[01]
—Entonces eso es lo necesario para la procreación—comentó un hombre mayor de unos cincuenta años que tomó la tiza blanca para empezar a escribir en la pizarra, todos los alumnos anotaban rápidos y estaban pendientes de las clases de educación sexual, bueno, no todos porque Jeon Jungkook estaba muy bien distraído haciendo garabatos sobre su cuaderno, se había puesto unos pequeños audífonos inalámbricos que cubrirá con su pelo, escuchando música. Por otro lado había un segundo tipo que estaba como idiota contemplando al chico.
El ahora alfa de dieciocho años estaba emocionado, cuando se graduara de bachillerato, pensaba tomarse un año sabático para elegir su carrera con mucho cuidado. Dirigió su vista a la derecha, viendo a un omega de piel pálida muy hermoso y pelo blanco que le contemplaba y al ver que ambas miradas chocaron, el albino sonrió.
Min Yoongi le sonrió feliz y con un leve sonrojo en sus mejillas miró de un solo al frente ¡Su crush lo había noticiado!
Aunque para ser ciertos Jungkook solo le miró por la intensa mirada que atravesaron su burbuja mental. El alfa volvió de nuevo su mirada al cuaderno, terminando de dibujar su gran obra maestra, un muñeco de palos sobre una patineta.
Sí, su gran obra maestra que no tenía nada de lógica porque estaba dibujando por el simple aburrimiento.
—Kookie—llamó su amigo Min Yoongi susurrando en bajo—¿Quieres salir hoy conmigo a ver una película?—hizo una pausa viendo al frente, notando que el maestro seguía escribiendo algo en la pizarra—Dicen que está la de la liga de la justicia a las siete y media de la noche—comentó muy emocionado mientras hacía un puchero y juntó sus dedos para jugar con ellos con ellos. Jungkook sacó su celular bajo el escritorio, se quitó los audífonos y guardó aquello. Había medio escuchado lo que su amigo le dijo.
—¿La niña de la Leticia?—preguntó extrañado el pelo azabache.
—No...la liga de la justicia—dijo un poco nervioso mirando al frente para alzar más la voz, dado que había un pupitre en medio que lo separaba de su amor platónico.
—¿Qué la piña de la policía?—volvió a preguntar alzando también la voz.
Yoongi rodó los ojos tratando de calmarse en ese momento, era normal que el chico no le escuchara ni por cerca de bien, el profesor tenía una voz fuerte y había como dos metros por allí, de distancia.
—La-liga-de-la-justicia—deletreó con cuidado acercándose casi encima del otro compañero que estaba a la par.
—¿La-viña-de-la-injusticia?—deletreó Jungkook por igual acercándose un poco más y fingiendo no haber escuchado.
—¡La liga de la justicia, maldito sordo!—se levantó de un solo Yoongi golpeando el escritorio al perder por completo la paciencia.
Un pedazo de borrador cayó sobre la cabeza de aquel omega, quien miró al frente, percatandose que todos los alumnos habían puesto sus ojos sobre él, incluyendo al maestro. Se ruborizó a no más poder por la vergüenza, se sentó y levantó el libro para ocultar su rostro.
—Pues la liga de la justicia le daré yo por interrumpir mis clases—el hombre señaló en dirección de la puerta— ¡Afuera Min Yoongi!
El omega se levantó lentamente mientras los ojos de alfas betas, y omegas se cruzaron con los de él. Jungkook sonrió ladino, y cuando el chico pasó a su lado, le tomó la muñeca, para susurrarle en bajo.
—Bien, nos vemos—le guiñó el ojo y el albino sonrió, soltando un suspiro de alivio, salió con orgullo por la puerta. Castigado; pero tendría una cita con Jeon Jungkook, y si se pudiera o se daba la oportunidad ¿Lograría algo más?
