[29]

Hoseok ingresó a la oficina de su jefe y encendió el televisor del mayor, quien cerró el folder que leía, su ceño se frunció al ver en la televisión a Gong Ji-chul, que había salido libre de cualquier cargo que se le había impuesto, Hoseok hizo una mueca.

—Ese maldito, aún con todo la evidencia...quedó libre.

—Los hombres de poder siempre lograran librarse de alguna u otra forma—afirmó el rubio mirando de mal humor aquella televisión.

"Soy un hombre libre e inocente, esas acusaciones a mi persona eran falsas, el juez me ha absuelto de todo cargo. Soy un hombre conocido en este país, es normal que muchas mujeres quieran aprovecharse de mi estatús y acusarme de cargos falsos" habló aquel tipo por la televisión.

Hoseok golpeó la silla de la molestia y Jin solo miró con seriedad la situación.

—¿Habrá amenazado a las victimas o las calló con dinero?—preguntó Hoseok—¡Ese tipo-...

—No podemos hacer nada al respecto, hicimos lo que pudimos.Juntamos evidencia y todo pero ves...así son las cosas en este país. Por cierto ¿Estás listo para esta tarde de conmemoración? no puedes faltar.

—¿Por qué debo ir? quiero descansar, ayes estuve revisando unos archivos, pasar de ser agentes secreto a estar en un escritorio, es de nuevo radical en mi vida.

Jin rió un poco divertido.

—Bienvenido de nuevo. Por cierto, ayer senteciaron a esa chica Moon, no fuiste al juicio a escuchar el veredicto final—Hoseok se cruzó de brazos—. Fue sentenciada a 15 años, tal vez no es mucho; pero pasará un tiempo allí adentro.

—¿Qué hay de esa chica Hyuna?

—Le dieron dos años—afirmó Seokjin, tomó su folder y lo abrió—. Bueno, ambos casos han sido cerrados.

—Ya terminé lo que me tocaba hoy, asi que me retiro.

—¿Tan temprano? y yo que pensaba darte otros informes.

—No gracias, tengo una salida y más tarde debo venir a esa conmemoración—Hoseok se puso unos lentes y en eso sacó un papel y lo puso sobre el escritorio de Kim Seokjin, el rubio frunció el ceño viendo aquel papel—, hay una buena cafeteria a unas tres cuadras, es nueva, un café puede cambiarle el día. Nos vemos mas tarde jefe.

Dicho aquello el pelirrojo salió de aquella oficina cerrando la puerta tras sí. Vio a lo lejos a Jungkook el cual ya lo esperaba y le saludó, sacudiendo su mano con suma diversión. Hoseok le guiñó el ojo y ambos ingresaron al ascensor mientras conversaban sobre que lugar podían visitar para almorzar.

Kim Seokjin miró aquella tarjeta, frunció el ceño para ver el nombre de la cafeteria: "¿fifteen roses?" un nombre bastante intersante y único, miró el enorme papeleo y luego vio en dirección del reloj que se mantenía en aquella blanca y larga pared. Un café nunca estaba de más ¿Cierto?


Moon se encontraba comiendo sobre aquella mesa de la cárcel en la que la habían metido en la noche anterior, iba estar encerrada allí por muchos años y esa vez ya no estuvo su padre para salvarla como antes lo hizo. Cuando se iba meter un poco de arroz a su boca, alguien golpeó su bandeja, el objeto salió volando, la chica vio su comida en el suelo.

Alzó el rostro viendo a una Kim Hyuna de ahora cabello corto, quien sonrió ladina.

—Hola pequeña Moon—miró a su alrededor, notando la mirada de las otras presas sobre la nueva—, parece que eres bastante popular.

—¡Como te atreves-...—la chica alzó la mano para darle una bofetada; pero Hyuna la detuvo a tiempo.

—¡Yo no soy tu maldita perra!—gritó molesta—y aquí estás sola, no tienes a nadie...quedaste sola al final. Todas tus amigas están muertas, lo que mal empieza, mal acaba.

—Alejate de mí.

Hyuna tomó del cabello a la chica, quien pegó un grito asustada.

—¿Por qué no le damos una calida bienvenida a la nueva? este lugar te encantará, está lleno de perras como tú.

