[07]

Jin suspiró al ver aquel nuevo sujeto en su sala de interrogación. Su delineador negro le creaba una mirada más cargada de salvajismo, sin embargo, su carita de bebé, le quitaba todo eso. El jefe de policía solo enarcó su ceja derecha, mientras mantenía el folder abierto, tomando su lapicero de la derecha.

—Park Jimin, no es la primera vez que la policía te atrapa, habías estados en otras estaciones por lo visto y tienes 5 fichas por prostitución, si sabes que es ilegal ¿Cierto?—el de cabellos rubios contempló al chico de enfrente—,eres muy joven—comentó pasando el informe que le había llegado, frunció el ceño y después cerró aquel documento en mano para apoyarse en la silla.

—Oficial—comentó Jimin con un tono bastante divertido, alzó las manos mostrando las esposas—¿Cuánto tiempo más me tendrá atado?—hizo un puchero.

Jin rió con sarcasmo.

—Acostumbrate, serán tus nuevas compañeras por cuatro horas y una celda con el suelo frío hasta que alguien pague la fianza, si nadie te la paga, tendrás una cárcel donde podrás ir y dar tus servicios gratuitos.

—Escuché rumores que el jefe del departamento de policías e investigación era un hombre viejo y malhumorado; pero no creí que fuera tan guapo, tengo cierta debilidad por los patanes.

Jin entrecerró los ojos ante aquel tono cargado de libido que el chico menor que él, estaba utilizando.

—Lástima—dijo cortante tirando el folder a la mesa, mostró un anillo—, sigue buscando a otro más.

Jimin apretó los labios. Jin se levantó de su asiento para dirigirse a la puerta.

—Por favor...haré lo que sea; pero no quiero estar en la cárcel.

Jin se acercó lo suficiente al rostro ajeno con una sonrisa ladina.

—Dicen que estás vinculado con el cártel de la mafia coreana...—susurró suave—Kangpae Jopok...pero no se ha encontrado la suficiente evidencia para vincularte con ellos y que podamos meterte en la cárcel y desear que te pudras.

Jimin rió divertido al escuchar aquello.

—No metas las manos en fuego. jefe Kim SeokJin—susurró con un tono cargado de sorna—mejor juegue conmigo.

Jin tomó la mano de Jimin y se la empezó a torcer, el chico soltó un grito de dolor, le contempló con ojos cargados de ira.

—Mira muñequito, te tengo una propuesta. Un año de cárcel por prostitución ilegal , que te paguen una fianza, que alcanza los miles de wones, si es que tienes alguien que vele por tí ...u, convertirte en nuestra pequeña paloma mensajera—dijo soltando la mano del menor para tomarlo de la barbilla y alzarla.

Jimin tembló ante aquellos ojos penetrantes cargados de poder. Sintiendo una fuerza interna y casi emoción sexual saltar dentro de sí.

—Me gusta más la parte de palomita mensajera—dijo casi entre gemidos.

Jin lo soltó, tomó el archivo y sin decir más salió de aquel cuarto. Jimin mordió el interior de su mejilla, frunciendo el ceño.

¿Qué, el tipo le había dicho todo eso y ahora lo dejó tirado allí no más?

Un policía ingresó minutos después, quitando las esposas.

—¿Y tú jefe?

—Tiene cosas más importantes que atender a un chico como tú—comentó aquel hombre con suma seriedad—así que...te daré todos los detalles, y si algo sale de tu boca sobre este trato, piensa mejor quién saldrá afectado.

Jimin salió de aquella oficina, con el hombre que lo tomó de ambas manos para llevarlo a otro lugar. El menor contempló a lo lejos a Jin, que conversaba con un hombre de buen vestir y algo mayor. El rubio miró a su izquierda, dando una mirada corta y de poca importancia al castaño. Park Jimin casi rió con amargura.

A pesar de su plan, parecía que Kim SeokJin no sería una presa fácil y un hombre al cual le derrumbaría su carrera, el también tenía un trabajo que hacer.