Cuando la hora del receso se hizo, Jungkook comía solo en una mesa. Se le conocía por tener un malhumor y también por ser un inmaduro y busca pleitos, preferían no acercarse y no tener problemas con aquel jovencito.
Abrió la tapa de su lonchera encontrando sobre el arroz con kétchup escrito: "Que lo disfrutes, idiota". El rostro del chico tomó un rojo de la cólera—¡Idiota eres tú, omega horripilante!—su corazón estaba muy agitado, casi encolerizado—Vas a verlas Hoseok, de esta no te salvas—le dio varios golpes a la mesa; pero tenía hambre, por lo que resignado agarró el tenedor y empezó a comer.
Jung Hoseok empezó a correr cuando el menor ya había llegado de sus clases, buscando una salida y salvarse de la furia de aquel chico.
—¡Juro que fue error de dedo, quise poner patriota!—se defendió el omega mientras corría a su cuarto, al llegar se encerró.
Jungkook empezó a tirarse contra la puerta, soltando fuertes gruñidos, pasó a su lado animal, arañando la madera.
Hoseok pasó con dificultad la saliva: ¿Era su fin?
Acomodó un mueble, lo pegó a la puerta y se sentó en la cama con el corazón cerca de la boca mientras el rugido del alfa se hacía presente, la había liado; pero no creyó que el cachorro se pusiera tan temperamental, realmente la pubertad le estaba dando de puta madre. Cada día el ya no niño, se hacía más fuerte, así como el malhumor de los mil demonios por igual.
¿Qué hizo para merecer eso?
Jungkook dejó de golpearse contra la puerta cuando un olor se hizo presente, olía a quemado. Hoseok también lo olió.
¡Maldita sea, la comida!
Salió del cuarto, abriendo la puerta de un solo y golpeando sin querer en la nariz al joven alfa, para cuando se percató, quiso tirarse una carcajada; pero si se quedaba a reírse, la casa desaparecería al ser consumido por el fuego.
Corriendo llegó a la cocina, apagando el fuego, por suerte, solo había sido el almuerzo que preparaba para el chico.
Bueno, al menos todavía es masticable, podría dárselo al engendro para que le dé una buena...diarrea.
Con aquellos pensamientos para nada infantil, tomó un buen pedazo de aquello, poniéndolo sobre un plato, listo para servirlo. Jungkook se asomó por la cocina, viendo una pasta café un tanto extraña.
Incluso su mente la censuró como en las animaciones.
—No piensas que me comeré eso—pronunció lleno de preocupación el menor.
—Bueno, sería una buena pasta ¡Si alguien no se le hubiese ocurrido matarme a media cocinada no más llegó!—le respondió molesto poniendo más pasta—Ahora...solo come—sonrió sarcástico para poner aquel plato en la isla.
—No lo haré—dijo alejando el plato.
—Bueno, no lo hagas, sería magnífico que te mueras de hambre—murmuró en bajo lo último.
—¿Dijiste que me muera de hambre?—preguntó frunciendo el ceño
—No—negó rápido—dije fuera enjambre.
—Eso no tiene sentido—afirmó Jungkook entrecerrando los ojos.
—Tu nacimiento tampoco y no me quejo—pronunció ya muy molesto llenando un vaso con jugo de manzana—ahora come o muere—le ordenó poniendo el vaso de fresco a un lado del plato de Jungkook.
¡Intoxícate, intoxícate!
—prefiero morir—dijo el menor haciendo un berrinche.
—¡Oh eso sería un favor del mundo!—pronunció feliz—pero me pagan para mantenerte vivo, así que come.
—Si no te pagaran...no me cuidarías ¿cierto?
—Obviamente: no dinero, no cuidar—enarcó una ceja para cruzarse de brazos— Además, tampoco hay alguien que te aguante. Incluso, podría irme a cuidar otros niños que si me aprecien, maldito engendro—Jungkook al escuchar aquello, hizo mala cara. Hoseok tomó su taza de café que minutos antes se preparó antes de que llegara Jeon Jungkook—No tengo que seguir diciéndote lo cuanto me desagradas, alfa repugnante.