Dicho aquello la pelirroja hizo un gesto a unas chicas, las cuales se fueron acercando a Moon, ella empezó alejarse con temor, se giró y una chica más alta que ella la detuvo y la empujó al suelo, Hyuna se cruzó de brazos mientras veía como las reclusas empezaban a golpear a la nueva, la ahora rubia de cabellos rizados, ofreció una sonrisa mientras enrollaba su pelo en su dedo indice con suma satisfacción.


Jungkook y Hoseok se sentaron en la mesa del restaurante que habían reservado para comer esa tarde, el pelinegro ofreció una sonrisa y juntó sus manos mientras veía al pelirrojo buscar lo que pediría.

—¡Bienvenidos al restaurante Nevilú para gente guapa como tú!—exclamó la mesera con una gran alegria—¡Mi nombre es Panfila Pancracia Gumercinda Panquesitos y los estaré atendiendo!

Ambos miraron a la chica con extrañeza al escuchar aquel nombre tan único, ofrecieron una sonrisa para bajar su mirada de nuevo al menú.

—Quisiera un espaguetti alfredo y una sprite—pidió Hoseok—¿Qué tan grande es el plato?—preguntó curioso, ella hizo un tamaño con sus manos, el agente afirmó—, perfecto, eso sería.

—¿Y usted, joven?—preguntó la chica viendo al de cabelleras negras.

—Yo quisiera un fetuccini alfredo, porfavor—pidió Jungkook—Y una coca-cola light—agregó de último.

—¡Con mucho gusto! ¿Algo de entrada?

—No, así estamos bien—afirmó el menor.

La chica de cabellos cortos, tomó los menú y se fue ya con la orden de aquellos clientes. Jungkook volvió su vista hacía Hoseok con un poco de pena.

—Padre salió libre esta tarde—comentó el menor.

—Lo sé, lo vi en la televisión...¿Cómo te sientes al respecto?

—De mi parte, no quiero tener contacto de nuevo con él, renuncié a la empresa familiar.

—¿Hiciste qué?

—Estudié una carrera que tuviera que ver con empresas para sastifacer los deseos de mi padre y familia, era el siguiente elegido para tener la empresa.

—¿Y quién quedará a cargo entonces de todo eso?

—Mi primo, Seojoon. Yo en cambio seguiré mis instintos y trataré de cumplir ese sueño que siempre tuve de niño.

—¿Cúal era tu sueño?

—Ser un tatuador—afirmó divertido—, soy bueno en el arte.

—Me esperaba cualquier cosa; menos ser un tatuador—Hoseok rió un poco—. Entonces estaré viendo como te conviertes en el mejor.

—Jung Hoseok—le llamó por su nombre completo—, Hace un mes que empezamos a conocernos realmente, a lo largo de estos dias, semanas, estuve pensando que de verdad quiero quedarme a tu lado, envejecer contigo y cumplir nuestro sueños juntos. Se mi pareja, mi novio...andemos.

Hoseok se ruborizó y rascó tras su cuello.

—Pensé que ya andabamos—dijo divertido.

Jungkook volvió a reír afirmando con un movimiento suave de cabeza.

—¿Y qué pasará ahora con tu trabajo? tienes una conmemoración en la tarde, felicidades por tu ascenso como Jefe, ya podrás tener tu propia unidad.

—Sí...algo así, aunque Namjoon y yo decidimos trabajar juntos aún, ambos seremos los jefes de nuestra propia unidad, nos tocará enseñar a los nuevos, serán dias largos.

Jungkook sacó del bolsillo de su pantalón una pulsera, tomó la mano de Hoseok y se la acomodó con sumo cuidado, el pelirrojo quedó maravillado por aquella joyeria, subió su rostro enfocando su mirada en el más joven. El pelinegro mostró su muñeca, dejando en claro que era una pulsera de pareja.

—Se que es algo simbolico y todo; pero...es una muestra de mi amor, Jung Hoseok.

—Nunca pensé que ibas terminar así—afirmó el pelirrojo, hablando con ternura al final.

El más joven sonrió espléndido y sus ojos se cerraron de la felicidad, el mayor se enterneció ante aquel gesto, tomando la mano de su joven pareja para acariciar con sutileza.


Namjoon se encontraba poniendo un cuadro en la pared del nuevo apartamento que había comprado junto a Kim Taehyung, ambos habían decidido irse a vivir juntos, no querían perder el tiempo y sabía que su relación iba más allá que amigos. El castaño dejó de mover el sofá un tanto cansado, miró a su novio.