Hoseok soltó un bostezo y salió del cuarto para dirigirse a la cocina, en busca de un vaso con agua. Notó la puerta de la casa abrirse de un golpe que lo hizo dar un respingo, se acercó a pasos lentos y justo cuando iba dar una buena patada al intruso, Jin encendió las luces, deteniendo a tiempo aquella pierna que se alzó a buena altura, si no fuera por sus perfectos reflejos, Jung Hoseok le pudo proporcionar un golpe en su rostro.

—¿Jefe? ¿Qué hace aquí?—preguntó sorprendido el pelirrojo bajando la pierna.

—Es muy tarde para ir a mi casa, además, quiero descansar, tengo sueño.

Jin se tiró al sofá, desabrochando los primeros botones para después aflojar su corbata, se recostó soltando un fuerte suspiro. Hoseok cerró la puerta, bajo llave, el recordaba haber puesto la perrilla bastante protegida.

—¿Cómo es que usted entró-...—Jin levantó su mano, mostrando unas llaves—, debí suponerlo.

—¿Y Namjoon?

—Debe estar durmiendo.

—Bien, dormiré en tu cuarto.

Hoseok no pudo negar aquello cuando el hombre ya se iba casi arrastrando a su cuarto. El pelirrojo cerró y apretó los labios, llenando de paciencia su mente y queriendo enfriar sus pensamientos de no darle una fuerte patada a su jefe en media noche.

Cuando llegó a su cuarto, Jin incluso le había quitado unos pantalones de dormir y se los había puesto como si fueran suyo. Jung Hoseok abrió y cerró la boca al percatarse que el hombre incluso estaba en medio de la cama, agarrando un buen espacio. El pelirrojo bufó.

—Jefe, no es por ser mala onda; pero...necesitaré que se mueva.

—Duerme en la esquina, eres delgado y compacto. Si me rechitas, te bajaré el sueldo.

—¡La cama toda suya, no se preocupe, ya veré como me acomodo!

Hoseok puso los ojos en blanco, cerró la puerta del cuarto e ingresó a la cama, haciendo espacio lo posible.



Jeon Jungkook soltó un fuerte bostezo y se estiró cuando la alarma dio su hora de aviso, se bajó de la cama, sin arreglarla, se dirigió al baño para darse su buen baño con agua tibia, se detuvo en medio al ver a una rata en medio del marco de la puerta que le impedía el paso. El joven CEO apretó los labios.

—Debe ser una jodida broma, maldita rata.

La rata se puso en dos patas y empezó a correr en dirección de Jungkook, el hombre pegó un grito y se giró sobre sus talones en cámara lenta. La ayudante de casa al escuchar un desgarrador grito, salió de su cuarto para agarrar la escoba que estaba cerca, se fue a zancadas en dirección de cierta puerta, abrió de un golpe la puerta, con toda escoba y pala, justo cuando sus ojos se enfocaron en aquel animal y en su jefe saltando sobre la cama, dando gritos muy agudos, sonrío feliz.

—¡Hoy sí, pequeña embustera!

La rata dio un enorme salto para tirarse sobre la cama de Jungkook y en ese entonces la chica, ofreció un golpe con su escoba poderosa de cien madres. El chico se quedó en un profundo silencio con los ojos bien abiertos.

—Hani, nos vamos a mudar de casa.

—Este es un apartamento, jefe.

—No cuando hay ratas—suspiró— ¿De dónde demonios salen esos animales?—chilló horrorizado, se bajó de la cama ya cargado de valentía y bien hombre respetable que era.

—Escuché por allí, ya sabe cómo son los chismes y rumores, esos si que vuelan más rápido que las viejitas sacando sus sillas para ver a las personas pasar en el barrio-...

—Hani, ve al punto importante.

—Bueno...que la vecina de abajo—señaló al suelo con las cejas enarcadas—, tiene un criadero.

—¡Perfecto, empaca todo hoy que nos vamos mañana!—dio un golpe seco con sus palmas y se dirigió al baño—¡Hoy será un gran día!—comentó moviendo los hombros, para hacer un paso adelante, paso atrás, sacudir sus caderas y cerrar consigo la puerta del baño.

