de aprecio, era un buen inicio.

Taehyung merecía quererse, Taehyung merecía a alguien que supiera valorarle y sin duda alguna, Jungkook se veía como dicha persona.

Y es que el menor nunca había estado tan seguro de algo, como en aquél momento.


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