—¿Alfa repugnante? Tú sigues siendo un omega soltero a los 28 años, porque eres horripilante, ni siquiera atraes a un alfa—le respondió Jungkook tomando su tenedor para meterlo en aquella pasta de apariencia desagradable.
—¡Ay, como me duele!—respondió con mucho sarcasmo el omega, poniendo una mano en la frente y fingiendo tristeza—¡Se caerá el mundo por el dolor!
Jungkook tragó duro viendo la pasta. Hoseok podía cocinar rico, eso lo admitía; pero esa comida no le abría ni por cerca el apetito, suspiró cansado.
—¡Dije la verdad, admítelo!
—Oh dioses, aquí vamos de nuevo, mocoso. Me vienes diciendo eso desde tiempos atrás—dijo Hoseok con mucho sarcasmo para darle la espalda al menor—Con esa actitud cualquier omega huirá de ti, ninguno quiere a su lado a un alfa que solo es puro músculos y cero cerebro, parece que tienes más grande lo de en medio que tu inteligencia.
—Pues para tu mayor información ¡Justo hoy en la noche tengo una cita con un omega! Y...¿Cómo sabes de mi-...—el chico bajó la mirada a su entrepierna y luego subió el rostro—¡Eres un pervertido me has espiado!
Hoseok casi escupió el café ante aquel comentario, no lo sabía, fue una palabra salida no más, para compararlo de lo idiota y poco táctil que era. Frunció el ceño, bajando con disimulo a la entrepierna del chico, para luego desviar la mirada.
Sí claro, seguramente también la tienes pequeña y por eso eres imbécil.
—Pequeño pene, también como un conejo, te queda de maravilla ese apodo—dijo sonriendo sarcástico, Jungkook se atorsonó, tosiendo mientras dirigía una mirada aniquilante a Hoseok—Ups, se me salió un pensamiento en alto. Ahora, si el engendro desfigurado ya está complacido, déjame leer—el chico se fue alejando— ¡Suerte en tu cita!
Espero que te de retorcijón y te tires un buen pedo en medio de tu cita, maldito.
Hoseok no era idiota, él ni por cerca tocaría aquella comida, sobre todo cuando ni siquiera había terminado de cocer bien la pasta y ponerle los últimos ingredientes. Así como Jeon Jungkook lo jodía por los cielos, él no era un omega que se dejara y le hacía también la vida a cuadritos al mocoso.
Así habían cohabitado todos esos largos años, cuando era pequeño Jungkook, solía morderlo en un estado de berrinche. Una vez incluso casi le arrancó carne, dejándole una marca en el brazo, Hoseok por reacción lo tiró contra la mesa, creando en el menor una pequeña cicatriz en la herida, que ahora el alfa la relucía diciendo que fue al pelear con un pitbull.
Aunque en el interior de su mente, Hoseok creía que el menor había quedado lo suficiente atontado por el golpe, dando historias que no eran. Ahora que lo recordaba, creyó que tal vez la media idiotez de Jungkook era su culpa.
¡Pero él volvería a tirar a Jeon Jungkook contra la mesa si ese engendro le mordiera el brazo de nuevo!
Por supuesto, los señores Jeon estaban tan encantados con Hoseok, que le creyeron su falsa historia que el niño de seis años, corriendo se golpeó con una piedra. Regañando al menor por el descuido y advirtiéndole que no corriera por el jardín cuando era la época de lluvias. El niñero bailó en su cuarto de la felicidad cuando supo que se había ganado la confianza de los padres del malcriado niño.
Y Jungkook se la agarró contra él cuando supo que no tenía control sobre ese omega, aunque el joven usaba su voz de alfa, Hoseok parecía inmune. O bueno, eso aparentaba porque Jung Hoseok le daba un gruñido de regreso y molesto, no le hacía la comida.