La ayudante de casa frunció el ceño, agarró a la rata, que solo había quedado atontada por el golpe y suspiró.

—Ya se le metió el chamuco—comentó chasqueando la lengua para después salir de aquel cuarto y dejar aquel animal rastrero en algún lugar, muy lejos de allí.



Hoseok abrió con lentitud los ojos, Jin igual, ambos se contemplaron por breves segundos, sus rostros estaban pegados, sus labios por igual y en algún momento de la noche, se quedaron abrazados como garrapatas. Hoseok tenía ambas piernas rodeando la cintura de su jefe y las manos de Jin se mantenían posadas sobre el culo del menor.

Ambos soltaron un grito al mismo tiempo.


Namjoon se sentó de un golpe con los ojos abiertos al escuchar aquel grito. Se bajó de de la cama corriendo y tropezando en el proceso.

JIn y Hoseok se pegaron en la cabeza al querer separarse y después de girarse sobre ellos, empezaron a limpiar sus labios como si hubiesen chupado veneno. La puerta del cuarto se abrió de un golpe, entrando un Namjoon con una pistola en mano y señaló a ambos con aquel arma.

—¡Baja esa maldita pistola que no eres bueno para las armas-...—Gritó Jin muy alterado.

—Si, baja la arma antes de que-...—Namjoon apretó sin querer el gatillo, los presentes soltaron un grito y el morenó dio un brinco cayendo de espalda y por suerte aquel disparo solo apuntó a un jarrón de vidrio que se hizo añico—se dispare...

Jin se acercó al arma, poniendo el seguro y alejando a tiempo de su trabajador.

—¿Jefe, qué hace usted aquí?

—Dormí con Hoseok.

Namjoon contempló de un solo a su amigo y señaló al menor, luego al mayor e hizo un rostro de interrogativa. hizo una sonrisa ladina para enarcar ambas cejas de forma coqueta,Jin suspiró.

—No ese tipo de dormir, Kim Namjoon—gruñó Jin poniendo el arma sobre una mesa que se encontraba en el cuarto—¿No deberían estar preparando para su trabajo?

Jin salió del cuarto, se dirigió a la cocina, bajo la mirada de aquellos dos trabajadores. Namjoon se acercó a su amigo.

—¿Es mi imaginación o está más malhumorado de lo normal?

—¡Prepárense, ahorita!—alzó la voz aquel rubio desde la cocina.

—Sip, está muy malhumorado—se tocó los labios y entrecerró los ojos—¿Por qué mis labios están hinchados?

Jin escupió el agua al escuchar aquello y se tocó los suyos, imaginando lo peor.



Namjoon fue el primero en salir, ya se había puesto sus prendas y todo su perfecto traje de alumna, Jin pidió prestada una ropa de traje a Namjoon, que era casi su talla, dado que Hoseok era una talla más pequeño que él. El rubio estaba en la sala cuando vio salir a su trabajador Jung caminando de piernas abiertas y para nada sensual, nada delicado y tosco. Kim Seokjin quedó estupefacto.

—¿Qué demonios?—dijo este que se levantó de un solo sin salir de su sorpresa.

Hoseok se tiró un eructo y se arregló un poco la pita del sostén que se le había aflojado de su puesto, odiaba esa prenda de vestir, era muy incómoda y la consideraba innecesaria para una mujer, empezando con el hecho que le apretujaba su pecho y le dejaba marcado la piel.

—¿Qué pasa?—preguntó Hoseok extrañado.

—Dime que no has caminado de esa forma y actuado así.

—Solo he sido yo.

—Bien, eso es un gran problema—dijo algo gruñón Jin que le señaló de pie a cabeza—. Hagamos algo, trata de seducirme.

—¿Qué?

—Que me seduzcas, maldita perra.

Namjoon le dió un sorbo a su café con leche y se acercó, se sentó a lado de Jin y le hizo un ademán de ánimos a su amigo. Jung Hoseok se quedó en silencio.