—¿Aquí está bien?—preguntó el menor pasando un pañuelo por su cuello al sentir el sudor.

—Hmm, no creo, mejor déjalo por aquella pared—pidió el moreno para seguir en lo suyo.

Taehyung soltó un largo suspiro de pesadez ya que había estado moviendo los muebles de un lado a otro, mientras el mayor le indicaba donde podía ponerlos o dejarlos, aunque Namjoon iba poniendo los detalles, como cuadros de pintura, jarrones o alguna decoración extra, barría trapeaba para dejar impecable el lugar. Cuando el menor terminó de poner el sofá en el lugar indicado se tiró cansado viendo casi borroso.

—¿Y...así?—dijo casi sin aire.

Namjoon lo miró y esta vez le dio el bueno, dejó lo que hacía, tomando un vaso con agua que estaba sobre una mesa, se fue acercando a Taehyung y se lo entregó, el menor lo tomó rápido empezando a tomar como si hubiera pasado semanas sin beber algún liquido.

—¿Crees que se ve bien ese cuadro allí? la pared es grande y este es pequeño, tal vez debería poner uno mediano.

—Yo creo que está bien—comentó Taehyung terminando de tomar el agua, miró al mayor—, ¿A qué horas vendrá después de su conmemoración?—hizo un puchero—¡Estaré muy solito esas horas! ¿Qué haré yo aquí solo y aburrido? deberiamos adoptar un perro, por lo menos no la pasaría tan mal.

—No seas drámatico, solo me iré dos o tres horas.

—¡Imaginese que en ese tiempo me suceda algo, me caiga o golpee la cabeza, entre un ladrón o que se yo! ¿Quién estará para defenderme y ayudar?

Namjoon agarró la mejilla derecha del chico quien hizo un puchero algo adolorido.

—¡Tienes-demasiada-imaginación! no te pasará nada, aquí es seguro, tienes mi número para cualquier emergencia, cuandro regrese y si no estás dormido o cansado...—le puyó con diversión la punta de la nariz al menor—, podemos hacer el amor.

—¡Si!—exclamó con alegria.

—¡No dormiré, no lo haré!—el castaño se levantó para dar saltos de alegria mientras se dirigia a su cuarto.

Namjoon sonrió con ternura, contempló el reloj que se mantenía en la pared y recordó que debía sacar su traje especial para la ceremonia que habría esa tarde, sería una reunción de conmemoración, ingresarían nuevas personas y en el edificio se acostumbraba a darles la bienvenida.


Cuando la noche cayó, Hoseok y Namjoon se encontrarón en el salón de la reunión indicada, ambos miraron a su lados viendo a los nuevos. Jin se mantenía a lo lejos conversando con algunas personas importantes, llevando su traje de Oficial de alto rango, Hoseok le dio suaves golpes a su amigo para llamar su atención, el moreno le miró y al ver un gesto del mayor señalando donde su jefe, la mirada del chico se enfocó en el rubio.

—¡Vaya, parece otra persona con ese traje!—comentó Namjoon.

—Quien lo viera, no pensaría que es un maldito tirano...podres de aquellos que les tocará como jefe, por suerte nosotros ya seremos jefes de nuestra propia unidad, este ascenso nos ha ido de maravilla ¡Podre mandar a esos niñatos como quisiera!

—No lo harás—le habló con tranquilidad Namjoon.

—¡Hay que ser un poco mano dura con ellas, un poco de temor no está mal!

—¿Quieres ser Jin 2.0?—interrogó el otro dando una sonrisa plana.

—No.

Ambos se fueron a sentar en sus respectivas sillas, que estaba a la par mientras la ceremonia empezó, hablando el presentador con suma alegria, Jin se sentó y se giró para buscar a los dos chicos, los vio a lo lejos, conversando entre ellos y por alguna razón un deja-vu se le hizo presente.

—Pero Jin sigue siendo nuestro jefe—susurró en bajo el moreno.

—¿En serio? pensé que nos habiamos librados de él.

—No, seguimos bajo su mandato. Si desee ordenarnos algo, aún puede.

—Ah...pensé que porfin me podía divorciar de él ¿Por qué demonios aceptamos estar en su unidad?

—Nos amenazó.

—Maldito—sentenció..

Es así como queremos darle estas medallas de honor a Kim Namjoon y Jung Hoseok por su arduo trabajo como agentes especiales—habló el presentador alzando el rostro.

