¡Uno!
Ubicación: Busan-Corea del Sur.
Jung HoSeok: Veintiuno (Edad Coreana).
▶•◁
Hoseok se escondió detrás de un arbusto escuchando los murmullos de los más jóvenes.
-¡Lo perdimos!-Les reprochó el pelinegro de mejillas regordetas.
-Ese hyung viejo si que sabe correr-Comentó uno de ellos con gracia.
¿Viejo? ¡Solo era cinco o cuatro años mayor que los mocosos esos!
Subió el arma a la altura de su pecho soltando un suspiro y apunto al oído del chico que lo había “insultado”.
-Viejo son los trapos-Murmuró entre dientes y presionó el gatillo.
El agua entró directo en el oído del menor haciéndolo chillar y retorcerse en el pasto.
-¡Me dieron, me dieron!-Gritaba fingiendo que lo habían dañado de verdad-¡Diganle a mi madre que la amo y quemen las revistas que están debajo de mi cama!
-¿Qué tipo de revistas?-El mayor salió de su escondite y se cruzó de brazos.
-He dado demasiada información-Logró escuchar antes de que los demás reaccionaran.
-¡Al ataque!-Otros cuatro chicos más salieron de sus escondites sorprendiendo al de pómulos elevados.
-N-Niños, nos les parece mejor...¿Una tregua?
Los varones empezaron a reír como si acaban de escuchar el mejor chiste antes contado.
-Hyung, usted propuso el juego, ahora rindase y entregué la mercancía.
-No les daré mi billetera.
-¡Pero usted quiso apostar!-Se indigno uno de ellos dando un paso hacia él.
Hoseok corrió como alma que lleva el diablo, detrás de él lo perseguían chicos de entre catorce y dieciséis años con pistolas de agua y bombuchas. La pesadilla de cualquiera.
Las parejas, familias y niños que se encontraban en el parque no pudieron evitar reír al ver como uno de ellos caía provocando un efecto domino.
-¡Tontos!-Les gritó Hoseok ignorando que solo eran unos adolescentes para luego también tropezar a causa de una pequeña roca-¡Ayuda, ayuda! ¡Creó que me he roto la pierna!-Su cara reflejaba terror y dolor.
-Oh hyung, es solo una raspadita-Miró a los costados buscando al emisor de aquella voz-Aquí arriba.
Levantó la cabeza encontrando a su dongsaeng sentado en una de las ramas del inmenso árbol.
-¡Jungkook, baja de ahí ahora mismo!-Lo reprendió-Como te caigas...
-No me caeré-Habló con calma y bajó de allí con elegancia-Ahora veamos que tenemos aquí.
Con sumo cuidado levantó un poco el pantalón de su hyung y revisó el pequeño moretón.
-No es nada, con un poco de hielo se te va a pasar.
Hoseok ya no se sorprendía ante las respuesta cortas y que te hacían sentir como un idiota al ser dichas con tanta obviedad y tranquilidad.
-A veces me haces sentir como si yo fuera el dongsaeng-Resopló cruzándose de brazos.
-Sólo te cuido como lo haces conmigo Hobi hyung-El más bajo lo ayudó a levantarse-Y también te ayudaré a acabar uno por uno a esos idiotas, no sabrán que los mojo.
Se reflejaba la determinación en sus grandes ojos, con rapidez buscó detrás del árbol un par de “municiones”-Globos con agua y varias pistolas con el mismo contendido-.
-¿Por qué tienes todo esto guardado aquí?
-Nunca sabes cuando estarás bajo ataque-Habló restándole importancia.
-Eres taaaan normal pequeño Kookie-Despeina su cabello recibiendo quejas del mencionado-¿Por qué no te gustan mis muestras de amor? ¡A todos les gustan!
-Tus padre, ni Mickey cuentan-Sonrió y con rapidez jaló a su mayor detrás del tronco al ver como un grupo de chicos se acercaba mientras se gritaban entre sí.
-¡Se nos escapó por tu culpa!
-¡Eso no es verdad! ¡Fue culpa de la Madre Naturaleza por poner una roca allí!
-Fue culpa de tus dos pies izquierdos-Lo cortó Jimin al castaño.
Mientras seguían discutiendo los otros dos pudieron utilizar el famoso factor sorpresa. Globos de agua caían como flechas desde el cielo, cuatro de ellos resultaron totalmente empapados y resignados se retiraron del “campo de batalla”.
Dos contra dos ¿Quién lo diría?
-Yo voy por JiHoon, hyung ve por Jimin.
El mayor asintió, pero Lee había sido mucho más rápido que él.
Un globo de agua impacto fuertemente en su rostro haciéndolo retroceder y caer ante su falta de soporte.
-¡¿Pero con qué derecho?!-Jungkook se arrodillo al lado de su cuerpo-¡Vengaré tu muerte y protegeré tu billetera!
Y contra cualquier pronóstico, Jungkook venció a los otros dos con agilidad y un poco de fuerza bruta...
-¡Casi matas al pequeño JiHoon!-Hoseok arrastraba de la oreja al guerrero.
-¡Pero lo hice por ti hyung!-Jungkook logró zafarse del agarre y se distancio un par de pasos de él para poder verlo a los ojos con seguridad-Nadie nunca debería de hacerle daño. Yo seré tu caballero de brillante armadura, y tú mi rey.
Los ojos de Hoseok se cristalizaron y su corazón golpeo con fuerza dentro de su pecho, Kook apartó la mirada mientras un fuerte color rojo se apoderaba de sus mejillas, acción que no paso de ser percibida por el más alto.
-¡Kookie es tan adorable, lo comería a besos!-chilló Hoseok atrayendo al menor hacia su pecho mientras este trataba de alejarlo sin tener éxito.
-¿Por qué eres así?
-Porque amas que sea así aunque no lo quieras admitir.
Hoseok volvió a retomar la caminata a la casa de Jeon sin esperar respuesta del mencionado.
-Tonto Hobi hyung-Refunfuñó y corrió para estar de lado de él.
-Hey, la otra semana vendrá mi hermana con noticias sumamente importantes de Seúl ¿Qué crees que sea?-Su tono de voz estaba recargado de emoción.
-No lo se, sólo esperemos que sean buenas noticias-Dijo sin prestar mucha atención al parloteo de Hoseok.
-¡¿Te imaginas que me hayan aceptado en la academia de danza?!
A los dos se les detuvo el corazón ante la idea.
“Mi sueño podría hacerse realidad.” Los ojos de Hoseok brillaron como dos luceros.
“Cinco años lejos de mi hyung. Cinco años sin poder ver aquella linda sonrisa.” Los ojos de Jungkook se aguaron.
-Eso sería...genial, maravilloso-El pelinegro luchaba para no sonar afectado-Oh, ya llegamos. Nos vemos hyung, gracias por acompañarme.
-¡Oh sí! Nos vemos...Kookie-Hoseok no pudo despedirse como es debido porque la puerta de la casa se cerró con bastante fuerza al punto de hacer vibrar las ventanas-¿Se habrá enojado por algo? ¡Tal vez lo jale con demasiada fuerza de su orejita!-Se horrorizó ante la idea y se fue para su casa con el pensamiento de llevar a comer unos helados al menor para que lo perdonase.
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