Hoseok se sacó un poco su braga, tal vez debería cambiar un poco esas prendas interiores.

—No hay que ser tan dominantes-...

—Hazlo.

Hoseok se quiso acercar de forma sensual; pero no lo logró, tropezando, doblando sus pies y casi cayendo de lado. Se detuvo cuando estuvo enfrente de las piernas de su jefe, se hincó, sonriendo espléndido para batir a gran velocidad la pestañas Jin solo le contempló de forma seria y se cubrió la boca horrorizado.

—Eres un caso perdido. Ustedes dos, lo son.

El jefe se levantó, tomó un libro de grosor y pesado, agarró a Hoseok de la mano y le puso aquel instrumento sobre la cabeza.

—Quítate los tacones, aprenderás a tener equilibrio, no debes dejar caer el libro y también, saca un poco tu culo, espalda recta—golpeó la espalda de Hoseok, que soltó un chillido—, pon los pies en punta—el pelirrojo suspiró, obedeciendo—. Camina así de aquí hasta la pared, te regresas—contempló su reloj—, son las seis de la mañana, tu horario empieza a las ocho, por lo que tienes dos horas para corregirte.

Hoseok soltó un fuerte chillido cuando su jefe le ofreció una nalgada y se sentó de un solo en el sofá haciendo un ademán de que empezara. El pelirrojo contempló a su mejor amigo, que prefirió desviar la mirada, ofreciendo otro sorbo a su bebida mañanera.


El primer intento fue un fracaso. Hoseok se tambaleaba mucho y el libro se caía, una y otra vez. Jin incluso cuando perdía, le ofrecía una nalgada más fuerte que la anterior, según el, como estímulo y castigo.

—Jefe ¿Usted es dominante?—preguntó Hoseok mientras tenía sus manos en la cintura y tembloroso seguía caminando en puntillas.

Jin se mantenía con los brazos extendidos en el sofá, piernas abiertas y mirada penetrante.

—Alza la barbilla, maldita sea, no bajes la mirada, o pierdes el equilibrio—contempló a Namjoon—¿Tienes un metro?

—¡No con un metro no me pegue, ya me dió veinte nalgadas, además, soy algo plano y mi puto culo duele y no se diga de que me pican los huevos!—comentó algo horrorizado.

Jin frunció el ceño.

—¿Y a tí por qué te va a picar allí, acaso tienes piojos en ese lugar?

—No es eso, le quité el vello pubico—comentó con suma tranquilidad Namjoon.

Jin miró en sorpresa al moreno para luego enfocar su mirada en el pelirrojo.

—¿Y eso para qué o qué?—preguntó consternado, maldijo en bajo—.Concentrate Jung Hoseok, equilibrio, mentón elevado, espalda erguida...¡Hasta Namjoon sabe hacerlo!

—¡Namjoon porque se crió entre mujeres!

—Usaba los zapatos de mi mamá—comentó orgulloso el moreno como si fuera algo importante.

Jin puso los ojos en blanco. Se acercó a Hoseok, poniéndose atrás de él, acomodó sus manos sobre la cintura, aferrando un poco el culo de él sobre su vientre.

—Aprieta aquí—presionó sus manos, debes hacer que los tacones formen parte de tí, no dejes que ellos te dominen, tú dominalos.

Jin soltó la cadera de Hoseok y acercó los tacones. El pelirrojo suspiró, se los puso de mal humor, cuando ya los tenía puesto, se tambaleó un poco; pero se ayudó de la mano de Jin que hizo fuerza para que el ajeno no se fuera de bruces.

—Jefe...¿Ya puedo desayunar?

—No.

Jin puso un segundo libro sobre la cabeza ajena.

—Siéntete como alguien que va dominar, los tacones te hacen ver más esbeltos–comentó mientras su mano empezaba a bajar por la espalda del chico–, te levanta el culo—siguió y puyó el trasero y se hincó golpeando las pantorrillas de Hoseok—, tus piernas se ven más altas y...presiona primero punta y luego tacón. Mantén equilibrio. Sientete empoderada, ten confianza de ti mismo.

