C.31(FINAL)
Hoseok contempló como la lluvia caía por aquel edificio donde se encontraba el piso donde ahora daba clase de baile, la lluvia le parecía tan melancolica como hermosa, creía que era una combinación extraña; pero le recordó a esa relación que él y Jungkook mantuvieron. ¿Cuántos años habían sido desde que vió a su amado? Solo podía recordar la sangre que tuvo de él en aquella noche fría. Sus sueños se habían cumplido, ambos habían encontrado la liberta, aunque de diferentes maneras.
Solo uno de ellos había logrado cumplir sus sueños, el sueño de ser lo que tanto anhelaba. Y realmente Jungkook pareció hacerlo todo a la perfección después de su despedida. El peli naranja se limpió las lágrimas mientras lloraba. Jungkook ya le había comprado una casa, un piso de edificio donde podría dar sus clases de bailes hasta depositó una buena cantidad de dinero en su cuenta, todo para él. Parecía que aún lo protegía a lo lejos. Y Hoseok quería pensarlo, que su ángel de la sombras aun seguía cuidándole.
Y realmente no se arrepentía de haber amado a un hijo del diablo, realmente no lo hacía, Jeon Jungkook había sido lo mejor que se le pudo cruzar por su vida. Se puso su saco de cuero, se dirigió apagar la música para prepararse. La puerta del aquel salón de baile se abrió.
—¿Y se vá maestro Hoseok?—preguntó una jovencita con una amable sonrisa, el afirmó—¡Habrán clases mañana!. ¿Verdad?—preguntó aquella chica.
—Por supuesto que sí y más vale que vengas—dijo este entregándole su sonrisa amable—¡Y no vengas tarde!—le regañó cariñoso de último.
—¡Si profe!—dijo ella saliendo de nuevo por aquella puerta.
Hoseok se terminó por cubrir bien, tomó las llaves del carro, para luego las del salón. Se fue caminando por aquel pasillo, trayéndole un recuerdo de aquel día que tuvo sexo con su chicho chicloso sobre un escritorio, desde ese día, un escritorio ni le pareció lo más sano posible. Dejó las llaves del salón de baile con la recepcionista, quien acarameló sus ojitos al verle, y él seguía teniendo los mismos efectos, de hacer qu cualquiera caiga ante sus hermosos encantos y dulzura.
Pero sus encantos y sonrisa ya no eran para nadie, se los había guardado para alguien especial. Bajó las escaleras, una llamada a su celular se hizo presente; pero él no hizo caso, pero otra llamada cayó de nuevo. El mayor salió por la puerta, tomando su sombrilla, se acercó al carro. Una tercera llamada lo hizo reaccionar, tomando el celular en sus manos.
" La lluvia me recuerda muchas veces a sus lágrimas, es triste, me siento agobiado"
Hoseok creía que era una mala broma lo de aquel mensaje, era un número muy antiguo el cual ya ni siquiera estaba disponible, pensando que talvez era Yoongi; pero su amigo no sería tan perverso para hacerte tal broma cruel, sobre todo cuando se trataba de ese chico a quien le entregó su corazón.
Un viento fuerte hizo que la sombrilla saliera volando a la calle, y el mayor solo entregó un suspiro, dejando que la lluvia le empapara. Contempló aquel día nubloso, bueno, una caminada bajo la lluvia no hacía mal, podía llorar junto a ella y nadie se daría cuenta de las lágrimas que le hacían compañía a su soledad y despedida dolorosa.
Dejó su carro sin importarte, preguntándose porque las almas más nobles siempre tenían que sufrir, los cuentos de amor siempre los pintaban como miles de maravillas, todos eran felices, terminaban juntos, cumplían sus sueños, envejecían juntos; pero la realidad era totalmente distinta, el mundo no siempre le daba las bendiciones a los que pueden dejar una huella de bondad en este mundo. Hoseok creía que seguramente la maldad del hombre siempre había sido la causante del mal de los inocentes, y era sí, realmente lo era.
Porque para él, Jeon Jungkook no nació siendo un hijo del mal, fue como todo un bebé, abriendo sus ojos, pensando que su vida sería placentera, pero cuando las garras de los adultos se apoderaron de ellos, entonces e allí que el caos sumergió. Los niño son almas bondadosas, los adultos son seres egoístas que muchas veces no piensan en las consecuencias. Así como lo hizo su padre bastardo, viviendo de los placeres para dejarles las maldiciones y el dolor.
Dejó de caminar cuando un Lamborghini pasó a su lado derecho, por aquella calle y suspiró, todo le recordaba a él, era simplemente tan perfectamente maldito, si esque pudiera decirlo.—Le dije que no llore junto a la lluvia, ella puede incluso hacerlo sentir peor—escuchó una voz tras él. Hoseok se giró con lentitud, creyendo que debía estar alucinando. Se quedó quieto al contemplar un rostro completamente empapado, con un traje mojado por igual y unas flores. Las lágrimas de Hoseok se hicieron presentes y desvió la mirada en ese momento.