Y como el chico no sabía cocinar o se quedaba sin comer, o se servía cereal con leche.
Mientras comía Jeon Jungkook analizó por mucho tiempo porque ese omega, no era como los demás y la verdad, no encontraba una respuesta en sí. Cuando era pequeño sus padres le daban todo, si quería un juguete, se lo daban, si pedía ciertos zapatos de la marca mas cara, se lo daban. Cuando era pequeño, estuvo acostumbrado a ser el consentido, que le dieran todo , que el mundo girara alrededor suyo, y todo eso se rompiera cuando llegara alguien que le valía un bledo su mandato, eso le colmó sus sentidos del dominio a Jeon Jungkook.
Jamás pudo con ese omega ¡Todos se rendían a su pie, es decir, era el heredero de una gran empresa! ¡Una de las familias más rica de aquel país! ¿Por qué su niñero era inmune a él?
Jeon Jungkook no lo comprendía y seguía sin hacerlo a pesar de los años.
Hoseok leía una novela, estaba fascinado y ya era más tarde, su hora de descanso había llegado. Unos pasos en el segundo piso, que iban de un lado a otro lo hicieron salir de su armoniosa lectura, suspiró cansado y como si fuera de pura joda, los golpes contra el suelo aumentaron.
Hizo caso omiso, pasando la página para seguir leyendo.
¡Paciencia Jung Hoseok, no lo mates, no lo mates!
El sonar de alguien bajando las escaleras se presentó.
—¿Has visto mi camisa negra con puntos blancos?—preguntó el pelo azabache contemplando al pelirrojo.
—Soy tu niñero, no sirvienta de casa—bueno, aunque la verdad que hacía de todo en esa casa. El omega volvió a concentrar su vista en el libro. En eso frunció el ceño al percatarse de la mala combinación de ropa que el pequeño alfa se cargaba—¿Vas a una cita o hacerle de payaso?—preguntó sorprendido mientras se sentaba—pantalón verde, zapatos rojos, realmente eres un desastre niño. ¡No es ni por cerca navidad! Así ahuyentaras al omega de tu cita—dijo burlón, pero luego volvió acostarse para seguir leyendo su libro.
—Hablo en serio ¿Dónde está mi camisa?
—De seguro lavándose, que se yo, o la habré tirado por lo fea que era.
Jeon Jungkook le sacó la lengua, en eso concentró su mirada en el libro que el omega leía, ese tipo todas las noches se ponía a la 8:00 pm en punto, a leer.
—¿qué tanto lees? Se supone que eres mi niñero, estás a mi cuidado.
—¡Oye, tienes dieciocho año y suficiente razonamiento para saber que debes aprender a cuidarte solo. Cuando te cases ¿Cómo vas hacer?—se sentó de un solo—¿Piensas que tu pareja será tu criada o qué? Cuando eras pequeño no podías cuidarte, tenía que ayudarte. Es más, ni siquiera se porque sigo trabajando como un niñero, no es sano a estas alturas, ya eres un adulto—pensó en algo, agarrando un tono burlón—¡ah claro, los sirvientes de la casa también han huido a través de todos estos años! y la paga es buena, necesito vivir, la vida es dura—se recordó para volver su vista a Jungkook—¡Soy Jung Hoseok!—se pegó en el pecho de forma dramática— respiró con profundidad para luego decir en rápido—A.K.A Hobi, solecito naciente de esta casa y la última esperanza de tus padres.
—¡Tu realmente tienes una lengua filuda! no me respetas.
—La que me sirve para ponerte en tu puesto ¿No tenías una cita?—le recordó sonriendo sarcástico.
Jungkook apretó la mandíbula, resignado subió de nuevo las gradas para buscar una camisa cualquiera. De todos modos era de noche y no es como si aquel omega se fijara como iba vestido, iban al cine, no era la gran cosa.