Hoseok lo contempló desde arriba, se cruzó de brazos.

—¿Y usted como sabe todo eso?

—¿No has visto los certámenes de belleza?—preguntó extrañado.

—¡Yo también lo veía por las mujeres que salen, muy hermosas, por cierto!—comentó divertido Hoseok.

—¿Te refieres a que todas son productos de belleza causada por cirugía y venden una falsa belleza a la sociedad?—preguntó Jin frunciendo el ceño.

—Si, si, además de eso—comentó Hoseok rascando tras su oreja—, pero si ellas se sienten bien así, no creo que haya problema—comentó señalando sus falsos bustos—¿Debería comprar unos más grandes?

—Jung Hoseok, volvamos al tema en que estamos, por favor—puntualizó el rubio.

Jin se alejó del chico, se pegó a la pared, dando un chasquido con los dedos para que el menor hiciera su trabajo. Hoseok respiró con profundidad.

Punta, talón, equilibrio, culo sacado, pechos falsos a la vista, espalda recta, quijada alzada.

—¡Me siento como una perra y empoderada!—dijo meneando las caderas y chasqueó sus dedos con mucho orgullo, sonrió cuando había logrado llegar a la pared, cerca de Jin.

—Que perra que perra, que perra mi amiga—cantó Namjoon moviendo su cabeza de lado a lado.

Jin se cruzó de brazos.

—¿Qué demonios escuchan ustedes?

—¡Lo hice, bien! ¡Lo hice bien!—Hoseok dio un gran salto y al no caer bien, se fue de lado, cayendo de forma estúpida en el suelo—¡Mierda!

—Incluso V de bangtan sabe bailar con tacones—dijo el hombre un tanto avergonzado y puso los ojos en blanco—. Levántate, ahora nos vamos.


Jungkook se contempló en el espejo de la oficina, se sentó, luego se paró, para de nuevo sentarse, buscando una posición sensual y dominante; pero no sabía cual dejar cuando su nueva secretaria entrara, porque con todas, se consideraba demasiado guapo—. ¡Dioses, se desmayara de mi belleza!—dijo cargado de su egolatría, puso una mano en la cabeza como si ser guapo fuera un dolor de cabeza.

El télefono personal sonó.

—CEO, su secretaria, ya llegó.

—Gracias hermosa.


Hoseok se bajó del carro de Jin en cámara lenta, el viento creo que se moviera de un lado a otro mientras empezaba a caminar de forma sensual, moviendo sus caderas de un lado a otro, un hombre que iba pasando en su bicicleta por la acera, al verle, se sintió hipnotizado, golpeándose con una barra de metal alzada. Hoseok ingresó al edificio, el sonido de su taconear, llamó la atención de hombres y mujeres.

Jin enarcó una ceja sintiéndose orgulloso de su trabajo.

La recepcionista bajó su mirada a su vientre, notando sus pocos rollitos e hizo una cara de desagrado, tomando rápido el espejo, para darse un retoque.

Hoseok posó su mano sobre la cadera, esperando que las puertas del ascensor se abrieran, a su cartera se le zafó la pita, el chico maldijo en bajo y se agachó. Las puertas del ascensor se abrieron dejando un culo bien paradito y un Jung Hoseok que sacudió su cabellera, tomando su cartera y se la puso con mucho cuidado sobre su hombro. Las personas del interior abrieron la boca y se hicieron a un lado, claro, siendo la mayoría hombres.

Park Bo Gum frunció el ceño cuando notó a todos los hombres salir del ascensor y sin dejar de ver a la nueva secretaria de Jungkook. Hoseok sonrió aliviado que podía ingresar, se metió con su pavoneo y tocó el botón, agachándose de más, Bo Gum entrecerró los ojos, desviando su mirada a otro lugar. 

Cuando las puertas del ascensor se fueron cerrando, los hombres empezaron a despedirse de Hoseok, que muy sonriente, hizo el gesto de adiós tirando un beso suculento.