—¿Ya te diste cuenta que hoy entraron mas mujeres? eso es bueno, son mas feroces que algunos hombres—comentó Namjoon.

—¿Qué da si hay mujeres o no? el lugar sigue siendo una basura, debería ya renunciar, la prostitución nunca es tarde.

—Kim Namjoon y Jung Hoseok—volvió a llamar el presentador a ambos agentes.

Jin puso los ojos en blanco mientras esperaba sobre la tarima a sus dos agentes, notando como la mirada de todos estaba sobre aquellos dos, escuchando de lo que hablaban y esperando que también pararan de conversar.

—¿Puedes creerlo? en serio que ganan más que uno, en una noche hacen $300  dólares en una sentada ¡Guau! que ovarios—reclamó Namjoon.

—¿Por qué seguimos siendo agentes, no nos equivocamos de profesión?

Kim Namjoon y Jung Hoseok, se les pide subir.

Ya no podemos, tenemos pareja...sería faltarles el respeto.

—¡Que mas da, yo mantendré a la mia!—exclamó Hoseok—¡Seré su puto!—rió divertido.

Kim Seokjin tomó el microfono para dar unos golpes, todos cubrieron asustados sus oídos, el rubio se acercó con una cara muy seria.

—Par de idiotas, suban al estrado—comentó ya cansado Kim Seokjin de todo aquello. Unas risas no se hicieron espera

Hoseok y Namjoon vieron a su alrededor, hasta ese momento se percataron de la mirada ajenas, apenados empezaron hacerse espacio entre aquellas sillas, maldijeron en bajo y avergonzados. Subieron las escaleras con mucho nervios para luego ponerse frentes de Jin sin comprender porque los habían llamado.

—Sus medallas de honor, han ayudado mucho a este lugar y al mismo tiempo, hicieron un buen trabajo como agentes secretos—Kim Seokjin tomó la primera para ponerla en el saco de Hoseok, luego tomó a Namjoon e hizo lo mismo—. Ahora, uno de ustedes tiene que decir algo.

Namjoon giró de un golpe a Hoseok y lo puso frente al microfono, se hizo atrás escondiendose. El pelirrojo abrió y cerró la boca notando de nuevo aquellas miradas sobre él, suspiró. Debía tranquilizarse, pensar en las palabras correctas.

—Cuando ingresamos a este edificio y unidad, mi amigo y yo solo eramos unos novatos que habían tenido suerte y recibimos una medalla de agradecimiento. Estar aquí de nuevo me recuerda a esas memorias pasadas...—había un descomunal silencio. Hoseok relamió sus labios—. Cuando se nos asignó este caso, ninguno de los dos estaba muy felices que se dijera.

—Así es—afirmó Namjoon metiendose y se alejó de nuevo.

Hoseok le miró con el ceño fruncido tomando de nuevo el microfono.

—Es decir, eramos hombres que teníamos pensamientos que nuestros padres nos inculcaron..."Si actuas como una mujer, no eres masculino" teníamos esa cultura del "Macho", masculinidad fragil. La primera vez que usé tacones, fue una tortura...no los aguanté y apenas llevaba pocos minutos cuando mis piernas ya estaban cansadas...¿Por qué demonios las mujeres tienen que usar estos zapatos tan incomodos cada día? los hombres vamos tranquilo, nuestras piernas no se cansan, no debemos tener miedo que el tacón sea tan delgado que nos hagamos un esquince en nuestro pie ¿No?

Algunos hombres rieron divertidos, Hoseok suspiró.

—Les parece divertido, pero es lo que sufren las mujeres cada dia, usar zapatos incomodos para estar "presentables" porque así lo exigen en las empresas, usar faldas muchas veces incomodas y pegadas, maquillarse para estar "Bonitas"...incluso tienen que aguantar como cada día que salen a la calle habrá siempre un tipo que le falte el respeto y le tiré un "Piropo,"

—Solo son muestras de halagos—habló uno un tanto divertido.

—Para los hombres eso es lo que pensamos, porque lo hemos visto toda nuestra vida con normalidad, pero para ellas no, lo odian, lo detestan, tienen miedo, es acoso...¿Qué es nuestra cultura? ¿Acaso no se puede cambiar y mejorar? No porque algo este normalizado, significa que esté bien.

—¡Exacto!—interrumpió Namjoon a lo lejos.