Hoseok dejó el libro sobre el sofá, se sentó pensativo. Contempló el reloj, era de noche. Jungkook no tenía permitido salir a esas horas y si empezaba la película tarde, el chico estaría llegando pasadas las 10 ¡Ah, no, él no se desvelaría esperando a ese mocoso!
Pero si lo mataba un carro sería libre ¡Pues mucho mejor! Si no fuera porque...
Y allí el dilema de su culpabilidad, no podía dejar que el heredero de una gran empresa muriera ¡No quería ir a la cárcel por negligencia!
Rodó los ojos, porque el maldito: Si no fuera, que traía consecuencias.
Tomó el teléfono marcando el número de la señora Jeon, aquellos padres andaban fuera del país, solían salir de viaje demasiado, ya que tenían otras empresas alrededor del mundo. Hoseok sonrió esperando que contestaran, se contempló sus uñas, maravillado de que el brillo le hicieran ver hermosas y resaltara, dando un toque llamativo.
Se escuchó un: Hola del otro lado.
—¡Buenas noches señora Jeon! su hijo dice que tiene una cita, pero yo ya le dije que no tenía mi permiso, es muy noche. Me preocupa que le suceda algo malo. Pero él se molestó, incluso me tiró agua encima, diciendo que yo no era nadie, que un omega no mandaba a un alfa—contempló el libro que leía y sonrío ladino—También tiró mi libro favorito al agua—pronunció levantándose para tomar aquel libro.
Hoseok se dirigió al jardín, encendió el chorro y agarró la manguera.
Jungkook bajó la escaleras corriendo mientras se terminaba de poner su camisa y cambiarse de atuendo, diciendo y dándose los mayore ánimos que estaba decente para su cita. Cuando pasó por el jardín notó a Hoseok mojando el libro que pasaba leyendo, incluso juraba que era una de las mayores posesiones de aquel niñero.
—¿Pero...qué haces?—preguntó el alfa desconcertado.
—Tú madre quiere hablar contigo—dijo Hoseok girándose para entregarle el celular al pelo azabache mientras mantenía una espléndida sonrisa.
Jungkook tomó aquel aparato sin comprender—¡Jeon Jungkook, estás castigado, no tendrás salidas por dos meses!—gritó aquella mujer y de repente la llamada colgó. Hoseok silbó tranquilo para subir las escaleras muy feliz, su plan le fue de maravilla. En cambio, un joven alfa, dejó caer aquel aparato al suelo.
Su primera cita, y el maldito niñero se la había arruinado.
¡sobre todo cuando un hermoso omega se lo había pedido! ¡Un omega como Min Yoongi!
Jeon Jungkook entrecerró los ojos mientras apretaba sus puños, eso no se quedaría así ¡Por supuesto que no, buscaría las mejores de las oportunidades y echaría por fin a Jung Hoseok!
Entonces la pequeña guerra dormida que ambos se tenían dio inicio.
Un Jeon Jungkook que estaba decidido a echar de la casa a ese insoportable niñero y Jung Hoseok, que al final de cuentas, se mantenía bajo esa casa, por la orden de los padres del niño.
Ah, y la buena paga, por supuesto. No money, no life.
¿Quién iba ganar esa guerra de rivalidades?
Hola solecitos, decidí que publicaré 2 caps por día, muchas gracias a quienes están dando oportunidad a esta nueva versión, como pueden ver, solo hay pequeñas cosas que he cambiado y otras que he agregado, el rumbo de la historia será la misma, teniendo esencia de la la primera, aunque habrán parte que se agregarán y se llenaran los vacíos que habían en la novela pasada.
En serio, se que han venido poquitos :c pero muchas gracias por el apoyo y sus comentarios que son mi energia, los quiero mucho.
[Cualquier error de ortografía, redacción, avisad por favor, esto se corregirá cuando el fanfic pase a edición]
¡Recuerden el lema de la familia!
∞ Somos Sol que calienta; pero no quema 7w7r ∞
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