Cuando las puertas se cerraron. Hoseok soltó un fuerte suspiro, dejando de meter su vientre y se sacó los tacones, olvidando que había alguien más allí dentro.

—Debe ser incómodo usar esos tacones ¿Cierto?—escuchó una voz algo divertida tras él.

Hoseok dio un respingo, se giró casi como la niña de la película el exorcista.

—¡Oh!

—Oh—respondió divertido aquel hombre.

—No me había percatado que usted-...

—Soy un hombre silencioso, supongo—dijo mirando al chico de pie a cabeza—, debo admitir que aunque seas una mujer bonita, si tienes a un jefe como Jeon Jungkook, usa un vestido más largo, cuando se agacha, se te ve la braga.

Hoseok bajó su mirada a su prenda.

—¡Ah, no, se me subió el vestido!—Hoseok bajó su vestido, llegando ahora hasta un centímetro arriba de las rodillas—ese tipo de tela se sube, hay vestidos que no parecen quedarse en su puestos y son algo rebeldes...este es uno de ellos.

—¿No sería más cómodo usar pantalones de traje?

—Es que...en un papel que me dieron, pedían que anduviera con faldas y vestidos, me fijé que todas las mujeres visten de la misma forma en este lugar ¿Es parte del uniforme?—preguntó poniéndose a la par de Bo Gum mientras el ascensor seguía subiendo—,yo vendría en pijamas si fuera mejor.

Park Bo Gum rió ante aquel comentario.

El hombre se quitó su saco y lo enrolló alrededor de la cintura de Hoseok.

—Así está mejor.

—Pero...¿Qué?

—No se preocupe, tengo más en la casa. También para evitar las malas miradas de personas irrespetuosas, hay tipos que toman fotos indecentes.

La puertas se abrieron. Bo Gum salió a su nivel e hizo un saludo de respeto como despedida que Hoseok correspondió.

Cuando las puertas se cerraron, el oficial quitó su sonrisa de un golpe, se quitó aquel saco y lo olfateo, buscando algo rápido en los bolsillos, por si había alguna pista; pero nada. Hizo una mueca, para ponerlo de nuevo alrededor de su cintura las mangas largas, atando.

Se abrieron las puertas y Jeon Jungkook ya se encontraba afuera, esperando por él.

—Cinco minutos más tarde de la hora que-...

—No empieces, vine lo más rápido que pude, no puedo decirle a los carros que vuelen—comentó Hoseok saliendo,empezó a caminar en el pasillo y sacó la agenda personal de Jungkook—, según las anotaciones, tiene una reunión dentro de diez minutos con unos-...

—No iré.

—¿Qué?—preguntó de un solo Hoseok, que se giró sobre sus talones, contempló a Jungkook.

—Estas reuniones son aburridas, además puede ir el vicepresidente como representación mía ¡Se me acaba de antojar unas ricas donas rellenas!

—Debe estar de joda.

—Las quiero en unos treinta minutos.

Se hizo un silencio, Jungkook puso una mano sobre la pared del pasillo, la otra la acomodó sobre su frente como si le doliera la cabeza.

Hoseok rió con amargura, mordió el interior de su mejilla, se acercó al CEO.

—Según los datos que me dió su madre, cualquier cosa dulce, empezando con donas y postres están prohibidos en su dieta alimenticia. Dentro de diez minutos tiene una cita—Hoseok sacó un papel del interior de su cartera—, este es su discurso, se lo aprende o me dejará en claro que usted es un idiota e hijo de papi que solo heredó la empresa porque no había otra mejor opción.—le miró de pie a cabeza—, si crees que soy el tipo de mujer que le puedes ordenar lo que desees, que me abriré de piernas a tí o me llevarás a la cama, dejame decirte... que te equivocaste de mujer—Hoseok le puso aquel papel en el pecho a Jungkook con tanta fuerza, que lo hizo soltar un chillido—. Jefecito.

Dicho aquello Hoseok se dirigió a la oficina, para acomodarse en su nuevo escritorio, que para su mala suerte, se mantenía en el mismo lugar que Jungkook. Adentro.