Hoseok volvió a ver a su amigo con rostro serio.

—Llegará el dia en que no importará estas peleas de sexos que vivimos en nuestros tiempos—hizo una pausa larga para tomar un poco de aire, el pelirrojo luego agregó—.Debemos recordarnos que al final de cuenta: "Todos somos humanos y merecemos respeto y amor", gracias.

Un fuerte aplauso se empezó a escuchar proveniente de los presentes. Jin sonrió con sumo orgullo y se cruzó de brazos, Namjoon miró a Jung Hoseok también con alegria, el pelirrojo frunció el ceño y en eso pudo ver la imagen de su hermana, sentada sobre una silla vacia, la cual le ofrecía una sonrisa y también aplaudia como diciendo lo orgullosa que estaba de él, el pelirrojo cerró sus ojos y luego los abrió, alzando su rostro al techo de aquel salón.

Cuando llegó la hora de la cena, muchos conversaban entre ellos, Kim Seokjin se acercó a sus dos agentes.

—Que buen discurso, te agarraste tiempo; pero valió la pena. Ahora tendrán sus propias unidades, si llegan a necesitar ayuda, me la pueden pedir. De todas formas, sigo siendo su jefe.

—Gracias por todo—afirmaron ambos con una gran sonrisa—¡Señor!

—Aysh...dejen de hacer eso, no me pongan en ridiculo.

—Yo se que nos ama en lo profundo de su corazón—afirmó Hoseok sonriendo y dejando a la vista sus hoyuelo de la comisura de los labios.

—Extinganse, insectos horripilantes—siseó el rubio y dio un sorbo a su champagne para irse alejando de aquel par.

Namjoon y Hoseok se contemplaron, entrelazaron sus brazos para hacer un brindis de amistad, luego bebieron de la champagne.


Era ya las 9 de la noche, Seokjin había dejado temprano aquella fiesta para ir a tomar una bebida caliente, deseaba liberarse un momento de todo ese ajetro, asi que optó por pasar a esa cafeteria que Hoseok le dijo. El rubio abrió la puerta de aquel lugar—¡Buenas tardes, bienvenido a la cafetería 15 rosas!—gritó una chica bastante tierna a lo lejos, Jin solo afirmó y se fue a sentar a la mesa de la esquina, suspiró viendo los carros pasos, dado que optó donde estaba la gran ventana, para distraerse un poco.

—Buenas tardes, bienvenido—habló una voz a su derecha, entregando un menú y lo puso con cuidado sobre la mesa.

Seokjin miró a su derecha al escuchar aquella calmada voz, ya que quería ver quien era la persona que lo atendería, al reconocer el rostro de aquella persona, se quedó sorprendido.

—Cabo Kang Joon—susurró el rubio con suma sorpresa.

El tipo que lo atendía se sorprendio al reconocer al rubio, una suave sonrisa se formó en su rostro.

—Han pasado muchos años...ya eres todo un hombre, Kim Seokjin—comentó aquel tipo con un poco de anhelo.

—¿Por qué usted está aquí?

—Es mi cafeteria—afirmó el tipo—soy el dueño.

—El nombre de Quince rosas—comentó extrañado tratando de recordar un poco al hurgar aquel nombre.

—Fue de esa vez de San Valentin que te dieron quince rosas, se veían muy hermosas contigo. Se que ya pasó muchos años y todo eso; pero...supongo que son recuerdos que aprecio mucho.

Ambos se miraron por varios segundos, teniendo en sus memorias aquellos recuerdos de su juventud, Seokjin se sentó con cuidado y miró al frente, sacó el papel que Hoseok le había entregado y lo giró leyendo lo que atrás decía: "Dicen que las segunda veces no sirven; pero si las cosas están destinadas...no importa como; pero se dará."

El rubio rió divertido y guardó aquel papel para volver su vista en su primer amor de la juventud—¿Te invito a un café?—preguntó el mayor de cabelleras oscuras, el rubio afirmó con lentitud y el dueño se sentó frente a él para empezar a conversar con suma tranquilidad y luego empezar a reir ante los recuerdos de su juventud.

Lunes-9-mayo-2022:

¡Ya mañana martes es el último capitulo! gracias. todos por sus comentarios y apoyo a lo largo de esa polvosa historia ¡Un besote!

¡Recuerden el lema de la familia: Somos Sol que calienta; pero no quema!

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