—Pensé...que te había perdido aquella noche.
—El hijo del diablo no muere de una manera tan cobarde.—comentó Jungkook acercándose a su chico.
—Tres malditos años...y no me llamaste. ¡Ni siquiera una llamada!.—alzó un poco la voz.—lloré tu luto cada día.
—Usted le lloró a una persona que ya no existe Musa, esa persona murió tres años atrás.—comentó el menor acercándose un poco más mientras aquella lluvia seguía empapándoles.
—¿Porqué andas vestido así?.—preguntó Hoseok extrañado mientras las frías manos de aquel chico se reposaban sobre su rostro.
—Porque...es así como iba vestido el día en que morí...tiene que saber que yo siempre lo amaré Musa.
—No...me dejes de nuevo por favor. Jeon Jungkook, te lo pido—pidió Hoseok tomando aquella mano mientras reposaba su mejilla sobre ella, llorando.
—Nunca lo dejé Musa, siempre estuve con usted, talvez no mi cuerpo; pero si mi mente y mi alma. Siempre lo dije que lo respetaría y amaría en el más allá.
—Siempre he querido saber...¿Por qué, hablas como si fueras un...romántico?.
—Cuando era pequeño, tenía problemas para hablar, se burlaban de mí, por lo que opté meterme en una biblioteca, aprendí a comparar muchas cosas, fue así como...terminé con esta maña extrañeza. Es un poco hostigante. ¿Cierto Musa?.
—No, creo que es magnifica.
Jungkook alzó la mirada contemplando el cielo y sonrió ante lo ironico que podía ser la vida, los momentos de encuentros y pasionales siempra pasaban bajo la lluvia. Entonces cuando los labios de Hoseok se acercaron a él, el simplemente se dejó besar, dejando caer el ramo al suelo, para tomar al mayor de su cintura y levantarlo. Tres malditos años en que había anhelado tanto besar esos labios y estar tan cerca de su Musa y por fin, ambos esta vez si estarían a estar juntos.
—Te amo...como no tienes idea—dijo Jungkook abrazandole.
—¿Ahora me tuteas?.—dijo sorprendido Hoseok entregándole otro beso.
—Creo que ya podemos tener la suficiente confianza; pero aún así, seguire tratándolo de "Usted" es mi honor...creo que la lluvia es hermosa si usted se encuentra conmigo...puede seguir limpiándole las lágrimas, porque..usted no volverá a llorar, Musa.
—¿Sigo siendo tu musa?.—dijo Hoseok recostando su cabeza sobre el hombro de su chico.
—Si...desde el principio y hasta el final, siempre será mi Musa.
—Es un honor...ser tu musa Jeon Jungkook.
Porque el hijo del diablo, había muerto hace tres años, cuando la bala atravesó su cuerpo recordándole lo que era además del dolor interno, el físico. La luna lo perdonó y le permitió ser de nuevo una nueva persona, él ahora naciente joven de la luz, había conocido la muerte y le había ganado, porque a pesar de estar en unos meses en coma, así como las leyendas se hacen, se recordaba que aún no podía morir, porque había alguien que amaba...alguien por vivir.
Hoseok tomó el ramo para oler aquellas rosas, le sonrió a su pareja, para luego ir juntos bajo aquella lluvia y sonrió feliz, libre. La felicidad no siempre llegaba en el momento en que uno lo quería, algunos les llegaba tarde; muchas veces se disfrazaba de una oscuridad, para convertir a alguien débil en una persona fuerte; pero como fuese la felicidad estaba en cualquier lado del mundo, hasta en las cosas más mínimas, en una flor, en el agua, en el cielo, en el sol o en una persona...pero primero, uno siempre debía encontrar el inicio de esa felicidad, y Hoseok lo había encontrado, en el nuevo ser que ahora vivía en la luz junto a él...encontró su felicidad en Jeon Jungkook y el antiguo hijo del diablo, encontró su libertad, en su Musa.
FIN
¡Gracias a todos los que me acompañaron en esta historia!. También no saben lo feliz que me hicieron con sus estrellitas y comentarios, las lectoras fantasmas ^///^ y a las que me ayudaban en mis errores ortográficos, eso lo aprecio a morir :''v . Sus votos y comentarios me dieron motivos para seguir adelante y escribiendo, ahorita este fanfic es quien ha recibido mucho amor. <3 . Gracias por brindarle una oportunidad a este Junghope, ahh...me gustaría darles una galaxia a cada una como muestra de mi afecto; pero solo puedo hacerlo a través de la escritura, solo así puedo expresarme. ^U^
¡Recuerden el lema de la familia!
∞Somos sol que calienta; pero no quema 7w7r ∞
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