—¡Solo bromeaba, claro que iba ir a la reunión!—rió algo nervioso el joven empresario siguiendo a Hoseok, bajó su mirada al trasero ajeno—¿No te verías mejor sin ese saco feo?

—¿Para que así me veas el culo?

—¿Qué? ¡No, claro que no!—negó fingiendo indignación—, solo un poco....

Hoseok le miró con mal humor, ingresando a la oficina, cerrando la puerta frente al joven CEO. Jungkook apretó los labios—. Está bien, es una chica dificil, me gusta—se animó ingresando a su oficina.

Hoseok se sentó en una esquina donde se mantenía su escritorio, dejó la cartera a un lado para sentarse, dado que el escritorio no tenía un protector delantero, se le podían ver su ropa interior, por lo que actuando con ingenio (Al notar que Jungkook bajó un poco su mirada a sus piernas) se puso el saco sobre ellas, impidiendo que se viera algo más.

¿Pero qué estaba mal con ese idiota? parecía animal en celo.

Jungkook maldijo y Hoseok sonrió con sarcasmo.

—Jefe, en diez minutos tendrá una reunión con unos empresarios importantes de exportadores de aromas, provenientes de suramérica—Hoseok tomó otro papel, se acercó a Jungkook, dejando sobre el escritorio—,investigué un poco de ellos, como sus bebidas preferidas, información de sus mejores productos, entre datos importantes que rondan entre gustos y opiniones, para que trate de congeniar con ellos y dar una buena impresión.

Jungkook se sentó en su escritorio, abriendo el papel que debía repasar en esos diez minutos, subió su mirada, contemplando aquel rostro y tragó duro, sintiendo un extraño sentimiento. Hoseok se alejó del escritorio, apretando los dedos cuando sintió aquella fuerte mirada que le recorrió todo el cuerpo.

—Y no me vea el culo, gracias.

Dijo de último sentándose y tomando el saco para cubrirse de nuevo. Maldijo cuando la pita del sostén se deslizó de nuevo por su hombro, por lo que se la acomodó con disimulo.

Otra cosa que Jung Hoseok odio, los malditos sostenes.

Empezaba hacer una lista de las cosas incómodas que una mujer usaba en su diario vestir, incluso llegó analizar que la mayoría de prendas era más estética, no estaba mucho para la comodidad de una mujer. Suspiró para empezar en su trabajo.


Kim Namjoon estaba anotando en su cuaderno, cuando escuchó la puerta abrirse, ingresando una pelinaranja teñida, piel blanca, con pecas y lentillas grises, esbelta con una minifalda y su bolsón arrastrando. La chica parecía masticar un chicle, hizo una bomba para luego hacerlo explotar al apretar sus labios.

—Kim Hyuna...—habló la maestra cruzando de brazos—, hasta que por fin aparece.

La chica ingresó sin humor alguno, se sentó atrás del escritorio de Namjoon y levantó ambas piernas sobre la tablilla.

Namjoon se puso rígido ante aquella nueva presencia tras él.

—¿Eres nueva?—preguntó ella mirando a Namjoon con una ceja arqueada.

Namjoon afirmó un poco, de forma tímida.

—Ten cuidado, aquí en este colegio nada es lo que parece...bienvenido al mundo de las hienas—y dicho eso, la chica sacó el chicle de su boca para tirarlo sobre el cabello de otra chica que Namjoon no le había tomado mayor importancia—,la hipocresía, es el pan de cada día.

Dicho aquello, Kim Namjoon frunció el ceño, miró a su derecha, notando un rostro asomarse por la pequeña ventanilla de la puerta, sus vellos se erizaron cuando unos ojos azules y un pelo castaño, le entregaron una mirada de recorrido para después alejarse en silencio.

Si, nada era lo que creía en ese lugar, debía tener mucho cuidado.

Holi, muchas gracias por su apoyo~~~~~

[Cualquier error de ortografía, redacción, se corregirá cuando el fanfic pase a edición]

¡Recuerden el lema de la familia!

∞¡Somos sol que calienta; pero no quema 7w7r!∞

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